T-580-16

Tutelas 2016

           T-580-16             

Sentencia T-580/16    

ACCION DE TUTELA CONTRA PROVIDENCIAS   JUDICIALES-Requisitos generales y especiales de   procedibilidad    

DESCONOCIMIENTO DEL PRECEDENTE COMO CAUSAL ESPECIFICA DE   PROCEDIBILIDAD DE LA ACCION DE TUTELA CONTRA PROVIDENCIAS JUDICIALES-Reiteración de jurisprudencia    

JURISPRUDENCIA DEL CONSEJO DE ESTADO RESPECTO A LA POSIBILIDAD DE   DEMANDAR OFICIOS DE COMUNICACION DE DESVINCULACION POR SUPRESION DEL CARGO-En el caso de reestructuración de entidad pública    

ACCION DE TUTELA CONTRA PROVIDENCIAS JUDICIALES-Procedencia por desconocimiento del precedente fijado por el Consejo   de Estado y la Corte Constitucional respecto a la posibilidad de demandar   oficios de comunicación de desvinculación por supresión del cargo    

Las entidades demandadas   omitieron su deber legal, pues como jueces administrativos, al momento de   proferir las decisiones dentro del proceso de nulidad y restablecimiento del   derecho, iniciado por la accionante, debieron acoger los pronunciamientos del   Consejo de Estado y de la Corte Constitucional que admiten la posibilidad de   pronunciarse de fondo sobre los actos administrativos que comunican la supresión   del cargo y la consecuente desvinculación del servicio público.    

Referencia:   Expediente T-5.610.366    

Acción de tutela instaurada por Ana Delfina Sandoval   García en contra del Tribunal Administrativo de Boyacá – Sala de Descongestión y   el Juzgado Primero Administrativo de Descongestión de Tunja.    

Magistrado   Ponente:    

ALBERTO ROJAS   RÍOS    

Bogotá D.C., veinticuatro (24) de   octubre  de dos mil dieciséis (2016)    

La Sala Octava de Revisión de la Corte Constitucional integrada por la   Magistrada María Victoria Calle Correa y los Magistrados Luis Ernesto Vargas   Silva y Alberto Rojas Ríos, quien la preside, en ejercicio de sus competencias   constitucionales y legales, específicamente las previstas en los artículos 86 y   241 numeral 9º de la Constitución Política y en los artículos 33 y siguientes   del Decreto 2591 de 1991, ha proferido la siguiente    

SENTENCIA    

En el proceso de revisión del fallo proferido el veintiséis (26) de   mayo de dos mil dieciséis (2016) por la Sala de lo Contencioso Administrativo –   Sección Quinta del Consejo de Estado en segunda instancia y el fallo dictado el   veintiséis (26) de noviembre de dos mil quince (2015) por la Sala de lo   Contencioso Administrativo – Sección Cuarta del Consejo de Estado en primera   instancia, en la acción de tutela incoada por Ana Delfina   Sandoval García en contra del Tribunal Administrativo de Boyacá – Sala de   Descongestión y el Juzgado Primero Administrativo de Descongestión de Tunja.    

I.  ANTECEDENTES        

Ana Delfina Sandoval García promovió acción de   tutela por intermedio de apoderado judicial para la protección   de sus derechos fundamentales al acceso a la administración de justicia, al   debido proceso y a la igualdad, en atención a los siguientes    

1. Hechos    

1.1. La señora Ana Delfina Sandoval García laboró para   el Departamento de Boyacá desde el catorce (14) de septiembre de mil novecientos   setenta y dos (1972) al veintisiete (27) de diciembre de dos mil uno (2001),   desempeñando las funciones de Profesional Universitario código 340, Grado 11,   encontrándose inscrita en carrera administrativa.    

1.2. La entidad empleadora implementó una   reestructuración a través del Decreto 1844 de 2001, con fundamento en la Ley 443   y el Decreto 1572 de 1998, entre otros, suprimiendo innominadamente algunos   cargos, quedando en la nueva planta 238 cargos de Profesionales Universitarios.    

1.3. Mediante oficio del veintisiete (27) de diciembre   de dos mil uno (2001), el Director de Talento Humano de la entidad, le notificó   a la accionante la supresión del cargo ocupado.      

1.4. La accionante presentó demanda de nulidad y   restablecimiento del derecho contra (i) el Decreto 1844 de 2001 como acto   general, y (ii) contra el Oficio del veintisiete (27) de diciembre de dos mil   uno (2001), que a su juicio, la despidió nominadamente extinguiendo la relación   laboral, pues el acto general no fue el que ordenó el retiro sino el oficio   precitado.    

1.5. Afirmó la peticionaria que el Decreto 1844 de   2001, en su parte considerativa, únicamente se limita a enumerar las normas   legales en que basó la decisión, lo cual no puede considerarse como una   motivación expresa, pues no explica los elementos de juicio que evidencien como   necesaria la supresión de los cargos, contraviniendo lo preceptuado en la Ley   443 de 1998.    

1.6. Destacó que el Oficio del 27 de diciembre de 2001   fue expedido bajo falsa motivación por el Director de Talento Humano del   Departamento de Boyacá, quien “usurpando funciones del nominador” ordenó   su desvinculación sin que tal decisión la hubiese adoptado la Administración en   el Decreto 1844 de 2001, acto general y abstracto que no suprimió ningún cargo   de Profesional Universitario Código 340, Grado 11, sino que, por el contrario   los incrementó de 214 a 238.    

1.7. El Juzgado Primero Administrativo de   Descongestión de Tunja, mediante sentencia del dieciocho (18) de abril de dos   mil doce (2012) resolvió (i) inhibirse respecto del Oficio del 27 de diciembre   de 2001 al argumentar que no era el acto administrativo a demandar, toda vez que   no afectó la situación jurídica de la accionante y (ii) negó las pretensiones de   la demanda, al concluir que las decisiones de la Administración contaron con la   motivación expresa, en cumplimiento de normas legales para los procesos de   modificación de plantas de personal y supresión de cargos, incluido el estudio   técnico respectivo, circunstancias que no desvirtuó la parte actora.    

1.8. El Tribunal Administrativo de   Boyacá – Sala de Descongestión-, mediante providencia del veintiocho (28) de   mayo de dos mil quince (2015), confirmó la sentencia de primera instancia al  argumentar que en efecto existen actos integradores, es decir, aquellos que   conforman un todo susceptible de ser enjuiciado ante la jurisdicción de lo   contencioso administrativo, siendo demandables el acto general de   reestructuración y el oficio de comunicación. Sin embargo, consideró que en el   presente caso, debieron demandarse los actos de incorporación a la nueva planta   de personal y no el oficio de comunicación, ya que éste cumple una función   meramente informativa.    

1.9. La señora Ana Delfina Sandoval García, por   intermedio de apoderado judicial, formuló acción de tutela contra las   autoridades judiciales mencionadas, para que se ampararan sus derechos   fundamentales, que fueron presuntamente vulnerados por las sentencias que   profirieron dichos jueces en el marco del proceso de nulidad y restablecimiento   del derecho que había promovido. Del extenso escrito de tutela, en síntesis se   señaló que las providencias atacadas incurrieron en los siguientes defectos:    

Desconocimiento de los precedentes horizontal y   vertical dentro del proceso surtido en la jurisdicción de lo contencioso   administrativo.    

La accionante citó el fallo del Consejo de Estado del  cuatro (4) de noviembre de dos mil diez (2010), de la Sala de lo Contencioso   Administrativo, Sección Segunda, C.P. Víctor Hernando Alvarado Ardila, y del Tribunal Administrativo de Boyacá, para demostrar que en los   asuntos de restructuración del Departamento de Boyacá (i) el Decreto 1844 de   2001 no fue el que despidió a los servidores; (ii) que los actos de   incorporación son inoponibles y (iii) que el oficio expedido por el Director de   Talento Humano era el acto particular y concreto. Además, sostuvo que el   Tribunal aplicó dos (2) precedentes inaplicables por no ser similares a su   situación.    

Desconocimiento del precedente constitucional.    

La señora Ana Delfina Sandoval García alegó que la   providencia atacada desconoce, entre otros, lo previsto por la Corte   Constitucional en las Sentencias T-446 de 2013 y T-153 de 2015, en las cuales se   establece que: (i) en las demandas de nulidad y restablecimiento del derecho   dirigidas contra los oficios de comunicación de supresión de cargos, el juez no   puede inhibirse para pronunciarse de fondo; (ii) en virtud del principio de   confianza legítima sólo se debe demandar el acto administrativo; y, (iii) no se   puede exigir que se demanden los actos administrativos de incorporación, por   cuanto ello implica la vulneración del derecho de acción.    

Defectos sustantivo y fáctico.    

En la medida que los jueces tutelados desconocieron   los artículos 27 y 28 del Código Civil; 41 de la Ley 443 y 150 del Decreto 1572   de 1998, cuya correcta hermenéutica, junto con la adecuada valoración   probatoria, los hubiera llevado a concluir que el estudio técnico allegado,   desacató las exigencias legales al no ser elaborado por los profesionales   exigidos por la ley, sino por un especialista en finanzas privadas, que no es   equiparable a un profesional en administración pública.    

