C-246-09

    Sentencia  C-246-09   

Referencia:   expediente  D-7515  y  D-7516  (Acumulados)   

Demandante:    Jorge    Alonso    Garrido  Abad   

         

Demanda  de  inconstitucionalidad  contra los  artículos 160 y 162 de la Ley 23 de 1982   

Magistrada ponente (E):  

Dra.   CLARA   ELENA   REALES   GUTIÉRREZ   

Bogotá,  D.C., primero (01) de abril de dos  mil nueve (2009).   

La  Sala Plena de la Corte Constitucional, en  cumplimiento  de  sus  atribuciones  constitucionales  y  de  los  requisitos de  trámite   establecidos   en   el   Decreto   2067  de  1991,  ha  proferido  la  siguiente   

SENTENCIA   

I.  ANTECEDENTES   

En  ejercicio  de  la  acción  pública  de  inconstitucionalidad,  el  ciudadano  Jorge  Alonso  Garrido  Abad  demandó los  artículos   160   y   162  de  la  Ley  23  de  1982.   

En sesión llevada a cabo el 5 de noviembre de  2008,  la  Sala  Plena  de  esta  Corporación  resolvió acumular el expediente  D-7516  a  la demanda D-7515, con el fin de que se tramitaran conjuntamente y se  resolvieran en la misma sentencia.     

Cumplidos  los  trámites  constitucionales y  legales  propios  de los procesos de constitucionalidad, la Corte Constitucional  procede a decidir acerca de la demanda en referencia.   

II.     NORMA  DEMANDADA   

A continuación se transcribe el texto de las  normas señaladas:   

LEY 23 DE 1982  

(enero 28)  

Sobre derechos de autor  

(…)  

Artículo 160.- Las  autoridades  administrativas  del  lugar  no  autorizarán  la  realización  de  espectáculos  o  audiciones  públicas,  sin  que  el  responsable  presente su  programa  acompañado  de la autorización de los titulares de los derechos o de  sus representantes.   

III. LA DEMANDA  

Aclaración previa  

En el presente proceso, aunque la Corte debe  decidir  sobre  dos demandas, una contra el artículo 160 de la Ley 23 de 1982 y  otra  contra  el artículo 162 de la misma ley, se expondrán los argumentos del  actor  en  el  mismo  apartado,  toda  vez  que son idénticos en los dos casos.   

Argumentos  expuestos  por  el  demandante   

El  demandante  solicita  la declaratoria de  inconstitucionalidad  de  los  artículos 160 y 162 de la Ley 23 de 1982 por ser  violatorios del artículo 13 de la Constitución Política.   

El  demandante aduce que las normas acusadas  presentan  una  omisión  legislativa que vulnera el derecho a la igualdad, pues  no  se  garantiza  la  posibilidad  de  que los órganos de radiodifusión y los  productores   de  espectáculos  o  audiciones  públicas  puedan  negociar  los  derechos  de  autor  con sus titulares o con las sociedades que los representan,  como  sí  lo pueden hacer los demás usuarios, de acuerdo al artículo 73 de la  Ley 23 de 1982. Al respecto señala:   

“La violación del derecho de igualdad del  organismo  de  radiodifusión  [y del responsable de la  realización  de espectáculos o audiciones] (que es un  usuario  de obras musicales), se manifiesta en que al no involucrar el texto, la  posibilidad  que aquel pueda conciliar o concertar el precio de la autorización  del  titular sobre la obra a ejecutar públicamente con el titular del derecho o  su  representante, el organismo de radiodifusión [y el  responsable  del  evento] queda en desigualdad frente a  los  demás  usuarios  de  obras  musicales  a  quienes la ley si les concede la  posibilidad  de concertar sus intereses con los del titular del derecho de autor  o  de  su  representante  (artículo 73 de la ley 23 de 1982). Esa autorización  implica  el  pago  de un precio). Y es que ese responsable de la realización de  un evento o audición, es en esencia un usuario de obras musicales.   

“Además,  el  organismo de radiodifusión  [y   el   responsable   del   evento   o  audición],  por  efecto  del  acusado  mandato,  también queda en  desigualdad  frente  al  titular  del  derecho  sobre  las  obras  que  pretende  ejecutar,  pues la norma no involucró la posibilidad de que ese usuario pudiera  concertar  el  precio  de esa Autorización. Lo anterior es evidente si se tiene  en  cuenta  que  necesita  de  la  misma  para  acceder al derecho de ejercer la  radiodifusión  [y  de realizar un evento],  lo cual, pone ese acto de autorización, en relación directa con  el  derecho  al  Trabajo de quien debe obtener dicho permiso. Esa desigualdad lo  expone  a  abusos  y  arbitrariedades  por  parte  de  quien  debe otorgarle esa  autorización.   

