C-521-09

    Sentencia C-521-09  

Referencia: expediente D-7578  

Actor:   Ricardo  Perilla Uribe.   

Demanda  de  inconstitucionalidad  contra  el  artículo    211,    numeral    4°,    Ley    599    de    2000    –modificado  por  el artículo 7° de la  Ley   1236   de   2008   –  ‘Por medio de la cual se  modifican  algunos  artículos  del  Código  Penal relativos a delitos de abuso  sexual’-   

Magistrada Ponente:  

Dra. MARÍA VICTORIA CALLE CORREA  

Bogotá,  D.C.,  cuatro  (04)  de  Agosto de dos mil nueve  (2009).   

La  Sala Plena de la Corte Constitucional, en  cumplimiento  de  sus  atribuciones  constitucionales  y  de  los  requisitos  y  trámites   establecidos   en   el   Decreto  2067  de  1991,  ha  proferido  la  siguiente:   

SENTENCIA  

     

I. ANTECEDENTES     

En  ejercicio  de  la  acción  pública  de  inconstitucionalidad           consagrada  en los artículos 40-6 y 241 No. 4° de la Constitución  Política,  el  ciudadano  Ricardo  Perilla  Uribe  demandó  el  artículo 211,  numeral  4°,  de  la  Ley  599 de 2000 –modificado   por   el  artículo  7°  de  la  Ley  1236  de  2008-,  considerando  que  la  norma  acusada  viola  los  artículos  29  y  93  de  la  Constitución  Política  de  1991,  así  como el 15 del Pacto Internacional de  Derechos  Civiles  y  Políticos,  y  el  9°  de la Convención Americana sobre  Derechos Humanos.   

Mediante Auto del quince (15) de diciembre de  dos  mil  ocho  (2008),  el  Magistrado  sustanciador inadmitió la demanda, por  cuanto   no   satisfacía   los  requisitos  indispensables  para  suscitar  una  controversia  judicial  de  constitucionalidad.  El catorce (14) de enero de dos  mil  nueve  (2009),  el demandante presentó memorial, con el ánimo de corregir  los  yerros  que le fueron señalados a su libelo inicial. El veintiocho (28) de  enero   siguiente,   el  Magistrado  Sustanciador  consideró  que  “la  demanda cumple con los requisitos mínimos para ser admitida  y  en  razón  del principio pro actione será admitida, sin perjuicio de lo que  decida    la    Sala    Plena    de   la   Corte   Constitucional”,   y  ordenó  comunicar  la iniciación del proceso al señor  Presidente  del  Congreso  de  la  República,  al  Ministerio del Interior y de  Justicia  y a la Fiscalía General de la Nación, de acuerdo con lo dispuesto en  el  artículo  11 del Decreto 2067 de 1991. Asimismo, ordenó correr traslado al  señor  Procurador  General de la Nación, dando cumplimiento a lo prescrito por  el  artículo  7°  del referido Decreto. Finalmente, ordenó fijar en lista las  normas  acusadas  para  efectos  de  la  intervención  ciudadana, cumpliendo lo  establecido en el artículo 7° del Decreto 2067 de 1991.   

Cumplidos  los  trámites  constitucionales y  legales,  propios de los procesos de constitucionalidad, la Corte Constitucional  procede a decidir acerca de la demanda en referencia.   

     

I. NORMAS  DEMANDADAS     

Se  trascribe  el texto de la norma, tal como  aparece  publicado  en el Diario Oficial No. 47.059 de 23 de julio de 2008, y se  subraya el aparte demandado:   

“  Ley 1236 de 2008  

(julio 23)  

Por  medio  de  la cual se modifican algunos  artículos del Código Penal relativos a delitos de abuso sexual.   

EL CONGRESO DE COLOMBIA  

DECRETA:  

(…)  

ARTÍCULO   7o.   El  artículo  211 del Código Penal (Ley 599 de 2000) quedará así:   

“Artículo    211.  Circunstancias  de  agravación  punitiva.  Las  penas  para  los  delitos  descritos  en  los artículos anteriores, se aumentarán de una tercera  parte a la mitad, cuando:   

(…)  

4.  Se  realizare  sobre  persona  menor de  catorce (14) años”.   

     

I. LA  DEMANDA     

El  ciudadano acusa el artículo 211 numeral  4°  de  la  Ley 1236 de 2008, de ser inconstitucional por violar los artículos  29  y  93  de  la Constitución Política, en concordancia con los artículos 15  del  Pacto  Internacional  de  Derechos  Civiles  y  Políticos,  y  9°  de  la  Convención Americana sobre Derechos Humanos.   

Desde  el  punto de vista del demandante, la  disposición   cuestionada   contempla  una  agravación  punitiva  “para     los     delitos    descritos    en    los    artículos  anteriores”  al  211, razón por la cual se aplica a  quienes  cometan,  entre  otros,  los siguientes dos delitos, consagrados en los  artículos 208 y 209:   

“Artículo.     208.  Acceso   carnal   abusivo   con   menor  de  catorce  años.  El  que  acceda carnalmente a persona menor de  catorce  (14)  años,  incurrirá  en  prisión  de  doce  (12)  a  veinte  (20)  años.   

Artículo  209. Actos sexuales con  menor   de  catorce  años.  El  que  realizare  actos  sexuales  diversos  del  acceso carnal con persona menor de catorce (14) años o  en  su  presencia, o la induzca a prácticas sexuales, incurrirá en prisión de  nueve (9) a trece (13) años.”   

Vale  decir,  se  aplica  a  tipos  penales  básicos  que  ya  criminalizan la conducta por recaer sobre personas menores de  catorce  (14)  años.  Sin  embargo,  en  concepto  del demandante, “estando  ya  establecidas las conductas delictivas y las penas a  imponer,  de  acuerdo  a las facultades otorgadas por la Constitución a la Rama  Legislativa,  le  quedaba prohibido volver a expedir una nueva norma, como lo es  el  artículo  211 ibídem, legislando sobre la misma materia, donde la víctima  o  sujeto pasivo de la acción penal vuelve a ser la misma: una persona menor de  14  años,  pero  ésta  vez incrementando las penas ya existentes; partiendo en  ésta  ocasión  de un mínimo de 16 años y un máximo de 30 años de prisión,  para  el acceso carnal; y de un mínimo de 12 años y un máximo de 19 años y 6  meses  de  prisión,  para los actos sexuales, de acuerdo al aumento que hace de  una  tercera  parte  a  la  mitad  de  la  pena,  dizque  como  circunstancia de  agravación  punitiva,  cuando  por  ninguna  parte  de  dicha  norma  se  ve la  modificación  o  adición  a los dos tipos penales básicos, como para hacerlos  más   graves   punitivamente,   y   sin  justificación  alguna,  violando  los  presupuestos  de  razonabilidad  y  proporcionalidad de las penas”.   

     

I. INTERVENCIONES     

     

1. Ministerio  del  Interior y de Justicia     

El  Ministerio  del  Interior  y de Justicia,  mediante  apoderado,  intervino  en  el  presente  proceso para solicitar que se  declare la exequibilidad de la norma acusada.   

En su concepto, lo primero que debe señalarse  es  que  la agravación punitiva contemplada en el artículo acusado no sólo se  aplica  a  los  dos  tipos  citados  por  el  demandante,  sino  a todos los que  conforman  el  Título IV del Código Penal. Por lo tanto, el problema planteado  por  la  acción  pública  es  un  problema  de  interpretación, que obliga al  operador  a  considerar  “los elementos específicos  del  tipo  para,  por  vía  del  principio  de  especialidad, superar aparentes  antinomias  jurídicas  que  no  revestirían  dificultad  teórica ni práctica  alguna”.   

Según   el   interviniente,   esta   misma  consideración  debe  hacer el intérprete al momento de aplicar las denominadas  ‘circunstancias  de mayor  punibilidad’,  las cuales  se    aplican,    según    el    artículo   58   del   Código,   “siempre    que    no    hayan    sido    previstas    de    otra  manera”,  así  como  otras  dispersas  de  similar  naturaleza.   

El apoderado del Ministerio pone el siguiente  ejemplo,  para ilustrar su reflexión: “el  artículo 384 del Código Penal establece como circunstancia de  agravación  punitiva  genérica  del  tráfico de estupefacientes una modalidad  que  ya  se  encuentra  prevista  como elemento del tipo penal base de tráfico,  fabricación       o       porte       de      estupefacientes      –art.  376-. Es claro que en ese caso,  el  alcance  de  la  disposición  es aplicable a todas las demás descripciones  típicas  que  integran  el  capítulo  y  no  a  aquella  que  ya  prevé dicha  circunstancia         en         su        estructura        básica”.   