1.10. Por lo anterior, la señora Ana Delfina Sandoval García solicita que   se amparen sus derechos fundamentales al acceso a la   administración de justicia, al debido proceso y a la igualdad. Así mismo, que:    

“(…) ordenándoseles dictar una nueva teniendo en cuenta los precedentes   jurisprudenciales citados y, en especial que la tutelante bajo el principio de   confianza legítima, demandó los actos que la propia entidad le informó la habían   despedido como bien lo concluyó el Consejo de Estado y la Corte Constitucional   en las sentencias T-446 de 2013 y T-146 de 2014, proferidas en un caso de igual   facticidad y juridicidad al presente, imponiéndoles corregir las vías de hecho   atrás referidas y demostradas, recordándoles que deben emitir sus fallos con   absoluto apego al “…imperio de la ley…”. Como lo ordena el artículo 230   Superior, pues hubiese considerado que como el decreto 1844 de 2001 no suprimió   ningún cargo de Profesional Universitario 340-11 no fue el acto del despido sino   el Oficio de 27-12-2001 por lo cual accedió a su anulación y, el Tribunal de   Boyacá considere todo lo contrario, esto es, que el oficio es mera comunicación   del cual ilegal e inconstitucionalmente se inhibió y que los actos del retiro   fueron el Decreto 1844 y los actos de incorporación (los que son inoponibles por   no haber sido notificados), lo que evidencia una clara denegación de justicia y   un discriminatorio trato judicial (…)”.    

2.1 Tribunal Administrativo de Boyacá, Sala de   Descongestión.    

El Tribunal Administrativo de Boyacá, Sala de   Descongestión se opuso a la prosperidad de la solicitud de amparo, argumentó   que, en la providencia de segunda instancia que se controvierte, se tomaron en   cuenta los precedentes aplicables al caso concreto y que han sido trazados por   las altas corporaciones judiciales.    

Señaló que dentro del presenten asunto, no se vulneró   derecho fundamental alguno, toda vez que el trámite adelantado en sede judicial,   se llevó en estricto cumplimiento de las perspectivas legales adjetivas,   sustanciales y constitucionales que deben observarse dentro de cualquier trámite   judicial.    

Indicó que la accionante demandó la nulidad del   Decreto 1844 de 2001 y el Oficio del 27 de diciembre de la misma anualidad,   suscrito por el Director de Talento Humano, donde se informó a la demandante la   supresión del cargo de Profesional Universitario Código 340, Grado 11 que venía   ocupando.    

Sostuvo que la sentencia emitida por el Tribunal y que   puso fin a la controversia, se fundamentó en pronunciamientos emitidos por el   Consejo de Estado, respecto del proceso de supresión de cargos del Departamento   de Boyacá a través del Decreto 1844 de 2001 y del Oficio del 27 de diciembre de   la misma anualidad, en los que se estableció que este último no constituye un   acto demandable ante la jurisdicción.    

Que la decisión de no reincorporar a la demandante fue   del Gobernador, quien expidió el Decreto 1844 de 2001 y los actos de   incorporación a la nueva  planta de personal. El Director de Talento Humano   tan solo emitió un oficio de trámite mediante el cual comunicaba a la actora la   supresión de su cargo y el derecho de opción que le asistía de percibir la   indemnización o tener un tratamiento preferencial.    

Así, en razón a que la accionante erró al demandar un   acto administrativo de trámite que no configuró ni definió su situación   jurídica, el Tribunal se declaró inhibido para hacer un pronunciamiento de fondo   en relación con el Oficio del 27 de diciembre de 2001 expedido por el Director   de Talento Humano.    

Que la Gobernación de Boyacá mediante el oficio que se   ataca puso en conocimiento la supresión del cargo que ocupaba la actora,   informándole que tenía 5 días calendario, contados a partir de la notificación,   para optar por una de las dos opciones otorgadas por la ley, frente a lo cual   manifestó el deseo de ser reincorporada. Sin embargo, en la Resolución No.   000957 de 2012 emitida por la Administración, se concluyó que no era procedente   atender favorablemente la solicitud de incorporación, por cuanto no existe en la   nueva planta de personal de la referida Gobernación un cargo vacante equivalente   al suprimido. Por lo anterior, se reconoció y pago a la señora Ana Delfina   Sandoval García la suma de $8.359.822 por concepto de indemnización.    

Indicó que si lo que pretendía la actora era la   incorporación al cargo que ocupaba antes de la restructuración o en su defecto   uno de igual o superior categoría, debió hacer en el escrito de la demanda, un   análisis de equivalencia de cargos, pues sólo se limita a manifestar el aumento   de profesionales en el grado y código que ocupaba, situación que era previsible   como quiera que uno de los pilares fundamentales de la reestructuración era la   profesionalización del servicio.    

La Sala de Descongestión del Tribunal de Boyacá   manifestó que dentro de la demanda presentada por la actora no fueron allegados   los Manuales de Requisitos y Funciones que detallen y comparen las funciones   correspondientes al cargo de Profesional Universitario Código 340, Grado 11,   antes de la supresión, con las que presuntamente persisten después del proceso   de reestructuración que afrontó la Gobernación de Boyacá y en ese orden, no era   posible examinar la identidad de funciones y requisitos, con el fin de   desvirtuar lo dicho por la parte accionada, quien manifestó que “no existe en   la nueva planta de personal un cargo vacante equivalente al suprimido al señor   (a) SANDOVAL GARCIA ANA DELFINA…”    

Respecto al antecedente jurisprudencial a que hace   alusión en la tutela la parte accionante, se aclaró que la supresión de que   trata el Decreto 1844 de 2001 y tratándose del cargo de Profesional   Universitario Código 340, Grado 11, emitido por el Tribunal de lo Contencioso   Administrativo, no resulta aplicable al caso como quiera que en la sentencia del   18 de febrero de 2010, no fueron allegados los actos de incorporación que en   este caso reposan en el plenario, con lo que se pudo determinar que el Oficio   del 27 de diciembre de 2001 no constituye un acto demandable ante la   jurisdicción de lo Contencioso Administrativo.    

2.2 Juzgado Primero Administrativo de Descongestión   de Tunja    

Mediante Oficio No. MAH-17222 del doce (12) de agosto   de dos mil quince (2015), la Secretaría General del Consejo de Estado, notificó   al Juzgado Primero Administrativo de Descongestión de Tunja, de conformidad con   el Artículo 16 del Decreto 2591 de 1991, la providencia del seis (6) de agosto   de dos mil quince (2015), por la cual se admitió la acción de tutela de la   referencia con el fin de que se pronunciara sobre los hechos y pretensiones   objeto de análisis. Sin embargo, vencido el término legal, el juzgado accionando   no emitió respuesta[1].    

2.3 Departamento de Boyacá, tercero vinculado.    

Solicitó que fueran desestimadas las pretensiones de   la actora, por considerar que no existe soporte de carácter legal ni fáctico que   permita inferir que la providencia proferida por el Tribunal accionado vulneró   los derechos fundamentales de la señora Ana Delfina Sandoval García.    

Señaló que el ente territorial llevó a cabo todas las   gestiones dentro de la acción de nulidad y restablecimiento del derecho, con el   fin de que todo se surtiera legalmente, presentando en término cada prueba e   interponiendo los recursos correspondientes.    

Indicó que la parte accionante no presentó prueba   alguna referente a la que la actuación u omisión del Departamento de Boyacá, le   haya vulnerado los derechos descritos en la acción de tutela, por tanto, afirmó   que no sería procedente atender dicha petición en contra de la Administración   departamental, pues la accionante no fue afectada ni se le causaron perjuicios.    

3. Decisiones de tutela objeto de revisión:    

3.1.  Sentencia de Primera Instancia    

Consejo de Estado –Sala de lo Contencioso   Administrativo, Sección Cuarta- del veintiséis (26) de noviembre de dos mil   quince (2015).    

Negó la acción de tutela argumentando que los fallos   proferidos por el Tribunal Administrativo de Boyacá – Sala de Descongestión y el   Juzgado Primero Administrativo de Descongestión de Tunja, respectivamente, no   incurrieron en desconocimiento del precedente judicial, habida cuenta que la   decisión de inhibirse de proferir un pronunciamiento de fondo frente al Oficio   del 27 de diciembre de 2001 y de desestimar las pretensiones se fundamentaron en   pronunciamientos de la Sección Segunda de esa Corporación que, en general, avaló   la legalidad de ese proceso de reestructuración.    

Manifestó que el estudio técnico que sustentó la   reestructuración administrativa del Departamento de Boyacá, cumplió los   requisitos previstos en los Artículos 148 y siguientes del Decreto 1572 de 1998,   toda vez que fue elaborado por profesionales idóneos y de su contenido se   concluye que era necesario modificar la planta de personal de ese departamento,   por razones de profesionalización, de “tercerización de servicios” y de   racionalización del gasto, en el marco del ajuste fiscal previsto en la Ley 617   de 2000.    

3.2.  Impugnación.    

La accionante reiteró los argumentos expuestos en el   escrito de tutela y a partir de algunas citas de sentencias, alegó que no era   cierto que la jurisprudencia de la Sección Segunda del Consejo de Estado no   hubiese establecido reglas generales a aplicar en los procesos de   reestructuración administrativa de entidades públicas. Así mismo, afirmó que   existe una desigualdad y discriminación judicial en la materia a causa de la   falta de una posición unificada en el Consejo de Estado respecto de la   naturaleza jurídica de los actos demandados.    

