C-613-09

Sentencias 2009

    Sentencia C-613-09  

INHIBICION  DE  LA  CORTE  CONSTITUCIONAL POR  INEPTITUD  SUSTANTIVA DE LA DEMANDA-Ausencia de certeza  y especificidad en los cargos de inconstitucionalidad   

ACCION        PUBLICA        DE  INCONSTITUCIONALIDAD-Requisitos           de  procedibilidad   

DEMANDA   DE   INCONSTITUCIONALIDAD   POR  VULNERACION         DEL         PRINCIPIO        DE        IGUALDAD-Requisitos   

Referencia: expediente D-7623  

Demandante:   Diter   Raúl   Castrillón  Oberndorfer   

Demanda  de  inconstitucionalidad  contra  el  numeral 8° (parcial) del artículo 3° de la Ley 1274 de 2009.   

Magistrada Ponente  

Dra. MARÍA VICTORIA CALLE CORREA  

Bogotá,  D.C.,  dos (2) de septiembre de dos  mil nueve (2009)   

La Sala Plena de la Corte Constitucional, en  cumplimiento  de  sus  atribuciones  constitucionales  y  de  los  requisitos  y  trámite  establecidos  en  el  Decreto 2067 de 1991, ha proferido la siguiente,   

SENTENCIA   

I. ANTECEDENTES  

En   ejercicio   de  la  acción  pública  consagrada  en  el  artículo  241 de la Constitución, el ciudadano Diter Raúl  Castrillón  Oberndorfer  presentó  acción de inconstitucionalidad para que se  declare  inexequible  el  numeral 8° (parcial) del artículo 3° de la Ley 1274  de 2009.   

II. NORMAS DEMANDADAS  

A continuación se transcribe el texto de las  normas acusadas, resaltando las partes demandadas:   

Ley 1274 de 2009  

por la cual se establece el procedimiento de  avalúo para las servidumbres petroleras   

“Artículo   3.  Solicitud   de  avalúo  de  perjuicios.  Agotada  la etapa de negociación directa sin que hubiere acuerdo sobre el valor  de  la  indemnización  que  deba pagarse por el ejercicio de las servidumbres o  sin  que  hubiere  sido  posible  dar el aviso formal al propietario, poseedor u  ocupante  de los terrenos o al dueño de las mejoras, por lo menos dos (2) veces  durante  los  veinte  (20)  días  anteriores  a  la  solicitud  de  avalúo  de  perjuicios,  el  interesado  presentará  ante  el  Juez  Civil  Municipal de la  jurisdicción  donde  se encuentre ubicado el inmueble, la solicitud del avalúo  de  los perjuicios que se ocasionarán con los trabajos o actividades a realizar  en  ejercicio  de  la  servidumbres  de  hidrocarburos,  la  cual contendrá los  siguientes requisitos:   

   

1.   Nombre  y  prueba  de  existencia  y  representación del interesado.   

   

2.  Copia del título o documento en el que  consten  los  derechos  a  explorar,  explotar  o  transportar hidrocarburos del  interesado.   

   

3.  Ubicación del inmueble o predio objeto  de  las  servidumbres  de  hidrocarburos y la identificación del área a ocupar  permanente  o  transitoriamente con los trabajos de exploración, explotación y  transporte   de   los   hidrocarburos,  sus  linderos  y  la  extensión  de  la  misma.   

   

4.  Identificación  y  descripción de las  construcciones,  cercas,  cultivos,  plantaciones, pastos y mejoras que resulten  afectadas   con   la   ocupación   y   el  ejercicio  de  las  servidumbres  de  hidrocarburos.   

   

5.  Constancia  de  la  entrega del aviso o  prueba de la imposibilidad de su entrega.   

   

6.  Descripción  de  las  actividades  a  adelantar en los terrenos a ocupar.   

   

7. Identificación del dueño u ocupante de  los  terrenos  o  de  las  mejoras  y  lugar  donde  puede  ser notificado de la  solicitud.   

   

8.  Recibo  de consignación a órdenes del  Juzgado  de la suma correspondiente al valor del avalúo comercial realizado por  el  Instituto  Agustín  Codazzi  o por un profesional  adscrito  a una agremiación de lonja de la jurisdicción del predio debidamente  reconocida,  como  depósito  judicial  a  favor  del  propietario,  poseedor  u  ocupante  de  los  terrenos  o de las mejoras por los  perjuicios    a    ocasionar    con   la   ocupación   y   ejercicio   de   las  servidumbres.   

   

9.  Copia  del  acta  de  la  negociación  fallida”.   

   

III. DEMANDA  

Diter Raúl Castrillón Oberndorfer presentó  acción  de  inconstitucionalidad  contra el numeral 8° (parcial) del artículo  3°  de la Ley 1274 de 2009, por considerar que dicha norma viola los artículos  13, 26 y 333 de la Constitución Política.   

1. Partiendo de la base de que en Colombia no  existe    la    profesión    de    ‘avaluador’, y  que,    por    tanto,    ésta    ha    de    ser    considerada    ‘una ocupación, arte u oficio de libre  ejercicio’ a lo largo del  territorio,  el  demandante  considera  que  la  norma  impide a los avaluadores  desempeñarse  como tales en lo que respecta al avalúo de los perjuicios de las  ‘servidumbre  petroleras’ por cuanto les  exige  estar  adscritos  ‘a  una   agremiación   de  lonja  de  la  jurisdicción  del  predio,  debidamente  reconocidas’.  Esto,  a  juicio  del  demandante, implica que un proyecto petrolero de este tipo no puede  contar  con  un  solo  avaluador,  sino que debe recurrir a varios de ellos. Tal  situación,  considera,  conlleva  una  violación  de  la  libertad  de ejercer  profesión  u  oficio,  contemplada  en  el  artículo  26  de  la Constitución  Política. Dice al respecto la demanda,   

“No  existe  en  Colombia la profesión de avaluador (ver sentencia C-1265 de 2000).   

La   acreditación   no   implica   crear  profesiones,  como  sería  la  del avaluador, cosa que sólo puede hacer la Ley  que puede exigir títulos de idoneidad.   

Si algún día el Congreso legisla sobre la  materia  y  crea la profesión de avaluador en Colombia determinará cuál será  el  organismo  de  acreditación.  Curiosamente  hoy  conviven legalmente el RNA  público  en  la  Superintendencia  de Industria y Comercio trasladado al ONAC y  muchos RNA privados.   

         […]   

Al no existir la profesión de avaluador, la  actividad    valuatoria    en    Colombia    está    dentro   de   ‘las  ocupaciones, artes y oficios que  no  exijan  formación  académica  son  de  libre ejercicio, salvo aquellas que  impliquen     un    riesgo    social’ (art. 26, CP)   

Si   la   actividad   valuatoria  es  una  ocupación,   arte   y   oficio   es   de   libre   ejercicio,  es  abiertamente  inconstitucional  que  la  Ley  diga  que … un avalúo sólo lo puede hacer un  profesional,   (que  no  existe),  adscrito  a  una  agremiación  de  lonja  de  jurisdicción del predio.   

         […]   

A  título  de  ejemplo, cualquier médico,  abogado,  economista, arquitecto, ingeniero, odontólogo, ecólogo, secretaria o  periodista,  puede  ejercer  su  profesión  en  cualquier  parte del territorio  nacional  sin  limitación  alguna,  eso  sí,  si  es  graduado y matriculado o  acreditado dentro de su profesión.   