Ahora bien, después de aclarado lo anterior,  el  apoderado del Ministerio del Interior y de Justicia señala que “la  eventual tipificación de circunstancias fácticas similares  con  consecuencias  jurídicas,  en  principio diversas, no configura per se una  alteración  tangible  del  orden  constitucional,  en  tanto la diferenciación  obedezca  a  un mayor juicio de reproche plenamente justificable, y la similitud  esté  dada  por  una simple falta de técnica legislativa, conjurable a través  de  la  interpretación sistemática del régimen normativo. || Lo anterior, por  cuanto  de  acogerse  el  razonamiento  planteado por el impugnante, dejaría de  aplicarse  la  especial  protección  del  legislador a los menores de 14 años,  cuando  fueren  víctimas  de los delitos de acceso carnal violento, acto sexual  violento,  acceso  carnal  o  acto  sexual  en  persona puesta en incapacidad de  resistir   y   acceso   carnal   o   acto   sexual   abusivo   con   incapaz  de  resistir”.   

     

1. Fiscalía General  de la Nación     

El Fiscal General de la Nación, Mario Germán  Iguarán  Arana,  intervino  en  el presente proceso para solicitarle a la Corte  Constitucional  que  se  inhiba  de emitir un pronunciamiento de fondo sobre las  peticiones  formuladas en la demanda. Según el concepto del Fiscal General, los  argumentos  planteados  por  el ciudadano Ricardo Perilla Uribe son insuficientes.  En su interpretación, el  ciudadano  plantea,  además  de otras, una supuesta violación del principio de  favorabilidad.  Pero,  en  sentido técnico estricto, el mencionado principio no  puede   entenderse  –a  su  juicio-  “como un presupuesto válido para reprochar  la  exequibilidad de una norma, ya que, a pesar de que el goza de reconocimiento  constitucional    expreso,   sus   efectos   no   trascienden   al   juicio   de  constitucionalidad  de  las  leyes  y  se  limitan  al  momento  en  el  que  un  funcionario  deba  aplicarlas”.  En respaldo de  tal  aserto,  la  Fiscalía cita el siguiente apartado de la Sentencia T-1343 de  2001:   

“[…]  para  determinar  cuál ha de  ser  la  situación  permisiva  o  favorable  en  materia  penal  predicable  de  situaciones   jurídicas  consolidadas,  cuando  han  quedado  sometidas  a  los  alcances  normativos  de  disposiciones que se suceden en el tiempo –una  más  favorable  que la otra-, es  forzoso  analizar  cada  caso en particular, para de ahí definir la aplicación  de  la  disposición  que le permita al condenado gozar de los beneficios que le  garantiza   la   aplicación   directa   del   principio  constitucional  de  la  favorabilidad,  el  cual es exigible por el mismo por tratarse de la titularidad  de un derecho fundamental”.   

En  ese  sentido,  el  ciudadano –dice   el   Fiscal   General-   busca  “adelantarse   hipotéticamente  al  ejercicio  de  aplicación  de  la  ley,  en  aras  de proteger la favorabilidad”,  con  lo cual formula un argumento de entidad insuficiente, ya que  la    Corte    dijo    en    la    Sentencia    C-357   de   1999   –y  este apartado lo cita expresamente-:   

“[…]  los  cargos que se formulen por un  ciudadano  contra  una  norma  integrante del orden jurídico, para pedir a esta  Corte  que  la  declare  inconstitucional,  no pueden fundarse, entonces, en sus  desarrollos  específicos, ni referirse a su ejecución práctica o a los abusos  que  puedan  cometerse  por los operadores jurídicos en casos concretos. Puesto  que  el  juicio  de  constitucionalidad  implica  la confrontación en abstracto  entre  el  contenido de la disposición acusada y la preceptiva fundamental, las  demandas  que  busquen  su  inexequibilidad  deben  aludir  a  ella en los mismo  términos”.   

Por las anteriores razones, el Fiscal solicita  a la Corte la emisión de un pronunciamiento inhibitorio.   

     

I. CONCEPTO  DEL  PROCURADOR GENERAL DE LA NACIÓN     

El Procurador General de la Nación, Alejandro  Ordóñez  Maldonado,  en el concepto Nº 4742 del diecinueve (10) de marzo  de  dos  mil  nueve  (2009),  solicita  a  esta Corte que se inhiba de emitir un  pronunciamiento  de  fondo  sobre  las  peticiones  de  la  acción  pública de  inconstitucionalidad.   

En  el  concepto  del Ministerio Público, el  ciudadano   en   la   demanda   no   plantea  argumentos  de  constitucionalidad  específicos  y suficientes. En lugar de ello, se detiene  “en  apreciaciones personales sobre el contenido de  la  ley  penal,  dando  por  supuesto  lo  que  se  deriva  de  una  afirmación  gruesa”.  De  manera  concreta, el Procurador estima  que   “respecto   al  primer  aparente  cargo,  el  ciudadano  se  limita  a  realizar  afirmaciones  sobre  el exceso del que acusa  incurrió  el  legislador  al fijar como agravante algo que ya constituye delito  básico,   sin   ofrecer  argumentos  suficientes  sobre  la  irrazonabilidad  y  desproporcionalidad  en  la  que  supuestamente actuó el legislador. Pero además hay que agregar que si  bien  dicha afirmación puede hacerse extensiva a los artículos arriba citados,  el  208 y 209 del Código Penal, ello no aplicaría para el artículo 210 que no  incluyó  dentro  del  supuesto  normativo  del  tipo  penal a los menores de 14  años”. Y, en cuanto a lo que, según el Procurador,  es  el segundo cargo, considera que “no explicó por  qué  razón  era relevante aplicar el bloque de constitucionalidad, y no agotó  el  menor  despliegue argumentativo para crear una confrontación concreta entre  las  normas  supuestamente desconocidas por el artículo 211 numeral 4 de la Ley  599  de  2000,  reformada por el artículo 7 de la Ley 1236 de 2008 y las normas  internacionales   que   considera   comprometidas”.   

En  consecuencia,  el  Ministerio Público le  solicita a la Corte Constitucional un pronunciamiento inhibitorio.   

     

I. CONSIDERACIONES Y  FUNDAMENTOS     

     

1. Competencia     

De  conformidad  con  lo  dispuesto  en  el  artículo  241 numeral 4° de la Constitución Política, la Corte es competente  para conocer de la presente demanda.   

     

1. Cuestión Previa:  la supuesta ineptitud de la demanda.     

El Fiscal General, lo mismo que el Procurador  General  de  la  Nación,  le  solicitan  a  la Corte que se inhiba de emitir un  pronunciamiento  de  fondo  sobre  las  acusaciones  planteadas  por la demanda,  debido  a  que  el demandante  cuestiona la causal cuarta por desconocer el  derecho  al  debido proceso, sin ofrecer argumentos  de carácter técnico,  específicos y suficientes.   

De  ese  modo,  lo  primero que debe hacer la  Corte  es  decidir  si  el  ciudadano  accionante  planteó  cargos de carácter  constitucional,  con  la  aptitud  necesaria para provocar un pronunciamiento de  fondo.   

¿Cuál es el planteamiento del demandante? En  concepto  del ciudadano, el artículo 211, numeral 4°, del Código Penal es una  causa   de   agravación   de  los  delitos  previstos  en  los  artículos  205  –Acceso     carnal  violento-,          206          –Acto   sexual   violento-,  207  –  Acceso carnal o acto sexual en  persona  puesta en incapacidad de resistir-,  208  –     Acceso  carnal  abusivo  con  menor  de  catorce  años-,        209       –Actos    sexuales    con   menor   de   catorce   años-,        210       –Acceso  carnal  o  acto  sexual  abusivos  con  persona  incapaz de  resistir-       y       210a       –Acoso     sexual-     del  mismo  estatuto.  Según el libelista, la causa de agravación  consiste  en que, cuando cualquiera de las anteriores conductas se realice sobre  persona  menor de catorce (14) años, la pena se aumentará de una tercera parte  a  la  mitad. Por lo mismo, asegura, la causal de agravación se aplica también  a  quien  comete  los  delitos  contemplados en los artículos 208 y 209, que ya  consagran  como  elemento constitutivo del tipo el que la conducta recaiga sobre  personas  menores de catorce (14) años, razón por la cual la persona condenada  por  alguno  de  estos  delitos  no  podría  sustraerse de ninguna manera de la  agravación.  En  otras  palabras,  desde  el  punto de vista del demandante, la  norma  legal  viola  el derecho al debido proceso. Esto sería así debido a que  un  elemento  que  ya  había  sido  tenido  en  cuenta por el legislador en los  artículos  208  y  209, como es que la conducta recaiga sobre una persona menor  de    catorce    años,   vuelve   a   ser   tenido   en   cuenta   “dizque    como   circunstancia   de  agravación  punitiva,  cuando  por  ninguna  parte  de  dicha  norma  se  ve la  modificación  o  adición  a los dos tipos penales básicos, como para hacerlos  más   graves   punitivamente,   y   sin   justificación  alguna”.   