3.3. Sentencia de Segunda Instancia    

Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso   Administrativo, Sección Quinta, del veintiséis (26) de mayo de dos mil dieciséis   (2016).    

Confirmó la sentencia de primera instancia, al   considerar que las decisiones enjuiciadas se encuentran enmarcadas dentro del   principio de autonomía judicial que tienen los jueces de la República, tal como   lo establecen los artículos 228 y 230 de la Constitución Política, conforme a   los cuales, la función judicial goza de autonomía, entendida como la ausencia de   presiones ejercidas sobre los funcionarios jurisdiccionales por otros órganos   del poder, e independencia, que se predica respecto de los superiores   jerárquicos dentro de la rama judicial, en los términos de la Constitución y la   ley.    

Indicó que la autoridad judicial accionada consideró   que, por regla general, los oficios que comunican la supresión de un cargo no   son pasibles de control de legalidad, por cuanto constituyen una simple   comunicación y en estricto sentido, los actos de supresión son los acuerdos,   decretos y resoluciones, los que contienen la decisión que afecta la situación   jurídica laboral de los empleados. Resaltó que, en el caso particular, su   desvinculación fue determinada por el Decreto 1844 de 2001 y los actos de   incorporación, expedidos por el Gobernador.    

Consideró que la decisión del Tribunal demandado no se   evidencia caprichosa, arbitraria o desproporcionada, por el contrario se emitió   previo el análisis fáctico y jurídico de la situación planteada en la demanda, y   a la luz de la jurisprudencia del Consejo de Estado, que sobre el particular ha   fijado que el acto a demandar es el que modifica la situación del afectado, y en   el caso de la actora, sin duda lo fue el Decreto 1844 del 21 de diciembre de   2001 y los actos de incorporación, expedidos por la autoridad competente.   Además, la parte accionante no cumplió con la carga argumentativa de demostrar   que la interpretación del tribunal accionado se apartó de las reglas de la   hermenéutica.    

Sostuvo que, en efecto, lo que se evidencia es un simple descontento   con las providencias censuradas, que fueron desfavorables a su intereses, sin   que se advierta que las decisiones sean arbitrarias o irrazonadas. Al respecto,   indicó que la tutela no es una tercera instancia que se pueda emplear para que   se revise lo ya definido por el juez natural de la especialidad como pretende la   tutelante que funda su solicitud de amparo en las mismas razones en que sustentó   su demanda de nulidad y restablecimiento del derecho.    

II. CONSIDERACIONES Y FUNDAMENTOS    

1. Competencia    

La Sala Octava de Revisión de la Corte   Constitucional es competente para revisar el fallo proferido dentro de la acción   de tutela de la referencia de conformidad con lo dispuesto en los artículos 86 y   241, numeral 9o., de la Constitución Política y en concordancia con los   artículos 31 a 36 del Decreto 2591 de 1991.    

2. Problema jurídico    

Conforme con la reseña fáctica y las decisiones adoptadas por los   jueces de instancias en el trámite de la solicitud de amparo objeto de revisión,   corresponde a la Sala establecer, si en el asunto planteado procede la   acción de tutela para salvaguardar el derecho fundamental al debido proceso de   la demandante, presuntamente vulnerado por los operadores judiciales al incurrir   en un defecto por desconocimiento del precedente, por inhibirse  de fallar   respecto del Oficio del 27 de diciembre de 2001, mediante el cual se comunicó a   la señora Ana Delfina Sandoval García la supresión del cargo que ocupaba en la   Gobernación de Boyacá, por considerar que se trataba de un mero acto de trámite.    

Para resolver el problema planteado en este trámite, la Sala se pronunciará   sobre: (i) la acción de tutela contra providencias judiciales y las causales   generales y específicas para su procedibilidad; (ii) el desconocimiento del   precedente como casual de procedencia de la acción de tutela contra providencia   judicial; (iii) la posibilidad   de demandar oficios de comunicación como actos administrativos de desvinculación   en procesos de reestructuración de entidades públicas y, (iv) el análisis del   caso concreto.    

3. Tutela   contra providencias judiciales y las causales generales y específicas para su   procedibilidad. Reiteración de jurisprudencia    

3.1 La   intervención del juez constitucional en asuntos decididos por otros jueces, en   sus respectivas jurisdicciones, se puede adelantar únicamente con el fin de   proteger los derechos fundamentales vulnerados. Al respecto, se ha establecido   que el juez constitucional no puede suplantar o desplazar al juez ordinario en   el estudio de un caso que, por su naturaleza jurídica, le compete. Éste sólo   puede vigilar si la providencia conlleva la vulneración de los derechos   constitucionales del peticionario.    

De allí se infiere   que la acción de tutela no es un mecanismo que permita en sede constitucional   anular decisiones que simplemente no se comparten o remplazar al juez ordinario   en su tarea de interpretar las normas conforme al material probatorio del caso,   sino que tiene por fin que la actividad judicial sea conforme a la Constitución,   pues se trata de un mecanismo excepcional, subsidiario y residual cuyo fin es   proteger los derechos fundamentales de la persona que tuvo participación en un   proceso judicial y en éste devino la vulneración a sus derechos. Respecto de   ello, la Corte ha expresado que:    

“se trata de una   garantía excepcional, subsidiaria y autónoma para asegurar, cuando todos los   recursos anteriores han fallado, que a las personas sometidas a un proceso   judicial no les violen sus derechos constitucionales fundamentales. No se trata   entonces de garantizar la adecuada aplicación del resto de las normas que   integran el sistema jurídico o de los derechos que tienen origen en la ley”. [2]    

Quiere decir esto   que los jueces constitucionales deben revisar la aplicación de los derechos   constitucionales que corresponde garantizar a los jueces ordinarios y de lo   contencioso administrativo al momento de decidir asuntos de su competencia pero   sin intervenir de manera ilegítima en sus decisiones.    

Finalmente,   corresponde al juez de tutela velar por que el juez ordinario no se aparte de   los precedentes sin una justificación válida y de una forma arbitraria y   caprichosa, pero respetando las competencias de los jueces, pues no puede   transgredir sus facultades discrecionales y su libertad hermenéutica en los   asuntos de su conocimiento.    

3.2 Este Tribunal   Constitucional estableció algunos requisitos para el estudio de la acción de   tutela contra providencias judiciales. En la sentencia C-590 de 2005, estipuló   que para la procedencia de la acción constitucional, deben cumplirse tanto los   (i) requisitos generales de procedibilidad, como los (ii) requisitos especiales   para su procedencia. A saber:    

(i)       Las causales generales de procedibilidad:    

a.        El asunto en discusión debe comportar una evidente relevancia   constitucional que permita establecer que es el juez de tutela el encargado de   su estudio.    

b.        Deben haber sido agotados todos los mecanismos de defensa judiciales   –ordinarios y extraordinarios- existentes para la protección de los derechos del   actor. Sin embargo, en caso de que se demuestre la existencia de un perjuicio   irremediable,  la acción constitucional podrá proceder como mecanismo   transitorio, aún ante la ausencia del agotamiento de los medios de defensa.    

c.         Se debe dar cumplimiento al principio de inmediatez, es decir, que la   tutela se haya interpuesto en un término razonable y proporcionado desde el   hecho que originó la vulneración o amenaza de los derechos del tutelante, hasta   el momento en que éste acudió ante el juez constitucional para la protección de   los mismos.    

d.        La irregularidad procesal alegada deberá tener un efecto decisivo o   determinante en las providencias objeto de discusión.    

e.         La parte actora debe haber identificado los hechos que generaron la   afectación, los derechos vulnerados y que éstos hayan sido alegados dentro del   proceso, siempre y cuando fuere posible.    

(ii) Causales   especiales de procedibilidad, las cuales  corresponden a los siguientes   tipos de defectos:    

“a. Defecto orgánico, que se presenta cuando el funcionario   judicial que profirió la providencia impugnada, carece, absolutamente, de   competencia para ello.    

b. Defecto procedimental absoluto, que se origina cuando el juez   actuó completamente al margen del procedimiento establecido.    

c. Defecto fáctico, que surge cuando el juez carece del apoyo   probatorio que permita la aplicación del supuesto legal en el que se sustenta la   decisión.    

d.  Defecto material o sustantivo, como son los casos en que   se decide con base en normas inexistentes o inconstitucionales[3] o que   presentan una evidente y grosera contradicción entre los fundamentos y la   decisión.    

e.  Error inducido, que se presenta cuando el juez o tribunal   fue víctima de un engaño por parte de terceros y ese engaño lo condujo a la toma   de una decisión que afecta derechos fundamentales.    

f.  Decisión sin motivación, que implica el incumplimiento de   los servidores judiciales de dar cuenta de los fundamentos fácticos y jurídicos   de sus decisiones en el entendido que precisamente en esa motivación reposa la   legitimidad de su órbita funcional.    

g.  Desconocimiento del precedente, hipótesis que se presenta,   por ejemplo, cuando la Corte Constitucional establece el alcance de un derecho   fundamental y el juez ordinario aplica una ley limitando sustancialmente dicho   alcance. En estos casos la tutela procede como mecanismo para garantizar la   eficacia jurídica del contenido constitucionalmente vinculante del derecho   fundamental vulnerado[4].    

h. Violación directa de la Constitución.”[5]    

Por su pertinencia para el análisis del caso sometido a revisión se   hará una breve referencia al desconocimiento del precedente como casual de   procedencia de la acción de tutela contra providencia judicial.    