Y  si es una ocupación, arte u oficio como  la   del   carpintero,  albañil,  hojalatero,  pintor,  tornero,  peluquero,  o  estilista,  celador,  guardaespaldas, cosechero, conductor, buldocero, soldador,  mecánico,  montallantas,  maromero,  etc.,  el ciudadano se puede desplazar por  todo  el  territorio  nacional  en busca de trabajo y remuneración digna, no se  entiende  porqué  sólo al avaluador se lo limite a ejercer su ocupación, arte  u  oficio  dentro  de los límites de una jurisdicción por donde pase un tubo y  él  viva  o  actúe  como avaluador local, tal como lo ordena la Ley 1274 en el  texto  que  demando como inconstitucional. Los otros avaluadores que cubre otras  partes  del  territorio nacional, con iguales o mejores conocimientos, así sean  vecinos, quedan automáticamente por fuera.   

         […]   

Para  la  ilustración  de  la  Corte no se  entiende   que  si  un  oleoducto,  poliducto  o  gasoducto,  cruza  por  varios  departamentos,   -como  hoy  ocurre-,  los  avaluadores  que  van  a  tasar  las  servidumbres  y  perjuicios  tengan que ser diferentes para cada tramo que cruce  un departamento.   

Si va del Casanare, pasa por Boyacá, Meta y  Cundinamarca  como  un  ejemplo,  o  por  Casanare,  Arauca, Norte de Santander,  Magdalena,  y  bolívar,  para  cada  tramo  hay  que  nombrar un perito de cada  jurisdicción, si se entiende como tal a un departamento.   

Se perdería la posibilidad de una unidad de  criterio.   

Sería  tan  absurdo  como pretender que el  trazado  de una carretera que cruzara por varios departamentos fuera obligatorio  que  el diseño de cada tramo tendría que encargarse a los ingenieros inscritos  en  las  Sociedades de Ingenieros de cada departamento y no podría encargarse a  una  firma  consultora  con  sede  en  Bogotá,  Medellín,  Cali,  Cartagena  o  cualquier  ciudad  o  pueblo  de  Colombia,  o  aún del exterior, si se aplican  tratados  internacionales.  Hoy  ingenieros  colombianos  diseñan  y construyen  vías,  represas, edificios, centrales hidroeléctricas, redes de ingeniería en  Panamá,    Costa    Rica,    República    Dominicana,    Perú,    Ecuador   y  Brasil.   

El tema sería más espinoso si se lleva al  extremo  la  interpretación  del  término  jurisdicción  que la Real Academia  define,       -entre       varias       definiciones-,      al      ‘territorio  en que un juez ejerce sus  facultades   de   tal’,  porque  ya  habría  que  buscar  al  avaluador  profesional, -que legalmente no  existe-,  en  cada  municipio  por  donde  pasa  la  tubería. Sería cosa de no  acabar.  En  el  artículo  4°  de  la  Ley  1274  de  2009 se establece que la  autoridad  competente  para  conocer la solicitud de avalúo de las servidumbres  de  hidrocarburos  será  el  Juez  Civil Municipal de la jurisdicción donde se  encuentre  ubicado  el  inmueble  que  deba soportar la servidumbre.”   

2.  En segundo lugar, considera que la norma  en  cuestión  desconoce la libertad de competencia (art. 333, CP) al limitar el  ejercicio  de  la  actividad  de  avaluador  de algunos ciudadanos, mientras que  “(…)  profesionales  en otras ramas o no profesionales, ejercemos en todo el  territorio    nacional.”    Al    respecto,    el    demandante    añade   lo  siguiente,   

“Quienes,  como  el suscrito, actuamos en  Colombia  como  avaluadores, nos vemos obligados a conocer y a estar al día con  todas las normas aplicables a nuestra ocupación, arte u oficio.   

Así conocemos el texto del Decreto 2474 de  2008  reglamentario  parcialmente  de  la  Ley  80 de 1993 y la Ley 1150 de 2007  expedido  el  7 de julio de 2008, que en su artículo 83, segundo párrafo sobre  avalúos  comerciales  para  arrendamientos y adquisición de inmuebles para las  entidades estatales reglamenta así:   

‘Para efectos de  la  adquisición  de  inmuebles, las entidades estatales solicitarán un avalúo  comercial  que  servirá  como base de la negociación. Dicho avalúo podrá ser  adelantado  por  el  Instituto  Geográfico  Agustín  Codazzi  o  por cualquier  persona  natural  o  jurídica de carácter privado, que se encuentre registrada  en el Registro Nacional de Avaluadores’   

Hoy  la función de registro de solicitudes  de  avaluadores  que  llevaba  la  Superintendencia  de Industria y Comercio fue  trasladada  a  la  ONAC  (Organismo  Nacional  de  Acreditación de Colombia por  mandato del Decreto 4738 de 2008, diciembre 15).   

Para el suscrito es un texto simple, claro,  que  no  habla  de profesionales ni de jurisdicción, que ojalá hubiera sido el  texto expresado en la Ley. Pero lamentablemente no fue así.   

Sé  que  una  cosa  es  una  Ley y otra un  Decreto reglamentario de una Ley.   

Lo  que  un Ingeniero Civil no entiende muy  fácilmente  es  por  qué el Estado dicta tantas normas sobre una misma materia  que   a   veces  no  son  coherentes  y  muchas  otras  son  contradictorias.”   

“En  cuanto  rompe  con  el  principio de  igualdad  que  tenemos  todos  los  ciudadanos  a  ejercer  nuestra  profesión,  ocupación,  arte  u  oficio  al  discriminar  que para hacer el avalúo de unas  servidumbres  y  perjuicios  sólo  lo pueda hacer un profesional adscrito a una  agremiación  de Lonja de la jurisdicción del predio (objeto de servidumbre y/o  perjuicios).   

La norma legal debe ser universal  y no  discriminatoria.   

Además, al mencionar a un profesional, que  como  ya  expresamos  en  el  campo  de  los  avalúos  no  existe legalmente en  Colombia,  deja  por  fuera  a  las  personas jurídicas que también ejercen la  actividad  valuatoria,  con  gran capacidad y responsabilidad a nivel nacional e  internacional  como es el caso de la firma INDIRICO SA que legalmente represento  y  que  únicamente  se  dedica  a la actividad valuatoria en todo el territorio  nacional.   

Concretamente, para el gasoducto Cimitarra  (Santander)    Puerto    Berrío    –  Medellín  (Antioquia)  en  el  pasado  y  recientemente  para el  gasoducto  de  Barbosa (Antioquia) a Copacabana, Guarne, Rionegro y Marinilla en  el  Departamento  de  Antioquia  que  entre  ambos cruzan la jurisdicción de 11  municipios    hicimos    estudios   valuatorios   para   una   empresa   privada  multinacional.   

Los   señores  magistrados  se  podrán  imaginar  lo que habría sido el problema de contratar once avaluadores, uno por  cada   municipio,   cada  uno  con  sus  propios  análisis  y  criterios  y  la  interpretación  de  once  informes diferentes por parte del cliente que debe al  final  de  cuentas  negociar  y/o  enfrentar a los propietarios de los lotes que  serán objeto de servidumbre y/o perjuicios.”   

IV. INTERVENCIONES  

1.   Ministerio  de  Minas  y  Energía   

El  Ministerio de Minas y Energía, mediante  apoderado,  participó  en el proceso de la referencia para solicitar a la Corte  Constitucional  que  declare exequible la norma demandada. A su juicio, la norma  acusada  no  viola  la  libertad  de  ejercer  profesión  y oficio, la libertad  económica ni el principio de igualdad.   

1.1. En la primera parte de su intervención,  el  Ministerio  considera que no existe vulneración alguna a los artículos 24,  25  y  26  de la Constitución Política, por considerar que la exigencia que la  ley  contempla al ejercicio de los avaluadores, a propósito de las servidumbres  petroleras,  no  tiene  por  objeto  regular  dicha  profesión  u  oficio, sino  establecer  condiciones  razonables  para  su ejercicio en ese caso específico.  Mal  puede entenderse que se trate de una violación al ejercicio de la libertad  de ejercer profesión u oficio.    

