C-349-09

    Sentencia   C-349-09     

Referencia: expediente D-  7474   

Demanda  de  inconstitucionalidad  contra  el  parágrafo   2°  del  artículo  1°  de  la  Ley  1210  de  2008  “Por  la cual se modifican parcialmente los artículos 448 numeral  4°  y 451 del Código Sustantivo del Trabajo y de la Seguridad Social y se crea  el  artículo  129A  del Código Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social y  se dictan otras disposiciones.”   

Actores:  Jennifer  Vivian  Alfonso Rubiano y  otros.   

Magistrado Ponente:  

Dr. LUÍS ERNESTO VARGAS SILVA  

Bogotá  DC., veinte (20) de mayo de dos mil  nueve (2009).   

La Sala Plena de la Corte Constitucional, en  ejercicio  de  sus  atribuciones  constitucionales  y  legales,  en especial las  previstas  en  el  artículo  241,  numeral  4, de la Constitución Política, y  cumplidos  trámites  y  requisitos  establecidos  en  el  Decreto 2067 de 1991,  profiere la siguiente   

SENTENCIA  

I. ANTECEDENTES  

En  ejercicio  de  la  acción  pública  de  inconstitucionalidad,  los  ciudadanos  Jennifer  Vivian  Alfonso Rubiano, Karen  Delgado  Corredor,  Sihtney  Revolledo  Caraballo, Marvic Laura Carolina Cortéz  Tellez,  Sandra  Paola  Caicedo  Mora,  Danny  Garzón Infante, Riquelme Enrique  Alvarado  Maestre,  Edwin  Yamit  Martínez,  Juan Carlos Benítez Romero, Pedro  Oliverio  Ávila  Romero,  Julio  Cesar Díaz Meneses y Oscar Alejandro Ramírez  Rivero,  demandaron  el  parágrafo 2° del artículo 1° de la Ley 1210 de 2008  que  modificó  el  numeral  4°  del  artículo  448 del Código Sustantivo del  Trabajo.  Cumplidos  los  trámites  constitucionales  y  legales propios de los  procesos  de  inconstitucionalidad,  la  Corte  Constitucional procede a decidir  acerca de la demanda en referencia.   

1. La norma demandada     

A continuación se transcribe el texto de la  norma  demandada, tal como aparece publicado en el Diario Oficial No. 47.050 del  14     de     julio     de     2008,    subrayándose los apartados acusados:   

LEY 1210 DE 2008  

(julio 14)  

Diario  Oficial  No. 47.050 de 14 de julio de  2008   

“Por  la cual se modifican parcialmente los  artículos                         448        numeral        4        y       451  del  Código  Sustantivo  del  Trabajo  y  2  del  Código  Procesal  del  Trabajo y de la Seguridad Social y se  crea           el           artículo           129A  del  Código  Procesal  del  Trabajo y de la Seguridad Social y se  dictan otras disposiciones”.   

EL CONGRESO DE COLOMBIA  

DECRETA:  

ARTÍCULO  1o.  Modifíquese  el  numeral  4  del  artículo  448   del   Código   Sustantivo   del   Trabajo,   el   cual  quedará  así:   

Funciones de las autoridades.  

(…)  

4. Cuando una huelga se prolongue por sesenta  (60)  días  calendario,  sin que las partes encuentren fórmula de solución al  conflicto  que  dio  origen  a la misma, el empleador y los trabajadores durante  los  tres (3) días hábiles siguientes, podrán convenir cualquier mecanismo de  composición,   conciliación   o   arbitraje   para   poner   término   a  las  diferencias.   

Si  en  este  lapso  las  partes no pudieren  convenir  un  arreglo o establecer un mecanismo alternativo de composición para  la  solución del conflicto que les distancia, de oficio o a petición de parte,  intervendrá  una  subcomisión  de  la Comisión de Concertación de Políticas  Salariales  y  Laborales,  al  tenor  de  lo dispuesto en el artículo 9o de la Ley 278 de 1996.   

Esta  subcomisión  ejercerá  sus  buenos  oficios  durante  un  término  máximo  de  cinco (5) días hábiles contados a  partir  del  día  hábil  siguiente al vencimiento del término de los tres (3)  días  hábiles  de  que trate este artículo. Dicho término será perentorio y  correrá  aún  cuando  la  comisión  no  intervenga. Si vencidos los cinco (5)  días  hábiles  no  es  posible llegar a una solución definitiva, ambas partes  solicitarán  al  Ministerio  de  la  Protección  Social  la  convocatoria  del  tribunal   de   arbitramento.   Efectuada   la   convocatoria  del  Tribunal  de  Arbitramento  los  trabajadores  tendrán  la obligación de reanudar el trabajo  dentro de un término máximo de tres (3) días hábiles.   

PARÁGRAFO  1o.  La  Comisión  Nacional  de  Concertación  de  Políticas  Laborales y Salariales designará tres (3) de sus  miembros  (uno  del  Gobierno, uno de los trabajadores y uno de los empleadores)  quienes  integrarán  la  subcomisión encargada de intervenir para facilitar la  solución  de  los  conflictos  laborales.  La  labor  de  estas  personas será  ad honorem.   

PARÁGRAFO  2o. Si una huelga, en razón de  su  naturaleza  o  magnitud,  afecta  de manera grave la salud, la seguridad, el  orden  público  o  la  economía  en  todo  o  en  parte  de  la población, el  Presidente  de la República, previo concepto favorable de la Sala Laboral de la  Corte  Suprema  de  Justicia, puede ordenar en cualquier momento la cesación de  la  huelga  y  que  los  diferendos  que  la  provocaron  sean sometidos a fallo  arbitral.   

En  caso  de vacancia judicial, el concepto  previo   corresponde   al   Procurador   General   de   la   Nación.  En  ambas  circunstancias,  el  concepto  debe  ser  expedido  dentro de los tres (3) días  siguientes a la solicitud.   

2. LA DEMANDA  

Los ciudadanos demandantes consideran que el  segmento  normativo  demandado es violatorio de los Convenios 87, 98 y 154 de la  OIT,  del Preámbulo y los artículos 1, 4, 53, 55, 56, 188, 189, 234, 235, 159,  160, 161, y 162 de la Constitución.   

2.1.  Es  contraria  a  los  principios  que  orientan  el Estado Social de Derecho y en particular al principio democrático,  la  facultad  “ilimitada”  que  se  radica  en  el  Presidente  de  la  República para levantar una huelga  “a   partir   de   sus   criterios   subjetivos”,  con desconocimiento de los procedimientos legales y de  las    autoridades    competentes   para   declarar   la   ilegalidad   de   una  huelga.   

2.2. La potestad que el precepto otorga a la  primera  autoridad  político  –  administrativa  del país para ordenar que las  huelgas  se  levanten cuando, según su criterio afecten la seguridad, la salud,  el  orden  público  o  la economía de una parte o de toda la población, no se  deriva de los artículos 188, 189, 234 y 235 de la Carta.   

2.4. La norma acusada vulnera el derecho a la  negociación  colectiva  consagrado en el artículo 55 de la Carta porque impide  a  los trabajadores acudir al principal mecanismo de presión con que cuentan en  la  negociación colectiva, y el derecho a la huelga establecido en el artículo  56  ib., de manera plena para  todos  los  trabajadores,  con  la  única  excepción  de  aquellos que prestan  servicios  públicos  esenciales.  Aduce  que  si  se  presenta una huelga en un  servicio   público   esencial,  lo  que  procede  legalmente  es  solicitar  la  declaratoria   de   su   ilegalidad  ante  la  autoridad  competente,  y  no  es  constitucional  autorizar  al  Presidente  de  la  República  para  que, con un  criterio   político   –  subjetivo,  ordene  que  se  levante  una  huelga  y  se convoque un Tribunal de  arbitramento obligatorio.   

2.5  El requisito del concepto previo que el  Presidente  de la República debe obtener de la Sala Laboral de la Corte Suprema  de  Justicia  para ordenar el levantamiento de la huelga, es también violatorio  de  los  artículos  234  y  235  de  la  Carta,  puesto que las funciones allí  previstas  para  la  Corte  Suprema son todas de naturaleza jurisdiccional, y la  demás   “atribuciones   que   señale  la  ley”,  deben  ser  igualmente  de  carácter  jurisdiccional.   

Mediante  el precepto acusado se obliga a la  Sala  Laboral  de  la  Corte  Suprema  de Justicia a emitir un concepto sobre un  conflicto  no  jurídico,  “sino  económico”.  La Corte Suprema sólo puede  intervenir  en  la  solución  de conflictos jurídicos. Este problema se vuelve  más  complejo  si  se  tiene  en  cuenta  que  la  Corte Suprema, Sala Laboral,  tendría  que  resolver  un  eventual  recurso  de  anulación  contra  el laudo  arbitral  proferido por el Tribunal de arbitramento constituido para resolver el  conflicto colectivo.   

3. INTERVENCIONES  

De Entidades Públicas  

     

1. Ministerio de la Protección Social     

En calidad de apoderada del Ministerio de la  Protección  Social,  la  ciudadana  Mónica  Andrea  Ulloa Ruiz interviene para  defender  la  constitucionalidad  del  precepto acusado, conforme a la siguiente  argumentación:   

3.1.1.  El  objetivo  de la Ley parcialmente  acusada,  fue  el  de  ajustarse  a  los  compromisos  adquiridos  por el estado  colombiano  con  la  Organización  Mundial  del Trabajo. En tal sentido, la ley  trasladó  a  la  jurisdicción  laboral ordinaria la calificación de los ceses  colectivos  del  trabajo,  y amplió los mecanismos de composición en los casos  de  huelga,  a  la  vez que precisó un término dentro del cual es necesario el  acuerdo  de  las  partes   para  solicitar la convocatoria a un tribunal de  arbitramento obligatorio.   

3.1.2. En desarrollo de lo establecido en el  Convenio  87,  el  Comité  de  Libertad Sindical se ha pronunciado mediante una  recomendación  respecto  de  la  calificación  de la huelga  en Colombia,  para  señalar  que  su  declaratoria  de ilegalidad no debería corresponder al  gobierno,  sino  a  un  órgano  independiente de las partes y que cuente con su  confianza;  particularmente  esto es necesario cuando el gobierno es parte en el  conflicto.  En  el mismo sentido, la Comisión de Expertos ha manifestado que la  determinación  acerca de la legalidad de una huelga no debería corresponder al  Ministerio  del  Trabajo,  sino  a  la  autoridad  judicial  o  a  una autoridad  independiente.   

3.1.3.  La tradición legislativa colombiana  ha  sido  la  de  radicar  en  un organismo independiente la calificación de la  huelga.  En  este  sentido, la Ley 6 de 1945 establecía que la ilegalidad de la  huelga  fuese  declarada  por  los  jueces. Sin embargo, el Código Procesal del  Trabajo  expedido en 1948 al amparo de facultades de estado de sitio, comienza a  introducir   matices,   señalando   que   los   tribunales  conocerían  de  la  declaratoria  de  ilegalidad  de  la  huelga,  en  eventos distintos a servicios  públicos,  en  cuyo  caso conocería el Ministerio del Trabajo. Posteriormente,  el  Código  Sustantivo  del  Trabajo  de 1950 (art. 451) adscribió competencia  plena   al   Ministerio   del  Trabajo.   De  este  recuento,  concluye  la  representante  del  Ministerio  de  la  Protección  Social  que la voluntad del  legislador  ordinario  ha  sido  la  de  atribuir  tal  facultad a una autoridad  independiente  (los jueces), pero el legislador extraordinario ha modificado tal  criterio.   

3.1.4.   La   iniciativa   del   gobierno  –  a  través de la norma  impugnada   –  pretende  orientar  el  asunto  en  la  línea  fijada  por la declaración del Comité de  Libertad  Sindical  y  el  artículo  3°  del  Convenio  87,  así  como por la  Comisión  de  Expertos.  Por  tal  razón  propuso  asignar  a la jurisdicción  laboral,  mediante  un  procedimiento  ágil, la calificación de la suspensión  colectiva de  actividades.   

3.1.5. El parágrafo demandado toma en cuenta  aquellas  situaciones  en  que  la  huelga  afecta  de  manera “grave”   ámbitos  fundamentales  de  la  comunidad como la salud, la seguridad, el orden  público  y  la  economía,  aspectos que se traducen en la protección efectiva  del  interés  general. Y si bien es cierto, la norma otorga al Presidente de la  República  la  facultad de ordenar el cese de la huelga, la condicionó a   que   existiera   concepto   favorable   de   una   autoridad   independiente  y  especializada.   

3.1.6.  En  conclusión,  a  juicio  de  la  representante  del  Ministerio  de  la Protección Social, la norma ponderó los  intereses  involucrados,  y  se  orientó, no a la restricción del derecho a la  huelga,  sino  a  la  garantía  del interés general, a través de una facultad  reglada  y  condicionada  al concepto previo y favorable de la máxima autoridad  de    la    jurisdicción    laboral.    Por    consiguiente    la    norma   es  exequible.   

De Instituciones Educativas  

3.2.      La    Universidad    de  Antioquia   

El ciudadano Hernán Darío Vergara Mesa, en  su  condición  de  Decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la  Universidad  de  Antioquia,  solicita  que  la  norma  demandada  sea  declarada  inexequible,   con   fundamento   en   la   argumentación   que  se  reseña  a  continuación.   

3.2.1.   Destaca   la  relevancia  que  la  normatividad   internacional,   las  recomendaciones  del  Comité  de  Libertad  Sindical  y  de  la  Comisión de Expertos, las cláusulas constitucionales y la  jurisprudencia   de  esta  Corte,  reconocen  al  derecho  de  huelga  como  una  institución  fundamental del derecho colectivo del trabajo, el cual junto a los  de  asociación  sindical  y  negociación  colectiva contribuyen a la solución  pacífica   de   los   conflictos  laborales,  promueven  el  logro  de  mejores  condiciones   de   trabajo,   así   como   la   implementación  de  políticas  gubernamentales en el campo social y económico.   

3.2.2. No obstante, señala que el Comité de  Libertad  Sindical  ha  admitido  limitaciones  razonables al derecho de huelga,  como  aquellas  que  tienen  que ver con la obligación de dar un preaviso, o de  recurrir  voluntariamente  a  los  procedimientos de conciliación, mediación y  arbitraje  en los conflictos colectivos como condición previa a la declaración  de  la huelga; la obligación de respetar un determinado quórum y de obtener el  acuerdo  de  una mayoría; la celebración de un escrutinio secreto para decidir  la  huelga; o las disposiciones sobre el mantenimiento de un servicio mínimo en  determinados casos.   

3.2.3.     La  potestad  que  el  parágrafo  2° del artículo 1° de la Ley 1210 de 2008 otorga al Presidente de  la  República, no puede ser considerada como una limitación razonable y previa  del  derecho  fundamental  a la huelga, sino como una restricción sustancial en  el  ejercicio  de los  derechos sindicales fundamentales. Dicha potestad es  entonces  inconstitucional por cuanto. (i) Restringe  el  derecho  de  huelga  en  situaciones diferentes a los  servicios   públicos   esenciales,   que  es  según  el  artículo  56  de  la  Constitución  Política  la  única excepción al ejercicio pleno de la huelga;  (ii) establece la posibilidad  de  limitar  el derecho de huelga, desconociendo los compromisos internacionales  surgidos  de  la  condición  de  ser  Colombia miembro de la OIT y sin tomar en  cuenta  la  doctrina  y  los  principios  que  dicho  organismo internacional ha  elaborado  para  el pleno ejercicio del derecho de huelga como un instrumento de  presión  de  los  trabajadores;  y (iii) reproduce  el  arbitraje  como  imposición  de las autoridades para  terminar  la  huelga,  cuando  la  OIT  le  ha  observado  a  Colombia  que esta  disposición  es  contraria  al Convenio 87 y cuando el gobierno se comprometió  ante   ese   organismo   a  presentar  un  proyecto  de  ley  para  reformar  la  legislación.   

