C-467-09

    SENTENCIA C- 467-09  

Referencia:  Expediente D-7460.   

Actor: Diego Alberto  Zuleta García.   

Magistrado  Ponente:   

Dr. MAURICIO GONZALEZ CUERVO  

Bogota D. C., quince (15) de julio de dos mil  nueve 2009   

I. ANTECEDENTES.  

1.     Demanda     y     disposición  demandada.   

El  ciudadano  Diego  Alberto  Zuleta García  demandó  la inconstitucionalidad del numeral 9º del artículo 35 de la Ley 734  de   2002   “Por  la  cual  se  expide  el  Código  Disciplinario           Único”,  por  considerar  que  la  disposición  acusada  es  ajeno al principio de tipicidad en materia disciplinaria y por ende  contrario  al  artículo  29  de  la Carta. El texto demandado (subrayado) es el  siguiente:   

LEY  734 DE 20021   

(febrero 5)  

Por   la   cual   se   expide  el  Código  Disciplinario Único   

EL CONGRESO DE COLOMBIA  

DECRETA:   

(…)  

T I T U L O IV  

DERECHOS,    DEBERES,    PROHIBICIONES,  INCOMPATIBILIDADES,  IMPEDIMENTOS,  INHABILIDADES  Y  CONFLICTO DE INTERESES DEL  SERVIDOR PÚBLICO   

CAPITULO TERCERO. Prohibiciones.  

Artículo  35.  Prohibiciones. A todo servidor público le está prohibido:   

1.  Incumplir  los  deberes o abusar de los  derechos  o  extralimitar  las  funciones  contenidas  en  la Constitución, los  tratados  internacionales  ratificados por el Congreso, las leyes, los decretos,  las  ordenanzas,  los  acuerdos  distritales  y municipales, los estatutos de la  entidad,  los reglamentos y los manuales de funciones, las decisiones judiciales  y  disciplinarias,  las  convenciones  colectivas  y  los  contratos de trabajo.   

3.  Solicitar,  directa  o  indirectamente,  dádivas,    agasajos,    regalos,   favores   o   cualquier   otra   clase   de  beneficios.   

4.  Aceptar,  sin  permiso  de la autoridad  correspondiente,  cargos,  honores  o  recompensas  provenientes  de  organismos  internacionales  o  gobiernos  extranjeros,  o celebrar contratos con estos, sin  previa autorización del Gobierno.   

5.  Ocupar o tomar indebidamente oficinas o  edificios públicos.   

6.  Ejecutar  actos  de  violencia  contra  superiores,  subalternos o compañeros de trabajo, demás servidores públicos o  injuriarlos o calumniarlos.   

7.  Omitir,  negar,  retardar o entrabar el  despacho  de  los  asuntos  a su cargo o la prestación del servicio a que está  obligado.   

8. Omitir, retardar o no suministrar debida  y  oportuna  respuesta  a  las  peticiones  respetuosas  de los particulares o a  solicitudes  de las autoridades, así como retenerlas o enviarlas a destinatario  diferente de aquel a quien corresponda su conocimiento.   

9.  Ejecutar en el lugar de trabajo actos que atenten contra la moral  o las buenas costumbres.   

10.  Constituirse  en  acreedor o deudor de  alguna  persona  interesada  directa o indirectamente en los asuntos a su cargo,  de  sus representantes o apoderados, de sus parientes dentro del cuarto grado de  consanguinidad,  segundo  de  afinidad  o  primero  civil,  o  de  su cónyuge o  compañero o compañera permanente.   

11.   Incumplir  de  manera  reiterada  e  injustificada   obligaciones   civiles,  laborales,  comerciales  o  de  familia  impuestas     en     decisiones     judiciales    o  administrativas   o   admitidas   en  diligencia  de  conciliación.  (Nota:  Las  expresiones  resaltadas  en  este  numeral,  fueron  declaradas  inexequibles  por  la Corte Constitucional en la Sentencia C-949  de  2002, la cual  declaró exequible el resto del numeral.).   