“Esa   omisión  es  constitucionalmente  censurable  porque  se  predica  de un elemento que por razones constitucionales  debería  haberse  incluido  dentro  del texto acusado,  porque  la  jurisprudencia  constitucional  señala  que  el recaudo del derecho  patrimonial  de autor por uso, explotación o utilización pública de obras, no  puede  librarse a la voluntad contractual de usuario y autor, sino que involucra  necesariamente  la  intervención  Estatal a través de normas de orden público  no   susceptibles   de   ser  anuladas  por  pactos  bilaterales”.   

Finalmente,  el  actor expone que las normas  atacadas   vulneran   la  jurisprudencia  constitucional  en  relación  con  la  justificación  de tratos desiguales porque (i) no existe un principio de razón  suficiente  para   tratar  de  manera  diferente  a  los  usuarios de obras  musicales  o  las  organizaciones  que los representan, quienes según el actor,  pueden  conciliar  o concertar sus intereses con los del titular de la obra o su  representante,  y  los  organismos  de  radiodifusión  o los responsables de la  realización  de  un  evento  o  audición;  (ii) la razonabilidad de las normas  resulta  desproporcionada; (iii) las normas no guardan una racionalidad interna;  (iv)  el  trato  desigual  no es razonable desde la perspectiva de los valores y  principios  constitucionales;  y  (v) las normas generan una distinta situación  de hecho.   

IV. INTERVENCIONES  

    

1. UNIDAD  ADMINISTRATIVA  ESPECIAL  DIRECCIÓN  NACIONAL  DE  DERECHO  DE  AUTOR  DEL  MINISTERIO  DEL INTERIOR Y DE  JUSTICIA     

El  representante  judicial  de  la  Unidad  Administrativa  Especial Dirección Nacional de Derecho de Autor, Carlos Alberto  Rojas  Carvajal, manifestó que la Corte se debe declarar inhibida para resolver  esta  demanda,  y  en caso de que se analice el fondo de la presente acción, se  declare  la  exequibilidad de las normas acusadas. Indica que los argumentos del  actor  no  son  ciertos, y afirma: “la posibilidad de  concertar  las  tarifas  por  el uso de obras se encuentra establecida de manera  expresa  en  el  artículo  73  de la Ley 23 de 1982, sin que allí se excluya a  ningún tipo de usuario de tal facultad.   

“En   otras   palabras,  acorde  con  lo  establecido  en  el  artículo  73  de  la  Ley  23  de  1982, los organismos de  radiodifusión  y  los  responsables  de  audiencias  y  espectáculos públicos  tienen  derecho,  en  su  calidad  de  usuarios  de  obras,  a concertar con los  titulares  de  derechos  a  sus  representantes  las  tarifas  que  correspondan  (…)”.   

Agrega que tampoco es cierto el argumento del  demandante  según  el  cual,  de acuerdo a la jurisprudencia constitucional, el  Estado  debe  intervenir  el  recaudo  de  los  derechos patrimoniales de autor,  puesto  que ni la Constitución ni la jurisprudencia han señalado que el Estado  deba  intervenir para fijar las tarifas que han de regir el uso legal de obras y  presentaciones  musicales.  Por  el  contrario  “por  regla  general,  y  salvo  las  limitaciones  y  excepciones establecidas por el  legislador  a este tipo de derechos, el autor o sus causahabientes tienen plenas  facultades  para  realizar, autorizar o prohibir el uso de sus obras, sin que le  sea   posible  al  Estado  entrar  a  ‘suplir        la        voluntad        del        autor’,  ni  mucho  menos reemplazarlo en el  ejercicio   de  sus  derechos,  como  erróneamente  lo  plantea  el  demandante  (…)”.   