3.2.4.   De  otra  parte,  estima  que  el  parágrafo  acusado  es  inconstitucional  pues  si  bien  el  numeral  7°  del  artículo  235 de la Constitución señala como atribuciones de la Corte Suprema  de  Justicia “…7. Las demás que señale la ley”,  éstas  deben  ser definidas por una ley estatutaria y  referidas   a   las   funciones  jurisdiccionales  que  le  son  propias  a  esa  Corporación.  Conceptuar  sobre “la limitación a un  derecho  fundamental”   no hace parte de las funciones que constitucionalmente  le  fueron  asignadas  a  este  órgano  jurisdiccional.  Los  mismos argumentos  aplican  respecto  de  la función que esta norma atribuye al Procurador General  de  la  Nación  para emitir concepto previo en caso de vacancia judicial. Tales  atribuciones,  señala, son de competencia del Consejo de Estado, de conformidad  con el numeral 3° del artículo 237 de la Constitución Política.   

3.2.5. Finalmente, advierte que con la norma  impugnada  el  estado  colombiano incumple el Convenio 144 de la OIT conforme al  cual   se   “compromete   a   poner   en  práctica  procedimientos  que garanticen la realización de consultas entre representantes  del  gobierno,  de  los  empleadores  y  de los trabajadores, con relación a la  aplicación  de  normas internacionales del trabajo según los medios y la forma  que  prefiera cada país” (Cita la sentencia C-376 de  1998).   

3.3. La Universidad del Rosario  

El  ciudadano Alejandro Venegas Franco en su  condición  de Decano (E) de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad del  Rosario,  allegó  comunicación a la Secretaría de esta Corporación en la que  formula    dos    planteamientos:    (i)  Que el problema jurídico que la demanda propone a la Corte ya fue  abordado  materialmente por esta Corporación mediante sentencia C- 548 de 1994;  y  (ii)  Que en el evento que  se  aborde  el  estudio  de  fondo  de  la  norma  acusada, ésta  debe ser  declarada  exequible  por  cuanto: a)  constituye un ejercicio legítimo de  la  potestad  de reglamentación de la huelga, el cual no es un derecho absoluto  (Art.  56  C.P.),   b)  la  facultad  que el precepto acusado adscribe a la  Corte  Suprema  de  Justicia está amparada por el numeral 7° del artículo 235  de  la  Carta, y c) la norma acusada es un simple desarrollo del principio de la  prevalencia del interés general sobre el particular.   

Organizaciones gremiales  

3.4.   La  Confederación  General  del  Trabajo CGT   

El  ciudadano  Julio  Roberto  Gómez, en su  condición  de  Secretario  General  de  la  Confederación  General del Trabajo  solicita  la declaratoria de inexequibilidad del precepto acusado con fundamento  en las siguientes consideraciones:   

3.4.1.  La autorización al Presidente de la  República  para  ordenar  levantar la huelga cuando, según su criterio, afecte  la  seguridad, la salud, el orden público o la economía de una parte o de toda  la  población,  viola  el  derecho  de  negociación  colectiva en razón a que  restringe  el  derecho  de  huelga  más  allá de los límites que establece el  artículo  56  de  la  Carta,  que  la  prohíbe  únicamente para los servicios  públicos esenciales.   

3.4.2.   La   norma  acusada  vulnera  los  artículos  13  y  39  de  la  Constitución y 3° del Convenio 87 de la OIT, en  cuanto  confiere  poderes omnímodos al ejecutivo al permitirle ser juez y parte  en  los  conflictos  laborales  colectivos.  La  facultad de calificación de la  huelga debe estar adscrita a los jueces laborales.   

3.5.  La Asociación Nacional de Empresarios  de Colombia ANDI   

El  ciudadano  Hernán  Puyo Falla, actuando  como  representante legal de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia,  ANDI,   solicita  declarar  la  constitucionalidad  de  la  norma  impugnada.  A  continuación     se     reseñan     los     aspectos    relevantes    de    su  intervención:   

3.5.1.  Manifiesta  que  ni  el  derecho  de  huelga,  ni  el  de  asociación  sindical  son  absolutos,  y  por ende admiten  limitaciones,   tal  como  lo  ha  sostenido  la  Corte  Constitucional  en  las  sentencias  C-450  de  2008  y   C-201  de  2002,  de  las  cuales  el  interviniente cita algunos apartes.   

3.5.2.  La  facultad  del  Presidente  de la  República  para  ordenar  en  ciertos  eventos,  el  cese  de una huelga con el  concepto  previo  de  la  Corte  Suprema  de  Justicia,  y  el  sometimiento del  conflicto  que  la genera a decisión arbitral, ya fue objeto de pronunciamiento  por  parte  de  esta  Corporación,  encontrándola exequible mediante sentencia  C-548  de  1994, sentencia que se pronunció sobre el artículo 3° de la Ley 48  de 1968, norma de contenido normativo similar al aquí demandado.   

4.  CONCEPTO  DEL  PROCURADOR  GENERAL DE LA  NACIÓN   

El  Procurador  General  de  la  Nación, en  ejercicio  de  las competencias que le adscriben los artículos 242-2 y 278-5 de  la  Constitución Política, presentó su concepto de rigor, en el cual solicita  la  declaratoria  de inexequibilidad del precepto acusado, con fundamento en las  siguientes consideraciones:   

4.1.  Luego  de hacer referencia al contexto  normativo  del  cual forma parte el precepto acusado, el Procurador cita algunos  apartes  del   “Informe de la Comisión de Expertos en aplicación de los  Convenios  y  Recomendaciones”  de  la  OIT  (reunión de 2008), sobre algunos  países, destacando el caso Colombia:    

“LIBERTAD SINDICAL, NEGOCIACIÓN COLECTIVA  Y RELACIONES LABORALES   

Colombia  

La  facultad del Ministerio del Trabajo para  someter  el diferendo a fallo arbitral cuando una huelga se prolongue más allá  de  cierto  período  – 60  días-  (artículo  448,  párrafo  4,  del  Código Sustantivo del Trabajo). La  Comisión  toma  buena  nota  de  que  el  Gobierno informa que ha presentado al  Congreso  de  la  República  un  proyecto de Ley que prevé una modificación a  este  artículo,  disponiendo  que  las  partes  pueden convenir un mecanismo de  conciliación  o  arbitraje  para poner término a las diferencias, así como la  intervención  de la Subcomisión de la Comisión de Concertación de Políticas  Salariales  y  Laborales.  No  obstante,  la  Comisión  observa que el proyecto  prevé  que si no es posible llegar a una solución definitiva, las partes o una  de  ellas, solicitará al Ministerio de la Protección Social la convocatoria de  un  tribunal de arbitramento. La Comisión reitera que fuera de los casos en que  las  partes  lo  solicitan,  el arbitraje obligatorio  para  poner  término  a  una  huelga  sólo es aceptable en los casos en que la  huelga   puede  ser  limitada,  e  incluso  prohibida,  es  decir,  en  los  casos de conflicto dentro de la función pública respecto  de  funcionarios  que  ejercen funciones de autoridad en nombre del Estado, o en  los  servicios  esenciales  en  el  sentido  estricto  del  término,  o sea los  servicios  cuya interrupción podría poner en peligro la vida o la seguridad de  las    personas    en    toda    o   parte   de   la   población”.          (Destacó          la  Procuraduría).   

4.2.  Señala  el Procurador que del informe  trascrito  se  deduce que la huelga solo puede ser limitada o prohibida en casos  extremos,  esto  es,  cuando se trate de servicios públicos cuya continuidad no  pueda  ser  suspendida  porque  se  pondría  en  riesgo  inminente la vida o la  seguridad  de las personas. Enfatiza que este es el marco que el artículo 56 de  la  Carta  Política  de  1991  le fija al legislador colombiano para ejercer la  facultad  de reglamentar el derecho a la huelga, pues el citado precepto señala  expresamente  que  se garantiza tal derecho y que solo puede limitarse cuando se  trata de servicios públicos esenciales.   

4.3. Sostiene que en la disposición acusada  el  legislador  desconoce  el  marco que la Constitución le señala, por cuanto  introduce  otras  causas  para  suspender  la  huelga,  las  cuales  no permiten  establecer  con  precisión,  claridad  y  objetividad  que  se  está  frente a  servicios  públicos  esenciales.  En  consecuencia,  la orden de hacer cesar la  huelga  emitida  por  el  Presidente,  en  los  eventos  señalados  en la norma  acusada,  puede  vulnerar  la  libertad  sindical y los derechos de asociación,  negociación  colectiva  y  de  huelga, garantizados por la Constitución, y los  Convenios  87, 98 y 154 de la OIT. Con mayor razón si se tiene en cuenta que la  jurisprudencia  de esta Corporación (C-466/08) ha llamado la atención sobre el  carácter    “estricto,   preciso   y   objetivo”  que   debe  presentar  la  definición  de  servicios  públicos esenciales.   

4.4.  Destaca que la disposición acusada al  determinar  que  el  Presidente  de  la  República  puede hacer cesar la huelga  cuando  por  su  naturaleza  o  magnitud  afecte  “de  manera  grave”  la  salud  y  otros  derechos  de la  personas  en  todo  o  en parte,  sin fijar los parámetros con base en los  cuales  debe  calificarse  la  gravedad de esa afectación, deja al ejecutivo un  amplio  margen  de  discrecionalidad  para  intervenir frente al ejercicio de un  derecho  que solo puede ser limitado en casos extremos. Tal como está diseñado  el  precepto,  será  el  Presidente de la República y no el legislador, el que  determine  si  se  está  o  no  ante  un servicio público esencial, lo cual es  contrario al artículo 56 de la Carta.   

4.5.  Finalmente,  la  facultad que la norma  acusada  otorga tanto a la Corte Suprema de Justicia, como al Procurador General  de  la  Nación,  para  conceptuar sobre la suspensión de la huelga escapa a la  competencia  que la Carta Política le asignó tanto a esa Corporación judicial  como  máximo  tribunal  de la jurisdicción ordinaria en materia laboral (Arts.  234  y  235), como al supremo director del Ministerio Público (artículos 277 y  278 C.P.).   

II.    CONSIDERACIONES   DE   LA   CORTE  CONSTITUCIONAL   

1. Competencia  

De  acuerdo  con  el mandato contenido en el  numeral  4°  del artículo 241 de la Constitución Política, esta Corporación  es  competente para conocer y decidir sobre las demandas de inconstitucionalidad  que  presenten  los ciudadanos contra las leyes, tanto por su contenido material  como por vicios de procedimiento en su formación.   

Dado que la demanda presentada en este asunto  recae  sobre  el  parágrafo  2°  del artículo 1°, de la Ley 1210 de 2008 que  modificó  el  numeral 4° del artículo 448 del Código Sustantivo del Trabajo,  en  razón  a  la  presunta  existencia de vicios de fondo, esta Corporación es  competente      para      adelantar     el     correspondiente     examen     de  constitucionalidad.   

2.   Materia   bajo  examen   y   problemas jurídicos a resolver   

Según  la  demanda,  el  parágrafo 2° del  artículo  1°  de  la Ley 1210 de 2008 es inconstitucional, en cuanto otorga al  Presidente  de  la  República  la  potestad de ordenar  que  una huelga se levante cuando, a su juicio, afecte  la  seguridad, la salud, el orden público o la economía de una parte o de toda  la  población.  Según  los  demandantes,  se  trata  de una función que no se  deriva  de  las  competencias  que  la  Constitución  le  otorga  al  Jefe  del  Ejecutivo.   

Similar  censura  se presenta respecto de la  facultad  que  la  norma adscribe a la Corte Suprema de Justicia para conceptuar  previamente  sobre  el  levantamiento  de  la  huelga, debido a que tal función  tampoco  estaría  prevista  en  las  competencias que la Constitución asigna a  este órgano, todas ellas de carácter jurisdiccional.   

El  contenido  normativo acusado vulneraría  así  mismo  los derechos de negociación colectiva (Art. 55 C.P. y            Convenio 154  OIT),   y   de huelga (Art. 56 ib.), en razón a que a través de él,  se  impide a los trabajadores acudir al principal mecanismo de presión, con que  cuentan en el proceso de negociación colectiva.   

En  el debate que se produjo al interior del  juicio   de   constitucionalidad   se   identifican  dos  posturas:  la  de  los  intervinientes  que defienden la exequibilidad de la norma, y la de aquellos que  respaldan   la   demanda,    abogando    por   una   declaratoria   de  inexequibilidad simple.   

En  el primer bloque se ubican el Ministerio  de  la  Protección  Social,  la  Universidad del Rosario y la Asociación   Nacional   de  Empresarios,  con  argumentos  que  se  pueden  sintetizar  así:  (i)     El    problema  que   plantea la demanda  ya  fue  resuelto  por  la  Corte  en  la sentencia C-548 de 1994, por lo que su  ratio  sería  aplicable  en  este  juicio;   (ii) En  ese  orden  de  ideas,  la  norma  sería  exequible  puesto que a partir de una  ponderación  de los intereses involucrados, se orienta a garantizar el interés  general,  a través de una facultad reglada y condicionada al concepto previo de  la    máxima    autoridad    de    la   jurisdicción   laboral.   (ii)  El  precepto  tiene un propósito de  orientación   del  tema  de  la  competencia  para  la  declaratoria de la  ilegalidad  de  una  huelga,  hacia las directrices fijadas por el artículo 3°  del  Convenio  87  de  la  O.I.T.  y  las  observaciones del Comité de Libertad  Sindical y la Comisión de Expertos.    

El   segundo   bloque,  integrado  por  la  Universidad  de  Antioquia  y la  Confederación General del Trabajo (CGT),  sostiene:   (i)   que   la  norma   debe  ser  declarada inexequible en cuanto entraña una limitación  sustancial  al  derecho  de  huelga,  no  autorizada por la Constitución, y que  desconoce  los  compromisos internacionales adquiridos por el Estado colombiano;  en  este contexto normativo la única excepción al ejercicio pleno de la huelga  es  la  afectación  de  los  servicios públicos esenciales;  (ii)   contrariando   el   Convenio   87,  reproduce  el arbitraje como imposición de las autoridades para la culminación  de  la  huelga; (iii) la norma  asigna  a la Corte Suprema de Justicia –  Sala Laboral -, y al Procurador General de la Nación funciones no  avaladas  por  las  reglas de competencia previstas en la  Carta para estos  órganos.   

De  conformidad  con el planteamiento de los  demandantes,   del   debate   que   se   suscitó  a  través  de  las  diversas  intervenciones,  y  del  concepto  del  Ministerio  Público,  la  Corte deberá  examinar  las  siguientes  cuestiones: (i) Como  asunto  previo,  deberá  establecer, si la sentencia C-548 de  1994  configura  cosa  juzgada  constitucional,  ó  un  precedente  específico  aplicable;   (ii)  si la  facultad  que la norma acusada otorga al Presidente de la República, para hacer  cesar  una  huelga  que  en  razón de su naturaleza o magnitud afecte de manera  grave  la  salud,  la  seguridad,  el orden público o la economía en todo o en  parte  de la población, y el sometimiento del diferendo que la provocó a fallo  arbitral,  desconoce  el  derecho  de  huelga  previsto en el artículo 56 de la  Constitución,  y  el  derecho  a  la  negociación  colectiva, proclamado en el  artículo 55 de la Constitución y el Convenio 154 de la OIT.   