A  juicio  del Ministerio, la jurisprudencia  constitucional  no  ha  expresado  que  la  profesión  de  avaluador no exista,  “(…)  todo  lo  contrario,  la  corporación  manifiesta  que  por  ser  una  profesión  u  oficio  no  calificada  por  la  ley  como  de  riesgo social, su  ejercicio  es  libre.”  Considera  que  el legislador, en ejercicio de su  libertad  de  configuración  normativa  en materia de procedimientos judiciales  “consideró  prudente, pertinente y conveniente que el avaluó comercial fuera  realizado       por       un      ‘profesional   adscrito   a   una   agremiación   de   lonja  de  la  jurisdicción       del      predio      debidamente      reconocida’  en tanto busca garantizar que dentro  del   proceso  de  solicitud  de  avaluó  actúen  y/o  participen  avaluadores  calificados  y cualificados y que pertenezcan a una agremiación de la lonja que  garantice   su   responsabilidad,  su  confiabilidad  y  profesionalismo.”  El  Ministerio  sostiene  que  la  imposición  de servidumbres petroleras obedece a  razones  de  utilidad  pública  e interés general. Por lo tanto, considera que  “(…)  el legislador está en toda la libertad de establecer los requisitos y  trámites  necesarios  para  el  avalúo de los prejuicios que se causaran a los  predios.  En  ese  orden de ideas, el legislador puede establecer limitaciones y  restricciones  que  garanticen  el interés general y la utilidad pública sobre  el  interés  particular,  es  decir  el legislador entiende que por tratarse de  bienes  de  interés general y utilidad pública se requieren mayores requisitos  en  la avaluación, sin que con ello se estén vulnerando derechos fundamentales  a  la  libertad  de  escoger  profesión  u  oficio, al trabajo a la libertad de  desplazamiento  en  el  territorio nacional, pues como se dijo, libertades deben  ceder  ante  el interés general en este caso.  ||  Bajo este contexto  podríamos  entender  que  por tratarse de un proceso o solicitud ante autoridad  judicial  que se realiza en aras de utilidad pública e interés general, existe  un  mayor  riesgo  de  orden  social  y  en  consecuencia  puede  el  legislador  establecer  en  el  presente  caso  requisitos  especiales  a  la  actividad  de  evaluación,      sin      que     por     ello     se     vulneren     derechos  fundamentales.”   

Para  el   Ministerio, “(…) es más  que  evidente  que  la  ley  1274  de 2009 establece restricciones en virtud del  interés  colectivo  pues  se  trata  de  la  avaluación  en virtud de utilidad  pública  de  servidumbres  de  hidrocarburos,  en  consecuencia  se habilita al  legislador  para disponer de medidas que permitan garantizar el interés general  sobre  el  interés  particular, pues la libertad de ejercer profesión u oficio  no  es  absoluta  y, por el contrario, el ordenamiento jurídico (la ley) plasma  respecto   de   ella   importantes   restricciones,   en   guarda  del  interés  colectivo.   ||   De  esta  manera,  no  es  absurdo que el legislador  establezca  que  quien  ejerce  la  profesión  y oficio de avaluador debe estar  adscrito  a una agremiación de lonja de la jurisdicción del predio debidamente  reconocida,  para efecto de avaluar las servidumbres de hidrocarburos que son de  utilidad pública.”   

1.2. En la segunda parte de su intervención,  el   Ministerio  sostuvo  sucintamente,  que  tampoco  hay  desconocimiento  del  principio  de  igualdad  (art.  13)  o de la libertad de competencia (art. 333).  Afirmó  que  “[d]e  modo  alguno  el  aparte demandado de la Ley 1274 de 2009  vulnera  el  derecho a la libre competencia y a la igualdad, pues por razones de  utilidad  pública  e interés general, el legislador prefiere que quien realice  la  avaluación  de la servidumbres de hidrocarburos se encuentre inscrito en la  lonja  de  la  jurisdicción  del  predio.  Así las cosas, no se pude hablar de  vulneración  al  derecho  al  trabajo,  a la libre competencia y a la igualdad,  pues  la  actividad  de  evaluación en general no se impide y/o obstruye con la  disposición   del   legislador.”  De  esta  manera,  solicita  descartar  los  argumentos del demandante.   

2. Ministerio de Educación  

El   Ministerio   de  Educación  Nacional  participó   en   el  proceso  de  la  referencia  para  solicitar  a  la  Corte  Constitucional  que  se inhiba de pronunciarse de fondo en el presente caso, por  ‘ineptitud  sustantiva de  la  demanda’. A su parecer,  “[e]n  la  demanda  no  se indicó la oposición objetiva y verificable de las  normas  acusadas”,  tal  como  lo  ha exigido reiteradamente la jurisprudencia  constitucional.  Afirma  que  “(…) el demandante no explica en forma clara y  precisa   cómo   es   que   los   artículos   acusados   desconocen  la  Carta  Política.”   

3.   Agencia  Nacional  de  Hidrocarburos,  ANH   

El Jefe de la Oficina Jurídica de la Agencia  Nacional  de  Hidrocarburos  participó  en  el  proceso  de  la referencia para  defender  la  constitucionalidad  de  la  norma  acusada  por  el demandante. Su  posición  se  funda  en  considerar  que  la  medida es razonable, en términos  constitucionales,  y  que no anula o regula de manera significativa el ejercicio  de las personas dedicadas al avalúo.   

3.1.  En  primer lugar, la Agencia considera  que  la  exigencia  prevista  en  el numeral 8 del artículo 3°  de la Ley  1274  de 2009, “(…) no desborda la competencia constitucional del legislador  y  tampoco  desconoce  los  criterios de razonabilidad y proporcionalidad, a los  cuales  se  ha  ceñido  el  legislador  en  el caso concreto.” Justifica esta  afirmación con las siguientes palabras,   

“El  legislador  revistió  de validez y  eficacia  los  avalúos  comerciales  realizados privativamente por el Instituto  Agustín  Codazzi o por un profesional adscrito a una agremiación localizada en  la  jurisdicción del predio, objeto de servidumbre. Pues bien, la norma permite  al  referido  instituto  y  los  profesionales  adscritos  a una agremiación de  lonja,    dentro    de   la   jurisdicción,   a   practicar   el   avalúo   de  perjuicios.   

Dicha  medida,  recoge una limitación que  sin  duda  descansa,  y de hecho, se justifica en la naturaleza y procedimientos  especiales  que  imponen  el  desarrollo  de  las  actividades  de exploración,  producción,  transporte, refinación y distribución de hidrocarburos. Así, el  artículo  de  la  mentada ley califica a la industria de los hidrocarburos como  de  utilidad  pública,  sintagma general que explica la carga del legislador de  garantizar  la  realización  de  los  cometidos de interés general mediante la  consagración  del  derecho  real de servidumbre, de orden legal. So pretexto de  lo  anterior,  la  sunción  de  los  perjuicios  causados  en  función  de  la  servidumbre,  en  modo alguno podría adolecer de elementales garantías a favor  de    los    directos    afectados   –titulares  de los predios o de derechos reales, representadas en un  procedimiento  dotado  de  etapas  y  prerrogativas  suficientes  de  cara a una  reparación integral.   

Así pues, las medidas implementadas por el  legislador  comportan  la  defensa  de  derechos  e  intereses  no  sólo  de la  industria  petrolera  sino,  particularmente,  de los sujetos pasivos, afectados  por el ejercicio de la servidumbre legal.   

3.2.  En  segundo lugar, la Agencia sostiene  que  “(…) el requisito relativo al carácter profesional no se constituye en  una  medida  ablativa  en  términos  absolutos de la libertad constitucional de  escoger  libremente profesión u oficio (artículo 26 del texto constitucional);  del   principio  de  igualdad  (artículo  13  constitucional)  y  de  la  libre  competencia  económica  (artículo  333  del  texto  constitucional).”  A  su  parecer,  la  medida  es idónea y, en cualquier caso, no afecta el ‘núcleo        duro’   de   las   libertades  y  derechos  invocados por el accionante.   

