T-720-16

Tutelas 2016

           T-720-16             

Sentencia T-720/16    

LEGITIMACION POR ACTIVA EN TUTELA Y   AGENCIA OFICIOSA-Si   del escrito de tutela se desprende la imposibilidad del titular del derecho de   acudir en su propio nombre para su defensa, el juez puede hacer la   interpretación que se acude como agente oficioso    

DERECHO A LA SALUD COMO DERECHO   FUNDAMENTAL-Reiteración   de jurisprudencia sobre protección por tutela    

Esta Corte ha sostenido   que, en virtud del derecho fundamental a la salud, el Estado está en la   obligación de adoptar aquellas medidas necesarias para brindar a las personas   este servicio de manera efectiva e integral, derecho que, de encontrarse de   alguna manera amenazado, puede ser protegido por vía de acción de tutela.    

INAPLICACION DE NORMAS DEL PLAN OBLIGATORIO DE SALUD-Subreglas sobre los   requisitos para acceder a tratamientos y medicamentos excluidos del POS    

PRINCIPIO DE INTEGRALIDAD EN LA PRESTACION DEL SERVICIO DE SALUD-La   prestación del servicio de salud debe ser oportuna, eficiente y de calidad     

CARENCIA ACTUAL DE OBJETO POR HECHO SUPERADO-Configuración    

CARENCIA ACTUAL DE OBJETO POR HECHO SUPERADO-Se está prestando   servicio integral de salud a enfermo de cáncer    

Referencia:   Expediente T-5.695.013    

Accionante: Robinson Eugenio   Mendoza como agente oficioso de Salvador García Pareja    

Accionado: Comparta EPS-S    

Magistrado   Ponente:    

Bogotá D.C., dieciséis (16) de diciembre de dos mil dieciséis (2016)    

La Sala Cuarta de Revisión de la Corte Constitucional, integrada por los   magistrados Gabriel Eduardo Mendoza Martelo, Jorge Iván Palacio Palacio y la   magistrada Gloria Stella Ortiz Delgado, en ejercicio de sus competencias   constitucionales y legales, ha pronunciado la siguiente    

SENTENCIA    

En la revisión del fallo proferido por el Juzgado 33 Civil del Circuito de   Bogotá, en el trámite de la acción de tutela promovida por Robinson Eugenio   Mendoza en calidad de agente oficioso de Salvador García Pareja contra Comparta       EPS-S.    

El presente expediente fue escogido para revisión por la Sala de Selección   Número Ocho, por medio de auto del 30 de agosto de 2016 y repartido a la Sala   Cuarta de Revisión.    

I. ANTECEDENTES    

1. Solicitud    

Robinson Eugenio Mendoza Amaya, en calidad de agente oficioso de Salvador García   Pareja presentó acción de tutela contra Comparta EPS, con el objeto de que le   fueran protegidos sus derechos fundamentales a la vida y la salud, los cuales   estima vulnerados por la entidad demandada al abstenerse de brindar el   tratamiento integral que requiere el agenciado como consecuencia del cáncer de   próstata que padece.    

2. Hechos:    

1.     Salvador García   Pareja, quien en la actualidad cuenta con 77 años de edad vive en el municipio   de   Ariguaní, Magdalena, y se   encuentra afiliado a Comparta EPS-S. El 28 de noviembre de 2015, luego de la   práctica de una ecografía Transcrecial de la próstata, fue diagnosticado con   Hiperplasia de próstata, dictamen que, una vez evaluado por un médico patólogo,   el 2 de diciembre de 2015, fue modificado a “Adenocarcinoma Acinar Usual   Gleasón” en el lóbulo derecho de la próstata.    

2.     El 29 de enero de   2016, el médico tratante confirmó el diagnóstico de cáncer de próstata y ordenó   la realización de una gammagrafía ósea. Así, el 3 de febrero del mismo año, la   sobrina del agenciado presentó un escrito de petición ante Comparta EPS-S con el   fin de que fueran entregados los medicamentos y practicados los exámenes   prescritos.    

3.     Al no obtener   respuesta, el 29 de febrero del año en curso, se le practicó, de manera   particular,  la gammagrafía ordenada, teniendo que asumir los costos   derivados de dicho examen, incluido el transporte y la alimentación, entre   otros. Así, sostiene el demandante que debido a la urgencia de recibir el   tratamiento que requiere García Pareja como consecuencia de la grave enfermedad   que padece, aunado a su avanzada edad, con la ayuda económica de familiares y   amigos, el agenciado ha venido recibiendo los servicios necesarios en la ciudad   de Bogotá, en el Instituto Nacional de Cancerología, ante la ausencia de   pronunciamiento y no autorización de lo requerido por parte de la EPS demandada.    

4.     Indicó también,   que el señor García no cuenta con los medios económicos para continuar   sufragando los costos de los medicamentos, exámenes, transporte y alimentación,   entre otros, para poder recibir el tratamiento que requiere. Asimismo manifestó   que es un sujeto de especial protección quien, debido a su enfermedad, ya se   encuentra impedido para caminar.    

3. Pretensiones    

El demandante solicita el amparo de los derechos fundamentales del agenciado a   la vida y a la salud y, en consecuencia, se ordene a la entidad demandada   autorizar el tratamiento integral para el cáncer de próstata que padece Salvador   García y que este sea realizado en el Instituto Nacional de Cancerología en la   ciudad de Bogotá, siendo todos los costos asumidos por la EPS, incluyendo el   traslado a dicha ciudad, transporte dentro de la misma, alimentación y hospedaje   para el paciente y su acompañante.    

4. Pruebas    

En el expediente obran las siguientes pruebas:    

–          Copia de las cédulas de ciudadanía de Robinson Eugenio Mendoza y de Salvador   García Pareja (folios 5 y 6, cuaderno 2).    