De  acuerdo  con  lo  anterior, la acusación  central  y  verdadera  de  la  demanda  consiste  en  plantear  que la causal de  agravación  punitiva del artículo 211 numeral 4° de la Ley 1236 de 2008 viola  el  derecho  al  debido  proceso,  por  contemplar  una  causal  de  agravación  injustificada  para  los  delitos  de  acceso  carnal  abusivo  con menor de catorce años y actos sexuales con menor de catorce años.  Este  cuestionamiento  es suficientemente específico,  claro,  cierto y pertinente como para provocar un pronunciamiento de fondo de la  Corte  Constitucional.  Es cierto que en las acciones  públicas  de  inconstitucionalidad los ciudadanos no se expresan en el lenguaje  técnico  específico  puro  que  exige  una disciplina tan desarrollada como el  derecho  penal. Pero aún así la acción de inconstitucionalidad es una acción  pública,  que  puede  admitirse  y  decidirse  de fondo, cuando no satisfaga la  pureza  metódica de ciertas disciplinas dogmáticas altamente técnicas. Por lo  tanto,    y    en    virtud    del   principio   pro  actione,   la Corte estudiará el fondo del asunto.   

     

1. Problema  jurídico     

Como  acaba  de  exponerse,  a  juicio  del  demandante  una  causal  de  agravación como la contemplada en el artículo 211  numeral  4°  del  Código  Penal,  viola  el  derecho al debido proceso, porque  necesariamente  se  aplica  a  las  personas  que  cometen los delitos de acceso  carnal  en menor de catorce (14) años, y de actos sexuales con menor de catorce  (14)  años,  de  suerte  que  siempre  que se esté ante la comisión de dichos  delitos,  la  pena  deberá ser agravada en virtud de dicha circunstancia.   Por  su  parte, el Ministerio del Interior y de Justicia estima que el planteado  por  la  demanda  no es un problema de inconstitucionalidad, sino un problema de  interpretación.  En  ese  sentido,  asevera  que debe resolverse con el uso del  principio  de  especialidad,  del   mismo  modo que se hace al aplicar, por  ejemplo,  las  circunstancias  de mayor punibilidad contempladas en el artículo  58   de   la   Codificación   Penal,   cuya  aplicación  depende  de  que  “no hayan sido previstas  de otra manera”.   

En  estas  condiciones,  le corresponde a la  Corte  decidir  el  siguiente  problema  jurídico: ¿Viola el derecho al debido  proceso,  que  el  legislador contemple al mismo tiempo un elemento constitutivo  del  tipo  penal como circunstancia de agravación punitiva, de suerte que quien  realice  el  comportamiento  descrito  en  el  tipo  no  pueda  sustraerse de la  agravación punitiva?   

Para  solucionar  el  problema planteado, la  Corte   recordará   su   jurisprudencia   sobre  (i)  las  finalidades  que  persigue  el  derecho a no ser  juzgado  dos  veces  por  el  mismo  hecho, como garantía del derecho al debido  proceso    (ii)    las  prohibiciones  que  se  derivan de la existencia de ese derecho fundamental para  el  legislador;  y, finalmente, aplicará la doctrina al caso para determinar si  el legislador violó alguna de esas prohibiciones.   

     

1. Las finalidades  constitucionales  del  principio  non  bis  in  ídem  como garantía del debido  proceso     

El artículo 29 de la Constitución contempla  el  derecho al debido proceso. De forma directa estatuye el derecho de quien sea  “sindicado  (…) a no ser juzgado dos veces por el  mismo  hecho”.  Una  lectura  puramente literal del  enunciado  llevaría  a interpretarlo en el sentido de que se limita a consagrar  la    garantía    del    sindicado    a     no    ser    juzgado,  nuevamente,  por  un hecho  por  el  cual  ya  había sido condenado o absuelto en un proceso  penal    anterior.  Sin embargo, lo cierto es que  el  derecho fundamental a no ser juzgado dos veces por el mismo hecho responde a  una  necesidad  mucho  más profunda del Estado Constitucional de Derecho. No se  agota  en  proteger  a las personas del riesgo de verse involucradas más de una  vez  en  procesos  penales  por  el mismo hecho. El derecho a no ser juzgado dos  veces  por  el  mismo  hecho  persigue  la  finalidad última de racionalizar el  ejercicio  del  poder  sancionatorio  en  general,  y  especialmente  del  poder  punitivo.  Por  eso  mismo,  no  solo  se aplica a quien está involucrado en un  proceso  penal,  sino  que  en  general  rige  en  todo el derecho sancionatorio  (contravencional,  disciplinario,  fiscal,  etc.),  pues el artículo 29 dispone  que  “[e]l debido proceso se aplicará a toda clase  de  actuaciones  judiciales y administrativas”, y el  non bis in ídem hace parte  de  los  derechos  que  se  entienden  asociados  al debido proceso.1     

Ahora  bien,  el  principio  non  bis in ídem también persigue otras  finalidades  de cuya consecución depende, en gran medida, el logro del cometido  principal.  Por  una  parte,  pretende  asegurar que los conflictos sociales que  involucran  consecuencias  de  tipo  sancionatorio  no  se  prolonguen de manera  indefinida.  La  Corte  ha subrayado, en un caso en que se acusaba una norma del  Código  Laboral  de  violar  el  non  bis  in ídem,  por  facultar  al empleador para imponer multas y, al  mismo   tiempo,   para   descontar  salario  cuando  el  trabajador  se  ausenta  injustificadamente  de  sus  labores,  que  el  principio  en  comento ordena al  legislador  atribuirle  fuerza  de  cosa juzgada a las soluciones definitivas de  las  controversias  judiciales  o administrativas sancionatorias, y no evitar la  acumulación  de  dos  consecuencias  desfavorables  que  no tienen carácter de  sanción.2   

Por último, debe señalarse que el derecho a  no  ser  juzgado  dos veces por el mismo hecho persigue evitar que el legislador  penal     agrave     injustificadamente  las  penas  imponibles  a  una  persona  a  quien se le imputa la  comisión   de   un  delito.  En  ese  sentido,  en  la  Sentencia  T-575  de  1993,  la Corte encontró que se desconocía el principio  non  bis  in ídem cuando en  la  sentencia  penal  se  había ordenado una adición a la pena con base en una  causal  genérica  de  agravación  establecida  en el artículo 372 del Código  Penal  pese a que previamente se había aumentado la pena básica de conformidad  con  las  causales  específicas  de  agravación  contempladas  en su artículo  351,            pues           “[e]l principio non bis in idem actúa  así  como  una  protección  al  acusado  o  condenado contra una posible doble  incriminación      total      o      parcial”4          (subrayas    fuera   del   texto).    

Así  las  cosas,  la  Corte  procederá  a  recordar  las  prohibiciones  a  que  conduce la existencia del derecho a no ser  juzgado  dos  veces  por  el  mismo  hecho,  en  el  ejercicio  del poder penal.   

     

1. La potestad de  configuración  legislativa  en  materia  penal  y  los  límites  que impone el  principio non bis in ídem     

5.1.   Tal  como  lo  ha  reconocido  esta  Corporación,  el  legislador  tiene  una  amplia  potestad  para configurar los  delitos  y para establecer las penas, pero tal potestad debe ser ejercida dentro  del  respeto  por  los  demás  mandatos  y  prohibiciones  constitucionales, en  particular,   los   derivados   de   la  existencia  de  derechos  fundamentales  consagrados  en  la  Constitución  y  en  los  tratados  internacionales  sobre  derechos   humanos   suscritos  por  Colombia  (arts.  2°,  4°  y  93,  C.P.).   

5.2.  Algunas  de  tales  prohibiciones  se  deducen  del  derecho  constitucional fundamental “a  no  ser  juzgado  dos  veces por el mismo hecho”. La  Corte  ha  identificado  que  el  principio non bis in  idem  acarrea  para  el legislador la prohibición de  (i)  investigar,  acusar,  enjuiciar  o sancionar penalmente a una persona por un  delito   por   el   cual   ya  había  sido  juzgada  –absuelta o condenada- en  un    proceso   penal   anterior   terminado;   (ii)  investigar, acusar, enjuiciar o sancionar penalmente a  una  persona  por  un  hecho  por  el  cual  ya  había  sido  absuelta      por      una      sentencia     en     firme;     (iii)  penar  a  una persona por  un  hecho  por  el  cual  ya  había  sido  penada     por     una     sentencia    en    firme;    y,    (iv)  agravar  la  pena  imponible  a  un  comportamiento   delictivo,   en   virtud   de   una  circunstancia  que  ya  fue  tenida  en  cuenta  como  elemento  constitutivo del tipo penal. A continuación se desarrollará cada una  de  estas normas adscritas al derecho fundamental “a  no  ser  juzgado  dos veces por el mismo hecho” (art.  29, C.P.).   

