T-878-09

Tutelas 2009

    Sentencia  T-878-09   

ACCION      DE     TUTELA-Procedencia respecto a desplazados   

DESPLAZAMIENTO     FORZADO-Principios rectores   

ACCION DE TUTELA Y ACCION POPULAR-Alcance   

ACCION DE TUTELA Y ACCION POPULAR-Protección de derechos colectivos fundamentales   

ACCION      DE     TUTELA-Casos  de  procedencia  por  afectación  de  derechos  e intereses  colectivos   

DERECHO  A  LA  VIVIENDA  DIGNA-Persona desplazada por la violencia   

POBLACION      DESPLAZADA-Condición     de     especial    vulnerabilidad    exclusión    y  marginación   

DESPLAZAMIENTO     FORZADO-Vulneración    múltiple,    masiva   y   continua   de   derechos  fundamentales   

ACCION      DE     TUTELA-Orden  al  INCODER  de  reubicar a las familias desplazadas en otro  terreno que garantice la estabilización socioeconómica   

ACCION      DE     TUTELA-Orden  a  Acción  Social  de  coordinar  la  entrega de las ayudas  humanitarias  o auxilios necesarios que aseguren a cada familia vivienda digna y  condiciones de salubridad   

Referencia: expediente T-2310475  

Acción  de  tutela incoada por un Procurador  Judicial,  Ambiental  y  Agrario,  a favor de Carlos Enrique Rodríguez López y  otros y sus familias, contra Incoder y otros   

Procedencia:  Tribunal Superior de Manizales,  Sala Penal   

Magistrado Ponente:  

Dr. NILSON PINILLA PINILLA  

La  Sala  Séptima  de  Revisión de la Corte  Constitucional,  integrada  por los magistrados Nilson Pinilla Pinilla, Humberto  Antonio  Sierra  Porto  y  Jorge  Iván  Palacio  Palacio,  en  ejercicio de sus  competencias constitucionales y legales ha proferido la siguiente   

SENTENCIA  

en la revisión del fallo dictado en segunda  instancia  por  la  Sala Penal del Tribunal Superior de Manizales, en la acción  de  tutela  instaurada  por un Procurador Judicial, Ambiental y Agrario, a favor  de  Carlos  Enrique  Rodríguez  López y otros y sus familias, contra Incoder y  otros.   

El   expediente   arribó   a   la   Corte  Constitucional  por  remisión  que  hizo  el referido Tribunal, en virtud de lo  ordenado  por  el  artículo  32 del Decreto 2591 de 1991. La Sala de Selección  Nº  8  de  la  Corte,  en  agosto  6  de  2009,  eligió  este  asunto  para su  revisión.   

I. ANTECEDENTES  

El   doctor  John  James  Montoya  Castro,  Procurador  5°  Judicial  II  Ambiental  y Agrario del Eje Cafetero, actuando a  favor  de  Carlos  Enrique  Rodríguez López, José Ernesto Rodríguez Velasco,  Gregorio  Avilés  López,  Carlos  Alberto  Torres  Marín, Rosa Elva Buriticá  González,  Carlos  Antonio Ríos Muñoz, Blanca Zuluaga N., Hildebrando Presiga  Urrego,  Abel de Jesús Restrepo Arenas, César Robeiro Ospina Rendón, Gilberto  Chimbaco  Trujillo,  Claudia  Liliana  Agudelo, Duván de Jesús Salazar Pérez,  Juvenal  Calderón  Raigosa,  María  Luz  Dary  Ocampo Cifuentes, Efrén Castro  Viveros,  Henry  Gaviria  Bolaños,  María  Esperanza  Montoya Rivera, Luz Enel  Guarín  Patiño,  Ciro  Zabala Alvis, Luz Edid Cucaita Cifuentes, Jaime Montoya  Montoya,  Jhon Eider Giraldo Rivera y Carolina Villa Candamil, y sus respectivas  familias,  presentó  acción  de tutela en marzo 3 de 2009, contra el Instituto  Colombiano  de  Desarrollo  Rural,  Incoder,  el  Ministerio  de  Agricultura  y  Desarrollo  Territorial  y  la  Agencia Presidencial para la Acción Social y la  Cooperación  Internacional,  Acción  Social,  aduciendo  vulneración  de  los  derechos  a  la  vida  en  condiciones  dignas,  a una alimentación mínima, al  mínimo  vital,  a  la estabilización socio económica, a la vivienda digna y a  la igualdad, según los hechos que a continuación son resumidos.   

