T-053-09

Tutelas 2009

    Sentencia T-053-09  

DERECHO    A    LA    SALUD-Doble connotación   

DERECHO    A    LA    SALUD-Reglas      jurisprudenciales      que      lo      definen     como  fundamental   

DERECHO    A    LA    SALUD-Protección por medio de la acción de tutela   

PRINCIPIO  DE  INTEGRALIDAD  DEL  SISTEMA  DE  SEGURIDAD SOCIAL EN SALUD-Contenido   

PRINCIPIO  DE  INTEGRALIDAD  DEL  SISTEMA DE  SEGURIDAD  SOCIAL EN SALUD-Línea jurisprudencial sobre  criterios determinadores   

DERECHO     A     LA     SALUD     DEL  DISCAPACITADO-La  EPS  le  ha  suministrado  todos los  medicamentos  prescritos  al paciente cuadrapléjico y con epilepsia, pero no le  han    sido   requeridos   los   insumos   y   servicios   que   pretenden   por  tutela/ACCION  DE  TUTELA-Por  tratarse  de  un  sujeto  de  especial  protección  la  EPS  deberá evaluar al  paciente  para  determinar  si  requiere  los  insumos  requeridos  en la tutela   

Es  palmario  que  Cruz  Blanca  EPS  le  ha  suministrado  los medicamentos necesarios para controlar las dolencias padecidas  por  el  enfermo ya que en el expediente obra prueba de la orden médica emitida  por  el  médico  tratante  del  mismo  (en  la  que  se le prescribe las drogas  necesarias  para  el  control  de  la epilepsia) y en el escrito de tutela no se  hace  mención  alguna  en  contrario. También, es evidente que ante la entidad  accionada  no han sido requeridos los insumos y servicios médicos que pretenden  obtener  a  través  del  mecanismo  de  tutela  pues,  en  el  expediente no se  encuentra  prueba  alguna  que  demuestre lo contrario. Con todo, como quiera se  está   ante   un  sujeto  de  especial  protección  constitucional  y  que  el  tratamiento  integral  requerido por el paciente no se agota en el suministro de  tales  medicamentos  sino  en  proporcionarle  todos  los  servicios  e  insumos  médicos  relacionados con su patología, esta Sala considera necesario que Cruz  Blanca  EPS  evalué  al  paciente  para  determinar si la CAMA HOSPITALARIA CON  BARANDAS  y  los  COMPLEMENTOS  ALIMENTICIOS,  efectivamente,  se requieren para  garantizarle el derecho fundamental a la salud.   

Referencia: expediente T- 2016468  

Acción  de tutela instaurada por la señora  Ana  Elizabeth  Rivera  Cortés  en  representación  de su hermano Luis Eduardo  Rivera Cortés.      

Magistrado Ponente:  

Dr. HUMBERTO ANTONIO SIERRA PORTO  

Bogotá  D.C.,  treinta (30) de enero de dos  mil nueve (2009).   

La  Sala  Octava  de  Revisión  de la Corte  Constitucional  integrada  por  los  magistrados  Clara Inés Vargas Hernández,  Jaime  Araujo  Rentería  y  Humberto Antonio Sierra Porto, quien la preside, en  ejercicio  de  sus competencias constitucionales y legales, específicamente las  previstas  en los artículos 86 y 241 numeral 9º, de la Constitución Política  y  en  los  artículos 33 y siguientes del Decreto 2591 de 1991, ha proferido la  siguiente   

SENTENCIA  

Dentro del proceso de revisión del fallo de  tutela  de  única instancia dictado por el Juzgado Treinta (30) Civil Municipal  de  Bogotá,  el  día  once  (11) de julio de dos mil ocho (2008), dentro de la  acción  de  tutela  instaurada  por  la  señora  Claudia Carmenza Rojas Pérez  apoderada  judicial de la señora Ana Elizabeth Rivera Cortés quien a su vez es  representante  legal  de  su  hermano  Luis  Eduardo  Rivera Cortés contra Cruz  Blanca S.A.     

I. ANTECEDENTES.  

Ana   Elizabeth   Rivera   Cortés,   como  representante  del  señor  Luis  Eduardo Rivera Cortés y actuando por medio de  apoderado  judicial  interpuso  acción de tutela en contra de Cruz Blanca S.A.,  por  considerar  vulnerados los derechos fundamentales a la salud y a la vida de  su hermano Luis Eduardo Rivera Cortés.   

HECHOS.  

Los  hechos  que fundamentan la solicitud de  amparo son los siguientes:   

1.-  Expresó que la señora Emma Cortés de  Rivera  es  la  cotizante  directa  de  la EPS Cruz Blanca S.A. y que tiene como  beneficiario  del servicio de salud a su hijo Luis Eduardo Rivera Cortés, quien  padece    de    PARÁLISIS    CEREBRAL   y   EPILEPSIA   PARCIAL   DE   DIFÍCIL  CONTROL.   

2.-  Manifestó  que  el señor Luis Eduardo  Rivera  Cortés vive con sus padres, quienes son personas de la tercera edad. El  padre  cuenta  con  ochenta y seis (86) años y la madre con  ochenta años  (80) años de edad.   

3.- Declaró que, debido a las afecciones que  el  señor  Luis  Eduardo  Rivera Cortés sufre, duerme en la misma cama con sus  padres  para  evitar  que  se  desplome  en  las  noches ante un eventual ataque  epiléptico.    