5.2.1.    La  prohibición  de  investigar,  acusar,  enjuiciar  o  sancionar penalmente a una  persona  por  un delito por  el   cual  ya  había  sido  juzgada  –  absuelta  o  condenada  ‑  en  un  proceso  penal  anterior  terminado mediante sentencia en  firme.  Este  derecho  es enunciado con un particular  nivel  de  especificidad  por  el  artículo  14.7  del  Pacto Internacional del  Derechos         Civiles         Políticos:5   

“14.  7.  Nadie  podrá  ser  juzgado  ni  sancionado  por  un delito por el cual haya sido ya condenado o absuelto por una  sentencia  firme  de  acuerdo  con  la  ley  y  el  procedimiento  penal de cada  país.”   

Esta   prohibición   está  estrechamente  relacionada  con el carácter delictivo de la conducta enjuiciada. Por lo tanto,  si  la  conducta  tipificada en el delito A, es además un hecho constitutivo de  una   falta   que   acarree   sanciones   en   otro  ordenamiento  sancionatorio  (contravencional,  disciplinario, correccional, u otro), dicha persona puede ser  sancionada  nuevamente  de  acuerdo  con  las reglas correspondientes a ese otro  ordenamiento.  La  Corte  ha  señalado  esta  distinción,  por  ejemplo, en la  sentencia  C-393  de  2006,  en donde, al enjuiciar la constitucionalidad de una  norma  del Estatuto de la Abogacía que contemplaba como falta un comportamiento  que  también  constituía  una  infracción penal, resaltó que “el  juzgamiento de un mismo comportamiento en instancias diferentes  del  derecho sancionador, como lo pueden ser el correccional, el disciplinario y  el   penal,   no   conlleva   una   violación   del   principio   non   bis  in  ídem.6  Por  consiguiente,  de  conformidad  con  la  jurisprudencia en la  materia,  para  verificar  si  se  ha  infringido  la prohibición, “primero,  debe  existir  identidad  de objeto, sujeto y causa y,  segundo,   deben   darse  dos  procesos  de  naturaleza  sancionatoria  con  las  identidades     arriba    señaladas”.7   

No  obstante,  aún  la  regla  que prohíbe  investigar,  acusar,  enjuiciar  y  condenar  a una persona por un delito por el  cual  ya  había sido juzgada o absuelta en un proceso penal anterior, terminado  por  sentencia en firme, está sujeta a excepciones en ciertos casos. Así lo ha  señalado  la  Corte  al  referirse  a  la  procedencia del recurso de revisión  contra  la  sentencia  absolutoria,  pese  a  que  éste  medio  de impugnación  “es  un  mecanismo  procedimental  que  limita  el  principio    non    bis    in   ídem”.8 Al respecto ha  señalado  que  en  eventos  en  los  cuales  la  predilección por la seguridad  jurídica    o   la   racionalización   del   poder   punitivo   significa   un  desproporcionado  sacrificio  de  los  derechos  de  las  víctimas es viable no  aplicar  el  principio de non bis in ídem  para permitir la procedencia del recurso de revisión, como en los  casos  en  que hay sentencias absolutorias en firme por violaciones graves a los  derechos   humanos   y   al   derecho   internacional   humanitario.9 También lo ha  señalado  al  establecer  que  una persona, después de haber sido absuelta por  una  sentencia  penal ejecutoriada, puede ser investigada, acusada, enjuiciada y  condenada  de  nuevo  por  un  Tribunal  Internacional,  de  conformidad con los  instrumentos  internacionales vinculantes para el Estado colombiano.10   

5.2.2.    La  prohibición  de  investigar,  acusar,  enjuiciar  o  sancionar penalmente a una  persona  por  un  hecho  por  el  cual ya había sido  absuelta  por  una  sentencia  en  firme.  Esta  especial  prohibición aparece enunciada por la Convención  Americana   sobre   Derechos   Humanos   en   el   artículo   8.4.:11   

“8.4.  El  inculpado  absuelto  por  una  sentencia  firme no podrá ser sometido a nuevo juicio por los mismos hechos”.   

En  este  caso,  la  prohibición  no  está  restringida  a  la  hipótesis  de  que  una  persona  hubiera  sido condenada o  absuelta    por    el    mismo   delito,  sino que impide que se adelante una nueva investigación o que se  someta  a un nuevo enjuiciamiento a una persona, que ya había sido absuelta  por  una  decisión judicial en  firme,     por    el    mismo    hecho.    Un   ejemplo  de  violación  de  esta  garantía  aparece  enunciado    en    el    caso   Loayza   Tamayo   v.  Perú,   decidido  por  la  Corte  Interamericana  de  Derechos  Humanos.  En  esa  oportunidad se enfrentaba a la acusación planteada  contra   el  Estado  peruano,  por  haber  supuestamente  violado  el  principio  non  bis  in  ídem  de  una  persona  que,  primero  había  sido  procesada  y absuelta por un tribunal  militar  peruano  por  el delito de traición a la patria, y luego fue condenada  por  un tribunal ordinario por el delito de terrorismo, no obstante que en ambos  procesos  se  partía de los mismos hechos (la participación de la procesada en  actividades  relacionadas  con  la  política  del  Partido Comunista del Perú-  Sendero  Luminoso). La Corte Interamericana no sólo advirtió que la expresión  “los  mismos  hechos”,  empleada  en  la  Convención  Americana  sobre Derechos Humanos constituía una  protección  más  amplia de la víctima, sino que además consideró que si una  misma  conducta podía ser comprendida ‘indistintamente’  dentro  la  descripción  de uno y otro tipo penal (traición a la  patria  y  terrorismo), la administración de justicia agotaba su competencia al  procesarla  por  uno  de ellos, pues una vez absuelta no podía luego procesarla  por el otro.12   

5.2.3.    La  prohibición    de    sancionar    penalmente   a   una   persona   por   un  acto  por  el  cual  ya  había  sido  penada   por   una  sentencia  en  firme.  Esta  prohibición  está  llamada  a  operar  en  los  casos no regulados por las dos  prohibiciones  anteriores.  Se  aplica  en  eventos  en  los  cuales  el  Estado  investiga,  acusa, enjuicia, condena y sanciona penalmente a una persona, por un  delito por el cual, si bien  no  había sido juzgada, la conducta reprochada sí constituyó el fundamento de  la   condena   penal   ocurrida   en   relación  con  otro  delito.13 Por ejemplo,  en  la Sentencia T-537 de 2002, la Corte examinó el caso de una mujer condenada  por  el  delito  de  abandono  de menores, agravado porque la muerte de la menor  sobrevino  al  abandono. Le correspondía a la Corporación decidir si esa mujer  podía  ser  luego  procesada  y  penada  por el delito de homicidio de la misma  menor  al comprobarse que ésta había sido envenenada.  Como no se trataba  de  un  mismo delito, ya que en el primer proceso no se la había enjuiciado por  homicidio,  la  primera  de las prohibiciones enunciadas, contenida expresamente  en  el  Pacto  Internacional de Derechos Civiles y Políticos, no era aplicable.  Tampoco  se trataba de un hecho por el cual la persona hubiera sido absuelta  por sentencia en firme, sino que  había  sido condenada y penada, por lo que no se aplicaba la prohibición de la  Convención  Americana  sobre  Derechos  Humanos.  Por lo tanto, la mujer podía  volver  a  ser  investigada,  acusada,  enjuiciada  y  condenada,  esta  vez por  homicidio.  Sin embargo, la Corte consideró que la muerte de la menor no podía  ocasionar,  a  un mismo tiempo, penas por el delito de abandono, agravado por la  muerte  sobreviniente  de  la  menor, y por el delito de homicidio. La razón de  esta  decisión  es  la  prohibición  de  sancionar  penalmente  a  una persona  por   un   acto   por   el   cual   ya  había  sido  penada  por una sentencia en firme, que en palabras de  la  Corte  fue  expresada  en  el sentido de que “el  régimen  de justicia de una democracia constitucional debe ser refractario a la  imposición  de  una pena que supere el contenido de injusticia de las conductas  imputadas”,  aceptando que la mujer fuera nuevamente  procesada  penalmente, esta  vez  por  el  delito  de  homicidio.  Sin embargo, consideró que no era posible  acumular  la  eventual  pena  por  homicidio, al plus de pena que le había sido  impuesta  porque al abandono de la menor sobrevino su muerte, por lo que ordenó  que  en  el  evento en que fuera condenada por el delito de homicidio se tuviera  “como  parte  cumplida de la condena la proporción  de  la  pena  que  se  le  impuso  por  el  delito  de abandono de menores y que  corresponde    al    aumento    derivado   de   la   muerte   sobreviniente   al  abandono.”   