4.  El desconocimiento del precedente como casual de   procedencia de la acción de tutela contra providencia judicial. Reiteración de   jurisprudencia    

4.1 La Corte Constitucional se ha referido a la figura del precedente como  el conjunto de sentencias previas al   caso que se habrá de resolver, el cual debe considerar necesariamente un juez o   una autoridad determinada, al momento de dictar sentencia, teniendo en cuenta su   conveniencia para la resolución de un problema jurídico.    

Se entiende que el   precedente será pertinente, respecto de una providencia previa, cuando: (i) la   ratio decidendi de la sentencia que se evalúa como precedente, presenta una   regla judicial relacionada con el caso a resolver posteriormente[6];   (ii) se trate de un  problema jurídico similar, o a una cuestión   constitucional análoga y (iii) los hechos del caso o las normas juzgadas en la   sentencia sean semejantes o planteen un punto de derecho igual al que se debe   resolver posteriormente[7].    

Al respecto, la Corte Constitucional en Sentencia C-590 de 2005   reconoció que las autoridades judiciales están limitadas en su independencia y   autonomía por la obligación constitucional de proveer igualdad de trato en la   aplicación de la ley. Por lo anterior, los jueces tiene el deber de respetar y   aplicar en situaciones análogas, aquellas consideraciones jurídicas cierta y   directamente relacionadas que emplearon los jueces de mayor jerarquía y los   órganos de cierre para resolverlos. De lo contrario, están en la obligación de   expresar las razones que tienen para apartarse del precedente[8].    

4.2 En Sentencia T-766 de 2008, la Corte, expuso las razones que   fundamentan dicha obligación:     

“i) El principio de igualdad es vinculante a todas las autoridades   e, incluso, a algunos particulares, por lo que, se exige que los supuestos   fácticos iguales se resuelvan de la misma manera y, por consiguiente, con la   misma consecuencia jurídica;    

ii) Debe existir certeza razonable sobre la decisión, por cuanto el   principio de cosa juzgada otorga a los destinatarios de las decisiones,   seguridad jurídica y previsibilidad de la interpretación.    

iii) La autonomía judicial no puede desconocer la naturaleza reglada   de la decisión proferida, pues sólo la interpretación armónica de esos dos   conceptos garantiza la eficacia del Estado de Derecho;    

iv) Los principios de buena fe y confianza legítima imponen a la   Administración un grado de seguridad y consistencia en las decisiones, pues   existen expectativas legítimas con protección jurídica; y,    

 iv) Por razones de racionalidad del sistema jurídico, porque es   necesario un mínimo de coherencia a su interior”[9].    

4.3 Esta Corporación ha reiterado la obligación en cabeza de los jueces   de “respetar y aplicar en situaciones análogas, aquellas consideraciones   jurídicas cierta y directamente relacionadas que emplearon los jueces de mayor   jerarquía y los órganos de cierre para resolverlas, a menos  que expresen   razones serias y suficientes para apartarse”[10].[11] De lo   contrario, se entiende que cualquier decisión judicial en la que se omita el   precedente vigente, en principio, se entiende irrazonable e incurre en   arbitrariedad, porque “carece de la debida justificación o comporta el   desconocimiento de normas de mayor jerarquía, dentro de las cuales se encuentran   los postulados constitucionales y las sentencias con efectos erga omnes de la   Corte Constitucional, así como la doctrina probable adoptada por la Corte   Suprema de Justicia y por el Consejo de Estado en su labor de unificación de la   jurisprudencia constitucional”[12]    

4.4 En Sentencia T-153 de 2015, la Sala Segunda de Revisión reiteró los   criterios que se deben observar al momento de estudiar la causal por   desconocimiento del precedente. A saber:    

“i) Determinar la existencia de un precedente o de un grupo de   precedentes aplicables al caso concreto y distinguir las reglas decisionales   contenidas en los mismos;    

ii) Comprobar que el fallo judicial impugnado debió tomar en cuenta   necesariamente tales precedentes pues de no hacerlo incurriría en un   desconocimiento del principio de igualdad; y,    

4.5 En resumen, el   precedente debe ser anterior a la decisión en la que se pretende aplicar y,   además, debe presentarse una semejanza de problemas jurídicos, escenarios   fácticos y normativos. No podrá predicarse la aplicación de un precedente en   ausencia de alguno de estos elementos[14]. Igualmente, es   necesario aclarar que, con base en el principio de supremacía constitucional, el   deber de acatamiento del precedente judicial se hace más estricto cuando se   trata de jurisprudencia constitucional, en la medida en que la normas de la   Constitución Política tienen el máximo nivel de jerarquía dentro del sistema de   fuentes del derecho, de modo que las decisiones que determinan su alcance y   contenido se tornan ineludibles para la administración.    

5. Jurisprudencia la Corte Constitucional respecto a la posibilidad   de demandar oficios de comunicación como actos administrativos de desvinculación   en procesos de reestructuración de entidades públicas. Reiteración de   jurisprudencia    

En relación con la   posibilidad de demandar oficios de comunicación como actos administrativos de   desvinculación en procesos de reestructuración de entidades públicas, la posición de esta Corporación se ha consolidado en las   Sentencias T-446 de 2013, T-146 de 2014,    Sentencia T-153 de 2015, T-464 de 2015 y más recientemente en la   T-228 de 2016.    

5.1 En la Sentencia T-446 de 2013, la Sala Novena de   Revisión de la Corte Constitucional revisó una acción de tutela promovida por   una ciudadana en contra del Tribunal Administrativo de Boyacá, Sala de   Descongestión y el Juzgado Primero Administrativo de Tunja. En esa oportunidad,   la actora fue desvinculada de la CARC producto del proceso de restructuración   que realizó dicha entidad en virtud del Acuerdo 016 de 2002, decisión que le fue   comunicada mediante Oficio del 15 de noviembre del mismo año. Por esta razón,   demandó en nulidad y restablecimiento del derecho el acto que le comunicó su   desvinculación, con fundamento en el acuerdo precitado.    

En primera instancia, el a quo se inhibió de   conocer de fondo del asunto, al argumentar que la accionante no cumplió con la   carga de demandar todos los actos administrativos pertinentes, en especial el   acuerdo de reestructuración. Decisión que fue impugnada, pero confirmada por el  ad quem, bajo el mismo razonamiento. Así, tras haberse interpuesto   la correspondiente acción de tutela en la que se alegó la configuración de una   causal de procedencia excepcional de la tutela contra providencias judiciales en   su modalidad de desconocimiento del precedente.    

La Corte, revocó los fallos de   tutela de ambas instancias, en su lugar, amparó los derechos de la accionante. Lo anterior, al sostener que la parte   accionada había desconocido el precedente fijado por el Consejo de Estado que   acepta la posibilidad de demandar los oficios de comunicación de supresión de   cargos, por ser los actos administrativos de contenido particular y concreto que   modifican la situación jurídica. El fundamentó de la decisión fue el siguiente:    

“1.- Se vulneró la regla jurisprudencial   según la cual cada   proceso de supresión tiene sus propias especificidades y, como consecuencia de   ello, es incorrecto afirmar que en todos los casos existe un acto específico a   demandar, o que contrario sensu, existe un acto que no se pueda enjuiciar.    

2.-   Hubo una desafortunada   interpretación de los jueces tanto de la jurisprudencia del Consejo de Estado en   la materia, como de principios constitucionales (numeral 7.4.2.) al declarar la   supuesta ineptitud de la demanda.    

3.- Al momento de los fallos tanto de   primera, y de segunda instancia, ya existían los pronunciamientos del Consejo de   Estado que aceptaban la posibilidad de demandar los oficios de comunicación, y   que adicionalmente señalaban que no era posible que los jueces se declararan   inhibidos para conocer de la legalidad de dichos actos.    

4.- En aplicación del principio de confianza   legítima, la accionante demandó el acto que la entidad le señaló como aquel que   virtualmente suprimió su cargo, y que con base en la teoría del acto integrador está   constituido por el acto general y el oficio de ejecución, que es el acto que   complementa y hace efectivo al primero”[15].    

5.2 En la referida sentencia, esta Corporación concluyó que: “…era exigible el conocimiento del precedente, tanto por el juez de   primera instancia como por su superior jerárquico, los cuales desconocieron lo   establecido por los pronunciamientos judiciales de la máxima Corporación de su   jurisdicción. Situación que a su vez implica la vulneración de los derechos   fundamentales de la accionante, a la igualdad en primer lugar, al apartarse sin   justificación valida y sin el cumplimiento de los requisitos establecidos por la   jurisprudencia constitucional del precedente vertical, con lo cual dio un   tratamiento diferenciado e injustificado entre la accionante y las personas que   sí pudieron acceder a la administración de justicia, con lo que se vulnera el   mandato fundamental de igualdad ante la ley y de trato por las autoridades; y de   otra parte, se vulnera el derecho al acceso a la administración de justicia toda   vez que la declaratoria de inhibición con base en la equívoca declaratoria de   ineptitud de la demanda, constituye un obstáculo que afecta la justicia material   en el caso de la demandante y, en consecuencia, vulnera sus derechos   fundamentales al trabajo y al debido proceso. Así las cosas la Sala encuentra   acreditado que las decisiones de los jueces ordinarios de instancia contrariaron   el precedente sentado por el Consejo de Estado al evadir el estudio de fondo   respecto a la legalidad del acto demandado por la demandante, y al declararse en   consecuencia inhibidos para fallar el asunto[16]”.    