4.-    Añadió    que,    “son  una  familia  de  escasos  recursos,  no tienen para comprar  pañales  desechables,  ni  tampoco  la  posibilidad  de  bañarlo  diariamente,  algunas  veces  los  bañan  cada  ocho  días si se puede, por que (sic)  sus  padres  son  muy viejitos y no  tienen  la  fuerza  suficiente  para  colaborarle”1  y  señaló que, “a  su  señora  madre  le  toca lavarle unos pañales de tela que  tiene,  estando  expuesto  a  cualquier afección por la forma inadecuada de sus  atención                 personal”2.   

5.-  Explicó que, en cuanto a la entrega de  medicamentos,  la  EPS Cruz Blanca S.A. somete a los padres del  paciente a  trasladarlo  cada  mes  para  dar la orden de entrega de medicamentos, cuestión  que  les  genera  un  problema  adicional  debido  a  la  carencia  de  recursos  económicos  para  cancelar  el  valor  del  taxi  e  indicó  que, “  en  cuanto  a  los  requerimientos, en varias oportunidades los  padres  del  afectado  han  hecho  la petición verbal, como también la hermana  aquí  demandante  para  que  les  presten  todos  los  servicios  de asistencia  integral  narrados en el punto anterior, ante la EPS CRUZ BLANCA y allá siempre  les  contestan que ellos no están autorizados para proceder a dar esta clase de  servicios  integrales  y  les  han  aconsejado  que  por medio de una Acción de  Tutela   pueden  obtener  dichos  servicios  …”3   

6.-De igual forma informó que, “el  señor  Matias  Rivera,  o  sea  el  padre del enfermo, tiene  marcapasos  y  se  encuentra  muy  regular  de  salud…”  “La  hermana  Ana  Elizabeth  Rivera Cortés, es la que lo representa legalmente, le colabora en lo  que  puede,  porque  también  es  de  escasos  recursos  y  tiene  su familia a  cargo.”4   

7.-  Por  último expresó que, “La  enfermedad  que  tiene  LUIS EDUARDO RIVERA CORTÉS, es grave  porque  es  una  persona que no tiene control alguno, TIENE PARÁLISIS CEREBRAL,  EPILEPSIA  PARCIAL  DE  DIFÍCIL CONTROL Y OTROS (persona que necesita cuidado y  control                permanente).”5   

8.- La señora Ana Elizabeth Rivera Cortés,  representante  legal  del  señor  Luis  Eduardo Rivera Cortés,  considera  vulnerados  los derechos fundamentales a la vida y a la salud de su hermano, por  lo  que solicita se ordene a la EPS Cruz Blanca S.A. suministrarle una atención  integral al señor Luis Eduardo Rivera Cortés, consistente en:   

“ 1. Servicio médico domiciliario (debido  a los inconvenientes de salud que padecen los padres por su edad)   

2.  Que le asignen una cama hospitalaria con  barandas para que no se caiga y pueda dormir solo.   

3. Que le hagan llegar todos los medicamentos  a  su  domicilio,  sin  necesidad  de trasladarlo cada mes, como lo exige la EPS  (por cuanto no hay los medios económicos para hacerlo).   

4. Que la EPS CRUZ BLANCA, le haga entrega de  pañales  desechables  para  poder mantenerlo higiénicamente, cada mes mientras  subsista y complementos alimenticios (vitaminas, bienestarina, etc)   

5. O si no internarlo en un sitio adecuado en  donde  le  presten  una  atención  adecuada  para  su  enfermedad  (ya  que sus  familiares    no    tienen    como    hacerlo)”6     

Pruebas aportadas al proceso.  

9.-  En el expediente constan las siguientes  pruebas:   

–  Original  del  poder  amplio  y  especial  otorgado  por  la  señora  Ana  Elizabeth  Rivera  Cortés a la Doctora Claudia  Carmenza  Rojas  Pérez para iniciar acción de tutela contra la EPS Cruz Blanca  S.A.7   

–  Copia  de la cédula de ciudadanía de la  señora  María Emma Cortés de Rivera y del carné de afiliación a la EPS Cruz  Blanca   S.A.8   

– Copia del informe médico rendido por Cruz  Blanca EPS en el que se lee:   

    

         “PCTE CON CUADRO CLÍNICO ESTABLE   

NO  CONTROLADO  PRESENTA CRISSI (sic) DIARIAS   

PCTE  POSTRADO  EN  CAMA  NO  CONTACTO  CON  EXAMINADOR  NO  EMITE  LENGUAJE  NO  MARCHA  CUADRIPARESIA  CON  ESPASTICIDAD  E  HIPERREFLEXIA                 …”9   

–  Copia de la historia clínica emitida por  la    Red   de   Diagnóstico   Médico    “REDIMED   S.A.”10   

–  Copia  de  la  cédula de ciudadanía del  señor       Matías       Rivera       Silva.11    

–  Copia  de  la  cédula de ciudadanía del  señor     Luis     Eduardo     Rivera    Cortes.12   

–  Copias  del escrito de subsanación de la  acción          de         tutela.         13   

Intervención  de  la  Entidad  Promotora de  Salud Cruz Blanca.   

10.-  La  Entidad  Promotora  de  Salud Cruz  Blanca,   a   través  de  su  Director  Administrativo,  señor  Javier  Correa  Quicero,   solicitó  la  negación  del  amparo  requerido  pues  informó  que:    

–  El  paciente  se  encuentra  afiliado  al  Sistema  General  de  Seguridad  Social  en  Salud en el Régimen Contributivo a  través  de  Cruz  Blanca  EPS  en  calidad de beneficiario desde el seis (6) de  diciembre de dos mil dos (2002).   