Adicionalmente,    deberá    establecer  (iii)  si el presupuesto del  concepto  previo  que  deberá  emitir  la  Sala  Laboral de la Corte Suprema de  Justicia  o, en su caso, el Procurador General de la Nación, resulta acorde con  las  competencias  que  la  Constitución  Política  adscribe a los mencionados  organismos.   

Para   dar   solución  de  los  problemas  planteados,  la  Sala  adoptará  la  siguiente  metodología.  En primer lugar,  (i)    recordará    su  jurisprudencia  sobre el valor  normativo  de  los  convenios  de  la  OIT en el ordenamiento jurídico interno;  luego,  (ii)  reiterará  su  jurisprudencia  sobre  la  naturaleza constitucional del derecho de negociación  colectiva  y su alcance; (iii)  se   referirá   al  derecho  de  huelga  y  a  sus  límites  constitucionales;  (iv)  hará  referencia  al  arbitramento  en  materia  laboral;  y  finalmente,  a  partir de las anteriores  premisas  (v) se pronunciará  sobre  los  cargos  formulados  contra el parágrafo 2° del artículo 1° de la  Ley  1210 de 2008.   

3.  Cuestión previa. De la inexistencia de  cosa  juzgada  constitucional en relación con la sentencia C-548 de 1994.   Reiteración de Jurisprudencia.   

3.1  De  acuerdo  a  lo  establecido  en  el  artículo   243   de  la  Constitución  Política,  los  fallos  que  la  Corte  Constitucional  dicta en ejercicio del control jurisdiccional gozan de fuerza de  cosa  juzgada.  Ello  implica  que  las  decisiones  judiciales  tomadas  por la  Corporación  en  cumplimiento  de  su  misión de garantizar la integridad y la  supremacía   de   la   Constitución,   adquieren   valor  jurídico  y  fuerza  vinculante.1   

En   ese   sentido,   la   cosa   juzgada  constitucional,  además de proteger la supremacía normativa de la Carta, está  llamada  a  garantizar  la  efectiva  aplicación de los principios de igualdad,  seguridad  jurídica  y  confianza  legítima  de  los administrados, ya que por  medio  de  esta  figura,  se  garantiza  que  el  órgano  encargado del control  constitucional  sea  consistente con las decisiones que ha adoptado previamente.   

Como  ha  indicado la jurisprudencia de esta  Corte,  la  cosa  juzgada constitucional “se predica  tanto  de  los fallos de inexequibilidad como de los de exequibilidad, vincula a  todas  las  autoridades  -incluida la misma Corte Constitucional- y se extiende,  por  igual,  al continente de la norma como a su contenido material – precepto o  proposición      jurídica     en     sí     misma     considerada”2.  No  obstante, es la misma Corte quien determina  los efectos  de  sus  fallos3,  en  razón  a  su labor de intérprete directa y autorizada de la  Carta.   

El alcance de la cosa juzgada constitucional  ha  sido  desarrollado  de  manera amplía en la jurisprudencia, a través de la  definición  de  categorías  independientes  con  diferencias  claras.  De esta  forma,  se han establecido diferencias conceptuales y prácticas entre lo que se  entiende   por   cosa   juzgada  absoluta  y  por cosa juzgada relativa,    y   entre   cosa   juzgada   formal  y  cosa  juzgada  material.   

Para  efectos  de  esta  decisión  resulta  pertinente   recordar   la   diferencia  conceptual  que  la  jurisprudencia  ha  establecido  entre  cosa  juzgada formal y   cosa  juzgada  material.  Al  respecto  ha  precisado  que puede declararse la existencia de  cosa  juzgada  formal,  en  aquellos  casos  donde  existe un pronunciamiento previo del juez constitucional  en  relación  con el precepto que es sometido a un nuevo y posterior escrutinio  constitucional4,   en   tanto   se   presenta   el  fenómeno  de  la  cosa  juzgada  material cuando a pesar de  haberse  atacado  por  medio  de una demanda, la constitucionalidad de una norma  formalmente    distinta,    su   materia   o   contenido   normativo5  resulta  ser  idéntico  al  de  otra(s) disposición(es) que ya fue(ron) objeto del análisis  de                constitucionalidad.6   

3.2.  Particularmente,  en  relación  a  la  existencia   de   cosa  juzgada  material,   la   jurisprudencia   ha   distinguido   la  ocurrencia  de  dos  eventos7:   

(i) La cosa juzgada  material    en   sentido   estricto,   que  se  presenta cuando existe un pronunciamiento previo declarando  la  inexequibilidad,  por  razones  de  fondo,  de un contenido normativo que es  reproducido  en  la  disposición  que  es  nuevamente acusada. La identidad del  contenido  acusado deberá ser deducida tanto de la redacción del precepto como  del  contexto  normativo  en  el  que se expidió. La estructuración de la cosa  juzgada   en   este   evento  está  condicionada,  además,  a  que     subsistan    las    disposiciones  constitucionales  que  sirvieron  de fundamento a las razones de fondo en que se  sustentó    la    declaratoria    previa   de   inexequibilidad.”8   

(ii)  La  cosa  juzgada   material   en  sentido  lato  o amplio, ocurre  cuando  existe un pronunciamiento previo declarando la exequibilidad de la norma  demandada   cuyo  contenido  normativo  es  igual  al  actualmente  atacado.  Cuando ello sucede, ha indicado  la                   jurisprudencia9  no  se  obliga,  a  la  Corte  Constitucional  a  estarse  a  lo  resuelto  en  la  sentencia anterior, pero en  cambio,  sí  se  le  exige  a  esta  justificar  las  razones por las cuales no  seguirá  dicha  sentencia  que constituye un precedente específico aplicable a  la  norma  reproducida.  Tales razones deben ser poderosas, en los términos que  ha señalado la jurisprudencia:   

“Una vez reproducida la norma exequible, la  Corte  debe apreciar si en el nuevo contexto dentro del cual fue expedida, ésta  adquirió  un  alcance  o unos efectos distintos, lo cual justificaría un fallo  de  fondo  en  un  sentido diferente al anterior. Lo mismo sucedería en caso de  que  la  Corte  encuentre  razones  poderosas  para  introducir  ajustes  en  su  jurisprudencia         o         cambiarla”10   

3.3.  Pues  bien,  de  acuerdo  con  el  anterior  marco  teórico,  procede  la  Sala  a determinar si, como lo sugieren  algunos  de  los  intervinientes,  la  sentencia  C- 548 de 1994 constituye cosa  juzgada    constitucional    –    que   para   el   caso   sería   material  en  sentido  lato –  frente  al  contenido  del  parágrafo  2° del artículo 1° de la ley 1210 de 2008, lo  que   conduciría   a   considerar  dicha  sentencia  como   un  precedente  específico aplicable en el presente asunto.   

La existencia de la cosa juzgada material en  sentido  lato,  se  descarta  de  la  simple  comparación  del   contenido  normativo  analizado en la sentencia C-548 de 1994, y el que se somete a control  en   esta   oportunidad.  En  la  mencionada  sentencia  la  Corte  declaró  la  exequibilidad,  entre  otras  disposiciones,  del  artículo 3° de la Ley 48 de  1968.11   

La   norma  examinada  era  del  siguiente  tenor:  (…)  4.  Si  una  huelga,  por  razón  de  su  naturaleza  o  magnitud afecta de manera grave los  intereses  de la economía nacional considerada en su conjunto, el Presidente de  la   República   podrá  ordenar  en  cualquier  momento  la  cesación  de  la  huelga    y  que  los  diferendos   que  la  provocaron  sean  sometidos  a  fallo  arbitral.  Pero  el  Presidente  no  podrá tomar esa decisión sin el concepto previo y favorable de  la   Sala   Laboral   de   la   Corte   Suprema   de   Justicia”  (…).  La demanda acusaba vulneración de  los artículos 56, 113, 122 y 235 numeral 7° de la Constitución.   

3.4. Estimó la Corte, en la sentencia C-548  de  1994  que  un  contenido  normativo  de  tal naturaleza  no vulnera los  preceptos  constitucionales  señalados  en  la  demanda, por cuanto:   

“(…) El derecho de huelga no es absoluto  como  lo  ha  precisado la Corte, el artículo 56 de la Constitución adscribió  al  legislador  la  facultad de reglamentar su  ejercicio, en desarrollo de  lo  cual  es  procedente  consagrar  la  limitación  a  que se contrae la norma  acusada,  más  aún  cuando como se ha expuesto, el Estado tiene la obligación  no  sólo  de  adoptar  las  medidas  en  orden  a  conservar  el orden público  económico,   social   o  ecológico  –  atribución  en  cabeza  del  Presidente  de la República -, sino  especialmente  a  promover  la  solución pacífica de los conflictos de trabajo  como  lo  señala  el  artículo  55 de la Carta, según el cual “es deber del  Estado  promover  la  concertación  y  los  demás  medios  para  la  solución  pacífica  de  los conflictos de trabajo,” a fin de evitar la prolongación de  cesaciones  indefinidas  de trabajo que so pretexto del ejercicio del derecho de  huelga  ocasionan  sensibles  perjuicios tanto par los mismos trabajadores y sus  familias, como par los empresarios y la economía en general”.   

3.5.  El  contenido  normativo  que ahora se  somete  a  consideración de la Corte contiene algunos elementos similares a los  de  la  disposición  estudiada en la C-548/94, pero adiciona otros ingredientes  normativos  que  amplían  significativamente  su especto de aplicación, por lo  que  evidentemente se trata de  normas de alcance y contenidos diversos. En  efecto la norma bajo análisis es del siguiente tenor:   

PARÁGRAFO 2o. Si una huelga, en razón de su  naturaleza  o  magnitud, afecta de manera grave la salud, la seguridad, el orden  público  o  la  economía en todo o en parte de la población, el Presidente de  la  República, previo concepto favorable de la Sala Laboral de la Corte Suprema  de  Justicia, puede ordenar en cualquier momento la cesación de la huelga y que  los diferendos que la provocaron sean sometidos a fallo arbitral.   

En  caso  de  vacancia judicial, el concepto  previo   corresponde   al   Procurador   General   de   la   Nación.  En  ambas  circunstancias,  el  concepto  debe  ser  expedido  dentro de los tres (3) días  siguientes a la solicitud.   

Nótese que mientras el precepto examinado en  aquella   oportunidad,   aludía   a   afectación  grave  de  los  “intereses   de   la   economía   nacional   considerada  en  su  conjunto”,  como  elemento  de  justificación de la  orden  administrativa  de  cesación  de la huelga, en la norma que se somete al  presente  juicio se amplía el espectro de posibilidades para la emisión de esa  orden,  al  aludir  a  la  afectación  grave de “la  salud,  la  seguridad, el orden público o la economía en todo o en parte de la  población”.   

Por   tratarse  de  contenidos  normativos  sustancialmente  distintos, es claro que no se configura el fenómeno de la cosa  juzgada  material,  como  lo  insinúan  algunos  de  los  intervinientes,  y en  consecuencia  la  sentencia  invocada  –    C-548    de   1994   –  no  se erige en un precedente específico aplicable, que imponga a  la  Corte  la exigencia de acogerlo, ó de justificar las razones por las cuales  no seguiría dicha sentencia.   

3.6. No obstante lo anterior, existen razones  de  peso  para  efectuar un examen de la norma acusada a la luz de un parámetro  constitucional  distinto.  A este respecto destaca la Corte, como lo ha hecho en  anteriores   oportunidades,  el  nuevo  contexto  constitucional  que  surge  en  Colombia,  en  materia  de  negociación colectiva, a partir de la ratificación  del  Convenio  154 de la OIT  y la incorporación de este a la legislación  interna  por medio de la Ley 524 de 1999. Con fundamento en esta consideración,  la  Corte  ha  reexaminado normas que han sido objeto de pronunciamiento bajo un  contexto  constitucional  anterior. En este sentido,  en la sentencia C-466  de 2008 señaló:   

(…)  

“Para  esta  Sala  es claro entonces que a  partir  de  la ratificación del Convenio 154 de la OIT por el Estado colombiano  y  la  incorporación de este Convenio a la legislación interna por medio de la  Ley  524  de  1999, se está ante un contexto normativo distinto al que existía  cuando  la  Corte Suprema de Justicia, en el año de 1991, en la sentencia C-115  de  1991,  examinó  el  numeral  4 del artículo 448 del Código Sustantivo del  Trabajo,  pues,  por un lado, no había sido incorporado por medio de la Ley, el  Convenio  154 de la OIT, y del otro, los cambios introducidos son sustanciales y  acordes  con  la  Constitución,  por  las razones expuestas en la sentencia que  aprobó dicho tratado.   

Es  claro  también  para  la  Sala  que  el  Convenio  154  de  la OIT hace parte del bloque de constitucionalidad por tratar  de  disposiciones  sobre  el  derecho a la negociación colectiva que afectan de  manera  directa  la  libertad  sindical  y  el  derecho de asociación sindical,  convenio  que ha servido en otras oportunidades de parámetro normativo para las  decisiones    de    constitucionalidad    de    esta    Corporación12.   

Por  tal  motivo,  la  norma contenida en el  numeral  4  del  artículo  448 del CST objeto de la acusación en este proceso,  debe  ser  objeto  nuevamente  de  juzgamiento  sobre  su validez constitucional  mediante  su confrontación con el bloque de constitucionalidad, el cual ha sido  modificado,  creando un nuevo contexto normativo que resulta referente necesario  para el juicio de constitucionalidad que hoy nos ocupa”.   

A  esta  misma  conclusión se arribó en la  sentencia  C-1234 del 2005, en relación con la ratificación e incorporación a  la  legislación  nacional  de  los  Convenios  151  y  154  de  la  OIT para la  procedencia  del  análisis de constitucionalidad respecto del artículo 416 del  CST,  frente  al cual la Corte consideró que no operaba el fenómeno de la cosa  juzgada  constitucional  en  relación  con la sentencia C-110 de 1994 que ya se  había  pronunciado  sobre  este  mismo  artículo,  y  podía entrar a examinar  nuevamente  si  esta  disposición  vulneraba  la  Constitución a la luz de los  Convenios          de         la         OIT13   

.  

La  sentencia  C-  548 de 1994, fue expedida  antes  de  la incorporación del Convenio 154 de la OIT en la legislación   interna,   mediante   la   Ley   524   de   1999.  Este  instrumento,  modificó  significativamente  el  contexto  normativo  superior  a  partir  del  cual debe  realizarse  el  análisis  de  constitucionalidad  de  las normas referidas a la  negociación  colectiva,  de  la  cual  forma  parte fundamental el derecho a la  huelga.   

Sobre  el  nuevo  alcance  que el mencionado  instrumento  internacional  le  dio  al  derecho a la negociación colectiva, la  Corte señaló:   

“14. El artículo 6º permite la existencia  de  sistemas de relaciones de trabajo en los que la negociación colectiva puede  concretarse  en  la  conciliación  o  el  arbitraje,  siempre  y cuando sea una  participación    voluntaria    de   las   partes.   En   efecto,   como  se afirmó en precedencia, la negociación colectiva tiene un  contenido  claro en la convención y en el pacto colectivo, pero el Convenio 154  consagra   una   enumeración   más  variada  y  amplia  del  contenido  de  la  negociación,  como  quiera  que  autoriza otros instrumentos de resultado de la  negociación.  Así pues, estas disposiciones también  se  ajustan  plenamente  al  artículo 116 y, en especial, al artículo 53 de la  Constitución,  como  quiera que es un principio mínimo del trabajo la facultad  “para     transigir     y     conciliar    sobre    derechos    inciertos    y  discutibles”14. (Se destaca).   