12.  Proporcionar dato inexacto o presentar  documentos  ideológicamente  falsos  u omitir información que tenga incidencia  en  su  vinculación  o  permanencia  en  el  cargo  o  en  la carrera, o en las  promociones     o     ascensos     o     para    justificar    una    situación  administrativa.    

13.  Ocasionar  daño  o  dar  lugar  a  la  pérdida  de  bienes, elementos, expedientes o documentos que hayan llegado a su  poder por razón de sus funciones.   

14. Desempeñar simultáneamente más de un  empleo  público  o  recibir  más  de  una  asignación que provenga del tesoro  público,  o  de  empresas o de instituciones en las que tenga parte mayoritaria  el  Estado,  salvo  los  casos expresamente determinados por la ley. Entiéndese  por  tesoro  público  el  de  la  Nación,  las  entidades  territoriales y las  descentralizadas.   

15. Ordenar el pago o percibir remuneración  oficial  por  servicios  no  prestados,  o  por  cuantía superior a la legal, o  reconocer  y  cancelar  pensiones irregularmente reconocidas, o efectuar avances  prohibidos por la ley o los reglamentos.   

16.  Asumir  obligaciones  o compromisos de  pago  que  superen  la  cuantía  de  los  montos aprobados en el Programa Anual  Mensualizado de Caja (PAC).    

17.  Ejercer  cualquier  clase de coacción  sobre   servidores   públicos   o  sobre  particulares  que  ejerzan  funciones  públicas,  a  fin  de  conseguir  provecho personal o para terceros, o para que  proceda en determinado sentido.   

18. Nombrar o elegir, para el desempeño de  cargos  públicos,  personas  que  no  reúnan  los requisitos constitucionales,  legales   o   reglamentarios,   o   darles   posesión   a   sabiendas   de  tal  situación.   

19.   Reproducir   actos  administrativos  suspendidos  o  anulados  por  la  jurisdicción  contencioso-administrativa,  o  proceder     contra     resolución     o    providencia    ejecutoriadas    del  superior.   

20.  Permitir,  tolerar  o  facilitar  el  ejercicio ilegal de profesiones reguladas por la ley.   

21.   Dar   lugar  al  acceso  o  exhibir  expedientes, documentos o archivos a personas no autorizadas.   

22. Prestar, a título particular, servicios  de  asistencia,  representación  o  asesoría  en  asuntos relacionados con las  funciones  propias  del  cargo,  hasta por un término de un año después de la  dejación  del  cargo  o  permitir  que  ello  ocurra.  (Nota:  Este numeral fue  declarado  exequible  por  la  Corte  Constitucional  en  la Sentencia C-893 de 2003.).   

23.  Proferir en acto oficial o en público  expresiones  injuriosas  o  calumniosas contra cualquier servidor público o las  personas que intervienen en los mismos.   

24. Incumplir cualquier decisión judicial,  fiscal,  administrativa,  o  disciplinaria  en razón o con ocasión del cargo o  funciones, u obstaculizar su ejecución.   

25.  Gestionar  directa o indirectamente, a  título  personal, o en representación de terceros, en asuntos que estuvieron a  su cargo.   

26.  Distinguir,  excluir,  restringir  o  preferir,  con  base  en  motivos  de  raza,  color,  linaje u origen nacional o  étnico   que  tengan  por  objeto  o  por  resultado  anular  o  menoscabar  el  reconocimiento,  goce  o  ejercicio, en condiciones de igualdad, de los derechos  humanos  y  libertades  fundamentales  en  las  esferas  política,  económica,  social, cultural o en cualquier otra de la vida pública.   

27.  Ejercer  la  docencia,  dentro  de  la  jornada   laboral,   por   un   número   de   horas   superior   al  legalmente  permitido.   

28.   Manifestar  indebidamente  en  acto  público  o  por  los medios de comunicación, opiniones o criterios dirigidos a  influir  para  que  la  decisión  contenida  en  sentencias  judiciales, fallos  disciplinarios,  administrativos  o  fiscales sean favorables a los intereses de  la  entidad  a  la  cual  se encuentra vinculado, en su propio beneficio o de un  tercero.   