3.2.1. Con relación a la libertad de escoger  profesión  u  oficio,  la  ANH, afirma que “(…) la declaratoria de utilidad  pública  de  la  industria de hidrocarburos apareja el reconocimiento legal del  derecho   de   servidumbre   de   ocupación  de  terrenos,  para  facilitar  la  construcción  de  infraestructura, instalación de obras y servicios propios en  pro  del  beneficio  del  recurso  de  los  hidrocarburos. Esta función apareja  prima facie la adecuación de  procedimientos  que  prevengan el abuso en el ejercicio del derecho real, que se  traduce  en  un  deber  del  legislador  de rodear de garantías, es este caso a  través  de instituciones de reconocido prestigio o de profesionales adscritos a  las  agremiaciones  en  una  determinada  jurisdicción,  que  hagan efectivo el  amparo  de  los  derechos  de  los  afectados  mediante  el  restablecimiento  o  reparación integral de los perjuicios.”   

3.2.2.  En  cuanto  al principio de igualdad  (art.  13,  CP),  advierte  que  la  medida  no  se  “edifica  en  un criterio  potencialmente  discriminatorio”.  Además,  señala  que  “(…) la demanda  resulta  huérfana de argumentos convincentes para pretender desconocer el libre  confeccionamiento  de  normas  a  cargo  del  legislador. Prima en este caso, el  principio democrático.”   

3.2.3. Finalmente, sobre la libre iniciativa  económica,  la  ANH  afirma  que,  “[e]n  puridad,  los cometidos de interés  general  que evocan las razones e intereses de una colectividad, se conservan en  la  declaratoria  de utilidad pública de la industria de los hidrocarburos, por  lo  que  las  restricciones  en  las facultades para actuar como avaluadores, en  nada  soslaya el contenido fundamental de esta libertad, máxime si dicha medida  es efectivamente autorizada por el legislador.”   

3.3. Concluye entonces la ANH que de acuerdo  con  las  consideraciones  anteriores  “(…) la idoneidad de la medida, antes  desarrollada,  sumada a la necesidad de adoptarla por la pretendida búsqueda de  garantías  a  favor  de  los  afectados,  resulta  suficiente para refrendar la  constitucionalidad del precepto demandado.”     

V. CONCEPTO DE LA PROCURADURÍA GENERAL DE LA  NACIÓN   

El   Procurador   General  de  la  Nación  participó  en el proceso de la referencia, mediante el concepto N° 4757,   para    solicitar    a    la    Corte   Constitucional   que   se   inhiba   de  pronunciarse  de  fondo  con  relación a la demanda en cuestión.   

Para el Director del Ministerio Público, la  Corte  debe  inhibirse,  “(…)  toda  vez que los cargos formulados contra la  expresión  demandada  del  artículo  3, numeral 8 (parcial), de la Ley 1274 de  2009,  por  la  presunta violación de los artículos 13, 24, 25, 26 y 333 de la  Constitución,  no  reúnen  los  requisitos  para  emitir un pronunciamiento de  fondo  porque no hay fundamentos que generen una verdadera controversia entre la  expresión  demandada  y  la Constitución,  ya que se limita a reiterar el  contenido  de  la disposición constitucional presuntamente violada, mencionando  que  las expresiones demandadas limitan la actividad del avaluador, sin señalar  de  qué  manera  se  vulnera  la  normativa  superior, como tampoco explica las  razones  ni  el  modo  en  que  no es razonable o injustificable respecto de las  demás  ocupaciones,  artes u oficios que no requieren formación académica, es  decir,  sin  plasmar mínima y razonablemente las consideraciones jurídicas que  le permitan hacer tales afirmaciones.”   

El Procurador sostiene que la demanda incurre  en       ‘vicios  sustanciales’  de acuerdo  con  los  requisitos  que  debe cumplir una demanda de inconstitucionalidad a la  luz   de  la  Constitución,  del  Decreto  2067  de  1991  y  de  la  reiterada  jurisprudencia  de  la  Corte  Constitucional.  Por  eso  solicita  a  la  Corte  Constitucional     inhibirse      para  pronunciarse de fondo sobre la constitucionalidad el artículo  3,   numeral   8   (parcial),   de   la  Ley  1274  de  2009,  por  ‘ineptitud    sustantiva    de    la  demanda’.   

VI. CONSIDERACIONES Y FUNDAMENTOS  

1. Competencia  

De  conformidad  con  lo  dispuesto  en  el  artículo   241,   numeral   4º,   de  la  Constitución  Política,  la  Corte  Constitucional  es  competente  para conocer y decidir definitivamente sobre las  demandas  de  inconstitucionalidad  contra  normas  de  rango  legal,  como  las  acusadas.   

2.  La  demanda  no contempla argumentos que  puedan  ser  estudiados  en  sede  de constitucionalidad, por lo que la Corte se  inhibirá para pronunciarse de fondo   

La  demanda  de  la  referencia  no presenta  cargos  susceptibles  de  ser  conocidos en sede de constitucionalidad, pues, de  acuerdo  con  las  reglas  aplicables  y  la  jurisprudencia, no cumplen con los  requisitos  de  ser  ciertos y  específicos.   

2.1.  Como lo ha indicado de forma reiterada  la  Corte Constitucional, “el ciudadano que ejerce la  acción  pública  de  inconstitucionalidad  contra  una norma determinada, debe  referir    con   precisión   el   objeto   demandado,   el   concepto    de    la  violación y la razón por la  cual    la    Corte    es   competente   para  conocer  del  asunto.”1   

2.2.  El  segundo  de  los elementos de toda  demanda   de   inconstitucionalidad,  ‘el concepto de la  violación’,  supone  la  exposición  de  las  razones  por  las  cuales  la persona considera que el  contenido  de  una  norma constitucional resulta vulnerado por las disposiciones  que  son  objeto de la acción pública de inconstitucionalidad. Por esto, se ha  indicado,  al  ciudadano  le corresponde (i)  hacer  ‘el  señalamiento    de    las    normas    constitucionales   que   se   consideren  infringidas’ (artículo 2  del    numeral    2    del    Decreto   2067   de   1991);    (ii)  exponer el contenido normativo de las  disposiciones  constitucionales  que  riñe  con  las normas demandadas; y   (iii)  presentar las razones  por  las  cuales  los  textos  normativos  demandados  violan  la  Constitución  (artículo  2  numeral  3 del Decreto 2067 de 2000).2    

2.3. Las razones que presenten los ciudadanos  en  sus  acciones públicas de inconstitucionalidad, deben permitirle a la Corte  Constitucional   hacer   un   pronunciamiento   efectivo   de   fondo.   De   lo  contrario,   la  efectividad  del derecho político del ciudadano no podrá  ser   garantizada,   pues   la   Corte   terminará   inhibiéndose.3    Por  tanto,   las   razones   presentadas   por   el  actor  deber  ser  claras,      ciertas,     específicas,         pertinentes       y      suficientes.4   

2.3.1.  Que  las  razones  que respaldan los  cargos         de         inconstitucionalidad         sean         ciertas,  ha  precisado  la jurisprudencia  “(…)  significa que la demanda recaiga sobre una proposición jurídica real  y   existente5    ‘y   no  simplemente      [sobre      una]     deducida      por     el     actor,     o     implícita’6  e  incluso sobre otras normas  vigentes   que,   en   todo   caso,   no   son   el   objeto   concreto   de  la  demanda.7     Así,   el   ejercicio   de   la   acción   pública   de  inconstitucionalidad  supone  la confrontación del texto constitucional con una  norma  legal  que  tiene un contenido verificable a partir de la interpretación  de  su  propio  texto; ‘esa  técnica    de    control    difiere,    entonces,   de   aquella   [otra]     encaminada    a    establecer  proposiciones  inexistentes,  que  no  han sido suministradas por el legislador,  para  pretender  deducir  la inconstitucionalidad de las mismas cuando del texto  normativo     no    se    desprenden’.8”9   

