C-726-09

    Sentencia C-726-09  

INHIBICION      DE      LA      CORTE  CONSTITUCIONAL-Improcedencia   por   cumplimiento  de  requisito de pertinencia   

Si bien la vista fiscal solicita que la Corte  emita   un   fallo   inhibitorio   por   ineptitud  sustancial  de  la  demanda,  aduciendo    que   las   razones  presentadas  para  explicar  la  presunta  inconstitucionalidad  de  las  disposiciones  acusadas no son “pertinentes”,  para  la Sala los cargos sí son de rango constitucional y son pertinentes, pues  ellos  plantean  que  las  normas  acusadas  desconocen la Constitución, porque  confieren  a  la  CNTV  la  facultad de establecer de manera general un régimen  sancionatorio  y de aplicarlo en los casos concretos, lo cual contraviene (i) el  principio  superior  de legalidad de las faltas y de las sanciones,  y (ii)  el  principio  constitucional de imparcialidad, que proscribe que quien consagra  la  sanción  sea  el  mismo que la aplique, lo que hace que las normas acusadas  desconozcan el derecho al debido proceso.   

Esta  Corporación  se ha referido a la   naturaleza    jurídica   de  la  CNTV  y  al  alcance  de  sus  facultades  constitucionales  y  legales, y ha puesto de presente que en los artículos 76 y  77  de  la Constitución Política se previó la existencia de un ente autónomo  con  independencia  administrativa,  patrimonial  y técnica, encargado de   dirigir  la política que en materia de televisión señale la Ley, así como de  ejercer  la intervención estatal en el espectro electromagnético, en relación  con  el  servicio  público  de televisión; y para estos efectos, la Ley 182 de  1995  desarrolló  dichos  artículos  constitucionales,  creando  la  Comisión  Nacional  de  Televisión.  Respecto del alcance de la autonomía de la CNTV, la  Corte  ha  explicado  que la lectura de los artículos 76 y 77 superiores indica  que  se  trata  de  una  atribución  que  le  permite  al organismo desarrollar  libremente  sus  funciones,  pero  no implica una emancipación del ordenamiento  jurídico,  pues  como  ente  ejecutor  de  la  política estatal televisiva, la  Comisión  es  un  organismo integrado a la estructura administrativa del Estado  que  desempeña  sus  funciones  sujeta  a  la voluntad de la Ley.  Así, a  pesar  de  la  amplitud de las facultades que le competen a este organismo en el  desarrollo  de  la  política  de  televisión,  sus  atribuciones se encuentran  claramente  delimitadas  por  la  ley.  A  ésta  le  corresponde  determinar la  política del Estado en la materia y a la CNTV dirigirla.   

AUTONOMIA   DE   LA  COMISION  NACIONAL  DE  TELEVISION-Alcance   

COMISION  NACIONAL DE TELEVISION-Facultades  regulatorias/COMISION NACIONAL  DE  TELEVISION-Potestad  de  regulación  derivada  de  autonomía    institucional/COMISION   NACIONAL   DE  TELEVISION-Potestad     normativa    exclusiva    y  excluyente   

La  potestad reglamentaria, entendida como la  producción  de  un  acto administrativo que hace real el enunciado abstracto de  la  ley  para  encauzarla hacia la operatividad efectiva en el plano de lo real,  no  es  una  facultad  exclusiva del Presidente de la República, sino que otros  órganos   administrativos   o   autónomos  pueden  estar  revestidos  de  esta  prerrogativa,  bien  por  voluntad  del  mismo  constituyente, bien por obra del  legislador.  En  el  caso  específico  de  la  CNTV, derivadas de su autonomía  institucional,   se   le  han  reconocido  facultades  regulatorias;  la  propia  Constitución  Política  así  lo  prescribe,  cuando  en  el  inciso  2º  del  artículo  77  indica  que  “La  televisión  será  regulada  por una entidad  autónoma  del  orden  nacional,  sujeta  a un régimen propio.” El propósito  perseguido  por  el  constituyente  con  esta  atribución normativa consiste en  dotar  de  instrumentos  al  ente encargado de  dirigir la política que en  materia  de  televisión  señale  la  ley,  a  fin  de  que pueda actuar con la  independencia  frente al ejecutivo que reclama la naturaleza de su función. Las  facultades  regulatorias  de la CNTV no tienen un carácter residual frente a la  potestad  reglamentaria  general del Presidente de la República, sino que, más  bien,  desplazan  tal  potestad.  Se  trata por tanto, de una potestad normativa  exclusiva y excluyente.   

COMISION  NACIONAL DE TELEVISION-Ejecutor    de    la    política    pública    en    materia    de  televisión/COMISION         NACIONAL        DE  TELEVISION-Funciones  de  inspección,  vigilancia  y  control/COMISION  NACIONAL  DE TELEVISION-Facultad sancionatoria   

Las  facultades  sancionatorias  que  le  son  reconocidas  a la CNTV, son un desarrollo legal de las funciones de inspección,  vigilancia  y  control  que  constitucionalmente le corresponden, y tienen   una  justificación  constitucional  que  radica  en  la  necesidad de que, como  órgano  ejecutor  de  la  política pública en materia de televisión, y dadas  sus  facultades  de  inspección, vigilancia y control en la materia, cuente con  las  herramientas  jurídicas  que  le permitan hacer cumplir sus decisiones por  parte de los particulares.    

PRINCIPIO   DE   LEGALIDAD   EN   MATERIA  SANCIONATORIA-Alcance   

   

PRINCIPIO  DE  LEGALIDAD EN TIPO PENAL Y TIPO  SANCIONATORIO-Distinción/PRINCIPIO   DE   LEGALIDAD   EN   MATERIA  SANCIONATORIA-Menor intensidad   

La   Corte  ha  señalado  que  en  materia  sancionatoria  el  principio  de legalidad no reviste la misma intensidad que en  materia  penal, conclusión reforzada con las consideraciones relativas a que la  sanción  administrativa  no  implica privación de la libertad física, al paso  que  la  sanción  penal  sí  conlleva  esta  grave  restricción  de  derechos  fundamentales,  y que el derecho penal tiene como destinatarios a la generalidad  de  las  personas,  al  paso  que el derecho administrativo sancionador opera en  “ámbitos  específicos”.   De  la  misma  manera  esta Corporación ha  explicado  que   debido  a  que  en  el  derecho administrativo sancionador  existen  controles  para  evitar  la  arbitrariedad de quien impone la sanción,  como  son  las acciones contencioso administrativas, es admisible una mayor  flexibilidad  del  principio  de legalidad, de manera que la forma típica pueda  tener un carácter determinable.   

PRINCIPIO   DE   LEGALIDAD   EN   MATERIA  SANCIONATORIA   CONTRACTUAL-Alcance   en   facultades  reglamentarias/PRINCIPIO   DE  LEGALIDAD  EN  MATERIA  SANCIONATORIA   CONTRACTUAL-Definición  de  faltas  y  sanciones puede ser deferida al reglamento   

El   máximo  tribunal  de  lo  contencioso  administrativo  ha definido que en materia contractual administrativa la laxitud  del  principio  de legalidad, que preside el derecho punitivo del Estado, es aun  mucho  mayor  que en la generalidad del derecho administrativo sancionador, pues  en  este  terreno la tipicidad ha sido entendida como la simple necesidad de que  la  conducta  sancionable  esté definida por el ordenamiento jurídico o por el  contrato,  y  no por la ley en sentido formal o material, siempre y cuando medie  primero  una  autorización, ésta sí de rango legal, para el ejercicio de esta  facultad  normativa,  con  hondas  repercusiones en el alcance de las facultades  reglamentarias  de  los  órganos  que  integran  la  rama  ejecutiva  o  de los  organismos  autónomos  o  independientes previstos en la Constitución, pues es  claro  que,  de  conformidad  con  la  doctrina trascrita, la definición de las  faltas y las sanciones puede ser deferida al reglamento.   

PRINCIPIO   DE   LEGALIDAD   EN   MATERIA  SANCIONATORIA-No se vulnera por norma que faculta a la  CNTV para reglamentar régimen sancionatorio   

PRINCIPIOS   DEL  DERECHO  PENAL  EN  OTRAS  DISCIPLINAS  SANCIONATORIAS-Aplicación flexible y con  matices/PRINCIPIO    DE    TIPICIDAD    EN   MATERIA  SANCIONATORIA-Menos        riguroso/PRINCIPIO     DE     LEGALIDAD     EN     TIPO    PENAL    Y    TIPO  DISCIPLINARIO-Distinción   

TIPO  EN  BLANCO  EN  DERECHO  ADMINISTRATIVO  SANCIONADOR-Característico    

La  diferencia  en la estructura de los tipos  penales  y  los sancionatorios hace que en el derecho sancionador la forma usual  de  predeterminación  legal  de  las  faltas sancionables sea la figura llamada  “tipos  en  blanco”,  en  donde  hay  una  cadena  de  normas  cuya  lectura  sistemática  permite  entender  cuál  es  la  conducta  sancionable y cuál la  sanción correspondiente   

Referencia: expediente D-7662  

Demanda  de  inconstitucionalidad  contra  el  literal  e)  (parcial) del artículo 5° y el literal h) (parcial) del artículo  12  de  la  Ley 182 de 1995, “por la cual se reglamenta  el  servicio  de  televisión  y  se  formulan políticas para su desarrollo, se  democratiza   el   acceso   a  éste,  se  conforma  la  comisión  nacional  de  televisión,  se  promueven  la  industria  y  actividades  de  televisión,  se  establecen   normas  para  contratación  de  los  servicios,  se  reestructuran  entidades   del   sector   y   se  dictan  otras  disposiciones  en  materia  de  telecomunicaciones”.   

Actor:    Néstor    Humberto   Martínez  Neira   

Magistrado Ponente:  

JORGE  IGNACIO  PRETELT  CHALJUB   

Bogotá D.C., catorce (14) de octubre de dos  mil nueve (2009).   

La    Sala    Plena    de    la    Corte  Constitucional,  conformada por los magistrados Nilson  Pinilla  Pinilla,  -quien  la preside-, Maria Victoria Calle Correa, Juan Carlos  Henao  Pérez, Gabriel Eduardo Mendoza Martelo, Mauricio González Cuervo, Jorge  Iván  Palacio Palacio, Jorge Ignacio Pretelt Chaljub,  Humberto  Antonio  Sierra  Porto y Luis Ernesto Vargas  Silva,  en  ejercicio  de sus atribuciones constitucionales y en cumplimiento de  los  requisitos y trámite establecidos en el Decreto 2067 de 1991, ha proferido  la presente sentencia con fundamento en los siguientes,   

     

1. ANTECEDENTES     

En  ejercicio  de  la  acción  pública  de  inconstitucionalidad,  el ciudadano Néstor Humberto Martínez Neira, quien dijo  intervenir  en  nombre y representación de la Asociación Nacional de Medios de  Comunicación  -ASOMEDIOS-,  demandó el literal e) (parcial) del artículo 5°,  y  el  literal h) (parcial) del artículo 12 de la Ley 182 de 1995, “por  la cual se reglamenta el servicio de televisión y se formulan  políticas  para su desarrollo, se democratiza el acceso a éste, se conforma la  Comisión  Nacional  de  Televisión, se promueven la industria y actividades de  televisión,  se  establecen  normas  para  contratación  de  los servicios, se  reestructuran  entidades  del  sector y se dictan otras disposiciones en materia  de telecomunicaciones”.   

     

1. LA DEMANDA     

2.1. NORMA DEMANDADA  

A continuación se transcribe el texto de las  disposiciones  demandadas,  de  conformidad  con  su  publicación  en el Diario  Oficial  N°  41681  del   20  de  enero de 1995;  dentro   de  dicho  texto  se  subrayan  y  resaltan  los  apartes  parcialmente  demandados:   

“LEY 182 DE 1995  

“(enero 20)  

“por la cual se reglamenta el servicio de  la  televisión  y  se formulan políticas para su desarrollo, se democratiza el  acceso  a éste, se conforman la Comisión Nacional de Televisión, se promueven  la  industria  y  actividades  de  televisión , se establecen normas para   contratación  de  los  servicios,  se  reestructuran  entidades del sector y se  dictan otras disposiciones en materia de telecomunicaciones.   