– No obstante que, el usuario es un paciente  que  presenta  epilepsia  parcial  de  difícil  control  y parálisis cerebral,  razón  por  lo  cual  su hermana solicita se le autorice los servicios médicos  domiciliarios,  una  cama  hospitalaria  con  baranda,  la  entrega de todos los  medicamentos  al  domicilio, pañales desechables y complementos alimenticios ó  en  su  defecto  internarlo en un sitio adecuado donde se le preste la atención  apropiada,  lo  cierto  es que los servicios e insumos médicos requeridos no se  encuentran    dentro    del    Plan    Obligatorio    de    Salud   –POS-.   

– En la entidad no reposa orden médica para  los  servicios  solicitados  es decir, no han sido ordenados o prescritos por el  médico tratante adscrito a la EPS.   

II. SENTENCIA OBJETO DE REVISIÓN.  

Única Instancia. Juzgado Treinta (30) Civil  Municipal de Bogotá.   

11.- El Juzgado Treinta (30) Civil Municipal  de  Bogotá,  mediante  sentencia  proferida el día diecisiete (17) de julio de  dos  mil  ocho  (2008)  niegó el amparo solicitado por la señora Ana Elizabeth  Rivera  Cortés  a  los  derechos  fundamentales a la salud y vida de su hermano  Luis  Eduardo  Rivera  Cortés, por considerar que en el presente caso no obraba  prueba  alguna  que  demostrara que los servicios e insumos médicos solicitados  fueron  prescritos  por  el  médico  tratante  del  señor  Luis Eduardo Rivera  Cortés,  así  como  tampoco  que  la  accionante hubiese acudido a la EPS Cruz  Blanca     para     requerirlos.    

Revisión      por      la     Corte  Constitucional.   

Remitido  el expediente a esta Corporación,  la  Sala  de Selección Número Nueve (9), mediante Auto del veintitrés (23) de  septiembre   de   dos  mil  ocho  (2008)  dispuso  su  revisión  por  la  Corte  Constitucional.   

III.       CONSIDERACIONES       Y  FUNDAMENTOS.   

Competencia.  

12.-  Esta  Corte es competente para revisar  los  presentes fallos de tutela de conformidad con lo previsto en los artículos  86  y  241  de  la  Constitución Nacional, el Decreto 2591 de 1991 y las demás  disposiciones pertinentes.   

Presentación del caso y problemas jurídicos  objeto de estudio.   

13.- La señora Ana Elizabeth Rivera Cortés,  representante  legal  de  su  hermano  Luis  Eduardo  Rivera  Cortés, interpuso  acción  de  tutela  a  través de su apoderada judicial, por considerar que los  derechos  fundamentales a la salud y vida de éste han sido vulnerados por parte  de  Cruz  Blanca EPS al no proporcionarle el tratamiento integral necesario para  el   manejo   de   la  PARÁLISIS  CEREBRAL  y  EPILEPSIA  PARCIAL  DE  DIFÍCIL  CONTROL  que padece desde su  nacimiento.   

Por  tal razón, solicita se ordene a la EPS  Cruz  Blanca  suministrarle  (i) el servicio médico domiciliario, (ii) una cama  hospitalaria  con  barandas,  (iii)  el  trasporte  de  los  medicamentos que su  hermano  toma  al lugar de residencia, (iv) pañales desechables ó en su efecto  (v)  internarlo  en  un  centro  médico  adecuado donde le presten la atención  requerida para el buen manejo de sus dolencias.   

Por  su parte, la Cruz Blanca EPS, a través  de  su  Director  Administrativo  solicitó  que el amparo fuera negado toda vez  que,  los servicios e insumos médicos requeridos no se encuentran dentro de las  prestaciones   y  beneficios  contemplados  en  el  Plan  Obligatorio  de  Salud  –POS-  y en la entidad no  reposa orden médica alguna que ordene su suministro.   

El  Juzgado  Treinta (30) Civil Municipal de  Bogotá,  mediante  sentencia  proferida en única instancia, el día diecisiete  (17)  de  julio  de  dos  mil  ocho  (2008),  decidió  no  tutelar los derechos  fundamentales  a  la  salud  y  vida  del señor Luis Eduardo Rivera Cortés por  considerar  que  no  estaba  demostrado  que,  el  médico tratante del paciente  hubiese  prescrito  lo solicitado en sede de tutela como tampoco que la EPS haya  negado   en   algún   momento   los   servicios  de  salud  requeridos  por  el  paciente.   

14.-  Con fundamento en lo expuesto, debe la  Sala  revisar  la sentencia emitida que niega la protección solicitada. En este  orden  de ideas, deberá resolver el siguiente asunto: ¿La Entidad Promotora de  Salud  Cruz  Blanca  desconoce  los derechos fundamentales a la salud y vida del  señor  Luis  Eduardo  Rivera  Cortés al negarle el suministro (i) del servicio  médico  domiciliario,  (ii)  de  una  cama hospitalaria con barandas, (iii) del  trasporte  de  los  medicamentos  que  toma  al lugar de residencia, (iv) de los  pañales  desechables  ó  en  su  defecto  (v)  internarlo en un centro médico  adecuado  donde  le  presten  la  atención  requerida para el buen manejo de la  PARÁLISIS  CEREBRAL  y  la  EPILEPSIA  PARCIAL  DE DIFÍCIL CONTROL      que      padece     desde     su  nacimiento?   

Para  resolver la cuestión planteada estima  la  Sala importante reiterar su jurisprudencia sobre: (i) el derecho fundamental  a  la salud, ii) el principio de integralidad en la prestación de los servicios  de salud y, (iii) analizar el caso concreto.   

El   derecho   fundamental   a  la  salud.  Reiteración de Jurisprudencia.   