Por   las  razones  precedentes  la  Corte  procederá  a efectuar el análisis de constitucionalidad del Parágrafo 2° del  artículo  1°  de la Ley 1210 de 2008, tomando en cuentan este nuevo contexto y  la jurisprudencia producida al amparo del mismo.   

4.  El valor normativo de los convenios  de    la    OIT    en    el    ordenamiento   jurídico   interno.   Bloque   de  constitucionalidad   

4.1. De conformidad con el artículo 93 de la  Constitución,  los tratados y convenios internacionales sobre derechos humanos,  aprobados  por  el Congreso, prevalecen en el ordenamiento interno y constituyen  criterio  de  interpretación   de los derechos y deberes consagrados en la  Carta,  lo  cual  se  expresa  en  la  figura  del bloque de constitucionalidad.  Específicamente    en   materia   laboral,   el   artículo   53   ibídem  dispone  que  hacen  parte  de la  legislación  interna  los  convenios  internacionales  de  trabajo  debidamente  ratificados15.   

Con  la  expedición de las Leyes 26 y 27 de  1976,  Colombia  ratificó  los  Convenios  87 y 98 de la O.I.T., relativos a la  libertad  sindical y al derecho de negociación colectiva, respectivamente. Así  mismo,  mediante  la  Ley  524  de 1999 se aprobó el Convenio 154 de la OIT, el  cual  fue  objeto de pronunciamiento por parte de la Corte en la sentencia C-161  de 2000.   

4.2.  Al  analizar el valor de los convenios  internacionales   del  trabajo  en  el  ordenamiento  jurídico  colombiano,  la  jurisprudencia       de       esta       Corte16  ha establecido una serie de  reglas  que  se  reiteran  en  esta  sentencia,  y  que guiarán el análisis de  constitucionalidad:   

En   primer  término,  señaló  que  los  convenios  de  la OIT hacen parte de la legislación interna, de conformidad con  el  inciso  4°  del  artículo  53  de  la  constitución.  En  segundo  lugar,  puntualizó   que  varios  convenios  de  la  OIT  hacen  parte  del  bloque  de  constitucionalidad.  En  tercer  lugar,  ha  realizado una distinción entre los  convenios  de  la OIT, para señalar que alguno de ellos pertenecen al bloque de  constitucionalidad  en  sentido  estricto (Art.  93  CN  inciso  1°)  en  tanto  que otros los son en sentido  lato  (Art.  93  CN  inciso  2º).   Los  convenios  que hacen parte del bloque de constitucionalidad en  sentido  estricto  prevalecen  en  el  orden  interno,  en  cuanto  prohíben la  limitación   de  un  derecho  humano  bajo  los  estados  de  excepción  y  en  consecuencia  hacen parte del parámetro de control constitucional de las normas  legales  que  regulan  la  materia. Los convenios que forman parte del bloque de  constitucionalidad  en  sentido  lato  “sirven  como  referente  para  interpretar  los  derechos  de  los  trabajadores y darle plena  efectividad  al  principio  fundamental  de la protección del trabajador (C.P.,  art.   1)   y  al  derecho  al  trabajo  (C.P.  arts.  25  y  53)”17.   

En   cuarto   lugar,   ha  establecido  la  jurisprudencia,  que  hacen  parte  del  bloque  de  constitucionalidad aquellos  convenios  que  la  propia  Corte  determine  que  pertenecen  a  ese  estándar  normativo,  de  conformidad  con  las  materias  de  que traten. En este sentido  señaló:  “(…)  La  Corte  comparte  el  concepto  expuesto   por   varios   intervinientes   acerca   de   que  algunos  convenios  internacionales  del  trabajo  forman  parte  del  bloque de constitucionalidad.  Estos  Convenios  son  los que la Corte ha indicado o  señale         en        el        futuro”18.   

Así las cosas, esta Corporación ha definido  expresamente  que   los convenios 87 y 98 de la OIT, hacen parte del bloque  de                 constitucionalidad19.  En  este  sentido  en  la  sentencia  C-1491  de  2000,  que declaró la constitucionalidad de la norma que  prohíbe   suscribir  o  prorrogar  pactos  colectivos  en  las  empresas  cuyos  sindicatos  agrupen  más de la tercera parte de los trabajadores, se determinó  declarar     exequible    el    segmento    normativo    acusado    – artículo 70 de la Ley 50 de 1990 – ,  “por no ser violatorio de los artículos 13, 39, 55,  92     y     93    Superiores,     así  como por no contradecir las Convenciones 87 y 98 de la O.I.T.,  que  conforman,  se  reitera,  el  bloque  de  constitucionalidad,  según lo ha  precisado  y  reiterado  múltiples veces esta Corporación, entre otras, en las  sentencias      C-385/2000,      C-797/2000,      T-44/92,      SU-      342/95,  C-567/2000”20   

En  relación con el convenio 154 de la OIT,  esta   misma   Corporación   ha   afirmado   su   pertenencia   al   bloque  de  constitucionalidad21.  Respecto  de  este último  señaló:  “Es  claro  también  para la Sala que el  Convenio  154  de  la OIT hace parte del bloque de constitucionalidad por tratar  de  disposiciones  sobre  el  derecho a la negociación colectiva que afectan de  manera  directa  la  libertad  sindical  y  el  derecho de asociación sindical,  convenio  que ha servido en otras oportunidades de parámetro normativo para las  decisiones    de    constitucionalidad    de    esta    Corporación22.”23   

4.3.   A  continuación,  la  Corte  se  referirá  brevemente,  y  en lo que estime pertinente, a los Convenios 87, 98 y  154 de la OIT   

4.3.1  El convenio 87 de la OIT consagra, en  términos   generales,   que  los  trabajadores  y  empleadores  –  sin  ninguna  distinción  y  sin  autorización  previa -, gozan del derecho a constituir las  organizaciones  que  estimen  pertinentes  y  de  afiliarse  a ellas con la sola  condición  de  observar  los  estatutos  de  las  mismas;  así  mismo,  que el  ejercicio  del  derecho  de sindicalización debe estar revestido de suficientes  garantías  para  que  los  sindicatos  puedan  desplegar  sus  actividades  sin  injerencia  alguna  de  las autoridades públicas, estando obligados los Estados  miembros  que  se adhieran al Convenio a tomar todas las medidas necesarias para  tal  fin; proscribe además la disolución o suspensión por vía administrativa  de   las   organizaciones   de   trabajadores   o   empleadores,   entre   otras  disposiciones.   

Para  los efectos del presente proceso, la  Sala   destaca   la   relevancia  del  artículo  3°  del  Convenio  87  de  la  OIT:   

“Artículo 3.  

1.  Las  organizaciones  de trabajadores y de empleadores  tienen  el  derecho  de redactar sus estatutos y reglamentos administrativos, el  de  elegir  libremente  sus representantes, el de organizar su administración y  sus actividades y el de formular su programa de acción.   

   

2.  Las  autoridades públicas  deberán  abstenerse de toda intervención que tienda a limitar este derecho o a  entorpecer   su   ejercicio   legal.”  (Se destaca)   

4.3.2   El  Convenio  98,  por  su  parte,  constituye  un  instrumento normativo de protección a los trabajadores respecto  de  los  posibles actos discriminatorios en contra de la libertad sindical, y se  orienta  a  asegurar  un  ambiente  libre  de  coerciones  o limitaciones en los  procesos de negociación colectiva.   

Para    el    presente    juicio    de  constitucionalidad,  la  Sala  destaca  la  relevancia  del  artículo  4°  del  convenio 98 de la OIT que consagra:   

“Artículo 4  

“Deberán adoptarse medidas adecuadas a las  condiciones  nacionales,  cuando  ello  sea necesario, para estimular y fomentar  entre  los empleadores y las organizaciones de empleadores, por una parte, y las  organizaciones  de  trabajadores,  por  otra, el pleno  desarrollo  y  uso  de  procedimientos  de  negociación voluntaria,  con  objeto de reglamentar, por medio de contratos colectivos, las  condiciones de empleo.” (Se destaca).   

4.3.3   El   convenio   154   de   la  OIT  “sobre   la   negociación   colectiva”,  aprobado por la Ley 524 de 1999, fue objeto de pronunciamiento  por  parte  de la Corte en la sentencia C-161 de 2000. Para efectos del presente  juicio  de  constitucionalidad,  se  destacan  los  artículos 1, 5, 6, 7 y 8 de  dicho convenio.   

                                     “Artículo 1   

          “1.  El  presente  Convenio  se aplica a  todas   las  ramas  de  actividad  económica.”  (Se  destaca).   

                                     “Artículo 5   

          “1.  Se  deberán  adoptar  medidas  adecuadas  a  las condiciones  nacionales para fomentar la negociación colectiva.   

          “2.  Las  medidas a que se refiere el párrafo 1 de este artículo  deberán tener por objeto que:   

     

a. la  negociación colectiva sea posibilitada a todos los empleadores  y  a  todas  las  categorías de trabajadores de las ramas de actividad a que se  aplique      el      presente     Convenio;     (Se  destaca).   

b. la  negociación colectiva sea progresivamente extendida a todas las  materias  a  que  se  refieren  los  apartados  a),  b) y c) del artículo 2 del  presente Convenio;   

c. sea   fomentado   el  establecimiento  de  reglas  de  procedimiento  convenidas  entre  las organizaciones de los empleadores y las organizaciones de  los trabajadores;   

d. la   negociación   colectiva   no   resulte  obstaculizada  por  la  inexistencia  de  reglas  que  rijan  su  desarrollo  o  la  insuficiencia  o el  carácter impropio de tales reglas;   

e. los   órganos   y   procedimientos   de  solución  de  los  conflictos  laborales  estén  concebidos  de tal manera que  contribuyan     a     fomentar     la     negociación     colectiva.”(Se destaca).     

“Artículo 6  

“Las disposiciones del presente Convenio no  obstaculizarán  el  funcionamiento  de sistemas de relaciones de trabajo en los  que  la negociación colectiva tenga lugar en el marco  de  mecanismos  o de instituciones de conciliación o de arbitraje, o de ambos a  la  vez,  en  los  que  participen voluntariamente las partes en la negociación  colectiva.” (Se destaca).   

“Artículo 7  

“Las medidas adoptadas por las autoridades  públicas  para  estimular y fomentar el desarrollo de la negociación colectiva  deberán  ser  objeto  de consultas previas y, cuando  sea  posible,  de  acuerdos entre las autoridades públicas y las organizaciones  de    empleadores    y    de   trabajadores”.   (Se  destaca).   

“Artículo 8  

“Las  medidas  previstas  con  objeto  de  fomentar  la  negociación  colectiva  no deberán ser  concebidas  o  aplicadas  de  modo  que obstaculicen la libertad de negociación  colectiva” (Destacó la Sala)   

De  la breve reseña sobre los convenios 87,  98  y  154  de  la  OIT, ratificados por Colombia, y  que hacen parte de la  legislación  interna  y  del  bloque  de  constitucionalidad, se colige que los  Estados  miembros de la OIT deben garantizar la libertad sindical y el derecho a  la  asociación  sindical,  y  en  ese  marco,  estimular  y  fomentar  el pleno  desarrollo   y   uso   de   los   procedimientos   y   medios   de  negociación  colectiva  voluntaria. Dichas  medidas  no  deben  ser  concebidas  o  aplicadas  de  modo  que obstaculicen la  libertad de negociación colectiva.   

4.3.4.   Al   pronunciarse   sobre   la  constitucionalidad   del   convenio   154   y   su  ley  aprobatoria24,   esta  Corporación  señaló  que  su  finalidad  radica  en  el deseo de fomentar    la   negociación   colectiva  como   un   instrumento   libre   y   voluntario   de  concertación  de las condiciones económicas derivadas  de la relación laboral.   

Manifestó la Corte en aquella oportunidad,  que  este  convenio  desarrolla  plenamente  los postulados constitucionales, en  especial,  el artículo 55 de la Carta, sobre la negociación colectiva, como un  procedimiento  que concreta y fortalece el acuerdo de voluntades y es uno de los  medios  más  importantes  para  fijar  las bases fundamentales del trabajo. Por  consiguiente,  la  negociación  colectiva  libre  y  voluntaria “se  presenta  en el ámbito constitucional como el derecho regulador  de  una  esfera de libertad en cabeza de patronos y los trabajadores”25, que goza de amplio sustento  y          garantía         constitucional.26   

De conformidad con lo anterior, es claro para  la  Corte  que  los  convenios 87, 98 y 154 de la OIT, hacen parte del bloque de  constitucionalidad,   esto   es,   sirven   como  referente  necesario  para  la  interpretación  de  los derechos de los trabajadores, en particular el relativo  al  fomento de la negociación colectiva como expresión de la libertad sindical  y  del  derecho  fundamental  de  asociación sindical, y concurren como patrón  normativo  para  el  restablecimiento  de los derechos de los trabajadores y del  orden                 constitucional.27   

5.  El   estatus  constitucional  del  derecho a  la negociación colectiva y su alcance.    

El  derecho  de  negociación  colectiva  se  encuentra  consagrado  en  el  artículo  55  de  la Constitución Política que  garantiza   “(…)   el   derecho  de  negociación  colectiva  para  regular  las  relaciones  laborales,  con  las  excepciones que  señale  la  ley.  Es  deber  del  Estado promover la concertación y los demás  medios   para   la   solución   pacífica   de  los  conflictos  colectivos  de  trabajo”.   

La  doctrina  y  la  jurisprudencia  de esta  Corporación     han    reconocido   que   el   derecho   de   negociación   colectiva   se   encuentra  analítica    y    normativamente    vinculado    tanto    a   la   libertad   sindical  como  al  derecho  de  asociación    sindical  consagrado  en  el artículo 39 de la Constitución.28   

En  cuanto  a  las  limitaciones  de  orden  constitucional  a  las cuales está sujeto el derecho de negociación colectiva,  el  mismo  artículo  55  dispone  su  sujeción  a  las excepciones que fije la  ley.   Sin  embargo,  la  Corte  ha precisado  que dicha expresión no  significa  que  cualquier limitación de carácter legal sea constitucionalmente  válida  y  aceptable,  ya  que  se  requiere que dicha limitación no afecte el  núcleo  esencial  del  derecho  de  negociación y adicionalmente tiene que ser  razonable y proporcional.   

5.2   El  alcance  del  concepto  de  negociación  colectiva,  se  encuentra  precisado por el artículo 2° Convenio  154  de la OIT29,  que  hace  referencia  a  todas aquellas negociaciones que tienen  lugar  entre  un empleador(es) y los trabajadores a fin de fijar las condiciones  de  trabajo,  las  relaciones  entre empleados-empleadores, y entre éstos y sus  organizaciones.   