“El   Congreso   de   la  República  de  Colombia,   

“DECRETA:  

“…  

“TITULO II  

“DE    LA    COMISION   NACIONAL   DE  TELEVISION   

“CAPITULO I  

“NATURALEZA Y FUNCIONES  

“ARTICULO     5o.     Funciones.  En  desarrollo  de su objeto,  corresponde a la Comisión Nacional de Televisión:   

“…  

“e) Reglamentar el otorgamiento y prórroga  de  las concesiones para la operación del servicio, los contratos de concesión  de  espacios  de  televisión  y  los  contratos  de  cesión  de  derechos  de   emisión, producción y coproducción de los programas de televisión,  así  como  los  requisitos  de  las  licitaciones,  contratos  y licencias para  acceder  al  servicio,  y  el  régimen sancionatorio  aplicable  a  los  concesionarios,  operadores y contratistas de televisión, de  conformidad  con las normas previstas en la ley y en los reglamentos;   

“…  

“CAPITULO II  

“ORGANIZACION   Y   ESTRUCTURA   DE   LA  COMISION   

“…  

“ARTICULO     12.     Funciones  de  la  Junta  Directiva.  Son  funciones    de    la    Junta   Directiva   de   la   Comisión   Nacional   de  Televisión:   

“…  

“h)  Sancionar,  de  conformidad  con  las  normas  del  debido  proceso  y  con  el procedimiento previsto en la ley, a los  operadores  del  servicio,  a  los concesionarios de espacios de televisión y a  los  contratistas  de  los canales regionales por violación de sus obligaciones  contractuales,   o   por   transgresión   de   las   disposiciones   legales  y  reglamentarias   o  de  las  de    la    Comisión,  relacionadas con el servicio.   

“Para  tales  efectos, y en relación con  las  concesiones  originadas  en un contrato, la Junta Directiva de la Comisión  decretará  las  multas  pertinentes por las violaciones mencionadas,  en aquellos casos en que considere fundadamente que las mismas no  merecen   la  declaratoria  de  caducidad  del  contrato.  Ambas  facultades  se  considerarán  pactadas  así no estén expresamente consignadas en el convenio.   

“Las  multas  serán  proporcionales  al  incumplimiento  del  concesionario  y  al  valor  actualizado del contrato, y se  impondrán mediante resolución motivada.   

“Igualmente,  la  Junta  Directiva  podrá  imponer  la  sanción de suspensión de la concesión hasta por seis (6) meses o  la  cancelación definitiva cuando la transgresión de las disposiciones legales  y reglamentarias de la Comisión así lo acrediten.   

“En el caso de las comunidades organizadas,  además  de  dicha  suspensión, la Junta Directiva podrá imponer las sanciones  de  multa  hasta  por  quinientos  (500)  salarios  mínimos  legales  mensuales  vigentes,    y   la   de   revocatoria   de   la   licencia   para   operar   el  servicio.   

“En el caso de los operadores públicos las  sanciones  podrán  ser multas de hasta mil quinientos (1.500) salarios mínimos  legales  mensuales  vigentes,  y la destitución de los servidores públicos que  hayan tolerado o cometido la infracción.   

“Para el ejercicio de tal facultad la Junta  Directiva  deberá tener en cuenta la gravedad de la falta, el daño producido y  la reincidencia en su comisión;   

“…”  

     

1. . ANÁLISIS DE LA DEMANDA     

     

1. A  juicio  del  actor,  las normas que parcialmente acusa desconocen  los  artículos  6, 28, 29 y  209  de la Constitución Política, que desarrollan el derecho al debido proceso  y   los   principios   de   legalidad   y   de  imparcialidad.    

2. Para  explicar  el  concepto  de la violación, el demandante afirma  que  el  artículo  77  de  la  Carta  crea  un  órgano  autónomo de carácter  nacional,  denominado  “Comisión  Nacional  de  Televisión”  (en  adelante  CNTV),  encargado  de  ejecutar  la  política  de  la televisión nacional y de  regular  la  misma.  No  obstante,  dicha  autonomía no habilita a la CNTV para  “pasar  por  encima  del  orden  constitucional  que  gobierna  la  actividad  de  las  autoridades  públicas  y  que,  en particular  confiere  a  los  ciudadanos  derechos  fundamentales,  tales como (i) el debido  proceso,  (ii)  la  certeza de que no pueden ser juzgados sino por violación de  ley  preexistente,  que  establezca  la conducta contravencional y su sanción y  (iii)   la   imparcialidad  del  funcionario.”  Para  sustentar  esta  afirmación,  cita  la jurisprudencia contenida en la Sentencia  C-037  de  20001,   en   donde   se   sostuvo   que  “la  normatividad  jurídica  emanada  de  autoridades  administrativas  o  de  entes  autónomos,   debe  acatar las disposiciones de la ley, tanto en su sentido  material como formal”.   

4. Agrega  la acusación que “en las normas  cuya  inconstitucionalidad  se  demanda, en forma manifiestamente contraria a la  Constitución  Política,  el  legislador le delegó a la misma CNTV la facultad  de  (i)  establecer  el  régimen  sancionatorio aplicable a los concesionarios,  operadores  y contratistas de televisión (art. 5°. Literal e) de la Ley 182 de  1995)  y  (ii)  decretar  las  “multas  pertinentes”  a  los  concesionarios  contractuales   por   violación   de  sus  obligaciones  contractuales,  o  por  trasgresión  de  las  disposiciones  legales  y  reglamentarias  o de las de la  comisión,   relacionadas   con   el   servicio  /art.  12  de  la  Ley  182  de  1995).”       (Negrillas       propias      del  original).   

5. La  demanda  explica  concretamente  las  razones por las cuales las  normas  acusadas  implican  la  violación  del  derecho al debido proceso y del  principio   de   legalidad;  al  respecto  afirma  que  si  bien  el  rigor  del  procedimiento  administrativo  sancionatorio no tiene los mismos alcances que el  del  procedimiento penal, el núcleo esencial del derecho al debido proceso debe  ser  respetado  por  la  administración;  así  las  cosas,  los  principios de  tipicidad  y  de  legalidad,  que  forman  parte  del  núcleo  esencial de esta  garantía,   deben   informar  el  ejercicio  del  ius  puniendi   del   Estado   en   cualquiera   de   sus  manifestaciones,  incluida la actividad sancionatoria de la administración. Por  lo  tanto,  no  pueden  ser de recibo “las prácticas  extendidas  según  las  cuales  las  autoridades de supervisión, como lo es la  Comisión  Nacional  de  Televisión,  dictan  reglamentos  técnicos en los que  incluyen   a   su  arbitrio  sanciones  y  ellas  mismas  velan  por  su  debida  aplicación,   sancionando  a  los  contraventores.”  Agrega  que  el  principio  de  legalidad  exige, no sólo que la sanción esté  contenida  en  una  norma,  sino  que  esta  sea  de  rango  legal. Por lo cual,  “el  legislador  no  puede  delegar  en la autoridad  administrativa  la determinación de la conducta contravencional, ni mucho menos  la  sanción  a imponer”.2   

6. Finalmente,  para explicar por qué las normas acusadas vulnerarían  también   el  principio  superior  de  imparcialidad,  la  demanda  expone  que  “no  es posible en un estado de derecho que la misma  autoridad  rectora  de una industria, que sanciona una conducta como inapropiada  o   irregular,   juzgue   el   proceder   de   los  particulares.”   Agrega  que, en este sentido, en la Sentencia C-1641 de 2000  se  declararon  inexequibles  las  funciones  de  la  entonces  Superintendencia  Bancaria  en  materia jurisdiccional, considerando que quien instruye un mercado  no  puede  ser  al  propio  tiempo su juez. Así las cosas, en cuanto las normas  acusadas  “confían a la CNTV la facultad de regular  la  prestación  del  servicio  de los concesionarios de televisión y, al mismo  tiempo,   le  conceden  la  oprobiosa  competencia  de  señalar  las  sanciones  respectivas  e  imponerlas”, desconocen el principio  constitucional   de   imparcialidad,   por   cuanto  la  Comisión  “funge  como  regulador,  como juez y como ejecutor”.     

2.3.     INTERVENCIONES EN LA DEMANDA   

2.3.1.   Intervención   de   la  Comisión  Nacional  de  Televisión.   

En  representación  de  la  Comisión de la  referencia,  oportunamente  intervino  dentro  del  proceso  el  ciudadano  Juan  Andrés  Carreño  Cardona,  director y representante legal de la CNTV, quien se  opuso a las pretensiones de la demanda, con las siguientes razones:   

2.3.1.1. Al parecer  del   ciudadano   interviniente,   en   las   normas   demandadas   “no  es  posible  encontrar  ningún  tipo  de delegación para el  establecimiento  de  procedimientos  y  sanciones  por  parte del legislador y a  favor  de  la  Comisión Nacional de Televisión”. Lo  anterior  por  cuanto,  en  lo que tiene que ver con el literal e) del artículo  5°     de     la     Ley     acusada,     el    verbo    rector    “reglamentar”,   utilizado   por   el  legislador,  sería indicativo de que el Congreso “no  delegó  a  la  Comisión  Nacional  de  Televisión  la  facultad de establecer  procedimientos  y  sanciones,  sino  una  facultad reglamentaria en las materias  señaladas  que,  además,  corresponde a las previsiones de los artículos 76 y  77  de  la  Constitución, la cual el mismo legislador reiteró en el literal h)  del  artículo  12  de  la  Ley 182, igualmente objeto de la demanda, que prevé  como  una  de  las  funciones  de la Junta Directiva de la Comisión Nacional de  Televisión  la  de  “sancionar,  de  conformidad  con  las  normas del debido  proceso  y  con  el  procedimiento  previsto  en  la  ley,  a los operadores del  servicio,  a los concesionarios de espacios de televisión, y a los contratistas  de  los  canales  regionales por violación de sus obligaciones contractuales, o  por  trasgresión  de  las disposiciones legales y reglamentarias o de las de la  Comisión, relacionadas con el servicio”.   

2.3.1.2.  Agrega la  intervención,  que  las  disposiciones  expedidas por la CNTV, a que aluden las  normas  acusadas,  “son aquellas que reglamentan las  sanciones  y  los  procedimientos  establecidos en la ley, por lo cual, no puede  afirmarse  que  sean  aquellas  que  esta  entidad  apruebe  en ejercicio de una  supuesta  facultad  de establecer sanciones”;  y  destaca  que  el literal e) acusado expresamente indica que la imposición de la  sanción  por  parte de la Comisión debe hacerse “de  conformidad  con  las  normas del debido proceso y con el procedimiento previsto  en  la  ley” , por lo cual resulta inadmisible que el  demandante  afirme  que a la mencionada Comisión se le ha otorgado la facultad,  no  sólo  de  establecer  sanciones,  sino  de  fijar  el procedimiento para su  aplicación.   

2.3.1.3. En cuanto a  las  facultades  que  constitucionalmente  competen  a  la Comisión Nacional de  Televisión,  la  intervención  recuerda  que en desarrollo de su autonomía, y  conforme  lo  prescribe  concretamente  el inciso 2° del artículo 77 superior,  esta  entidad  “goza de una potestad normativa que le  permite    ejercer    la    función    de   regulación   de   la   televisión  nacional.”3  En  tal  virtud,  la  CNTV puede reglamentar materias del servicio  público  de  televisión,  “determinado las reglas a  las  que   se  deben  ajustar  los  diferentes  prestatarios  del  servicio  público       de      televisión”.4   

2.3.1.4.  Respecto  de  la potestad sancionadora  de  la  administración,  de  la  que por analogía sería titular la CNTV, tras  citar  jurisprudencia  de  esta  Corporación vertida en las sentencias C-214 de  1994  y  C-052  de  1997,  la  intervención  destaca  que esta facultad ha sido  entendida  como  un instrumento de autoprotección que contribuye a preservar el  orden  jurídico  institucional,  y  que  la  Corte  también ha admitido que es  posible  otorgar facultades extraordinarias al ejecutivo para expedir regímenes  sancionatorios     y    procedimientos    para    su    aplicación.5   

2.3.1.5. En un nuevo  acápite,  la  intervención  explica  que  la  voluntad del constituyente y del  legislador  fue  que  a  través de un órgano autónomo e independiente como la  CNTV  se  ejerzan  la  totalidad  de  las  siguientes atribuciones: “la  gestión,  el  control,  la  intervención, la planeación la  dirección     y     la     regulación     del     servicio     público     de  televisión”. Agrega, con fundamento en la sentencia  C-298  de  1999,  que  no  se  trata  de  una  entidad  simplemente  ejecutora y  reguladora  del  servicio  de  televisión,  sino  que  le  son  inherentes  las  funciones de inspección, vigilancia y control de dicho servicio.   