15.-  De  acuerdo  con  el  artículo  49 de la Constitución Política de  1991  la  atención  en  salud  tiene  una  doble  connotación:  por un lado se  constituye  en  un  derecho constitucional y por otro en un servicio público de  carácter  esencial. Por tal razón, le corresponde al Estado organizar, dirigir  y  reglamentar  su  prestación  en observancia de los principios de eficiencia,  universalidad  y  solidaridad  y,  en  cumplimiento  de  los  fines  que  le son  propios.   

Al   respecto  ha  dispuesto  esta  Corte:  “El  derecho  a  la  salud es un derecho que protege  múltiples  ámbitos  de  la  vida  humana, desde diferentes perspectivas. Es un  derecho   complejo,  tanto  por  su  concepción,  como  por  la  diversidad  de  obligaciones  que  de  él se derivan y por la magnitud y variedad de acciones y  omisiones  que  su  cumplimiento demanda del Estado y de la sociedad en general.  La  complejidad  de  este  derecho,  implica  que  la  plena  garantía del goce  efectivo  del  mismo,  está  supeditada  en  parte  a los recursos materiales e  institucionales   disponibles.   Recientemente   la  Corte  se  refirió  a  las  limitaciones  de  carácter  presupuestal  que  al  respecto existen en el orden  nacional:  “[e]n  un escenario como el colombiano caracterizado por la escasez  de  recursos,  en  virtud  de  la  aplicación  de los principios de equidad, de  solidaridad,  de  subsidiariedad  y  de eficiencia, le corresponde al Estado y a  los  particulares que obran en su nombre, diseñar estrategias con el propósito  de  conferirle  primacía  a  la garantía de efectividad de los derechos de las  personas  más  necesitadas por cuanto ellas y ellos carecen, por lo general, de  los  medios  indispensables  para  hacer  viable  la realización de sus propios  proyectos  de  vida  en  condiciones  de dignidad”14    

Ahora  bien,  la  jurisprudencia  de  esta  Corporación  en  un  principio,  entendió  que el derecho a la salud no era un  derecho   fundamental   autónomo   sino   en  la  medida  en  que  “se   concretara   en   una   garantía   subjetiva”15  es  decir,  cuando  al  ciudadano  se  le  negaba el derecho a recibir la atención en salud  definida  en  el  Plan  Básico de Salud, el Plan Obligatorio de Salud y el Plan  Obligatorio  de  Salud  Subsidiado  y  sus  normas  complementarias o, cuando en  aplicación  de  la  tesis  de la conexidad  se  evidenciaba  que  su no protección a través del mecanismo de  tutela  acarreaba  a su vez el desconocimiento de un derecho fundamental como la  vida      o      la     integridad     personal.16   

Y   ello   se   entendió   así   porque,  tradicionalmente   en   el   ordenamiento  jurídico  colombiano  se  hacía  la  distinción     entre     derechos    civiles    y    políticos    –derechos   fundamentales-,   por  una  parte,  y  derechos sociales, económicos y culturales de contenido prestacional  –derechos   de  segunda  generación-  para  cuya  realización es necesario de una acción legislativa o  administrativa  para  lograr su efectivo cumplimiento. Frente a los primeros, la  protección  a  través  del  mecanismo  de  tutela  operaba  de  manera directa  mientras  que  frente a los segundos era necesario que el peticionario entrara a  demostrar   que   la  vulneración  de  ese  derecho  -de  segunda  generación-  conllevaba  a  su  vez el desconocimiento de un derecho fundamental.17   

Así las cosas, con anterioridad para obtener  la  protección  directa  del  derecho  a  la  salud  era  necesario, (i) que la  prestación  negada  se encontrara incluida dentro del Plan Básico de Salud, el  Plan  Obligatorio de Salud o el Plan Obligatorio de Salud Subsidiado ó (ii) que  el  desconocimiento  de ese derecho constitucional impidiera el goce efectivo de  un  derecho  fundamental,  como  la  vida  o  integridad  personal. Con todo, la  jurisprudencia  de  esta Corte, también, señaló que el derecho a la salud era  tutelable  “en aquellas situaciones en las cuales se  afecte  de  manera directa y grave el mínimo vital necesario para el desempeño  físico   y   social   en  condiciones  normales”18  en  virtud del “principio    de    igualdad    en   una   sociedad”19   

Ahora  bien,  en  su  afán  de  proteger  y  garantizar  los derechos constitucionales de todos los habitantes del territorio  nacional,  la jurisprudencia constitucional replanteó las subreglas mencionadas  y  precisó  el  alcance  del  derecho  a la salud. Así, haciendo una relación  entre  derecho  fundamental  y  dignidad  humana  llegó a la conclusión de que  “será  fundamental  todo derecho constitucional que  funcionalmente  esté  dirigido  a lograr la dignidad humana y sea traducible en  un           derecho           subjetivo”20     pues,    “uno  de  los  elementos  centrales que le da sentido al uso de la  expresión  “derechos fundamentales”es el concepto de “dignidad humana”,  el  cual  ha  de  ser  apreciado  en  el  contexto  en  que  se  encuentra  cada  persona”21   