A.   Hechos   y  relato  contenido  en  la  demanda   

1.  El  mencionado Procurador indicó que el  Instituto  Colombiano  de  Desarrollo Rural, Incoder, pretendió adelantar en el  2006  programas  de  política  social  en el sector rural, dentro de los cuales  adquirió  por  compra  directa  un  predio  denominado  San Mateo, “ubicado     en    la    vereda    Buenavista,    la    India    y  Conchary”  (sic)  de  Anserma,  Caldas  (f.  3  cd.  inicial).   

     

Entre  el 2006 y los primeros meses del 2007  fueron   seleccionadas  varias  familias  desplazadas  por  la  violencia,  para  adjudicarles  la  propiedad  sobre  ese  inmueble,  previo  el  lleno de algunos  requisitos exigidos por el Incoder.   

2. Según el demandante, veinticuatro de las  familias  seleccionadas decidieron abandonar dicho predio, luego de percibir que  las  tierras “no eran aptas para lograr adecuadamente  un  desarrollo productivo y por otros inconvenientes como la vía en mal estado,  no  acceso a todos los servicios públicos, distancia de una hora caminado hasta  la  escuela  para los niños y al centro de salud…”  (f. 3 ib.).   

3.  Por  lo  anterior,  la  Procuraduría 27  Ambiental  y  Agraria instauró una acción popular en octubre de 2007 contra el  Incoder,    en    procura   de   proteger   derechos   colectivos   “a  un  ambiente  sano,  la moralidad administrativa y defensa del  patrimonio  público”,  solicitando  además  que se  deje   sin   efectos   legales   el   “contrato  de  compraventa”  por  medio  del  cual  se adquirió el  predio   San   Mateo  (f.  3  ib.).  El  trámite  de  la  referida  acción  se  encuentra suspendido y pendiente de ser aprobado el pacto  de cumplimiento.   

No  obstante,  delegados  de  Incoder  y  de  Acción  Social  ofrecieron  a aquellos beneficiarios del predio San Mateo otros  inmuebles   situados   en  el  Eje  Cafetero,  pero  al  momento  de  visitarlos  advirtieron que éstos también carecían de condiciones adecuadas.   

4.  Señaló  que  la responsabilidad por el  estado  de  abandono  y vulnerabilidad de estas personas, recae así mismo sobre  Acción  Social, dado que no se le ha hecho seguimiento a la situación de estas  familias,  ni  se  les  ha  brindado  una vivienda digna, y la ayuda humanitaria  ofrecida no ha sido constante.   

Aunado a esto, refirió que el aludido predio  fue  “ocupado o invadido por varias familias, frente  a  lo  cual  el  Incoder  tiene  en  trámite  una  querella  de lanzamiento por  ocupación de hecho” (f. 8 ib.).   

5.  Expuso  que las condiciones de debilidad  manifiesta  de  ellos son tan ostensibles, que entre la misma comunidad conviven  menores  de  edad (algunos de ellos especiales), personas discapacitadas y de la  tercera edad.     

Además,  señaló  que la convivencia se ha  hecho  insostenible  al punto que algunas personas están recibiendo amenazas en  su   contra,   lo   cual   ha   llevado   a   ciertas  familias  a  “desintegrarse”       (f.       8  ib.).   