2.3.1.6. Finalmente,  la   intervención   de  la  CNTV     recuerda    la  jurisprudencia  de  esta  Corporación, en la que se ha afirmado el carácter de  servicio público de la televisión.   

     

1.         

1. CONCEPTO DEL PROCURADOR GENERAL DE LA NACIÓN     

El   Procurador  General  de  la  Nación,  Alejandro  Ordóñez  Maldonado, estando dentro del término legalmente previsto  emitió  el  concepto  de  su  competencia,  en  el cual pidió a la Corte, como  primera   opción,  declararse  inhibida  para  conocer  de  la  presente demanda, por falta de pertinencia de  las  razones  del cargo formulado en contra las normas parcialmente acusadas. En  forma  subsidiaria,  solicitó  declarar  exequibles  las expresiones demandadas  contenidas  en  el literal e) del artículo 5° y en el literal h) del artículo  12  de  la  Ley  182  de  1995.  Como  tercera  petición, subsidiaria a las dos  anteriores,  en  su  orden,  pidió  a  la Corte declarar exequibles     las    expresiones    “el   régimen   sancionatorio  aplicable  a  los  concesionarios,  operadores  y  contratistas  de  televisión,  de  conformidad  con  las  normas  previstas  en  la ley y en los reglamentos” contenida  en  el  literal  e)  del artículo 5 de la Ley 182 de 1995,  y “de    las   de   la   Comisión”   y  “Para   tales  efectos,  y  en  relación  con  las  concesiones  originadas  en  un  contrato,  la  Junta  Directiva de la Comisión  decretará      las      multas      pertinentes     por     las     violaciones  mencionadas”,  contenidas  en  el  literal  h)  del  artículo   12   de   la   misma  ley.  E  inexequible  la   expresión   “serán  proporcionales  al  incumplimiento  del concesionario y al valor actualizado del  contrato,   y”  contenida  en  el  literal  h)  del  artículo  12 de la Ley 182 de 1995. Finalmente, el Procurador pidió a la Corte  “€xhortar  al  Congreso  de la República para que  expida,  lo  más  pronto  posible,  una  norma que solucione el vacío legal en  materia  de  multas  con  el  objetivo  que la Comisión Nacional de Televisión  pueda  cumplir con los fines constitucionales a su cargo en lo que tiene que ver  con  la  sanción de las transgresiones de las disposiciones relacionadas con el  servicio, por parte de los concesionarios.”   

Para sustentar estas solicitudes, expuso los  siguientes argumentos:   

2.4.1. Inicialmente,  la  vista fiscal explica por qué su primera solicitud es que la Corte se inhiba  de  conocer  la  presente  demanda.  Al respecto, sostiene que las facultades de  regulación  y  sanción  a  que  se  refieren  las normas acusadas “no  se  correlacionan,  per se, con el cargo formulado contra las  mismas,  consistente  en la determinación  sancionatoria,  en  materia  de  multas, por parte de la Comisión  Nacional  de  Televisión  y  no por la ley.” En este  sentido,  para el Ministerio Público las razones expuestas por el demandante no  son  pertinentes,  “debido a que el cargo presentado  corresponde  a  un  contenido  normativo  diferente  a  los  cuestionados por el  actor”.   

Al  parecer  del  señor  Procurador,  las  anteriores  facultades  legales otorgadas a la CNTV corresponden a la autonomía  que   la  Constitución  le  reconoce;   agrega  que  facultades  similares  radicadas  en cabeza de la Comisión Nacional del Servicio Civil fueron halladas  exequibles   por   esta   Corporación   en   la   sentencia   C-1265  de  2005.  Adicionalmente,   sostiene  que,  por  mandato  expreso  del  constituyente,  la  mencionada       Comisión       tiene       facultades      regulatorias      y  reglamentarias,     “prescindiendo de  la  reglamentación  del Gobierno Nacional”. A partir  de   estas   consideraciones,   concluye   que  “las  funciones  de  la  CNTV  de reglamentar el régimen sancionatorio y de sancionar  por  incumplimiento  de  las  normas que expida la Comisión relacionadas con el  servicio,  mediante  el  decreto  de las multas pertinentes, se ajustan al orden  superior.”   

2.4.3.    A  continuación   la  vista  fiscal  sugiere  que,   con  base en el principio pro  actione,  la  Corte  declare la unidad normativa entre  los  apartes  demandados  y  la  expresión  “serán  (las  multas) proporcionales  al    incumplimiento    del   concesionario   y   al   valor   actualizado   del  contrato”,  no  acusada,  contenida en el inciso 3°  del  literal  h)  del  artículo 12 de la Ley 182 de 1995, pues a su juicio esta  frase  se encuentra intrínsecamente relacionada con el tema de la acusación, y  además     presenta     “serias     dudas     de  inconstitucionalidad”.   

Para   explicar  por  qué  la  mencionada  expresión  resulta  inconstitucional,  el  señor  Procurador sostiene que ella  establece  que  las  multas “serán proporcionales al  incumplimiento    del    concesionario    y    al    valor    actualizado    del  contrato”,   lo que desconoce el debido proceso  “en lo que tiene que ver con la definición previa y  expresa,  en  la  ley,  de  las  sanciones  que se deben imponer.” Abundando en explicaciones, afirma lo siguiente:   

“Tal    violación    del    principio  constitucional  de  la  legalidad  de  las  penas y de las sanciones se presenta  porque  la  expresión  señalada  deja  en  manos  de  la Comisión Nacional de  Televisión   las   multas   a  imponer  a  los  concesionarios,  cuando  éstos  transgredan  las  disposiciones que estén relacionadas con el servicio público  de  televisión,  ya  que  ni  la  Ley 182 de 1995 ni  ninguna  otra  establecen  el  rango específico mínimo y máximo de las multas  para   que   la   Comisión   decrete   la   que   corresponda   en   cada  caso  concreto, ni ningún otro método que se constituya en  el   límite  concreto  de  acción  en  la  materia  a  cargo  de  la  CNTV.”  (Negrillas fuera del original).   

2.4.4. Finalmente,  la  vista  fiscal  sugiere  que  dada  la  necesidad  de  que  las multas estén  expresamente  definidas  para  que  la  CNTV pueda imponerlas, la Corte debería  exhortar  al  Congreso  de la República para que expida una norma que solucione  el vacío legal en la materia.   

    

1. CONSIDERACIONES    DE    LA    CORTE   Y   FUNDAMENTOS   DE   LA  DECISIÓN.     

3.1. Competencia  

De  conformidad  con  lo  prescrito  por  el  numeral   4°  del  artículo  241  de la Constitución Política, la Corte  Constitucional  es  competente  para  resolver sobre la constitucionalidad de la  norma demandada, por tratarse de una ley de la República.   

     

1. 3.2.    El   problema   jurídico  propuesto  por  la  demanda.     

3.2.1 Como se expuso  en  el  acápite de Antecedentes de la presente Sentencia, en un primer cargo el  demandante  afirma  que  las  normas parcialmente acusadas resultan contrarias a  las  normas  superiores relativas al derecho al debido proceso y al principio de  legalidad  de  las sanciones. Lo anterior por cuanto, si bien la CNTV es un ente  constitucionalmente  autónomo  que  tiene  adscritas funciones de inspección y  vigilancia,  en virtud de las cuales puede imponer sanciones, ello no le permite  al  Congreso  desconocer  que, en materia sancionatoria, los administrados sólo  pueden  ser  juzgados  por violación de una ley preexistente, que establezca la  conducta  contravencional  y  su  sanción.  Las  normas  acusadas,  sostiene la  demanda,  le conceden a la CNTV la facultad de determinar las sanciones y multas  a  aplicar  a  los  administrados,  pese a que esas materias tienen “reserva  de ley”. Agrega que en dichas  disposiciones  se le delegaron a dicha Comisión las facultades de establecer el  régimen   sancionatorio   aplicable   a   los   concesionarios,   operadores  y  contratistas    de    televisión,    y    de    decretar    las    “multas     pertinentes”    a    los  concesionarios,   por   violación  de  sus  obligaciones  contractuales  o  por  trasgresión  de  las  disposiciones  legales  y  reglamentarias, o de las de la  Comisión.   

En un segundo cargo, la demanda arguye que la  posibilidad  de  que  la  CNTV  produzca  normas  de rango reglamentario, en las  cuales  consagra  sanciones  que luego ella misma aplica, conlleva la violación  del  principio  de  imparcialidad,  que también forma parte de la garantía del  debido  proceso;  pues no es posible que la entidad rectora de una actividad sea  la   misma   que   “juzgue   el   proceder  de  los  particulares”.    

3.2.2.  La  única  intervención  que  se  recibió  durante  el  término  de  fijación en lista,  proveniente  del  director  y  representante  legal  de  la CNTV, defendiendo la  constitucionalidad  de  las  normas  parcialmente  acusadas arguyó que el verbo  rector   “reglamentar”,  utilizado  por  el  legislador  en  literal  e)  del  artículo  5°  de  la Ley  demandada,  indica  que  el Congreso “no delegó a la  Comisión  Nacional  de  Televisión  la facultad de establecer procedimientos y  sanciones,     sino    una    facultad    reglamentaria    en    las    materias  señaladas”.  En  cuanto al literal h) del artículo  12  de misma Ley, destaca que la facultad que dicha norma le asigna a la CNTV es  la  de “sancionar, de conformidad con las normas del  debido  proceso  y  con  el procedimiento previsto en la ley…”. En  tal  virtud,  no  encuentra que dichos artículos desconozcan el  principio de legalidad de las sanciones.   

3.2.3.  La  vista  fiscal,  en  primer  lugar,  plantea que la demanda es inepta, pues a su parecer  las   razones   son   “impertinentes”.  No  obstante,  si  lo  anterior  no llegara a ser aceptado por la  Corte,  pide  que  se  declare  la  exequibilidad  de  las  normas  parcialmente  acusadas,  pues estima que las facultades concedidas por el legislador a la CNTV  para  reglamentar  el  régimen sancionatorio a su cargo y sancionar, decretando  las  multas  pertinentes,  corresponden  a la autonomía que la Constitución le  reconoce  a  dicho  ente.  No  obstante,  solicita  a  la Corte que considere la  posibilidad  de  conformar una unidad normativa entre las expresiones demandadas  contenidas  en  el  literal  e)  (parcial)  del  artículo  5°  y el literal h)  (parcial)  del  artículo  12  de la Ley 182 de 1995, y la expresión no acusada  que   reza   “serán  (las  multas)   proporcionales   al   incumplimiento   del  concesionario  y  al valor actualizado del contrato”,  contenida  en  el  inciso  tercero del literal h) del artículo 12, a fin de que  esta  última  sea  declarada  inexequible.  En  su  opinión,  dicha expresión  desconoce  el  debido  proceso, pues en ninguna parte de la Ley demandada, ni en  ninguna  otra  ley,  se  establecen  los rangos mínimo y máximo de las multas,  para  que la Comisión las aplique en los casos concretos. Lo anterior desconoce  el debido proceso y el principio de legalidad de las sanciones.   

3.2.4. Para resolver  los  problemas  jurídicos  anteriores, la Corte, en primer lugar, estudiará la  aptitud  de  la demanda; a continuación recordará la jurisprudencia relativa a  la  naturaleza  jurídica  y  al  alcance  de  las facultades constitucionales y  legales  de  la  CNTV; enseguida se referirá a la potestad sancionatoria de los  entes   administrativos   o  autónomos,  a  los  límites  de  la  potestad  de  reglamentación   en  materia  sancionatoria  y  al  alcance  del  principio  de  legalidad  en  este  asunto,  para  entrar  luego  a  examinar  los cargos de la  demanda.    

   

3.3.   Cuestión   previa.  Aptitud  de  la  demanda.     

Dice  la  vista  fiscal,  que la Corte debe  proferir  un fallo inhibitorio por ineptitud sustancial de la demanda, en cuanto  las  razones  presentadas  para explicar la presunta inconstitucionalidad de las  disposiciones           acusadas           no          son          “pertinentes”.    