Con  base  en ello, esta Corporación en sus  más  recientes pronunciamientos consideró “artificioso” tener que acudir a  la   tesis   de   la   “conexidad”   para  poder  darle  protección  directa  al  derecho  a  la salud y  estimó  que  “la fundamentalidad de los derechos no  depende  –  ni  puede  depender  –  de  la  manera  como estos derechos se hacen  efectivos  en  la  práctica.  Los  derechos  todos  son  fundamentales  pues se  conectan  de  manera  directa  con  los  valores  que  las  y los Constituyentes  quisieron  elevar  democráticamente  a  la  categoría  de bienes especialmente  protegidos  por la Constitución. Estos valores consignados en normas jurídicas  con  efectos  vinculantes  marcan  las  fronteras  materiales  más allá de las  cuales  no puede ir la acción estatal sin incurrir en una actuación arbitraria  (obligaciones  estatales  de  orden  negativo  o de abstención). Significan, de  modo  simultáneo,  admitir que en el Estado social y democrático de derecho no  todas  las  personas gozan de las mismas oportunidades ni disponen de los medios  –  económicos  y  educativos  –  indispensables  que  les  permitan  elegir con  libertad  aquello  que  tienen razones para valorar. De ahí el matiz activo del  papel  del Estado en la consecución de un mayor grado de libertad, en especial,  a  favor  de  aquellas  personas ubicadas en un situación de desventaja social,  económica  y  educativa.  Por  ello,  también  la  necesidad  de compensar los  profundos  desequilibrios  en  relación con las condiciones de partida mediante  una  acción  estatal  eficaz (obligaciones estatales de carácter positivo o de  acción).”22   

A su vez, también precisó que en el derecho  fundamental  a la salud “su connotación prestacional  obliga  al  Estado  a  racionalizar la asignación de inversión suficiente para  que   su  garantía  tenga  un  alcance  integral,  frente  a  la  necesidad  de  sostenimiento  que  tiene  también  la garantía de otros derechos dentro de un  contexto  de  recursos  escasos.  Que  ello sea así, no despoja al derecho a la  salud  de  su  carácter fundamental, de modo que insistimos: resulta equivocado  hacer  depender  la  fundamentalidad  de  un  derecho de si su contenido es o no  prestacional  y,  en  tal  sentido,  condicionar  su protección por medio de la  acción  de  tutela  a demostrar la relación inescindible entre el derecho a la  salud  –  supuestamente no fundamental – con el derecho a la vida u otro derecho  fundamental  –  supuestamente  no  prestacional-.”23   

Y,  en  sentencia T-760 de 2008 se señaló:   

      

“Así    pues,    la    jurisprudencia  constitucional  ha  dejado  de  decir  que  tutela  el  derecho a la salud “en  conexidad  con  el  derecho a la vida y a la integridad personal” para pasar a  proteger  el derecho “fundamental autónomo a la salud. Para la jurisprudencia  constitucional  “(…)  no brindar los medicamentos previstos en cualquiera de  los  planes  obligatorios  de  salud,  o  no  permitir  la  realización  de las  cirugías  amparadas  por  el  plan,  constituye  una  vulneración  al  derecho  fundamental        a        la       salud.”24   

Por  consiguiente,  esta  Corte  amplió  el  espectro  de  protección  del derecho a la salud sin despojarlo de su carácter  de  servicio  público esencial y derecho prestacional, enfatizando, eso sí, en  su  condición  de  derecho fundamental. Por consiguiente, cuando quiera que las  instancias  políticas  o  administrativas competentes sean omisivas o renuentes  en  implementar  las  medidas  necesarias para orientar la realización de estos  derechos  en la práctica, a través de la vía de tutela el juez puede disponer  su  efectividad,  dada  su  fundamentalidad,  más  aún  cuando las autoridades  desconocen  la relación existente entre la posibilidad de llevar una vida digna  y   la   falta   de   protección   de  los  derechos  fundamentales25.   

El Principio de Integralidad. Reiteración de  Jurisprudencia.   

16.-  La Observación General 14 del Comité  de  Derechos  Económicos,  Sociales  y  Culturales  dispone que el derecho a la  salud  supone  la  existencia  de  cuatro  elementos,  sin los cuales no podría  garantizarse   su   efectividad,   ellos   son:  disponibilidad,  accesibilidad,  aceptabilidad y calidad.   

Ahora  bien, en relación con la calidad, se  ha  sostenido que los establecimientos, bienes y servicios de salud no sólo han  de  ser  aceptables,  mirados  desde  un  enfoque  cultural,  sino  “…también  apropiados  desde  el  punto  de vista científico y  médico  y  ser  de  buena  calidad.  Ello requiere, entre otras cosas, personal  médico   capacitado,   medicamentos   y  equipo  hospitalario  científicamente  aprobados  y  en  buen  estado,  agua  limpia  potable  y condiciones sanitarias  adecuadas.”26   

Por  lo  tanto,  puede  afirmarse  que  un  componente  determinante  de  la calidad en la prestación del servicio público  de  salud es el principio de integridad (o principio de  integralidad),  el  cual  ha  sido destacado de manera  importante  por  el  Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, las  regulaciones   en   materia   de   salud   y  la  jurisprudencia  constitucional  colombianas.   

17.  De  otro  lado,  es  claro que el  principio  de integralidad es uno de los criterios aplicados por  la  Corte  Constitucional  para decidir sobre asuntos referidos a la protección  del  derecho  constitucional  a  la salud. De conformidad con él, las entidades  que  participan  en el Sistema SGSSS deben prestar un tratamiento integral a sus  pacientes,  con independencia de que existan prescripciones médicas que ordenen  de  manera  concreta  la  prestación  de  un servicio específico. Por eso, los  jueces  de  tutela  deben ordenar que se garanticen todos los servicios médicos  que  sean  necesarios  para  concluir un tratamiento27. Por tal, el Estado tiene el  deber  de  brindar a todos los colombianos residentes en el país protección en  salud.   