6.  En  marzo  16 de 2008, el Procurador 5°  Judicial  presentó  dos escritos, uno dirigido al Juez de tutela y el otro a la  Directora  Territorial del Incoder, con el propósito de que fuera incluida como  beneficiaria   del   predio   San   Mateo   la  señora  Martha  Lucía  Morales  Gallego1 (fs. 188 a 190 ib.).   

B. Pretensión  

Por  todo  lo anterior, solicitó el aludido  Procurador  que las familias asentadas en la propiedad San Mateo sean reubicadas  en         otro         terreno         donde         puedan        “estabilizarse        socioeconómicamente    y   empezar            su               proyecto            de               vida”,  para  ello  pidió  que el nuevo  predio  reúna  las suficientes condiciones que permitan la digna convivencia de  cada   una   de   las  personas  allí  establecidas  (f.  10  ib.).     

C.  Documentos relevantes cuyas copias obran  dentro del expediente   

1. Listado de 34 familias seleccionadas para  la   adjudicación  del  predio  San  Mateo,  elaborado  por  el  Ministerio  de  Agricultura   y  Desarrollo  Territorial,  y  por  el  Instituto  Colombiano  de  Desarrollo Rural, Incoder (fs. 31 y 32 ib.).   

2.  Formato  de  recepción de denuncias por  amenazas,  presentadas  por  algunos habitantes del predio San Mateo (fs. 34 a 40 ib.).   

3.  Sendos  escritos dirigidos al Procurador  5°  Judicial  II  Ambiental  y  Agrario  para el Eje Cafetero, a través de los  cuales   algunos   miembros   de   las   familias   desplazadas  manifiestan  su  inconformidad  con  las  características  del  predio  San  Mateo  (fs. 50 a 55  ib.).   

4.  Acta N° 20 en donde consta una reunión  celebrada  entre  el  Incoder y algunos miembros de las familias desplazadas, en  diciembre  9 de 2008 (fs. 56 a 61 ib.). Las siguientes son algunas de las quejas  expresadas en la citada reunión (f. 59 ib.):   

– “La Sra. Marleny  Acuña:  Manifiesta  que  ese  predio  no  le  sirve  porque  tiene 3 niños uno  pequeño    ni   siquiera   hay   puesto   de   salud   y   no   los  va  a  exponer.”   

–  “La  Sra. Luz  Mery  Mejía  Taborda: El esposo es el Sr. Jaime Montoya Montoya tiene 3 niños,  2  de bachiller, una niña especial con 5 cirugías de corazón, no hay escuela,  no  hay hospital y si se le enferma no tiene forma de transportarse o llevarla a  atención médica oportuna.”   

–  “La Sra. Lilia  Palacio:  tiene  2  niños pequeños… no los puede llevar para allá porque ya  están amenazados…”   

–  “La Sra. Nubia  Trujillo:      Compañera     de     Ciro     Zabala     Alves,     (sic)  estuvieron en San Mateo 6 meses, la  niña  tenía  que  andar  hora  y  media  para  estudiar,  no tenían luz, agua  escasa…”   

– “La Sra. María  Luz  Dary  Ocampo:  Se  fue  para  San  Mateo estuvieron un tiempo esperando que  llegara  el  auxilio  de  Acción  Social,  que  nunca llegó, … ya no quieren  volver  por  las  amenazas…  y  un  niño de 8 años, y no hay como mandarlo a  estudiar.”   

5.  Acta  N°  21, donde consta una reunión  celebrada  entre  el  Incoder y algunos miembros de las familias desplazadas, en  diciembre  12 de 2008 (fs. 62 a 72 ib.). A continuación se citan algunas quejas  expuestas en esa reunión:   

–  “La ubicación  del  predio  no  tiene condiciones para garantizar posibilidades de estudio para  los  niños  porque  son  más  o  menos  dos horas a pie donde está ubicada la  escuela,  tienen  que  cruzar dos cañadas, qué va a pasar cuando se crezca por  dónde los van a pasar” (f. 64 ib.).   