5.3 Atendiendo esta decisión de la Corte, la Sala Segunda de Revisión   procedió en el mismo sentido en la Sentencia T-146 de 2014, al   pronunciarse sobre una acción de tutela en contra el   Juzgado Trece Administrativo de Tunja y Tribunal Contencioso Administrativo de   Boyacá – Sala de Descongestión, en la que se alegaba la vulneración del derecho   fundamental al debido proceso, pues las autoridades judiciales accionadas se   inhibieron para conocer de fondo una demanda instaurada en contra de la   Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca – CAR, al  haber declarado   probada la excepción de inepta demanda.    

En esa oportunidad, el actor consideró que se había   desconocido el precedente jurisprudencial del Consejo de Estado que contempla   que los actos demandables eran los que ponían fin a la actuación de la   Administración y cuyas decisiones eran de carácter definitivo. Los jueces   naturales consideraron que dado que el oficio demandado daba cuenta de que   conforme “…al Acuerdo 016 de 2002, el cargo de operario calificado 5300 09   dependiente de la sucursal de Ubaté y Suarez, que usted venía desempeñando en la   corporación fue suprimido…”, debía inferirse que la voluntad de la   Administración surgía de la reforma de la planta de personal de la entidad,   concluyendo que el Acuerdo era el acto general y el oficio el acto integrador de   dicha decisión, razón por la cual, debían ser demandados de manera conjunta. Por   lo anterior, se declaró la inhibición por inepta demanda al incluir únicamente   la petición de la nulidad del oficio de comunicación.    

A juicio de esta Corporación, en el caso analizado,   los jueces ordinarios desconocieron el precedente sentado por el Consejo de   Estado, para los procesos de supresión de cargos con motivo de restructuración   de entidades públicas, vulnerándose el derecho al acceso a la administración de   justicia, y a la igualdad. Por lo anterior concluyó que:    

“i) La jurisprudencia del Consejo de Estado ha reiterado que los procesos de   restructuración de entidades públicas en las que se suprimen cargos, tienen sus   propias particularidades lo que impide afirmar prima facie que en todos   los casos el acto a demandar es uno específico o, sustentar que hay una clase o   tipo de acto cuya legalidad en ningún evento pueda discutirse judicialmente[17],   motivo por el que no pueden invocarse pronunciamientos judiciales que no guardan   identidad fáctica y jurídica entre un acto de restructuración y otro[18];     

ii) Debe prestarse atención al tipo de cargo o vicio de nulidad que se alega, en   la medida que el cargo o vicio de nulidad determina el acto que se demanda ante   el juez Contencioso Administrativo, como lo señala el Consejo de Estado, la   importancia de demandar un acto u otro radica en la necesidad de que los efectos   del fallo amparen la situación del interesado;    

iii) Los fallos que se deben enjuiciar, en aplicación del principio de confianza   legítima del actor, son los que le señalaron que se suprimía el cargo, de los   que se desprende que “el único mecanismo con el que cuenta el demandante para   determinar su situación jurídica es el oficio de comunicación, sin que por ello   pueda exigírsele que se someta a labores investigativas tendientes a determinar   todos los actos que debería demandar como consecuencia del acto administrativo   general.”[19];    

iv) Frente a la posibilidad de demandar el oficio de comunicación, la doctrina   del “acto integrador” sentado en la sentencia del 4 de noviembre de 2010, señala   que el acto de comunicación por el cual se informó la desvinculación de la   entidad, es un acto integrador del principal, ya que es el medio que le da   eficacia, a través del cual el actor conoce el acto principal y constituye el   parámetro para el cálculo de la caducidad de la acción”[20].     

5.4 En esa misma línea, en Sentencia T-153 de 2015 esta Corporación decidió una tutela   contra providencia judicial formulada por un ciudadano que se desempeñó como   conductor Código 620, Grado 12 del Departamento de Boyacá, cuyo empleo fue   suprimido a consecuencia de la reestructuración del ente territorial ordenada   mediante el Decreto 1844 de 21 de diciembre de 2001 y comunicada por el Oficio   del 27 de diciembre de ese año.    

El demandante interpuso acción de   nulidad y restablecimiento del derecho atacando los mencionados actos   administrativos, sin embargo, el juez de primera instancia consideró que,   el Decreto 1844 de 2001 no fue el que retiró al actor, sino el oficio   demandando. Sin embargo, negó las pretensiones del accionante y se inhibió para   proferir un fallo de fondo. La anterior decisión fue confirmada en segunda   instancia al argumentar que el Oficio del 27 de   diciembre de 2001 no era susceptible de control jurisdiccional por tratarse de   una simple comunicación de la supresión del cargo.    

Para el actor, las   decisión inhibitoria proferida desconocía el precedente fijado por la Sección   Segunda del Consejo de Estado en la sentencia de 4 de noviembre de 2010 y   de la Corte Constitucional en la Sentencia T-446 de 2013, en el entendido de que   el oficio de comunicación de supresión del cargo expedido por una entidad   pública que adelanta un proceso de reestructuración es demandable ante la   jurisdicción de lo contencioso administrativo por tratarse de un acto de   carácter particular y concreto, motivo por el cual solicitó al juez de tutela   dejar sin efectos las sentencias proferidas en el proceso de lo contencioso   administrativo y ordenar a los accionados proferir unas nuevas providencias   teniendo en cuenta los precedentes jurisprudenciales dictados en la materia.    

“Las autoridades judiciales accionadas omitieron dar   aplicación al precedente del Consejo de Estado que reconoce la posibilidad de   demandar los oficios de comunicación, como el que demandó el señor Sora   Guerrero, y que adicionalmente señala que no es factible que los jueces   administrativos se declaren inhibidos para conocer de la legalidad de dichos   actos. Ello, a pesar de que la sentencia que así lo estableció fue proferida   antes de que se dictaran las providencias judiciales atacadas en la presente   acción de tutela.     

A juicio de la Sala,   tanto el Tribunal como el juzgado accionado, no podían haber ignorado o   desatendido, sin justificación alguna, lo dispuesto en la Sentencia del cuatro   (4) de noviembre de dos mil diez (2010), proferida por el máximo órgano de la   Jurisdicción de lo Contencioso Administrativo, en razón a que, dicha providencia   (i) es anterior a las decisiones judiciales atacadas en las que se reclama su   aplicación; (ii) es posterior a las sentencias que citaron los jueces accionados   como fundamento de su decisión; (iii) fue proferida por el Tribunal de cierre de   su jurisdicción (precedente vertical); y (iv) existe una semejanza de hechos del   caso, los problemas jurídicos y los puntos o temas de derecho a resolver en   ambos asuntos.    

Existen casos en los   que la jurisprudencia sobre un determinado aspecto de derecho es contradictoria   o imprecisa, lo que en efecto, dificulta tener claridad en cuanto al precedente   aplicable al caso concreto. En esos eventos, esta Corte ha señalado que “ante   falta de unidad en la jurisprudencia, los jueces deben hacer explícita la   diversidad de criterios, y optar por las decisiones que interpreten de mejor   manera el imperio de la ley, a partir de una adecuada determinación de los   hechos materialmente relevantes en el caso”[22]; pues con   ello, se respetan las garantías procesales del ciudadano que acude ante la   administración de justicia.    

En el caso   subexamine, la Sala advierte que las autoridades judiciales accionadas no dieron   cabal cumplimiento al deber de hacer explícita la multiplicidad de tesis o   criterios que existen respecto del tema objeto de estudio, en la medida que,   citaron exclusivamente providencias del Consejo de Estado que defendían la   teoría de la inhibición frente a los oficios de comunicación, omitiendo hacer   referencia al precedente más reciente dictado por la misma Corporación que   sostiene una tesis contraria que, a la luz del derecho al debido proceso de   quien accede a la administración de justicia, resultaba aplicable y más   garantista para resolver el caso concreto.    

Por lo anterior,   concluye la Sala que en aplicación del precedente del Consejo de Estado,   revisado por la Corte Constitucional, no se le podía exigir al actor que   demandara los actos de incorporación, pues bajo el abrigo del principio de la   confianza legítima solo debía demandar el acto que la entidad le indicó había   ordenado su despido, es decir, el Decreto 1844 de 2011 y el oficio de   comunicación del 27/12/2001, que fue el que concretó o individualizó la   situación del accionante”[23].    

La Corte dejó sin efectos las sentencias acusadas y le ordenó al   Juzgado Noveno Administrativo de Tunja, que en un término no superior a quince   (15) días contados a partir de la notificación de esa providencia, emitiera un   nuevo pronunciamiento de fondo según los hechos, la valoración probatoria y los   fundamentos jurídicos pertinentes. Lo anterior, al afirmar que los  jueces   ordinarios, al resolver casos de supresión de cargos por restructuración de las   entidades públicas, no pueden apartarse del precedente fijado por el Consejo de Estado y la Corte   Constitucional ni declararse inhibidos para fallar respecto del oficio de   comunicación, por tratarse de un acto de carácter particular y concreto.[24]    

5.5 En Sentencia T-464 de 2015, esta   Corporación concedió el amparo de los derechos fundamentales al debido   proceso y a la administración de justicia de una ex trabajadora del Departamento   de Boyacá, que interpuso acción de tutela contra el Juzgado   Tercero Administrativo de Tunja y el Tribunal Administrativo de Boyacá, por   cuanto se inhibieron de emitir pronunciamiento de fondo respecto de la demanda   de nulidad y restablecimiento del derecho que se dirigía contra el oficio de   comunicación que le notificó la supresión de su cargo como empleada de carrera.    