Dentro   de   los   requisitos   para  la  presentación  de  la  demanda  de  inconstitucionalidad,  el  artículo 2° del  Decreto  2067 de 1991 señala aquel que consiste en expresar las razones por las  cuales  los  textos  acusados  se estiman violados. Conforme a la jurisprudencia  sentada  por  esta  Corporación, de la correcta expresión de las razones de la  violación    depende    la    efectividad    de    la   acción   pública   de  inconstitucionalidad.   Las   razones   presentadas   por  el  actor  deben  ser  “claras,     ciertas,  específicas,  pertinentes       y      suficientes”.6   De  lo  contrario,  la  Corte  terminará  inhibiéndose, al encontrar que la demanda es  sustancialmente inepta.   

El  requisito  de  la  pertinencia  de  las  razones  “quiere decir que el reproche formulado por  el  peticionario  debe ser de naturaleza constitucional, es decir, fundado en la  apreciación  del contenido de una norma superior que se expone y se enfrenta al  precepto  demandado. En este orden de ideas, son inaceptables los argumentos que  se   formulan   a   partir   de  consideraciones  puramente  legales7     y  doctrinarias8,  o  aquellos  otros  que  se  limitan  a  expresar puntos de vista  subjetivos  en  los  que  “el  demandante  en  realidad  no  está acusando el  contenido  de  la  norma  sino  que  está  utilizando  la acción pública para  resolver  un problema particular, como podría ser la indebida aplicación de la  disposición    en    un    caso    específico”9;   tampoco  prosperarán  las  acusaciones  que  fundan  el reparo contra la norma demandada en un análisis de  conveniencia10,      calificándola      “de      inocua,     innecesaria,     o  reiterativa”11  a partir de una valoración  parcial        de        sus       efectos”.12   

Al  parecer  de  la Sala, los cargos que en  esta  ocasión  presenta  el  actor  sí  son  pertinentes.  Como se dijo, ellos  plantean  que  las normas acusadas desconocen la Constitución, porque confieren  a  la CNTV la facultad de establecer de manera general un régimen sancionatorio  y  de  aplicarlo  en  los  casos concretos, lo cual contraviene (i) el principio  superior  de legalidad de las faltas y de las sanciones, que indica que sólo el  legislador  puede  consagrar  abstracta  y  generalmente unas y otras, así como  (ii)  el  principio  constitucional  de  imparcialidad,  que proscribe que quien  consagra  la  sanción  sea  el  mismo  que  la  aplique. Todo lo anterior, a su  parecer,  hace que las normas acusadas desconozcan el derecho al debido proceso.   

Los  anteriores  cargos  sí  son  de rango  constitucional.  Es  decir,  sí plantean un conflicto entre normas ius  fundamentales  y legales. Las razones  de  la  violación  no  consisten  en  enfrentar normas legales entre sí, ni en  confrontar  las  normas  acusadas  con doctrinas jurídicas. Tampoco el cargo se  funda  en  razones  de  conveniencia,  ni  en  la  presentación  de situaciones  específicas  que  se  presenten  de  facto,  derivadas  de la aplicación de la  norma.   

Por todo lo anterior, la Corte no atenderá  la  primera  solicitud  del señor Procurador, orientada a que se emita un fallo  inhibitorio  por  la  supuesta  impertinencia  de  las  razones esgrimidas en la  demanda.    

3.4. La naturaleza jurídica y el alcance de  las    facultades   constitucionales   y   legales   de   la   CNTV.    

3.4.1 La autonomía de la CNTV.   

En copiosa jurisprudencia, esta Corporación  se  ha referido a la  naturaleza  jurídica de la CNTV y al alcance de  sus  facultades  constitucionales  y legales. Ciertamente, la Corte ha puesto de  presente    que    en   los   artículos   76   y   77   de   la   Constitución  Política13   

se  previó  la  existencia  de  un  ente  autónomo  con  independencia  administrativa, patrimonial y técnica, encargado  de   dirigir  la  política  que  en materia de televisión señale la Ley,  así  como de ejercer la intervención estatal en el espectro electromagnético,  en    relación   con   el   servicio   público   de   televisión;14   

y  que  para estos efectos, la Ley 182 de  1995  desarrolló  dichos  artículos  constitucionales,  creando  la  Comisión  Nacional           de          Televisión.15   

Ahora  bien,  al  precisar el alcance de la  autonomía  de  la  CNTV, la Corte ha explicado que la lectura de los artículos  76   y  77  superiores  indica  que  se  trata  de  una  atribución   “que   le  permite  al  organismo  desarrollar  libremente  sus  funciones,  pero  no  implica una emancipación del ordenamiento jurídico. Como  ente  ejecutor  de la política estatal televisiva, la Comisión es un organismo  integrado   a  la  estructura  administrativa  del  Estado  que  desempeña  sus  funciones  sujeta  a  la voluntad de la Ley, nunca fuera de ella”.16  Así,  a  pesar  de  la  amplitud de las facultades que le competen a este organismo en el  desarrollo  de  la  política  de  televisión,  sus  atribuciones se encuentran  claramente  delimitadas  por  la  ley.  A  ésta  le  corresponde  determinar la  política  del  Estado  en  la materia y a la CNTV dirigirla. En este sentido la  Corte ha dicho:   

“…el  artículo  77  de la Constitución  distingue         con        claridad        entre        la        determinación  de  la política estatal  en  materia  de  televisión  -que  corresponde  a  la  ley-  y  la dirección de la misma, con arreglo a la  ley  y  sin  menoscabo  de  las  libertades consagradas en la Carta, que ha sido  confiada   al  organismo  previsto  en  los  artículos  76  y  77  Ibídem,  denominado  Comisión Nacional  de Televisión por la Ley 182 de 1995.   

   

La  primera  de  las  mencionadas  normas  dispone  que la intervención estatal en el espectro electromagnético utilizado  para  los  servicios  de  televisión estará a cargo de un organismo de derecho  público  con  personería  jurídica,  autonomía administrativa, patrimonial y  técnica,  sujeto a un régimen legal propio, el cual desarrollará y ejecutará  los  planes  y programas del Estado en el servicio correspondiente. Tales planes  y  programas  deben  ser  señalados  por el legislador, en cuanto a éste se ha  confiado  por  el  artículo  77  de  la  Constitución  la determinación de la  política en la materia.   

   

En  ese  orden  de  ideas,  la  Comisión  Nacional  de  Televisión  es  un  organismo  de  ejecución  y desarrollo de la  política  trazada  por  la  ley.  Sobre la base de la misma, dirige y regula la  televisión como ente autónomo.   

   

Pero,  claro  está,  los  dos  tipos  de  funciones  han  sido  delimitados  por  la  propia  Carta,  de tal manera que el  aludido  ente  no  puede  sustituir  al  legislador  en  la determinación de la  política  de  televisión  ni  en  lo  relativo  a  su  propia  organización y  funcionamiento.    

Lo   dicho  encaja  en  las  previsiones  generales  del artículo 75 constitucional, sobre el espectro electromagnético.  Este  es un bien público inenajenable e imprescriptible, sujeto a la gestión y  control  del  Estado  en  virtud  de  competencias  que,  en  lo  que  atañe  a  televisión,  corresponden  a  la  Comisión Nacional,  pero    en    los    términos   que   señale   la  ley”.17   (Negrillas   y  subrayas  fuera  del  original)   

Así  pues,  esta  autonomía, que es rasgo  característico  de  la  naturaleza jurídica de la CNTV, no se predica frente a  la  ley.  Sin  embargo,  sí  es oponible frente a los órganos que conforman la  administración               pública.18   

En este sentido, la jurisprudencia ha dicho  que  “el carácter del organismo autónomo hace que  no    puedan   estar   subordinados   (sic)   a   las  determinaciones  de  otros  órganos o entidades del Estado, en relación con el  ejercicio   de   sus   funciones,  ni  sujetos  a  la  jerarquía  tradicional  propia de la estructura de la administración pública,  en  una  especie  de control de tutela administrativo y, por lo tanto, no estén  adscritos,   ni   vinculados   a   entidades   del   sector  central”.19   (Negrillas   fuera   del  original)    

Ahora  bien,  refiriéndose  al  propósito  perseguido  por  el  constituyente  al  dotar  de  autonomía,  en los términos  señalados,  a  la  CNTV,  la  Corte  ha hecho ver que se trata de una garantía  institucional20,  que  busca que el organismo esté a salvo de presiones políticas  y  económicas  y  lejos  de la influencia de los gobiernos de turno21   

, con lo cual se pretende que la Televisión  no  sea  controlada  por  grupos de interés, sino que este servicio público se  ofrezca   a   todos   de   manera   “independiente,  democrática y pluralista   ”.22  Por ello, la jurisprudencia  ha  admitido  que  la  independencia de ese ente “se  exhibe   frente  a  las  autoridades  administrativas  del  Estado  –y, por extensión, frente a cualquier  organismo,  entidad  o  grupo  de  presión  capaz  de  incidir  en  la  adopción  de  medidas  concretas-, ya que, en relación con el  legislador,  cuando  éste  fija  las  pautas generales y diseña las políticas  fundamentales  en  la  materia,  la Comisión Nacional de Televisión debe plena  obediencia          y          sumisión.”23         (Negrillas fuera del original)    

3.4.2. Las facultades regulatorias de la CNTV.   

Esta Corporación judicial ha reconocido que  la   potestad   reglamentaria,   entendida   como  “la  producción  de  un  acto administrativo que hace real el enunciado abstracto de  la  ley  para  encauzarla  hacia  la  operatividad  efectiva  en  el plano de lo  real”24,   no  es  una  facultad  exclusiva  del  Presidente   de  la  República,  sino  que  otros  órganos  administrativos  o  autónomos  pueden  estar revestidos de esta prerrogativa, bien por voluntad del  mismo  constituyente,  bien  por obra del legislador. Sobre este particular, por  ejemplo, la Corte ha dicho:   

“A  este respecto la jurisprudencia y la  doctrina   han   coincidido   en   aceptar   que   la  Constitución   Política   de   1991   consagró  un  “sistema  difuso”  de  producción  normativa  general  o actos administrativos de efectos generales de  carácter   reglamentario, lo que significó, sin  lugar   a  duda,  un  cambio  fundamental  respecto  del  ordenamiento  superior  consignado en la Carta de 1886.   

“En  algunas  ocasiones,  y  así  lo  entendió  el  Constituyente, es necesario extender esa  potestad  a  autoridades y organismos administrativos diferentes al ejecutivo, a  los  cuales  es  posible  atribuirla  inclusive  por  vía  legal,  pues  sólo  así  es posible garantizar la efectividad de la norma  jurídica    que    produce    el   legislador.”25Negrillas    fuera    del  original)   

Ahora  bien,  derivadas  de  su  autonomía  institucional,  a  la  CNTV  le han sido reconocidas facultades regulatorias; la  propia  Constitución  Política  así lo prescribe, cuando en el inciso 2º del  artículo   77  indica  que  “La  televisión  será  regulada  por  una  entidad  autónoma   del   orden  nacional,  sujeta  a  un  régimen  propio.”   El   propósito  perseguido  por  el  constituyente  con  esta  atribución  normativa  consiste  en  dotar  de  instrumentos  al ente encargado  de   dirigir  la  política que en materia de televisión señale la ley, a  fin  de que pueda actuar con la independencia frente al ejecutivo que reclama la  naturaleza  de  su  función. Así ha sido reconocido por esta Corporación, que  al respecto ha explicado lo siguiente:    

“Para   esta   Corte,   la  potestad  regulativa de que es titular la Comisión Nacional de  Televisión  es  una  competencia  desplazante  de la facultad reglamentaria del  Presidente    de    la    República,   que  permite, como ya se adelantó, garantizar la independencia del  manejo  del  servicio público de televisión. En este  contexto,  la  Corte  ha  dicho  que “la competencia  normativa  general,  dentro  del marco de la ley, respecto de la televisión, la  tiene  la  Comisión  Nacional  de  Televisión  (C.P.  art.  77)”26,  con  lo  cual  se  quiere  significar  que  dicha  Comisión  se  enfila  en  el grupo de  organismos  estatales  que  tienen potestad normativa en áreas específicamente  señaladas       por      el      constituyente27”.28 (Negrillas  y subrayad fuera del original)   

De  lo  que  hasta aquí se ha dicho, puede  entonces  concluirse  que la autonomía de la CNTV significa (i) su no sujeción  frente  a  otras  autoridades  diferentes  del  legislador,  y  (ii) su facultad  exclusiva  de  regulación  normativa  en  el  campo  del  servicio  público de  televisión, con sujeción a la ley.   