5.2.4.    La  prohibición  de  agravar  la  pena  imponible a un comportamiento delictivo, en  virtud  de una circunstancia  que   ya   fue   tenida   en   cuenta   como   elemento  constitutivo  del  tipo  penal.14  Este punto guarda relación  directa  con  el  cargo formulado por el demandante en el asunto bajo examen. La  jurisprudencia  de la Corte Constitucional se ha referido a esta prohibición en  el  tratamiento de varios casos en los cuales se alegaba una presunta violación  del   principio   non   bis   in   ídem.  En  la  Sentencia T-575 de 1993, la Corte protegió el derecho al  debido   proceso   de   un  accionante  al  encontrar  que  la  sentencia  penal  condenatoria  se  había  desconocido el principio non  bis  in  ídem,  al  ordenar  “una  adición  a  la  pena  con  base  en una causal genérica de agravación  establecida  en  el  artículo  372  del Código Penal pese a que previamente se  había  aumentado  la  pena básica de conformidad con las causales específicas  de  agravación contempladas en su artículo 351”. La  Corte expresó lo siguiente:   

“[e]l  principio  que prohíbe someter dos  veces  a  juicio  penal  a una persona por un mismo hecho, independientemente de  sí  fue condenada o absuelta, es expresión directa de la justicia material. En  virtud  de este principio, no le es lícito al juzgador fraccionar el hecho para  convertirlo  en  varios  delitos  o  traducirlo  en  varias  penas. Tampoco  le  es  permitido  valorar  un  mismo factor como elemento  integrante  del  tipo penal y, a la vez, como circunstancia agravante del delito  o  de  la  punibilidad.  El  principio  non  bis  in  idem  actúa  así  como  una  protección al acusado o  condenado  contra  una posible doble incriminación total o parcial” (Subrayas  fuera             del             texto)15.   

Más  adelante,  en  las Sentencias C-006 de  200316      y      C-229      de      200817,   la  Corte  reiteró  que  hacía    parte    del    principio   non   bis   in  ídem, el reconocimiento de la prohibición de agravar  la  pena imponible a un comportamiento delictivo, en virtud de una circunstancia  que  ya fue tenida en cuenta como elemento constitutivo del tipo penal, conocida  comúnmente   como   “prohibición   de  la  doble  valoración   de   una   circunstancia”.                    18   

Al  prohibir  que  una misma circunstancia se  convierta  en elemento constitutivo del tipo penal y en causa de agravación del  mismo,  el  principio  non  bis in ídem persigue  evitar que las causales de agravación se impongan de modo  arbitrario  e  injustificado  a  quienes  sean  responsables  de  un delito. Los  elementos  constitutivos de una infracción penal fundamentan la responsabilidad  penal.   Las   circunstancias   de   agravación,   en   cambio,   modifican  la  responsabilidad  penal.  Por  eso  mismo  las  circunstancias  de agravación se  justifican  en  la  ley  penal,  cuando  el ilícito es cometido en determinadas  circunstancias  que se estiman más reprochables porque, por ejemplo, suponen un  mayor   peligro  o  lesión  para  el  bien  jurídico.  De  manera  que  no  es  justificable         una         agravación        punitiva        necesariamente        imponible  al  autor del delito, pues eso  supone  que  en  realidad  no  se  aumenta  la  pena  de  aquel  que  cometa  el  comportamiento  punible  en  ciertas  circunstancias de tiempo, modo y lugar que  demuestren  una  mayor  lesividad  del  bien,  sino  que  en  todos los casos se  impondría la modificación de la sanción penal imponible.   

“el principio non  bis   in   idem   es  una  proscripción  que  se afecta cuando una misma situación fáctica es sometida a  un  doble juicio o acarrea para el agente doble sanción, pero tal situación no  acaece,  en  ninguna  de sus eventualidades, frente a la estudiada circunstancia  de  agravación  punitiva  de  los  delitos  culposos  de  homicidio  y lesiones  personales.   

Debe  puntualizarse  que  la  sanción  se  presenta    cuando    “por   culpa”19  del agente  se  produce  un  resultado  (muerte  o  lesión,  según el caso), que se agrava  punitivamente  por  haber  sido  determinante  para  su ocurrencia el consumo de  bebidas  alcohólicas,  drogas  o sicotrópicos, que afectaron el funcionamiento  de  su  organismo,  particularmente en sus facultades de observación, control y  reacción,  sin que el sólo hecho de consumir esa clase de sustancias conlleve,  por sí mismo, la comisión de un delito.   

Contrario a lo expuesto por el demandante, la  circunstancia  específica  de  agravación punitiva contenida en el numeral 1º  del  artículo 110 de la Ley 599 de 2000, sólo tendrá lugar si al “cometer  la  conducta”  el agente se  encontraba   bajo   el   influjo   de  tales  sustancias,  y  ello  “haya   sido  determinante”  para  la  producción del resultado lesivo.   

Igual  presupuesto  se  contemplaba  en  el  artículo  330 del Decreto 100 de 1980, en donde la pena por homicidio culposo o  lesiones   personales   culposas   se   aumentaba,  si  al  momento  de  cometer  “el  hecho” el agente se  encontraba  bajo su influjo, siendo determinante la influencia de la alteración  orgánica  generada por el consumo en el resultado causado, pues de lo contrario  tampoco se daba aplicación a dicha circunstancia.   

Entonces,   cuando  el  legislador  en  el  ejercicio  de  su  facultad  y deber de regular el ius  puniendi   del  Estado,  incluyó  como  una  de  las  circunstancias  de agravación punitiva la determinación, en la producción del  resultado  lesivo,  de  la  ingestión  de  sustancias  que alteren la capacidad  sicomotora,  no se presenta una segunda punición del mismo comportamiento, como  plantea el actor.   

Cabe  destacar  que con la agravación de la  pena  no  se  tiene  el  propósito  de “formular un  reproche  a  la  persona  por  el  hecho  mismo” del  consumo,  sino  un  aumento  por la mayor censura que amerita no haber observado  una  conducta  más  cuidadosa,  “pudiendo obrar de  otro    modo    y    poseyendo   actitud   psicofísica   para   comprender   el  hecho”,    pero   a   pesar   de   ello   incurrir  voluntariamente  “en el comportamiento merecedor de  reproche                 punitivo”20”.21   

5.3.  Ahora  bien,  el  caso  decidido  en la  sentencia  precitada  se  diferencia del actual en un punto cardinal y evidente.  Mientras  en  aquél  un  agente  podía  cometer  un  delito  de homicidio o de  lesiones  imprudentes, y no ver agravada la pena imponible; en éste, en cambio,  una  persona  que  cometa  los delitos de acceso carnal o acto sexual abusivo en  menor  de  catorce años, no podría evitar la agravación, pues inexorablemente  está  llamada  a  aplicarse  y,  por  tanto,  a  agravar la pena imponible, sin  justificación aparente.    

En  este  punto  es  posible  concluir que el  derecho  a  no  ser  juzgado  dos  veces  por  un  mismo  hecho, se desconoce al  consagrar  una  causal  de  agravación  basada  en una circunstancia que ya fue  tenida  en cuenta como elemento del tipo.  Con todo, aún en caso de que se  infrinja  una  prohibición de esta naturaleza, debe verificarse el cumplimiento  de otros dos requisitos.    

En primer lugar, que la causal de agravación  aparezca  injustificada,  pues de otro modo el legislador actúa en ejercicio de  su  potestad  de libre configuración normativa. Así lo expresó la Corte en la  Sentencia        C-038        de        1998,22  en  la  cual  estudiaba  la  validez  de  una causal de agravación punitiva por la posición distinguida que  el  delincuente  ocupara  en  la  sociedad  por su riqueza, ilustración, poder,  cargo,        oficio       o       ministerio.23   En   segundo   lugar,  es  necesario   verificar   en   esta  hipótesis,  si  se  cumplen  los  requisitos  establecidos   por   la   jurisprudencia   constitucional  para  identificar  la  violación   del   principio   non   bis   in  ídem  en  más  de  un  proceso jurisdiccional. Estas reglas  fueron  expuestas por la Corporación en la Sentencia C-1265 de 2005, en la cual  al  estudiar  si  resultaba  ajustada  a  la  Carta una norma que facultaba a la  Comisión  Nacional  del  Servicio Civil para imponer sanciones disciplinarias a  los  servidores  públicos  de  entidades territoriales y nacionales, pese a que  los  referidos  servidores  públicos  ya podían ser investigados y sancionados  disciplinariamente  por  otra autoridad –la  Procuraduría  General-  y  por  los  mismos hechos, señaló el  principio  non  bis in ídem  no  se  violaba,  siempre:  “(i)  que  la  conducta  imputada  ofenda  distintos  bienes  jurídicamente  protegidos;  (ii)  que  las  investigaciones  y  las sanciones tengan distintos fundamentos normativos; (iii)  que  los  procesos y las sanciones atiendan a distintas finalidades; (iv) que el  proceso  y  la  sanción  no  presenten  identidad  de  causa,  objeto, sujetos,  acciones,    fundamento    normativo,    alcance   y   finalidad”.24   Al  emplear  esas  reglas para verificar si se viola el derecho a no ser juzgado dos  veces  por  un mismo hecho dentro de un proceso jurisdiccional, se tiene que una  circunstancia   no   puede   ser  doblemente  valorada,  primero  como  elemento  constitutivo  del  tipo  penal  y luego como causal de agravación punitiva, si:  (i)   el   comportamiento  agravado   ofende  el  mismo  bien  jurídico  que  el  comportamiento  punible;  (ii)  la investigación y la  sanción  a  imponer  se  fundamentan  en  idénticos ordenamientos punitivos; y  (iii)   la   causal   de  agravación  persigue  finalidades  idénticas  a las buscadas con el tipo penal  básico.   