–          Copia de los exámenes, resultados y medicamentos prescritos al señor García   (folios 8 a 10 y 12 a 28, cuaderno 2).    

–          Copia del escrito de petición presentado por Arlenes Pareja Saavedra, sobrina   del agenciado, ante la entidad demandada (folio 11, cuaderno 2).    

5. Respuesta de las partes demandadas y vinculadas    

5.1 Dentro de la oportunidad procesal correspondiente, la Secretaría   Distrital de Salud de Bogotá, vinculada al proceso por el juez de primera   instancia, solicitó  desvincular a la entidad, bajo los siguientes argumentos:    

En primer lugar, sostiene que quien debe   prestar de manera urgente los servicios requeridos por el agenciado es la EPS a   la cual se encuentra afiliado, a saber, Comparta EPS-S del municipio de   Ariguaní, departamento del Magdalena, según se verificó en la página web del   Fosyga.    

De otro lado, sostiene que el transporte   solicitado debe ser ordenado por el médico tratante y tiene que estar   estrechamente relacionado con la enfermedad que el paciente padece. Aduce que,   dado que este tipo de servicio no se encuentra en el POS, debe ser aprobado por   el Comité Técnico Científico, el cual se encuentra en la obligación de emitir su   concepto dentro de los 2 días calendario, siguientes a la presentación de la   solicitud.    

En relación con el servicio de   alimentación y hospedaje, sostiene que, si bien la ley contempla lo que se   conoce como Hogares de Paso, el agenciado no cumple con los requisitos para ser   beneficiario de los mismos dado que es mayor de edad. No obstante, afirma que se   le debe reconocer el tratamiento integral que requiere sin que se le exija la   cancelación de copagos, por tratarse de una persona que padece de una enfermedad   de alto costo, reiterando que quien debe prestar los servicios es la EPS a la   cual se encuentra afiliado.    

Finalmente, indica que no son una entidad   prestadora de servicios de salud y que su función es cubrir los requerimientos   de las personas que no tienen capacidad de pago siempre que residan en Bogotá.    

5.2 Dentro de la oportunidad procesal   correspondiente,   el Instituto de Diagnóstico Médico –IDIME S.A., vinculado por el juez de primera   instancia, solicitó  desvincular a la entidad, dado que los servicios solicitados   por el agenciado de manera particular, consistentes en la práctica de una   gammagrafía ósea corporal, le fueron realizados el 29 de febrero de 2016, por lo   que no se puede afirmar que haya existido vulneración de derecho fundamental   alguno.    

5.3 El Instituto Nacional de   Cancerología, dentro de la oportunidad procesal correspondiente solicitó su   desvinculación del proceso, al considerar que la entidad ha venido atendiendo al   agenciado ajustándose a sus capacidades legales y humanas, siendo la EPS a la   cual se encuentra afiliado la responsable por la continuidad del tratamiento del   paciente.    

II. DECISIONES JUDICIALES QUE SE REVISAN    

El Juzgado 35 Civil Municipal de Bogotá, en fallo del 22 de abril de 2016,   concedió el amparo pretendido, bajo el argumento de que, en el presente caso, el   actuar de la entidad demandada no se ajusta al principio de oportunidad toda vez   que, a pesar de existir orden medica prescrita por el galeno tratante, no hay   motivo que justifique la dilación en la prestación del servicio.    

De otro lado, señaló que la EPS demandada no ha cumplido con su deber de   informar al agenciado las entidades aptas para prestar los servicios que   requiere y que hacen parte de su red de servicios. En esa medida, sostiene que   el señor García tiene libertad para escoger el lugar dónde desea recibir el   tratamiento de manera integral.    

Así las cosas, afirma que, en vista de no haber obtenido respuesta por parte la   EPS, no existe manera de saber si la entidad cuenta, dentro de su red de   servicios, con una IPS apta para la realización del tratamiento en cuestión,   distinta al Instituto Nacional de Cancerología, tornando procedente la solicitud   del actor. Aunado a que se trata de un sujeto de especial protección   constitucional, no solo por su avanzada edad, sino también por padecer una   enfermedad catastrófica.    

No obstante, niega el servicio de transporte argumentando que este no se   encuentra incluido dentro del POS y no existe orden médica que lo prescriba. A   la luz de lo anterior, ordena a Comparta EPS-S y a la Secretaría Distrital de   Salud de Bogotá que se garantice al agenciado la atención por Urología y que se   otorgue el tratamiento integral que requiere sin dilaciones injustificadas y sin   la exigencia de copagos.    

Añadiendo que los servicios deben ser brindados en el Instituto Nacional de   Cancerología.    

Impugnación    

En desacuerdo con lo resuelto en primera instancia, la Secretaría Distrital de   Salud de Bogotá resolvió impugnar lo resuelto, al considerar que los recursos de   la entidad se encuentran destinados al cubrimiento de atenciones en salud a la   población sin capacidad de pago, residentes en la ciudad de Bogotá. Afirma que,   luego de verificar el sistema, se evidenció que el agenciado se encuentra   afiliado a la EPS Comparta en el municipio de Ariguaní en el departamento del   Magdalena. Por tanto, a la entidad no le es permitido autorizar o cubrir   servicios de salud en dicho lugar.    

De otro lado, afirma que existe prohibición expresa de prestar, de manera   directa, los servicios de salud, reiterando que quien debe cubrir el tratamiento   requerido por el agenciado es la EPS a la cual se encuentra afiliado o, en su   defecto, la Secretaría Distrital del Magdalena. En consecuencia, solicita la   modificación de la orden, en el sentido de señalar que el único responsable por   los servicios que solicita el señor García son las entidades de este último   departamento, hasta tanto no se realice el correspondiente traslado.    