En el orden jurídico interno el concepto de  negociación  colectiva tiene  una  connotación  amplia,  pues  hace referencia al surgimiento de un conflicto  colectivo  de  trabajo  y  la  correspondiente iniciación de conversaciones, el  agotamiento     de     la     etapa     de    arreglo    directo    –arts.  432  a 436 CST-, pasando por la  eventual    declaratoria    y    desarrollo    de    la    huelga   –arts. 444 a 449 CST-, el procedimiento  de  arbitramento  –art. 452  a  461  del  CST-,  hasta  el  arribo  a  un  acuerdo  y  la suscripción de una  convención   o   pacto   colectivo   –Título III CST-   

En   este   sentido,   ha   destacado  la  Corte30,    el    concepto    de    negociación  colectiva  tiene  un  amplio  espectro,  de manera que  abarca     todas    las  negociaciones  que  se susciten entre el trabajador(es) y el empleador(es) a fin  de  fijar  las condiciones de trabajo, las relaciones entre ellos y, entre ellos  y  sus  organizaciones.  Así, el concepto de negociación colectiva no se agota  en  los  conceptos de pliegos de peticiones o de convención colectiva, sino que  el  primero  constituye  un  concepto  genérico,  y los conceptos de pliegos de  peticiones  y convención colectiva, unos conceptos derivados y específicos. Al  respecto ha precisado:   

“5.2    (…)    [L]la    expresión  “negociación  colectiva” de que tratan el Convenio 154 y el artículo 55 de  la    Carta    tiene    una    connotación    más  amplia, es decir, no se reduce a pliegos de peticiones  o  convenciones  colectivas,  sino  que  abarca  “todas  las negociaciones que  tienen  lugar  entre un empleador, un grupo de empleadores o una organización o  varias  organizaciones  de  empleadores,  por  una  parte, y una organización o  varias  organizaciones  de  trabajadores,  por  otra,  con el fin de : fijar las  condiciones  de  trabajo  y empleo, o regular las relaciones entre empleadores y  trabajadores,  o regular las relaciones entre empleadores o sus organizaciones y  una  organización o varias organizaciones de trabajadores, o lograr todos estos  fines a la vez.”(art. 2º Convenio 154 de la OIT).   

Además,  la  negociación  colectiva puede  tener  lugar  “en el marco de mecanismos o de instituciones de conciliación o  de  arbitraje,  o  de  ambos  a  la  vez,  en  los  que  participen voluntariamente      las      partes     en     la     negociación  colectiva” (art. 6º ibídem)   

                                             (…)   

Se  puede  afirmar,  entonces,  que  la  negociación  colectiva  es el género y la convención colectiva y el pliego de  peticiones  son  la  especie,  y  como  especie,  pueden  ser  objeto de algunas  restricciones  tratándose  de  ciertos  empleados  públicos,  que “están al  servicio  del  Estado  y  de  la comunidad” (art. 123 de la Carta) y tienen la  enorme  responsabilidad  de  hacer  cumplir  los  fines  esenciales  del Estado,  asuntos  que  están  ligados  directamente  al  interés general. Sin que tales  limitaciones   conduzcan   al   desconocimiento   del  derecho.”  31    (Se  destaca).   

En  síntesis,  el  concepto de negociación  colectiva  consagrada  en el  Convenio  154  de  la  OIT – incorporado a la legislación colombiana por la Ley  524  de  1999-  y  en  el  artículo  55  de la Constitución, corresponden a un  concepto  más  amplio  que  el de los  pliegos de peticiones y convención  colectiva,  y  la etapa de arreglo directo constituye la primera oportunidad que  tienen  tanto  los  trabajadores como los empleadores para llegar a un acuerdo a  partir  del  pliego  de  peticiones  formulado, antes de tomarse la decisión de  declarar  la  huelga o de someter las diferencias a un tribunal de arbitramento,  o  de  convocar  un  tribunal  de  arbitramento obligatorio en aquellos casos de  servicios públicos esenciales.   

Así, el ejercicio del derecho de huelga y la  potestad  de  someter  las  diferencias  a  un  tribunal  de  arbitramento, o de  convocarlo  en  la  modalidad  de  obligatorio,  son  mecanismos que concurren a  integrar   el   concepto   amplio   de   negociación  colectiva,  y  por  ende  están  amparados  por  las  garantías  que  la  Constitución  y  los convenios internacionales reconocen a  este derecho.   

A  continuación  se  referirá la Sala a la  naturaleza y alcance de estos mecanismos.   

6.  El estatus constitucional del derecho de  huelga.    El    contenido    y    alcance   de   la   restricción   de   orden  constitucional32   

6.1. El derecho de huelga está consagrado en  el   artículo   56   de  la  Constitución  Nacional,  el  cual  establece  que  “(s)e  garantiza  el derecho de huelga, salvo en los  servicios   públicos   esenciales   definidos   por   el   legislador.  La  ley  reglamentará este derecho”.   

El  régimen  laboral  colombiano  define la  huelga    en   el   artículo   429   del   C.S.T.   como   la   “suspensión  colectiva,  temporal y pacífica del trabajo, efectuada  por  los  trabajadores  de  un establecimiento o empresa con fines económicos y  profesionales   propuestos   a   sus   patronos   [hoy  empleadores]     y     previos     los    trámites  establecidos”   en  la  ley.   Así  mismo  el  artículo  430  del  CST  reitera la prohibición constitucional de la huelga en  los  servicios públicos, que se entienden como esenciales de conformidad con el  artículo          56         constitucional33.   

6.2.     De   manera   prolija   la  jurisprudencia  de  esta Corte se ha pronunciado sobre el contenido y alcance de  este  derecho,  destacando la especial protección que le brinda el ordenamiento  constitucional,  incluyendo en dicho parámetro los instrumentos internacionales  ratificados           por          Colombia34.    Ha   subrayado  su  relevancia  constitucional  como  mecanismo válido y legítimo para alcanzar un  mayor   equilibrio  y  justicia  en  las  relaciones  de  trabajo,  mediante  la  efectividad de los derechos de los trabajadores, afirmando:   

“(L)a huelga constituye un instrumento de  vital  importancia  en el marco de las relaciones laborales entre trabajadores y  empleadores,  toda  vez  que  sirve de medio legítimo de presión para alcanzar  mejores  condiciones  de  trabajo  y,  de  esa  manera, un equilibrio y justicia  sociales,  así  como  el respeto de la dignidad humana y la materialización de  los       derechos      del      trabajador”.35   

Ha  sostenido  también  esta  Corte  que el  derecho  de  huelga  a  pesar de no tener estatus de derecho fundamental y estar  reglamentado  mediante  la  ley,  puede  adquirir  tal  carácter  cuando con su  limitación  se  vulneran  los  derechos  fundamentales  al trabajo y a la libre  asociación   sindical,   y  que  sólo  puede  excluirse  en  el  caso  de  los  servicios  públicos de carácter esencial. En tal sentido señaló:   

“(…)  [E]l  derecho  de huelga está en  conexión  directa  no  sólo  con  claros  derechos  fundamentales –como  el  derecho  de  asociación  y  sindicalización  de  los  trabajadores  (CP  arts.  38 y 39)- sino también con  evidentes  principios  constitucionales  como  la  solidaridad,  la dignidad, la  participación  (CP  art.  1)  y  la  realización  de  un  orden justo (CP art.  2)”.36   

6.3.  En  cuanto  al  núcleo  esencial  del  derecho  a  la  huelga ha establecido la jurisprudencia de esta Corte, que aquel  se  encuentra en la facultad que tienen los trabajadores de adoptar el mecanismo  de  la suspensión o cesación colectiva del trabajo como medio para presionar a  los  empleadores  a  fin  de  lograr  que se resuelva el conflicto colectivo del  trabajo    de    modo    favorable    a    sus   intereses   como   trabajadores  asalariados:   

“La  huelga es un  derecho garantizado y excepcionalmente limitado por la  Constitución  y  la  ley, que faculta a la mayoría de  los   trabajadores   de   una  empresa,  sindicalizados  o  no,  para  suspender  colectivamente   y  en  forma  temporal  y  pacífica  sus  labores,  previa  la  observancia  de  ciertos  requisitos  de  procedimiento, con el fin de lograr el  equilibrio  de  sus  derechos  e intereses colectivos de naturaleza económica y  social frente al patrono.   

“En  la sentencia C-009 de 1994 se dijo que  el  derecho colectivo – del  trabajo  –  dentro  de  la  perspectiva constitucional comprende: la libertad de  asociación   sindical  (art.  39  C.P.);  la  institución  de  la  asociación  profesional;  el derecho a la negociación colectiva y el derecho de huelga. Con  respecto  a  este  último  se  expresó  que  ‘constituye un medio para que los  trabajadores  y  las asociaciones sindicales defiendan sus intereses económicos  y  sociales,  en  lo  relativo  a la obtención de mejoras en las condiciones de  trabajo  y  reivindicaciones en el ámbito de la respectiva profesión u oficio,  como  también  en  la implementación de políticas gubernamentales en el campo  social            y           económico”.37   (Las  negrillas  son  del  original)   

6.4.  El  derecho de huelga, es un mecanismo  que   hace   parte   del  procedimiento  de  negociación  colectiva  reconocido  constitucionalmente,  y  regulado  por  el legislador, mediante el cual se busca  resolver    un   conflicto   económico   colectivo.   Sobre   este   punto   la  Corte38 ha precisado lo siguiente:   

“El derecho de huelga que garantiza la Carta  Política  en  su  art.  56,  está sometido a la reglamentación legal y, en el  marco  del  ordenamiento  colombiano,   el  ejercicio de la huelga sólo es  legítimo  como  una  etapa  dentro  del  proceso  de  negociación  y solución  pacífica  de  los  conflictos  colectivos  de  trabajo;  esa fase es, entonces,  previsible  para  las partes que intervienen en dicha negociación”.39   

6.5  De  otra  parte, en sentencia C-201 del  2002,  se  sintetizó  el  alcance  del  derecho  a la huelga, en los siguientes  términos:       

“(L)a  huelga  constituye  un  instrumento  de  vital importancia en el marco de las relaciones  laborales  entre  trabajadores  y  empleadores,  toda  vez  que  sirve  de medio  legítimo  de  presión  para  alcanzar mejores condiciones de trabajo y, de esa  manera,  un  equilibrio y justicia sociales, así como el respeto de la dignidad  humana y la materialización de los derechos del trabajador.   

Es  abundante  la  jurisprudencia  de  esta  Corporación  en relación con el contenido y alcance del referido derecho, así  como  su especial protección dentro del ordenamiento constitucional, incluyendo  los   instrumentos   internacionales   ratificados   por   Colombia.40 Al respecto,  resulta   ilustrativa   la   sentencia   C-432/96,41   en   la   que   la  Corte  sintetizó  esquemáticamente los distintos criterios  jurisprudenciales sobre este tema, así:   

“- El derecho a la huelga no es un derecho  fundamental,   puesto   que   para  su  ejercicio  requiere  de  reglamentación  legal.   

“- Sólo puede ejercerse legítimamente el  derecho   a   la  huelga  cuando  se  respetan  los  cauces  señalados  por  el  legislador.   

“- El derecho a la huelga puede ser objeto  de  tutela  cuando se encuentra en conexión íntima con los derechos al trabajo  y  a  la  libre  asociación sindical, derechos que sí ostentan el carácter de  fundamentales.   

“-  El derecho a la huelga solamente puede  excluirse  en el caso de los servicios públicos esenciales, cuya determinación  corresponde  de  manera exclusiva al legislador, o los señalados como tales por  el  Constituyente,  de  acuerdo  con  la  interpretación  realizada  acerca del  contenido de las normas constitucionales vigentes.   

“-  El  derecho  a  la  huelga  puede  ser  restringido  por  el legislador para proteger el interés general y los derechos  de     los    demás.42   

“-  El  derecho a la huelga también puede  ser  restringido  por  el  legislador  cuando  de  su  ejercicio  se  deriva  la  alteración del orden público.   

“De  acuerdo  con estos parámetros, puede  afirmarse  que,  según la Constitución, el derecho de huelga está restringido  de dos formas:   

“a.  Está  prohibido  su ejercicio en los  servicios  públicos esenciales que determine el legislador y, obviamente en los  señalados  como  tales  por el Constituyente, de acuerdo con la interpretación  realizada  acerca  del  contenido de las normas constitucionales vigentes.    

“b. En los demás casos, su ejercicio debe  ceñirse a la reglamentación que de él haga el legislador.   

En  el  mismo  pronunciamiento,  la  Corte  sostuvo  que  el  núcleo  esencial  del  derecho  de  huelga  consiste en “la  facultad  que tienen los trabajadores de presionar a los empleadores mediante la  suspensión  colectiva  del  trabajo,  para  lograr  que  se  resuelva de manera  favorable  a  sus  intereses  el conflicto colectivo del trabajo. Esta facultad,  claro  está,  no es absoluta. El punto es que la huelga constituye un mecanismo  cuya  garantía  implica  el equilibrar las cargas de trabajadores y empleadores  en  el marco del conflicto colectivo de trabajo. Las restricciones al derecho de  huelga  deberán  tener  en  cuenta  este  propósito,  de  modo que si bien tal  derecho  puede  ser  limitado  con  el fin de proteger otros de mayor jerarquía  (v.gr.  los  derechos  fundamentales)  o  el interés general (bajo la forma del  orden  público,  por ejemplo), el poder que la Constitución pretende reconocer  a  los  trabajadores  no  puede  quedar desfigurado.”  43   

6.6.  No obstante en reciente jurisprudencia  la  Corte  ha precisado el contenido y alcance de la restricción constitucional  al  ejercicio  del  derecho  de  huelga  señalando que el límite fundado en el  interés  general,  debe ser  reconducido  a  la  prestación de los servicios públicos esenciales, que es el  criterio   expresamente   establecido   por   la   Constitución.   Al  respecto  puntualizó:   

“En  relación  con  las restricciones de  orden  constitucional  para  el  ejercicio legítimo del derecho de huelga, esta  Corte  ha señalado que en los conflictos colectivos de trabajo en los cuales se  haga  uso  de  la  suspensión  del  trabajo mediante la huelga, a fin de lograr  mejores  condiciones laborales, a este mecanismo sólo  se  podrá  oponer  un  límite  fundado  en el interés general que conlleva la  prestación       de       los       servicios       públicos      esenciales.         (Destacó la Sala).    

6.7.  A partir de esta precisión fijó los  criterios  conforme  a  los cuales se puede limitar legítimamente el derecho de  huelga, al respecto señaló:   

“(…) La Corte ha establecido que si bien  el  derecho  a la huelga no es un derecho absoluto, su  limitación  sólo  puede  proceder  de conformidad con el criterio expresamente  establecido  por la Constitución, esto es, que se trate de un servicio público  de   carácter   esencial.    (Destacó  la  Sala).   

Por  lo  tanto,  la  Corte  ha  fijado  dos  condiciones,   una   material   y   otra  formal,  para  que  se  pueda  limitar  legítimamente  el  derecho  de  huelga: (i) en primer lugar y desde un punto de  vista  material,  que  se desarrolle respecto de un servicio público que por su  propia  naturaleza  pueda  ser considerado como servicio público esencial; (ii)  en  segundo  lugar  y  desde  un  punto  de  vista formal, que adicionalmente el  legislador  haya expresamente regulado no sólo respecto de la definición de la  actividad  de  que  se  trate  como  un  servicio  público  esencial,  sino que  adicionalmente  haya restringido de manera expresa el derecho de huelga respecto  de  dicha  actividad,  siguiendo  para  ello  el  criterio  material de servicio  público  esencial  en  cuanto  que  afecte  el  núcleo  esencial  de  derechos  fundamentales”44.    