– “Doña Luz Dary  dice  que,  sembraron maíz y se volvió amarillo, también sembraron plátano y  también se dañó” (f. 65 ib.).   

– “La Dra. Lucelly  aclara  que  la ayuda de 3 meses fue declarada inexequible por lo que insta a la  Dirección  Territorial  de  Acción  Social  a  que haga un plan o programa que  cumpla  con  la  vinculación  de  atención  a  la  población”  (f. 65 ib.).   

–  “Los señores  Gilberto  Chimbaco  y  Beatriz Helena Trujillo, cuentan el caso de su hija de 13  años  que se envenenó por la tristeza debido a las condiciones en que viven”  (f. 65 ib.).   

– “La Sra. María  Nubia  Trujillo  Giraldo:  Cuenta que vivieron 6 meses en San Mateo, durante ese  tiempo  con  esfuerzo  propio  pusieron una parcelita de plátano, yuca, maíz y  árboles  frutales, los cuales nacieron muy bonitos pero con el tiempo se fueron  deteriorando   y   al  ver  de  que  (sic)  esta  tierra  no  era  productiva y por inconvenientes que tuvo el  esposo  con  un  compañero  en  el  predio tuvieron que volverse a Manizales”  (f. 65 ib.).   

– También se lee en el acta que “uno    de    los    asistentes    manifiesta    que    vivió   6  meses”,  pero  es  imposible  porque  allí  corren  “aguas no procesadas” (f.  66 ib.).   

6.  Memorial  dirigido  a  la  Procuraduría  General  de la Nación en agosto 4 de 2008, mediante el cual algunos miembros de  las  familias  asentadas  en  el  predio  San  Mateo  expresaron  que renuncian,  “toda  vez  que  como  campesinos  sabemos que es un  predio  sin  vocación  de reforma agraria, abandonado, invadido por personas no  beneficiadas” (fs. 93 a 95 ib.).   

7.   Valoración  técnica  efectuada  por  Corpocaldas  en “áreas de protección del predio San  Mateo”,  durante  agosto 15 de 2007, donde se expone  que   el   predio   en   cuestión   tiene   un   área  total  de  “558  hectáreas 2.012 m², de las cuales 181 hectáreas 5.814 m²  corresponden  a  bosque natural, equivalente al 32,5% del total del predio y que  pertenecen  a  áreas  forestales de protección (Ley 1021 de abril 21 de 2006).  Estas  áreas están distribuidas así: 76 hectáreas 5.306 m² que corresponden  a  áreas  forestales de protección para la preservación y 105 hectáreas 0508  m²  de  áreas  forestales de protección para el uso sostenible” (fs. 346 a 366 ib.).   

II. ACTUACIÓN PROCESAL  

Mediante auto de marzo 11 de 2009, el Juzgado  Penal    del   Circuito   de   Anserma   admitió  la  demanda  y  ordenó  correrle  traslado  a Incoder, al  Ministerio  de  Agricultura  y Desarrollo Rural y a la Agencia Presidencial para  la  Acción Social y la Cooperación Internacional, Acción Social, “para      contar      con     los     elementos     de     juicio  necesarios”   (f.   144  ib.),  pero  esta  última  no respondió.   

A.  Respuesta de las otras entidades demandadas   

1.  Ministerio  de  Agricultura y Desarrollo  Rural   

El   Jefe  de  la  Oficina  Jurídica  del  Ministerio  de  Agricultura  y  Desarrollo  Rural, en marzo 16 de 2009 solicitó  declarar  improcedente  la  acción  impetrada,  por  considerar  que en ella se  carece  de  legitimidad  por  pasiva.  Sustentó su alegato en los términos del  artículo  2°  del  Decreto  2478 de 1999, según el cual su despacho tiene por  objeto  “formular,  coordinar  y adoptar políticas,  planes,  programas y proyectos del sector agropecuario, pesquero y de desarrollo  rural”,  objetivos  que se ejecutan a través de sus  “entidades  vinculadas  y  adscritas” (f. 181 ib.).   