Hechas  las  anteriores precisiones, la Corte  procede  a verificar si la norma demandada viola el derecho a no ser juzgado dos  veces por el mismo hecho.   

     

1. Inconstitucionalidad  del  artículo  211,  numeral 4°, del Código  Penal,  por  agravar  la  pena  imponible  a  un hecho punible, en virtud de una  circunstancia  que  ya  fue tenida en cuenta como elemento constitutivo del tipo  penal     

6.1.  La norma demandada hace parte de la Ley  1236  de  2008, que modifica el Código Penal. Concretamente el artículo 7° de  la   citada  ley,  introduce  la  siguiente  modificación  del  artículo  211:   

“Artículo  211.  Circunstancias  de  agravación  punitiva.  Las  penas  para  los  delitos  descritos  en  los artículos anteriores, se aumentarán de una tercera  parte a la mitad, cuando:   

(…)  

4.  Se  realizare  sobre      persona      menor     de     catorce     (14)     años.”   

Esta  norma  se  aplica  a  todos los delitos  consagrados  en  los  artículos  anteriores  al  211.  Por  su ubicación en el  Código,     es     aplicable     a     los    artículos    205    –Acceso  carnal  violento-,  206  –Acto  sexual  violento  –, 207 –  Acceso  carnal  o  acto  sexual  en persona puesta en  incapacidad     de     resistir     –,       208      –  Acceso  carnal  abusivo  con  menor de  catorce       años-,      209      –Actos  sexuales  con menor de catorce  años-        y        210        –Acceso  carnal o acto sexual abusivos  con  persona incapaz de resistir- y 210 A –Acoso       sexual-,  de  la  Ley 599 de 2000, tal como fue modificada por la Ley 1236  de  2008, pues ellos, son anteriores al artículo 211, y hacen parte de un mismo  título:  el Título IV, correspondiente a los Delitos  contra  la Libertad, Integridad y Formación Sexuales.   

En el asunto bajo estudio, el actor cuestiona  la  aplicación  de esta causal de agravación a los artículos 208 y 209, cuyos  textos tienen el siguiente tenor:   

“Artículo.          208.   Acceso  carnal  abusivo  con  menor  de  catorce  años. El que  acceda  carnalmente  a  persona  menor  de  catorce  (14)  años,  incurrirá en  prisión de doce (12) a veinte (20) años.   

Artículo     209.     Actos    sexuales    con   menor   de   catorce   años.  El  que  realizare  actos sexuales diversos del acceso carnal con  persona  menor  de  catorce  (14)  años  o  en  su  presencia,  o  la induzca a  prácticas   sexuales,  incurrirá  en  prisión  de  nueve  (9)  a  trece  (13)  años.”   

Tal como lo señala el demandante, en el caso  del  artículo  211,  numeral  4°,  el  legislador  consagró  como  causal  de  agravación  punitiva –que  la  conducta  recaiga  sobre  persona  menor  de catorce (14) años – una circunstancia que ya había sido  tomada  en  cuenta  como elemento constitutivo de los tipos penales contemplados  en  los  artículos  208  y 209 del Código Penal. De conformidad con las reglas  señaladas  en  la  sección  5  de  esta  sentencia,  la  norma infringiría el  principio  non bis in ídem,  al   desconocer   la   prohibición   enunciada   en   el   punto   5.2.4.,  al  establecer  simultáneamente  como  elemento del tipo y  como   elemento   para   agravar  la  pena  de  los  tipos  básicos,  la  misma  circunstancia  de  hecho: que la víctima sea una persona menor de 14 años, sin  que exista una justificación para ello.   

La norma cuestionada sería inconstitucional  porque  (i) el comportamiento  agravado   ofende  el  mismo  bien  jurídico  que  el  comportamiento  punible;  (ii)  la investigación y la  sanción  a  imponer  se  fundamentan  en  idénticos ordenamientos punitivos; y  (iii)   la   causal   de  agravación  persigue  finalidades  idénticas  a las buscadas con el tipo penal  básico.   

En  efecto,  en  primer  lugar,  tanto  el  comportamiento  agravado como los hechos punibles de acceso carnal abusivo (art.  208,  Código  Penal) y acto sexual abusivo en menor de catorce años (art. 209,  Código  Penal), tendrían la virtualidad de ofender un mismo bien jurídico: la  libertad  e  integridad  en  la formación sexual de personas menores de catorce  años.  En  segundo  lugar,  tanto  las normas penales que consagran los delitos  básicos  y les fija una pena, como la causal de agravación tienen su origen en  el  ordenamiento  penal  colombiano,  luego  ambas comparten el mismo fundamento  normativo.  Y,  finalmente,  porque  la  norma  que  contempla  la  causal  de  agravación persigue la misma  finalidad  que  las  normas  que  consagran  los  tipos  penales de acceso  carnal  abusivo  y  acto sexual abusivo en menor de catorce  años,  es  decir,  reprochar penalmente los contactos o las relaciones sexuales  que    una   persona   pudiera   tener   con   personas   menores   de   catorce  años.   

Adicionalmente, tal  como  se  señaló  en  el  capítulo  5  de  esta  sentencia,  las  causales de  agravación  punitiva  deben partir de la base de que hay razones para modificar  la  responsabilidad,  o de lo contrario están injustificadas, y en este caso la  agravación  no  se  produce  en  virtud  de  la realización del comportamiento  típico  en  determinadas  circunstancias  de  tiempo, modo y lugar que la hagan  más  reprochable  o muestren su mayor lesividad, sino que simplemente se agrava  de  manera automática por el hecho de recaer sobre persona menor de 14 años y,  por  eso  mismo,  injustificadamente.  No ocurre lo mismo al aplicar esta causal  frente  a  los  otros tipos penales previstos en los artículos 205,                    25       206,                    26         20727,       21028    y  210A29  del Código Penal, donde a la circunstancia de haber realizado al  acceso   carnal   o  el  acto  sexual  realizado  con  violencia,  o  en  persona  puesta  en incapacidad de  resistir,  o  con  persona  incapaz de resistir, muestra una mayor lesividad que  justifica  su  agravación  cuando  la  víctima  es  una  persona  menor  de 14  años.   

En   consecuencia,  aplicar  la  causal  de  agravación  del  artículo  211,  numeral  4°,  a  quienes cometan los delitos  consagrados   en   los  artículos  208  –   Acceso  carnal  abusivo  con  menor  de  catorce  años- y 209  –Actos sexuales con menor  de    catorce   años–  viola  el  derecho  fundamental  a  no ser juzgado dos  veces  por  el  mismo  hecho  (art.  29,  C.P.),  y  por  ese  motivo,  en  esas  circunstancias,  es  inconstitucional. No obstante, como quiera que la causal de  agravación   es   aplicable   también   a   otros   artículos   del   Código  Penal30  que no fueron demandados en el presente  proceso,  es necesario determinar si debe ser declarada inexequible o si, por el  contrario,  procede  declarar  su  exequibilidad  con  algún  condicionamiento.   

6.2.  A  juicio  de  la Corte, como la norma  demandada  es  inconstitucional  si  se  aplica  a  los artículos 208 y 209 del  Código  Penal,  pero  no lo es si se aplica a los demás artículos del Título  IV,  en  este  caso  no  procede  la  expulsión  del ordenamiento de esta norma  hallada  inconstitucional.  Tampoco  es posible hacer una integración normativa  de  la  causal  demandada  con  los  artículos  que consagran los tipos penales  básicos,  ya  que  la disposición cuestionada tiene un contenido deontológico  claro,  y  puede  ser  entendida  y  aplicada  sin  necesidad  de  acudir  a los  artículos  205,  206,  207,  210  y 210A de la Ley 599 de 2000, tal como fueron  modificados  por  la  Ley  1236  de  2008 y adicionados por la Ley 1257 de 2008.   

En  ese  sentido, debe mencionarse que en la  Sentencia         C-146        de        199431  la  Corte,  al estudiar la  constitucionalidad  de  los  artículos  303  y 305 del Decreto 100 de 1980, que  contemplaban  precisamente  los  delitos  de  acceso  carnal abusivo en menor de  catorce   años   y  de  corrupción  –que  hoy  equivale  a  acto  sexual  abusivo  en  menor  de catorce  años-32  consideró  que  estos  artículos tenían su razón de ser en la  especial  gravedad  de  cometer  actos  de  esa  naturaleza  en persona menor de  catorce años:   

“[s]e  trata  de comportamientos cuya sola  enunciación  indica  el sentido protector de las normas que los prohíben, pues  lesionan  gravemente la integridad física y moral, el desarrollo psicológico y  la honra de los menores que puedan llegar a ser víctimas de ellos.   