6.8.  En cuanto a los parámetros para  determinar  el  aspecto  material  a  tener en cuenta para la definición de los  servicios   públicos  esenciales,  la  Corte  ha  desarrollado  unos  criterios  enunciativos así:   

“La  esencialidad  del  servicio  no  debe  considerarse  exclusivamente  por  el servicio mismo, esto es, por su naturaleza  intrínseca,  ni  por  la  importancia  de  la actividad industrial, comercial o  prestacional  en  la  economía global del país y consecuentemente en relación  con  la magnitud del perjuicio que para ésta representa su interrupción por la  huelga.   Tampoco,  aquélla  puede  radicar  en  la  invocación  abstracta  de  la  utilidad  pública  o de la satisfacción de los  intereses    generales,    la    cual   es   consustancial   a   todo   servicio  público.       (Subrayas      fuera      del  original)   

“El  carácter  esencial  de  un  servicio  público  se  predica,  cuando  las  actividades que lo conforman contribuyen de  modo directo y concreto a la protección de bienes o a  la  satisfacción  de  intereses  o a la realización de valores, ligados con el  respeto,  vigencia,  ejercicio  y  efectividad  de  los  derechos  y  libertades  fundamentales.   Ello   es  así,  en  razón  de  la  preeminencia  que  se  reconoce  a los derechos fundamentales de la persona y de  las  garantías  dispuestas  para su amparo, con el fin de asegurar su respeto y  efectividad.   

(…)  

“De lo dicho se infiere, que al valorar los  intereses  en  conflicto,  a  efectos  de  hacer la definición de los servicios  públicos    esenciales,    el    Legislador   debe   partir   de   bases  serias,  objetivas  y razonables, de  modo  que  la  respectiva regulación guarde proporcionalidad entre el respeto a  los  derechos  fundamentales  de los usuarios y el derecho de los trabajadores a  la huelga.”45   

6.9.   En  relación  con  el  aspecto  formal  ha destacado la estricta reserva legal que establece la Constitución en  materia de restricción al derecho de huelga, al respecto señaló:   

“La  lectura  del  artículo  56 superior  muestra  también que la Constitución ha establecido una reserva legal estricta  en  materia  de  huelga.  En  efecto,  la  norma  no  sólo  precisa  que la ley  reglamentará  este  derecho  sino  que  además  señala  que  es  únicamente  el  Legislador,  es  decir  el  Congreso, quien define  cuáles  son  los  servicios  públicos  esenciales  en donde la huelga no está  garantizada.  Esto  significa  que  corresponde  al Congreso establecer el marco  regulatorio  específico  de  la  huelga  en los servicios públicos esenciales,  sin  que  el  Legislador  pueda,  en  esta  materia,  efectuar    remisiones    o    delegaciones    de    esta   facultad   a   otras  autoridades”46.         (Se destaca).   

En estos términos, para que pueda proceder  válidamente  la  restricción  del  derecho  de huelga, es necesario valorar no  solo  que  la  actividad  laboral  de  que  se trate corresponda, a partir de un  criterio  material,  al  concepto de servicio público esencial, esto es, que la  propia  naturaleza  de dicha actividad constituye un servicio público esencial,  sino  también  que desde un punto de formal, la ley expresamente lo defina como  servicio  público  esencial,  y  además  prevea  la  restricción de la huelga  frente a éste.   

6.10.    En   otra   ocasión,  esta  Corporación  expresó  que  si  bien  el derecho a la huelga no es absoluto, su  restricción  sólo procede cuando ésta sea necesaria,  indispensable,  razonable y proporcionada, porque de lo  contrario  se  haría  nugatorio  dicho  derecho  afectando  con  ello de manera  directa   la   libertad   sindical.   La  Corte  dijo  en  aquella  oportunidad:   

“2.2.  Como  se  infiere  de la jurisprudencia de la Corte el derecho de huelga no es absoluto, y  se  encuentra  condicionado  a  la reglamentación que establezca el legislador,  quien  puede imponer restricciones o limitaciones por razones de orden público,  para   proteger  los  derechos  ajenos  y  de  la  colectividad  y  asegurar  la  prestación  de  los  servicios públicos (esenciales) y, en general, con el fin  de   alcanzar   una   finalidad   constitucional   que   se  estime  esencial  o  constitucionalmente valiosa.   

No  obstante,  como  tantas  veces  lo  ha  señalado  la  Corte  al  referirse  a  las limitaciones de los derechos que son  admisibles  constitucionalmente,  las restricciones que se impongan al ejercicio  del  derecho  de  huelga  deben  ser  necesarias,  indispensables,  razonables y  proporcionadas  a  la  finalidad  que  se  pretende  alcanzar,  con el fin de no  hacerlo  nugatorio  o  impracticable,  pues  si  ello  no es así, se atentaría  contra       la      libertad      sindical.”47   

6.11. La referencia al interés general, la  utilidad  pública  o  la importancia económica, como criterios para restringir  el  ejercicio  del  derecho de huelga, ha sido objeto de la siguiente precisión  por parte de la Corte:   

“(…)  Es  importante  para  la  Sala,  reiterar  que  sólo  procede  legítimamente  la  restricción del derecho a la  huelga,    cuando   se   trata   de   actividades   definidas   a   partir   de  criterios  estrictos,  objetivos  y  razonables,  como  servicios  públicos  esenciales, esto es como servicios cuya suspensión pueden  llegar  a  afectar  los  derechos  fundamentales  como  la  vida o la integridad  física  de  las  personas,  y  no  respecto de criterios laxos que invocando la  utilidad  pública,  el  interés  general  o  la importancia económica, pueden  llegar  a  catalogar  como  servicios públicos esenciales a la gran mayoría de  los  servicios  públicos,  lo  cual  hace en criterio de esta Sala nugatorio el  derecho   de   huelga   de   los   trabajadores”48.   

6.12.   De   las  anteriores  referencias  jurisprudenciales,  la  Sala  extrae las siguientes conclusiones: (i) El derecho  de  huelga  goza  de  especial protección en el ordenamiento constitucional, su  relevancia  constitucional  deviene  de  su  condición  de  mecanismo válido y  legítimo  para  alcanzar  un  mayor  equilibrio y justicia en las relaciones de  trabajo,  mediante  la  efectividad de los derechos de los trabajadores; (ii) el  derecho  de  huelga,  es  un  mecanismo  que  hace  parte  del  procedimiento de  negociación   colectiva  reconocido  constitucionalmente,  y  regulado  por  el  legislador,   mediante  el  cual  se  busca  resolver  un  conflicto  económico  colectivo;  (iv)  sin  embargo,  no  es  un  derecho  absoluto;  sobre  el   contenido  y  alcance  de  la  restricción  constitucional  a  su ejercicio, ha  precisado   la   jurisprudencia  que  el  límite  fundado  en  el  interés  general,  debe ser reconducido a  la    prestación    de   los   servicios   públicos  esenciales,   que   es   el   criterio   expresamente  establecido  por  la  Constitución; (v) la Corte ha fijado dos condiciones, una  material  y  otra formal, para que se pueda limitar legítimamente el derecho de  huelga:  desde  un  punto  de  vista  material, que se desarrolle respecto de un  servicio  público  que  por  su  propia  naturaleza  pueda ser considerado como  servicio  público  esencial y desde un punto de vista formal, que el legislador  haya  expresamente  regulado  no  solo  la definición de la actividad de que se  trate   como  un  servicio  público  esencial,  sino  que  adicionalmente  haya  restringido  de manera expresa el derecho de huelga respecto de dicha actividad;  (vi)  solo  procede  legítimamente  la  restricción  del  derecho a la huelga,  cuando   se   trata   de   actividades   definidas   a  partir  de  criterios     estrictos,    objetivos    y    razonables,  como  servicios públicos esenciales, esto es como servicios cuya  suspensión  pueden  llegar  a afectar los derechos fundamentales como la vida o  la  integridad  física  de  las  personas, y no respecto de criterios laxos que  invocando   la   utilidad   pública,  el  interés  general  o  la  importancia  económica,  pueden  llegar a catalogar como servicios públicos esenciales a la  gran  mayoría  de los servicios públicos, lo cual hace nugatorio el derecho de  huelga de los trabajadores.   

7.    El    arbitramento    en   materia  laboral   

7.1   Los  artículos  228  y  229  de  la  Constitución  Nacional definen la administración de justicia como una función  pública,  y  garantizar el derecho de toda persona para acceder a ella. De esta  manera  la  regla  general que rige en la Constitución es la administración de  justicia   pública   y  estatal  a  cargo  de  los  jueces  de  la  República.   

No  obstante,  de  manera  excepcional,  el  artículo   116   de   la   Constitución  Nacional  consagra  que  los  ciudadanos  pueden  ser  investidos  de la función de impartir  justicia    de    manera    ocasional    en    calidad    de   conciliadores   o  árbitros,  disposición  sobre  la  cual,  la  Corte  Constitucional,  ha  desarrollado  una  consistente jurisprudencia relativa a la  participación    de    los    particulares    en    la    administración    de  justicia.49   

En   este   sentido,   la  jurisprudencia  constitucional  ha  definido el arbitramento como “un  mecanismo  jurídico  en virtud del cual las partes en conflicto deciden someter  sus  diferencias  a  la  decisión  de  un  tercero,  aceptando  anticipadamente  sujetarse    a   lo   que   allí   se   adopte”50.    

Ha  precisado  esta  Corporación  que  la  institución   arbitral   tiene  claro  fundamento  constitucional  –art.  116  CN-   sin  que  pueda  concebirse  como  una  forma  de  limitar  el derecho fundamental de acceso a la  justicia  -Artículo  229  C.P.-; esta figura de orden constitucional constituye  una  excepción  a  la regla  general  que  consagra la administración de justicia por parte de los jueces de  la  República,  y tiene también claros límites materiales y formales tanto en  mandatos constitucionales como legales.   

7.2.  En  cuanto a los límites materiales,  estos  hacen  referencia,  por  un  lado a los principios, derechos y valores de  orden  constitucional,  y  de  otro,  a las materias específicas que pueden ser  objeto  de  conocimiento,  ya  que  no puede tratarse de asuntos intransigibles.  Así  lo  establece  el  artículo 11 de la Ley 446 de 1998, declarado exequible  por  esta  Corte mediante sentencia C-098 del 2001, y compilado por el artículo  115 del Decreto 1818 de 1998 que dispone:   

“El  arbitraje  es un mecanismo por medio  del  cual  las  partes  involucradas  en  un conflicto de carácter transigible,  difieren  su  solución  a  un tribunal arbitral, el cual queda transitoriamente  investido  de  la  facultad  de  administrar justicia, profiriendo una decisión  llamada laudo arbitral”   

En  cuanto  a  los  límites formales estos  hacen  referencia  a  la  libertad  de  configuración  del  legislador  en esta  materia,  libertad  que  tampoco  es  ilimitada  sino  que  está  sujeta  a los  principios, valores y derechos de orden superior.   

Ha  expresado  así  mismo  la Corte que el  arbitramento debe respetar tres (3) elementos:   

“(i)  [E]n  primer lugar hay que recordar  que   cualquier  regulación  en  materia  de arbitraje debe fundarse en el  respeto  estricto de derechos fundamentales como el debido proceso y la igualdad  entre  todas  las  personas; por otro lado, en razón de que los árbitros -como  los  jueces ordinarios- deben  (i) cumplir con términos perentorios y (ii)  que  sus  pronunciamientos están sometidos a la revisión eventual por parte de  otras  autoridades  además  de  contar  con  el  poder  vinculante de cualquier  sentencia,  y,  por tanto, no puede decirse que la utilización del arbitramento  constituye  un atentado al principio que asegura pronta y cumplida justicia para  todos los ciudadanos.   

A esto debe sumarse el hecho, anteriormente  anotado,  en  virtud  del  cual,  el  acuerdo  de  voluntades  del  que surge la  jurisdicción  arbitral,  tiene  límites  bien  definidos,  puesto  que tras la  apariencia  de  un   consenso  libremente  adoptado, no puede entorpecer el  acceso  a  la  justicia, el desconocimiento de derechos irrenunciables de alguna  de  las  partes,  o la violación de principios esenciales del orden social como  la   seguridad   jurídica   o   la  igualdad  de  oportunidades.”51   

En  estos  términos la Corte ha avalado, la  existencia  de  la  justicia  arbitral  como mecanismo alternativo y excepcional  para   la   solución  de  conflictos.  Sin  embargo,  ha  puntualizado  que  su  aplicación  no puede hacerse al precio de desconocer los derechos fundamentales  de    las    partes    que    se    enfrentan   en   un   litigio   –    v.g.  el  acceso  a la justicia-52.   

7.3.  De  conformidad  con lo anterior, las  características  esenciales  del  arbitramento,  en general, han sido definidas  por   esta   Corporación   a   partir   de   los   elementos   de  voluntariedad,       temporalidad,       excepcionalidad,  y como un mecanismo procesal.53   

Y  ha puntualizado, que tal caracterización  es  plenamente  predicable  cuando  el  estudio  se  restringe  concretamente al  ámbito  del  derecho laboral. Así, las controversias de carácter individual o  colectivo  que  surgen  como  resultado  de  la  existencia  de una relación de  trabajo,  bien  pueden ser ventiladas y resueltas por tribunales de arbitramento  regidos          por         la         ley.54   

como   una  posibilidad  legítima,  supeditada  al cumplimiento de un proceso, en virtud de  la  cual,  las  partes  en  una relación laboral buscan resolver los conflictos  surgidos por razón de su vínculo laboral.    

Las  demás  disposiciones de este capítulo  desarrollan   la  cláusula  compromisoria  como  la  figura técnico-jurídica que contiene el acuerdo de las  partes  de  acudir a la justicia  arbitral (artículo 131), la designación       y   reemplazo  de  los árbitros (artículos  132      y     133),     el     modo     de     realizar     la     audiencia     y     el     trámite  dentro  del  proceso (artículos  134  y  142),  la  forma  del  fallo   y  el  término para fallar (artículos   135  y  136),  la  cancelación  de  los  gastos         y        honorarios  del  tribunal (artículo 138),  el  procedimiento  de  los arbitramentos establecidos en convenciones colectivas  (artículo  139),  los  efectos  del laudo    (artículo    140),    y    el    mecanismo    de   homologación  que  se  puede presentar en  contra del mismo (artículo 141).   

7.4.  De otra parte,  el régimen legal  del  tribunal  de  arbitramento  en  materia de conflictos colectivos de trabajo  está  regulado en el Capítulo VI del Código Sustantivo del Trabajo. Así, por  expresa  disposición del legislador en esta materia, existen algunos eventos en  los  cuales  procede  de manera obligatoria  el arbitramento. En este sentido, el artículo 452 del CST dispone  que  serán  sometidos  a arbitramento obligatorio (i) los conflictos colectivos  de  trabajo que se presenten en los servicios públicos  esenciales   y  que  no  hubieren  podido  resolverse  mediante  arreglo  directo; (ii) los conflictos colectivos de trabajo en que los  trabajadores  optaren  por  el  arbitramento,  conforme  a  lo establecido en el  artículo  444  de este código; y (iii) los conflictos colectivos de trabajo de  sindicatos   minoritarios,   siempre  y  cuando  la  mayoría  absoluta  de  los  trabajadores  de  la  empresa  no  hayan  optado  por  la huelga cuando esta sea  procedente.   

En este sentido, la Corte ha destacado que el  propio  legislador  establece los casos en los cuales procede el arbitramento de  manera  obligatoria,  como excepción a la regla general de la voluntariedad del  tribunal  de  arbitramento,  esto  es,  en  aquellos  casos  en  que se trate de  actividades  que constituyen servicios públicos esenciales, y en caso de que no  se   hubiere   podido   llegar   a  ningún  acuerdo  en  la  etapa  de  arreglo  directo56.   