2.3.2.  Por  otra  parte,  la jurisprudencia  constitucional   ha   señalado   que  “(…)  las  razones  son  específicas  si  definen  con claridad la  manera  como  la  disposición  acusada desconoce o vulnera la Carta Política a  través   ‘de  la formulación de por lo menos un cargo constitucional concreto  contra     la     norma    demandada’.10  El  juicio  de constitucionalidad se fundamenta en la necesidad de  establecer  si  realmente  existe una oposición objetiva y verificable entre el  contenido  de  la  ley  y  el  texto  de  la Constitución Política, resultando  inadmisible   que  se  deba  resolver  sobre  su  inexequibilidad  a  partir  de  argumentos  ‘vagos,        indeter­mina­dos,  indirectos,   abstractos   y  globales’11  que  no se  relacionan  concreta  y  directamente  con  las disposiciones que se acusan. Sin  duda,  esta  omisión  de  concretar  la  acusación impide que se desarrolle la  discusión  propia del juicio de constitucionalidad.12”13   

2.4.  Ahora  bien,  con  relación a algunos  tipos  de  cargos determinados, como lo son aquellos por violación al principio  de  igualdad,  la  jurisprudencia  constitucional  ha  establecido de forma más  precisa  cuáles  son  los  requisitos  mínimos  con  los  que  debe contar una  demanda.   

2.4.1. De acuerdo con la sentencia C-1115 de  2004,  ‘para  efectos  de  configurar  un  verdadero  cargo  de  inconstitucionalidad  por  violación  del  principio  de  igualdad,  no  es  suficiente  con sostener que las disposiciones  objeto  de  controversia  establecen un trato diferente frente a cierto grupo de  personas  y  que  ello es contrario al artículo 13 [,]  es  imprescindible que se expresen las razones por las  cuales  considera  el  acusador  que  la  supuesta  diferencia  de trato resulta  discriminatoria,    sustentando    tal   discriminación   con   argumentos   de  constitucionalidad    dirigidos    a    cuestionar    el    fundamento   de   la  medida’.14 Al respecto  añadió,   

Entonces,   en   relación   con   los  destinatarios  de  la  ley,  es  de  resaltarse que la máxima de la igualdad se  entiende  quebrantada,  no  por  el  hecho de que el legislador haya previsto un  trato  desigual  entre  unos  y otros sujetos, sino como consecuencia de que tal  diferencia  normativa  resulte  arbitraria  y  desprovista de una justificación  objetiva  y razonable, generando una verdadera discriminación. Desde este punto  de  vista,  puede  afirmarse  que  el  legislador  goza  de  un cierto margen de  libertad  de  configuración  normativa  para  regular  de  manera diferente una  determinada  situación  jurídica, diferencia que sólo resulta discriminatoria  si no se encuentra razonablemente justificada.   

Por  ello, en principio, las disposiciones  que  regulan  aspectos  relacionales  o  consagran  diferencias  de trato están  amparadas   por   la   presunción  de  constitucionalidad,  de  manera  que  su  cuestionamiento  por  vía  del  control abstracto de constitucionalidad, cuando  éste  se  origina  en  una  presunta  violación  del principio de igualdad, le  impone  al  demandante  no  solo  la  obligación  de  señalar  el  término de  comparación,  sino  también,  y  de manera especial, la de exponer las razones  por   las  cuales  considera  que  esa  diferencia  de  trato  es  arbitraria  e  injustificada  y  genera  un  trato  discriminatorio.  Dicho  en otras palabras,  cuando  una  norma  es  acusada  por vulnerar el principio de igualdad, el actor  debe  precisar  cuales  son  los  grupos  o sujetos que se comparan y cuales los  criterios  para  llevar a cabo tal comparación y que conducen a concluir que se  desconoció    el    citado     principio.”15   

En  esta  oportunidad  (C-1115  de 2004), la  Corte  resolvió  “declararse  inhibida  para emitir  pronunciamiento  de  fondo  respecto de las expresiones  ‘sin   necesidad   de  caución’  y  ‘sin que el  funcionario    que   las   ordena   tenga   que   prestar   caución’, contenidas en los artículos 10 y 12  de   la  Ley  610  de  2000,  respectivamente,  por  presentarse  una  ineptitud  sustancial     de     la     demanda.”16   

2.4.2. En muchas ocasiones, la Sala Plena de  la    Corte   Constitucional   se   ha   inhibido   de   conocer   acciones   de  inconstitucionalidad por violación al principio de igualdad.   

2.4.2.1.  Por ejemplo, en la sentencia C-804  de  2008,  la  Corte  resolvió  “declararse inhibida  para   emitir   pronunciamiento   de   mérito   sobre   la  demanda  contra  la  expresión  ‘aportes’  contenida  en  el  artículo  7°  de  la  Ley  71  de  1988”.17    Consideró,   entre  otras  cosas,  que “el cargo formulado se  fundamentó  en una  interpretación que  no   se   deriva   del  segmento  normativo  impugnado.  En  efecto,  […]  el  demandante  realiza su propia  interpretación,  según  la  cual  la  norma  excluye  otras  posibilidades  de  cotización  para  efectos  de pensión de jubilación, para construir sobre ese  erróneo  entendimiento  un  cargo de supuesta discriminación, y reducción de  la cobertura de la seguridad social.”   

2.4.2.2. En la sentencia C-1062 de 2008, la  Corte       resolvió,       entre       otras       cosas,      “inhibirse  para  fallar  sobre  los  cargos  contra  el  artículo  62  de  la  Ley 1151 de 2007,  atinentes  a  la presunta violación de los principios de igualdad y solidaridad  y  derecho  de  propiedad,  por  ineptitud  sustantiva de la demanda”,  pues  consideró que “la demandante  no  ofrece  razones de fondo suficientes para realizar el control constitucional  del  precepto demandado, pues no expresa cómo se produce la presunta violación  del  principio  de  igualdad  en  contra  de  los  distribuidores  del  servicio  domiciliario  de gas y se limita a señalar que el esquema de responsabilidad de  marca  con  cilindros  de  su  propiedad  representa  un  gravamen que altera el  equilibrio  ante  las  cargas  públicas,  sin  explicar quiénes son esas otras  personas  que  están  colocadas  en  la  misma  situación  fáctica y resultan  eximidas  de  asumir  tal obligación. Tampoco expone las razones por las cuales  considera   que   la   diferencia  de  trato  es  arbitraria  y  carece  de  una  justificación  objetiva  y  razonable,  ni indica la forma en que se produce la  presunta  violación  del  principio  de  solidaridad,  por  parte  de  la norma  acusada.”18   

2.4.2.3.  Finalmente,  como último ejemplo,  cabe  citar la sentencia C-246 de 2009, en la cual la Corte resolvió declararse  ‘inhibida     para  pronunciarse  sobre  la constitucionalidad de los artículos 160 y 162 de la Ley  23  de  1982’.19  Consideró  que      “el      actor      no     [formuló]   un   argumento   claro   ni  específico’,    pues  ‘no  señaló cuál es la  diferencia  entre  los  usuarios  señalados  en el artículo 73 de la Ley 23 de  1982  y  los  organismos  de  radiodifusión  y  productores  de espectáculos o  audiciones  públicas,  referidos  en  los artículos 160 y 162 de la misma Ley.  Así  como tampoco argumenta por qué deberían ser tratados de igual manera, en  caso  de  que  resultaran  ser  similares.”  En esta  oportunidad  la  Corte  también  recordó  que,  de acuerdo a la jurisprudencia  constitucional,  ‘no existe  materialmente  cargo,  si  el  demandante  en  realidad  no  está  acusando  el  contenido  de  la  norma  sino  que  está  utilizando  la acción pública para  resolver  un problema particular, como podría ser la indebida aplicación de la  disposición  en  un  caso específico.’       [C-447       de       1997].20   