29.  Prescindir  del  reparto  cuando  sea  obligatorio hacerlo, o efectuarlo en forma irregular.   

30.  Infringir  las  disposiciones  sobre  honorarios  o tarifas de los profesionales liberales o auxiliares de la justicia  y/o el arancel judicial, en cuantía injusta y excesiva.   

31.  Tener  a su servicio, en forma estable  para   las   labores   propias   de   su   despacho,   personas   ajenas   a  la  entidad.   

32.  Propiciar,  organizar  o participar en  huelgas,  paros  o  suspensión  de  actividades  o  disminución  del  ritmo de  trabajo,  cuando  se  trate  de  servicios públicos esenciales definidos por el  legislador.   

33.  Adquirir,  por  sí  o por interpuesta  persona,  bienes  que  se  vendan  por  su gestión o influir para que otros los  adquieran, salvo las excepciones legales.   

34.  Proporcionar noticias o informes sobre  asuntos    de    la    administración,   cuando   no   esté   facultado   para  hacerlo.   

35. Las demás prohibiciones consagradas en  la   ley   y  reglamentos.  (Nota:   La   expresión   resaltada  en  el  numeral  anterior,  fue  declarada  inexequible  por  la Corte Constitucional en la Sentencia C-328      de      2003)”.   

2. Fundamentos de la demanda.  

2.1. Vulneración de los artículos 6 y 29 de  la CP: principio de legalidad.   

El   inciso   acusado  otorga  al  operador  disciplinario   una   amplia   discrecionalidad   para  decidir  si  determinado  comportamiento  constituye  un  acto  inmoral  o  no, lesionando el principio de  legalidad,  reconocido  en  los  artículos  6º  y  29  de  la  Carta  y en los  instrumentos   internacionales   de  derechos  humanos,  en  prevención  de  la  arbitrariedad.  Dicho  principio  es  una garantía de la seguridad jurídica en  tanto  que  permite  a  las  personas  determinar  hasta donde va la protección  jurídica   relacionada   con   sus   actos.   Por   lo  tanto,  “si   bien   la  dogmática  del  derecho  disciplinario  permite  la  existencia  de  “números  apertus”  en  las  faltas  disciplinarias,  dicha  tipicidad  no  puede  desconocer  el  principio de “nullun crimen, nulla poena  sine  lege”,  que  se  erige  como una garantía de la persona frente al poder  punitivo  del  Estado”.  La  indeterminación  de la  norma  es  tan ostensible, que no permite precisar la clase de actos que atentan  contra  la  moral  y  las buenas costumbres, con desconocimiento el principio de  legalidad.  Para  sustentar  esta afirmación cita la sentencia C-653 de 2001 en  lo  referente  a  la  taxatividad  de  las conductas reprochables y la sentencia  C-431  de  2004  que  declaró inexequible el numeral 1º del artículo 59 de la  Ley    836    de   2003   que   consagraba   como   falta   grave   “ejecutar  actos contra la moral o las buenas costumbres dentro de  cualquier establecimiento militar”.   

2.2.  Vulneración del artículo 29 de la CP:  principio  de  proporcionalidad  y  los  límites  a  la potestad disciplinaria.   

3. Intervenciones.  

3.1.  Ministerio  del Interior y de Justicia.   

El   precepto   acusado   es  perfectamente  compatible con la Carta Política, por lo siguente:   

-.  La  Corte  ha  precisado  que  el derecho  disciplinario  pretende garantizar “la obediencia, la  disciplina  y  el  comportamiento  ético,  la  moralidad y la eficiencia de los  servidores  públicos,  con  miras  a  asegurar  el  buen  funcionamiento de los  diferentes  servicios a su cargo” (Sentencia C-341 de  1996),  obligación  que  se  vincula  de  modo  inseparable  al  artículo  209  superior,  porque sin un sistema punitivo dirigido a castigar la conducta se los  servidores  públicos,  sería  inadmisible  que  el  Estado  pudiese evaluar el  cumplimiento  de  los  principios de “igualdad, moralidad eficacia, economía,  celeridad,   imparcialidad   y   publicidad”   a   que  se  refiere  la  norma  constitucional   enunciada.   Así,   el   inciso   9º  acusado  no  puede  ser  inconstitucional,  por  cuanto  la  moral es un concepto reconocido en la Carta,  que  debe  entenderse  sobre  la  base  de  los  deberes  mínimos  impuestos al  ciudadano por el solo hecho de vivir en comunidad.   