    

1. SOCIEDAD DE AUTORES Y COMPOSITORES  DE   COLOMBIA   –  SAYCO  –     

Vivian   Alvarado   Baena,  actuando  como  apoderada  de  SAYCO, solicitó a la Corte se declarara la constitucionalidad de  las    normas    demandadas.   Explica   el   interviniente   que   “la  negociación  cuyo  objeto  sea  el  derecho  de  autor, debe  responder  al  principio  de  la  autonomía  de la voluntad de las partes, a la  interrelación  de  las  condiciones  del  mercado,  a  la  concertación de los  respectivos  contratos siempre que no sean contrarios a los principios generales  de  la  legislación  autoral  (…).  Por  lo  tanto, la fijación de tarifas a  cobrar  por  ejemplo,  por la comunicación pública de la música por parte del  estado,  se  erigiría  como  un  atentado  en  contra  del  carácter privado y  exclusivo  del derecho de autor, y además vulnera compromisos internacionales y  comunitarios adquiridos por nuestro país (…).”   

Agrega  que  “la  premisa  de  la cual parte el demandante en cuanto a la habilitación unilateral  para  la fijación de la tarifa, conduce a equívocos, pues si bien es cierto el  titular  del  derecho  fija unilateralmente la tarifa (tal como sucede con todos  los  bienes  que  se  son ofrecidos (sic) en el comercio), no lo es menos que en  materia  del derecho de autor, la propia ley (artículo 73 de la Ley 23 de 1982)  exige  que  la  tarifa  que  efectivamente  se  ha  de pagar, debe ser objeto de  concertación, es decir, de acuerdo entre las partes”.   

    

1. INTERVENCIONES  CIUDADANAS  QUE  COADYUVAN EN LA DEMANDA     

     

1. La  Cadena  Radial  de la Libertad  Ltda,  a  través  de  su  representante,  coadyuvó  con la demanda presentada.  Señaló  que  la ausencia de concertación para fijar la tarifa a pagar por los  derechos    de    autor   es   una   omisión   legislativa   que   “deja  expuesto  al  organismo  de radiodifusión a la imposición  arbitraria  de tarifas por parte de los titulares del derecho, situación que ha  sido    casi   generalizada   en   este   contexto   (…)”.      

     

1. La  Asociación de Comerciantes de  Rionegro,  a  través de su presidente, apoyó la presente demanda y aportó dos  fallos  de  tutela  que  se  refieren  al cobro abusivo de derechos de autor por  parte  de  la  organización  SAYCO ACINPRO. Indicó que existe una “imposición  unilateral  de  tarifas  por  derechos  de autor por  parte  de  las  sociedades  de gestión colectiva, la cual está amparada por la  misma  redacción  de  los  textos legales en unos casos y en desconocimiento de  los usuarios en otros”.     

     

1. La  Sociedad  de Radiodifusión de  Anserma  Caldas  S.A.,  a  través  de  su  representante legal, coadyuvó en la  presente  demanda de constitucionalidad. Indica que el artículo 48 del Régimen  Común    Andino    relativo    a    los   derechos   de   autor,   “dispone  en su último parágrafo que, el sistema de fijación de  tarifas   establecido   por  ese  Régimen,  no  se  aplica  cuando  en  nuestra  legislación  interna  se  establezca  un  sistema  distinto al Comunitario y en  nuestro  país, está vigente el acuerdo amistoso y régimen subsidiario de pago  del  derecho  de autor, señalado en el parágrafo del artículo 73 de la Ley 23  de  1982, conjunto normativo declarado exequible por Sentencia C-519 de 1999, de  la Corte Constitucional”.     

     

1. La  cadena radial Radio Garzón, a  través  de  su  representante  legal,  apoyó  los  argumentos expuestos por el  demandante  para  solicitar  la  inconstitucionalidad  de  las  normas demandas.  Señaló:   “Según  lo  expresado  por  ustedes  en  jurisprudencia  C-833  de  2007,  el  derecho  exclusivo  de  los  autores está  especialmente  regulado  por  el  estado  con  la previsión que si no existe un  contrato  entre  las  partes, entran a regir unas tarifas legales señaladas por  el  Estado. Desafortunadamente no ocurre así en la realidad, porque ese derecho  de  autor se está ejerciendo de manera absoluta en detrimento de otros derechos  de   las   personas   que  con  muchísimo  trabajo  intentamos  hacer  todavía  productivas  las  emisoras  de  pueblos  que  transmiten  en  A.M  y  que se ven  expuestas  a  la  feroz  competencia  de las exitosas estaciones de F.M. En este  contexto,  la  Asociación  de  medios  de comunicación, AOMEDIOS, gracias a su  poder  logra concertar algunos precios con SAYCO y ACINPRO, sin que sean tampoco  consecuentes con la realidad del mercado”.     