Segunda instancia    

El Juzgado 33 Civil del Circuito de Bogotá, en fallo del 1° de junio de 2016,   resolvió revocar lo resuelto en primera instancia y, en su lugar, denegar el   amparo de los derechos fundamentales alegados, al considerar que no existe   prueba que acredite que las órdenes médicas expedidas por el médico tratante   fueron presentadas ante la EPS demandada. Por tanto, en su sentir, no se puede   afirmar que haya negativa por parte de la entidad.    

Indica que tampoco se evidencia que lo ordenado por el Instituto nacional de   Cancerología fuera puesto en conocimiento de la EPS, al cual acudió sin   solicitar previa autorización a Comparta.    

No obstante, afirma que a pesar de que se hubiesen presentado tales documentos   ante la entidad, no se advierte que exista orden médica en relación con viáticos   y transporte, aunado a que, considera, era obligación presentar las órdenes   médicas ante la EPS, para que esta última ofreciera las IPS que se encontraban a   disposición.    

III PRUEBAS SOLICITADAS EN SEDE DE REVISIÓN:    

Mediante auto del 27 de octubre de 2016, el magistrado sustanciador                                                           consideró necesario recaudar algunas pruebas con el fin de verificar los   supuestos de hecho que originan la presente solicitud. En consecuencia, resolvió   lo siguiente:    

“PRIMERO.  Por Secretaría General, OFÍCIESE a Robinson Eugenio Mendoza Amaya, para   que en el término de las cuarenta y ocho (48) horas contadas a partir de la   notificación de este Auto, informe a esta Sala, lo siguiente:    

·         Si el agenciado tiene personas a cargo, indicando quiénes y cuántos?    

·         Quiénes integran actualmente su núcleo familiar, de donde derivan sus ingresos   económicos y si tienen alguna profesión, arte u oficio?    

·         Si es dueño de bienes muebles o inmuebles, indicando, en caso positivo, cuál es   su valor y la renta que pueda derivar de ellos?    

·         Cuál es su situación económica actual?    

Adicionalmente,   sírvase remitir a esta Corporación la documentación que soporta su respuesta al   presente requerimiento.    

Igualmente,   indique a la Sala:    

·         Cuál es la situación actual del agenciado en cuestión de Salud y si se encuentra   recibiendo algún tipo de tratamiento acorde con la enfermedad que padece.    

·         Si Comparta EPS se encuentra cumpliendo a cabalidad con la prestación de los   servicios de Salud necesarios para tratar la condición del agenciado.    

A su vez, para   efectos de su pronunciamiento, allegar las pruebas documentales que considere   pertinentes, incluyendo las constancias de las solicitudes de los servicios   médicos solicitados a la EPS.    

SEGUNDO.- por conducto de la Secretaría   General de esta Corporación, OFICIAR a Comparta EPS, para que, en el   término de las cuarenta y ocho (48) horas siguientes a la notificación del   presente Auto, informe a esta Sala:    

·         De ser afirmativa la anterior respuesta, indique en qué consisten estos   servicios y cuál es el tratamiento que se está brindando.    

·         Que entidades hacen parte de su red de servicios para el tratamiento del cáncer   que padece el agenciado.    

A su vez, para efectos de su pronunciamiento, allegar las pruebas documentales   que considere pertinentes.    

TERCERO: Por Secretaría General,   OFÍCIESE  al Instituto Nacional de Cancerología, para que en el término de las   cuarenta y ocho (48) horas siguientes a la notificación del presente auto,   indique a esta Sala cuáles fueron los procedimientos y medicamentos prescritos   como consecuencia del tratamiento que debe recibir el agenciado para la   enfermedad que padece.    

CUARTO: ORDENAR a la Secretaría   General de la Corporación que, una vez se hayan recepcionado las pruebas   requeridas, le informe a las partes que estas estarán a disposición en la   Secretaría de la Corporación, para que, en caso de considerarlo necesario, se   pronuncien sobre las mismas, en el término de dos (2) días hábiles, de acuerdo   con el artículo 64 del Reglamento Interno de la Corte Constitucional.”    

Vencido el término otorgado, la   Secretaría de esta Corporación allegó al Despacho las respuestas emitidas por el   Instituto Nacional de Cancerología y la Cooperativa de Salud Comunitaria Empresa   Promotora de Salud Subsidiado Comparta EPS-S. Sin embargo, no se obtuvo   pronunciamiento por parte del actor.    

El Instituto Nacional de Cancerología señaló que verificadas las notas de la   historia clínica realizada el 11 de marzo de 2016, se constató que al paciente   se le está aplicando Tamsulosina, medicamento utilizado para tratar los síntomas   de agrandamiento de la próstata. También, adjunta las prescripciones para las   autorizaciones de citas de control, exámenes de radiografía y laboratorios.    

Por su parte, Comparta EPS-S indicó que, en primer lugar, la entidad autoriza   todos aquellos servicios y medicamentos que se encuentren incluidos en el  POS-S   que sean ordenados por el médico tratante. De igual manera, sostuvo que al   agenciado se le ha garantizado de manera efectiva el servicio de salud siendo   atendido por especialistas en Urología, Radiología, Patología, Oftalmología,   Anestesia, aunado a la autorización de exámenes de laboratorio clínico y   medicamentos.    

Afirmó que, respecto al manejo del cáncer que padece, el señor García Pareja ha   recibido las respectivas quimioterapias y tratamiento indicado por su médico   tratante, encontrándose que hasta la fecha no existe procedimiento, examen,   medicamento o insumo pendiente por autorizar o entregar desde el mes de abril,   en cumplimiento de lo ordenado por el Juzgado 35 Civil Municipal de Bogotá (juez   de primera instancia).    