Igualmente,   procede   el   arbitramento  obligatorio,  en  aquellos  casos en los cuales los mismos trabajadores, una vez  concluida  la  etapa  de  arreglo directo sin que las partes hubieren logrado un  acuerdo  total sobre el diferendo laboral, opten por el arbitramento en lugar de  la  huelga  –art. 444 CST-.  En   este  caso  específico,  observa  la  Corte,  que  la  obligatoriedad  del  arbitramento,  es  el  producto  de ejercicio del principio de voluntariedad por  parte de los mismos trabajadores.   

Finalmente,   procede   el   arbitramento  obligatorio  en los conflictos colectivos de trabajo de sindicatos minoritarios,  siempre  y  cuando  la  mayoría  absoluta  de los trabajadores de la empresa no  hayan  optado  por  la  huelga  cuando  esta sea procedente. A este respecto, la  Corte  ha  observado  que  la  declaratoria  de  huelga por parte de la mayoría  absoluta  de  los  trabajadores  de  la  empresa  invalida la obligatoriedad del  arbitramento  respecto de los conflictos colectivos de trabajo de los sindicatos  minoritarios.   

Por su parte, los artículos 453,  454 y  455   del  CST  regulan  la  composición  de  los  tribunales  de  arbitramento  obligatorio,  y las personas que pueden ser árbitros, mientras que el Capítulo  VII  del  CST  se  encarga  del  tema  del  procedimiento  arbitral –arts. 456 a 461 CST-.   

7.5. Cabe recordar que mediante la sentencia  C-450  de  1995  la  Corte declaró la exequibilidad condicionada del literal a)  del  artículo   452  del  CST,  que  hacía obligatorio el arbitramento de  manera  general  en  los  servicios públicos, regulación que  comprendía  tanto  a  los  que  no  son esenciales, en los cuales está permitida la huelga,  como  a  los  que  son  esenciales  en  los  cuales  no  está garantizada. Esta  previsión  general  del  arbitramento  obligatorio  para  todos  los  servicios  públicos,    resultaba    así    contraria    al    artículo    56    de   la  Constitución.   

7.6.   De  las  anteriores  referencias  jurisprudenciales  y  legales,  la Sala concluye que: (i) la regla general es la  administración  de  justicia  pública  y estatal por parte de los jueces de la  República;  (ii) no obstante, la Constitución consagra el arbitramento como un  mecanismo  de  administración  de  justicia por parte de los particulares, pero  con    un    carácter   estrictamente   excepcional,  voluntario,  transitorio  o temporal, y procesal; (iii)  en  materia  laboral,  tiene plena aplicación el mecanismo de arbitramento, con  todas  sus características y elementos propios de su naturaleza, como mecanismo  procesal  para  que  las  partes  en  la  relación laboral diriman un conflicto  colectivo,  después  de agotadas las etapas de arreglo directo y huelga; (iv) a  pesar  de  que  la regla general es el carácter voluntario del arbitramento, en  materia  laboral,  el  legislador  ha  consagrado  algunos eventos en los cuales  procede  de  manera  obligatoria  el  arbitramento;  (v)  el  arbitramento está  limitado  tanto  material  como  formalmente. En el orden material, por aquellas  materias  que  pueden  ser  objeto  de  su  conocimiento,  que deben ser asuntos  transigibles,  así  como  por  los  principios,  derechos  y  valores  de orden  constitucional  en materia laboral. En el orden formal, por las regulaciones del  legislador  en  esta  materia,  claro  está que también limitadas por el orden  constitucional,  dado  que  el  poder  de  configuración  que  se  reconoce  al  legislador  no  es  ilimitado, pues debe concordar con los principios y derechos  consagrados en la Constitución en materia laboral.   

Con  fundamento en las anteriores premisas,  procede  la  Corte,  a  realizar  el análisis de constitucionalidad  de la  disposición demandada.   

8.  Análisis  constitucional del contenido  normativo acusado.   

8.1.  El  contexto  normativo  en  que  se  inserta:   

La disposición demandada forma parte de una  iniciativa  legislativa  que  se  autodefine  como  explícitamente  orientada a  ajustar  la  legislación  laboral  interna  a  los  principios  del  Comité de  Libertad  Sindical  y a  las recomendaciones de la Comisión de Expertos en  aplicación  de  los  convenios  y  recomendaciones  de  la OIT, en dos aspectos  fundamentales:   (i)   la   ampliación   de  los  mecanismos  de  composición,  conciliación  o  arbitraje para poner término a los diferendos laborales (Art.  1°),  y  (ii)  la  asignación  de  la  competencia para la calificación de la  huelga a las autoridades judiciales (Art. 2°).   

Así  se deriva de la exposición de motivos  del proyecto de origen gubernamental:   

“Con  estas  previsiones  el  legislador  habrá  satisfecho  no  sólo  el  cumplimiento  de  un conjunto de obligaciones  contraídas   con  la  ratificación  de  los  Convenios  con  la  Organización  Internacional  del Trabajo sino la garantía misma del  derecho  de huelga y la búsqueda de las soluciones que  minimicen     los     riegos     económicos,     jurídicos,    políticos    y  sociales”.   

Y agrega: “(…)  El  Gobierno  Nacional propone la presente iniciativa de reforma al ordenamiento  legal     para    que    sea    la    jurisdicción  laboral  la encargada de resolver sobre la suspensión  colectiva  del  trabajo,  y  a  través de un proceso especial cuya celeridad es  necesaria  dadas las características del riesgo económico y social que implica  un  conflicto colectivo del trabajo con suspensión de actividades laborales”.   

Destaca  la  exposición  de  motivos  que  “El  Comité  (de libertad  Sindical)  se  opone  a que la legislación imponga un  arbitraje  con  efectos  vinculantes  por iniciativa de las autoridades o de una  sola  de  las partes en sustitución de la huelga como medio de solución de los  conflictos  de  trabajo.  Fuera  de los casos en que el arbitraje obligatorio es  aceptable,   se   trataría   de   una   medida  contraria  al  derecho  de  las  organizaciones  de  trabajadores  de  organizar  sus  actividades  y formular su  programa  de  acción   previsto  en  el  artículo  3°  del  Convenio  87  (…)”57.   

La demanda se dirige contra el parágrafo 2°  del  artículo  1°  de  la  Ley  1210  de 2008 que modificó el numeral 4° del  artículo  448 del Código Sustantivo del Trabajo, norma orientada a regular las  funciones   que   cumplen   las   autoridades   durante  el  desarrollo  de  una  huelga.   

En   cumplimiento  de  este  cometido,  el  parágrafo   acusado  asigna  al Presidente de la República la función de  ordenar,  en  cualquier  momento, la cesación de la huelga y el sometimiento de  los   diferendos   que   la  provocaron,  a  fallo  arbitral.  Tal  potestad  se  circunscribe  a  aquellos eventos en que la huelga, en razón de su naturaleza o  magnitud,  afecta  de  manera grave la salud, la seguridad, el orden público, o  la  economía,  en  todo  o  en  parte  de  la  población.  Para  el efecto, el  Presidente  debe  obtener  el concepto previo y favorable de la Corte Suprema de  Justicia,  el cual deberá ser emitido dentro de los tres (3) días siguientes a  la  solicitud.  En  caso  de vacancia judicial, el concepto previo será emitido  por Procurador General de la Nación, dentro del mismo término.   

8.2.   Análisis   de   los   cargos   de  inconstitucionalidad   

Para  los  demandantes  la  potestad  que el  precepto  otorga  al  Presidente  de  la  República,  vulnera  el  derecho a la  negociación  colectiva consagrado en el artículo 55 de la Carta, porque impide  a  los trabajadores acudir al principal mecanismo de presión con que cuentan en  la  negociación  colectiva,  y  el  derecho mismo a la huelga establecido en el  artículo  56  ib. de manera  plena  para  todos  los  trabajadores,  con la única excepción de aquellos que  prestan servicios públicos esenciales.   

Se  vulnerarían  así  mismo  las reglas de  competencia  establecidas  en  los  artículos  188, 189, 234 y 235 de la Carta,  respecto   del   Presidente   de   la   República   y   la   Corte  Suprema  de  Justicia.   

8.2.1. Observa la Corte que la norma acusada  introduce  una  limitación al derecho a la negociación colectiva y a la huelga  en  aquellos  eventos en que el cese colectivo de labores afecte de manera grave  la  salud,  la seguridad, el orden público o la economía en todo o en parte de  la  población.  Corresponde  determinar si esa limitación, resulta razonable y  acorde  con  la  regulación  constitucional  del  derecho  a  la  huelga y a la  negociación colectiva.   

En  cuanto al derecho de huelga, recuerda la  Corte  que  su  limitación  solo  procede,  bajo  el  cumplimiento  de  ciertas  condiciones    materiales   y  formales  expresamente  establecidas  en  la  Constitución  (Art. 56), esto  es   que  (i)  materialmente  responda   a   la   naturaleza  de  servicio  público  esencial,  y (ii)  que el  legislador  haya  regulado  expresamente  la actividad  catalogándola  como  servicio  público  esencial,  y restringido el derecho de  huelga en ella (Fundamentos jurídicos 6.7, 6,8. y 6.9).   

La  facultad  que la norma acusada otorga al  Presidente  de  la  República para limitar el derecho a la huelga cuando estime  que  su  naturaleza o magnitud afecte de manera grave la salud, la seguridad, el  orden  público o la economía, no respeta la condición material establecida en  la  Constitución,  esto es que se trate de un servicio  público  esencial,  puesto que el contenido normativo  acusado  no  hace  referencia  de  modo  directo  y  concreto  a  actividades  o  prestaciones  que  puedan ser catalogadas como tales, sino a ciertas situaciones  de contexto que a juicio del Presidente ameritan su intervención.   

8.2.2   Las  expresiones  usadas por el  legislador  para  definir los eventos en que autoriza la restricción al derecho  de  huelga  – su cesación  –    no   incorporan   “criterios   estrictos,  objetivos  y  razonables” que permitan reconocer una  proporcionalidad  entre el respeto de los derechos fundamentales de los usuarios  de  servicios  públicos  esenciales  y el derecho de los trabajadores a la  huelga,  tensión  que  a  juicio  de la Corte ha justificado la limitación del  artículo  56  de  la  Carta.  Por  el  contrario,  se  acude  a criterios laxos  relacionados  con  el  interés  general,  la utilidad pública o la importancia  económica  de  la  actividad  suspendida,  que pueden ser predicables de muchas  actividades,  incluso  de  aquellas que involucran la prestación de un servicio  público,   pero   que   no   revisten   la   característica   de  esencial.   

8.2.3 La facultad que se otorga al Gobierno,  de  determinar,  en  concreto,  ámbitos  en  los  cuales la huelga excepcionalmente     deja    de    estar  garantizada,  contraviene  el  artículo  56  de la Constitución, puesto que se  confiere     una     facultad    abierta,  consistente en determinar si una huelga está afectando de manera  grave  la  salud,  la  seguridad,  el  orden  público,  o  lo  intereses  de la  economía.  La imprecisión de esos conceptos permite restringir los derechos de  los  trabajadores  en  muy  diversos campos. Por tratarse de una excepción a la  garantía  constitucional  de  un  derecho, ésta – ha dicho la Corte – debe ser  interpretada  siempre  de  manera restrictiva, a fin de que sea lo menos gravosa  posible,  y  evitar  el riesgo no solo de convertir la excepción en regla, sino  de  eliminar  toda  eficacia  normativa  a  la  consagración constitucional del  derecho.58   

8.2.4 La regulación impugnada, se produce al  margen  de  la  finalidad que inspira la excepción al derecho a  la huelga  contemplada  en  el  artículo  56  de  la  Carta.  En  efecto,  tal  como lo ha  reconocido         la         jurisprudencia59  en  materia  de  servicios  públicos  esenciales  se presenta un conflicto entre derechos constitucionales,  de  un  lado,  de los usuarios de los servicios públicos esenciales, y de otro,  de  los  trabajadores.  Tal conflicto es resuelto por la Constitución (Art. 56)  no  garantizando  la  huelga de los servicios públicos esenciales, considerados  así  como  una  limitación  constitucional al derecho a la huelga. En la norma  impugnada  en  cambio,  la  abrupta  suspensión  del  derecho constitucional de  huelga  se  hace,  no  en  función  de otros derechos constitucionales de igual  jerarquía,  sino  con  fundamento en conceptos vagos, amplios, equívocos, como  la  afectación “grave” de  la  salud,  la  seguridad,  el orden público, o la economía, que desbordan él  ámbito  material  en el cual, conforme a la Constitución, el derecho de huelga  no está garantizado.   

La  preservación   del orden público,  del  orden  económico  y  social  y  de  la  salubridad  pública, son sin duda  cometidos  que conciernen al Gobierno nacional. Sin embargo, no es admisible que  para  conjurar  situaciones  que  los  perturben  de  manera grave se acuda a la  suspensión  permanente  del  derecho  de huelga, en eventos no previstos en la Constitución, cuando el orden  jurídico  contempla  herramientas  para  que  el  ejecutivo  enfrente con mayor  eficacia situaciones de tal envergadura (Art. 215 C.P.).   

Se  trata de una facultad que contraviene el  artículo  3°  del  Convenio  87  de  la  OIT,  conforme  al  cual “Las   autoridades   públicas   deberán   abstenerse   de   toda  intervención  que  tienda  a limitar este derecho (libertad de asociación) o a  entorpecer   su   ejercicio   legal”.  La  orden  de  cesación  de  la huelga, por vía administrativa se produciría respecto de una  huelga  que  no  ha  recibido  calificación  de  ilegalidad  por los mecanismos  establecidos para el efecto.   

8.2.6    La   introducción   de  una  restricción  al  derecho  de  huelga,  no  amparada  por  la  Constitución, se  proyecta  a  su  vez  en  una  vulneración  a  la  garantía de la negociación  colectiva   concebida  en  la  Constitución  y  en  los  Convenios  de  la  OIT  como  instrumento libre y voluntario de concertación,  no   solamente   en   razón   al   papel   relevante  de   la  huelga,  como  mecanismo  eficaz de presión dentro del proceso de negociación, sino porque la  disposición  acusada extiende la orden presidencial a que  el diferendo se  someta  a  arbitramento, sin contar para ello con el elemento de la voluntariedad,   el   cual   forma  parte  esencial del derecho a la negociación colectiva.   

De acuerdo con el artículo 6° del convenio  154   de  la  O.I.T.,  la  negociación  colectiva protegida es aquella que  tiene  lugar  en el marco de mecanismos o de instituciones de conciliación o de  arbitraje  “en los que participen voluntariamente la  partes en la negociación colectiva”.   

En  este  sentido,  el  contenido  normativo  impugnado  no  solamente  se  separa del mandato previsto en el artículo 5.1 e)  del   convenio  154 de la OIT, según el cual los órganos y procedimientos  de  solución  de  los conflictos laborales deben estar concebidos de tal manera  que   “contribuyan   a   fomentar  la  negociación  colectiva”,   sino  que  entraña  un  obstáculo  a  la libertad de negociación  colectiva,  conducta  proscrita  por  el  artículo  8°  del mismo convenio que  establece  que:  “Las medidas previstas con el objeto  de  fomentar la negociación colectiva no deberán ser concebidas o aplicadas de  modo que obstaculicen la libertad de negociación colectiva”.   