De  otra  parte,  hizo  énfasis  en que la  Procuraduría  27  Ambiental  y  Agraria  había  incoado una acción popular en  contra  de  Incoder,  por  lo  cual a sus representados les asiste otro medio de  defensa judicial, distinto a la tutela.   

2.   Instituto  Colombiano de Desarrollo Rural   

La  Jefe  de  la  Oficina  Jurídica  de  Incoder,  mediante  escrito  presentado en marzo 19 de  2009,  solicitó  declarar  la  improcedencia de la acción de tutela, aduciendo  que   según   estudios   técnicos  realizados  por  la  misma  entidad  y  por  Corpocaldas, el predio San Mateo si tiene vocación agropecuaria.   

Además,  argumentó que todo el proceso de  adjudicación  del  inmueble  a  las familias desplazadas estuvo amparado por la  Ley  1152  de  2007, comoquiera que la misión de Incoder consistía en ejecutar  políticas  de  desarrollo  rural.  Así  mismo,  realzó que las circunstancias  derivadas  de  la  compra y condiciones de dicho terreno son ajenas a la tutela,  dado   que   la  “discusión  pertinente  es  objeto  exclusivo  de  análisis  al  interior  de  la  acción  popular” (f. 273 ib.).     

B. Sentencia de primera instancia  

Mediante  fallo  de  marzo  25  de 2009, el  Juzgado  Penal  del  Circuito  de  Anserma  concedió  el amparo de los derechos  fundamentales  invocados,  al  considerar  que  son evidentes las condiciones de  vulnerabilidad,  exclusión  y  marginación  de la población desplazada, sobre  todo al no habérseles solucionado el acceso a una vivienda digna.   

Recordó que a partir de la sentencia T-025  de  2004, la Corte Constitucional declaró el “estado  de     cosas    inconstitucional”    y  precisó una serie de actos de política  pública  que  debían  acatar  las autoridades estatales, tendientes a conjurar  esa situación.   

Debido  a ello, las familias de desplazados  que  han  sido beneficiadas, además de ser favorecidas con otras prerrogativas,  esperan  que  el  Estado  los ubique “en terrenos que  cumplan  con  las  condiciones  exigidas  por  ellos,  como lo es un terreno con  tendencias  agrícolas,  del  cual, ellos puedan satisfacer sus necesidades para  el   sostenimiento   de   sus   familias”  (f.  230  ib.).   

Por  esta  circunstancia consideró que los  Principios   Rectores   de   los  Desplazamientos  Internos  enunciados  por  la  Organización  de  las  Naciones Unidas, son aplicables a la situación de estas  familias,  en  la medida en que integran el bloque de constitucionalidad, y más  aún  cuando  se  evidencia  que “el predio no reúne  las  condiciones  para  asegurarles  a  los  hogares desplazados el ‘derecho   a   un   nivel   de   vida  adecuado’,  ni tampoco se  aseguró  a  las  familias  beneficiarias del predio que accederían a alimentos  esenciales,   agua   potable,   alojamiento,  vivienda  básicos  y  saneamiento  esenciales”;  además  porque  se  “desconocieron  los  principios   18,   28-2   y  29  que  regulan  el  enfoque  participativo  y  de  voluntariedad  que  debe  orientar  los  procesos  de  reubicación y retorno”  (f. 248 ib.).   

En  el  mismo  fallo  incluyó a la señora  Martha  Lucía  Morales  Gallego como beneficiaria de la reubicación y decidió  desvincular  de  la  acción de tutela al Ministerio de Agricultura y Desarrollo  Rural,  al  considerar  que  esta entidad “cumple una  función  de  política  general del desarrollo rural y en nada guarda relación  directa  con  el  caso  motivo  de análisis” (f. 209  ib.).   