2.4.3.   Así   pues,   toda   demanda  de  inconstitucionalidad  por  violación  del  principio  de  igualdad debe, por lo  menos,   indicar   (i)   “con  claridad  los  grupos  involucrados,  (ii)  el trato  introducido  por  las normas demandadas que genera la vulneración del derecho a  la     igualdad     y     (iii)    qué  justifica  dar  un  tratamiento  distinto  al contenido en las  normas    acusadas”,21 toda vez que “la  realización  de  la  igualdad  no  le  impone  al legislador la  obligación  de  otorgar  a todos los sujetos el mismo tratamiento jurídico, ya  que  no todos se encuentran bajo situaciones fácticas similares ni gozan de las  mismas  condiciones o prerrogativas personales e institucionales.”22  Cuando las  demandas  no  cumplen  tales  requisitos,  corresponde a la Corte inhibirse para  pronunciarse           de           fondo.23   

2.5.  En  el  presente  caso,  los  cargos  presentados  contra  la  norma  acusada,  por  violar  la  libertad  de  ejercer  profesión    y    oficio    (art.    26,    CP)    no   son   ciertos,  pues  no  se  dirigen contra una  proposición  jurídica  que se encuentra contemplada dentro de una norma legal,  sino       contra       una       proposición       jurídica      ‘inferida’  por  el  demandante,  a partir de un  texto  legal.  La  demanda supone que la norma legal acusada ordena algo que, en  realidad,  no  ordena.  De igual forma, los cargos presentados en la demanda por  violar  la  libertad  de  competencia  (art. 333, CP) y el principio de igualdad  (art.   13,   CP),   tampoco  son  ciertos,  por cuanto identifican aparentes violaciones que son consecuencia  de  las reglas jurídicas que el demandante infiere del texto legal acusado y no  de restricciones realmente contempladas en dicho texto.   

2.5.1.  El demandante considera que la norma  acusada  desconoce  su libertad de ejercer profesión u oficio, y su libertad de  participar  y  competir libremente en la economía, por cuanto esta ‘prohíbe  a los avaluadores ejercer su  oficio  dentro  de  todo  el territorio’.  En sus palabras, “si la actividad valuatoria es una ocupación,  arte  u  oficio  [y] es de libre ejercicio, es abiertamente inconstitucional que  la  Ley  diga  que  …  un  avalúo  sólo  lo puede hacer un profesional […]  adscrito  a  una  agremiación  de  lonja  de la jurisdicción del predio.” No  obstante,  como  se  dijo,  el  artículo  acusado  no  contempla  tal contenido  normativo.   

2.5.1.1.  En  efecto,  el  numeral 8° en el  aparte  demandado del artículo 3° de la Ley 1274 de 2009 establece como uno de  los   requisitos   de  la  solicitud  del  avalúo  de  los  perjuicios  que  se  ocasionarán  con  los  trabajos  o  actividades  a realizar en ejercicio de las  servidumbres   de   hidrocarburos,   el  “recibo  de  consignación  a  órdenes  del  Juzgado de la suma correspondiente al valor del  avalúo  comercial  realizado  por  el  Instituto  Agustín Codazzi o  por  un  profesional  adscrito a una agremiación de lonja de la  jurisdicción  del  predio debidamente reconocida, como  depósito  judicial a favor del propietario, poseedor u ocupante de los terrenos  o  de  las  mejoras por los perjuicios a ocasionar con la ocupación y ejercicio  de   las   servidumbres”   (se   subraya  la  parte  acusada).   

2.5.1.2. Así pues, es claro que el objeto de  la  norma  no  es  regular la actividad valuadora, ni establecer las condiciones  para  que  ésta  pueda  ser  ejercida.  La norma tiene por objeto establecer un  requisito  para  un  tipo  de avalúos (el de los perjuicios que se ocasionarán  con  los  trabajos  o  actividades  a realizar en ejercicio de la servidumbre de  hidrocarburos),   regulados   mediante  ley  expedida  por  el  Congreso  de  la  República.  La  disposición legal acusada no crea un título de idoneidad para  poder  ejercer la actividad valuadora, ni impide a las personas que se dedican a  esta actividad el ejercerla en lugar alguno del país.   

2.5.1.3.  En  consecuencia,  el  cargo  por  violación  a  la  libertad  de  ejercer  profesión  u  oficio,  que se realiza  mediante  afirmaciones  generales  y  amplías, se dirige en contra de una regla  jurídica  inferida  por  la  demanda, mas no contenida en la disposición legal  acusada.  No  obstante,  esta  Sala  advierte  que  no  entra a considerar si es  posible  concluir,  con  base en argumentos adicionales a los presentados por la  demanda,  qué  el  efecto  de  la  norma  acusada sí es el que se alega.    

2.5.2.  En  el  mismo  sentido,  el  cargo  presentado  por  violar  la  libertad  de  competencia  (art.  333,  CP)  no  es  cierto, por cuanto no indican  de  qué  manera  el  contenido  normativo  del  texto  acusado  desconoce tales  derechos,  sino  que  se  dirigen  contra  el  contenido  normativo ‘inferido’  por  el  demandante.  No es la norma  acusada  la  que  amenaza la libertad del demandante y los demás ciudadanos, es  la lectura y la interpretación que este hace de la norma.   

2.5.3. Finalmente, los cargos presentados por  violar   el   principio   de   igualdad   (art.  13,  CP)  no  son  ciertos        ni       específicos,  por  cuanto  no  identifica  claramente  el  trato diferente que se acusa en normas reales y existentes, sino  en  contenidos  normativos  inferidos, a la vez que tampoco indican por qué ese  trato  diferente  que  establece  la  ley  no  es razonable constitucionalmente.   

2.5.3.1.  En  primer  lugar,  si  bien  la  determinación  de los grupos a comparar en el presente caso se puede formular a  partir  del  texto  de  la demanda, tales grupos no son delimitados de una forma  precisa.  En  efecto,  el  accionante  contempla  un  grupo  concreto, el de los  ‘avaluadores’,   y   lo  contrasta  con  un  grupo  amplísimo,   el   conformado   por   ‘todas  aquellas  personas que ejercen alguna profesión u ocupación  distinta    a    la    de   avaluador’.   

2.5.3.2.  En  segundo  lugar,  la demanda no  señala  cuál  es  el  trato  diferente  que establece la ley acusada. El trato  diferente  es inferido de la interpretación que se realiza del texto demandado,  no  se sigue del texto legal. Para el demandante la norma desconoce la igualdad,  por  cuanto establece una limitación a los avaluadores para poder trabajar a lo  largo  del  país,  pero como se indicó, el objeto de la norma no es regular la  actividad  valuadora,  ni  establecer  las  condiciones para que ésta pueda ser  ejercida.  La  norma  tiene  por  objeto establecer un requisito para un tipo de  avalúos  (el  de  los  perjuicios  que  se  ocasionarán  con  los  trabajos  o  actividades  a  realizar  en  ejercicio  de  la  servidumbre  de hidrocarburos),  regulados  mediante ley expedida por el Congreso de la República. Así pues, el  segundo  requisito  de  una  demanda  por  violación  al  principio de igualdad  —a  saber, identificar el  trato   diferente   dado   por  la  ley  a  los  grupos  a  comparar—  tampoco  se  cumple.  La  demanda ni  muestra    que    las    normas    acusadas    impidan    a   los   ‘avaluadores’ trabajar en una parte del territorio,  ni  muestra, así sea someramente, que a las demás profesiones u ocupaciones no  se les impone una limitación de tal tipo.   

Por  otra  parte,  si el cuestionamiento por  igualdad   se   considera  con  relación  al  trato  diferente  entre  personas  jurídicas  y  personas  naturales,  si  bien en este caso si perecen claros los  grupos  de  personas  a  comparar, no así, el trato diferente que se da a ambos  grupos  y,  menos  aún,  las  razones  de  por  qué  dicho  trato diferente es  contrario a la Constitución, tal cual como se pasa a analizar.   