En  efecto,  la  Ley  100  numeral  3°  del  artículo  153  habla  de  protección  integral: “El  sistema  general  de  seguridad  social  en  salud  brindará atención en salud  integral  a  la población en sus fases de educación, información y fomento de  la  salud  y  la  prevención,  diagnóstico,  tratamiento y rehabilitación, en  cantidad,  oportunidad,  calidad y eficiencia, de conformidad con lo previsto en  el  artículo  162  respecto  del  plan  obligatorio  de  salud”. De  igual  forma,  el  literal  c  del artículo 156 ibídem expresa  que  “Todos  los  afiliados  al  sistema  general de  seguridad  social  en  salud  recibirán  un  plan integral de protección de la  salud,  con atención preventiva, médico quirúrgica y medicamentos esenciales,  que será denominada el plan obligatorio de salud.”   

17.-  Con  base  en  ello,  esta  Corte  ha  desarrollado  toda  una  línea  jurisprudencial para darle plena aplicación al  principio  de  integralidad  y  de  esa  manera garantizar plenamente el derecho  fundamental  a  la  salud  de  todos  los  ciudadanos.  Por   ello,  ha  dispuesto  que  la  atención  a  la  salud  debe ser integral y  comprender  el  cuidado,  el  suministro  de  medicamentos,  las  intervenciones  quirúrgicas,  la prácticas de rehabilitación, la realización de exámenes de  diagnóstico  y  seguimiento  así  como  todo  otro  componente  que el médico  tratante  valore  como  necesario  para  el  restablecimiento  de  la  salud del  paciente28.   

18.  Con  todo, existen  dos  perspectivas  desde  las  cuales la Corte Constitucional ha desarrollado el  principio  de integridad de la garantía del derecho la salud. Una relativa a la  integralidad  del  concepto  mismo  de  salud,  que  llama  la  atención sobre las distintas dimensiones que  tienen  las  necesidades  de  las  personas  en  materia  de  salud, valga decir  necesidades     preventivas,     educativas,     informativas,    fisiológicas,  psicológicas,          entre         otras.29   

La   otra   perspectiva,   que   interesa  particularmente  en  el  presente  caso,  es la que da cuenta de la necesidad de  proteger  el  derecho  fundamental  a  la  salud  de  manera  tal  que todas las  prestaciones  requeridas  por  una  persona  en determinada condición de salud,  sean  garantizadas  de manera efectiva. Esto es, que la  protección  sea  integral  en relación con todo aquello que sea necesario para  conjurar la situación particular de un(a) paciente.   

Por consiguiente, pude afirmarse   que   el   principio   de   integridad  (o principio de integralidad)  corresponde  a  un contenido de la directriz general de prestación del servicio  de  salud  con  exigencias concretas de calidad, cuyo núcleo esencial radica en  la  obligación que le asiste a todas las autoridades que prestan el servicio de  salud    en   Colombia,   de   suministrar   los   tratamientos,   medicamentos,  intervenciones,  procedimientos,  exámenes, seguimiento y demás requerimientos  que  un  médico  tratante considere necesarios, para atender el estado de salud  de  un(a)  afiliado(a);  con  límite  únicamente en el contenido de las normas  legales  que  regulan la prestación del servicio de seguridad social en salud y  su respectiva interpretación constitucional.   

19.-  Ahora bien, es importante precisar que  cuando  las  Entidades  Prestadoras  del  Servicio  de Salud reconocen insumos o  medicamentos   incluidos   en   el   Plan   Obligatorio  de  Salud  –POS-   pero   su  prestación  no  es  garantizada  oportunamente,  desconocen,  irrespetan  y  amenaza  gravemente  el  derecho  fundamental  a  la salud del paciente, pues dicha conducta pude generar  efectos  tales  que puedan someter al paciente a un un intenso dolor o impedirle  acceder  en  el  momento  preciso  a  un  servicio  de salud para recuperarse o,  producir  un  deterioro considerable en su salud. Por ello, esta Corporación ha  dispuesto   que   la   prestación   de  los  servicios  debe  ser  oportuna,  eficiente  y de calidad a fin de  garantizar  la  efectiva  e  integral  prestación  del  servicio  y respetar el  derecho     a     la     salud    del    usuario.30   

20.-  Por  otro  lado,  en  los  supuestos  en  los  que  el  conjunto  de  prestaciones  que  conforman  la  garantía  integral  del derecho a la salud no  estén      necesariamente      establecidos      a  priori  ,  de manera concreta por el médico tratante,  la  protección  de  este derecho conlleva para juez constitucional la necesidad  de  hacer determinable la orden en el evento de conceder el amparo, por ejemplo,  (i)  mediante  la  descripción clara de una determinada patología o condición  de  salud  diagnosticada  por el médico tratante, (ii) por el reconocimiento de  un  conjunto  de  prestaciones  necesarias dirigidas a lograr el diagnóstico en  cuestión;  o  (iii)  por  cualquier  otro  criterio razonable. De este modo, el  reconocimiento  de  la  prestación  integral  del  servicio  de  salud  debe ir  acompañado  de  indicaciones  precisas que hagan determinable la orden del juez  de   tutela,   la   cual   bajo   ningún  supuesto  puede  recaer  sobre  cosas  futuras.   

En  este  orden de ideas, debe precisarse de  manera  clara  que  el  principio  de integralidad no puede entenderse de manera  abstracta,  lo  cual  supone  que las órdenes de tutela que reconocen atención  integral  en  salud  se encuentran sujetas a los conceptos que emita el personal  médico,  y  no,  por  ejemplo,  a lo que estime el paciente. En tal sentido, se  trata  de  garantizar  el  derecho  constitucional  a  la salud de las personas,  siempre  teniendo  en  cuenta  las  indicaciones  y  requerimientos  del médico  tratante.   