Finalmente, advirtió que para corroborar lo anterior, se comunicaron vía   telefónica con el agenciado, con el objetivo de determinar si algún servicio   prescrito estaba pendiente de autorización, recibiendo respuesta negativa,   advirtiendo además que el señor García se encontraba bien de salud. Así, anexan   las constancias de las autorizaciones correspondientes, siendo la última del 15   de noviembre de 2016.[1]    

IV. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DE LA   DECISIÓN    

1. Competencia    

A través de esta Sala de Revisión la   Corte Constitucional es competente para revisar las sentencias proferidas dentro   del proceso de la referencia, con fundamento en lo dispuesto por los artículos   86 y 241, numeral 9º, de la Constitución Política, en concordancia con los   artículos 31 a 36 del Decreto 2591 de 1991.    

2. Problema jurídico    

Corresponde a la Sala Cuarta de Revisión determinar si se presentó la vulneración de los   derechos fundamentales a la vida y a la salud de Salvador García Pareja, por parte   de Comparta EPS-S, al no pronunciarse sobre la prestación de los servicios   médicos que requiere para tratar el cáncer de próstata que padece.    

Previo a dilucidar la cuestión   planteada,   se abordará lo respectivo al (i) derecho   fundamental a la salud y su protección por vía de tutela, (ii)  autorización de servicios excluidos del Plan Obligatorio de Salud, (iii) el principio de   integralidad en la prestación de los servicios de salud, (iv) el hecho   superado para finalmente, entrar a analizar (v) el caso concreto.    

2.1 Cuestión previa    

Dado que Robinson Eugenio Mendoza   presentó la acción de tutela en calidad de agente oficioso de Salvador Pareja,   según lo manifiesta en la demanda, la Sala considera pertinente analizar lo   relacionado con la legitimación en la causa por activa antes de desarrollar el   problema jurídico.    

Bajo ese orden de ideas, se observa que   el artículo 86 de la Constitución Política establece que la acción de tutela es   un mecanismo de defensa al que puede acudir cualquier persona para reclamar la   protección inmediata de sus derechos fundamentales. En el mismo sentido, el   artículo 10 del Decreto 2591 de 1991 contempló la posibilidad de agenciar   derechos ajenos cuando “el titular de los mismos no está en condiciones de   promover su propia defensa”.    

A la luz de lo anterior, la legitimación   en la causa por activa  para presentar la tutela se acredita: (i) en   ejercicio directo de la acción; (ii) por medio de los representantes legales   (caso de los menores de edad, los incapaces absolutos, los interdictos y las   personas jurídicas); (iii) a través de apoderado judicial; y (iv) planteando la   existencia de una agencia oficiosa. Mediante sentencia T-531 de 2002, este   tribunal constitucional estableció los elementos necesarios para que opere la   última figura. Entre estos se destacan:    

(i) La manifestación del agente oficioso   en el sentido de actuar como tal. (ii) La circunstancia real, que se desprenda   del escrito de tutela ya por figurar expresamente o porque del contenido se   pueda inferir, consistente en que el titular del derecho fundamental no está en   condiciones físicas o mentales para promover su propia defensa. (iii) La   existencia de la agencia no implica una relación formal entre el agente y los   agenciados titulares de los derechos.[2]    

En relación con los requisitos para la   procedencia de esta acción constitucional, se observa que, al tratarse de una   persona de 77 años de edad que padece cáncer, enfermedad catastrófica que   requiere una atención rápida y efectiva, el accionante merece una especial   protección constitucional. Por tal motivo, no se le puede imponer la carga de   acudir a otros mecanismos para lograr el amparo de sus derechos, pues se trata   de evitar la ocurrencia de un perjuicio irremediable. De otro lado, se advierte   que la última petición que se presentó ante la EPS, a fin de que se autorizaran   los servicios solicitados, la cual no obtuvo respuesta, tiene fecha de 3 de   febrero de 2016 y se acudió ante el juez constitucional, para solicitar el   amparo de sus garantías fundamentales el 11 de abril de 2016. Por tanto, es   claro que la tutela fue presentada en momento oportuno, lo que, en conjunto con   el cumplimiento del requisito de subsidiariedad, como se estableció previamente,   hace que esta se torne procedente.    

3.   Derecho fundamental a la salud y su protección por vía de tutela. Reiteración de   jurisprudencia    

El artículo 48 de la Constitución consagró la seguridad social como un derecho   de carácter irrenunciable que requiere garantizarse a todos los habitantes del   territorio colombiano, y como servicio público obligatorio, bajo el control del   Estado, que debe ser prestado con sujeción a los principios de solidaridad,   eficiencia y universalidad.    

Acorde con lo dispuesto por el citado artículo, la jurisprudencia de esta Corte   ha determinado que el derecho fundamental a la seguridad social se encuentra   definido como aquel “conjunto de medidas institucionales tendientes a brindar   progresivamente a los individuos y sus familias, las garantías necesarias frente   a los distintos riesgos sociales que puedan afectar su capacidad y oportunidad,   en orden a generar los recursos suficientes para una subsistencia acorde con la   dignidad del ser humano.”[3]    

Por su parte, el artículo 49 de la Carta, en relación con lo anterior, consagró   que toda persona tiene el derecho de acceso a la protección y recuperación de su   salud, el cual se encuentra a cargo del Estado y que debe ser prestado conforme   a los principios de eficiencia, universalidad y solidaridad.    

Así, en desarrollo de las normas constitucionales citadas, el Congreso expidió   la Ley 100 de 1993 “por medio de la cual se crea el Sistema General de   Seguridad Social”, con el objetivo de otorgar el amparo frente a aquellas   contingencias a las que puedan verse expuestas las personas con la posibilidad   de afectar su salud y su situación económica. En ese orden, el sistema fue   estructurado con los siguientes componentes: (i) el Sistema General en   Pensiones, (ii) el Sistema General en Salud, (iii) el Sistema General de Riesgos   Profesionales y (iv) Servicios Sociales Complementarios.    