     

1. La  Asociación  Colombiana  de  Usuarios   de  Obras  Musicales,  ACUSMUN,  respaldó  la  presente  demanda  de  inconstitucionalidad.  Precisó: “Es cierto que tanto  la  legislación  internacional como la interna reconocen a favor de los autores  el  control  que  sobre  la  explotación  se  haga  de  sus obras, ello es, que  mediante  su  autorización  puede  hacerse  un  uso  oneroso  o gratuito de las  mismas.  Sin  embargo,  cuando la autorización implica onerosidad dando lugar a  que  bajo  el  amparo  legal se constituyen las Sociedades de Gestión Colectiva  para  representar a sus agremiados y captar los derechos patrimoniales derivados  de  la  explotación  de su obras, es el Estado el que  mediante  su  intervención  debe  establecer las condiciones bajo las cuales se  ejerce  tal  actividad,  la  cual  se ha entendido sin  ánimo  de  lucro  y,  en  favor  de  los asociados como garantía de su derecho  fundamental  a la seguridad social y del beneficio del reparto equitativo de las  remuneraciones  que  se  recaudan  (Ley  44  de  1993). Además, es abundante la  jurisprudencia  constitucional en donde se expresa que la actividad cumplida por  esas  sociedades  de  gestión colectiva superan los límites del simple derecho  de   asociación  y  que,  por  esa  razón,  son  sujetos  pasivos  de  intensa  regulación Estatal (…).     

“Es evidente que ante una aparente ausencia  de  un  mecanismo  de  conciliación de la tarifa que se desprende de las normas  impugnadas,  los sujetos pasivos del mandato de las mismas, no tienen mecanismos  de  negociación  que  les  impidan  defenderse  de  un ejercicio abusivo de ese  derecho  de autorización sobre el uso de las obras que tienen sus titulares, lo  cual, supone la violación del derecho de igualdad”.   

V.  CONCEPTO  DEL  PROCURADOR  GENERAL DE LA  NACIÓN   

El  representante del Ministerio Público le  solicita  a  la  Corte  que  se  declare inhibida para emitir pronunciamiento de  fondo  en relación con los cargos de inconstitucionalidad formulados contra los  artículos  160  y  162  de  la  Ley  23 de 1982, por ineptitud sustancial de la  demanda.    

En  primer  lugar,  el  Ministerio  Público  señala  que  no  es  cierto  el  argumento  del  demandante  según  el cual el  legislador  incurrió  en  una  omisión  legislativa  al  no  haber otorgado la  posibilidad  de  que  los  órganos  de  radiodifusión  y  los  productores  de  espectáculos  o  audiciones  públicas  pudieran negociar los derechos de autor  con  sus  titulares  o  con  las  sociedades  que  los  representan.  Explica el  Procurador  que  “(…)  de la simple lectura de las  normas  demandadas  se  deduce  con  meridiana claridad que el legislador sí se  ocupo  en  ellas  de  los  organismos  de radiodifusión y de los productores de  espectáculos  y audiciones públicas, justamente para exigir: (i) al Ministerio  de  Comunicaciones  que  no  permita  a  los organismos de radiodifusión en sus  emisiones  la  difusión  de obras científicas, literarias o artísticas que no  se  encuentren  autorizadas  por  sus titulares o sus representantes; y, (ii) la  imposición   a  las  autoridades  administrativas  para  que  no  autoricen  la  realización  de  espectáculos  y  audiciones  públicas  sin  que el productor  allegue  la  autorización  del  titular  de  los  derechos  de  autor  o de sus  representantes”.   

En  segundo  lugar,  el  jefe del Ministerio  Público  aduce  que  el  demandante  incurrió  en  un  error  al  “(…)  afirmar  que  con  base  en  la jurisprudencia de la Corte  Constitucional  y, concretamente la Sentencia C-833 de 2007, en todos los casos,  por  razones de interés público, fundadas en la conciliación de los distintos  intereses  que  comporta  el  tema  relativo  a  los derechos de autor, debe ser  posible  negociar  los  derechos  patrimoniales y, en los casos en que no exista  acuerdo  entre  las  partes  a falta de un contrato o por su vencimiento, la ley  debe  facultar  a  los  organismos de radiodifusión o a los responsables de los  espectáculos  o audiciones públicas para negociar la tarifa de tales derechos,  omisión en que, en su sentir, incurren las normas demandadas.   