   

Debe  observarse  que  la  edad  es elemento  esencial  en  los correspondientes tipos penales, ya que la ley no penalizó los  actos  sexuales  o  el acceso carnal, considerados como tales, sino aquellos que  se llevan a cabo con menores de catorce años.   

   

El  legislador consideró que hasta esa edad  debería  brindarse la protección mediante la proscripción de tales conductas.  Era  de su competencia propia definir la edad máxima de quien sea sujeto pasivo  de  los enunciados hechos punibles, fijando uno u otro número de años, sin que  a  su  discrecionalidad  pudiera interponerse el límite de una determinada edad  previamente  definida  por el Constituyente, pues éste no tipificó la conducta  ni estimó que fuera de su resorte hacerlo”.   

En  suma,  los  delitos  de acceso carnal en  menor  de  catorce  años y de acto sexual abusivo en menor de catorce años, en  su  misma  descripción  típica  indican  que  la  lesividad del comportamiento  punible  estriba  en  que  se perpetran en personas menores de catorce años. Si  esto  es  así,  ninguno  de  los  comportamientos  requiere ser agravado cuando  recaiga  en persona menor de catorce años, pues la agravación ya fue tenida en  cuenta  en  la  descripción  típica.  En consecuencia, desde un punto de vista  teleológico,  el artículo 211 numeral 4° del Código Penal es constitucional,  al  interpretarlo  en el sentido de que no está llamado a agravar conductas que  no  requieren  agravación puesto que ya de suyo la lesividad del comportamiento  fue  valorada por el legislador en el tipo penal.  Pero, además, desde una  perspectiva  sistemática,  el  artículo 211 numeral 4° tiene un efecto útil,  ya  que  tiene  aplicabilidad,  siempre  que sea posible, en presencia de alguno  cualquiera de los demás artículos del Título IV.   

6.3.  Por  consiguiente,  en aplicación del  principio  de  conservación  del  derecho, es preciso circunscribir el presente  pronunciamiento  a los cargos planteados en la demanda, y por lo mismo, declarar  EXEQUIBLE  el  numeral  4° del artículo 211 del Código Penal, en el entendido  de  que  dicha  causal  no  se  aplica  a  los  artículos  208  y 209 del mismo  estatuto.   

VII.  DECISION   

En   mérito   de  lo  expuesto,  la  Corte  Constitucional  de  la  República de Colombia, administrando justicia en nombre  del pueblo y por mandato de la Constitución,   

RESUELVE   

Declarar EXEQUIBLE  el  numeral  4°  del artículo 211 del Código Penal  por     los     cargos     analizados     en     esta    providencia.   

Notifíquese,   comuníquese,  publíquese,  insértese   en   la   Gaceta   de  la  Corte  Constitucional  y  archívese  el  expediente.   

NILSON PINILLA PINILLA  

Presidente  

MARIA VICTORIA CALLE CORREA  

Magistrada  

MAURICIO GONZALEZ CUERVO  

Magistrado  

JUAN CARLOS HENAO PEREZ  

Magistrado  

Ausente con permiso.  

GABRIEL EDUARDO MENDOZA MARTELO  

Magistrado  

JORGE IVAN PALACIO PALACIO  

Magistrado  

JORGE   IGNACIO   PRETELT   CHALJUB   

Magistrado  

HUMBERTO ANTONIO SIERRA PORTO  

Magistrado  

LUIS ERNESTO VARGAS SILVA  

Magistrado  

MARTHA VICTORIA SACHICA MENDEZ  

Secretaria General  

    

1 En la  Sentencia  C-554  de  2001,  MP.  Clara  Inés  Vargas  Hernández, la Corte, al  estudiar  el  ámbito de protección y los límites del derecho fundamental a no  ser  juzgado dos veces por los mismos hechos, expresó que era, en principio, un  derecho  fundamental  exigible  por  cualquier persona involucrada en un proceso  sancionatorio;  y  no  solamente en proceso de carácter estrictamente penal. En  un  contexto  similar,  consultar  la  Sentencia C-870 de 2002, MP. Manuel José  Cepeda Espinosa.   

2  Sentencia C-478 de 2007, MP: Rodrigo Escobar Gil   

3  Sentencia  C-271  de  2003,  MP. Rodrigo Escobar Gil. Cfr., Sentencias C-1002 de  2005,  MP.  Marco  Gerardo  Monroy Cabra, C-1265 de 2005, MP. Clara Inés Vargas  Hernández y C-393 de 2006, MP. Rodrigo Escobar Gil.   

4  Sentencia  T-575  de  1993,  MP.  Eduardo Cifuentes Muñoz. Además, véanse las  Sentencias  C-006  de  2003,  MP. Manuel José Cepeda y C-229 de 2008, MP. Jaime  Araújo Rentería.   

6  Sentencia  C-393 de 2006, MP. Rodrigo Escobar Gil. Cfr., además, las Sentencias  C-554  de  2001,  MP.  Clara  Inés  Vargas,  C-870 de 2002 y C-018 de 2004, MP.  Manuel  José  Cepeda  Espinosa,   y   C-1265 de 2005, MP. Clara Inés  Vargas Hernández.   

7  Sentencia C-1002 de 2005, MP. Marco Gerardo Monroy Cabra.   

8  Sentencia C-799 de 2005, MP. Jaime Araújo Rentería.   

9 En la  Sentencia  C-004  de  2003,  M.P.  Eduardo  Montealegre  Lynett  señaló: “en  tratándose  de  violaciones  a los derechos humanos y de infracciones graves al  derecho  internacional  humanitario,  dichas  restricciones  [las que surgen del  principio  non  bis  in  ídem]  se  tornan  inconstitucionales, y por ello debe  entenderse  que  frente  a  esos comportamientos, la acción de revisión por la  aparición  de  un  hecho  nuevo  o  de  una prueba no conocida al tiempo de los  debates,  procede  también  en  los  casos de preclusión de la investigación,  cesación  de  procedimiento  y  sentencia  absolutoria, con el fin de evitar la  impunidad  de  esos  comportamientos  atroces  y  poder  esclarecer la verdadera  responsabilidad de los procesados.”   

10   En  la  Sentencia  C-554  de  2001, M.P. Clara Inés Vargas  Hernández,  la  Corporación  así lo dijo, tras estudiar la constitucionalidad  de  una  norma  del Código Penal, que consagra una excepción a la prohibición  de  imputar  dos  o  más  veces la misma conducta a una persona, cualquiera que  fuera    la   denominación   jurídica   que   le    diera,   “salvo      lo      establecido      en      los     instrumentos  internacionales”  (art.  8°  del  Código  Penal).   

11 Ley  16 de 1972.   

12  Dijo  la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en esa oportunidad: “66. En  cuanto  a  la  denuncia  de  la  Comisión  sobre  violación en perjuicio de la  señora  María  Elena  Loayza  Tamayo  de la garantía judicial que prohíbe el  doble   enjuiciamiento,  la  Corte  observa  que  el  principio  non  bis  in  idem  está contemplado en el  artículo  8.4  de  la  Convención  en  los  siguientes términos: || … 4. El  inculpado  absuelto  por  una  sentencia  firme  no  podrá ser sometido a nuevo  juicio  por  los mismos hechos. || Este principio busca proteger los derechos de  los  individuos  que  han  sido  procesados  por determinados hechos para que no  vuelvan  a  ser  enjuiciados  por los mismos hechos. A diferencia de la fórmula  utilizada  por  otros  instrumentos  internacionales  de protección de derechos  humanos  (por  ejemplo,  el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos  de  las  Naciones  Unidas,  artículo  14.7, que se refiere al mismo              “delito”),  la  Convención  Americana  utiliza     la     expresión     “los    mismos  hechos”,   que  es  un  término  más  amplio  en  beneficio  de  la  víctima. || 67. En el caso presente, la Corte observa que la  señora  María  Elena Loayza Tamayo fue procesada en el fuero privativo militar  por  el  delito  de  traición  a la patria que está estrechamente vinculado al  delito  de  terrorismo,  como se deduce de una lectura comparativa del artículo  2,  incisos  a,  b  y  c  del  Decreto-Ley  N° 25.659 (delito de traición a la  patria)  y  de  los  artículos  2  y  4  del  Decreto-Ley N° 25.475 (delito de  terrorismo).   ||   68.   Ambos   decretos-leyes  se  refieren  a  conductas  no  estrictamente  delimitadas  por lo que podrían ser comprendidas indistintamente  dentro  de  un delito como en otro, según los criterios del Ministerio Público  y  de los jueces respectivos y, como en el caso examinado, de la “propia  Policía  (DINCOTE)”.  Por  lo  tanto,  los  citados  decretos-leyes  en  este  aspecto son incompatibles con el  artículo      8.4      de      la     Convención     Americana”.12   

13  Esta  prohibición  se  asemeja,  en su formulación, al artículo 103 (3) de la  Ley   Fundamental   Alemana,   el    cual   preceptúa   que   “[n]adie  podrá  ser penado más de una vez por el mismo acto en  virtud  de  las  leyes  penales generales”. Cfr., al  respecto   Maier,   Julio   B.J.:   Derecho  procesal  penal,  Tomo  I,  Segunda  edición,  Buenos  Sires,  Editores del Puerto, 2002, pp. 598 y 599.   