De igual forma,  y por interesar a esta causa, la mencionada ley dispone   como uno de los objetivos del Sistema General en Salud, crear condiciones de   acceso a todos los niveles de atención para toda la población, orientado por los   principios de universalidad, calidad y eficiencia, entre otros.    

Asimismo, la Ley 1751 de 2015[4]  reconoció el carácter fundamental que comporta este derecho, tal como lo venía   señalando la jurisprudencia constitucional. Dicha garantía, consiste en una   serie de medidas y prestación de servicios, en procura de su materialización, en   el más alto nivel de calidad e integralidad posible.[5]    

En ese orden, esta Corte ha sostenido que, en virtud del derecho fundamental a   la salud, el Estado está en la obligación de adoptar aquellas medidas necesarias   para brindar a las personas este servicio de manera efectiva e integral, derecho   que, de encontrarse de alguna manera amenazado, puede ser protegido por vía de   acción de tutela.    

Lo anterior cobra mayor importancia   cuando se trata de sujetos que se encuentran en situación de debilidad   manifiesta, como es el caso de los niños, las personas de la tercera edad,   quienes sufren de enfermedades catastróficas, entre otras, como por ejemplo,   todo tipo de cáncer[6],   y también sujetos que padecen algún tipo de discapacidad[7],  puesto que, sumado a la prestación de un servicio de calidad y un tratamiento   eficiente e integral para la enfermedad que se padezca, estos merecen una   especial protección por parte del Estado.    

4. Autorización de servicios excluidos del Plan Obligatorio de Salud.   Reiteración de jurisprudencia    

El Plan Obligatorio de Salud, actualmente regulado por la Resolución 5521 de 2013, establece todos aquellos servicios a los que tienen   derecho quienes se encuentren afiliados al Sistema de Seguridad Social en Salud   y, por consiguiente, son las EPS las que deben asumir aquellos gastos   relacionados con su prestación.    

A la luz de lo señalado, existen   algunos servicios que se encuentran excluidos de este plan, lo que tiene como   fundamento la sostenibilidad financiera, pues, debido a que los recursos del   sistema son limitados, se debe propender hacia su adecuado manejo económico que,   de alguna manera, justifica la cobertura delimitada, situación que ha sido   admitida por la jurisprudencia constitucional.[8]    

En ese orden, en principio, cuando el servicio que se requiere se encuentre   excluido del POS, no es obligación de la EPS cubrirlo y, por tanto, debe ser   asumido por el paciente. Sin embargo, la jurisprudencia constitucional, si bien,   ha aceptado las mencionadas exclusiones, como se vio en el párrafo precedente,   también ha sido enfática en señalar que existen determinados casos en los que la   no prestación de un tratamiento, procedimiento o medicamento, bajo el argumento   de encontrarse por fuera de lo señalado en el citado plan, puede afectar   gravemente el derecho fundamental a la salud de una persona, dado que existe la   posibilidad de que no cuente con los recursos necesarios para asumirlo por   cuenta propia y no se prevea una alternativa que permita conjurar la afectación   que padece. Por lo tanto, la regla que se plantea no es absoluta. [9]    

Bajo esa perspectiva, la Corte ha establecido que para que proceda la   autorización y realización de un servicio a cargo de la EPS, aunque se encuentre    excluido del POS, se deben acreditar los siguientes requisitos:     

“(i) que la falta del servicio médico vulnere o amenace los   derechos a la vida y a la integridad personal de quien lo requiere;    

(ii) que el servicio no pueda ser sustituido por otro que se   encuentre incluido en el plan obligatorio;    

(iii) que el interesado no pueda directamente costearlo, ni las   sumas que la entidad encargada de garantizar la prestación del servicio se   encuentra autorizada legalmente a cobrar, y no pueda acceder al servicio por   otro plan distinto que lo beneficie;    

(iv) que el servicio médico haya sido ordenado por un médico   adscrito a la entidad encargada de garantizar la prestación del servicio a quien   está solicitándolo.”[10]    

En virtud de lo anterior, se observa que todo servicio cuya inclusión no se   encuentra prevista el Plan Obligatorio de Salud, incluyendo, insumos,   suplementos o ayudas técnicas, deben ser autorizados y asumidos por las   entidades correspondientes, de evidenciarse los supuestos antes mencionados.    

Así, las cosas, se infiere que, si bien el Plan Obligatorio de Salud   contempla ciertas exclusiones en pro del equilibrio financiero del sistema, esta   Corte ha admitido que, en aquellos eventos en los que el afiliado requiera un   servicio que no se encuentra bajo esta cobertura, pero la situación fáctica da   crédito de los requisitos antes establecidos, es obligación de las EPS autorizar   dicha solicitud, pues lo que debe prevalecer es la garantía efectiva del derecho   fundamental a la salud del afiliado.    

5. Principio de integralidad en la   prestación de los servicios de salud. Reiteración de jurisprudencia    

Esta Corporación, en diversas   oportunidades, se ha referido al principio de integralidad en materia de salud.   Una de las perspectivas a través de las cuales se ha abordado el tema, es   aquella relativa a la adopción de todas las medidas necesarias encaminadas a   brindar un tratamiento que efectivamente mejore las condiciones de salud y   calidad de vida de las personas.[11]  Es decir, es obligación del Estado y de las entidades encargadas de la   prestación del servicio, propender hacia “la autorización total de los   tratamientos, medicamentos, intervenciones, procedimientos, exámenes, controles,   seguimientos y demás que el paciente requiera con ocasión del cuidado de su   patología y que sean considerados como necesarios por el médico tratante”[12], como   lo determinó también el artículo 8 de la  Ley 1751 de 2015.    