“Tal  apreciación,  admite  dos reparos a  saber:   

“El referido a la equívoca interpretación  de  la  jurisprudencia  que  se  cita,  por  cuanto  en esta se reitera que a la  negociación   sobre   los  derechos  patrimoniales  de  autor  se  antepone  la  autorización   previa   y  expresa  del  titular  de  los  derechos  o  de  sus  representantes  para  su utilización; aspecto que por demás, obvia el actor al  transcribir  el  artículo  162  de  manera incompleta, incumpliendo otro de los  requisitos  de  procedibilidad  de  la  acción  que  exige  el  Decreto 2067 de  1991.   

“Tratar de confundir la negociación de los  derechos  patrimoniales,  lo  cual  hace  referencia   a  la tarifa, con el  derecho  a  la protección de la obra, cambiando el orden lógico que permite la  protección  de  los derechos de autor, y desconociendo la facultad que tiene el  titular  para  comercializarla  o  no,  a  través  de la autorización previa y  expresa,  es  censurable  en  un  demandante  habitual  como  lo es el ciudadano  GARRIDO  ABAD  y,  más  aún,  resulta  inaceptable para el Ministerio Público  colocar  en  voces  de la jurisprudencia lo que esta no dice a efectos de apoyar  un cargo de constitucionalidad inexistente”.   

Finalmente,  el Ministerio Público llama la  atención  sobre el reiterado uso de la acción pública de inconstitucionalidad  que  ha  hecho  el  demandante,  que  en  la  mayoría de los casos ha resultado  fallida  por  no  reunir los requisitos contemplados en el Decreto 2067 de 1991.   

VI. CONSIDERACIONES Y FUNDAMENTOS  

1. Competencia  

De  conformidad  con  lo  dispuesto  en  el  artículo  241  numeral  5 de la Constitución Política, la Corte es competente  para conocer de la presente demanda.   

2. Inhibición de la Corte Constitucional para  proferir decisión de fondo en el presente proceso   

Como  cuestión  preliminar,  es  necesario  analizar  las  solicitudes  del  Procurador General de la Nación y de la Unidad  Administrativa  Especial  Dirección Nacional de Derecho de Autor del Ministerio  del  Interior  y de Justicia en el sentido de que se profiera fallo inhibitorio.  Al  respecto  cabe resaltar que el magistrado sustanciador inadmitió la demanda  y  luego,  en  el  auto sobre el escrito de corrección, señaló que la demanda  era  admitida  en aplicación del principio pro actione, sin perjuicio de lo que  determine  la  Sala  Plena  en  lo  referente  a  la procedencia de emitir fallo  inhibitorio.   

La  Corte  Constitucional  ha  precisado  en  numerosas  oportunidades  que  en  virtud  de  la  naturaleza  de  la acción de  inconstitucionalidad  y  de  las competencias limitadas de esta Corporación, no  le  corresponde  a  ella  adelantar  el  control  oficioso  de  las  leyes, sino  únicamente  pronunciarse  sobre  las  demandas  debidamente presentadas por los  ciudadanos  (C.P.,  art.  241).  Estas  demandas  han  de  cumplir  con  ciertos  requisitos  mínimos.  “Y  para que realmente exista  una  demanda  –ha explicado  la  Corte-, es necesario que el actor formule un cargo  susceptible  de activar un proceso constitucional, pues no le corresponde a esta  corporación  imaginar  cargos  inexistentes  ya  que  ello  equivaldría  a una  revisión  oficiosa. Además, es claro que este cargo debe estar suficientemente  estructurado  desde  la presentación misma de la demanda (…) pues la corte no  puede  corregir,  sin  afectar  el  debido proceso constitucional, el defecto de  ausencia            de           cargo”.1   Así,   al   estudiar   la  constitucionalidad  del  numeral 3° del artículo 2° del Decreto 2067 de 1991,  la  Corte  sostuvo que “el ataque indeterminado y sin  motivos    no    es    razonable”.   2  En  este  mismo  sentido,  ha precisado la Corte que “la  ausencia  de  un  requisito  sustancial  como  el concepto de la  violación,  no  puede ser suplida oficiosamente por la Corte y, por tratarse de  una   demanda   inepta,   debe   proferirse   sentencia  inhibitoria”.3   