En esa oportunidad, la Sala Séptima de Revisión consideró que los jueces de instancia   habían incurrido en un exceso ritual manifiesto al inobservar las razones   presentadas por la accionante contra el acto administrativo principal que la   retiró del cargo, del cual intentó desvirtuar su contenido al sostener “que   se encontraba fundado en estudios técnicos que no reunían los requisitos de ley”.   Por lo anterior, sostuvo la Corte que: “en estos eventos los jueces deben dar   una interpretación favorable al funcionario desvinculado, de manera que si en la   valoración sistemática de los hechos y argumentos del expediente se logra   desprender que el demandante también cuestiona el acto administrativo principal   de supresión de cargos, el operador judicial no podrá oponer el argumento de   inepta demanda para declararse inhibido respecto a las solicitudes que se le   presentan, pues se configuraría un obstáculo al derecho a la administración de   justicia del demandante”[25].     

Para la Sala, las autoridades administrativas no   pueden declarar la inhibición para pronunciarse respecto   a los cargos formulados contra el oficio de comunicación de supresión de un   cargo en procesos de reestructuración de entidades públicas, pues el funcionario   desvinculado puede demandar el acto de comunicación de supresión del cargo, en   virtud de una interpretación favorable al accionante del precedente del Consejo   de Estado y avalado por la Corte Constitucional.    

5.6 Recientemente, la Sala Sexta   de Revisión, en Sentencia T-228 de 2016 resolvió un caso análogo al ahora   analizado, en dicha oportunidad el actor   reclamaba la protección de los derechos fundamentales vulnerados por parte del   Juzgado Tercero Administrativo de Tunja y el Tribunal Administrativo de Boyacá   al inhibirse para estudiar de fondo el Oficio del 27 de diciembre de 2001   mediante el cual el Director de Talento Humano de Boyacá, le comunicó la   supresión del cargo de conductor código 620, Grado 12. Sostenía el accionante   que las autoridades judiciales habían desconocido el precedente fijado por el   Consejo de Estado y, específicamente, el de la Corte en las Sentencias   T-446 de 2013 y T-153 de 2015, según las cuales “el oficio de comunicación de   supresión del cargo expedido por una entidad pública dentro de un proceso de   reestructuración, es susceptible de control judicial ante la jurisdicción de lo   contencioso administrativo, por tratarse de un acto administrativo de carácter   particular y concreto”[26].    

Dentro del proceso de nulidad y restablecimiento del derecho, el   juzgado accionado sostuvo que el Decreto 1844 de 2001 no había sido el acto   administrativo por medio del cual fue retirado de su cargo el actor, sino aquel   que no lo reincorporó en la nueva planta de personal por lo que negó las   pretensiones de la demanda y se inhibió para pronunciarse respecto del Oficio   del 27 de diciembre de 2001. Decisión confirmada por el Tribunal Administrativo   de Boyacá al argumentar que, en ese caso, se debieron demandar los actos de   incorporación a la nueva planta de personal y no el oficio de comunicación, ya   que este cumple una función meramente informativa.    

La Sala Sexta de Revisión, en   atención a la jurisprudencia de esta Corporación, concluyó que: “las   autoridades judiciales desconocieron el precedente vigente sentado por el   Consejo de Estado y acogido por la Corte Constitucional que acepta la posibilidad de demandar los oficios de comunicación   expedidos dentro de procesos de reestructuración de las entidades públicas, por   ser actos administrativos de contenido particular y concreto que modifican la   situación jurídica del servidor público cuyo cargo fue suprimido”[27]. Lo anterior, al reiterar que: “los jueces   ordinarios y los de tutela de instancia no podían desatender o ignorar sin   justificación alguna lo dispuesto en la jurisprudencia ya analizada en el   acápite anterior, en razón a que esas sentencias son anteriores a las sentencias   atacadas y a las decisiones que les sirvieron de fundamento[28],   máxime si se tiene en cuenta que fueron proferidas por el Consejo de Estado y   esta Corte (precedente vertical) y existe una semejanza de hechos del caso, los   problemas jurídicos y los puntos o temas de derecho a resolver en ambos asuntos[29]”[30].    

En consecuencia, la   Sala protegió los derechos fundamentales a la igualdad, al debido proceso y al   acceso a la administración de justicia del peticionario al encontrarse   demostrado que los jueces de instancia infringieron el precedente sentado por el   Consejo de Estado y la Corte Constitucional, al declararse inhibidos para fallar   respecto del Oficio del 27 de diciembre de 2001.    

6. Análisis del caso concreto    

En primer lugar la Sala verificará la   procedencia de la acción de tutela contra providencias judiciales en el caso   concreto, para así determinar si en el caso sub examine se configura el   defecto de desconocimiento del precedente endilgado a los fallos acusados.    

6.1 Verificación de los requisitos   generales de procedencia de la acción de tutela en el caso concreto.    

6.1.1 La relevancia constitucional del asunto bajo examen.    

La Sala Octava de Revisión observa que la tutela se dirige contra unas   decisiones judiciales que según la demandante vulneraron sus derechos   fundamentales al debido proceso, al acceso a la administración de justicia y a   la igualdad al no atender los precedentes del Consejo de Estado y de la Corte   Constitucional que viabilizan el estudio de fondo del Oficio del 27 de diciembre   de 2001 en sede de nulidad y restablecimiento del derecho, al ser posible   demandar el oficio de comunicación que informa sobre la desvinculación de   servidores públicos dentro de un proceso de reestructuración administrativa. En   tal sentido, la protección solicitada se relaciona directamente con principios y   garantías  fundamentales de la Constitución previstas en los artículos 1,   29, 48, 53, 86, 228 y 229, por lo que tiene relevancia constitucional.    

6.1.2  El agotamiento de los mecanismos ordinarios.    

Dentro del trámite de nulidad y restablecimiento del derecho la   demandante instauró recurso de apelación contra la sentencia de primera   instancia proferida por el Juzgado Primero Administrativo de Descongestión de   Tunja, desatado por el Tribunal Administrativo de Boyacá. En el asunto descrito   no procedía el recurso extraordinario de revisión al no encuadrar en ninguna de   las causales previstas en el Artículo 188 del C.C.A.[31] Por lo cual se concluye   que en el presente caso se agotaron los recursos judiciales con los que contaba   la demandante.    

6.1.3 Satisfacción del requisito de inmediatez.    

El fallo de segunda instancia que se censura fue proferido el   veintiséis (26) de mayo de dos mil dieciséis (2016), notificado el treinta y uno   (31) de mayo del mismo año, y la tutela fue instaurada dentro de un plazo   razonable y oportuno, comoquiera que fue presentada el tres (3) de agosto de dos   mil dieciséis (2016). Es decir, se formuló dos (2) meses después de la referida   notificación, por lo cual se satisface el requisito.    

6.1.4 La incidencia directa de una irregularidad procesal en la   decisión impugnada.    

En el asunto sub examine este presupuesto no aplica porque el   cuestionamiento que se formula contra la decisión es por desconocimiento del   precedente, y no se plantearon irregularidades procesales que afectaran las   decisiones judiciales censuradas.    

6.1.5 La identificación razonable de los hechos y derechos   presuntamente vulnerados, y su alegación en el proceso judicial.    

La actora señala como fuente de la vulneración de sus derechos   fundamentales los pronunciamientos del Juez Primero Administrativo de   Descongestión de Tunja y del Tribunal Administrativo de Boyacá que se inhibieron   para estudiar de fondo la nulidad del Oficio de comunicación de desvinculación   del servicio público del 27 de diciembre de 2001, a consecuencia del proceso de   reestructuración administrativa.    

La accionante sostiene que los pronunciamientos de estas autoridades   judiciales desconocieron los precedentes del Consejo de Estado y la Corte   Constitucional, que han aceptado conocer de fondo las demandas contra este tipo   de actos administrativos como objeto de enjuiciamiento ante la jurisdicción de   lo contencioso administrativo, por lo que estima que los jueces de primera y   segunda instancia incurrieron en un defecto por desconocimiento del precedente.   Por lo que se encuentra igualmente satisfecho este requisito.    

6.1.6 No se trata de una tutela contra una decisión de igual   naturaleza.    

En el presente caso se impugnan las decisiones proferidas dentro de un   proceso de nulidad y restablecimiento del derecho, donde el Juzgado Primero   Administrativo de Descongestión de Tunja y del Tribunal Administrativo de   Boyacá, se inhibieron para estudiar de fondo el Oficio del 27 de diciembre de   2001, proferido por el Director de Talento Humano de la Gobernación de Boyacá.     