-. Si bien el artículo 29 superior incorpora  los  principios de legalidad y tipicidad en la protección constitucional, no es  menos  cierto  que en materia disciplinaria el legislador estableció un proceso  especial  para  sancionar  a los servidores del Estado, que tiene como principal  característica  que las faltas disciplinarias son de tipo abierto, precisamente  por  el  grado  de  dificultad que tiene el legislador de agrupar todas aquellas  conductas  que  se consideren prohibidas, en los términos de la sentencia C-155  de  2002.  Bajo  tales  consideraciones, ello implica que el numeral 9º acusado  es   un  tipo  penal abierto, lo que no lo hace ajeno al artículo 29 de la  Carta  Política,  ni a los principios de legalidad y tipicidad invocados por el  ciudadano.   

3.2. Instituto Colombiano de Derecho Procesal.   

El ciudadano Martín Bermúdez Muñoz, obrando  en   representación   del   Instituto  Colombiano  de  Derecho  Procesal,   solicitó  la  inexequibilidad del numeral 9º del artículo 35 de la Ley 734 de  2002 por las razones que se presentan a continuación:   

-.  El  artículo  29  de  la  Constitución  Política  exige  que  todos  los procesos administrativos sancionatorios estén  sujetos  al  principio  de  legalidad, según el cual, corresponde al Legislador  determinar  con precisión cuáles son las conductas reprochables que pueden ser  castigadas  por  la  Administración  y así mismo cuáles son las sanciones que  pueden  ser  impuestas  en  ejercicio de la potestad sancionadora. Para que este  fin  pueda  alcanzarse,  la  ley  debe  señalar objetivamente cuáles conductas  pueden   ser   objeto  de  reproche,  sin   que  sea  permitido  que  dicha  determinación  obedezca  a  conceptos  jurídicos  indeterminados de naturaleza  subjetiva  como  “la  moral  o  las buenas costumbres”, que pueden variar de  acuerdo  con  el  criterio  de cada operador jurídico, lo que atenta contra los  principios de la legalidad y el derecho a la igualdad.   

-. Existen varios antecedentes en los cuáles  la  Corte  Constitucional  ha  declarado la inexequibilidad de normas jurídicas  por  ser violatorias del principio de legalidad, así: (i) en la sentencia C-431  de  2004  se  declaró la inexequibilidad del numeral 1º del artículo 59 de la  Ley  836  de  2003,  reglamento  disciplinario  para  las Fuerzas Militares, que  consagraba  como  falta  gravísima  el  “ejecutar actos contra la moral o las  buenas  costumbres  dentro  de  cualquier  establecimiento  militar”,  por las  razones  de  indeterminación  expuestas;  (ii) en la sentencia C-570 de 2004 se  declaró  la  inexequibilidad  del  literal e) del artículo 32 de la Ley 842 de  2003,  que  consagraba  como  prohibición  general para los profesionales de la  ingeniería  el  “ejecutar  en el lugar donde ejerzan su profesión, actos que  atenten  contra  la  moral  y  las  buenas  costumbres…”,  bajo  las  mismas  consideraciones.    

3.3.  Academia  Colombiana de Jurisprudencia.   

El  ciudadano Edgar Alfredo Garzón, actuando  en  representación de la Academia Colombiana de Jurisprudencia, solicita a esta  Corporación,  declarar  inexequible el numeral 9 del artículo 35 de la Ley 734  de 2002:   

-. El principio de legalidad, que forma parte  del  debido  proceso,  se  halla  consagrado  en varias normas constitucionales,  principalmente  en  los  artículos  6  y  29  que establecen que los servidores  públicos  no  pueden  ser  juzgados “sino conforme a  las   leyes  preexistentes”  y  que  “sólo  son  responsables  por  infringir la constitución y la ley y  por  omisión  o  extralimitación  en el ejercicio de sus funciones”.  Así  mismo,  acerca  de la regulación de las atribuciones de  los  funcionarios  públicos, los artículos 122 y 123, inciso 2, determinan que  estos  “ejercerán sus funciones en la forma prevista  por  la  Constitución, la ley y el reglamento” y que  “no  habrá  empleo  público que no tenga funciones  detalladas  en  ley o reglamento”.  Por último,  en  cuanto  a  la  responsabilidad  de los empleados públicos, el artículo 124  superior  establece que la ley determinará la responsabilidad de los servidores  públicos.   