2.5.3.3. En efecto, así se acepte en gracia  de  discusión  que  la  demanda  identifica claramente cuáles son los grupos a  comparar  —bien sea entre  grupos  de personas diferenciadas con base en su profesión u oficio, o con base  en     su     carácter     de     ‘naturales’  o  ‘jurídicas’—  y  el  trato diferente que se les  está  dando  a  uno y a otro grupo, en todo caso, la demanda en ningún momento  justifica  por  qué  no  es  razonable  que  se  dé este trato diferente a los  ‘avaluadores’   con  relación  a  cualquier  otra  profesión  u  oficio,  o  a  las  personas  naturales  respecto de las personas  jurídicas.  La  demanda  no  ofrece  razón  alguna de por qué no se justifica  constitucionalmente  este  trato  diferente,  simplemente trata de demostrar que  éste  se  da.  La  demanda  incurre  en  un  error  al suponer que demostrar la  existencia   del   trato   diferencial   implica,  de  por  sí,  demostrar  una  discriminación;   la   demanda   ha   debido,   al  menos,  argumentarla.    

2.6.  En conclusión, los cargos presentados  en   la   acción  pública  de  incons­titucionalidad     que    se    estudia    no    son    ciertos,  pues  no  se  dirigen contra una  proposición  jurídica   que  se encuentra contemplada dentro de una norma  legal,     sino     contra     una     proposición    jurídica    ‘inferida’  por  el  demandante,  a partir de un  texto  legal;  el  numeral 8° del artículo 3° de la Ley 1274 de 2009. Y en el  caso  del  cargo  por  violación  al  principio  de igualdad, además de no ser  cierto,  no  es  específico,  por  cuanto  no  identifica claramente el trato diferente que se acusa en normas  reales  y  existentes,  a la vez que tampoco indica por qué ese trato diferente  que  establece  la  ley no es razonable constitucionalmente.  Por lo tanto,  la  Sala  constata  la  ineptitud  sustantiva  de  la  demanda  y,  siguiendo su  jurisprudencia,  se  inhibirá para pronunciarse de fondo sobre la demanda de la  referencia.   

VII. DECISIÓN  

En mérito de lo expuesto, la Sala Plena de  la  Corte  Constitucional,  administrando  justicia  en  nombre del pueblo y por  mandato de la Constitución,   

RESUELVE  

INHIBIRSE  para  pronunciarse  sobre  los  cargos  de  la demanda en contra del  numeral 8°  (parcial)  del  artículo  3°  de la Ley 1274 de 2009, estudiada en la presente  sentencia, porque no contempla razones ciertas ni específicas.   

Cópiese,   notifíquese,   comuníquese,  insértese  en  la  Gaceta de la Corte Constitucional, cúmplase y archívese el  expediente.   

NILSON PINILLA PINILLA  

Presidente  

MARIA VICTORIA CALLE CORREA  

Magistrada  

MAURICIO GONZALEZ CUERVO  

Magistrado  

En comisión.  

JUAN CARLOS HENAO PEREZ  

Magistrado  

GABRIEL EDUARDO MENDOZA MARTELO  

Magistrado  

JORGE IVAN PALACIO PALACIO  

Magistrado  

JORGE   IGNACIO   PRETELT   CHALJUB   

Magistrado  

HUMBERTO ANTONIO SIERRA PORTO  

Magistrado  

LUIS ERNESTO VARGAS SILVA  

Magistrado  

MARTHA VICTORIA SACHICA MENDEZ  

Secretaria General  

    

1 Corte  Constitucional,  sentencia  C-1052 de 2001 (MP Manuel José Cepeda Espinosa). En  este  caso, la Corte se inhibió de conocer una demanda de constitucionalidad en  contra del artículo 51 de la Ley 617 de 2000.   

2 Corte  Constitucional,   sentencia   C-1052   de   2001   (MP   Manuel   José   Cepeda  Espinosa).   

3  Al  respecto  ver:  Corte  Constitucional,  sentencia C-898 de 2001 (MP Manuel José  Cepeda  Espinosa).   La  Corte  se  inhibió  de  conocer la demanda contra  algunos  apartes de los artículos 186, 196, 208 y 214  del Decreto 1355 de  1970 por ineptitud en la demanda.   

4 Ver,  entre  otros, los Autos de Sala Plena 244 de 2001 (MP Jaime Córdoba Triviño) y  de  2001  (MP  Jaime  Córdoba  Triviño).  En dichas oportunidades la Corte, al  resolver  el  recurso  de  súplica  presentados  por los actores, confirmó los  autos   en   los   que  se  inadmitió  la  demanda  por  no  presentar  razones  “específicas,     claras,     pertinentes     y  suficientes”. Esta decisión fue reiterada en estos  términos   por   la   sentencia   C-1052   de  2001  (MP  Manuel  José  Cepeda  Espinosa).    

5 Así,  por  ejemplo  en  la  Sentencia C-362 de 2001 (MP Alvaro Tafur Galvis), la Corte  también    se    inhibió   de   conocer   la   demanda   contra   Demanda   de  inconstitucionalidad  contra  el  artículo  5º  del Decreto 2700 de 1991, pues  “del  estudio  más  detallado  de  los  argumentos  esgrimidos  por  el  demandante,  como corresponde a la presente etapa procesal,  puede  deducirse  que  los  cargos que se plantean aparentemente contra la norma  atacada  no  lo  son  realmente  contra ella”.    

6 Corte  Constitucional,  sentencia C-504 de 1995 (MP José Gregorio Hernández Galindo).  La  Corte  se  declaró inhibida para conocer de la demanda presentada contra el  artículo  16,  parcial,  del  Decreto  0624 de 1989 “por el cual se expide el  Estatuto  Tributario de los impuestos administrados por la Dirección General de  Impuestos  Nacionales”,  pues  la  acusación carece de objeto, ya que alude a  una disposición no consagrada por el legislador.   

7 Cfr.  Corte  Constitucional  Sentencia  C-1544  de  2000 (MP José Gregorio Hernández  Galindo).   La  Corte  se  inhibe  en  esta  oportunidad  proferir fallo de  mérito  respecto  de  los  artículos  48  y  49  de  la  Ley  546 de 1999, por  presentarse  ineptitud sustancial de la demanda, debido a que el actor presentó  cargos  que  se puedan predicar de normas jurídicas distintas a las demandadas.  En  el  mismo  sentido  C-113  de  2000  (MP José Gregorio Hernández Galindo),  C-1516  de  2000  (MP  Cristina Pardo Schlesinger), y C-1552 de 2000 (MP Alfredo  Beltrán Sierra).   

8  En  este   mismo  sentido  pueden  consultarse,  además  de  las  ya  citadas,  las  sentencias  C-509  de  1996  (M.P. Vladimiro Naranjo Mesa), C-1048 de 2000 (M.P.  José  Gregorio  Hernández  Galindo), C-011 de 2001 (M.P. Alvaro Tafur Galvis),  entre otras.   

9 Corte  Constitucional,   sentencia   C-1052   de   2001   (MP   Manuel   José   Cepeda  Espinosa).   

10 Cfr.  Corte   Constitucional   Sentencia   C-568   de   1995  M.P.  Eduardo  Cifuentes  Muñoz.   La  Corte  se declara inhibida para resolver la demanda en contra  de  los  artículos  125,  129,  130  y 131 de la Ley 106 de 1993, puesto que la  demandante  no  estructuró  el  concepto  de  la  violación  de  los preceptos  constitucionales      invocados.    