3.4.3. Las facultades de la CNTV en materia sancionatoria.   

Con  el  objeto  de  cumplir con su función  constitucional  de dirigir y regular la prestación del servicio de televisión,  a   la   CNTV   el   legislador  le  ha  reconocido  facultades  sancionatorias,  complementarias  de aquellas de inspección, vigilancia y control que legalmente  también  le  competen.  Así, de conformidad con lo prescrito por los literales  b),  d) y n) del artículo 5° de la Ley 182 de 199531,  a  la  CNTV  le  han  sido  otorgadas  competencias  legales  que  le permiten, entre otras cosas, adelantar  actividades  de inspección, vigilancia, seguimiento y control para una adecuada  prestación  del  servicio  público  de televisión, pudiendo,  para estos  efectos,  iniciar  investigaciones  y ordenar visitas a las instalaciones de los  operadores,  concesionarios  de  espacios  y  contratistas  de televisión; así  mismo,  está facultada para exigir la presentación de libros de contabilidad y  documentos  privados,  y  como  resultado de estas actividades de control, puede  “imponer     las    sanciones    a    que    haya  lugar”32;  así  mismo,  está  facultada  para  investigar  y  “sancionar”    a   los   operadores,  concesionarios  de  espacios  y  contratistas de televisión, por violación del  régimen  de  protección  de  la  competencia,  el  pluralismo informativo y el  régimen   para   evitar   las   prácticas   monopolísticas   previsto  en  la  Constitución  y en la ley, o por incurrir en prácticas, actividades o arreglos  que  sean  contrarios  a  la  libre  y  leal  competencia  y  a  la  igualdad de  oportunidades,  o  que  tiendan  a la concentración de la propiedad o del poder  informativo  en  los servicios de televisión, o a la formación indebida de una  posición  dominante  en  el mercado, o que constituyan una especie de práctica  monopolística  en el uso del espectro electromagnético y en la prestación del  servicio.33    También    puede    “sancionar”  a  los  operadores,  concesionarios  de  espacios  de  televisión   y   contratistas   de  televisión  nacional,  cuando  violen  las  disposiciones  constitucionales  y  legales  que  amparan  específicamente  los  derechos   de   la   familia   y   de  los  niños.34   De   igual   manera,   el  artículo  12  de  la  Ley  182 de 1995, parcialmente demandado en este proceso,  confiere  a  la  Junta  Directiva  de  la  CNTV   facultades sancionatorias  respecto  de  los  operadores  del  servicio,  los concesionarios de espacios de  televisión  y los contratistas de los canales regionales, por violación de sus  obligaciones.   

Así  pues,  es  claro  que  la ley confiere  facultades  sancionatorias  a  la  CNTV.  Ahora  bien, el objeto de este tipo de  facultades,  radicadas  en  cabeza  de organismos administrativos o de entidades  autónomas,  de  manera  general  ha sido constitucionalmente justificado por la  jurisprudencia.  En  efecto,  sobre  el  particular la Corte ha hecho ver que la  potestad  administrativa  sancionadora “constituye un  instrumento  de  realización  de  los  fines  que  la  Carta  atribuye  a estas  autoridades,   pues   permite   realizar   los   valores   del  orden  jurídico  institucional,  mediante la asignación de competencias a la administración que  la  habilitan  para  imponer  a sus propios funcionarios y a los particulares el  acatamiento,  inclusive por medios punitivos, de una disciplina cuya observancia  contribuye  indudablemente  a  la  realización de sus cometidos”.35 En  el  mismo sentido, ha sostenido que “la  potestad   administrativa   sancionadora   de  la  administración,  se  traduce  normalmente  en  la  sanción  correctiva  y  disciplinaria  para  reprimir  las  acciones  u  omisiones antijurídicas y constituye un complemento de la potestad  de   mando,   pues   contribuye  asegurar  el  cumplimiento  de  las  decisiones  administrativas.”36   

En  el  caso  concreto  de  la  CNTV,  las  facultades  sancionatorias que le son reconocidas son un desarrollo legal de las  funciones  de  inspección,  vigilancia  y  control  que  constitucionalmente le  corresponden,  en  virtud  de  lo  dispuesto por el artículo 76 superior; pues,  conforme  a  esta  norma,  la  intervención  en  el  espectro electromagnético  utilizado  para  el servicio público de televisión debe ser llevada a cabo por  dicho    organismo.    En    este    sentido,    la   Corte   ha   admitido   lo  siguiente:   

“Es obvio que  la   actividad  de  intervención  implica  de  suyo,  labores  de  inspección,  vigilancia,  seguimiento y control como las que están  previstas  en  el  literal  acusado,  pues  no  se entiende como el Estado puede  intervenir  sin  actuar de manera directa en la vigilancia de la prestación del  servicio  de  televisión.  Para tales efectos, la ley  la  autoriza  a la Comisión a iniciar investigaciones  y  ordenar  visitas  a  las  instalaciones  de los operadores, concesionarios de  espacios  de  televisión  y  contratistas de televisión y si fuere del caso,   exigir  la presentación de libros de contabilidad y demás documentos privados,  e  imponer las sanciones a que haya lugar.”37   

(Negrillas y subrayad fuera del original)   

En    conclusión,    las    facultades  sancionatorias  de  la  CNTV tienen una justificación constitucional que radica  en  la  necesidad  de  que,  como  órgano  ejecutor de la política pública en  materia  de  televisión,  y  dadas  sus facultades de inspección, vigilancia y  control  en  la  materia, cuente con las herramientas jurídicas que le permitan  hacer cumplir sus decisiones por parte de los particulares.    

3.4.4. Las    facultades    regulatorias    de    la    CNTV   en   materia  sancionatoria.   Alcances  del  principio  de  legalidad  en  esta materia.   

En las consideraciones jurídicas anteriores,  se  ha  visto cómo la CNTV tiene facultades exclusivas de regulación normativa  en  el  campo  del  servicio  público  de  televisión, con sujeción a la ley.  Además,  se  ha concluido que ejerce una  potestad sancionatoria que le ha  conferido  el  legislador,  orientada  a hacer cumplir sus decisiones, adoptadas  dentro   de   la   órbita  de  sus  competencias  legales  y  constitucionales.   

Ahora  bien,  la  Corte  detecta que, dentro  facultades  de  regulación  normativa  que  el  legislador le ha conferido a la  CNTV,  se  encuentran algunas que se refieren concretamente a la reglamentación  del  régimen  sancionatorio  que  ella  aplica.  Así,  en  el  literal  e) del  artículo  5°  de  la  Ley  182  de  1995, que es una de las norma parcialmente  demandadas  dentro  de este proceso, el legislador le ha otorgado la competencia  para                   “Reglamentar…        el  régimen sancionatorio aplicable a los  concesionarios,  operadores  y  contratistas  de televisión, de conformidad con  las  normas previstas en la ley y en los reglamentos”  (subrayas  fuera  del original). En similar sentido, el literal h) del artículo  12  de  la  misma  ley, que también se demanda parcialmente en esta causa, hace  alusión  a  las  facultades reglamentarias de la CNTV en materia sancionatoria,  al  decir  que dentro de las funciones de la  Junta Directiva de la entidad  está  aquella  que  consiste  en “Sancionar…   por     transgresión     de     las    disposiciones    legales    y              reglamentarias  o  de las de la Comisión,  relacionadas  con  el  servicio”. Así pues, es claro  para  la  Corte  que  el  legislador  le  ha  conferido  a  la  CNTV  potestades  reglamentarias    respecto   del   régimen   sancionatorio   que   ella   misma  aplica.   

Ahora  bien,  para  lo  que  interesa  a  la  definición  del  primer  problema  jurídico  que  se  propone en este proceso,  interesa  ahora  indagar cuáles son los límites de las facultades regulatorias  o  reglamentarias  de  la  CNTV,  concretamente  en  materia  sancionatoria.  Lo  anterior,  porque  el primer cargo de la demanda justamente aduce que las normas  acusadas   le  conceden  a  este  organismo,  por  la  vía  de  las  facultades  reglamentarias,  la  potestad  de  determinar las sanciones y multas a aplicar a  los    administrados,   pese   a   que   esas   materias   tienen   “reserva de ley”.   

Al   respecto,   la  Corte  debe  recordar  brevemente  su  jurisprudencia sentada en torno a este asunto, en donde ha hecho  ver   que   los  principios  del  derecho  penal  se  aplican,  mutatus mutandi,38 al  derecho   sancionador.  En  efecto,  reiteradamente  la  Corporación  ha  hecho  ver que los principios del  derecho  penal  “se  aplican, con ciertos matices, a  todas   las   formas   de   actividad  sancionadora  del  Estado”.39  Entre  estos  principios,  ocupa  un  lugar  principalísimo  el de la legalidad de las  faltas  y  de  las  sanciones,  conforme  al  cual,  la  definición  de  las  conductas  sancionables  y  las  sanciones administrativas  correspondientes  es competencia exclusiva del legislador (reserva de ley), y no  de  la  administración  o  de  los  órganos  administrativos independientes; y  además,  esta  definición  legal  debe  ser  previa a la conducta que va a ser  sancionada  (tipicidad).  Sobre el este asunto la Corte ha vertido, entre otros,  los siguientes conceptos:   

“Uno  de los principios esenciales en el  derecho  sancionador  es  el  de  la  legalidad,  según  el  cual las conductas  sancionables  no  sólo  deben  estar descritas en norma previa (tipicidad) sino  que,  además, deben tener un fundamento legal, por lo  cual    su    definición    no    puede    ser   delegada   en   la   autoridad  administrativa40.        Además,  es  claro  que el principio de legalidad implica también  que  la  sanción  debe  estar  predeterminada  ya  que  debe  haber certidumbre  normativa  previa  sobre  la  sanción  a ser impuesta  pues,  como  esta  Corporación ya lo había señalado, las normas que consagran  las  faltas  deben  estatuir  “también  con carácter previo, los correctivos y  sanciones    aplicables    a   quienes   incurran   en   aquéllas”.41 (Negrillas  fuera del original)   

Así mismo ha señalado:  

“El   principio   de   legalidad,   en  términos  generales,  puede  concretarse  en  dos  aspectos:  el  primero,  que  exista  una  ley  previa que  determine  la conducta objeto de sanción y, el segundo, en la precisión que se  emplee  en  ésta  para  determinar  la conducta o hecho objeto de reproche y la  sanción  que  ha  de imponerse. Aspecto éste de gran  importancia,  pues  con  él  se  busca  recortar  al  máximo  la  facultad  discrecional de la administración en ejercicio del poder  sancionatorio  que  le  es  propio. Precisión que se  predica  no  sólo  de  la  descripción  de  la  conducta,  sino de la sanción  misma”.42 (Negrillas fuera del original)   

En  este  punto,  no  sobra  recordar que el  fundamento  constitucional  del  principio de legalidad en materia sancionatoria  administrativa  se deriva directamente de lo prescrito por el artículo 29 de la  Constitución  Política,  conforme  al  cual  nadie  podrá  ser  juzgado  sino  conforme  a  leyes  preexistentes  al  acto  que  se  le imputa. En efecto, este  principio,  que  forma  parte  de  las  garantías  integrantes de la noción de  debido  proceso,  no  opera únicamente en materia penal, sino que tiene validez  en  el  campo de la actividad sancionatoria de la administración, puesto que el  mismo  artículo  29  superior  indica que “El debido  proceso  se  aplicará  a  toda  clase  de  actuaciones  judiciales y    administrativas.”   (Subrayas  fuera del original). Así ha sido reconocido también por  el Consejo de Estado, que al respecto ha sostenido:   