Comprobada la concurrencia de los presupuestos generales de procedencia   de la acción de tutela contra providencia judicial, esta Corporación, procederá   a establecer si se estructura la causal atinente al defecto por desconocimiento   del precedente que ha alegado la demandante, y así determinar si se vulneraron   sus derechos fundamentales.    

 6.2. El defecto por desconocimiento del precedente en el caso   concreto.    

La señora Ana   Delfina Sandoval reclama la protección de sus derechos fundamentales vulnerados   por parte del Juzgado Primero Administrativo de Descongestión de Tunja y el   Tribunal Administrativo de Boyacá al inhibirse para resolver la pretensión   anulatoria frente al Oficio del 27 de diciembre de 2001 mediante el cual el   Director de Talento Humano de la Gobernación de Boyacá, le comunicó la supresión   del cargo de Profesional Universitario Código 340, Grado 11. Argumenta que las   autoridades judiciales desconocieron el precedente fijado por el Consejo de   Estado y, específicamente, el de la Corte en las Sentencias T-446 de 2013   y T-153 de 2015, según las cuales el oficio de comunicación de supresión del   cargo expedido por una entidad pública dentro de un proceso de reestructuración,   es susceptible de control judicial ante la jurisdicción de lo contencioso   administrativo, por tratarse de un acto administrativo de carácter particular y   concreto.    

El juez de primera instancia del proceso de nulidad y restablecimiento   del derecho, sostuvo que las decisiones de la Administración   contaron con la motivación expresa, en cumplimiento de normas legales para los   procesos de modificación de plantas de personal y supresión de cargos, incluido   el estudio técnico respectivo, circunstancias que no desvirtuó la parte actora.   Por lo anterior, decidió inhibirse respecto del Oficio de 27 de diciembre de   2001 al argumentar que no era el acto administrativo a demandar, toda vez que no   afectó la situación jurídica de la accionante.    

Por su parte, el Tribunal Administrativo de Boyacá   confirmó la decisión del a quo al argumentar que, en el presente caso,   debieron demandarse los actos de incorporación a la nueva planta de personal y   no el oficio de comunicación, ya que este cumple una función meramente   informativa.    

Para Sala Octava de Revisión las autoridades   judiciales accionadas vulneraron el derecho fundamental al debido proceso de la   señora Ana Delfina Sandoval García al desconocer el precedente vigente sentado   por el Consejo de Estado y acogido por la Corte Constitucional en las Sentencias   T-446 de 2013 y T-153 de 2015, entre otras, al inhibirse para conocer de la legalidad del Oficio de comunicación del 27 de diciembre de 2001, expedido dentro del proceso de reestructuración de la   Gobernación de Boyacá, por ser  un acto administrativo de contenido particular y   concreto que modificó la situación jurídica de la servidora pública cuyo cargo   fue suprimido.    

El Juzgado Primero   Administrativo de Descongestión de Tunja y el Tribunal Administrativo de Boyacá   omitieron su deber legal, pues como jueces administrativos, al momento de   proferir las decisiones dentro del proceso de nulidad y restablecimiento del   derecho debieron acoger los pronunciamientos del Consejo de Estado y de la Corte   Constitucional que admiten la posibilidad de pronunciarse de fondo sobre los   actos administrativos que comunican la supresión del cargo y la consecuente   desvinculación del servicio público.    

Así mismo, se resalta que las Salas de   lo Contencioso Administrativo de la Sección Cuarta y Sección Quinta del Consejo   de Estado al resolver la acción de tutela de la referencia, también ignoraron   sin justificación alguna lo dispuesto en la jurisprudencia que desarrolla la   teoría del acto integrador, sentada por esa Corporación en providencias del 17   de noviembre de 2011 y 4 de noviembre de 2010 y aplicada por la Corte   Constitucional en las Sentencias T-446 de 2013 y T-153 de 2015 (precedente   vertical), obligación que surgía al presentarse una semejanza entre los hechos   del caso que ahora se analiza, el problema jurídico planteado y el tema de   derecho a resolver con los asuntos que fueron decantados en los referidos   fallos.    

En relación con la disparidad de criterios jurisprudenciales aplicables   a un determinado asunto, encuentra esta Sala de Revisión necesario reiterar lo   definido en la Sentencia T-228 de 2016, según la cual “en el evento en el   cual no haya unidad de jurisprudencia en cuanto a las reglas a aplicar para   decidir un caso, le corresponde a los jueces hacer explícita la diversidad de   criterios y optar por las decisiones que interpreten de mejor manera la norma   aplicable, a partir de una adecuada determinación de los hechos materialmente   relevantes en el caso[32],   esto con el fin de respetar las garantías procesales del ciudadano que acude   ante la administración de justicia”[33].    

En consecuencia, la Sala Octava de   Revisión concluye que los jueces del proceso ordinario administrativo   infringieron el precedente sentado por el Consejo de Estado y la Corte   Constitucional, al declararse inhibidos para fallar respecto del Oficio   del 27 de diciembre de 2001, por medio del cual se le informó a la actora la   supresión del cargo que ocupaba en la Gobernación de Boyacá, omitieron la   aplicación de la doctrina del “acto integrador” sentada por   el Consejo de Estado en la sentencia del 4 de noviembre de 2010, pues el   referido oficio de comunicación es el acto integrador del Decreto 1844 de 2001  que ordenó la reestructuración en la referida entidad, lo que permitió a la   administración materializar su decisión de finalizar la relación legal y   reglamentaria que tenía con la peticionaria,   motivo por el cual, se protegerán los derechos fundamentales a la igualdad, al   debido proceso y al acceso a la administración de justicia, dejando sin efectos   las decisiones del Juzgado Primero Administrativo de Descongestión de Tunja y   del Tribunal Administrativo de Boyacá, para que en su lugar, el a quo  subsane los yerros evidenciados en esta providencia.    

7. Síntesis de la decisión.    

La Sala Octava de Revisión de la Corte Constitucional al verificar lo   alegado por la señora Ana Delfina Sandoval García para invocar la protección de   los derechos fundamentales a la igualdad, al   debido proceso y al acceso a la administración de justicia determina que  el comportamiento desplegado por el Juzgado Primero Administrativo de Descongestión de   Tunja y del Tribunal Administrativo de Boyacá, al   declararse inhibidos para fallar respecto del   Oficio del 27 de diciembre de 2001, mediante el cual se le comunicó a la actora   la supresión del cargo de Profesional Universitario Código 340 – Grado 11 que   ocupaba en la Gobernación de Boyacá, a pesar de que se trababa de un acto   de carácter particular y concreto, configuró un defecto por desconocimiento del   precedente sentado por el Consejo de Estado y aplicado por la Corte   Constitucional en casos de supresión de cargos dentro de procesos de   reestructuración de entidades públicas.     

Las entidades demandadas omitieron su deber legal, pues como jueces   administrativos, al momento de proferir las decisiones dentro del proceso de   nulidad y restablecimiento del derecho, iniciado por la accionante, debieron   acoger los pronunciamientos del Consejo de Estado y de la Corte Constitucional   que admiten la posibilidad de pronunciarse de fondo sobre los actos   administrativos que comunican la supresión del cargo y la consecuente   desvinculación del servicio público.    

En efecto, la Sala   advierte que el Juzgado Primero Administrativo de Descongestión de Tunja y el   Tribunal Administrativo de Boyacá no cumplieron con el deber de hacer explícita   la multiplicidad de tesis que existen respecto del tema objeto de estudio, al   citar exclusivamente providencias del Consejo de Estado que defienden la teoría   de la inhibición frente a los oficios de comunicación de supresión de cargos por   restructuración de entidades públicas, omitiendo hacer referencia al precedente   más reciente de la misma Corporación[34], la cual sostiene una tesis contraria que, a la luz   del derecho al debido proceso de quien accede a la administración de justicia,   resultaba aplicable y más garantista para resolver la controversia planteada por   la ciudadana Ana Delfina Sandoval García en contra del Departamento de Boyacá.    

Así mismo, las Salas de lo Contencioso   Administrativo de la Sección Cuarta y Sección Quinta del Consejo de Estado al   resolver la acción de tutela de la referencia, también ignoraron sin   justificación alguna lo dispuesto en la jurisprudencia que desarrolla la teoría   del acto integrador, sentada por esa Corporación en providencias del 17 de   noviembre de 2011 y 4 de noviembre de 2010 y aplicada por la Corte   Constitucional en las Sentencias T-446 de 2013 y T-153 de 2015 (precedente   vertical), obligación que surgía al presentarse una semejanza entre los hechos   del caso que ahora se analiza, el problema jurídico planteado y el tema de   derecho a resolver con los asuntos que fueron decantados en los referidos   fallos.    

En estas circunstancias, se reitera, el Juzgado   Primero Administrativo de Descongestión de Tunja y el Tribunal Administrativo de   Boyacá al declararse inhibidos para fallar respecto del Oficio del 27 de   diciembre de 2001, por medio del cual se le informó a la actora la supresión del   cargo que ocupaba en la Gobernación de Boyacá, omitieron la aplicación de   la doctrina del “acto integrador” sentada por el Consejo de Estado en la   sentencia del 4 de noviembre de 2010, pues el referido oficio de comunicación es   el acto integrador del Decreto 1844 de 2001 que ordenó la   reestructuración en la referida entidad, lo que permitió a la administración   materializar su decisión de finalizar la relación legal y reglamentaria que   tenía con la peticionaria, con desconocimiento del precedente sentado por el Consejo de Estado y la   Corte Constitucional, razón por la cual, se protegerán los derechos   fundamentales a la igualdad, al debido proceso y al acceso a la administración   de justicia de la señora Ana Delfina Sandoval García.    