-.  Conforme  a  las  sentencias  C-769  de  1998   y  la  C-280  de 1995 de la Corte Constitucional, la tipicidad forma  parte  del  principio  enunciado   y  es esencial al derecho sancionatorio.  Así,  es  dable  afirmar  que  se  deben proscribir las definiciones que por su  generalidad,  vaguedad  e indeterminación no ofrezcan la necesaria certeza para  hacer  exigibles  las consecuencias sancionatorias que se derivan de la conducta  descrita  y que otorgan un enorme poder discrecional a la autoridad encargada de  aplicar la norma.    

-. Se requiere una directa conexidad entre la  falta  y  las  obligaciones  funcionales  de  los  funcionarios  al servicio del  Estado,  la  cual  se  echa  de  menos  en  este  caso,  dada la ambigüedad del  comportamiento  descrito en el numeral 9 del artículo 35 de la ley 734 de 2002,  situación  que  atenta  contra  la cláusula general de libertad que protege la  Carta.   

4.  Concepto  del  Procurador  General  de la  Nación.   

El  Procurador  General  de  la  Nación, Dr.  Alejandro  Ordóñez  Maldonado,  en  su intervención de rigor, solicita a esta  Corporación  se declare inexequible el numeral 9 del artículo 35 de la Ley 734  de 2002, por lo siguiente:   

-.  Criterios  como  la  moral  y  las buenas  costumbres  son  expresiones  amplias e indeterminadas que no pueden hacer parte  de  las  conductas que son objeto de la potestad disciplinaria del Estado,   porque  como en el caso objeto de estudio, pueden conducir a que el investigador  disciplinario  vaya más allá de indagar lo pertinente al incumplimiento de los  deberes   funcionales  y  se  entrometa  en  situaciones  alejadas  del  derecho  disciplinario  y que corresponden exclusivamente al preceder personal del sujeto  investigado.  La  indeterminación  de  la  conducta  en  el ámbito del derecho  disciplinario  constituye  una violación al debido proceso, pues en el presente  evento,   cuando  no  se  tiene  claro  el  campo  de  aplicación  de  conducta  reprochable  por  su  misma  amplitud conceptual, necesariamente se desconoce la  esencia del derecho disciplinario.   

-.   La  imprecisión  de  las  expresiones  acusadas,  además,  puede  trascender  fácilmente  la  esfera de lo público y  perturbar  así  el  vínculo  necesario  entre  la  conducta  sancionable y los  deberes asignados en cuanto a las sanciones disciplinarias.   

-.  Alternativamente,  se  puede  optar  por  estarse  a  lo que la Corte resuelva en el expediente D-7394 relacionado con una  demanda  previa  anterior,  en  la  que  el  Ministerio  Público presentó unas  consideraciones  similares en contra del inciso 9º del artículo 35 del Código  Disciplinario Único, previamente demandado   

II. CONSIDERACIONES.  

1. Competencia.  

La    Corte    Constitucional   es   competente   para   decidir  la  presente  demanda,  según  lo dispuesto en el artículo 241-4 de la Constitución  Política,  de  conformidad  con el artículo 43 de la  Ley  270 de 1996 y el Decreto  2067 de 1991.    