8.2.7  De otra parte, la configuración  normativa  impugnada  tampoco  respeta  el  criterio  formal,  es decir, la  competencia  del legislador para calificar las actividades en las que es posible  restringir   el  derecho  de  huelga, conforme al parámetro constitucional  (Art.  56),  puesto  que,  dado  el  amplio  margen  de  maniobra  que  la norma  establece,  sería  el  Presidente de la República, previo concepto de la Corte  Suprema  de Justicia, o, en su defecto, por el Jefe del Misterio Público, quien  definiría  la  actividad  en  la  cual  se  entraría  a  limitar el derecho de  huelga.   

Tal circunstancia entraña desconocimiento de  la  estricta  reserva  de  ley  que  la  Constitución estableció en materia de  huelga.  En  efecto,  se  reitera,  la  Constitución establece que la huelga no  está   garantizada   “en  los  servicios  públicos  esenciales  definidos  por  el Legislador” (Art. 56),  de  donde  se  deriva  que  únicamente el legislador puede definir los ámbitos  materiales  en  los cuales no está garantizada la huelga, sin que pueda delegar  en otras autoridades tal competencia.   

El  otorgamiento  al ejecutivo de facultades  que  comportan la definición de los ámbitos materiales en los que la huelga no  está  garantizada,  entraña  una violación de la reserva legal prevista en el  artículo  56 de la Carta, puesto que estas competencias privativas que la Carta  adscribe   al   legislador   están  establecidas  como  auténticas  garantías  constitucionales para los derechos y no como meras formalidades.   

En  síntesis, la norma acusada desconoce la  reserva  legal en materia de huelga, en tanto confiere al Ejecutivo una facultad  abierta  para  definir  campos  en los cuales este derecho constitucional de los  trabajadores  deja de estar garantizado, pese a que, conforme a la Constitución  y  a  la  jurisprudencia  de  esta  Corporación,  se  trata  de una competencia  exclusiva  del  Congreso.  De  esta  manera,  la  atribución al Gobierno de una  competencia  propia  del  Congreso, vulnera además, el principio de separación  de poderes previsto en el artículo 113 de la Carta Fundamental.   

8.2.8  El segundo problema planteado, fue el  de  establecer  si  la función consultiva que el parágrafo acusado asigna a la  Sala  Laboral  de  la  Corte Suprema de Justicia, y en su defecto, al Procurador  General  de  la  Nación, desborda las competencias que los artículos 234 y 278  de   la   Constitución,   respectivamente,    asignan   a  esos  órganos.   

Al respecto advierte la Corte que el hecho de  que  la  norma  acusada  contemple un control previo asignado a esas instancias,  no   subsana el desconocimiento de la reserva legal establecida en la Carta  (art. 56) para la limitación del derecho de huelga.   

La  norma asigna  a esos organismos una  función  que,  en  lo  que  atañe  a  la  Corte Suprema, riñe con el cometido  fundamental  asignado  a  la  función  judicial,  consistente  en  “[H]acer  efectivos  los  derechos, las obligaciones, garantías y  libertades  consagradas”  en  la  Constitución y la  Ley,  “con el fin de realizar la convivencia social y  lograr   y   mantener   la   concordia  nacional”60.   Efectivamente  no  hace  parte de esa altísima misión, emitir un  concepto,   sin   sujeción   a   procedimiento   alguno,  acerca  de  la  orden  presidencial   de  suspender  el  ejercicio de un derecho. La cláusula del  numeral  7°  del  artículo  235  C.P.,  que  asigna  a  la  Corte “Las  demás  atribuciones  que  señale  la  Ley”  no  podría amparar la facultad en cuestión, puesto el contenido de  esa    cláusula    debe   estar   acorde   con   la   misión   central   antes  reseñada.   

No  puede perderse de vista que es la propia  ley  en  la  que  se  inserta  el contenido normativo acusado (Art. 2°), la que  asigna  a  las  autoridades  judiciales  (Sala  Laboral del Tribunal Superior de  Distrito  y  de  la Corte Suprema de Justicia) la declaratoria de la legalidad o  ilegalidad  de  una  suspensión  o  paro  colectivo  del trabajo, la cual está  precedida,  como corresponde a la afectación de un derecho constitucional en el  marco  de  un estado de derecho, de un procedimiento que parte de una demanda en  la  que  se  invoca  la  causal  y  la  justificación de la misma; contempla el  traslado  y la citación y audiencia de las partes, el pronunciamiento del fallo  y  la  posibilidad  de  impugnación ante la Sala Laboral de la Corte Suprema de  Justicia.   

En  lo  que  concierne  a  la  Procuraduría  General  de  la  Nación,  el  concepto  previo  que la norma prevé, tampoco se  inscribe  en  ninguna  de  las  competencias  que los artículos 277 y 278 de la  Carta  adscriben  al  órgano  de control y a su director. La cláusula residual  prevista   en   el   numeral   10   del  artículo  277  C.P.,  -“La     demás    [funciones]  que  determine la Ley”, tampoco podría  amparar  la  función  consultiva  analizada  puesto  que  cualquier competencia  adscrita  debe  estar acorde con alguna de las funciones constitucionales que se  otorgan  al Ministerio Público como son “la guarda y  promoción  de  los  derechos humanos, la protección del interés público y la  vigilancia  de  la conducta oficial de quines desempeñen funciones públicas”  (Art. 118 C.P.).   

De  otra  parte,  la  asignación a la   Corte  Suprema  de  Justicia  y  a la Procuraduría General de la Nación de una  competencia  consultiva  en  una  materia  que la Constitución asigna de manera  exclusiva  y  excluyente  al legislador, está afectada de las mismas razones de  inconstitucionalidad   derivadas   de   la   estricta   reserva   legal  que  la  Constitución  prevé  para  la determinación del ámbito material – actividades que constituyan servicios  públicos  esenciales  –  en  que  la  restricción al derecho de huelga resulta  legítima.   

Con   fundamento   en   las   anteriores  consideraciones,  la  Corte  declarará la inexequibilidad el parágrafo 2° del  artículo  1°  de  la  Ley  1210  de  2008,  que  modificó  el numeral 4° del  artículo 448 del Código Sustantivo del Trabajo.   

III. DECISIÓN  

En  mérito de lo expuesto, la Sala Plena de  la  Corte  Constitucional,  administrando  justicia  en  nombre del Pueblo y por  mandato de la Constitución,   

RESUELVE:  

PRIMERO:  Declarar  INEXEQUIBLE  el  parágrafo  2°  del  artículo 1° de la Ley 1210 de 2008, que  modificó   el  numeral  4°  del  artículo  448  del  Código  Sustantivo  del  Trabajo.   

Notifíquese,  comuníquese,  publíquese,  cúmplase,  insértese  en  la Gaceta de la Corte Constitucional y archívese el  expediente.   

NILSON PINILLA PINILLA  

Presidente  

MARÍA VICTORIA CALLE CORREA   

Magistrado  

            

MAURICIO  GONZÁLEZ CUERVO   

Magistrado  

Salvó Voto  

JUAN CARLOS HENAO PÉREZ   

Magistrado   

            

GABRIEL  EDUARDO MENDOZA MARTELO   

Magistrado  

Salvó Voto  

JORGE IVÁN PALACIO PALACIO  

Magistrado  

            

   

JORGE IGNACIO PRETELT CHALJUB  

Magistrado  

HUMBERTO ANTONIO SIERRA PORTO  

Magistrado  

Con Salvamento de Voto            

LUÍS ERNESTO VARGAS SILVA  

Magistrado  

MARTHA VICTORIA SÁCHICA MÉNDEZ  

Secretaria  General  

    

1  Cfr,  entre  otras,  las  siguientes  providencias:  Sentencias  C-310  de 2001, C-397/95 y C-774/200; los  Autos A-174 y A-289ª de 2001. SU-047 de 1999.   

2  Sentencia C-301/93.   

3 En la  Sentencia  C-113/93 la Corte precisó que: “sólo la  Corte  Constitucional,  de conformidad con la Constitución, puede, en la propia  sentencia,  señalar  los  efectos de ésta. Este principio, válido en general,  es  rigurosamente exacto en tratándose de las sentencias dictadas en asuntos de  constitucionalidad”.   

4  Cfr,  Al  respecto  se  ha  pronunciado  esta  Corte  en  las  sentencias  C-457  de  2004;   C-394  de  2004;   C-1148 de 2003, C-627 de 2003; C-210 de 2003; C-030 de 2003; C-1038  de  2002; C-1216 de 2001; C-1046 de 2001; C-774 de 2001; C-489 de 2000; C-427 de  1996   

5 Tal  como  lo  establece la sentencia C-1046 de 2001, “es  posible  distinguir  entre,  los enunciados normativos o las disposiciones, esto  es,  los  textos  legales  y,  de  otra  parte,  los  contenidos  normativos,  o  proposiciones  jurídicas  o reglas de derecho que se desprenden, por la vía de  la  interpretación,  de  esos textos. Mientras que el enunciado o el texto o la  disposición  es  el  objeto sobre el que recae la actividad interpretativa, las  normas,  los  contenidos  materiales  o  las  proposiciones  normativas  son  el  resultado  de  las  misma. El primero hace referencia a un precepto específico,  consagrado  en  una  disposición determinada. El segundo, por su parte, refiere  al  contenido  normativo  y a las consecuencias jurídicas que se derivan de una  norma,    pero   no   se   reduce   a   un   precepto   específico.”   

6 Cfr,  entre    otras,    las    Sentencias    C-427/96,    C-447/97,    C-774/2001   y  C-1064/2001.   

7  Cfr.  Sentencia  C-1189 de  2005 (MP. Humberto Antonio Sierra Porto)   

8  Cfr.  Sentencia  C-1173 de  2005 . Manuel José Cepeda Espinosa).   

9  Cfr.  Sentencia  C-096  de  2003.   

10  C-311 de 2002.   

11  “Por   la   cual   se  adoptan  como  legislación  permanente  algunos  decretos  legislativos, se otorgan facultades al Presidente  de  la  República  y  a  las  Asambleas,  se  introducen  reformas  al  Código  Sustantivo del Trabajo, y se dictan otras disposiciones”.   

12  Véase la sentencia C-1234 del 2005.   

13  Véase la sentencia C-1234 del 2005.   

14  Sentencia  C-161  de 2000 mediante la cual la Corte declaró la exequibilidad de  la  Ley  524  del  12  de  agosto  de  1999,  por medio de la cual se aprobó el  Convenio    154   de   la   OIT,   sobre   el   fomento   de   la   negociación  colectiva.   

15 Ver  Sentencia C-401 del 2005.   

16  Sentencia C-401 de 2005, reiterada en C-466 de 2008.   

18  Sentencia  C-  401  de  2005.  En  esta  sentencia  la Corte puntualizó, que el  carácter  normativo  obligatorio  de  los  convenios de la OIT, ratificados por  Colombia  impide que sean considerados como parámetros supletorios ante vacíos  en  las  leyes,  y  que  deben  ser  aplicados  por  todas las autoridades y los  particulares.   

19  Sentencias  C-1491  de 2000, C-385 de 2000, C-797 de 2000, C- 567 de 2000, T-441  de 1992, SU-342 de 1995,   

20  Sentencia  C-401  de  2005.  También  se  ocuparon  del punto relativo al valor  normativo  de  los convenios internacionales del trabajo las sentencias C- 381 y  385  de  2000;  T-1211  de  2000;  T-474 y 1303 de 2001; C-201 de 2002; T-135 de  2002, y T-952 de 2003.   

21  Sentencia C-466 de 200.   

22  Véase la sentencia C-1234 del 2005.   

23  Sentencia C-466 de 2008.   

24  Sentencia C- 161 de 2000.   

25  Sentencia SU-342 de 1995.   

26  Sentencia C-1234 del 2005.   

27 Ver  por  ejemplo  las  sentencias  C-1234  de 2005,  SU-1185 de 2001 y C-466 de  2008.   

28 Ver  sentencias  C-112  de 1993, C-009 de 1994, C-161 de 2000, C- Sentencia C-280 del  2007, C-466 de 2008.   

29     ARTÍCULO  2°.  A  los  efectos  del  presente Convenio, la  expresión  negociación  colectiva comprende todas las negociaciones que tienen  lugar  entre  un empleador, un grupo de empleadores o una organización o varias  organizaciones  de  empleadores,  por  una  parte,  y una organización o varias  organizaciones de trabajadores, por otra, con el fin de:    

a)  fijar  las  condiciones  de  trabajo  y  empleo, o    

b) regular las relaciones entre empleadores  y trabajadores, o    

c) regular las relaciones entre empleadores  o   sus   organizaciones   y   una  organización  o  varias  organizaciones  de  trabajadores, o lograr todos estos fines a la vez.   

30  Sentencia C-466 de 2008.   

31  Sentencia C-1234 del 2005.   

32 En  la  sentencia  C-466  de  2008  se  hace  una  compilación  de  los  referentes  normativos  fundamentales de este derecho, la cual se adopta, en  lo que es  pertinente para esta decisión.   

33  Ver  sentencias  C-473  de  1994  y C-450 de 1995 que  declararon exequible el art. 430 CST.   

34 Se  pueden  consultar  entre  otras, las siguientes sentencias: T 443 de 1992;   C-473  de  1994;  C-450  de  1995;  C-432 de 1996; C-075 de 1997;  C-567 de  2000; C-663 de 2000; C-202 de 2002.    

35  Sentencia C-201 de 2002.   

36  Sentencia C-473 de 1994.   

37  Sentencia C-450 de 1995. Reiterada en sentencia C-271 del 1999.   

38.  Sentencia C-432 de 1996.   

39  Sentencia C-432 de 1996, reiterado en sentencia C-271 de 1999.   

40  Cfr.  Sentencias  C-009/94,  C-110/94,  C-473/94,  C-548/94, C-085/95, C-450/95,  C-075/97, T-568/99, C-663/00, C-1369/00, T-471/01, entre otras.   

42  Sentencia T-443 de 1992.   

43  Sentencia C-201 del 2002.   

44  Estos  criterios  fueron  establecidos en la sentencia C-473 de 1994, reiterados  luego  en  la sentencia C- 663 de 2000, y recientemente en la sentencia C-466 de  2008.   

45  Sentencia C-450 de 1995.   

46  Sentencia C- 473 de 1994.   

47  Sentencia C-1369 del 2000.   

48  Sentencia C- 466 de 2008.   

49 Ver  Sentencias C-226 de 1993, y C-330 del 2000.   

50  Sentencia C-242 de 1997.   

51  Sentencia C-242 de 1997.   

52  Cfr.  Corte  Constitucional  Sentencia  C-642  de  1999,  reiterada  en C-466 de  2008.   

53 Ver  sentencia C-330 del 2000.   

54 Ver  sentencia C-330 del 2000, y C-466 de 2008.   

55  “Artículo  130.  Arbitramento  voluntario.  Los  patronos  y los trabajadores  podrán  estipular  que  las  controversias que surjan entre ellos por razón de  sus relaciones de trabajo sean dirimidas por arbitradores”.   

56  Sentencia C-466 de 2008.   

57  Gaceta  del  Congreso 604 de 2007. Exposición de motivos Proyecto de Ley 190 de  2009, Cámara.   

58  Sentencia C-473 de 1994.   

59  Sentencia C-473 de 1994.   

60 Ley  270   de   1996.   Art.   1°.   Ley   Estatuaria   de   la  Administración  de  Justicia.     

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