T-194-09

Tutelas 2009

    Sentencia             T-194-09    

Referencia: expediente T-2151739  

Acción  de  tutela  instaurada  por  María  Noelia  González  Osorio  contra  el Instituto de Seguros Sociales – seccional Risaralda.   

Magistrada ponente (E):  

Dr. CLARA ELENA REALES GUTIERREZ  

Bogotá D.C., veinte (20) de marzo de dos mil  nueve (2009).   

La  Sala  Segunda  de  Revisión de la Corte  Constitucional,  integrada  por  los magistrados, Clara Elena Reales Gutiérrez,  Luis  Ernesto  Vargas  Silva  y Gabriel Eduardo Mendoza Martelo, en ejercicio de  sus    competencias    constitucionales    y    legales    ha    proferido    la  siguiente   

SENTENCIA  

Que  pone fin al proceso de revisión de los  fallos  proferidos  por el Juzgado Cuarto Penal del Circuito de Pereira, el 1 de  septiembre  de  2008, y por la Sala Penal del Tribunal Superior de Pereira, el 5  de noviembre de 2008.   

     

I. ANTECEDENTES     

1.  La  accionante,  actuando  a  través de  apoderada  judicial,  instauró  acción  de  tutela  en contra del Instituto de  Seguros  Sociales,  seccional  Risaralda, para que se protegieran sus derechos a  la  dignidad  humana,  a  la seguridad social, a la igualdad y al mínimo vital.  Considera  que  la  entidad  accionada  ha  vulnerado  sus derechos al negarse a  reconocer   y   pagar   la   pensión  de  invalidez  que  a  su  juicio,  tiene  derecho.   

Afirma   la  tutelante  que  la  junta  de  calificación  de  invalidez  regional  de  Risaralda,  el 9 de febrero de 2005,  determinó   su   pérdida   de   capacidad  laboral  en  un  55.06%1  y  que  en  virtud  de  lo  anterior,  el  19  de  enero  de  2006  solicitó ante el ISS de  Risaralda  el  reconocimiento  y  pago  de la pensión, toda vez que fue en esta  entidad   donde   cotizó   para   cubrir   las  contingencias  de  invalidez  y  muerte.   

Agrega  que la anterior solicitud fue negada  mediante   Resolución   No.   001370   de   2006,2  bajo  el  argumento  de  no  acreditarse  por parte de la afiliada, las semanas exigidas en el artículo 1 de  la  Ley  860  de  2003,  es  decir,  no  certificar  50  semanas  en los 3 años  inmediatamente  anteriores  a  la  estructuración  de la invalidez, no obstante  acreditar  la  pérdida  de  capacidad  laboral  y  330  semanas cotizadas en el  sistema  general  de pensiones.  Resalta la accionante, que las 330 semanas  fueron   cotizadas   con   anterioridad   a   la  vigencia  de  la  Ley  100  de  1993.3   

Considera que es procedente su solicitud, por  haber  cotizado  313  semanas  bajo  el Acuerdo 049 de 1990, artículo 6º, cuya  norma  sólo  exige  al  afiliado  activo  un total de 300 semanas cotizadas con  anterioridad al estado de invalidez.   

Expone  que  es  una  persona de 68 años de  edad,4  que  se encuentra en incapacidad de proveerse una calidad de vida  digna  ya  que  no puede obtener ingresos para sufragar los gastos que se exigen  para  satisfacer  las  necesidades básicas del diario vivir y como consecuencia  de  ello,  ha  tenido que acudir a la caridad de amigos y familiares quienes han  colaborado  motivados  por “la lamentable situación  emocional,  económica y física en la que se encuentra, lo que se traduce en un  estado  de  indignidad,  pues  es,  en  gran  medida,  una  ignominia  tener que  subsistir  bajo  estas  circunstancias  bochornosas y degradantes para cualquier  ser humano”.   

Concluye         –     después     de    relacionar  jurisprudencia   constitucional   relacionada   con   casos  similares  al  suyo  –  manifestando  que  el  desconocimiento   del   precedente  jurisprudencial  en  el  que  se  ordena  el  reconocimiento  de  la  pensión  de  invalidez  aplicando  el artículo 6º del  Acuerdo  049  de  1990,  le  causa  un  perjuicio irremediable y se vulneran sus  derechos  fundamentales  al  mínimo vital, a la seguridad social, a la dignidad  humana  y a la igualdad. Como consecuencia de lo anterior, solicita se ordene al  Instituto  de  Seguros Sociales, seccional Risaralda, dar aplicación al Acuerdo  049  de  1990  y  proceda  a  reconocer  la  pensión de invalidez a favor de la  accionante.   