2. Cuestión de constitucionalidad.  

Se plantea si el numeral 9 del artículo 35 de  la  Ley 734 de 2002- Código Disciplinario Único-, que establece como causal de  sanción   disciplinaria  el  que  se  ejecuten  por  parte  de  los  servidores  públicos,  en  el  lugar  de  trabajo,  “actos  que  atenten   contra  la  moral  y  buenas  costumbres”,  desconoce  los  principios  de legalidad y tipicidad que forman parte del debido  proceso  administrativo  (CP  6 y 29) al imponer un tipo disciplinario ambiguo e  indeterminado,  que  facilita  la arbitrariedad, desconoce la taxatividad que es  exigible  a la acción punitiva del Estado y controvierte la necesaria conexión  funcional  entre  las  actividades  que  realiza  el  servidor  público  y  las  facultades o funciones que le son asignadas.   

3.1. El artículo 243 de la Carta dispone que  los   fallos  que  la  Corte  Constitucional  dicte  en  ejercicio  del  control  jurisdiccional,   hacen  tránsito  a  cosa  juzgada  constitucional2,  esto  es,  “adquieren un carácter definitivo, incontrovertible  e  inmutable, de tal manera que sobre aquellos asuntos tratados y dilucidados en  procesos  anteriores,  no  resulta admisible replantear litigio alguno ni emitir  un     nuevo    pronunciamiento    de    fondo”3.   Así,   la   cosa  juzgada  constitucional  tiene como propósito, (i) salvaguardar la supremacía normativa  de  la  Carta  y  (ii) garantizar  a su vez, la efectiva aplicación de los  principios  de  igualdad,  seguridad  jurídica  y  confianza  legítima  de los  administrados,  pues  “obliga al organismo de control  constitucional  a  ser  consistente  con  las decisiones que adopta previamente,  impidiendo  que  casos  iguales  o semejantes sean estudiados y resueltos por el  mismo    juez    constitucional   en   oportunidad   diferente   y   de   manera  distinta”4.   

3.2.   Como  regla  general,  la  Corte  ha  establecido  que  sus sentencias hacen tránsito a cosa  juzgada        constitucional        absoluta5,  salvo  que en la providencia  correspondiente  se  haya  limitado el alcance del control abstracto6     de  constitucionalidad.      La      cosa      juzgada  absoluta7,  indica,  en  los  mismos términos descritos por el artículo 243  superior,  que  la norma estudiada en su momento no puede ser objeto de un nuevo  pronunciamiento      constitucional      por      considerarse      “exequible  o inexequible en su totalidad y frente a todo el texto  de            la             Carta”8.     No     obstante,    la  jurisprudencia  de esta Corporación ha reconocido excepciones al valor absoluto  de  la  cosa  juzgada  constitucional,  con base en lo expresado en la sentencia  C-337  de  20079:  “La  Corte Constitucional (…) puede  determinar   claramente   los   efectos   de   sus   propios  fallos10 para asegurar  la  efectividad  de  los  derechos  constitucionales. La Corte, en consecuencia,  puede  limitar el alcance de la cosa juzgada constitucional de sus providencias,  con  el  propósito  de promover tanto el acceso efectivo de los ciudadanos a la  administración  de  justicia (Art. 229 C.P) y la interposición de las acciones  públicas  en  defensa  de  la  Constitución (Art. 40-6 C.P), como la seguridad  jurídica,  que  exige  decisiones  judiciales definitivas y ciertas11.  De  este  modo,  si la Corte Constitucional no ha delimitado el alcance de la cosa juzgada  en  una  sentencia  de  control de constitucionalidad, debe entenderse que ésta  fue  absoluta  de  acuerdo  con  el mandato consagrado en el artículo 243 de la  Carta12.   