En ese orden, no se puede imponer   obstáculo alguno para que el paciente acceda a todas aquellas prestaciones que   el médico tratante considere que son las indicadas para combatir sus afecciones,   de manera oportuna y completa.    

Así, por regla general, los servicios que   deben ser otorgados de manera integral, son aquellos que el profesional de la   salud estime pertinentes para atender el padecimiento que se presente. Al   respecto, la Corte ha señalado que:    

“(…) el principio de integralidad no   puede entenderse de manera abstracta, lo cual supone que las órdenes de tutela   que reconocen atención integral en salud se encuentran sujetas a los conceptos   que emita el personal médico, y no, por ejemplo, a lo que estime el paciente. En   tal sentido, se trata de garantizar el derecho constitucional a la salud de las   personas, siempre teniendo en cuenta las indicaciones y requerimientos del   médico tratante.”[13]    

Bajo esa   perspectiva, dado que con el tratamiento integral se logra garantizar la   atención eficiente, adecuada y oportuna de las patologías que puedan presentar   los pacientes diagnosticados por el respectivo médico tratante, el amparo por   vía de tutela se torna procedente.    

Ahora bien, la   Corte ha identificado que existen ciertos eventos en los que no se logra   evidenciar con claridad  que el tratamiento solicitado por el paciente   relacionado con la atención integral, provenga de una orden médica o siquiera se   acredite concepto o criterio del galeno, por tanto, sostiene que, en estos   casos, el juez constitucional al conceder el amparo, debe ajustarse a precisos   presupuestos, que le permitan determinar con claridad la orden que se pretende[14]  dictar, a saber:    

       

“(i)  la descripción clara de una determinada patología o   condición de salud diagnosticada por el médico tratante, (ii) por el   reconocimiento de un conjunto de prestaciones necesarias dirigidas a lograr el   diagnóstico en cuestión; o (iii) por cualquier otro criterio razonable”[15]    

De igual manera,   se considera pertinente resaltar que, tal como lo ha sostenido la jurisprudencia   de este Tribunal, cuando están en juego las garantías fundamentales de sujetos   que merecen una especial protección constitucional, como es el caso de menores   de edad, adultos mayores, indígenas, desplazados, personas con discapacidad   física o que padezcan enfermedades catastróficas como sida o cáncer entre otras   patologías, la atención integral en materia de salud debe ser brindada   independientemente de que las prestaciones requeridas se encuentren o no   incluidas en el Plan Obligatorio de Salud.[16]    

A la luz de lo   anterior, la Corte ha reiterado, a su vez, que debido a que el derecho   fundamental a la salud comprende no solo el bienestar físico, biológico y   funcional de la persona, sino, también, los aspectos psicológicos y emocionales   y que la atención integral debe aplicarse a todas estas facetas, se configura la   obligación de las EPS de brindar un tratamiento completo para todas las   enfermedades que afectan todos aquellos ámbitos que hacen parte del mencionado   derecho, para, de esta manera, propiciar una adecuada calidad de vida y dignidad   humana en todas las esferas de la salud de una persona.[17]    

Bajo la anterior perspectiva, la Corte ha   reconocido que el servicio de salud debe ir orientado no solo a superar las   afecciones que perturben las condiciones físicas o mentales de la persona, sino,   también, a sobrellevar la enfermedad manteniendo la integridad personal.    En ese mismo sentido, es que se debe encaminar la protección constitucional del   derecho fundamental a la salud, es decir que, a pesar del padecimiento y además   de brindar el tratamiento integral adecuado, se debe propender porque su entorno   sea tolerable y digno.     

        

En   efecto, el derecho en cuestión puede resultar vulnerado cuando la entidad   prestadora del servicio se niega a acceder a aquellas prestaciones asistenciales   que, si bien no tienen la capacidad de mejorar la condición de salud de la   persona, logran hacer que la misma sea más manejable y digna buscando disminuir   las consecuencias de su enfermedad. Sobre el particular la Corte ha sostenido   que:    

 “(…) el derecho a la vida implica también la salvaguardia de unas   condiciones tolerables, que permitan subsistir con dignidad y, por tanto, para   su protección no se requiere estar enfrentado a una situación inminente de   muerte, sino que al hacerse indigna la existencia ha de emerger la protección   constitucional.”[18]    

De lo   anterior se desprende, que para esta Corte es factible la ocurrencia de eventos   en los cuales resulta contario al principio de integralidad en materia de salud,   que se exijan trámites netamente administrativos para acceder a ciertos   servicios, cuando de la condición de la persona resulta evidente que los   requiere para sobrellevar la afectación que la aqueja y, frente a los cuales,   someterla a solicitar una prescripción médica puede resultar desproporcionado.   Tal enfoque ha sido reiterado en numerosas oportunidades por la Corporación.    

Bajo   ese orden de ideas, es claro que en casos en los que la enfermedad de la persona   hace notorias sus condiciones indignas de existencia, resulta desproporcionado y   contrario al principio de integralidad en materia de salud, que se exijan   requisitos de carácter administrativo, como lo es la prescripción por parte del   galeno tratante, para que el paciente pueda recibir la asistencia médica   requerida.    

Así las cosas, cabe concluir que el tratamiento integral en materia de salud,   comporta una gran importancia en cuanto a la garantía efectiva de este derecho   fundamental, en la medida en que no se reduce a la prestación de medicamentos o   de procedimientos de manera aislada, sino que abarca todas aquellas prestaciones   que se consideran necesarias para conjurar las afecciones que puede sufrir una   persona, ya sean de carácter físico, funcional, psicológico emocional e   inclusive social, derivando en la imposibilidad de imponer obstáculos para   obtener un adecuado acceso al servicio, reforzándose aún más dicho entendimiento   cuando se trata de sujetos que merecen un especial amparo constitucional.    