2.  Aunque en el fallo de primera instancia,  el    juzgador    hace   referencia   a   la   contestación   de   la   empresa  accionada,5  en  el  expediente no se observa escrito alguno que dé fe de tal  afirmación.   

     

I. DECISIONES  JUDICIALES QUE SE REVISAN     

     

1. Primera  Instancia.     

El Juez Cuarto Penal del Circuito de Pereira,  en  sentencia  proferida  el 1 de septiembre de 2008, negó la acción de tutela  por  considerar  que es la justicia ordinaria la que debe dirimir el conflicto y  que  no  quedó  demostrado  que  la  demandante  haya hecho uso de las acciones  ordinarias competentes.    

Igualmente,   consideró  que  la  entidad  demandada  no vulneró el derecho al mínimo vital, toda vez que “se  trata  de  una enfermedad de años y progresiva, entonces cómo  es  posible  que  ahora  se  esté alegando que se le ha vulnerado el derecho al  mínimo  vital  a  la  demandante porque no puede obtener un ingreso que permita  satisfacer  su  congrua  subsistencia; entonces de qué ha sobrevivido todo este  tiempo.   Nada  se  sabe  sobre  la  vida  de  la  accionante,  su  familia  (parientes   por   razón   de   afinidad   o   consanguinidad),  su  situación  económica.   Si  cotizó  al  sistema  hasta  el año de 1.989, de qué ha  sobrevivido  por  más  de diecinueve años. // Decir que de momento se le está  violando  a  la  demandante el derecho al mínimo vital y a la vida digna porque  no  se  reconoció  la  pensión de invalidez, es desconocer que desde antes del  año  1.989,  fecha  desde  la cual no trabaja (así se anotó en la evaluación  para  la  calificación  de su invalidez) o desde la fecha de la estructuración  de   la   invalidez   (9   de   febrero   de   2.005),  no  ha  tenido  de  qué  subsistir.”   

A  su  juicio,  los  hechos  expuestos en la  demanda  de  ninguna  manera  demuestran  que  el  derecho  al  mínimo vital se  encuentre   comprometido   con   la   negación   de   la   prestación   social  exigida.   

Expone   además,   que   “resulta  necesario  advertir  que tampoco se configura vulneración  alguna  de  los  derechos  fundamentales, por cuanto la acción se intenta en un  tiempo  considerable,  si  se tiene en cuenta que la fecha de la estructuración  de  la  invalidez  data  desde  el  9  de  febrero de 2.005, que la solicitud de  reconocimiento  y  pago  de  pensión  fue  el  19  de enero de 2.006, y la vía  gubernativa  fue  agotada hace más de veintinueve (29) meses sin que se hubiere  instaurado  la  correspondiente  demanda  laboral,  suficiente  para  que  ya se  decidiera   de   fondo   por   el  funcionario  judicial  competente”.   

     

1. Segunda  Instancia.     

La  Sala  de  decisión  Penal  del Tribunal  Superior  del  Distrito  Judicial de Pereira, en sentencia del 5 de noviembre de  2008  declaró improcedente la acción de tutela argumentando que en el presente  caso  “se  puede advertir a priori la improcedencia  de  la acción de tutela, pero por razones diversas a las aludidas por la a quo.  En  efecto,  dentro  de  esta  actuación  se han acreditado en debida forma las  diferentes  gestiones  realizadas  por  la  accionante,  de  manera  directa o a  través  de  su  apoderada,  con  el  fin  de  conseguir el reconocimiento de su  pensión  de  invalidez;  es  así  como  inicialmente fue valorada por la Junta  Regional  de  Calificación de Invalidez donde se determinó una incapacidad del  55.06%,  estructurada  el 9 de febrero de 2005; luego, acudió ante el Instituto  de   Seguro   Social   –  Pensiones    –   para  presentar  solicitud  de  reconocimiento, la que fue negada mediante resolución  001370  del  27  de  marzo  de 2006.  Esta decisión fue notificada sin que  contra  la  misma  se hubieran interpuesto los recursos legales, no obstante que  en  el artículo segundo de la parte resolutiva se indicó la procedencia de los  mismos  en  un  término  de  cinco  (5) días.  Esta omisión permitió la  firmeza  del  acto  y  dejó  entrever –     por     lo     menos     en     lo     formal     –  que  la solicitante se encontraba a  gusto con lo resuelto.   