La falta de atención respecto de este punto,  puede  derivar  en  que  los  jueces  de  tutela  incurran  en  dictar  órdenes  indeterminadas,  contrarias  al  ordenamiento  jurídico cuyo cumplimiento pueda  resultar  problemático  a la hora disponer las acciones necesarias para brindar  la  atención  a  los  afiliados  y  beneficiarios,  por  parte de las entidades  prestadoras     del     servicio     de    salud.31   

Del caso en concreto.  

21.-  De  acuerdo con lo anterior, esta Sala  encuentra  que  los  derechos  fundamentales  a  la salud y vida del señor Luis  Eduardo  Rivera  Cortés  no han sido desconocidos por parte de Cruz Blanca EPS,  toda  vez  que  no  se evidencia que los servicios e insumos médicos requeridos  por  la  señora  Ana  Elizabeth Rivera Cortés hayan sido negados por aquélla.  Sin  embargo,  dadas  las  especiales  condiciones que rodean el caso, esta Sala  considera necesario realizar las siguientes reflexiones.   

Si  bien  es cierto que, para que proceda el  reconocimiento  del  tratamiento  integral  es necesario que el médico tratante  del  señor Luis Eduardo Rivera Cortés lo haya prescrito, también lo es que en  el  presente caso está de por medio la salud y vida de un sujeto que merece una  especial  protección  constitucional debido a las afecciones padecidas desde su  nacimiento.  En  efecto,  para  esta  Corte  es claro que el señor Luis Eduardo  Rivera  Cortés presenta una PARÁLISIS CEREBRAL y sufre de EPILEPSIA PARCIAL DE  DIFÍCIL  CONTROL,  lo  cual ha generado que el mismo permanezca postrado en una  cama,  sin  posibilidad  de  emitir  lenguaje alguno y con una cuadriparesia con  espasticidad         e         hiperreflexia32.   

De igual manera, es palmario que Cruz Blanca  EPS  le ha suministrado los medicamentos necesarios para controlar las dolencias  padecidas  por  el  señor  Luis  Eduardo Rivera Cortés ya que en el expediente  obra  prueba  de  la orden médica emitida por el médico tratante del mismo (en  la   que   se  le  prescribe  las  drogas  necesarias  para  el  control  de  la  epilepsia)33  y en el escrito de tutela no se hace mención alguna en contrario.  También,  es  evidente que ante la entidad accionada no han sido requeridos los  insumos  y  servicios  médicos que pretenden obtener a través del mecanismo de  tutela  pues,  en  el  expediente no se encuentra prueba alguna que demuestre lo  contrario.   

Con todo, como quiera se está ante un sujeto  de  especial  protección constitucional y que el tratamiento integral requerido  por  el  paciente  no  se  agota  en el suministro de tales medicamentos sino en  proporcionarle  todos  los  servicios  e  insumos  médicos  relacionados con su  patología,  esta  Sala  considera  necesario  que  Cruz  Blanca  EPS evalué al  paciente   para   determinar   si  la  CAMA  HOSPITALARIA  CON  BARANDAS  y  los  COMPLEMENTOS  ALIMENTICIOS,  efectivamente,  se  requieren  para garantizarle el  derecho  fundamental  a  la  salud del señor Luis Eduardo Rivera Cortés.    

Ahora  bien,  como  quiera que en decisiones  anteriores  esta  Sala  ha  ordenado el suministro de prestaciones sin una orden  médica34  y  que  en  el caso concreto el señor Luis Eduardo Rivera Cortés  presenta  una  PARÁLISIS  CEREBRAL  y  sufre  de  EPILEPSIA PARCIAL DE DIFÍCIL  CONTROL  lo  que produce, como es evidente y notorio, una INCONTINENCIA URINARIA  y  su   IMPOSIBLE MOVILIZACIÓN esta Sala le ordenará a la EPS Cruz Blanca  que  le  suministre  (i)  los PAÑALES DESECHABLES necesarios para mantenerlo en  condiciones  higiénicas,  (ii)  el  SERVICIO  MÉDICO  DOMICILIARIO  y (iii) LA  ENTREGA  DE  LOS  MEDICAMENTOS  REQUERIDOS  POR  EL  PACIENTE  EN  SU DOMICILIO.   

Por  consiguiente,  esta  Sala  revocará la  decisión  tomada por el Juzgado Treinta (30) Civil Municipal de Bogotá y en su  defecto,  dispondrá  que la entidad accionada conforme una Junta Médica, en la  que  esté  presente el médico tratante del señor Luis Eduardo Rivera Cortés,  para  que en compañía del personero municipal visiten la morada del paciente y  determinen  la  urgencia  y necesidad de la CAMA HOSPITALARIA CON BARANDAS y los  COMPLEMENTOS  ALIMENTICIOS  y  de,  encontrarlos  efectivamente necesarios, Cruz  Blanca  EPS  proceder a suministrarlos. Ello, con el fin de que la orden emitida  por  esta Corporación esté debidamente sustentada y cimentada en los conceptos  del  personal  médico especializado y del médico tratante del paciente y no en  el querer de los accionantes.      

De  igual  forma, se ordenará a la EPS Cruz  Blanca   suministrar   al  señor  Luis  Eduardo  Rivera  Cortés  los  PAÑALES  DESECHABLES  necesarios  para  mantenerlo en condiciones de higiene personal, el  SERVICIO  MÉDICO  DOMICILIARIO  y la ENTREGA DE LOS MEDICAMENTOS REQUERIDOS POR  EL PACIENTE EN SU DOMICILIO, habida cuenta de sus padecimientos.   