3.3. La demanda presentada por el señor Diego  Alberto  Zuleta  García  contra  el  inciso 9 del artículo 35 de la Ley 734 de  2002,   fue   admitida  sobre  la  base  de  la  inexistencia  de  cosa  juzgada  constitucional  sobre  la  norma  acusada,   al momento de la admisión. No  obstante,  en  el  transcurso  del  proceso  constitucional,  esta  Corporación  profirió  la  sentencia  C-350  de  2009  (M.P.  María  Victoria Calle Correa)  dirigida   igualmente   contra   el  inciso  9  del  artículo  35  del  Código  Disciplinario  Único,  en la que debió definir si el legislador desconoció la  garantía  de la tipicidad de las normas sancionatorias, la autonomía personal,  el  derecho  al  trabajo  y  la  libertad  de  escoger  profesión  u oficio, al  establecer  un  tipo sancionatorio de carácter indeterminado, concretamente, al  prescribir  como  prohibición  para  todo  servidor público, “ejecutar en el  lugar   de   trabajo   actos   que   atenten   contra  la  moral  o  las  buenas  costumbres”.   En  esta  sentencia  reciente,  la Corte recordó que, si bien es cierto que en el sistema  jurídico  existen  un  sinnúmero  de  disposiciones  normativas que contemplan  conceptos  jurídicos indeterminados, en ocasiones con un alto grado de vaguedad  y   ambigüedad,   no   siempre   este   tipo   de   expresiones  son  aceptadas  constitucionalmente.  La  jurisprudencia  ha determinado algunos de los casos en  que  el  legislador  debe  abstenerse de emplear palabras y conceptos que por su  grado  de indeterminación pueden comprometer el ejercicio o el goce de derechos  constitucionales.  Tal  es el caso de limitaciones que afecten las libertades de  expresión,  sindical  o de ejercer una profesión u oficio, comprometiendo a la  vez, la autonomía personal y el libre desarrollo de las personas.   

3.4.  De manera específica, en relación con  el  uso  de  conceptos  indeterminados  en  normas  que  tipifiquen actos que se  someten   a   sanciones  disciplinarias,  la  jurisprudencia  constitucional  ha  precisado  que  las  normas  del  derecho disciplinario entran frecuentemente en  conflicto   con  derechos  fundamentales  como  la  intimidad  y  la  autonomía  personal,  colisiones que deben ser resultas a través de la ponderación de los  bienes  jurídicos  en  conflicto.  En este sentido, resultan inconstitucionales  aquellas  normas  que  tipifican  como  faltas  disciplinarias, conductas que no  tengan  relación  con el desempeño de la función pública o no correspondan a  ninguno  de  los  deberes  de los servidores públicos. De esta forma, aunque se  admite   la   validez   constitucional   de  tipos  abiertos  en  las  conductas  constitutivas  de  faltas disciplinarias, ante la imposibilidad de contar con un  catálogo  de  conductas  donde  se subsuman todas aquellas que se alejen de los  propósitos  de  la  función pública y por ende resulten sancionables, esto no  significa  que en la tipificación de tales faltas se pueda utilizar expresiones  ambiguas,  vagas  e  indeterminadas  que  quebranten el principio de legalidad y  tipicidad  consagrado  en el artículo 29 de la Constitución, fundamental en el  derecho  sancionatorio.  La  Corte recordó que en materia disciplinaria, la ley  debe  orientarse  a  asegurar  el cumplimiento de los deberes funcionales que le  asisten  al  servidor  público  o al particular que cumple funciones públicas,  pues  las  faltas  le  interesan  al derecho disciplinario en cuanto interfieran  tales funciones.   

3.5.  En  consecuencia,  el  numeral  9  del  artículo  34  de la Ley 734 de 2002 fue excluido del ordenamiento jurídico por  la  Corte en sentencia C 350 de 2009, por vulnerar los principios de legalidad y  tipicidad  establecidos  en  el  artículo 29 de la Constitución, tras decidir:  declarar  INEXEQUIBLE el numeral 9 del artículo 35 de  la  Ley  734 de 2002, “por medio de la cual se expide el Código Disciplinario  Único”.  En  suma,  ha  operado  en  este  caso  el  fenómeno   de  la  cosa  juzgada  constitucional  absoluta,  por  lo  que  esta  Corporación  se  estará  a  lo  resuelto  en  la  referida  sentencia C-350 de  2009.   

III. DECISIÓN.  

En   mérito   de  lo  expuesto,  la  Corte  Constitucional  de  la  República de Colombia, administrando justicia en nombre  del pueblo y por mandato de la Constitución,   

RESUELVE:  

ESTARSE A LO RESUELTO en la sentencia C-350 de  2009  que  declaró inexequible el numeral 9º del artículo 35 de la Ley 734 de  2002.   

Notifíquese,  comuníquese, insértese en la  Gaceta de la Corte Constitucional y archívese el expediente.   