La   falta   de   configuración   de  los  presupuestos   jurisprudenciales  mencionados,  principalmente  la  omisión  en  agotar  en  debida forma la vía gubernativa, aunados a la posibilidad que está  vigente  de  acudir  ante la jurisdicción de lo contencioso administrativo o la  laboral,   para  debatir  allí  la  idoneidad  del  acto  administrativo  o  la  existencia  del derecho pensional, y la falta de acreditar de manera contundente  la  inminencia  de  un  perjuicio  irremediable  y de la afectación del mínimo  vital  de la actora (…) permiten establecer sin lugar a dudas que esta acción  de  amparo es a todas luces improcedente, ya que pese a la edad de la accionante  y  por  ende  a su calidad de sujeto de especial protección, sí le es exigible  un  mínimo  de  requisitos  para  que  pueda  debatir  en  sede  de  tutela los  cuestionamientos  a la resolución que negó su derecho pensional, razón que se  concreta  en  su  inactividad  procesal  administrativa  al  no haber atacado la  decisión  desfavorable  mediante  el  uso  legal  de  los recursos.”   

     

I. CONSIDERACIONES Y  FUNDAMENTOS     

     

1. Competencia     

La  Corte  Constitucional es competente para  revisar  la  decisión  judicial reseñada, de conformidad con lo establecido en  los  artículos  86  y 241-9 de la Constitución Política y 31 a 36 del Decreto  2591 de 1991.   

     

1. Problema  jurídico     

Corresponde  a  la Sala Segunda de Revisión  analizar los siguientes problemas jurídicos.   

¿Vulnera  la entidad accionada los derechos  invocados  por  la  accionante,  al  negarse  a reconocer y pagar la pensión de  invalidez  solicitada,  bajo  el  argumento  de  no  cumplir  la  afiliada,  los  requisitos señalados en el artículo 1º de la Ley 860 de 2003?   

Para desarrollar el problema planteado y por  tratarse  de  cobro  de  acreencias  de carácter laboral, se debe establecer de  manera  preliminar  la  procedencia  de  la  acción  de tutela para alcanzar la  defensa de los derechos invocados.    

     

1. Procedencia  excepcional  de  la  acción  de  tutela  para el cobro de acreencias laborales.  Reiteración      de      jurisprudencia.       Aplicación     al     caso  concreto.     

3.1. Por regla general, la acción de tutela  no  procede  para  ordenar  el reconocimiento de pensiones ya que existen medios  ordinarios  idóneos  para  resolver  dichas  pretensiones.  Al  respecto,  esta  Corporación   ha   reiterado   el   carácter  excepcional  de  este  mecanismo  constitucional  de  protección  de  los  derechos,6  indicando  que  la tutela no  puede  desplazar  ni sustituir los mecanismos ordinarios establecidos en nuestro  ordenamiento                jurídico.7   

No  obstante lo anterior, para determinar si  la  acción  de  tutela  es procedente, la Corte Constitucional ha señalado dos  aspectos  distintos.  En  primer  lugar, si la tutela se presenta como mecanismo  principal,  es  preciso examinar que no exista otro medio judicial. Si no existe  otro  medio, o aún si existe pero éste no resulta idóneo en el caso concreto,  la   tutela   procede  como  mecanismo  principal  de  amparo  de  los  derechos  fundamentales.  Adicionalmente, en relación con la existencia del otro medio de  defensa  judicial,  la  jurisprudencia de la Corte ha señalado que no existe la  obligación  de  iniciar  el  proceso  ordinario antes de acudir a la acción de  tutela,  basta  que  dicha posibilidad esté abierta al interponer la demanda de  tutela,  pues  si  el accionante ha dejado vencer la oportunidad para iniciar el  trámite   del   proceso   ordinario,   la  tutela  no  procede  como  mecanismo  transitorio.8   

En  segundo  lugar,  cuando  la  tutela  se  interpone  como  mecanismo  transitorio,  habida  cuenta  de la existencia de un  medio  judicial  ordinario  idóneo, es preciso demostrar que ésta es necesaria  para  evitar  un  perjuicio irremediable. Dicho perjuicio se caracteriza, según  la  jurisprudencia,  por  lo siguiente: (i)  por  ser  inminente,  es  decir,  que se trate de una amenaza que  está   por   suceder   prontamente;  (ii)  por ser grave, esto es, que el daño o menoscabo material o moral  en  el  haber  jurídico  de  la  persona  sea  de gran intensidad; (iii) porque las medidas que se requieren  para   conjurar   el   perjuicio  irremediable  sean  urgentes;  y  (iv)  porque  la  acción  de  tutela sea  impostergable  a  fin  de  garantizar que sea adecuada para restablecer el orden  social    justo    en    toda    su    integridad.9   

Cuando  lo  que  se  alega  como  perjuicio  irremediable  es  la afectación del mínimo vital, la Corte ha señalado que si  bien  en  casos  excepcionales  es  posible  presumir su afectación, en general  quien  alega  una  vulneración  de este derecho como  consecuencia  de  la falta de pago de alguna acreencia laboral o pensional, debe  acompañar   su  afirmación  de  alguna  prueba,  al  menos  sumaria,  pues  la  informalidad  de  la acción de tutela no exonera al actor de probar, aunque sea  de  manera  sumaria,  los  hechos  en los que basa sus pretensiones.10   

En  ese evento, la  Corte   analiza   las   circunstancias   concretas   en  cada  caso,11 teniendo en  cuenta,  por  ejemplo,  la  calidad  de la persona que alega la vulneración del  mínimo  vital,  el  tiempo  durante  el  cual  se ha afectado supuestamente ese  derecho,  el  tipo de pago reclamado y el tiempo que deberá esperar para que la  acción  ordinaria a través de la cual puede reclamar el pago de sus acreencias  laborales    o    pensionales    sea    resuelta.12   

Una   vez   precisada  la  doctrina  sobre  procedencia  excepcional  de la acción de tutela para el reconocimiento y cobro  de  acreencias  laborales  y  pensionales, pasa la Sala a examinar si en el caso  presente se cumplen los requisitos anteriormente enunciados.   

3.2. El asunto bajo revisión se refiere a la  solicitud  que  hace  la  accionante  sobre  la  pensión de invalidez, que a su  juicio,  tiene  derecho.   Luego  de  un  examen de los hechos y documentos  aportados   al  expediente,  concluye  esta  Sala,  que  la  acción  de  tutela  interpuesta  no  es  procedente  como  mecanismo  principal,  por las siguientes  razones:   

En primer lugar, se observa en el expediente  que   la   solicitud   fue   presentada  el  19  de  enero  de  200613   y  fue  resuelta  negativamente  por el ISS, seccional de Risaralda el 27 de marzo de la  misma  anualidad.   Sin  embargo,  aunque  en el artículo segundo del acto  administrativo  que  negó  la  prestación  económica  se  le  hizo saber a la  accionante  los  recursos  que procedían contra la decisión, de lo expuesto en  el  expediente  y de los documentos aportados al mismo, no es posible establecer  si   la  señora  González  Osorio  hizo  uso  de  los  mecanismos  de  defensa  procedentes  ni  mucho  menos si agotó la vía gubernativa para controvertir el  acto.   Aún   así,   la   tutela   fue   interpuesta   a  los  dos  (2)  años  siguientes14  a  la  negativa  de  la entidad para reconocer la pensión.    

En   este   sentido,  en  caso  de  haber  interpuesto  los  recursos  de  reposición  y  apelación  de manera oportuna y  acudir  a  la  justicia  contenciosa  para atacar el acto, que en sede de tutela  vulnera  sus  derechos  fundamentales,  a  través  de  la  acción de nulidad y  restablecimiento  del  derecho,  estaría  pendiente  la resolución del proceso  iniciado  por  parte del funcionario.  Si por el contrario, dejó vencer el  término  para  acudir  a  la justicia contenciosa, dicha omisión no podrá ser  subsanada  a  través  de  este medio, puesto que la tutela no puede ser incoada  para    revivir    términos   vencidos   ni   para   subsanar   omisiones   del  accionante.    

Así  las cosas, la presente acción resulta  improcedente,  toda  vez  que  la  solución  de la controversia planteada recae  sobre   la  jurisdicción  contenciosa  o   la  ordinaria  laboral,  según  corresponda.   

En  segundo lugar, la demanda fue presentada  en  agosto  de  2008  sin que en el expediente se adviertan razones o causas que  justifiquen  la  demora  en  el ejercicio de la acción constitucional, toda vez  que  han  transcurrido poco más de dos años desde la negativa de la entidad en  el    reconocimiento    de   la   prestación   social   invocada   –  decisión que consta en Resolución  N°  1370  del  27  de  marzo  de 2006 –.  En  este  sentido, la demanda de tutela resulta improcedente por  incumplimiento del presupuesto de la inmediatez.   

De  otra parte, en cuanto a la existencia de  un  perjuicio  irremediable  que  haga  procedente  la  acción  de  tutela como  mecanismo  transitorio, encuentra esta Sala de Revisión que la demandante alega  en  el  escrito  de  tutela  que  la  negativa del Seguro Social en reconocer la  pensión   de  invalidez  la  deja  “en  una  grave  situación  de  indignidad indeseable e inaceptable”  que  la  obliga  a  vivir  de  la caridad de amigos y familiares para cubrir sus  gastos  básicos.   Al  respecto,  es necesario resaltar que la accionante,  que  en  la  actualidad  es  un adulto mayor, dejó de trabajar desde el año de  1990  – según informe de  la  entidad  calificadora de invalidez –,  lo  que  permite  inferir que desde hace más de quince años la  actora  no recibe ingresos de parte de un empleador, para su subsistencia.   No  obstante,  en  su escrito de tutela la actora no hace referencia a la manera  en  que ha cubierto sus necesidades básicas en el transcurso de estos 15 años,  si  convive  con algún familiar o si uno de los miembros de su núcleo familiar  se  hace  cargo  de sus gastos, ni mucho menos menciona un hecho que indique que  las  circunstancias  en  las  que  vivía  hace  unos  años  han  cambiado para  justificar  de  alguna  manera  la  existencia  de un perjuicio irremediable que  afecte  en estos momentos su mínimo vital.  En ese sentido, no existe para  la   Sala   prueba  sumaria  sobre  su  afectación  que  haga  procedente  esta  acción   

Por las razones anteriores, la Sala concluye  que  la  acción  de  tutela no fue presentada dentro de un término razonable y  que  la  señora María Nohelia González Osorio no enfrenta la inminencia de un  perjuicio  irremediable  que soporte la tutela transitoria de sus derechos. Como  consecuencia,  la  Corte  confirmará  las decisiones de instancia, y declarará  improcedente  la  presente  acción de tutela atendiendo lo expuesto en la parte  considerativa de esta providencia.    

     

I. DECISION     

En mérito de lo expuesto, la Sala Segunda de  Revisión  de  la  Corte  Constitucional,  administrando  justicia en nombre del  pueblo y por mandato de la Constitución,   

RESUELVE:  

Primero.-  CONFIRMAR   los   fallos  proferidos  por  los Juzgados Cuarto Penal del Circuito de Pereira y por la Sala  Penal  del  Tribunal  Superior  del  Distrito Judicial de Pereira que negaron la  tutela de los derechos por improcedencia de la acción.   

Segundo.-  LIBRESE  por Secretaría la  comunicación  de  que  trata el artículo 36 del Decreto 2591 de 1991, para los  fines allí establecidos.   

Notifíquese, comuníquese, insértese en la  Gaceta de la Corte Constitucional y cúmplase.   

CLARA ELENA REALES GUTIERREZ  

Magistrada Ponente (E)  

GABRIEL EDUARDO MENDOZA MARTELO  

Magistrado  

LUIS ERNESTO VARGAS SILVA  

Magistrado  

MARTHA VICTORIA SACHICA MENDEZ  

Secretaria General    

1 Ver a  folios  19  al  22 del expediente, concepto sicológico y formulario de dictamen  de la Junta Regional de Calificación de Invalidez.   

2 Ver  fotocopia  de la resolución a folio 23 del expediente, en la cual se expresa lo  siguiente:   “(…)  Que  revisado  el  reporte  de  semanas,  expedido  por  la  Gerencia  Nacional de Historia Laboral y Nómina de  Pensionados  del  Instituto  de  Seguros  sociales,  se  establece  que  el (la)  asegurado  (a)  cotizó  a  este Instituto en forma interrumpida un total de 330  semanas,  de  las  cuales  17 semanas se cotizaron en los 3 años inmediatamente  anteriores  a  la  fecha  de  estructuración de la invalidez, aclarando que las  semanas  cotizadas  con  posterioridad  a  dicha  fecha no pueden ser tenidas en  cuenta  para  efectos  de  la  prestación  solicitada,  y  acredita  un .00% de  fidelidad  de  cotización al sistema al haber cotizado 0 semanas entre el 06 de  Agosto  de  1960,  fecha en la que cumplió 20 años de edad y el 25 de Julio de  2005,  fecha  en  que  se  efectúo (sic) la primera calificación del estado de  invalidez”.   

3 Ver a  folios  24  al  26,  historia  laboral y períodos de afiliación al Régimen de  Pensiones  ISS.   Fecha  de  último  ingreso  1990/10/05 y fecha de retiro  1990/12/19.   

4 Anexa  a  folios  17  y  18  fotocopias del acta civil de nacimiento y de la cédula de  ciudadanía.   

5  Al  respecto,  el  Juez  4  Penal  del  Circuito  de  Pereira  afirma  lo siguiente:  “El  Departamento de Pensiones del ISS contestó la  demanda  argumentando  que  la  vía  gubernativa  ya se encuentra agotada en lo  relacionado  con  la  petición  de  pensión  de  invalidez  pretendida  por la  demandante,  y  por  tanto  considera  que los hechos expuestos en la demanda se  pueden    dar   por   superados,   siendo   procedente   el   archivo   de   las  diligencias.”   

6  Artículo  86.  Constitución  Política.  “(…) Esta acción solo procederá  cuando  el  afectado  no  disponga  de otro medio de defensa judicial, salvo que  aquella   se  utilice  como  mecanismo  transitorio  para  evitar  un  perjuicio  irremediable (…)”.    

7 Corte  Constitucional,  Sentencia  T-106  de  1993,  MP.  Antonio Barrera Carbonell. La  Corte  afirmó que la posibilidad de acudir a la acción de tutela “(…)sólo  tiene  lugar  cuando  dentro  de  los  diversos medios que aquél ofrece para la  realización  de  los  derechos,  no  exista  alguno  que  resulte  idóneo para  proteger  instantánea  y  objetivamente el que aparece vulnerado o es objeto de  amenaza  por  virtud  de  una  conducta  positiva  o  negativa  de una autoridad  pública  o de particulares en los casos señalados por la ley, a través de una  valoración  que  siempre  se  hace  en  concreto, tomando en consideración las  circunstancias  del  caso  y la situación de la persona, eventualmente afectada  con  la  acción  u  omisión.”  Ver también, la sentencia T-480 de 1993, MP:  José Gregorio Hernández Galindo.   

8 Ver,  entre otras, las sentencias T-871 de 1999, T-812 de 2000.   

9 Esta  doctrina  ha  sido reiterada en las sentencias de la Corte Constitucional, T-225  de  1993,  MP.  Vladimiro  Naranjo Mesa, SU-544 de 2001, MP: Eduardo Montealegre  Lynett,  T-1316  de  2001,  MP (E): Rodrigo Uprimny Yepes, T-983-01, MP: Álvaro  Tafur Galvis, entre otras.   

10  Corte  Constitucional,  Sentencia  SU-995  de  1999,  MP:  Carlos Gaviria Díaz,  T-1088 de 2000, MP: Alejandro Martínez Caballero.   

11 Ver  por    ejemplo    la    sentencia    T-043   de   2007,   MP:   Jaime   Córdoba  Triviño.   

12  Sobre  las  características que debe tener el perjuicio irremediable, ver entre  muchas  otras,  las  sentencias  T-1316  de 2001, MP (E): Rodrigo Uprimny Yepes,  T-225 de 1993, MP: Vladimiro Naranjo Mesa.   

13 Ver  copia de la Resolución No. 001370 de 2006.   

14 El  secretario  del Juzgado 4º Penal del Circuito de Pereira, certifica la fecha de  recibo  de  la  tutela  el  día  15  de  agosto de 2008.  Ver folio 28 del  expediente.     

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