La  necesidad  de  justificar en forma clara,  precisa,   pertinente,   específica  y  suficiente4    las    acusaciones    de  inconstitucionalidad  presentadas contra las normas legales, ha sido clasificada  como  una  carga  procesal  básica  a  cumplir  por los ciudadanos que ponen en  movimiento  el sistema de control constitucional, cuyo alcance ha sido explicado  por  esta  Corporación  al  indicar  que  “entre el  señalamiento  de  las normas acusadas como inconstitucionales, el señalamiento  de  las  normas constitucionales que se consideran infringidas y las razones por  las  cuales  dichos  textos  se  estiman  violados,  no  sólo  debe existir una  correspondencia  lógica  sino  que también es necesario que exista claridad en  la   exposición  de  la  secuencia  argumentativa.5 En verdad, mal haría la Corte  en  ejercer  el  control  constitucional  que  se  la  confiado  por mandato del  artículo  241 Superior, sobre disposiciones legales en relación con las cuales  el  impugnante  plantea  argumentaciones  ininteligibles  o  carentes de sentido  lógico.  Por  ello,  en  estos  eventos  lo procedente es adoptar una decisión  inhibitoria  que  no impide que los textos acusados puedan ser nuevamente objeto  de  estudio  a  partir de una demanda que satisfaga cabalmente las exigencias de  ley”.6  Tal carga implica, así, la obligación de determinar con claridad  la  forma en que las normas acusadas contradicen o desconocen lo dispuesto en la  Carta   Política,   “con  el  fin  de  destruir  la  presunción      de      constitucionalidad”.7   

En  el  presente  caso,  el actor solicita la  declaratoria  de  inconstitucionalidad  de los artículos 160 y 162 de la Ley 23  de  1982.  Funda  sus  argumentos  en  el  hecho  de que, según él, las normas  acusadas  no  prevén  la  posibilidad de que los organismos de radiodifusión y  los  responsables  de  la  realización  de espectáculos o audiciones públicas  negocien  los  derechos  de autor con sus titulares o con las sociedades que los  representan,  mientras  que  el  artículo  73  de la misma Ley sí consagra tal  posibilidad para los demás usuarios.   

La Corte advierte que los argumentos del actor  no  son  ciertos,  pues  el  artículo  73  de  la Ley 23 de 1982 señala:    

Artículo 73.- En todos los casos en que los  autores  o las asociaciones de autores celebren contratos con los usuarios o con  las  organizaciones  que  los  representen,  respecto  al  derecho de autor, por  concepto  de  ejecución,  representación, exhibición y, en general, por uso o  explotación  de  las  obras  protegidas por la presente Ley, serán las tarifas  concertadas  en los respectivos contratos, las que tendrán aplicación, siempre  que no sean contrarias a los principios consagrados por la misma.   

Parágrafo.-  En  los casos en que no exista  contrato,  o  hayan  dejado  de tener vigencia legal, las tarifas serán las que  fije  la  entidad  competente  teniendo  en  cuenta  entre  otros  factores,  la  categoría  del  establecimiento  donde se ejecute, la finalidad y duración del  espectáculo;  estas  tarifas  no  podrán  ser  mayores a las acordadas por las  asociaciones para casos similares.   

Por lo tanto, es claro que la citada norma no  discrimina  entre los usuarios que tienen el derecho a concertar con los autores  o  asociaciones  de  los  mismos,  las  tarifas  por  uso  o explotación de las  producciones  artísticas, científicas o literarias. En consecuencia, tanto los  radiodifusores  como los encargados de audiencias y espectáculos públicos, que  usen  o  exploten  las  creaciones  o  producciones  artísticas,  literarias  o  científicas,  tienen derecho a concertar con los autores o sus asociaciones las  tarifas correspondientes.   