C. Impugnación  

A través de escrito presentado en abril 1°  de  2009,  la  Jefe  de  la  Oficina  Jurídica de Incoder impugnó la decisión  proferida  por el Juez Penal del Circuito de Anserma; basó su disenso en que el  a  quo  se “limitó   a   afirmar,   sin   tener   los  elementos  de  juicio  necesarios”,  que  pudieran determinar la situación  del  predio San Mateo (fs. 307  y 308 ib.).   

Aunado  a  lo  anterior,  manifestó  que  “corresponde  al  Juez  Contencioso  Administrativo,  funcionario   natural   para   dirimir   la  controversia  relacionada  con  las  condiciones  agrológicas  de  la  heredad,  establecerlas  dentro de la Acción  Popular,  que actualmente se adelanta en un Juzgado Administrativo de la capital  de  la  República  y  no  a  un  Juez  de  tutela  que  carece  por completo de  jurisdicción     y     competencia”    (f.    308  ib.).   

Indicó  que  conforme  a  la  normatividad  aplicable,  la  entidad  no  podría  adjudicar  otro  predio. Para sustentar su  aserto  adujo  que “la Ley 1152 de 2007 no permite al  Incoder,  como otrora lo hacía la Ley 160 de 1994, la compra directa de tierras  para  la adjudicación de subsidio, a título de unidades agrícolas familiares.  La  compra para la adjudicación de tierras, en general, fue asignada por la Ley  1152   de   2007   a   otras   entidades”  (f.  314  ib.).   

En mayo 12 de 2009 presentó una adición a  la  impugnación,  para  que  no  fueren  favorecidos con el fallo Martha Lucía  Morales   Gallego,   Blanca  Lucy  Zuluaga  y  Hildebrando  Presiga  Urrego,  al  considerar  que  a éstos ya se les había asignado otros inmuebles. Sustenta su  afirmación  con  copia  de  las resoluciones que otorgaron dichos terrenos (fs.  394 a 405 ib.).   

D.     Sentencia     de     segunda  instancia   

La  Sala  Penal  del  Tribunal  Superior de  Manizales,  mediante  providencia  de  mayo  12 de 2009, revocó la decisión de  primera  instancia  al  considerar  que  el “trámite  paralelo  de  otra  acción  constitucional  que  busca idéntica solución a la  problemática  de  aquellas  familias  en  condición de desplazamiento, hacían  improcedente  la protección constitucional brindada”  (f. 410 ib.).   

Afirmó  que  las  características  de  la  situación  fáctica  en  torno  al  predio  San  Mateo,  no  configuran  uno de  “aquellos  casos  en los cuales la acción de tutela  es  el único mecanismo de defensa para la protección de un derecho fundamental  gravemente  vulnerado  o amenazado, porque se demostró que el actor la utilizó  como  método  alternativo  de  otra  acción  constitucional  consagrada  en el  artículo  88  de  la  Carta  Política  y que tiene como fin el amparo judicial  específico  y  concreto  de  los derechos públicos y colectivos” (f. 413 ib.).   

Finalmente,  señaló  que  la  acción  de  tutela  no  constituye  el  medio  idóneo de defensa judicial, pues el actor no  demostró  que dentro de los hechos ocurridos se configurara la existencia de un  perjuicio   irremediable,   “pues   la   tangencial  referencia  de las afugias  económicas de algunos habitantes temporales no  se   avienen   a  lo  que  realmente  estructura  dicha  figura”  (f. 415 ib.).   

III.   CONSIDERACIONES   DE   LA   CORTE  CONSTITUCIONAL   

Primera. Competencia  

Esta corporación es competente para decidir  el  presente  asunto,  en  Sala de Revisión, de conformidad con lo dispuesto en  los  artículos  86  y  241,  numeral  9°,  de  la Constitución, y 31 a 36 del  Decreto 2591 de 1991.   