“El   principio  de  legalidad  se  ha  establecido   como  uno  de  los  más  importantes  instrumentos  de  garantía  ciudadana,  un verdadero límite a los poderes del Estado, y más aún frente al  ejercicio   del   poder   punitivo.   Es  la  propia  Constitución   Política   -artículo   29-  quien  impone  a  las  autoridades  judiciales  y  administrativas  realizar  las actuaciones de conformidad con los  principios  del  debido proceso, incluida la legalidad  y    tipicidad    de    las   conductas.   Este   precepto  contiene  un  mandato  claro:  las  autoridades  -administrativas   o   judiciales-   tienen  la  obligación  de  adelantar  sus  actuaciones  conforme al principio de legalidad; más aún cuando se trata de la  potestad  sancionadora,  como  quiera  que  el  es pilar fundamental del derecho  sancionador   del   Estado”.   (Negrillas   fuera  del  original).43   

3.4.5. No obstante  lo  anterior,  la  jurisprudencia  también ha explicado que los matices con los  cuales  los  principios  del  derecho  penal se aplican al derecho sancionatorio  hacen   que  el  de  tipicidad  no  tenga  en  esta  última  materia  la  misma  connotación  que  presenta  en  el  derecho  penal,  en  donde resulta ser más  riguroso44.   Esta   diferencia   de   rigor,   como  lo  ha  hecho  ver  esta  Corporación45,  se  explica  por  el  hecho  de  que los tipos penales tienen una  estructura  autónoma,  al  paso  que  los administrativos sancionatorios no. En  efecto,   al   respecto  la  doctrina  del  derecho  administrativo  sancionador  señala:    

“Las  normas  penales  no  prohíben  ni  ordenan  nada,  sino que se limitan a advertir que determinadas conductas llevan  aparejada   una   pena.   Los   tipos  sancionadores  administrativos,  por el contrario, no son autónomos sino que se remiten a otra  norma  en  la que se formula una orden o prohibición cuyo incumplimiento supone  cabalmente  la  infracción.  Estas normas sustantivas constituyen, por ende, un  pretipo,  que  condiciona y predetermina el tipo de la infracción. Y  por ello si se quisiera ser riguroso, la descripción literal de  un  tipo  infractor  habría  de  consistir  en  la  reproducción de la orden o  prohibición  del  pretipo  con la advertencia añadida de la sanción que lleva  aparejada  su  incumplimiento,  es  decir  una  reproducción de textos en doble  tipografía”.46   

La  anterior diferencia en la estructura de  los  tipos  penales  y  los sancionatorios hace que en el derecho sancionador la  forma  usual de predeterminación legal de las faltas sancionables sea la figura  que    la    doctrina    y    la   jurisprudencia   han   llamado   “tipos  en  blanco”,  en donde hay una  cadena  de  normas  cuya  lectura  sistemática  permite  entender  cuál  es la  conducta  sancionable  y  cuál la sanción correspondiente;  en efecto, la  noción    de    “tipo   en   banco”,   en  materia  sancionatoria,  ha  sido  explicada  por  la  Corte  así:    

“Por  lo  tanto  la  tipicidad  en  las  infracciones  disciplinarias  se  establece  por  la  lectura sistemática de la  norma  que  establece  la función, la orden o la prohibición y de aquella otra  que  de  manera  genérica  prescribe  que el incumplimiento de tales funciones,  órdenes  o  prohibiciones constituye una infracción disciplinaria.47   

Esta  forma  de  definir  la tipicidad a  través  de  normas  complementarias,  es  un  método  legislativo  que ha sido  denominado  el  de  las  normas  en  blanco.  Estas  consisten  en descripciones  incompletas  de  las conductas sancionadas, o en disposiciones que no prevén la  sanción  correspondiente,  pero  que en todo caso pueden ser complementadas por  otras  normas  a  las cuales remiten las primeras. Sobre los tipos en blanco, la  Corte   ha   dicho   esas  descripciones  penales  son  constitucionalmente  válidas,  siempre  y  cuando  el  correspondiente reenvío normativo permita al  intérprete  determinar  inequívocamente el alcance de la conducta penalizada y  de     la     sanción     correspondiente.     48”.49   

Ahora bien, a partir del entendimiento de lo  anterior,  la  Corte  ha  señalado que en materia sancionatoria el principio de  legalidad  no  reviste la misma intensidad que en materia penal, conclusión que  se  ha  visto  reforzada  con  las  consideraciones  relativas a que la sanción  administrativa  no  implica  privación  de  la libertad física, al paso que la  sanción  penal  sí conlleva esta grave restricción de derechos fundamentales,  y  que  el  derecho  penal  tiene  como  destinatarios  a  la generalidad de las  personas,   al   paso   que  el  derecho  administrativo  sancionador  opera  en  “ámbitos  específicos”.  En  efecto,  en  este  sentido   esta  Corporación  ha dicho que  los  principios  del  derecho  penal,  entre  ellos  el  de  legalidad, no se aplican  “exactamente de la misma forma en todos los ámbitos  en  donde se manifiesta el poder sancionador del Estado, ya que entre el derecho  penal  y los otros derechos sancionadores existen diferencias importantes. Así,  el  derecho  penal  no  sólo afecta un derecho tan fundamental como la libertad  sino  que  además  sus mandatos se dirigen a todas las personas, por lo cual es  natural  que  en  ese  campo  se  apliquen  con máximo rigor las garantías del  debido  proceso.  En cambio, otros derechos sancionadores no sólo no afectan la  libertad  física  u  otros  valores de tal entidad, sino que además sus normas  operan   en   ámbitos   específicos,  actividades  o  profesiones  que  tienen  determinados  deberes especiales. En estos casos, la Corte ha reconocido que los  principios  del  debido  proceso  se siguen aplicando pero operan con una cierta  flexibilidad  en  relación  con  el  derecho  penal50   

”.  

Así  pues,  la  Corte ha reconocido que los  principios   del  debido  proceso  y  del  derecho  penal,  entre  ellos  el  de  predeterminación  legal  de  las  faltas,   se siguen aplicando en materia  administrativa  sancionatoria, pero pueden operar con una cierta flexibilidad en  relación  con  el  derecho  penal.  Por  ello,  la  descripción típica de las  conductas  y  de  las  sanciones  hecha  por  el  mismo  legislador en todos sus  elementos  no  resulta  exigible  con  la  misma  intensidad y rigor en el campo  administrativo  sancionador; en este sentido, esta Corporación ha vertido estos  elocuentes  conceptos,  que  se refieren concretamente al derecho disciplinario,  pero   que  igualmente  pueden  hacerse  extensivos  al  derecho  administrativo  sancionador en general:   

“Es cierto que existen elementos comunes  entre  el  procedimiento  penal y el procedimiento disciplinario en lo que tiene  que  ver  con  la  definición y determinación de una conducta prohibida por la  ley  (tipicidad),  en cuanto a la responsabilidad imputable al sindicado, y a la  existencia   de   un   procedimiento   que  asegure  el  debido  proceso  en  la  investigación  y  juzgamiento  de las conductas ilícitas y la medición de las  sanciones;  no  es  menos  cierto  que de lo anterior no puede concluirse que se  trata  de  unos mismos procedimientos, pues los fines perseguidos, la naturaleza  de  las  faltas  en  general,  y  las sanciones por sus particulares contenidos,  difieren unos de otros.   

“…  

“La prohibición de la conducta delictiva  involucra  un  conjunto de patrones que establecen una precisión tipológica en  las  que  se  describen de manera detallada los elementos conformantes del tipo,  de   manera   que,   sujeto   activo,  conducta,  intención,  sujeto  pasivo  y  circunstancias  llevan  en el procedimiento penal a una exhaustiva delimitación  legal   de  las  conductas;  mientras  que  en  la  definición  de  las  faltas  disciplinarias,  entran  en juego, elementos propios de la función pública que  interesan  por sobre todo a contenidos político-institucionales, que sitúan al  superior  jerárquico  en  condiciones  de  evaluar con mayor flexibilidad, y de  acuerdo  con  criterios  que permiten un más amplio margen de apreciación, tal  como   lo  ha  entendido  el  Tribunal  Europeo  de  Derechos  Humanos,  órgano  competente   para   interpretar  y  aplicar  el  Convenio  Europeo  de  Derechos  Humanos.”51         

Como  puede  verse,  la  jurisprudencia  ha  admitido  que  la  tipicidad  en  materia  sancionatoria  permite  conceder a la  autoridad  administrativa  encargada de evaluar la responsabilidad cierto margen  de  evaluación  más  amplio  y  flexible  que  el que tiene el juez en materia  penal.   

En similar sentido, es decir refiriéndose al  menor  rigor  del  principio de legalidad de las faltas en materia sancionatoria  administrativa,  en  la Sentencia C-872 de 2002, en donde se examinaba una norma  que  facultaba  al  Banco de la República para fijar y reglamentar el encaje de  las  distintas  categorías  de  establecimientos  de crédito, señalar o no su  remuneración   y   “establecer   las  sanciones  por  infracción  a las normas sobre esta materia”,  la  Corte  dijo  que  si  bien  el  principio  de  legalidad  es  común a todos los  regímenes  punitivos,  “no se proyecta en todos ellos  con  la misma intensidad.” Y agregó que “que   la  ley  ha  señalado  elementos  básicos  dentro  de  los  cuales la Junta Directiva del Banco de la República,  como  autoridad  constitucional  reguladora  en  materia  monetaria, cambiaria y  crediticia,  debe  precisar  el  tipo  sancionatorio  que  será aplicado por la  Superintendencia  Bancaria  –  con  sujeción  a los principios y reglas que orientan  en  la Constitución y en la ley la aplicación de las sanciones-, quedando así  salvaguardado   el   principio   de  tipicidad  de  la  sanción”. (Negrillas y subrayas fuera del original)   

En   este   mismo   sentido,   es  decir,  refiriéndose  a que la mayor flexibilidad del principio de legalidad no implica  su abandono,  la Corte ha dicho lo siguiente:   

“En  consecuencia, guarda coherencia con  los  fines  constitucionales de esta actividad sancionatoria administrativa, que  las  hipótesis  fácticas establecidas en la ley permitan un grado de movilidad  a   la   administración,  de  forma  tal  que  ésta  pueda  cumplir  eficaz  y  eficientemente  con  las  obligaciones impuestas por la Carta. Sin embargo, debe  precisarse  que  la  flexibilidad  del  principio de legalidad no puede tener un  carácter   extremo,   al   punto   que   se  permita  la  arbitrariedad  de  la  administración   en   la   imposición  de  las  sanciones  o  las  penas.  Por  el   contrario,   en   el   derecho   administrativo  sancionador  el  principio  de  legalidad  exige  que directamente el legislador  establezca,  como  mínimo,  los  elementos  básicos de la conducta típica que  será  sancionada,  las remisiones normativas precisas  cuando  haya  previsto un tipo en blanco o los criterios por medio de los cuales  se  pueda  determinar  con  claridad  la  conducta, al  igual  que  exige  que  en  la  ley se establezca también la sanción que será  impuesta    o,    igualmente,    los    criterios    para    determinarla    con  claridad.”55   

3.4.6. La potestad reglamentaria en materia  sancionatoria contractual.   

Ahora  bien, en lo que tiene que ver con el  alcance  del  principio de legalidad en materia sancionatoria contractual, es de  observarse  que  el  Consejo  de  Estado ha sentado una jurisprudencia que ahora  esta  Corporación  prohíja,  en la cual se explican de la siguiente manera los  matices de dicho principio en este campo:    

“…   el   principio   de  legalidad,  en  materia  contractual,  tiene  variantes,  matices  o  características que no comparte el común de los  procedimientos     sancionatorios.    Se  trata  del  hecho  de  que  aquel  tiene  diversas  lecturas  o  aplicaciones: una fuerte y otra débil.   

“La primera hace alusión a que la falta  y  la  sanción  deben  estar  contempladas  en  una  ley,  en  sentido formal o  material,  de  manera  que  la  garantía de la legalidad se incrusta en lo más  íntimo  del  principio  democrático,  pues  se  exige  que  una  norma  con la  jerarquía  y  solemnidad  de  la  ley  sea  quien  desarrolle  el  ius  puniendi del Estado. De este tipo es  el  régimen  sancionador penal, disciplinario, fiscal, y en materia contractual  aplica para la sanción de caducidad.   