En consecuencia, las decisiones objeto de revisión   serán revocadas y, en su lugar, se concederá el amparo constitucional de los   derechos fundamentales de la accionante a la igualdad, al debido proceso   y al acceso a la administración de justicia. Por lo tanto, la Sala Octava de Revisión dejará sin efectos la sentencia del   Juzgado Primero Administrativo de Descongestión de Tunja, del dieciocho (18) de   febrero de dos mil doce (2012) y el fallo confirmatorio de la Sala de   Descongestión del Tribunal Administrativo de Boyacá, del veintiocho (28) de mayo   de dos mil quince (2015); y ordenará al Juzgado Primero Administrativo de   Descongestión de Tunja, que en un término no superior a quince (15) días   contados a partir de la notificación de esta providencia, emita un nuevo   pronunciamiento de fondo dentro del proceso de acción de nulidad y   restablecimiento del derecho promovido por la señora Ana Delfina Sandoval García   en contra del Departamento de Boyacá, según los hechos, la   valoración probatoria y los fundamentos jurídicos pertinentes, conforme a   lo expuesto en esta sentencia en relación con el precedente vertical.    

III.    DECISIÓN    

En mérito de lo expuesto, la Sala Octava de Revisión   de la Corte Constitucional, administrando justicia en nombre del pueblo y por   mandato de la Constitución,    

RESUELVE    

PRIMERO.-   REVOCAR  el fallo del veintiséis (26) de mayo de dos mil dieciséis   (2016), proferido por el Consejo de Estado – Sala de lo Contencioso   Administrativo – Sección Quinta, por el cual confirmó la decisión del veintiséis   (26) de noviembre de dos mil quince (2015) proferida por el Consejo de Estado –   Sala de lo Contencioso Administrativo – Sección Cuarta, que negó el amparo   formulado por Ana Delfina Sandoval García en contra del Juzgado Primero Administrativo de Descongestión de Tunja y el   Tribunal Administrativo de Boyacá -Sala de Descongestión, y en su lugar, TUTELAR los derechos fundamentales a la igualdad, al debido proceso y al acceso a la   administración de justicia de la accionante.    

SEGUNDO.- DEJAR SIN EFECTOS   la sentencia del Juzgado Primero Administrativo de Descongestión de Tunja, del   dieciocho (18) de febrero de dos mil doce (2012) y el fallo confirmatorio de la   Sala de Descongestión del Tribunal Administrativo de Boyacá, del veintiocho (28)   de mayo de dos mil quince (2015), proferidas dentro del proceso de acción de   nulidad y restablecimiento del derecho promovido por la señora Ana Delfina   Sandoval García en contra del Departamento de Boyacá    

TERCERO.- ORDENAR al Juzgado Primero Administrativo de   Descongestión de Tunja, que en un término no superior a quince (15) días   contados a partir de la notificación de esta providencia, emita un nuevo   pronunciamiento de fondo dentro del proceso de acción de nulidad y   restablecimiento del derecho promovido por la señora Ana Delfina Sandoval García   en contra del Departamento de Boyacá, según los hechos, la   valoración probatoria y los fundamentos jurídicos pertinentes, conforme a   lo expuesto en la parte motiva de esta providencia.    

CUARTO.- Por Secretaría   General líbrese la comunicación prevista en el artículo 36 del Decreto 2591 de   1991.    

Cópiese, notifíquese, comuníquese y cúmplase.    

ALBERTO ROJAS RÍOS    

Magistrado    

LUIS ERNESTO VARGAS SILVA    

Magistrado    

MARIA VICTORIA CALLE CORREA    

Magistrada    

MARTHA VICTORIA SÁCHICA MÉNDEZ    

Secretaria General    

[1]  Folio 122 del cuaderno principal.    

[2]  Sentencia C-590 de 2005.    

[3] Sentencia T-522 de 2001.    

[4] Cfr. Sentencias T-462 de 2003; SU-1184 de 2001; T-1625   de 2000 y  T-1031 de 2001.    

[6]  Sentencia T-1317 de 2001.    

[7]  Sentencia T-292 de 2006.    

[8]  Sentencia C-447 de 1997.    

[9]  Sentencia T-766 de 2008.    

[10] Ibídem. En ese sentido, la   Corte ha sido enfática en señalar que   todas las autoridades públicas, de carácter administrativo o judicial, de   cualquier orden, nacional, regional o local, se encuentran sometidas a la   Constitución y a la ley, y que como parte de esa sujeción, se encuentran   obligadas a acatar el precedente judicial dictado por las órganos de cierre de   cada una de las jurisdicciones -ordinaria, contencioso administrativa y   constitucional-. Ver Sentencia C-539 de 2011.    

[11] Sobre este punto, la Sala considera preciso reiterar   que el ejercicio hermenéutico encuentra límites en el ordenamiento   constitucional vigente y en el derecho a la igualdad en la aplicación de la ley,   con lo cual se garantiza a los ciudadanos un margen de seguridad jurídica que   impone al juez el deber de respetar y acoger el precedente judicial, el cual ha   sido distinguido por la jurisprudencia en precedente horizontal y  precedente vertical.    

El   precedente horizontal implica que un juez -individual o colegiado- no puede   separarse del precedente fijado en sus propias sentencias; en contraste con el   precedente vertical que supone que los jueces no se pueden apartar del   precedente fijado, en el caso particular, por el máximo tribunal u órgano de   cierre de la respectiva jurisdicción (ordinaria, contencioso administrativa y   constitucional). No obstante, a pesar de que exista un precedente -horizontal o   vertical-, la jurisprudencia constitucional ha reconocido que el juez tiene la   posibilidad de apartarse del mismo, sin vulnerar el derecho al debido proceso y   a la igualdad, siempre que: (i) haga referencia expresa al precedente (requisito   de transparencia), Sentencia T-688 de 2003, y (ii) explique las razones con base   en las cuales se justifica el cambio de posición (requisito de suficiencia),   ver entre otras, las sentencias T-014 de 2009, T-777 de 2008, T-571 de 2007,   T-049 de 2007, T-440 de 2006, T-330 de 2005, T-698 de 2004, T-688 de 2003 ,   T-468 de 2003 y T-153 de 2015.    

[12]  Sentencias T-731 de 2006, T-146 de 2014 y T-153   de 2015.    

[13]  Corte Constitucional Sentencia T-146 de 2014.    

[14]  Sentencia T-441 del 08 de junio de 2010.    

[15]  Sentencia T-446 de 2013, reiterada por la Sentencia T-153   de 2015.    

[16]  Sentencia T-446 de 2013.    

[17]  Sentencia Consejo de Estado del 4 de noviembre de 2010.    

[18]  Sentencia T-446 de 2013.    

[19]  Ibídem.    

[20]  Sentencia T-146 de 2014.    

[21]  Sentencia T-228 de 2016.    

[22] Sentencia C-836 de 2001.    

[23]  Sentencia T-153 de 2015, reiterada por la Sentencia T-228   de 2016.    

[24]   En la sentencia T-153 de 2015, reiterada en Sentencia T-228 de 2016.    

[25]  Sentencia T-464 de 2015.    

[26]  Sentencias T-446 de 2013, T-153 de 20105 y T-228 de 2016.    

[27]  Sentencia T-228 de 2016.    

[29]  Sentencia T-153 de 2015.    

[30]  Sentencia T-228 de 2016.    

[31] “ARTÍCULO 188.  Son causales de revisión:   1. Haberse dictado la sentencia con fundamento en documentos falsos o   adulterados. 2. Haberse recobrado después de dictada la sentencia documentos   decisivos, con los cuales se hubiera podido proferir una decisión diferente, y   que el recurrente no pudo aportar al proceso por fuerza mejor o caso fortuito o   por obra de la parte contraria. 3. Aparecer, después de dictada la sentencia a   favor de una persona, otra con mayor derecho para reclamar. 4. No reunir la   persona en cuyo favor se decretó una pensión periódica, al tiempo del   reconocimiento, la aptitud legal necesaria, o perder esa aptitud con   posterioridad a la sentencia, o sobrevenir alguna de las causales legales para   su pérdida. 5. Haberse dictado sentencia penal que declare que hubo violencia o   cohecho en el pronunciamiento de la sentencia. 6. Existir nulidad originada en   la sentencia que puso fin al proceso y contra la que no procede recurso de   apelación. 7. Haberse dictado la sentencia con base en dictamen de peritos   condenados penalmente por ilícitos cometidos en su expedición. 8. Ser la   sentencia contraria a otra anterior que constituya cosa juzgada entre las partes   del proceso en que aquella fue dictada. Sin embargo, no habrá lugar a revisión   si en el segundo proceso se propuso la excepción de cosa juzgada y fue   rechazada”.    

[32] Sentencia C-836 de 2001.    

[33]Sentencia T-153 de 2015.    

[34]  Sentencia del cuatro (4) de noviembre de dos mil diez (2010), de la Sala de lo   Contencioso Administrativo del Consejo de Estado, Sección Segunda, Consejero   Ponente. Víctor Hernando Alvarado Ardila.

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