6. Hecho   superado. Reiteración jurisprudencial    

La Corte, en reiterada jurisprudencia[19],   ha señalado que si la situación fáctica que motiva la presentación de la acción   de tutela se modifica porque cesa la acción u omisión que, en principio, generó   la vulneración de los derechos fundamentales, de manera que la pretensión   esbozada para procurar su defensa, ha sido debidamente satisfecha, pierde   eficacia la solicitud de amparo, toda vez que desaparece el objeto jurídico   sobre el que recaería una eventual decisión del juez de tutela y,   consecuentemente, cualquier orden de protección sería inocua. Por lo tanto, ante   ese escenario, lo procedente es que el juez de tutela declare la configuración   de la carencia actual de objeto por hecho superado.    

Frente al particular, esta corporación ha sostenido:    

“El objetivo de la acción de tutela, conforme al artículo 86 de la Constitución   Política de Colombia, al Decreto 2591 de 1.991 y a la doctrina constitucional,   es la protección efectiva y cierta del derecho constitucional fundamental,   presuntamente vulnerado o amenazado por la acción u omisión de una autoridad   pública o de un particular en los casos expresamente señalados por la ley.    

En virtud de lo anterior, la eficacia de la acción de tutela radica en el deber   que tiene el juez, en caso de encontrar amenazado o vulnerado un derecho   alegado, de impartir una orden de inmediato cumplimiento orientada a la defensa   actual y cierta del derecho que se aduce.    

No obstante lo anterior, si la situación de hecho que origina la violación o la   amenaza ya ha sido superada en el sentido de que la pretensión erigida en   defensa del derecho conculcado está siendo satisfecha, la acción de tutela   pierde su eficacia y su razón de ser.”.[20]    

Finalmente, se   considera pertinente resaltar que, a pesar de que se advierta la ocurrencia de   un hecho superado, la Corte puede resolver realizar un análisis sobre la posible   vulneración de los derechos fundamentales planteada en la demanda, advertir   sobre la importancia de su garantía en el futuro, rechazo a las conductas que en   un principio dieron origen a la solicitud de amparo y la necesidad de continuar   la prestación del servicio que fue requerido.    

7. Caso concreto    

Con fundamento en   las anteriores consideraciones, pasa la Sala a analizar si, efectivamente, se   presentó la vulneración de los derechos fundamentales a la vida y a la salud de   Salvador García Pareja, por parte de Comparta EPS-S, al no pronunciarse sobre la   prestación del tratamiento integral que requiere como consecuencia del cáncer de   próstata que padece.    

En el expediente se evidencia que Salvador García Pareja, quien en la actualidad   cuenta con 77 años de edad, padece cáncer de próstata. Como parte del   tratamiento su médico tratante le prescribió ciertos exámenes y medicamentos y,   en consecuencia, a través de un escrito de petición presentado por la sobrina   del agenciado, se solicitó también la prestación del tratamiento integral, sin   obtener respuesta alguna.    

Así, sostiene el demandante que debido a la urgencia de recibir el tratamiento   que requiere el agenciado como consecuencia de la grave enfermedad que padece,   aunado a su avanzada edad, con la ayuda económica de familiares y amigos   lograron trasladarlo a la ciudad de Bogotá para practicarse los exámenes y   procedimientos prescritos, en el Instituto Nacional de Cancerología, de manera   particular.    

En cuanto a la situación personal del señor García, indicó que no cuenta con los   medios económicos para continuar sufragando los costos de los medicamentos,   exámenes, transporte y alimentación, entre otros, para poder recibir el   tratamiento que requiere. De igual manera, añadió que se trata de un sujeto de   especial protección quien debido a su enfermedad, ya se encuentra impedido para   caminar.    

Las entidades vinculadas por el juez de primera instancia, a saber: la   Secretaría Distrital de Salud de Bogotá, el Instituto Nacional de Cancerología y   el Instituto de Diagnóstico Médico, solicitaron su desvinculación del proceso.   Por su parte, la EPS demandada no se pronunció.    

En virtud   de las circunstancias fácticas anotadas, lo primero que advierte la Sala es que   Salvador García Pareja, al ser considerado una persona de la tercera edad y   padecer una enfermedad grave y catastrófica como lo es el cáncer de próstata,   merece una especial protección constitucional. Esto implica que, como se vio en   la parte considerativa de esta providencia, el tratamiento integral para dicho   padecimiento debe ser brindado independientemente de si lo requerido se   encuentra incluido o no en el POS y, conforme a lo prescrito por su médico   tratante, sin el cobro de copagos o cuotas moderadoras y en una IPS que cuente   con lo necesario para tratar este tipo de pacientes.    

En ese sentido, si la entidad demandada no tiene vinculación con entidades de   este tipo en el lugar donde reside el agenciado y este deba ser trasladado a   otra ciudad para recibir el tratamiento adecuado, es pertinente reiterar que el   POS establece ciertos eventos específicos en los que dicho servicio debe   prestarse a cargo de la EPS y que, en principio, un caso que no se enmarque   dentro de dichos supuestos lleva a que la prestación deba ser asumida por el   paciente.    

No obstante, según lo visto en párrafos anteriores, no es de recibo interponer   obstáculo alguno que impida el acceso a los servicios de salud y, por   consiguiente, la materialización de este derecho fundamental. Por lo tanto, a    una persona que no cuente con los recursos económicos para sufragar dicho   traslado, se le debe autorizar dicha prestación, indistintamente de que se   adecúe a los casos planteados por el POS, siendo la EPS la llamada a correr con   los gastos derivados, tanto del paciente como de su acompañante, si el médico   tratante así lo prescribe o el juez de tutela evidencia su necesidad. Reiterando   que en estos casos, la carga de la prueba se invierte y es la entidad promotora   de salud la que debe demostrar que el paciente si cuenta con la capacidad   económica suficiente.    