De otro lado, también es importante señalar  que  el demandante funda sus argumentos en la posible vulneración del derecho a  la  igualdad.  Sobre  los cargos basados en el derecho a la igualdad la Corte ha  dicho  que  estos  deben  contar  con la característica de ser específicos. Se  debe  “señalar con claridad los grupos involucrados,  el  trato  introducido  por las normas demandadas que genera la vulneración del  derecho  a la igualdad y qué justifica dar un tratamiento distinto al contenido  en        las        normas       acusadas”,8  toda  vez  que  “la  realización  de  la  igualdad  no le impone al legislador la  obligación  de  otorgar  a todos los sujetos el mismo tratamiento jurídico, ya  que  no todos se encuentran bajo situaciones fácticas similares ni gozan de las  mismas  condiciones o prerrogativas personales e institucionales”.9   

Ahora bien, debido a que varios organismos de  radiodifusión  intervinieron  en  el presente proceso para coadyuvar la demanda  presentada  por  el  señor Garrido Abad, es preciso referirse a estos escritos.  En  síntesis,  los intervinientes se quejan de la imposición arbitraria de las  tarifas  de  los  derechos  de  autor por parte de los titulares del derecho. No  obstante,  el  problema  al  que  se  refieren  se  circunscribe  a  la indebida  aplicación  que  hacen  los titulares de los derechos de autor sobre las normas  que  regulan  esta materia, en especial el artículo 73 de la Ley 23 de 1982. Al  respecto,  la  Corte  ha  señalado  que  “no existe  materialmente  cargo,  si  el  demandante  en  realidad  no  está  acusando  el  contenido  de  la  norma  sino  que  está  utilizando  la acción pública para  resolver  un problema particular, como podría ser la indebida aplicación de la  disposición    en    un    caso   específico”.10  Por  consiguiente,  los conflictos jurídicos que surjan por la aplicación de normas  legales  han de ser resueltos por las autoridades competentes, y no a través de  la   acción   pública   de  inconstitucionalidad.11    

Así  pues, teniendo en cuenta que la demanda  de  la  referencia (i) no parte de una premisa normativa cierta, toda vez que se  fundamenta  en  la  particular  interpretación  que el actor hace de las normas  acusadas;  (ii)  no  presenta  un  argumento  claro y específico, puesto que el  único  cargo  de  constitucionalidad  que  se  plantea  es  el  de  la  posible  vulneración  al  derecho  a  la igualdad en el que no se exponen plenamente las  razones  de  tal  violación;  y  (iii)  los  argumentos  de  la  demanda no son  pertinentes  dado  que  no  se plantea un problema de naturaleza constitucional,  sino  la  indebida  aplicación  de las normas por parte de los titulares de los  derechos  de  autor;  esta  Sala decide declararse inhibida para pronunciarse de  fondo en el presente proceso.   

    

VII.  DECISIÓN   

En mérito de lo expuesto, la Sala Plena de la  Corte  Constitucional, administrando justicia en nombre del Pueblo y por mandato  de la Constitución,   

RESUELVE:  

Declararse         INHIBIDA   para   pronunciarse  sobre  la  constitucionalidad   de   los   artículos   160   y   162   de  la  Ley  23  de  1982.   

Notifíquese,   comuníquese,  publíquese,  insértese   en   la   Gaceta   de  la  Corte  Constitucional  y  archívese  el  expediente.   

NILSON PINILLA PINILLA  

Presidente  

MAURICIO   GONZALEZ  CUERVO                       JUAN    CARLOS   HENAO   PEREZ    

Magistrado                                                            Magistrado                     

                                                                  

GABRIEL      EDUARDO      MENDOZA  MARTELO     CRISTINA PARDO S.   

                           Magistrado                                                                        Magistrada (E)   

JORGE  IVAN  PALACIO  PALACIO               CLARA ELENA REALES GUTIÉRREZ   

Magistrado                                                                  Magistrada (E)   

HUMBERTO  ANTONIO  SIERRA PORTO    LUIS ERNESTO VARGAS SILVA   

Magistrado                                                                          Magistrado   

MARTHA VICTORIA SACHICA MENDEZ  

Secretaria General  

    

1  Sentencia C-918 de 2002.   

2  Sentencia C-131 de 1993.   

3  Sentencia  C-1256  de  2001,  Fundamento  17.  En  el  mismo  sentido,  ver  las  Sentencias  C-1052  de 2001, C-402 de 2001, C-142 de 2001, C-561 de 2000, C-1370  de 2000, C-986 de 1999 y C-447 de 1997, entre muchas otras.   

4   Sentencia C-1052 de 2001.   

5  Sentencia C-1095 de 2001.   

6  Sentencia C-1298 de 2001.   

7  Sentencia C-236 de 1997.   

8  Sentencia C-913 de 2004.   

9  Sentencia C-1115 de 2004.   

10  Sentencia C-447 de 1997.   

11  Sentencias  C-1436  de  2000,  C-048  de  2004,  C-426  de  2002,  entre  otras.     

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *