T-518-09

Tutelas 2009

    Sentencia T-518-09  

ACCION     DE     TUTELA-Carencia  actual  de objeto por cuanto el paro fue levantado por los  corteros de caña   

REPRESENTACION   DE   LOS   SINDICATOS   Y  ASOCIACIONES  DE  TRABAJADORES  PUEDEN VELAR POR LOS INTERESES COLECTIVOS DE SUS  MIEMBROS/PERSONERIA  SUSTANTIVA  DE  LOS  SINDICATOS  PARA INSTAURAR ACCIONES DE  TUTELA-Reiteración de jurisprudencia   

No  existe  duda  de  que  un sindicato puede  actuar  tutelarmente  a  nombre  de  sus  afiliados,  como  ocurría  en el  presente   caso.   Así,   se   puede  concluir:  (i)  constitucionalmente   los   sindicatos   son   titulares  directos  de  derechos  fundamentales  y,  además,  representantes  de  los  derechos  laborales de las  personas  a  ellos afiliadas. Por tanto, actualmente no hay discusión acerca de  su   titularidad   para   ejercer   acciones   de   tutela   en   favor  de  los  trabajadores   que  representa;  (ii) la Corte ha  admitido  que  los  sindicatos  pueden  instaurar  acción de tutela  cuando  la  protección  gira alrededor del amparo de los derechos  constitucionales  fundamentales  de  las  personas  naturales asociadas. La Sala  revela  el  yerro  de  la  sentencia  de  instancia que llevó a negar la tutela  mediante   un   auto   inmotivado   en  donde  concluyó  que  no  existía  legitimidad  del accionante para presentar la demanda, ignorando una consolidada  jurisprudencia       de      10      años      proferida      por     esta  Corporación.      

RECHAZO   IN   LIMINE   DE  LA  DEMANDA  DE  TUTELA-Está  prevista  en el artículo 17 del Decreto  2591/91/RECHAZO   IN   LIMINE   DE   LA   DEMANDA  DE  TUTELA-Es     una     figura     excepcional     y  restrictiva   

En  la  sentencia  C-483  de  2008, que en la  revisión  de  casos  particulares, también se ha identificado el rechazo de la  acción  de  tutela   como una figura jurídica de naturaleza excepcional y  restrictiva,  por lo que ha demandado un papel activo de los jueces de tutela en  la  utilización de los poderes y facultades procesales de los que se encuentran  investidos   para   esclarecer  la  situación  fáctica  que  ha  originado  la  presentación  de  la  acción.  En  este sentido, para la Corte es claro que el  rechazo  de  la  solicitud de tutela sólo procede en los eventos en que ella no  ofrece  claridad,  la situación no fue corregida por el actor en su oportunidad  y,  adicionalmente,  el  fallador  llegó  al  convencimiento  que  ni  siquiera  haciendo  uso  de  sus  poderes  y facultades podrá esclarecer la situación de  hecho  objeto de la acción. Tal doctrina aplicada al caso que se examina arroja  la     siguiente     conclusión:     En   el  caso que se examina, no procedía el rechazo in limine  de  la  demanda,  puesto  que  eran  claras  las  peticiones del accionante, los  derechos  supuestamente   vulnerados  estaban  en consonancia con el relato  fáctico,  al  accionante  no se le solicitó que aclarara o corrigiera  la  demanda  en  un término de 3 días, existía clara legitimidad para actuar, por  ende,  el  juez de tutela, estaba en la obligación constitucional de emitir una  sentencia,  no  un auto, que fallara  de fondo los problemas jurídicos que  habían  sido  sometidos  a  su conocimiento. A este respecto, la Corte  ha  dispuesto  que  el  juez  de  tutela  una  vez avoca conocimiento del reclamo de  protección  “debe  entrar  a  estudiar  y  decidir, bien sea en el sentido de  declararla  improcedente,  negarla  o  concederla,  según  sea el caso, sin que  pueda      válidamente     abstenerse     de     imprimirle     el     trámite  respectivo”1  y eso es lo que ha debido hacer el Magistrado Sustanciador en este  caso.   

DERECHO   A   IMPUGNAR   LOS   FALLOS   DE  TUTELA-Caso   en   que   al   rechazar  de  plano  la  impugnación  se  dio  violación  de  precepto  superior  y desconocimiento del  derecho fundamental de acceso a la justicia   

Todo  fallo  de  tutela  es  susceptible  de  impugnación,  de  acuerdo  con  esta norma. La Constitución no plasmó, por lo  tanto,  ningún motivo de rechazo in limine de aquella, ni tampoco razón alguna  para  su  improcedencia. En otros términos, sin perjuicio de la reglamentación  legal  sobre la forma y características de la impugnación, puede decirse que a  la  luz  de  la  Carta,  siempre  existirá la posibilidad de atacar el fallo de  primera  instancia   en  materia de tutela. Aún en los casos en los cuales  la  tutela en sí misma haya sido considerada improcedente por el juez, debe ser  posible   la   impugnación   contra   el   contenido   de   la   determinación  adoptada,   pues  está  de  por  medio  la  efectividad  de  los  derechos  fundamentales,  objetivo prioritario del Ordenamiento Constitucional. En el caso  que  nos  ocupa,   el propio Magistrado del Tribunal, utilizando los mismos  argumentos   para  negar  la  tutela,  es  decir  falta  de  legitimación  para  representar  los  intereses de los trabajadores sindicalizados, rechaza de plano  la   impugnación,  provocando  claramente  una   violación  del  precepto  superior   y  un  desconocimiento  del  derecho  fundamental  de  acceder  a  la  administración de justicia, art. 229 de la Constitución.   

JUEZ  DE  TUTELA TIENE EL DEBER DE REMITIR EL  EXPEDIENTE  PARA  SU  EVENTUAL  REVISION  A  LA CORTE CONSTITUCIONAL/NEGLIGENCIA  JUDICIAL-Caso  en  que no se remitió el expediente de  tutela a la Corte Constitucional   

En  el  presente  caso, la Sala  critica  vehementemente  una vez más, el proceder del Magistrado,  que no permitió  el  envío  del  expediente  a  la  Corte Constitucional, infringiéndose de esa  manera  no sólo el mandato constitucional  contenido en el artículo 240-9  C.P.,   sino  el  término  legal  indicado para ello. Se le impidió   entonces  a  la  Corte, revisar el fallo de tutela dentro de un plazo razonable,  enmarcado  en  la  finalidad  de  poder  incidir  oportunamente en el reclamo de  protección  inmediata  que formuló quien promueve una  acción de tutela.  Debido  a  lo  anterior,  el   accionante  se  vio  en la necesidad de  recurrir  a  lo dispuesto por el  auto 100 de 2008 para que su tutela fuera  enviada  a  la  Corte  Constitucional.  La  Corte  reitera  de  esta  manera  su  jurisprudencia  en  torno  a  los  casos  de  negligencia  judicial.   

JURISDICCION  LABORAL  ORDINARIA-Es  la competente para dirimir controversias que surjan con ocasión  del Contrato de Trabajo   

La  jurisdicción  laboral  ordinaria  es la  competente  para  solucionar  las  controversias  que  surjan con ocasión de un  contrato  de  trabajo  (C.S.T.,  art.  2),  dentro de los cuales se encuentra el  estudio  de  la  existencia  de  un  trato  discriminatorio  en  las  relaciones  laborales,  ya sea porque dicho trato se da en materia salarial y prestacional o  respecto  a  las condiciones materiales y temporales de trabajo. Ciertamente, el  tratamiento  no  discriminatorio  es  un  elemento  propio  de  los contratos de  trabajo  y  por  ello, el legislador ha señalado recursos ordinarios que buscan  eliminar  los  posibles  factores de desequilibrio en las relaciones de trabajo.  Por  lo  tanto,  la acción de tutela, dado su carácter subsidiario, no procede  en  general,  si  se  trata  de  resolver  conflictos  que, en principio, son de  conocimiento de la jurisdicción laboral.   

JURISDICCION  LABORAL  ORDINARIA-Pedidos  de  carácter  laboral contenidos en pliegos de peticiones  elevados a empresarios de la caña   

Se  considera  que  existen otras vías para  reclamar  lo  pretendido por los accionantes en punto a sus pedidos de carácter  laboral  contenidos  en  el pliego de peticiones elevado a los empresarios de la  Caña  con  miras  a  una  negociación colectiva. Tales peticiones, como son la  contratación   directa de los trabajadores, aumento de salarios, atención  para  más  de 300 trabajadores discapacitados, etc,  no son atendibles por  el  juez  constitucional por las razones ya expuestas, amén de que no se logró  probar  la  afectación  de las condiciones laborales de todos los representados  en  la tutela y no existe tampoco prueba de perjuicio irremediable que ameritara  un  amparo  transitorio.  Por  tal razón, en este aspecto, la tutela se declara  improcedente.   

COOPERATIVAS DE TRABAJO ASOCIADO Y LIBERTAD DE  ASOCIACION-Derechos      que      tienen      los  asociados   

Se  considera  que  existen otras vías para  reclamar  lo  pretendido por los accionantes en punto a sus pedidos de carácter  laboral  contenidos  en  el pliego de peticiones elevado a los empresarios de la  Caña  con  miras  a  una  negociación colectiva. Tales peticiones, como son la  contratación   directa de los trabajadores, aumento de salarios, atención  para  más  de 300 trabajadores discapacitados, etc,  no son atendibles por  el  juez  constitucional por las razones ya expuestas, amén de que no se logró  probar  la  afectación  de las condiciones laborales de todos los representados  en  la tutela y no existe tampoco prueba de perjuicio irremediable que ameritara  un  amparo  transitorio.  Por  tal razón, en este aspecto, la tutela se declara  improcedente.   

Referencia:      expediente      T-  2.207.962   

Acción de tutela instaurada por Luís Javier  Correa   Suárez,   representante   legal   del   Sindicato    Nacional  de  Trabajadores   de   la  Industria  de  Alimentos  (SINALTRAINAL)  en  contra  de  Presidencia  de  la  República, Ministerio de la Protección Social, Ministerio  de  Defensa  Nacional,  Gobernación  del  Valle  y  las empresas de ingenios de  azúcar:  Pichichí,  Providencia, Manuelita, Central Tumaco, Mayagüez, Central  Castilla,   María   Luisa,   La   Cabaña,   Risaralda,  Riopaila  y  Cauca  en  Colombia.   

Magistrado Ponente:  

Dr. JORGE IGNACIO PRETELT CHALJUB  

Bogotá D.C., treinta (30) de julio de dos mil  nueve (2009)   

La  Sala Sexta de Revisión de tutelas de la  Corte  Constitucional, conformada por los magistrados  Jorge  Ignacio  Pretelt  Chaljub  -quien  la  preside-, Nilson Pinilla Pinilla y  Humberto    Antonio   Sierra   Porto,   en   ejercicio   de   sus   competencias  constitucionales  y  legales, y específicamente las previstas en los artículos  86  y  241  numeral 9° de la Constitución Política, ha proferido la siguiente   

SENTENCIA  

En el proceso de revisión del fallo de tutela  proferido  por  el  Tribunal Superior de Distrito Judicial de Cali, dentro de la  acción de tutela de la referencia.   

    

1. ANTECEDENTES     

Luís  Javier  Correa  Suárez en calidad de  Presidente  y  Representante Legal del Sindicato Nacional d e Trabajadores de la  Industria  de  Alimentos  (SINAL  TRAINAL)   y  como agente oficioso de los  19.000  trabajadores  y  trabajadoras de la caña que  desarrollan  su  actividad  en  el Valle del Cauca, presentó acción de tutela  contra  la  Presidencia  de  la  República,  el Ministerio de la Protección Social, el  Ministerio  de  Defensa  –  el  Ejército  Nacional  y la Policía Nacional – la  Gobernación  del  Valle  y  las  empresas  de  ingenios  de  azúcar Pichichí,  Providencia,  Manuelita,  Central  Tumaco,  Mayagüez,  Central Castilla, María  Luisa,  La  Cabaña,  Risaralda, Riopaila y Cauca en Colombia, por la violación  de  los  derechos  fundamentales  a la reunión y asociación sindical previstos  por  los  Art. 37, 38 y 39 de la C.P y los convenios 87 y 98 de la Organización  Internacional  del  Trabajo; los derechos a la igualdad, la estabilidad laboral,  el  mínimo  vital  y  la  alimentación  adecuada previstos por los Art. 13, 25  y   53  de  la  C.P., y 11 del Pacto Internacional de Derechos Económicos,  Sociales  y  Culturales;  los  derechos  a  la  vida  y  la  integridad personal  protegidos  por  los  Art.  11  y  12  de la C.P., para lo cual solicita al juez  constitucional  ordenar la protección de tales derechos  y preliminarmente  adoptar  una medida provisional a favor del mismo para impedir que la violación  sea consumada.   

     

En  un  extenso  escrito,  la  demanda  de  tutela   relata  la  situación  laboral de los miembros de los movimientos  sindicales  en  Colombia, señalando especialmente, que  más de los 19.000  trabajadores  corteros  de  caña  que  laboran  para  los  ingenios  de azúcar  Pichichí,   Providencia,   Manuelita,   Central,   Tumaco,  Mayagüez,  Central  Castilla,   María   Luisa,   La  Cabaña,  Risaralda,  Riopaila  y  Cauca,  son  subcontratados  por  Cooperativas  de Trabajo Asociado, como una forma de evadir  el  contrato de trabajo; indican que de esa manera, los empresarios  niegan  el   acceso   a   los   derechos   laborales   y   los   someten  a  condiciones  laborales   injustas.    

Sostuvo  el accionante, que en el año 2005,  los  trabajadores  del  gremio de la caña, subcontratados, buscando mejorar sus  condiciones  de  vida y trabajo realizaron un paro laboral en todos los ingenios  de    azúcar,    pero    no   se   logró   acuerdo    con   los  empresarios  ni fue efectiva  la negociación colectiva.   

En   el  año  2008  los  más  de  19.000  trabajadores  subcontratados  mediante  las  cooperativas  de  trabajo  asociado  cansados  de  las condiciones laborales, el ingreso de hambre de aproximadamente  $  400.000  mensuales, las extenuantes jornadas de trabajo y la negación de sus  derechos  laborales,  entraron  en paro desde el 15 de Septiembre de 2008 en los  Ingenios   azucareros   Pichichi,   Providencia,   Manuelita,   Central  Tumaco,  Mayagüez, Central Castilla, María Luisa, La Cabaña y Cauca.   

Los  empresarios  cañeros, representados en  Asocaña,  obligaron  a  declarar  el paro, al negarse a solucionar el  pliego  de  peticiones  presentado  el  14  de  Julio  de 2008 por Sinaltrainal,  Sinalcorteros   y   la   Central  Unitaria  de  Trabajadores  -CUT-,  que  exige  contratación  directa  de los trabajadores, derecho al trabajo, correcto pesaje  y  precio justo de la caña cortada, aumento de salarios, atención para más de  300  trabajadores  discapacitados  por  las  inhumanas  condiciones  de trabajo,  derecho a salud, educación y  vivienda.   

Considera   la   demanda,  que  el  Estado  Colombiano  le  ha  dado  al paro de los trabajadores cañeros un tratamiento de  orden  público y no de conflicto laboral. Así, ha reprimido violentamente este  derecho  de los trabajadores y sindicatos, negándose  a negociar el pliego  de  peticiones.  Tal  negativa ha sido acompañada por agresiones tipificadas en  los siguientes hechos:   

El   Ejército  y  la   Policía  permanecían    al   interior  y  exterior  de  los  ingenios  de  azúcar,  intimidando  a  los  trabajadores;  los patronos impidieron el trabajo de varios  asociados  a  las  cooperativas;  varios  trabajadores  han  sido  amenazados de  muerte;  los  dueños  de los ingenios realizan campañas de desinformación por  los  medios  de  comunicación  para  dividir  a   los trabajadores; existe  presencia  permanente  de  personal  civil  armado, miembros de inteligencia del  Estado;  sujetos desconocidos hacen  tomas            fotográficas y filmaciones a los  trabajadores;  los patronos obligan a trabajadores a movilizarse contra el paro,  como  ha  ocurrido  con  la  marcha  hacia  la  ciudad  de  Cali  el  día 24 de  Septiembre,  obligándolos  a  firmar cartas para exigirle a las autoridades que  les  permitan  ingresar a laborar; la fuerza pública, abusando de su autoridad,  ha  reprimido  violenta  y  repetidamente a los trabajadores en paro, utilizando  para  ello  bombas  lacrimógenas,  balas  de goma, tanques de guerra dotados de  cañones  de  105  milímetros.  Tales  hechos  han  ocurrido  en  los  Ingenios  Providencia  e  Incauca  el  15  de septiembre de 2008 dejando inclusive heridos  graves;  desde el 25 de agosto de 2008, los ingenios de la región se encuentran  completamente  militarizados  y  los  trabajadores están siendo presionados por  hombres  armados  en  motos  y  con pasamontañas, en algunos casos, los hombres  armados  se  suben  a  los carros y viajan con los trabajadores. Desde entonces,  varios  trabajadores  o  familiares de trabajadores han recibido amenazas contra  su integridad física.   

     

1. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DE LA DEMANDA     

Considera  el  actor  que con la actitud del  Estado  y  de  las empresas demandadas frente al paro de cañeros, se violan los  derechos   de  reunión  y  manifestación,  asociación  sindical,  la  vida  e  integridad  personal, mínimo vital e igualdad. Indica que  las actuaciones  de  la  fuerza  pública  y  el gobierno nacional “al  agredirnos  y  señalarnos  como  integrantes  de  la  insurgencia  no sólo han  denegado  este conjunto de derechos sino que además, han puesto en riesgo otros  como  la vida y la integridad personal tanto por los ataques directos y el abuso  en  el  uso de la fuerza militar y policiva, como por la situación de amenaza y  riesgo     en     que     se     encuentran    los    cañeros/as    movilizados  actualmente.”   

Adujo  el accionante que recurre a la tutela  para  lograr  que el juez constitucional  proteja y ordene a las accionadas  abstenerse  de  cometer más vulneraciones a  sus derechos. “La  fuerza pública debe garantizar mecanismos para el ejercicio del  derecho  fundamental  a  la  reunión y manifestación y los demás derechos que  estamos  ejerciendo en el marco de esta movilización, pero por el contrario, la  fuerza  pública  nos  está atacando y está adelantando acciones para obstruir  la  exigibilidad  de nuestros derechos”. El Ministerio de Protección Social y  los  ingenios  han  desconocido  nuestros derechos al mínimo vital y un salario  digno   y   proporcional   a   la   cantidad   y   calidad   del   trabajo   que  realizamos.”   

Finalmente,   agrega  que  “se  hace  necesario hacer un llamado al juez constitucional para que  reproche  la actuación estatal adelantada por las autoridades que han reprimido  violentamente  el  paro  porque  este  es  un atropello a nuestros derechos y no  puede  ser  validado  por las instituciones como un acto normal e intrascendente  cuando  en  realidad  se  trata de una violación masiva de derechos humanos, es  decir, un acto de ilegalidad estatal.”   

1. SOLICITUD DE MEDIDA PROVISIONAL     

Considerando que en el momento de interponer  la  tutela  estaba  en    marcha  el  paro cañero, se solicitó en la  tutela,  con  base en el Art. 7 del Decreto 2591 de 1991, una medida provisional  para  que  se  ordenara a las accionadas: i) adoptar inmediatamente medidas para  garantizar  el  derecho  a la reunión y manifestación; ii) ordenar a la fuerza  pública  abstenerse  de  agredirlos   y  violar  sus derechos y prohibirle  hacer   bloqueos   alimentarios   y  iii)  ordenar  a  los  ingenios  azucareros  accionados,  el  pago inmediato de los salarios como mecanismo de protección al  mínimo  vital  y  del  derecho  humano  a  la  alimentación  adecuada, dada la  situación de hambre que se está presentando.   

     

1. PRETENSIONES DE LA TUTELA     

El  accionante solicita al juez de tutela lo  siguiente:   

1)            Tramitar y aprobar la medida provisional  solicitada.   

2)             Amparar  los  derechos  de  los  19000  trabajadores  y  trabajadoras  de  la  caña  y  sus  familias  a  la reunión y  manifestación  y  la asociación sindical previstos por los Art. 37, 38 y 39 de  la  C.P  y  los convenios 87 y 98 de la Organización Internacional del Trabajo;  los  derechos  a  la  igualdad,  la  estabilidad  laboral, el mínimo vital y la  alimentación  adecuada  previstos por los Art. 13, 25 y 53 de la C.P., y 11 del  Pacto   Internacional  de  Derechos  Económicos,  Sociales  y  Culturales;  los  derechos  a  la vida e integridad personal protegidos por los Art. 11 y 12 de la  C.P.   

3)            Ordenar a las accionadas la adopción de  medidas  concertadas  con  los  y las manifestantes para garantizar el ejercicio  del derecho fundamental a la reunión y manifestación.   

4)             Ordenar   a  los  ingenios  azucareros  accionados  el  trámite  inmediato del pliego presentado el 14 de julio de 2008  por  Sinaltrainal,  Sinalcorteros  y  la Central Unitaria de Trabajadores -CUT-,  que  exige  contratación  directa  de  los  trabajadores,  derecho  al trabajo,  correcto  pesaje  y  precio  justo  de  la  caña  cortada, aumento de salarios,  atención  para  más  de  300  trabajadores  discapacitados  por  las inhumanas  condiciones  de  trabajo,  derecho a salud, educación, alimentación y vivienda  adecuada.   

5)            Ordenar  al Ministerio de la Protección  Social   adoptar   medidas   inmediatas   para  proteger  los  derechos  de  los  trabajadores  de la caña y sus familias.   

6)             Ordenar  a  la  fuerza  pública  y  al  Ministerio  de  Defensa  Nacional,  tomar  las  medidas  necesarias  para evitar  obstaculizaciones   al   ejercicio   del  legítimo  derecho  a  la  reunión  y  manifestación y abstenerse de agresiones a la actividad sindical.   

    

1. Ordenar  a la Fiscalía General de la Nación, Unidad OIT investigar  y  sancionar  a  los  responsables  de  las  amenazas,  atentados  y  agresiones  relacionadas en esta tutela.     

    

1. Igualmente  se  destaca  el  escrito recibido en la  Corte  Constitucional  en  el  mes  de Diciembre de 2008,  suscrito por la Doctora  Linda  María  Cabrera,  abogada  del  Colectivo  de  Abogados, y quien  ha  acompañado  al  sindicato  SINALTRAINAL  en  sus  peticiones ante las distintas  autoridades  nacionales  e  internacionales, por medio del cual solicitó que la  Corte  Constitucional  se pronunciara sobre las irregularidades advertidas en el  proceso  de  tutela  por parte del Magistrado del Tribunal del Valle y pidió la  investigación  de  rigor  ante  el  Consejo Superior de la Judicatura por haber  violado  el  derecho  de acceso a la administración de justicia de los miembros  del sindicato.       

     

1. ESCRITO DE INSISTENCIA:     

           El  Defensor  del  Pueblo  solicitó  oportunamente  a  la Corte  Constitucional la selección  del   presente   expediente   con    el   fin  de  que  se  analizaran  las  irregularidades  procesales cometidas por el Magistrado que condujo la sentencia  objeto   de   revisión,   a   saber:  el  rechazo  in  limine   de   la   demanda   de  tutela,  el  rechazo  in  limine  del  recurso  de  impugnación  y  el  archivo  del  expediente  sin  previo  envío  a  la  Corte  Constitucional  para su eventual revisión.   

    

1. PRUEBAS ALLEGADAS AL EXPEDIENTE     

1)            Copia  de  certificado  de  existencia y  representación de SINAL TRAINAL.   

2)            Copia  de comunicados de prensa sobre la  movilización de los y las trabajadores de la caña.   

3)             Copia  de  seguimiento  de  prensa  del  paro.   

4)            Copia del pliego de peticiones presentado  por los trabajadores a las empresas accionadas.   

    

1. SENTENCIA OBJETO DE REVISIÓN     

La  Sala  de Decisión Unitaria del Tribunal  Superior  de  Distrito  Judicial  de  Cali,  mediante  auto  de 27 de octubre de  2008,      rechazó    in    limine  la  demanda  de  tutela,  tras  considerar  que el actor no tenía  legitimidad    para    presentarla    en   nombre   de   los   trabajadores  asociados  a SINALTRAINAL.   

Igualmente,  la  misma  Sala  de  Decisión  Unitaria  del  Tribunal  Superior  de  Distrito Judicial de Cali, por las mismas  razones,  es  decir,  por falta de legitimidad del accionante, rechazó de plano  la impugnación presentada por el representante de SINALTRAINAL.   

    

1. CONSIDERACIONES Y FUNDAMENTOS JURÍDICOS     

     

1. COMPETENCIA     

Es  competente  esta  Sala  de  la  Corte  Constitucional  para  revisar  la  decisión  proferida  dentro de la acción de  tutela  de  la referencia, con fundamento en los artículos 86 y 241 numeral 9º  de  la  Constitución  Política, en concordancia con los artículos 31 a 36 del  Decreto 2591 de 1991.   

     

1. PROBLEMA JURÍDICO     

De   acuerdo  con  el  supuesto  fáctico  expuesto,  le corresponde a la Sala determinar si se  están violando   los  derechos  de  los trabajadores sindicalizados representados en esta tutela,  especialmente  los  derechos  involucrados  en  el  cese de actividades del  gremio  de  la  caña  acaecido  desde  el  mes  de  septiembre  de  2008.    

Para  abordar el tema jurídico mencionado,  la  Corte  hará  referencia  a  la existencia de un hecho consumado en punto al  paro  propiamente  dicho  de  los  trabajadores  de  la  caña, por cuanto es de  público  conocimiento que el paro fue levantado y  que el Gobierno inició  conversaciones  con  el  gremio para las mejoras laborales demandadas por ellos.  Sin  embargo,  y  a pesar de la existencia de un hecho consumado,  la Corte  abordará  varios temas que  merecen ser analizados a la luz de la labor de  la  Corte de corregir los fallos de instancia  y determinar si eran  o  no  amparables  los  de derechos alegados por el accionante. Como se recordará,  el  hecho  consumado  es una causal de improcedencia de la acción de tutela por  la  carencia  actual de objeto generado por el cese de la vulneración o amenaza  de  los  derechos  fundamentales  que dio origen a la queja constitucional, pero  ello  no  obsta  para  realizar  un  pronunciamiento  de  fondo. En la Sentencia  SU-1184  de 2001, la Corte precisó que la sede de revisión ante la Corte no se  agota  en  el  esfuerzo  por  unificar  la  jurisprudencia  constitucional, sino  también  en   la necesidad de corregir los yerros en que pudieron incurrir  los  jueces  de tutela  y así rectificar las imprecisiones y falencias que  se adviertan.   

     

1. CASO  CONCRETO.  HECHO CONSUMADO EN CUANTO AL LEVANTAMIENTO DEL PARO  DE LOS CORTEROS DE CAÑA     

La   Sala   aprecia   en  este  caso  dos  circunstancias específicas destacables.   

     

1. Carencia de objeto.     

Como  se indicó, es por todos conocido que  el  paro  de  los  cortadores  de  caña de azúcar, se levantó hacia el mes de  noviembre  de  2008  y el Gobierno firmó acuerdos con los ingenios que permiten  mejorar  sus  condiciones  laborales.  En  la  acción  de tutela, el gremio que  agrupa  a  los  corteros  de caña solicitaba (i) garantías para su libertad de  expresión  y   reunión en cuanto habían sido supuestamente maltratados y  amenazadas  sus  vidas durante las reuniones de protesta mientras estaba vigente  el  paro; (ii) mejoras laborales y protección al salario y mínimo vital de los  miembros  de  los sindicatos representados por el accionante.  En cuanto al  primer  objeto  de  la  tutela,   existe  una carencia actual de objeto que  será declarada así en la parte resolutiva de esta providencia.   

Esta  Corporación  ha  sido  enfática  al  indicar  que el objeto de la acción de tutela es lograr la efectiva e inmediata  protección  de  derechos  fundamentales,  de  forma  tal  que  una  vez que sea  estudiado   el   caso  y  concluida  la  procedencia  del  amparo,  el  juez  de  conocimiento  pueda  impartir una orden tendiente a cesar los hechos generadores  de  la  vulneración.  Sin  embargo,  si  durante el trámite de demanda o de su  revisión  por  parte  de la Corte, la situación que dio pie a la presentación  de  la  acción  desaparece,  la  finalidad de la acción de amparo no persiste,  siendo  forzoso  declarar  la  carencia  de  objeto2.    

En  el  asunto que se examina, esta Sala de  revisión  considera  que  cesó uno de los móviles de la tutela, concretamente  el  levantamiento  del  paro  provocado  por  el gremio de la caña,3   y  en  consecuencia,  como  ya  se anunció, existe una carencia de objeto respecto del  cual                   pronunciarse4 en ese punto.   

No  obstante,  a  pesar  de  la carencia de  objetro  en uno de los aspectos solicitados en la tutela, específicamente en lo  que  toca  a  la  infracción  de  los derechos de reunión, asociación y   expresión  supuestamente  vulnerados  con ocasión del paro de los trabajadores  de  la  caña,  resulta  acertado efectuar algunas consideraciones en torno a la  sentencia  objeto  de revisión, dictada por un Magistrado del Tribunal Superior  de  Cali,  en  Sala  Unitaria  de  Decisión,  la  cual  se apartó de todos los  precedentes   de   esta   Corporación,   en  relación   a  temas  de  gran   calado  constitucional  y  que  por  tal  razón, esta Sala no puede  evadir   su   examen:   (i)  la  legitimidad  del  representante  del  sindicato  SINALTRAINAL;  (ii)  el  rechazo in limine de la tutela mediante un auto y   (iii)  la pretermisión del envío del expediente a la Corte Constitucional para  su eventual revisión.   

La   Sala   reitera   entonces   los  siguientes  temas  que  fueron  ignorados por  el Magistrado  del  Tribunal   Superior  del  Distrito Judicial de Cali, JAIRO GONZÁLEZ NIETO,  mediante “Decisión  Civil Unitaria”.   

1. Los   representantes   de   los  sindicatos  y  de  asociaciones  de  trabajadores  pueden  velar  por los intereses colectivos de sus  miembros.  Personería   sustantiva   de   los   sindicatos   para  instaurar  acciones  de  tutela     

La  Sala  de  Decisión  Civil Unitaria del  Tribunal  Superior  del  Distrito  Judicial  de  Cali,  mediante   auto del  ponente,  rechazó in limine la acción de tutela. El fundamento de la decisión  es  la  falta  de  legitimación  del  actor  para  agenciar los derechos de los  corteros de caña que se encuentran afiliados a SINALTRAINAL.   

Al respecto la Sala presenta las siguientes  consideraciones:   

La  Corte  Constitucional  cuenta  con  una  nutrida  y  reiterada jurisprudencia en materia de derechos fundamentales de los  sindicatos  y,  en  particular,  en  cuanto  a  su  titularidad para representar  intereses  de la organización sindical y de las personas afiliadas, es decir de  los  trabajadores sindicalizados. En materia de acción de tutela los sindicatos  están  legitimados  para  asumir  tanto  su  propia  defensa,  como  la  de los  trabajadores que los integran.   

Sobre  el  particular ha señalado la Corte  Constitucional:   

“Esta    Corporación,   en   numerosas  sentencias…,  ha  indicado  que las personas jurídicas gozan al igual que las  personas  naturales,  de  legitimación  para  iniciar acciones de tutela. De la  misma  manera  se  ha  señalado en reiterados fallos respecto, la legitimación  por activa que tienen los sindicatos para ejercer dicha acción…   

En este sentido, la sentencia T-566 de 1996,  M.P.  Antonio  Barrera  Carbonell,  manifestó  que en razón a que el sindicato  representa  los  intereses  de los trabajadores, su legitimación surge, además  de  su  especial naturaleza jurídica, de la misma Constitución Política y del  Decreto  2591  de  1991,  el  cual  señala  que una acción de tutela puede ser  instaurada   por   el  mismo  afectado,  o  por  quien  actúe  a  su  nombre  o  representación.  En el caso de los sindicatos, personas jurídicas nacidas para  velar  por los intereses colectivos de sus afiliados, la acción de tutela es un  mecanismo  al  cual  pueden  acudir en procura de la protección de los derechos  fundamentales  vulnerados  a  sus  miembros.  Sobre  el  particular,  y  en  una  situación  similar  a  la  que  es  objeto  de  revisión, esta Corporación en  sentencia  T-474  de 1998, Magistrado Ponente José Gregorio Hernández Galindo,  se dijo lo siguiente:   

“  …del  hecho  de que los trabajadores  individualmente   considerados   no   gocen   de   legitimidad  para  asumir  la  representación  del  Sindicato  con  el objeto de tramitar asuntos laborales de  orden  colectivo no se deduce que al Sindicato, como asociación que canaliza el  interés  de  los trabajadores, le esté vedado obrar, en representación de los  asociados,  en  procura  de  reivindicaciones que les son comunes o en búsqueda  del  cumplimiento  de  disposiciones  constitucionales  y legales respecto de la  actividad laboral de aquéllos.   

“Si  a  todos  los  sindicalizados o a un  número  significativo  de  ellos  les están siendo vulnerados o amenazados sus  derechos  fundamentales,  nada  se  opone  a que el Sindicato, en cuanto persona  jurídica  surgida justamente para fortalecerlos frente al patrono, tome a cargo  la  representación  de  los  afectados, ante comportamientos de aquél que sean  contrarios   al   ordenamiento   jurídico   o   violatorios   de  sus  derechos  fundamentales,  con  el  objeto  de  solicitar  a  los  jueces  que impartan las  órdenes conducentes al inmediato amparo constitucional.   

“No    en    vano   el   artículo  86  de  la  Carta  Política  estatuye que la acción de  tutela  puede  intentarla  toda  persona  “por sí misma o por quien actúe a su  nombre”,  en  búsqueda  de  protección  inmediata  y  preferente para sus derechos fundamentales violados o amenazados.   

“Así, pues, la Constitución no exige que  cada  uno  de  los  sujetos pasivos de la vulneración de derechos fundamentales  ejerza    tal    acción    de   manera   personal   y   directa.   Está  prevista  la representación, de la cual en norma alguna han  sido  excluidos  los  sindicatos  ni, en general, asociación alguna que encarne  intereses  comunes.”  (Negrilla  y subraya fuera del  texto   original)”   (Sentencia   T-775A  de  2000.  M.P.:  Alejandro  Martínez  Caballero).   

También  en  Sentencia  de Unificación la  Corte expresó:   

“Según  el  inciso  final del art. 86 la  tutela   procede   contra   particulares,   entre   otros   casos,  ‘respecto  de quienes el solicitante se  halle     en     estado    de    subordinación    e    indefensión’.   Esta   norma  es  desarrollada  y  reiterada  en  su contenido esencial por los numerales 4° y 9° del art. 42 del  Decreto  2591  de 1991, norma esta última declarada inexequible en la parte que  dice   ‘la  vida  o  la  integridad’   mediante  sentencia   C-134  de  1994,  con  ponencia  del  Magistrado  Vladimiro  Naranjo  Mesa.     

–  Es  indudable  que  los peticionarios se  encuentran,  dada  su  condición  de trabajadores de la empresa en un estado de  subordinación.  Con  respecto al sindicato, puede decirse que la subordinación  es  indirecta,  porque  sus  miembros son igualmente trabajadores de la empresa.  Pero  además,  en  el  caso  concreto el sindicato se encuentra en un estado de  indefensión,  dado  que  no dispone de medios físicos ni jurídicos idóneos y  eficaces,  distintos  de  la  acción  de  tutela  para contrarrestar la alegada  violación  de  los  derechos  fundamentales  a  la  igualdad,  a la asociación  sindical y a la negociación colectiva.   

Además,  como  el sindicato representa los  intereses  de  la  comunidad  de  los  trabajadores, con arreglo a las funciones  generales  que  le  son  propias,  según el art. 372 del C.S.T su legitimación  para  instaurar la tutela no sólo proviene de su propia naturaleza que lo erige  personero  de  dichos  intereses,  sino de las normas de los artículos 86 de la  Constitución  y  10 del Decreto 2591 de 1991, según los cuales la tutela puede  ser  instaurada  por  el  afectado  o  por  quien  actúe  en  su  nombre  o  lo  represente”5.   

Significa  que dentro de los objetivos  comunes  de  los  sindicatos, está el de velar por mantener el bienestar de los  trabajadores   agremiados,   entre   otras   causas,   cuando  sus  prestaciones  laborales6  o la seguridad social se ven afectadas; por ello pueden, a través  de  sus  representantes,  instaurar  las  acciones  judiciales  pertinentes para  garantizar  sus derechos fundamentales, canalizando de esta manera los intereses  de los trabajadores.   

No existe duda de  que  un  sindicato  puede  actuar  tutelarmente  a nombre de sus afiliados, como  ocurría   en  el  presente  caso.  Así, se puede  concluir:  (i)  constitucionalmente  los  sindicatos  son  titulares directos de  derechos  fundamentales  y, además, representantes de los derechos laborales de  las  personas a ellos afiliadas. Por tanto, actualmente no hay discusión acerca  de   su   titularidad   para   ejercer  acciones  de  tutela  en  favor  de  los  trabajadores   que  representa;  (ii) la Corte ha  admitido  que  los  sindicatos  pueden  instaurar  acción de tutela  cuando  la  protección  gira alrededor del amparo de los derechos  constitucionales  fundamentales de las personas naturales asociadas. Al respecto  están,  entre otras, las siguientes sentencias: C-096 y T-550 de 1993; T-094 de  1994;  T-133, T-136 y SU-342 de 1995; T-201, T-304  y T-566 de 1996; T-005,  T-230  y  T-330  de  1997;  T-322, T-324, T-345, T-474, T-502, T-681 y SU-717 de  1998;  T-170 y T-568 de 1999.   

La  Sala revela el yerro de la sentencia de  instancia  que  llevó  a  negar  la tutela mediante un auto inmotivado  en  donde  concluyó  que  no  existía legitimidad del accionante para presentar la  demanda,  ignorando  una  consolidada jurisprudencia  de 10 años proferida  por esta Corporación.      

     

1. Alcance  del rechazo de la solicitud de tutela prevista en el inciso  primero del artículo 17 del Decreto 2591 de 1991     

Como  se  indicó  en precedencia, mediante  auto  de  27  de  octubre  de 2008, el Magistrado del Tribunal Superior de Cali,  en    “Decisión   Civil   Unitaria”   decidió  rechazar  in  limine  la  tutela  presentada  por el  representante  del sindicato SINTRAINAL.  En punto al rechazo de la demanda  en  materia  de  tutela,  esta  Sala se refiere a lo dispuesto en la sentencia C  -483 de 2008, de la cual se extracta lo siguiente:    

El  inciso  primero  del  artículo  17 del  Decreto  2591  de  1991, se ocupa de regular  lo referente a la corrección  de  la  solicitud  de  tutela  y  al  rechazo  de  la  misma. Sobre esto último  establece   que:  “[s]i no pudiere determinarse  el  hecho  o  la  razón  que  motiva  la  solicitud  de tutela se prevendrá al  solicitante  para  que  la  corrija  en  el  término  de tres días, los cuales  deberán  señalarse  concretamente  en la correspondiente providencia. Si no la  corrige, la solicitud podrá ser rechazada de plano.”   

El  aparte  de  la  norma  permite  al juez  rechazar  la  acción  de  tutela  cuando  se  cumplan  las  condiciones  que  a  continuación  se  presentan:  (i)  que  no  puedan determinarse los hechos o la  razón  que  fundamenta  la  solicitud  de  protección;  (ii)  que el juez haya  solicitado  al  demandante ampliar la información, aclararla o corregirla en un  término  de  tres  (3)  días,  expresamente  señalados  en la correspondiente  providencia;  y  que  (iii)  este  término haya vencido en silencio sin obtener  ningún  pronunciamiento  del demandante al respecto7.    

Por  lo  tanto,  cuando en un caso concreto  concurran  las  condiciones  enunciadas previamente, el rechazo de la acción de  tutela    es   facultativo    y   no   imperativo  para  el  juez  constitucional.   Sostuvo  la  sentencia: “sobre  la  base  de los principios de oficiosidad y de informalidad, el juez cuenta con  amplias  atribuciones  -facultades  y poderes- para asumir un papel activo en el  proceso  en  busca  del  conocimiento  y claridad sobre los hechos materia de la  actuación  judicial.  Así, si él considera que durante el trámite cuenta con  la   capacidad   jurídica   para   establecer  los  hechos  que  originaron  la  presentación  de  la  solicitud  de  amparo,  debe dejar de lado la opción del  rechazo  de  la  misma  y  continuar  el  procedimiento,  de  tal  forma, que la  actuación  concluya  con  una  decisión  de  fondo,  en la que se protejan los  derechos  fundamentales  del accionante que han sido vulnerados, o en caso de la  denegatoria  del  amparo,  con  el  señalamiento de las razones que llevaron al  fallador     a     negar    la    protección    de    los    mismos.”8   

Es decir, el rechazo de la acción de tutela  procedería  en  el  evento  en  el  que  concurran  las  condiciones  plasmadas  anteriormente  y  además,  que el juez de conocimiento llegue al convencimiento  que  ni  siquiera  haciendo  uso  de  sus facultades y poderes procesales podrá  establecer  la  situación de hecho que llevó al actor a presentar la solicitud  de amparo.   

En  consecuencia, concluyó la Corte en ese  fallo,  que el rechazo de la solicitud de tutela tiene un carácter excepcional,  restrictivo,  y  no  obligatorio  para  el  juez  de  tutela que conoce del caso  concreto y que sólo procede en los términos que se han descrito.   

También  en sede de revisión eventual, la  Corte  Constitucional  ha tenido la oportunidad de pronunciarse sobre el alcance  de  la  figura  del rechazo de la acción de tutela, y ha manifestado que es una  figura  excepcional  y  restrictiva, no obligatoria para el juez, que procede en  tanto  la  solicitud de tutela sea confusa, el actor no haya procedido a aclarar  en  término los hechos que originaron su solicitud de protección, y el juez no  hubiere  llegado  al convencimiento de poder interpretar los hechos, ni siquiera  con  la  utilización  de  los  poderes  y  facultades  de  los que se encuentra  investido.   

En efecto, esta Corporación en la Sentencia  T-502  de 1992 (M. P. José Gregorio Hernández Galindo), al analizar la acción  de  tutela  presentada  por  el  señor  José  Eduardo Pineda Herrera contra el  Juzgado  Penal  de  Urrao  y el Juzgado 41 Penal Municipal de Medellín, ante la  falta  de  claridad de la solicitud de tutela consideró que en el caso concreto  era  deber  del  juez  de  instancia  desplegar  sus  poderes  con  el objeto de  establecer   los   hechos   que  originaron  la  presentación  de  la  acción,  así:   

“Así  las  cosas,  toda  vez que resulta  imposible  a  la  Corte,  al revisar la sentencia del Tribunal Administrativo de  Antioquia,  establecer  con  claridad si en efecto se produjeron las violaciones  aducidas  por  el  actor,  en  especial las relativas a los trámites que pueden  haberse  adelantado  o venirse adelantando en los juzgados 41 Penal Municipal de  Medellín   y   Penal  de  Urrao,  respectivamente,  no  habiendo  lugar  a  una  denegación  de  la  tutela  si  se  tienen  en  cuenta  las consideraciones que  anteceden,  es  oportuno revocar la sentencia de primera instancia y conceder la  protección  impetrada,  aunque  limitada  únicamente a la averiguación que se  adelantará, a fin de establecer la veracidad de los hechos.”   

Posteriormente en la Sentencia T-288 de 1997  (M.   P.  José  Gregorio  Hernández  Galindo)  la  Sala  Quinta  de  Revisión  consideró,   en   la  acción  de  tutela  presentada  por  Liberto  Rodríguez  Rodríguez  contra  la  Caja  Nacional  de  Previsión -CAJANAL-, que el juez de  instancia  no  había  cumplido  con  su  deber  de  interpretar la solicitud de  protección,  ni  había  ejercido durante el trámite del proceso sus poderes y  facultades  con  el  propósito de establecer las razones que la motivaron, así  manifestó esta Corporación en la citada oportunidad :   

“La Corte sostuvo:  

“…el papel del juez en esta materia, dado  el  sentido  protector  de  la  institución,  no  puede ser idéntico al que se  cumple   ordinariamente   en  los  asuntos  judiciales  propios  de  los  demás  procesos.   Recuérdese  que,  como  ya  tuvo  ocasión  de expresarlo esta  Corporación,  la  acción  de tutela puede ser intentada por cualquier persona,  con  prescindencia  de  su  edad,  origen,  raza,  nivel  económico,  social  o  profesional   y,  por  supuesto,  sin  que  para  tramitarla  y  decidirla  sean  indispensables  los  requisitos  formales ni las fórmulas exactas y ni siquiera  un  escrito,  por  cuanto  puede  ser  verbal.  Corresponde a los jueces la  tarea  de buscar, como lo indican las normas citadas y otras del Decreto 2591 de  1991,  las  informaciones preliminares mínimas para administrar justicia dentro  de  su  competencia,  en  orden  a  garantizar  la  efectividad  de los derechos  constitucionales  fundamentales.  Dejar de lado las vías que la ley otorga  al  juez  para  llegar a una convicción cierta en relación con el caso materia  de  la solicitud de tutela, equivale a convertir en ilusorio y vano un mecanismo  instituido  precisamente  con  el  fin  deliberado  de  acercar  la  teoría del  ordenamiento  jurídico  a  la realidad” (Cfr.Corte Constitucional. Sala Tercera  de Revisión. Sentencia T-501 del 21 de agosto de 1992)”.   

En el presente caso resulta evidente que se  estaba  invocando  el  derecho  de petición y deducirlo así no requería de un  gran esfuerzo.”   

En  otra  oportunidad,  Auto Número 203 de  2002,  (M.  P.  Rodrigo  Escobar  Gil)  a  propósito  de  la  acción de tutela  presentada  por  Luz  Mary  Contreras  Casallas contra la Compañía Hacienda de  Misiones,  este Tribunal manifestó, frente a la confusa presentación por parte  del   accionante   de   los   hechos   que   originan   la  demanda  de  tutela,  que:   

“En este caso, en el escrito de tutela no  se  señalan  cuales  son  los derechos violados o amenazados, ni figuran en él  las  razones  por  las  cuales se acude al juez de tutela. Simplemente, frente a  unos  hechos que se narran de manera general, la accionante formula una consulta  al juez sobre el alcance de sus eventuales derechos laborales.   

(…)  

En este caso, es evidente que la demanda de  tutela  no  señala  las  razones que motivan la solicitud de amparo y no podía  trabarse la litis constitucional.   

El  juez  de  instancia  omitió  cualquier  actividad  orientada  a  establecer  si  en  la  solicitud  presentada había en  realidad  una  pretensión  susceptible  de  dirimirse  a través del proceso de  tutela.   

En  el  breve  escrito  presentado  por  la  accionante  existen  elementos  a  partir  de  los  cuales es posible inferir la  eventual  violación  de  derechos  fundamentales.  Puede  inferirse también la  situación  de  desvalimiento  de  la  accionante,  y  es expresa su voluntad de  acudir al juez constitucional.   

Existía para el fallador, de acuerdo con la  Ley,  la  carga  mínima de indagar con la accionante las razones por las cuales  consideraba  que  cabía la protección de sus derechos fundamentales en sede de  tutela.   

Pero  el  juzgado,  pese  a  las  evidentes  deficiencias  de  la  demanda,  procedió  a  admitirla,  lo  que de antemano la  condenaba, casi con certeza, a su fracaso definitivo.”   

En  la  misma  ocasión,  con respecto a la  obligación  del  juez  frente  al  caso  concreto,  de  desplegar sus poderes y  facultades  procesales  otorgadas  por la ley con el propósito de establecer la  situación  de  hecho  que  originó  la  presentación de la acción de tutela,  expresó este Tribunal que:   

“Observa  la  Sala que en la solicitud de  tutela  presentada por Luz Mary Casallas Contreras, no obstante sus deficiencias  formales,  que habrían podido ser subsanadas por la diligencia del fallador, es  posible  encontrar un llamado angustioso al juez constitucional por parte de una  persona  que ha sido víctima del execrable delito del secuestro en cabeza de su  cónyuge,  y  cuya  condición  aparece  como  de  debilidad manifiesta, ante la  persistencia  de  la  ausencia  del soporte económico del hogar y la ignorancia  acerca  de  las  respuestas  que  el  ordenamiento jurídico puede ofrecer a una  persona en su situación.    

Esa situación, que se desprende claramente  del  escrito  de  tutela,  es  la  que hacía evidente la necesidad de actividad  judicial  para  establecer  la  eventual violación de derechos constitucionales  fundamentales.  Y  es  posible  que  después de desplegada esa actividad por el  juez,  se llegase a la misma conclusión a la que se arribó en una decisión de  plano,  esto  es,  a  que  lo  que  se  pretende  son  derechos  laborales  cuya  determinación  corresponde  a  la  justicia  ordinaria  laboral.  Pero también  existe   la   posibilidad   de   que,   en   atención  a  las  particularidades  fácticas,   a  los  derechos eventualmente involucrados y a las razones de  la  accionante,  existiese,  más  allá  de  la controversia puramente legal en  torno  a  los  derechos  laborales,  espacio  para  un  pronunciamiento del juez  constitucional  con  alcance protector. Sin embargo, a partir de la información  disponible  en  el  expediente  no  es  posible  saberlo. Para ello habría sido  necesario  que  se practicasen pruebas en materias tales como, la existencia del  secuestro  y las condiciones del mismo; la actividad desplegada por el empleador  y  por  las  autoridades  como  consecuencia  del  delito,  la  naturaleza  y la  regularidad  de  la  relación laboral que se dice existía entre el cónyuge de  la accionante y la demandada, etc.”   

En  el  mismo  sentido  que  en  los  casos  anteriores  y  reiterando  la obligación del juez de tutela de decidir de fondo  los  problemas  jurídicos  que  a  él se presentan, esta Corte, en Auto 227 de  2006  (M. P. Humberto Antonio Sierra Porto) a propósito de la acción de tutela  presentada   por   Pastor   Naranjo  contra  la  Policía  Nacional,  manifestó  que:   

“4.-  En  el  presente  caso, el Tribunal  Administrativo   de   Cundinamarca   decidió  rechazar  la  acción  de  tutela  interpuesta  por  el  ciudadano  Pastor  Naranjo,  dado  que, a pesar de haberle  solicitado  la  ampliación  y  aclaración  de  los  hechos  que  motivaron  la  instauración  de  la  acción, el actor no allegó dicho escrito aclaratorio en  el término concedido para ello.   

En  tanto  auto  de rechazo, el Tribunal de  primera  instancia dio trámite de “apelación” al escrito de impugnación y  al    llegar    a    conocimiento    del    Consejo   de   Estado   –Sala de lo Contencioso Administrativo,  Sección   Segunda,  Subsección  B-  fue  confirmado  por  las  mismas  razones  expuestas   por  el  Tribunal,  ordenando  remitir  el  expediente  a  la  Corte  Constitucional para su eventual revisión.   

De esta manera, resulta claro que la acción  de  tutela  de  la  referencia  no  fue  decidida  de  fondo  en  las instancias  judiciales   por   las  autoridades  a  quienes  correspondía  pronunciarse  al  respecto,  lo  que  configura,  sin lugar a dudas, una flagrante vulneración de  los  derechos a la protección judicial efectiva, de acceso a la administración  de  justicia y al debido proceso del señor Pastor Naranjo, quien no ha obtenido  una   respuesta   de  fondo  del  aparato  de  justicia  frente  a  la  presunta  vulneración   de   sus   derechos   fundamentales  por  parte  de  la  Policía  Nacional.   

Podría,  sin  embargo,  alegarse  -como lo  hacen  los  jueces  constitucionales-  que  el  actor  no  cumplió con un deber  procesal,  cual  era  el  de aclarar los hechos que dieron lugar a su acción de  tutela.  No  obstante, esta Sala considera que, si bien las partes deben prestar  colaboración  con  el  aparato  de  administración  de justicia para el normal  desarrollo  de los procesos, no puede perderse de vista que la acción de tutela  es  un mecanismo preferente y sumario que se caracteriza por la informalidad, lo  cual  hace  viable,  incluso,  su presentación verbal ante cualquier juez de la  República.  Así, el juez constitucional, en aras de garantizar los derechos de  los   ciudadanos,   debe   desplegar  las  actividades  necesarias  tendentes  a  establecer  la  verdad  de  los  hechos,  mediante  el decreto de todas aquellas  pruebas que sean requeridas.”   

Así,  sostuvo  la sentencia C-483 de 2008,  que  en  la  revisión  de  casos  particulares,  también se ha identificado el  rechazo  de  la  acción de tutela  como una figura jurídica de naturaleza  excepcional  y  restrictiva,  por  lo  que  ha  demandado un papel activo de los  jueces  de  tutela  en la utilización de los poderes y facultades procesales de  los  que  se encuentran investidos para esclarecer la situación fáctica que ha  originado  la  presentación  de  la  acción. En este sentido, para la Corte es  claro  que  el rechazo de la solicitud de tutela sólo procede en los eventos en  que  ella  no ofrece claridad, la situación no fue corregida por el actor en su  oportunidad  y,  adicionalmente,  el  fallador  llegó  al convencimiento que ni  siquiera  haciendo  uso  de  sus  poderes  y  facultades  podrá  esclarecer  la  situación de hecho objeto de la acción.   

Tal doctrina aplicada al caso que se examina  arroja la siguiente conclusión:   

En   el  caso  que  se  examina,  no  procedía    el    rechazo    in   limine   de  la  demanda,  puesto  que  eran  claras  las  peticiones  del  accionante,  los  derechos supuestamente  vulnerados estaban en consonancia  con  el  relato  fáctico,  al  accionante  no  se  le  solicitó que aclarara o  corrigiera    la  demanda  en  un  término  de  3  días,  existía  clara  legitimidad  para  actuar, por ende, el juez de tutela, estaba en la obligación  constitucional  de  emitir una sentencia, no un auto, que fallara  de fondo  los  problemas  jurídicos  que habían sido sometidos a su conocimiento. A este  respecto,  la  Corte   ha  dispuesto  que  el  juez de tutela una vez avoca  conocimiento  del reclamo de protección “debe entrar  a  estudiar  y  decidir,  bien  sea  en  el  sentido de declararla improcedente,  negarla  o concederla, según sea el caso, sin que pueda válidamente abstenerse  de    imprimirle    el    trámite   respectivo”9 y eso  es lo que ha debido hacer el Magistrado Sustanciador en este caso.   

     

1. El derecho a impugnar los fallos de tutela     

El  Magistrado   JOSE  JAIRO GONZÁLEZ  NIETO   mediante  auto  de siete de noviembre de 2008, RECHAZA DE PLANO POR  IMPROCEDENTE,   el   recurso   de  impugnación  presentado  en  tiempo  por  el  accionante, dentro de la  presente tutela.     

Al respecto, la Sala hace igualmente,   la siguiente observación:   

La Corte Constitucional considera que el de  impugnar  es  un  verdadero  derecho  reconocido  por  el  artículo  86  de  la  Constitución  a  quienes  son  partes  dentro  del  procedimiento  preferente y  sumario   provocado  por  la  instauración  de  una  acción  de  tutela  y  su  correspondiente  decisión  judicial. Según el texto del precepto superior, “el  fallo,  que  será  de  inmediato  cumplimiento,  podrá impugnarse ante el juez  competente…”.   

Todo  fallo  de  tutela  es  susceptible de  impugnación,  de  acuerdo  con  esta norma. La Constitución no plasmó, por lo  tanto,  ningún motivo de rechazo in limine  de  aquella,  ni  tampoco  razón alguna para su improcedencia. En  otros  términos,  sin  perjuicio  de  la reglamentación legal sobre la forma y  características  de  la  impugnación,  puede decirse que a la luz de la Carta,  siempre  existirá  la posibilidad de atacar el fallo de primera instancia   en materia de tutela.   

Aún en los casos en los cuales la tutela en  sí  misma  haya  sido considerada improcedente por el juez, debe ser posible la  impugnación  contra  el  contenido  de  la  determinación adoptada,  pues  está  de  por  medio  la  efectividad  de  los derechos fundamentales, objetivo  prioritario del Ordenamiento Constitucional.   

En  el  caso que nos ocupa,  el propio  Magistrado  del Tribunal, utilizando los mismos argumentos para negar la tutela,  es   decir  falta  de  legitimación  para  representar  los  intereses  de  los  trabajadores  sindicalizados,  rechaza  de  plano  la  impugnación,  provocando  claramente  una   violación del precepto superior y un desconocimiento del  derecho  fundamental de acceder a la administración de justicia, art. 229 de la  Constitución.10   

     

1. Deber  de los jueces de tutela de remitir el expediente de primera o  de   segunda   instancia   a   la   Corte   Constitucional   para   su  eventual  revisión     

El  fallo  de  instancia  está  plegado de  irregularidades  y el no envío del expediente a la Corte Constitucional es otra  de  ellas.  En  efecto,  en  el  auto  de  rechaza  in  limine    la   tutela,   se   lee:   “ARCHIVESE     EL    EXPEDIENTE    PREVIA    COMUNCIACION    A    LOS  INTERESADOS”.11   

Con relación a este comportamiento del juez  de    tutela,    la    Corte    se    permite     hacer    las   siguientes  consideraciones:   

Conforme  lo  establecido  en  la Sentencia  SU-1219  de  2001,  la primera de las dimensiones que abarca la revisión de las  sentencias  de  amparo constitucional es “el deber de  remitir  a  la  Corte  Constitucional  la  totalidad  de  los  fallos  de tutela  adoptados    por    los    jueces    de   la   República   para   su   eventual  revisión;”  lo  anterior  en  cumplimiento  de  la  normativa constitucional que establece:   

“La protección  consistirá  en  una  orden  para  que  aquel  respecto  de quien se solicita la  tutela,  actúe  o  se  abstenga  de  hacerlo.  El fallo, que será de inmediato  cumplimiento,   podrá  impugnarse  ante  el  juez  competente  y,  en  todo caso, éste lo remitirá a la Corte Constitucional para su  eventual    revisión”.   (Resaltado   fuera   de  texto)   

En    desarrollo    de   este   mandato  constitucional,   el   Decreto   2591   de   1991   dispuso   que   “los  fallos  que  no  sean  impugnados  serán  enviados  al día  siguiente   a   la   Corte   Constitucional   para  su  revisión”12 y  para el caso en que se surta la segunda instancia estableció que  “si  a  su  juicio  el  fallo  carece de fundamento,  procederá  a revocarlo, lo cual comunicará de inmediato. Si encuentra el fallo  ajustado  a  derecho,  lo  confirmará. En ambos casos, dentro de los diez días  siguientes  a la ejecutoria del fallo de segunda instancia, el juez remitirá el  expediente     a     la     Corte     Constitucional,     para    su    eventual  revisión.”13   

De estos preceptos surge un deber ineludible  para  el  funcionario  judicial que actúe como juez de tutela, el cual consiste  en  observar  los  plazos establecidos en las disposiciones transcritas para que  la  Corte  inicie  el trámite de selección o exclusión del expediente para su  revisión.   

Sobre este particular ha explicado la Corte  que:   

“(…) el deber de remisión de todos los  fallos  de tutela a la Corte Constitucional obedece a la necesidad de que sea un  órgano  centralizado  al  cual  se  le  confió  la  guarda  de la integridad y  supremacía  de  la  Constitución  el  que finalmente determine cuáles son los  fallos  de  tutela  que  representan  una  aplicación  adecuada de los derechos  constitucionales  y  así  ejerza  la  tarea  de unificación jurisprudencial en  materia  de derechos fundamentales y de desarrollo judicial de la Constitución.  Con  esta  decisión el Constituyente ha creado el mecanismo más amplio, y a la  vez   eficaz,  para  evitar  que  los  derechos  fundamentales  no  obtengan  la  protección  que merecen como principios medulares de la organización política  colombiana.  Es así como la Corte Constitucional debe mirar la totalidad de las  sentencias  de tutela, bien sea para seleccionar las sentencias que ameritan una  revisión  o  para  decretar  su  no  selección pero en cualquiera de estos dos  eventos  debe  estudiar  el  fallo  de  instancia  y  adoptar  una  decisión al  respecto. (…)”   

   

    

1. LAS    OTRAS    RECLAMACIONES    REALIZADAS   EN   LA   ACCIÓN   DE  TUTELA     

Además de los derechos  supuestamente  infringidos  con  ocasión  del  paro  de  los corteros de caña, y respecto del  cual,  como  se  demostró,  se  presenta  el fenómeno jurídico de la carencia  actual  de  objeto,  el accionante presentó otros derechos como violados por la  actitud  de  las  empresas  de  no  mejorar  las  condiciones  laborales  de los  trabajadores,   las   cuales,   han   generado   afectación   de   su   mínimo  vital.   

La  Sala  reitera que de conformidad con lo  dispuesto  en  el  artículo  86  Superior,  la  acción  de tutela “sólo  procederá cuando el afectado no disponga de otro medio de  defensa  judicial,  salvo que aquella se utilice como mecanismo transitorio para  evitar  un  perjuicio  irremediable”. Considerando lo  previsto  en  esta  norma,  la  Corte  Constitucional  ha explicado el carácter  subsidiario  de  la  acción,  señalando que si el peticionario dispone de otro  medio  judicial  para la defensa de sus derechos, la solicitud de amparo resulta  improcedente,  pues  ella  no  representa  un  mecanismo judicial alternativo ni  paralelo   que   permita   homologar   los  procedimientos  establecidos  en  la  legislación  común.  En particular, en materia laboral, las acciones laborales  son  el  mecanismo  por  excelencia para provocar la defensa de los derechos que  con  ocasión de una relación laboral se susciten. Así, en la sentencia T-1496  de    200015, la Corte afirmó:   

“En  efecto,  la  jurisdicción  laboral  ordinaria  es  la  competente  para  solucionar las controversias que surjan con  ocasión  de  un  contrato  de trabajo (C.S.T., art. 2), dentro de los cuales se  encuentra  el  estudio  de  la  existencia  de  un  trato discriminatorio en las  relaciones  laborales,  ya  sea  porque  dicho trato se da en materia salarial y  prestacional  o  respecto  a las condiciones materiales y temporales de trabajo.  Ciertamente,  el  tratamiento  no  discriminatorio  es un elemento propio de los  contratos            de            trabajo16 y por ello, el legislador ha  señalado  recursos  ordinarios  que  buscan  eliminar  los posibles factores de  desequilibrio  en las relaciones de trabajo. Por lo tanto, la acción de tutela,  dado       su       carácter      subsidiario,17 no procede en general, si se  trata  de  resolver  conflictos  que,  en  principio,  son de conocimiento de la  jurisdicción laboral.   

“No   obstante,  esta  Corporación  ha  considerado  que  en  ciertas  circunstancias excepcionales es posible acudir al  amparo  constitucional para resolver esta clase de conflictos. Así, la Corte ha  señalado  que  una  controversia  laboral  puede  someterse a juicio de tutela,  desplazando  el  medio  ordinario  de  defensa  cuando se reúnan las siguientes  condiciones:18   (1)   que   el   problema   que   se  debate  sea  de  naturaleza  constitucional,   es  decir,  que  pueda  implicar  la  violación  de  derechos  fundamentales  de alguna de las partes de la relación laboral, puesto que si lo  que  se  discute  es la violación de derechos de rango legal o convencional, su  conocimiento   corresponderá   exclusivamente   al   juez  laboral;19  (2) que la  vulneración   del   derecho   fundamental   se   encuentre  probada  o  no  sea  indispensable  un  amplio  y  detallado  análisis probatorio, ya que si para la  solución   del  asunto  es  necesaria  una  amplia  controversia  judicial,  el  interesado  debe acudir a la jurisdicción ordinaria pues dicho debate escapa de  las    atribuciones    del   juez   constitucional20  y  (3)  que  el  mecanismo  alternativo   de  defensa  sea  insuficiente  para  proteger  íntegramente  los  derechos  fundamentales  amenazados  o  vulnerados  y  no  resulte adecuado para  evitar    la    ocurrencia   de   un   perjuicio   irremediable   de   carácter  iusfundamental.21”   

En  este  mismo orden de ideas, la Corte ha  sostenido   que,   en   principio,   el  cumplimiento  de  las  negociaciones  y  convenciones    colectivas    es   un   tópico   ajeno   a   la   jurisdicción  constitucional22,  ya  que  la  legislación  laboral  contempla acciones idóneas (artículos 47523     y     47624  del  CST)  para  solucionar  esta  clase de controversias, de forma que es la jurisdicción  laboral  la  llamada  a efectuar el recaudo probatorio pertinente, a interpretar  lo  pactado  convencionalmente  y  a  pronunciarse respecto de las controversias  derivadas             de             ella25.   

La   Sentencia   SU-   713   de   2006,  específicamente  para  el  caso de pretensiones por vía de tutela relacionadas  con  el  cumplimiento de pliegos de condiciones, como es el caso presente,   dispuso   que   son   actos  precontractuales  y  por ello,   corresponden   a   la   tipología   de   actos   administrativos,  generales  o  particulares;  concretamente,  sostuvo el fallo,  que  “el  pliego  de  condiciones  corresponde  a  un  acto administrativo  general,  pues  fija  las  reglas que disciplinan el procedimiento de selección  objetiva  del  contratista  de manera impersonal, imparcial y abstracta frente a  todos  los  proponentes.   (…)   la  ley establece la posibilidad de  acudir  ante  la  Jurisdicción  de  lo  Contencioso  Administrativo,  ya sea en  ejercicio  de la acción de nulidad y de nulidad y restablecimiento del derecho,  según  el  caso,  o  a  través de la acción contractual, con el propósito de  controvertir  la  validez  de  dichos  actos administrativos precontractuales al  margen      de      su      alcance     general     o     particular”   

En  este  orden  de ideas, se considera que  existen  otras  vías para reclamar lo pretendido por los accionantes en punto a  sus  pedidos  de carácter laboral contenidos en el pliego de peticiones elevado  a  los  empresarios  de  la  Caña con miras a una negociación colectiva. Tales  peticiones,  como  son  la  contratación   directa  de  los  trabajadores,  aumento  de  salarios,  atención  para más de 300 trabajadores discapacitados,  etc,   no  son  atendibles  por  el  juez constitucional por las razones ya  expuestas,  amén  de  que no se logró probar la afectación de las condiciones  laborales  de todos los representados en la tutela y no existe tampoco prueba de  perjuicio  irremediable  que ameritara un amparo transitorio. Por tal razón, en  este aspecto, la tutela se declara improcedente.   

Finalmente,  la  Sala  quiere aprovechar la  ocasión  para  sentar  su  posición  frente  al uso indebido, o el abuso, para  expresarlo  en  términos  directos,  que  los empleadores están haciendo de un  mecanismo  legal,  concebido  por  el  Estado precisamente para beneficio de los  trabajadores,  y  que  hoy,  por  argucias de los empleadores se ha vuelto en su  contra.   El  trato  que las Cooperativas de Trabajo Asociado ha dado a los  corteros  de caña, generó precisamente la protesta laboral que buscaba mejoras  salariales   y   por   ende   beneficios   en   la   calidad   de  vida  de  los  trabajadores.            

   

La   Corte   Constitucional  en  diversas  ocasiones  ha advertido que si bien en desarrollo de la libertad de asociación,  las  Cooperativas  de  Trabajo  Asociado  están  regidas  “en principio por una  amplia  autonomía  configurativa  de  los asociados, no están excluidas de una  adecuada  razonabilidad constitucional, en los distintos aspectos que las mismas  involucran,  como  ocurre  frente  a  la  posible  afectación  de  los derechos  fundamentales    de    las    personas   vinculadas   a   dicha   actividad   de  empresa.”26  A  juicio  de esta Corporación,  las Cooperativas de Trabajo  Asociado  o   bolsas  de  empleo  como   también  se les llama,   tienen     una     autonomía     estatutaria     limitada    por    parámetros  constitucionales,   en  particular,  por  los derechos fundamentales de los  trabajadores,  los  cuales deben ser atendidos como en  cualquier relación  laboral ordinaria.   

Así, ha dicho este Tribunal, que  los  asociados   a  estas  organizaciones  solidarias  gozan,  entre  otros,  de  los  siguientes                  derechos27: (i) A no ser empleados como  mano  de  obra a favor de usuarios o terceros beneficiarios de tal manera que se  configure  relaciones de subordinación o dependencia con sus contratantes. (ii)  Recibir  una  compensación por la ejecución de su actividad que sea equitativa  al  tipo  de  labor  desempeñada,  el  rendimiento  y la cantidad aportada a la  organización28.  (iii)  Estar  afiliado  al  Sistema  de Seguridad Social Integral  “mientras      dure      el     contrato     de  asociación”29,  esto  es, su afiliación a  los   sistemas   de   salud,   pensiones   y  riesgos  profesionales30.   

    

1. CONCLUSIÓN     

La  Sala   debe  proceder a revocar la  providencia  materia  de  revisión,  aunque  se  declare  la carencia actual de  objeto,  en cuanto al levantamiento del paro, porque no es jurídicamente viable  confirmar  un  fallo  contrario  al ordenamiento superior, tal como se expuso en  precedencia.  Igualmente  se revocará la sentencia objeto de revisión pero por  las  razones  expuestas en esta sentencia en cuanto a los reclamos laborales que  se  hacen  al  juez constitucional y los cuales no son procedentes por esta vía  judicial.  La  Sala  advierte  a  las  autoridades  involucradas en esta tutela,  atender  las  consideraciones  hechas  por  la Corte en cuanto a los parámetros  constitucionales  que  deben  atender las Cooperativas de Trabajo Asociado, cuyo  proceder  en este caso, dio lugar a reclamos laborales que terminaron en cese de  actividades por parte de los corteros de caña.      

    

1. DECISIÓN     

En  mérito  de  lo  expuesto,  la  Corte  Constitucional,  administrando justicia en nombre del pueblo y por mandato de la  Constitución,   

RESUELVE:  

Primero:  REVOCAR  el  auto  proferido  por   Sala de Decisión Unitaria del Tribunal Superior de Distrito Judicial  de  Cali,  con  fecha   27  de  octubre  de 2008. En consecuencia, DECLARAR  improcedente   la   acción  de  tutela  presentada  por  SINALTRAINAL   en  relación con las peticiones de orden laboral.   

Segundo:  DECLARAR  la carencia actual  de  objeto,  en  relación  con  el  levantamiento  del  paro de los corteros de  caña.   

Tercero:   Dar  cumplimiento   a   lo   dispuesto  en  el  artículo  36  del  Decreto  2591  de  1991.   

Notifíquese,  comuníquese,  cúmplase  e  insértese en la Gaceta de la Corte Constitucional.   

JORGE IGNACIO PRETELT CHALJUB  

Magistrado Ponente  

NILSON PINILLA  PINILLA  

Magistrado  

HUMBERTO SIERRA PORTO  

Magistrado  

MARTHA     VICTORIA    SÁCHICA    DE  MONCALEANO   

Secretaria General  

    

1 Corte  Constitucional. Auto 133 de 2007 M.P. Humberto Sierra Porto.   

2 Corte  Constitucional,   Sentencia   T-135  de  23  de febrero de  2007,  M.P. Rodrigo Escobar Gil, entre otras.   

3  Al  respecto,  ver  Sentencias T-1301 de diciembre  6 de  2001, M.P. Marco  Gerardo  Monroy  Cabra, T-608 de  agosto 1  de 2002, M.P. Manuel José  Cepeda  Espinosa,  T-552 de julio 18 de  2002, M.P. Jaime Córdoba Triviño  y T-001 de enero 16  2003, M.P. Marco Gerardo Monroy Cabra.   

4  Al  respecto,  consultar  Sentencias  T-515A  de  7  de  julio  de   2006, M.P.  Rodrigo  Escobar Gil.   

5 Cfr.  Sentencia SU 342 de  agosto 2 de 1995.   

6  “Ante  todo,  es  necesario  aclarar  que  los  derechos   laborales  son  derechos humanos, pues así  son  reconocidos  universalmente”  “Los  derechos laborales se encuentran en  numerosos   instrumentos   internacionales  de  derechos  humanos:  Declaración  Universal  de  Derechos Humanos (1948), arts. 23 y 25; Declaración Americana de  los  Derechos  y  Deberes  del  Hombre  (1948), art. XIV; Pacto Internacional de  Derechos  Económicos,  Sociales  y  Culturales  (1966),  arts. 7 y 8; Protocolo  Adicional  a  la  Convención  Americana  de  Derechos  Humanos,  en  Materia de  Derechos  Económicos,  Sociales  y Culturales (1988), art. 6; Carta Africana de  los  Derechos  Humanos y de los Pueblos (1981), art. 15”). (Sentencia T-568 de  1999. M.P. Dr. Carlos Gaviria Díaz)   

7 Auto  227  de  22  de  agosto  de   2006,  M.  P.  Humberto  Antonio Sierra Porto   

8 C-483  de  mayo 15 de 2008.   

9 Corte  Constitucional. Auto 133 de 2007 M.P. Humberto Sierra Porto.   

10  Cfr.  En  similar  sentido, T-034 del 2 de febrero de  1994   

11  Folio  49  del expediente.   

12  Cfr.  Artículo  31  del  Decreto 2591 de 1991.   

13  Cfr.  Artículo  32  del  Decreto 2591 de 1991.   

14     En   el   mismo   sentido,   véanse  las   Sentencias    T-  1078  de  13  de  diciembre de 2006  y T-818 de  agosto  21  2008  M.  P.  Clara  Inés  Vargas,  entre  otras, en donde la Corte  Constitucional  ante casos de negligencia judicial  y mora injustificada ha  ordenado   compulsar   copias   para   la   correspondiente  investigación  del  funcionario judicial.   

15  M.P.:  Martha  Victoria  Sáchica Méndez. Ver, entre otras las sentencias T-297  de  1996  MP.:  Hernando  Herrera Vergara, T-344 de julio 21 de  1997 M.P.:  José  Gregorio  Hernández  Galindo,  T-.430  de junio 10 de 1999 M.P.: Eduardo  Cifuentes  Muñoz,y   T-367  de  mayo  8  de  2003  M.P. Eduardo   Montealegre Lynett.   

16  Sentencias  T-230  de  1994  M.P.: Eduardo Cifuentes Muñoz, T-143 de 1995 M.P.:  Antonio  Barrera  Carbonell,  SU-342  de  agosto  de  1995  MP  Antonio  Barrera  Carbonell  y  SU-519  de  1997  M.P.:  José  Gregorio Hernández Galindo, entre  otras.   

17  T-262 de mayo 28 de  1998 M.P.: Eduardo Cifuentes Muñoz.   

18  T-335    de     marzo    23    de   2000   M.P.:   Eduardo   Cifuentes  Muñoz.   

19  SU-342 de  agosto 2 de 1995 M.P.: Antonio Barrera Carbonell.   

20  T-079 de 28 de febrero de 1995 M.P.:Alejandro Martínez Caballero.   

21  SU-547  de 30 de octubre de  1997 M.P.: José Gregorio Hernández Galindo y  SU-667 de 1998 M.P.: José Gregorio Hernández Galindo.   

22  SU-547  de  30 de octubre de  1997 M.P.: José Gregorio Hernández Galindo.  Entre  otras,  ver  la  sentencia  T-884  de  2005  M.P.:  Rodrigo  escobar Gil.   

23  Este  artículo  dispone:  “Artículo  475.  Acciones  de  los sindicatos. Los  sindicatos  que  sean  parte  de  una  convención colectiva tienen acción para  exigir su cumplimiento o el pago de daños y perjuicios”.   

24  Este  artículo  dispone:  “Artículo  476.  Acciones de los trabajadores. Los  trabajadores  obligados por una convención colectiva tienen acción para exigir  su  cumplimiento o el pago de daños y perjuicios, siempre que el incumplimiento  les  ocasione  un  perjuicio  individual.  Los  trabajadores  pueden  delegar el  ejercicio de esta acción en su sindicato”.   

25 Ver  entre  otras  las  sentencias T-297 de 5 de julio de 1996 M.P.: Hernando Herrera  Vergara,  T-430 de 10 de junio  1999 M.P.: Eduardo Cifuentes Muñoz y T-367  de mayo 8 de  2003 M.P. Eduardo Montealegre Lynett   

26  Sent.   T-394    de   mayo   13  de   1999  M.P.  Martha  Sáchica  de  Moncaleano   

27 El  artículo    23    de    la    Ley    79   de   1988   establece:   “Serán  derechos  fundamentales  de  los asociados: 1o. Utilizar  los  servicios de la cooperativa y realizar con ellas las operaciones propias de  su  objeto  social.  2o. Participar en las actividades de la cooperativa y en su  administración  mediante  el  desempeño de cargos sociales. 3o. Ser informados  de   la   gestión   de   la  cooperativa  de  acuerdo  con  las  prescripciones  estatutarias.  4o.  Ejercer  actos  de  decisión  y  elección en las asambleas  generales.  5o.  Fiscalizar  la  gestión  de  la  cooperativa,  y 6o. Retirarse  voluntariamente de la cooperativa.”   

28  Artículos  11  y  12  del  Decreto  468  de  1990  y  25  del  Decreto  4588 de  2006.   

29 El  artículo  26  del  Decreto  4588  de  2006  señala:  “RESPONSABILIDAD    DE    LAS    COOPERATIVAS   Y  PRECOOPERATIVAS  DE  TRABAJO  ASOCIADO  FRENTE  AL  SISTEMA  DE SEGURIDAD SOCIAL  INTEGRAL.  La Cooperativa y Precooperativa de Trabajo Asociado será responsable  de  los  trámites  administrativos  necesarios  para  realizar  el  proceso  de  afiliación  y  el pago de los aportes al Sistema de Seguridad Social Integral y  para  tales  efectos  le  serán  aplicables  todas  las  disposiciones  legales  vigentes  establecidas  sobre  la  materia.  Está obligada a contribuir de esta  manera  a  afiliar  a  sus  asociados  al  Sistema  de Seguridad Social Integral  mientras dure el contrato de asociación.   

La  Cooperativa no suplirá su obligación  de  afiliación  al  Sistema,  a la que se refiere el presente artículo, por el  hecho  de  que  sus  asociados  aparezcan  como  beneficiarios  en  el  régimen  contributivo  en salud, como cotizantes a un régimen excepcional tanto en salud  como  en pensiones, como beneficiarios de un régimen excepcional en salud, como  afiliado  dependiente  por  otra empresa o como afiliado a salud y pensiones por  otros  ingresos  diferentes  a  los  derivados del contrato de asociación, como  beneficiario   afiliado   al  Régimen  Subsidiado  en  Salud,  o  porque  hayan  presentado su clasificación por la encuesta del SISBEN.   

PARAGRAFO.  En  los aspectos no previstos en el presente decreto,  relacionados  con  el  Sistema  de  Seguridad Social Integral, se aplicarán las  disposiciones  contenidas en la ley 100 de 1993 y las normas que la reglamentan,  modifican o adicionan.”    

30 El  artículo    8    de    la    Ley    100    de    1993   precisa:   “Conformación  del  Sistema  de  Seguridad  Social  Integral. El  Sistema  de  Seguridad  Social  Integral  es  el conjunto armónico de entidades  públicas  y  privadas,  normas  y  procedimientos  y  esta  conformado  por los  regímenes  generales  establecidos para pensiones, salud, riesgos profesionales  y  los  servicios  sociales  complementarios  que  se  definen  en  la  presente  Ley.”     

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