NILSON PINILLA PINILLA  

Presidente  

ACLARACION DE VOTO  

MARIA VICTORIA CALLE CORREA  

Magistrada  

MAURICIO GONZÁLEZ CUERVO  

Magistrado  

JUAN CARLOS HENAO PEREZ  

Magistrado  

GABRIEL EDUARDO MENDOZA MARTELO  

Magistrado  

CON ACLARACION DE VOTO  

JORGE IVAN PALACIO PALACIO  

Magistrado  

JORGE IGNACIO PRETELT CHALJUB  

Magistrado  

CON ACLARACION DE VOTO  

HUMBERTO ANTONIO SIERRA PORTO  

Magistrado  

LUIS ERNESTO VARGAS SILVA  

AUSENTE EN COMISION  

MARTHA VICTORIA SÁCHICA MENDEZ  

Secretaria General  

ACLARACION   DE  VOTO   DEL  MAGISTRADO  GABRIEL  EDUARDO  MENDOZA  MARTELO  A  LA SENTENCIA   

C-467 DE 2009  

                                                             Expediente:  D-7460   

Magistrado Ponente:  

MAURICIO GONZALEZ CUERVO  

Demanda  de  inconstitucionalidad contra el  numeral  9º del artículo 35 de la Ley 734 de 2002, “Por el cual se expide el  Código Disciplinario Unico”.   

El  motivo  por  el  cual  hemos suscrito con  aclaración  de  voto la decisión consistente en “Estarse a lo Resuelto en la  sentencia  C-350  de 2009, que declaró inexequible el numeral 9º del artículo  35  de  la  Ley  734  de 2002” no es otro que el de dejar expresamente sentado  que,  en  su  oportunidad,  no compartimos la decisión adoptada en la sentencia  C-350  de 2009 que excluyó del ordenamiento jurídico disciplinario (Ley 734 de  2002)  como  conducta  prohibida a los servidores públicos, la ejecución en el  lugar  de  trabajo de actos que atenten contra la moral o las buenas costumbres,  en  el  entendido de que estos conceptos bien pueden referirse a comportamientos  altamente   reprochables,   bajo   criterios   claramente  identificables,  que,  objetivamente  justifican  su  desaprobación,  según  quedó  explicado  en el  salvamento de voto respectivo.   

Fecha ut supra.  

   

GABRIEL EDUARDO MENDOZA MARTELO  

Magistrado  

                                             

    

1  Diario Oficial No. 44.708 del 13 de febrero de 2002.   

2  El  artículo  243  de  la C.P. reza lo siguiente: “Los fallos que la Corte dicte en  ejercicio   del   control   jurisdiccional   hacen   tránsito  a  cosa  juzgada  constitucional.  //Ninguna autoridad podrá reproducir el contenido material del  acto  jurídico  declarado  inexequible por razones de fondo, mientras subsistan  en  la  Carta las disposiciones que sirvieron para hacer la confrontación entre  la norma ordinaria y la Constitución”.    

4  Sentencia C-310 de 2002,. M.P. Rodrigo Escobar Gil   

5  Sentencia C-382 de 2005. M.P. Manuel José Cepeda Espinosa.   

6  Sentencia C-382 de 2005. M.P. Manuel José Cepeda Espinosa.   

7 Sobre  el  tema  de  la  Cosa  juzgada  absoluta,  pueden  consultarse  las  siguientes  sentencias:   C-004/93,  C-170/93,  C-569/93,  C-548/94,  A.  013/95,  C-456/98,  C-522/98,  C-700/99.   

8  Sentencia  C- 774 de 2001. M.P. Rodrigo Escobar Gil.   

9 M.P.  Manuel José Cepeda Espinosa.   

10  Sentencia C-113 de 1993. M.P. Jorge Arango Mejía.   

11  Sentencia C-543 de 1992. M.P. José Gregorio Hernández Galindo.   

12  Sobre  el  tema  de  la Cosa juzgada absoluta, pueden consultarse las siguientes  sentencias:   C-004/93,  C-170/93, C-569/93, C-548/94, A. 013/95, C-456/98,  C-522/98,  C-700/99.     

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