11  Estos  son  los  defectos  a  los  cuales se ha referido la jurisprudencia de la  Corte  cuando  ha señalado la ineptitud de una demanda de inconstitucionalidad,  por  inadecuada  presentación del concepto de la violación. Cfr. los autos 097  de  2001  (M.P.  Marco  Gerardo Monroy Cabra) y 244 de 2001 (M.P. Jaime Córdoba  Triviño)  y  las  sentencias  C-281  de  1994  (M.P.  José Gregorio Hernández  Galindo),  C-519  de  1998  (M.P.  Vladimiro  Naranjo Mesa), C-013 de 2000 (M.P.  Alvaro  Tafur  Galvis),  C-380  de  2000 (M.P. Vladimiro Naranjo Mesa), C-177 de  2001 (M.P. Fabio Morón Díaz), entre varios pronunciamientos.   

12  Cfr.  Corte  Constitucional  Sentencia  C-447  de  1997  (MP Alejandro Martínez  Caballero).  La  Corte  se  declara inhibida para pronunciarse de fondo sobre la  constitucionalidad  del  inciso primero del artículo 11 del Decreto Ley 1228 de  1995,   por   demanda   materialmente   inepta,   debido   a   la   ausencia  de  cargo.   

13  Corte   Constitucional,  sentencia  C-1052  de  2001  (MP  Manuel  José  Cepeda  Espinosa).   

14  Corte  Constitucional,  sentencia  C-1115  de  2004 (MP Rodrigo Escobar Gil); en  este  caso  se resolvió “[d]eclararse INHIBIDA para  emitir   pronunciamiento   de  fondo  respecto  de  las  expresiones    ‘sin  necesidad  de  caución’  y     ‘sin que el funcionario que las ordena  tenga     que    prestar    caución’,  contenidas  en  los  artículos  10  y 12 de la Ley 610 de 2000,  respectivamente,    por    presentarse    una   ineptitud   sustancial   de   la  demanda.”   Sobre   la   presunta  violación  del  principio     de     igualdad,     consideró    que    “(…)    tampoco  se  estructura un verdadero cargo de inconstitucionalidad,  ya  que  las  demandantes  reducen  la acusación al simple hecho de destacar la  diferencia  de trato que se presenta entre el contenido de las normas impugnadas  y  la  previsión  contemplada  en el artículo 513 del Código de Procedimiento  Civil  (C.P.C.), sin exponer los motivos o razones por los cuales consideran que  tal  diferencia  es discriminatoria y contraria a la Carta. En esa orientación,  tan  solo  señalan  que  si  el  artículo  513  del  C.P.C.  le  impone  a los  particulares  que solicitan la práctica de medidas cautelares la obligación de  prestar  caución,  para  que  la igualdad sea real y efectiva, es necesario que  tal  exigencia  se  haga  extensiva  a  los  funcionarios  que intervienen en el  proceso  de responsabilidad fiscal, toda vez que su investidura no es suficiente  para   que   las   normas   acusadas  lo  eximan  de  constituir  la  respectiva  caución.”   

15  Corte   Constitucional,   sentencia   C-1115   de   2004   (MP  Rodrigo  Escobar  Gil).   

16 En  la  sentencia  C-1115  de  2004  (MP Rodrigo Escobar Gil) la Corte consideró lo  siguiente:   “Sobre  la  presunta  violación  del  principio  de  igualdad,  encuentra  la  Corte  que  tampoco  se  estructura  un  verdadero  cargo  de  inconstitucionalidad,  ya  que  las demandantes reducen la  acusación  al  simple  hecho de destacar la diferencia de trato que se presenta  entre  el  contenido  de las normas impugnadas y la previsión contemplada en el  artículo  513  del  Código  de  Procedimiento  Civil (C.P.C.), sin exponer los  motivos   o   razones   por   los   cuales  consideran  que  tal  diferencia  es  discriminatoria  y  contraria a la Carta. En esa orientación, tan solo señalan  que  si  el  artículo 513 del C.P.C. le impone a los particulares que solicitan  la  práctica de medidas cautelares la obligación de prestar caución, para que  la  igualdad  sea  real  y  efectiva,  es  necesario  que  tal exigencia se haga  extensiva  a  los  funcionarios que intervienen en el proceso de responsabilidad  fiscal,  toda  vez  que  su  investidura  no  es  suficiente para que las normas  acusadas   lo   eximan   de   constituir   la   respectiva  caución.”   

17  Corte   Constitucional,   sentencia   C-804   de   2008   (MP   Jaime   Córdoba  Triviño).   

18  Corte  Constitucional,  sentencia  C-1062  de  2008  (MP  Nilson  Elías Pinilla  Pinilla;  SV  Jaime  Araujo  Rentaría  y  Humberto  Antonio  Sierra Porto). Los  salvamentos  de  voto  no versan sobre la decisión de inhibición, versan sobre  el  principio  de  identidad  legislativa  y sobre los alcances del principio de  unidad  de  materia,  respectivamente. En este caso (C-1062 de 2008), la demanda  atacó  de  fondo  el artículo 62 de la Ley 1151 de 2007, porque en su criterio  desconocía  los principios de solidaridad e igualdad ante las cargas públicas,  al  ordenar  a  la  CREG  adoptar  un  esquema  de  responsabilidad  de marca en  cilindros  de  propiedad  de  los  distribuidores, que crea, en su criterio, una  desigualdad  en perjuicio de los prestadores de ese servicio en la medida en que  les  impone  una  carga  patrimonial  injusta  e  innecesaria, consistente en la  adquisición  de  los  cilindros  de  los usuarios, lo que también desconoce el  derecho  de  propiedad, porque se les priva de elementos básicos del derecho de  dominio, tales como el uso y goce de la cosa.   

19  Corte   Constitucional,  sentencia  C-246  de  2009  (MP  Clara  Elena  Reales).   

20  Corte   Constitucional   sentencia   C-447   de  1997  (MP  Alejandro  Martínez  Caballero);  en  este  caso  se  decidió  aceptar  la posición del Procurador,  según  la  cual la demanda no estaba dirigida contra el contenido del artículo  11   del   Decreto   de   1995,  pues,  el  actor  no  pretendía  demostrar  su  inconstitucionalidad,     “sino    explicar    la  inconveniencia     de     mantener     el    carácter    privado    de    estas  federaciones.”   La   Corte  resolvió  declararse  ‘inhibida’  para pronunciarse de fondo sobre la  constitucionalidad  del  inciso primero del artículo 11 del Decreto Ley 1228 de  1995,  “por  demanda materialmente inepta, debido a  la ausencia de cargo”.   

21  Corte   Constitucional,   sentencia  C-913  de  2004  (MP  Manuel  José  Cepeda  Espinosa).   

22  Corte   Constitucional,   sentencia   C-1115   de   2004   (MP  Rodrigo  Escobar  Gil).   

23  Siguiendo  lo  dispuesto, entre otras, en las sentencias C-913 y C-1115 de 2004,  además  de  las  ya  citadas en el aparte 2.4.2. de las consideraciones de esta  sentencia,  puede  verse  la  sentencia  C-1195  de 2008 (MP Manuel José Cepeda  Espinosa)   en   la   que   la   Corte   resolvió   inhibirse   “para    pronunciarse    sobre    la   constitucionalidad   de   las  expresiones ‘en     el     nivel     territorial     donde     hayan    ejercido  jurisdicción’  y     ‘diputados’,  contenidas  en  el  numeral  1  del artículo 39 de la Ley 734 de 2002 así como  sobre   el   literal   b,   del   numeral   1  del  mismo  artículo.”  La  Corte  consideró  que el demandante había planteado dos  argumentos  fundados  en el derecho a la igualdad; uno comparaba a los diputados  con  otros  funcionarios  y  el segundo comparaba a los diputados con los demás  abogados.  Sin  embargo,  sostuvo que el demandante no sustentó “por  qué  los diputados debían ser tratados de manera diferente a  los   demás   funcionarios   del   departamento,  pero  igual  a  los  abogados  particulares”.       

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