“La otra, la débil, donde se enmarcan la  mayoría  de  las  sanciones contractuales, hace relación a que lo determinante  no  es  que una Ley sea quien contemple las faltas y las sanciones, sino que sea  una  norma  -por  ejemplo un reglamento-  quien en forma previa y clara las  estipule.  A este grupo pertenecen buena parte de las  sanciones   administrativas,   como   las   educativas,  las  cuales  no  están  consagradas  en  una ley expedida por el legislador o por el ejecutivo al amparo  de  facultades  extraordinarias,  sino  en  simples  reglamentos administrativos  internos.   

“Algunas  de las sanciones contractuales  podrían  enmarcarse  en  esta clasificación, pues es claro que la ley -bien la  que  expide  el Congreso o bien los decretos con fuerza de ley- no las contempla  de     manera    directa    -salvo    excepciones56-.  Tal  es  el  caso de las  multas y de la cláusula penal pecuniaria, que están  autorizadas  por  la  ley,  pero no previstas en ella, sino en cada contrato, en  caso de que las partes las pacten.   

“Obsérvese  cómo  el  “principio  de  legalidad”  -es  decir,  la  predeterminación de las conductas en la Ley-, en  materia  contractual  se  reduce  a la simple “tipicidad” de la conducta -es  decir,   a  la  descripción  y  especificación  normativa  del  comportamiento  prohibido-,  pues  lo  determinante  no  es  que  la Ley contemple la falta y la  sanción,  sino  que  estén  previamente  definidas en cualquier norma, sin que  importe que sea o no una ley quien lo haga.   

“Por tanto, en materia contractual opera  una  especie  de  combinación  entre  el  principio  de  legalidad  y  el de la  autonomía  de  la  voluntad:  el  primero  exige que las conductas reprochables  entre  las partes del contrato se contemplen previamente, con su correspondiente  sanción,  y el segundo permite que sean las partes -no la ley; pero autorizadas  por  ella- quienes definan esas conductas y la sanción. Se trata, no cabe duda,  de    un    supuesto    de    ius    puniendi   sui  generis  al  que  regula  el  art.  29 CP., en lo que  respecta, por lo menos, a la legalidad.   

“En todo caso, tampoco cabría decir que  como   “el   contrato   es   ley  para  las  partes”,  entonces  se  observa  rigurosamente  el  artículo  29  al  pie  de  la letra, pues esta expresión no  quiere  significar  que  efectivamente  el  negocio  jurídico  sea  una Ley, en  sentido  formal  o  material, sino que el contrato vincula, como norma jurídica  que      se      dictan      las      partes.”57   

   

Como  puede observarse, el máximo tribunal  de  lo  contencioso  administrativo  ha  definido  que  en  materia  contractual  administrativa  la  laxitud  del  principio de legalidad, que preside el derecho  punitivo  del  Estado,  es  aun  mucho  mayor  que en la generalidad del derecho  administrativo  sancionador, pues en este terreno la tipicidad ha sido entendida  como  la  simple  necesidad de que la conducta sancionable esté definida por el  ordenamiento  jurídico  o  por el contrato, y no por la ley en sentido formal o  material,  siempre  y cuando medie primero una autorización, ésta sí de rango  legal, para el ejercicio de esta facultad normativa.    

Sobre la base de las anteriores precisiones,  pasa  la  Corte  ha  realizar  el  estudio concreto de constitucionalidad de las  normas acusadas.   

3.4.7.     Estudio     concreto    de  constitucionalidad de las normas acusadas.   

Según  se  recuerda,  el  literal  e)  del  artículo  5°  de  la  Ley 182 de 1995, aquí acusado en forma parcial, dispone  que  dentro  de  las  funciones  de  la  Comisión  Nacional  de  Televisión se  encuentra    la   relativa   a   “reglamentar”…  el   régimen   sancionatorio   aplicable   a   los  concesionarios,  operadores  y  contratistas  de televisión, de conformidad con  las   normas   previstas   en   la   ley   y   en   los  reglamentos”.     (Lo     subrayado     es    lo  acusado)58   

Por su parte, el literal h) del artículo 12  de  la misma Ley, también acusado en forma parcial, prescribe que dentro de las  funciones  de  la  Junta Directiva de la Comisión Nacional de Televisión está  aquella  que  consiste  en “sancionar, de conformidad  con  las  normas del debido proceso y con el procedimiento previsto en la ley, a  los  operadores  del servicio, a los concesionarios de espacios de televisión y  a  los contratistas de los canales regionales por violación de sus obligaciones  contractuales,   o   por   transgresión   de   las   disposiciones   legales  y  reglamentarias   o  de  las  de    la    Comisión,  relacionadas  con  el  servicio”. (Lo subrayado es lo  acusado)   

Como    puede   observarse,   las   dos  disposiciones,  ambas  contenidas  en  una  ley  en  sentido  formal y material,  permiten  (i)  a  la  Comisión  ejercer  la potestad reglamentaria respecto del  régimen  sancionatorio  aplicable   en  asuntos  contractuales59 relacionados  con  el  servicio público de televisión (literal e) del Art. 5°), y (ii) a su  Junta   directiva   sancionar,   también   en  materia  contractual60,    de  conformidad  con  las  disposiciones  –de        rango        legal       o  reglamentario-   expedidas  por  la  misma  Comisión  (literal h) del Art.12).   

Al  parecer  de  la  Corte,  lo  que  hacen  conjuntamente  las dos disposiciones acusadas es conceder la autorización legal  para  que  la Comisión, como ente autónomo dotado de potestad reglamentaria en  materia  sancionatoria  contractual,  ejerza  dicha  facultad para  definir  tanto  las conductas constitutivas de falta, como las sanciones imponibles a los  contratistas,  operadores  y  concesionarios,  lo cual cae plenamente dentro del  marco  del  principio  de legalidad flexible o débil que domina la actividad de  los  entes administrativos o autónomos en el asuntos contractuales relacionados  con la potestad sancionatoria pública.   

4. DECISION  

En   mérito   de  lo  expuesto,  la  Corte  Constitucional  administrando  justicia en nombre del pueblo y por mandato de la  Constitución,   

RE S U E L V E  

PRIMERO. Declarar  EXEQUIBLE   la  expresión  “el   régimen   sancionatorio   aplicable   a  los  concesionarios,  operadores  y  contratistas  de televisión, de conformidad con  las   normas   previstas  en  la  ley  y  en  los  reglamentos”,  contenida  en el literal e) del artículo 5° de la Ley 182 de 1995.   

SEGUNDO. Declarar  EXEQUIBLE   la  expresión  “de   las    de    la   Comisión”,  contenida  en el inciso 1° del literal  h) del artículo 12 de la Ley 182 de 1995.   

Notifíquese,  comuníquese,  publíquese,  insértese   en   la   Gaceta   de  la  Corte  Constitucional  y  archívese  el  expediente.   

NILSON PINILLA PINILLA  

Presidente  

MARIA VICTORIA CALLE CORREA  

Magistrado  

JUAN CARLOS HENAO PÉREZ  

Magistrado  

GABRIEL EDUARDO MENDOZA MARTELO  

Magistrado  

MAURICIO GONZÁLEZ CUERVO  

Magistrado  

JORGE IVÁN PALACIO PALACIO  

Magistrado  

JORGE  IGNACIO  PRETELT CHALJUB   

Magistrado  

HUMBERTO ANTONIO  SIERRA PORTO   

Magistrado  

LUIS ERNESTO VARGAS SILVA  

Magistrado  

MARTHA VICTORIA SÁCHICA MÉNDEZ  

Secretaria General  

    

1 M.P.  Vladimiro Naranjo Mesa.   

2  En  sustento  de  esta  afirmación  la  demanda  cita las Sentencias C-597 de 1996,  C-1161 de 2000, C-710 de 2001 y C-827 de 2001.     

3  En  este  punto  la  intervención  cita  la  Sentencia  C-805 de 2001. M.P. Rodrigo  Escobar Gil.   

4 Para  sustenar  sus  afirmaciones  la  intervención  cita la sentencia C-298 de 1999,  M.P. Martha Victoria Sáchica Méndez.    

5  En  este   punto   la   intervención  también  cita  in  extenso la Sentencia C-710 de 2001.   

7 Cfr.  la Sentencia C-447 de 1997.   

8 Cfr.  Corte  Constitucional  Sentencia  C-504 de 1993; M.P. Eduardo Cifuentes Muñoz y  Carlos  Gaviria  Díaz.  La  Corte declaró exequible en esta oportunidad que el  Decreto  100  de 1980 (Código Penal). Se dijo, entonces: “Constituye un error  conceptual  dirigir  el cargo de inconstitucionalidad contra un metalenguaje sin  valor  normativo  y,  por  tanto, carente de obligatoriedad por no ser parte del  ordenamiento  jurídico.  La  doctrina penal es autónoma en la creación de los  diferentes  modelos  penales.  No  existe  precepto  constitucional  alguno  que  justifique  la limitación de la creatividad del pensamiento doctrinal – ámbito  ideológico  y  valorativo por excelencia -, debiendo el demandante concretar la  posible  antinomia  jurídica  en  el  texto  de  una  disposición  que permita  estructurar     un     juicio     de     constitucionalidad    sobre    extremos  comparables”.   Así,  la  Corte  desestimaba  algunos  de los argumentos  presentados  por  el  actor  que  se  apoyaban en teorías del derecho penal que  reñían  con  la  visión contenida en las normas demandadas y con la idea que,  en opinión del actor, animaba el texto de la Constitución.   

9 Cfr.  Sentencia C-447 de 1997.   

10 Cfr.  Corte   Constitucional   Sentencia   C-269   de   1995  M.P.  Eduardo  Cifuentes  Muñoz.    Este   fallo   que   se  encargó  de  estudiar  la  Demanda  de  inconstitucionalidad  contra la Ley 61 de 1993 artículo 1° literales b y f, es  un  ejemplo  de  aquellos  casos en los cuales la Corte desestima algunos de los  cargos  presentados  por  el actor, puesto que se limitan a presentar argumentos  de conveniencia.    

11 Son  estos  los  términos descriptivos utilizados por la Corte cuando ha desestimado  demandas  que  presentan  argumentos impertinentes a consideración de la Corte.  Este  asunto  también  ha sido abordado, además de las ya citadas, en la C-090  de  1996  (M.P.  Antonio  Barrera Carbonell), C-357 de 1997 (M.P. José Gregorio  Hernández  Galindo), C, 374 de 1997 (M.P. José Gregorio Hernández Galindo) se  desestiman  de  este  modo algunos argumentos presentados por el actor contra la  Ley  333  de  1996  sobre  extinción  de  dominio,  C-012 de 2000 (M.P. Alfredo  Beltrán  Sierra),  C-040 de 2000 (M.P. Fabio Morón Díaz), C-645 de 2000 (M.P.  Alejandro   Martínez  Caballero),  C-876  de  2000  (M.P.  Alejandro  Martínez  Caballero),  C-955  de  2000  (M.P.  )C-1044  de 2000 (M.P. Fabio Morón Díaz),  C-052  de  2001  (M.P. Alvaro Tafur Gálvis), C-201 de 2001 (M.P. José Gregorio  Hernández Galindo).   

12  Sentencia C-1052 de 2001.   

13 El  texto de estas normas constitucionales es el siguiente:   

“Artículo 76. La intervención estatal en  el  espectro  electromagnético  utilizado  para  los  servicios de televisión,  estará  a  cargo de un organismo de derecho público con personería jurídica,  autonomía  administrativa,  patrimonial  y técnica, sujeto a un régimen legal  propio.   

Dicho  organismo  desarrollará y ejecutará  los  planes  y  programas  del Estado en el servicio a que hace referencia en el  inciso anterior (§ 0897, 1876).   

“Artículo   77.  La  dirección  de  la  política  que  en  materia de televisión determine la ley sin menoscabo de las  libertades  consagradas  en  esta  Constitución,  estará a cargo del organismo  mencionado.   

La televisión será regulada por una entidad  autónoma  del  orden  nacional,  sujeta  a  un régimen propio. La dirección y  ejecución  de  las  funciones  de  la  entidad  estarán  a  cargo de una junta  directiva  integrada  por cinco (5) miembros, la cual nombrará al director. Los  miembros  de  la  junta  tendrán período fijo. El Gobierno Nacional designará  dos  de  ellos.  Otro  será  escogido  entre  los representantes legales de los  canales   regionales   de   televisión.   La  ley  dispondrá  lo  relativo  al  nombramiento   de   los   demás   miembros   y  regulará  la  organización  y  funcionamiento de la entidad.   