Ahora bien, a pesar de que la entidad accionada no respondió la demanda de   tutela, al contestar el requerimiento hecho por esta Corte manifestó que en la   actualidad todos los servicios requeridos por el agenciado han sido autorizados,   ha sido atendido por diferentes especialistas y se le realizaron las   quimioterapias respectivas, al punto de que no existe prescripción pendiente por   autorizar, indicándose que la salud del señor García es estable, anexando como   prueba las constancias de las correspondientes autorizaciones.    

En esa medida, advierte la Sala que al desaparecer los motivos que originaron la   presente acción de tutela se configura la carencia actual de objeto por hecho   superado, dado que al agenciado, según se demuestra, se le está brindando el   tratamiento requerido sin necesidad de trasladarse a otra ciudad y su salud se   encuentra estable.    

Sin embargo, se considera pertinente advertir a la EPS demandada que debe   continuar con el tratamiento adecuado e integral para tratar el cáncer que   padece el agenciado, según lo prescriba su médico tratante e independientemente   de si lo requerido se encuentra o no incluido en el POS, sin el cobro de cuotas   moderadoras o copagos. De igual manera, de presentarse el evento en que el señor   García deba ser trasladado a otra ciudad, dado que, según afirma el actor, el   agenciado carece de recursos económicos, los gastos de dicho servicio junto con   su acompañante, deben ser asumidos por Comparta EPS-S, en la medida en que se   entiende que al tratarse de un tratamiento contra el cáncer el cual puede   incluir sesiones de quimioterapia o radioterapia que implican serios efectos   secundarios para el paciente, es evidente que este requiere de alguien que lo   auxilie durante el proceso.    

Así las cosas, la Sala advierte la necesidad de revocar la sentencia de segunda   instancia, pero también de declarar la carencia actual de objeto por hecho   superado. No obstante, se advierte a Comparta EPS-S que deberá continuar   brindando el tratamiento integral que requiere el señor García, de conformidad   con lo prescrito por su médico tratante, en IPS adecuadas para tratar este tipo   de pacientes y sin la imposición de obstáculo alguno que le impida el acceso   efectivo a los servicios de salud, asumiendo los costos a que haya lugar   incluyendo los gastos de transporte, alimentación y hospedaje, de ser necesario.    

IV.    DECISIÓN    

En mérito de lo expuesto, la Sala Cuarta de Revisión de la Corte   Constitucional, administrando justicia en nombre del pueblo y por mandato de la   Constitución,    

RESUELVE    

PRIMERO.- REVOCAR la Sentencia proferida por   el   Juzgado 33 Civil del Circuito de Bogotá, el 1° de junio de 2016, que a su turno   revocó la dictada por el Juzgado 35 Civil Municipal de Bogotá, el 22 de abril de   2016   dentro de la acción de tutela promovida por Robinson Eugenio Mendoza, en calidad   de agente oficioso de Salvador García Pareja contra la Cooperativa de Salud   Comunitaria Empresa Promotora de Salud Subsidiado,   Comparta EPS-S.    

SEGUNDO.- DECLARAR la carencia actual de objeto   por hecho superado.    

TERCERO.- ADVERTIR A Comparta EPS-S que deberá   continuar brindando el tratamiento integral que requiere Salvador García Pareja,   de conformidad con lo prescrito por su médico tratante, en IPS adecuadas para   tratar este tipo de pacientes y sin la imposición de obstáculo alguno que le   impida el acceso efectivo a los servicios de salud, asumiendo los costos a que   haya lugar, incluyendo los de transporte, alimentación y hospedaje, de ser   necesario.    

CUARTO.- LÍBRESE por Secretaría General las comunicaciones previstas   en el artículo 36 del Decreto 2591 de 1991.    

Cópiese, notifíquese, comuníquese, publíquese y cúmplase.    

GABRIEL EDUARDO MENDOZA MARTELO    

Magistrado    

GLORIA STELLA ORTIZ DELGADO    

Magistrada    

JORGE IVÁN PALACIO PALACIO    

Magistrado    

MARTHA VICTORIA SÁCHICA DE MONCALEANO    

Secretaria General    

[1] Folios 27 a 49, cuaderno 1.    

[2] Al respecto ver sentencia T-004 de   2013.    

[3] Sentencia T-1040 de 2008.    

[4] “Por la cual se regula el derecho   fundamental a la salud y se dictan otras disposiciones.”    

[6] Al respecto ver sentencia T-920 de   2013    

[7] La respecto ver las Leyes 1346 de   2009 (art. 25 y 26), 1618 de 2013 (art.7, 9,10) y 1751 de 2015 (art. 11).    

[8] Al respecto ver sentencia T-154 de   2014.    

[9] Al respecto ver sentencia T-209 de   2013.    

[10] Sentencia T-760 de 2008.    

[11] Sentencia T-408 de    2011.    

[12] Sentencia T-408 de    2011.    

[13] Sentencia T-053 de 2009.    

[14] Al respecto ver sentencia T-209 de   2013 entre otras.    

[15]  Sentencia T-531 de 2009.    

[16] Al respecto ver sentencia T-408 de   2011 y T-209 de 2013, entre otras.    

[17] Al respecto ver Sentencia T-381 de   2014.    

[18]SentenciaT-694 de 2009.    

[19] Ver entre otras las sentencias   T-495 de 2001, T-692 A de 2007, T- 178 de 2008, T- 975 A de 2008, M.P. Rodrigo   Escobar Gil.    

[20] Ver sentencia T-495 de 2001 M.P.   Rodrigo Escobar Gil.

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