14  Ejemplos  de  esta circunstancia pueden encontrarse en el Código Penal Alemán,  que  al  regular  los  Principios  de  fijación de la pena, establece que   “[n]o   se   permitirá   tomar   en   cuenta   circunstancias  [favorables  o  desfavorables]  que ya son características del tipo legal” (StGB § 46.3). En  nuestro   Código   Penal   también  hay  formulaciones  equivalentes,  en  los  artículos  55  y  58, en los cuales al regular la aplicación de circunstancias  de  menor  y  mayor punibilidad, respectivamente, el legislador establece que se  aplicarán  “siempre  que  no  hayan  sido  previstas  de  otra manera”, por  ejemplo   como   elementos   del  tipo  penal.   Vale  la  pena  mencionar,  adicionalmente,  que  en  la  doctrina  nacional,  incluso  anterior  a 1991, se  consideraba  que  esta  prohibición  derivada  del non bis in ídem era violada  cuando  “algún hecho, situación o circunstancia que necesariamente haya sido  tomada  en  consideración  en  el  análisis de cualquiera de los elementos que  estructuran  la responsabilidad penal (tipicidad, antijuridicidad, imputabilidad  y  culpabilidad),  vuelva  a  ser  atendida, como fundamento de cualquier clase,  para  la  determinación  cualitativa, cuantitativa u operacional de la pena”.  Cfr.,  Sandoval  Huertas,  Emiro: La pena privativa de  la  libertad  en  Colombia  y  en  Alemania  Federal,  Bogotá, Temis, 1988, p. 127.   

15 MP.  Eduardo Cifuentes Muñoz.   

16 MP.  Manuel   José   Cepeda  Espinosa.  En  esta  Sentencia  la  Corte  examinó  la  constitucionalidad  de  dos  disposiciones  del  Código  de Procedimiento Penal  –Ley  600  de 2000-, que  consagraban  la  posibilidad  de ejecutar una pena suspendida, si el beneficiado  no  reparaba  adecuadamente  los  daños en el término fijado por el juez en la  sentencia.   El  cargo  planteaba  una  supuesta  infracción  del  non   bis   in   ídem,  mismo  que  fue  desestimado  por  la Corte, entre otras razones, porque con la revocatoria de la  ejecución  condicional,  “al  condenado  no  se le  impone  una sanción adicional por el mismo hecho que originó la condena, ni se  agrava el quantum de su condena”.   

17 MP.  Jaime  Araújo  Rentería.  Esta  Sentencia, la Corte Constitucional examinó la  constitucionalidad   de  una  norma  del  Código  de  Procedimiento  Penal  que  contemplaba  la  posibilidad  de  ampliar  el  término  de  prescripción de la  acción  penal,  cuando  el  perseguido  fuera  un  servidor público por hechos  punibles  realizados en ejercicio de sus funciones. La acusación se relacionaba  con   una   supuesta   infracción  del  non  bis  in  ídem.  En  el  desarrollo  de  su argumentación, la  Corporación  citó  la Sentencia del 26 de marzo de 2007 de la Sala Penal de la  Corte  Suprema  de  Justicia,  MP. Álvaro Orlando Pérez Pinzón, en la cual se  mencionaba   que   el  principio  non  bis  in  ídem  implica  que  “[d]e  una  misma  circunstancia  no  se pueden extractar dos o más consecuencias en contra  del  procesado  o  condenado.  Se  le  conoce  como  prohibición  de la doble o  múltiple valoración”.   

18  Sentencia T-575 de 1993, MP. Eduardo Cifuentes Muñoz   

19  Homicidio  culposo  (art.  119  C.P.)  y  lesiones personales culposas (art. 120  ib.).   

20  C-425/97  (septiembre  4),  M.  P.  Fabio  Morón  Díaz,  donde  se declaró la  exequibilidad  del numeral 7º del artículo 397 del Decreto 2700 de 1991, en el  cual  era  procedente  la  detención preventiva, entre otros eventos, cuando el  agente  al  incurrir  en  algún  delito  de lesiones culposas, se encontraba en  estado  de  “embriaguez  aguda o bajo el influjo de  droga  o  sustancia  que  produzca dependencia física o síquica demostrado por  dictamen  técnico  o por un método paraclínico, o abandone sin justa causa el  lugar de la comisión del hecho”.   

21  M.P. Nilson Pinilla Pinilla.   

22  M.P. José Gregorio Hernández Galindo   

23 En  esa   ocasión   la   Corte   manifestó   que  “el  legislador,  en  tanto  no  plasme  reglas  irrazonables  o desproporcionadas ni  contraríe  los  preceptos  de  la  Carta  Política, tiene plena competencia no  solamente   para  tipificar  las  conductas  delictivas,  señalando  las  penas  correspondientes,  sino  también para trazar pautas a los jueces en lo relativo  a  la  tasación  de  aquéllas en casos concretos”.  M.P. José Gregorio Hernández Galindo.   

24 MP.  Clara Inés Vargas Hernández.   

25  Ley 1236 de 2008, Artículo 1°. El artículo 205 del  Código    Penal    (Ley    599    de    2000)   quedará   así:   “Artículo       205.  Acceso  carnal  violento.  El que realice acceso carnal con otra  persona  mediante  violencia,  incurrirá en prisión de doce (12) a veinte (20)  años”.   

26  Ley 1236 de 2008, Artículo 2°. El artículo 206 del  Código    Penal    (Ley    599    de    2000)   quedará   así:   “Artículo       206.  Acto sexual violento. El que realice en otra persona acto sexual  diverso  al acceso carnal mediante violencia, incurrirá en prisión de ocho (8)  a dieciséis (16) años.   

27  Ley 1236 de 2008, Artículo 3°. El artículo 207 del  Código    Penal    (Ley    599    de    2000)   quedará   así:   “Artículo       207.  Acceso  carnal o acto sexual en persona puesta en incapacidad de  resistir.  El  que  realice  acceso  carnal con persona a la cual haya puesto en  incapacidad  de  resistir  o  en  estado  de  inconsciencia, o en condiciones de  inferioridad  síquica  que  le  impidan comprender la relación sexual o dar su  consentimiento,  incurrirá  en  prisión  de  doce  (12)  a  veinte (20) años.  ║  Si  se  ejecuta  acto  sexual  diverso  del  acceso carnal, la pena será de ocho (8) a dieciséis (16)  años”.   

28  Ley 1236 de 2008, Artículo 6°. El artículo 210 del  Código Penal (Ley 599 de 2000) quedará así:   

“Artículo  210. Acceso carnal o acto sexual abusivos con incapaz  de  resistir.  El que acceda carnalmente a persona en estado de inconsciencia, o  que  padezca trastorno mental o que esté en incapacidad de resistir, incurrirá  en    prisión    de    doce    (12)   a   veinte   (20)   años.   ║  Si  no se realizare el acceso, sino  actos  sexuales  diversos  de  él,  la pena será de ocho (8) a dieciséis (16)  años”.   

29     Artículo  adicionado  por el artículo 29 de la Ley 1257 de  2008.  El  nuevo  texto  es el siguiente: “El que en  beneficio  suyo  o  de  un tercero y valiéndose de su superioridad manifiesta o  relaciones  de  autoridad  o  de  poder,  edad, sexo, posición laboral, social,  familiar  o económica, acose, persiga, hostigue o asedie física o verbalmente,  con  fines  sexuales  no  consentidos, a otra persona, incurrirá en prisión de  uno (1) a tres (3) años.”   

30  Artículos  205, 206, 207 y 210 del Código Penal (Ley  599  de  2000, modificada por la Ley 1236 de 2008), así como al delito de acoso  sexual  tipificado  por  el  artículo 210 A (adicionado al Código Penal por la  Ley 1257 de 2008).   

31  M.P. José Gregorio Hernández Galindo.   

32 Los  artículos    303    y    305    del   anterior   Código   Penal   –Decreto  100  de 1980- decían: “ART.  303.  ACCESO  CARNAL  ABUSIVO  CON  MENOR  DE CATORCE  AÑOS.  El  que acceda carnalmente a persona menor de  catorce  años,  incurrirá  en  prisión  de uno (1) a seis (6) años”. “ART.  305.  CORRUPCION.  El  que  realizare  actos  sexuales  diversos  del  acceso  carnal  con  persona menor de  catorce  años  o  en  su presencia, o la induzca a prácticas sexuales, estará  sujeto a la pena de uno (1) a cuatro (4) años de prisión”.     

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