Parágrafo. Se garantizarán y respetarán la  estabilidad y los derechos de los trabajadores de Inravisión.”   

14  Sobre  la  autonomía de la CNTV pueden consultarse, entre otras, las sentencias  C-497  de  1995,  C-564  de  1995,  T-322 de 1996, C-711 de 1996, C-350 de 1997,  C-445 de 1997, C-351 de 2004.   

15 El  inciso  1°  del  artículo  3°  de  la Ley 182 de 1995 es del siguiente tenor:  “Artículo    3º:   Naturaleza   jurídica,  denominación,  domicilio  y  control político. El organismo al que se refieren  los  artículos  76  y 77 de la Constitución Política se denominará Comisión  Nacional  de  Televisión,  CNTV.  Dicha  entidad  es  una  persona jurídica de  derecho  público,  con autonomía administrativa, patrimonial y técnica, y con  la  independencia  funcional  necesaria para el cumplimiento de las atribuciones  que le asignan la Constitución, la ley y sus estatutos.”   

16  Sentencia C-351 de 2004. M.P. Marco Gerardo Monroy Cabra.   

17  Sentencia  C-564  de  1995  M.P.  José Gregorio Hernández Galindo. En el mismo  sentido  pueden  consultarse  las sentencias C-711 de 1996 y C-350 de 1997, M.P.  Fabio Morón Díaz.   

18  En virtud de la autonomía de CNTV, la Corte declaró  inexequible,  por ejemplo, el aparte final del parágrafo del artículo 62 de la  Ley  182  de  1995  que  permitía  al  Ministerio  de Comunicaciones definir la  reorganización  de  las  frecuencias en el espectro electromagnético, función  que   privativamente   correspondía   ejercer   a   la  Comisión  Nacional  de  Televisión.     (Cfr.  Sentencia C-445 de 1997 M.P. Hernando Herrera Vergara)   

19  Sentencia C-445 de 1997 M.P. Hernando Herrera Vergara   

20  Cfr.  Sentencias  T-322 de  1996,  M.P.  Alejandro  Martínez  Caballero y C-351 de 2004, M.P. Marco Gerardo  Monroy Cabra.   

21  Cfr.  Sentencias  C-497  de  1995 M.P. Eduardo Cifuentes Muñoz y C-351 de 2004,  M.P. Marco Gerardo Monroy Cabra.   

22  Sentencia C-497 de 1995 M.P. Eduardo Cifuentes Muñoz   

23  Sentencia C-351 de 2004, M.P. Marco Gerardo Monroy Cabra.   

24  Sentencia C-228 de 1993. M.P. Vladimiro Naranjo Mesa   

25  Sentencia C-350 de 1997, M.P. Fabio Morón Díaz.   

26  Cfr. Sentencia C-226 de 1996 M.P. Eduardo Cifuentes Muñoz   

27 En  Sentencia  C-805  de  2001,  M.P. Rodrigo Escobar Gil, la Corte analizó el tema  del  desplazamiento  a  ciertas entidades públicas de la potestad regulativa de  la  administración,  en temas específicamente señalados por el constituyente.   

28  Sentencia C-351 de 2004, M.P. Marco Gerardo Monroy Cabra.   

29  Ibídem   

30  Cfr. Sentencia C-298 de 1999, M.P Martha Victoria Sáchica Méndez   

31 Una  de  las  normas  parcialmente acusada en este proceso es el literal e) del mismo  artículo 5° de la Ley 182 de 1995.   

32 Ley  182 de 1995, artículo 5° literal b).   

33 Ley  182 de 1995, artículo 5° literal d).   

34 Ley  182 de 1995, artículo 5° literal n).   

35  Sentencia C-597 de 1996, M.P. Alejandro Martínez Caballero.   

36  Sentencia C-214 de 1994, M.P. Antonio Barrera Carbonell.   

37  Sentencia  C-298  de  1999,  M.P  Martha  Victoria  Sáchica  Méndez.  En  esta  oportunidad  la Corte estudiaba el literal b) del artículo 5° de la Ley 182 de  1995,    cuyo    tenor    literal   es   el   siguiente,   que   fue   declarado  exequible:   

“Artículo  5º. Funciones. En  desarrollo de su objeto, corresponde a la Comisión Nacional de  Televisión:   

(…)  

“B.  Adelantar  las  actividades  de  inspección,  vigilancia,  seguimiento  y control para una  adecuada  prestación  del servicio público de televisión. Para estos efectos,  podrá  iniciar  investigaciones  y  ordenar  visitas a las instalaciones de los  operadores,   concesionarios  de  espacios  de  televisión  y  contratistas  de  televisión;  exigir  la  presentación  de  los libros de contabilidad y demás  documentos  privados, sin que le sea oponible la reserva o inviolabilidad de los  mismos; e imponer las sanciones a que haya lugar”.   

38Al  respecto  pueden  consultarse las sentencias C-599 de 1992, C-390 de 1993, C-259  de 1995, C-244 de 1996 y C-690 de 1996, entre otras.   

39  Sentencia C-417 de 1993, M.P. José Gregorio Hernández Galindo.   

40  Ver,   entre  otras,  las  sentencia  C-597  de  1996.  MP  Alejandro  Martínez  Caballero. Fundamento 12.   

41Sentencia   C-417/93.   MP   José   Gregorio  Hernández  Galindo.  Consideración  de  la  Corte  No 3. En el mismo sentido, ver sentencia C-280 de  1996.   

42  Sentencia C-564 de 2000, M.P. Alfredo Beltrán Sierra.   

43  Consejo  de  Estado,  Sala  de  lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera,  C.P.  Enrique  Gil  Botero.  Sentencia  de  noviembre trece (13) de dos mil ocho  (2008). Radicación número: 68001-23-31-000-1996-02081-01(17009).   

44  Cfr.  Sentencia  C-404  de  2001, M.P. Marco Gerardo Monroy Cabra.   

46  NIETO  GARCÍA, Alejandro. Derecho Administrativo Sancionador. Editorial Tecnos.  Madrid,  1994. P. 298. Citado por Jaime Ossa Arbeláez en DERECHO ADMINISTRATIVO  SANCIONADOR Ed. Legis Bogotá 2000   

47 Cf.  Ossa   Arbeláez,   Jaime  Derecho Administrativo Sancionador Ed. Legis Bogotá 2000 pág. 273   

48  Cfr.  Sentencias  C-127 de  1993 y C-599 de 1999. M.P Alejandro Martínez Caballero.   

49  Sentencia C-404 de 2001, M.P. Marco Gerardo Monroy Cabra.   

50 Al  respecto,  ver  sentencia  C-597  de  1996,  MP  Alejandro  Martínez Caballero,  criterio  reiterado,  entre  otras, por la sentencia C-827 de 2002, M.P. Álvaro  Tafur Galvis.   

51Sentencia   C-427/94.  MP  Fabio  Morón  Díaz,  reiterado  en  la  Sentencia C-244/96. MP Carlos Gaviria Díaz.   

52  Sentencia C-406 de 2004, M.P. Clara Inés Vargas Hernández.   

53  Cfr.  C-530  de  2003 M.P.  Eduardo Montealegre Lynett.   

54  Sentencia C-406 de 2004, M.P. Clara Inés Vargas Hernández.   

55  Ibídem.   

56 En  este  sentido,  la Ley 828 de 2003, contempla de forma directa la imposición de  multas  a  efectos  de  controlar  la  evasión  frente  al sistema de seguridad  social, al respecto dispone:   

“  ARTÍCULO  5o.  SANCIONES ADMINISTRATIVAS. Las autoridades o  personas  que  tengan  conocimiento  sobre  conductas  de  evasión  o elusión,  deberán  informarlas  en forma inmediata al Ministerio de la Protección Social  tratándose  de  pensiones  o  riesgos  profesionales  y  aportes a las Cajas de  Compensación  Familiar,  Sena,  ICBF o a la Superintendencia Nacional de Salud.  El  Ministerio  de la Protección Social y la Superintendencia Nacional de Salud  o  la  autoridad  competente  según  el  caso  dentro  de  los  diez (10) días  siguientes  al  recibo de la queja, correrán traslado al empleador o trabajador  independiente  responsable, quien deberá acreditar el pago o la inexistencia de  la  obligación que se le imputa en un plazo de treinta (30) días. En  el evento en que no se acredite el pago en el plazo mencionado,  existiendo  obligación  comprobada  y  no  desvirtuada,  el  Ministerio  de  la  Protección  Social o la Superintendencia Nacional de Salud, según sea el caso,  impondrá  las  sanciones  previstas  en  la  ley, que tratándose de multas, no  podrán   ser   inferiores  al  cinco  por  ciento  (5%)  del  monto  dejado  de  pagar. (…)”    

“  ARTÍCULO 8o. REQUERIMIENTO DE INFORMACIÓN.  

(…)  

“Lo   anterior,  sin  perjuicio  de  las  sanciones  que  debe imponer tanto la Superintendencia Nacional de Salud o quien  haga  sus  veces  como el Ministerio de la Protección Social, al empleador y al  afiliado  que  no  entregue  la  documentación.  Las  multas  por  el  incumplimiento  a  este  deber podrán llegar a los 10 salarios  mínimos  legales  mensuales  vigentes,  graduados  conforme  la  gravedad de la  infracción  y será destinada a subsidiar la cotización en salud de los cabeza  de  familia  desempleados  en  los  términos  y  condiciones  que  determine el  Gobierno Nacional. (…)”   

“  ARTÍCULO 9o. El parágrafo 3 del artículo 50 de la Ley 789  de  2002  quedará  así:  Registro  único  de  proponentes.  Para  realizar la  inscripción,  modificación,  actualización  o renovación del registro único  de   proponentes,   las   Cámaras   de  Comercio  deberán  exigir  prueba  del  cumplimiento   de   las   obligaciones  parafiscales.  Las  personas  jurídicas  probarán  su  cumplimiento  mediante  certificación  expedida  por  el revisor  fiscal  o  en  su  defecto  por  el  representante legal; las personas naturales  mediante  declaración  juramentada. En caso de que la  información  no  corresponda  a  la  realidad,  el Ministerio de la Protección  Social  o la Superintendencia Nacional de Salud impondrá una multa de diez (10)  a   treinta  (30)  salarios  mínimos  legales  vigentes  al  revisor  fiscal  o  representante  legal  firmante  sin  perjuicio  del pago que deban hacer por los  aportes  que  adeuden. El valor de la multa en lo que  respecta  al  Sistema  General de Seguridad Social en Salud será destinado a la  Subcuenta  de  Solidaridad  del  Fondo  de Solidaridad y Garantía.” (Negrilla  fuera del texto)   

57  Consejo  de  Estado,  Sala  de  lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera,  C.P.  Enrique  Gil  Botero.  Sentencia  de  noviembre trece (13) de dos mil ocho  (2008). Radicación número: 68001-23-31-000-1996-02081-01(17009).   

58 El  texto  completo  del  artículo  5° de la Ley 182 de 1995, en lo acusado, es el  siguiente:   

“ARTICULO     5o.     Funciones.  En  desarrollo de su objeto,  corresponde a la Comisión Nacional de Televisión:   

“…  

“e)   Reglamentar  el  otorgamiento  y  prórroga  de  las concesiones para la operación del servicio, los contratos de  concesión  de  espacios  de  televisión  y  los  contratos de cesión de   derechos  de   emisión,  producción  y  coproducción de los programas de  televisión,   así  como  los  requisitos  de  las  licitaciones,  contratos  y  licencias  para  acceder  al  servicio,  y el régimen  sancionatorio  aplicable  a  los  concesionarios,  operadores  y contratistas de  televisión,  de  conformidad  con  las  normas  previstas  en  la  ley y en los  reglamentos;” (Lo acusado  es lo subrayado)   

59 Se  trata  de  asuntos  contractuales  porque  se  trata  de reglamentar el régimen  sancionatorio   aplicable  a  “los  concesionarios,  operadores y contratistas de televisión”.   

60 Se  trata   también  de  asuntos  contractuales  porque  las  sanciones  a  imponer  recaerán  sobre “los operadores del servicio, a los  concesionarios  de  espacios  de televisión y a los contratistas de los canales  regionales”.     

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