Segunda.    El    asunto    objeto   de  análisis   

Como se dijo, el Procurador 5° Judicial II  Ambiental  y  Agrario  para  el  Eje  Cafetero  interpuso acción de tutela para  salvaguardar  los  derechos  fundamentales  de veinticuatro familias desplazadas  por  la  violencia,  las cuales fueron seleccionadas para adjudicarles un predio  presuntamente  desprovisto  de  condiciones  de habitabilidad, según los hechos  narrados en la demanda.     

Así,  corresponde  a esta Sala establecer,  con  base en la doctrina constitucional vigente, la procedencia de la acción de  tutela  para  la  defensa  de  los  derechos  fundamentales  de la población en  situación  de  desplazamiento, y determinar si procede el amparo constitucional  para  procurar la reubicación de las familias beneficiarias de la adjudicación  de  un  terreno,  teniendo  en  cuenta  que  se  adelanta  una  acción popular,  tendiente  a  defender  los derechos colectivos a “un  ambiente   sano,   la   moralidad   administrativa   y  defensa  del  patrimonio  público”,  y   a   dejar   sin   efectos  legales  la  compra  del  predio  San  Mateo.   

Tercera.  Procedencia  de  los  Principios  Rectores  de  los  Desplazamientos  Forzados Internos y de la acción de tutela,  para   amparar  derechos  fundamentales  de  la  población  desplazada  por  la  violencia   

3.1.  El  desplazamiento  forzado  interno  convierte    a    sus    víctimas    en   sujetos   de   especial   protección  constitucional2,  por  lo que la jurisprudencia de esta corporación ha reconocido,  entre  otras  consecuencias,  que  la  tutela es el mecanismo judicial apropiado  para  amparar  derechos  fundamentales  suyos,  inclusive  ante la existencia de  otros    instrumentos    de    defensa    judicial3,    que   resultaren   menos  expeditos y efectivos para brindar una protección material.   

3.2. Como es natural, también en este caso  la  interposición  de  la  acción  de  tutela,  como medio idóneo4  para procurar  la   salvaguarda   oportuna   de   derechos  fundamentales  está  sujeta  a  la  legitimación  en la causa por activa, siendo claro que el afectado puede actuar  por  sí  mismo,  o por parte de quien lo represente5,  o  mediante agencia oficiosa  en  la  forma  y  circunstancias en que ésta procede6,   o  a  través  de  quienes  desempeñen      el      Ministerio      Público7.   

3.3.  Para  precaver  internacionalmente la  situación  de  las  víctimas  de tan grave conducta punible, fueron expresados  los   Principios   Rectores  de  los  Desplazamientos  Internos8,  en  respuesta  a  una  realidad  global  que involucra conflictos  violentos,  graves  violaciones  de los derechos humanos u otros acontecimientos  traumáticos    sobre   la  población civil.   

En  esa  declaración  fueron  expuestos 30  Principios  Rectores, de los  cuales  esta  Sala  de  Revisión se concretará a tres de ellos, por estimarlos  determinantes para establecer si hubo o no afectación.   

Así, en atención a la especial protección  que   deben   recibir   los   desplazados  por  la  violencia,  el  Principio   18  realza  el  “derecho  a un  nivel  de  vida  adecuado”,  que  se logrará con la  satisfacción  de  cuatro componentes: “(a) Alimentos  esenciales  y  agua  potable;  (b)  Alojamiento y vivienda básicos; (c) Vestido  adecuado; y (d) Servicios médicos y de saneamiento esenciales.”   

También    destaca    ese   fundamento  que  “se harán esfuerzos especiales por asegurar la  plena  participación  de la mujer en la planificación y distribución de estos  suministros básicos”.   