   

En mérito de lo expuesto, la Sala Octava de  Revisión  de  la  Corte  Constitucional,  administrando  justicia en nombre del  pueblo y por mandato de la Constitución,   

RESUELVE  

Primero: REVOCAR el  fallo  proferido en única instancia por el Juzgado Treinta (30) Civil Municipal  de  Bogotá,  el  día diecisiete (17) de julio de dos mil ocho (2008) dentro de  la  acción  de  tutela  instaurada  por la apoderada judicial de la señora Ana  Elizabeth  Rivera  Cortés,  representante  legal del señor Luis Eduardo Rivera  Cortés   y   en   su   lugar   CONCEDER  la  tutela de los derechos a la salud y vida del señor LUIS EDUARDO  RIVERA CORTÉS.   

Segundo: ORDENAR al  Director      Administrativo     de     Cruz     Blanca     EPS     –Bogotá-,   señor   Javier   Correa  Quiceno,  que  en  el  término  de  cuarenta y ocho horas (48) horas, contado a  partir  de  la notificación de la presente sentencia, autorice el suministro de  los  PAÑALES DESECHABLES, del SERVICIO MÉDICO DOMICILIARIO y la ENTREGA DE LOS  MEDICAMENTOS    EN    EL    DOMICILIO    del    señor   Luis   Eduardo   Rivera  Cortés.   

Tercero.- ORDENAR a  la  EPS  Cruz Blanca en Bogotá que en el término de cuarenta y ocho (48) horas  siguientes  a  la notificación de esta providencia, convoque una Junta Médica,  en  la  que  esté  presente el médico tratante del señor Luis Eduardo Rivera,  para  que  en  compañía  de  un  personero  municipal,  valoren  al paciente y  determinen  si la CAMA HOSPITALARIA CON BARANDAS y los COMPLEMENTOS ALIMENTICIOS  son  necesarios  para  garantizarle  el  derecho  fundamental  a  la  salud y le  proporcione  el tratamiento integral relacionado con su patología, ordenado por  la  Junta Médica y finalmente autorice el cubrimiento del 100% del costo de los  anteriores servicios médicos.   

Cuarto: LÍBRESE por  Secretaría  las comunicaciones de que trata el artículo 36 del Decreto 2591 de  1991, para los efectos allí contemplados.   

Cópiese,   notifíquese,   comuníquese,  insértese en la Gaceta de la Corte Constitucional y cúmplase.   

HUMBERTO ANTONIO SIERRA PORTO  

Magistrado  

CLARA INÉS VARGAS HERNÁNDEZ  

Magistrada  

JAIME ARAÚJO RENTERIA  

Magistrado  

MARTHA VICTORIA SÁCHICA MÉNDEZ  

Secretaria General  

    

1  Cuaderno 1, folio 8.   

2  Cuaderno 1, folio 8.   

3  Cuaderno 1, folio 16.   

4  Cuaderno 1, folio 9.   

5  Cuaderno 1, folio 9.   

6  Cuaderno 1, folio 9.   

7  Cuaderno 1, folio 1.   

8  Cuaderno 1, folio 2.   

9  Cuaderno 1, folio 3.   

10  Cuaderno 1, folio 4 y 5.   

11  Cuaderno 1, folio 6.   

12  Cuaderno 1, folio 7.   

13  Cuaderno 1, folios 16 y 17.   

14  Corte Constitucional. Sentencias T-016 de 2007 y T-760 de 2008.   

15  Corte Constitucional. Sentencia T-859 de 2003.   

16  Corte Constitucional. Sentencias T-406 de 1992 y T-571 de 1992.   

17  Corte Constitucional. Sentencia T-016 de 2007.   

18  Corte Constitucional. Sentencia T-760 de 2008.   

19  Corte Constitucional. Sentencia T-597 de 1993.   

20  Corte Constitucional. Sentencia T-227 de 2003.   

21  Corte Constitucional. Sentencia T-760 de 2008.   

22  Corte Constitucional. Sentencia T-016 de 2007.   

23  Corte Constitucional. Sentencia T-016 de 2007.   

24  Corte Constitucional. Sentencia T-736 de 2004.   

25  Cfr. Corte Constitucional Sentencia T-523 de 2007.   

26  Comité  de  Derechos  Económicos,  Sociales  y  Culturales de Naciones Unidas,  Observación  General  14,  (artículo  12  del  Pacto Internacional de Derechos  Económicos,  Sociales  y  Culturales),  (22º período de sesiones, 2000), U.N.  Doc. E/C.12/2000/4 (2000).   

27  Esta  posición  jurisprudencial ha sido reiterada en  diferentes  fallos,  dentro  de los cuales pueden señalarse a manera de ejemplo  los  siguientes:  T-830  de 2006, T-136 de 2004, T-319  de 2003, T-133 de 2001, T-122 de 2001 y T-079 de 2000.   

28  Cfr. Corte Constitucional. Sentencia  T-518 de 2006   

29  Sobre  el  particular  se puede consultar las sentencias T-926 de 1999, T-307 de  2007 y T-016 de 2007, entre otras.   

30  Cfr. Corte Constitucional, Sentencia T- 760 de 2008.   

31  Corte Constitucional. Sentencia T-398 de 2008.   

32  Cuaderno 1, folios 3,  y 4.   

33  Cuaderno 1, folio 5.   

34    Consúltese   la   ssentencia   T-975   de  2008.  En  esa  oportunidad,  la Corte ordenó el suministro de PAÑALES DESECHABLES a una menor  que  sufría  de INCONTINENCIA, sustentando su decisión en que tal padecimiento  es  un  hecho  notorio  que  no  necesita  de  una orden médica que respalde la  necesidad  del  suministro  de  los  insumos  que se solicitaban ante la Entidad  Promotora de Salud.     

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