Igualmente,  a  través  del  Principio   29  se  prohíbe cualquier forma de discriminación contra  los  desplazados que regresen  a   su  lugar  de  residencia  habitual,  o          se         establezcan          en               otra              parte    del  territorio.   

Para   ello  se  prevé  y  garantiza  el  “derecho  a participar de manera plena e igualitaria  en  los  asuntos  públicos  a  todos  los  niveles  y  a  disponer de acceso en  condiciones de igualdad a los servicios públicos”.   

En  el  mismo  sentido, se compromete a las  entidades  competentes  a facilitar “asistencia a los  desplazados  internos  que  hayan regresado o se hayan reasentado en otra parte,  para  la  recuperación,  en  la  medida  de  lo  posible,  de las propiedades o  posesiones   que  abandonaron  o  de  las  que  fueron  desposeídos  cuando  se  desplazaron.  Si  esa  recuperación  es  imposible, las autoridades competentes  concederán  a  esas  personas  una  indemnización  adecuada  u  otra  forma de  reparación    justa    o    les    prestarán    asistencia    para    que   la  obtengan”.   

3.4.  Sobre  estos  principios,  la  Corte  Constitucional  ha  considerado que se integran y adquieren especial importancia  dentro   del   ordenamiento   jurídico   colombiano9,  en  virtud de lo preceptuado  en  el  artículo  93  Superior.  En  sentencia T-602 de julio 23 de 2003, M. P.  Jaime Araújo Rentería, se indicó que estos postulados:   

“…  pueden,  entonces  (i)  ser  normas  relevantes  para  resolver  casos  específicos,  y  (ii)  tener verdadero rango  constitucional,  si  son  preceptos que reiteran normas incluidas en tratados de  derechos  humanos  o  de  derecho  humanitario.  El  uso  (i) denota que ciertos  principios  o  algunos  de  sus  párrafos  hacen  parte  de  lo que la Corte ha  denominado  bloque  de  constitucionalidad en sentido lato, mientras que …(ii)  …  algunos  de  entre  ellos  forman parte del bloque de constitucionalidad en  estricto  sentido, ya que tienen jerarquía constitucional e, incluso, sirven de  parámetro  para  evaluar  la  constitucionalidad  de  las leyes.”   

De  otra  parte,  en  sentencia  T-1115  de  noviembre  7 de 2008, M. P. Manuel José Cepeda Espinosa, fueron fijados bajo el  lleno  de  ciertos elementos que componen un “mínimo  prestacional”10,  algunos  parámetros  que determinan el adecuado restablecimiento  socioeconómico   de   la   población   víctima  del  desplazamiento  forzado,  contemplando:   

(i)  El  respeto por el derecho a la vida y  todos  aquellos otros que afecten la dignidad de la persona (principios 10 y 11,  y arts. 11 y 12 Const.).     

(ii)  El acceso efectivo a los servicios de  la  salud, en particular aquellos que pudieran preservar la vida y la integridad  de  la  persona,  sobre todo tratándose de niños (principio 19 y arts. 44 y 49  ib.).   

(iii)  El  derecho  a  conservar  la unidad  familiar  durante  cualquier  proceso  de  reubicación al cual estén expuestos  (principio 17 y arts. 42 y 44 ib.).   

(iv) La garantía de acceso a la educación  básica  para  la  población  infantil,  facilitándole  un cupo escolar a cada  niño  desplazado  que  se  encuentre en edad obligatoria de recibir escolaridad  (art. 67 ib.).       

(v)  El estudio previo de las oportunidades  de   retorno  y  restablecimiento,  sin  que  medie  coerción,  pero  eso  sí,  garantizándoles  de parte de las autoridades pertinentes, la observancia de las  condiciones  de  orden  público  que  pudieran  suscitarse en el nuevo predio a  establecerse.   

De esta forma, cuando se verifique la plena  satisfacción  de  las  necesidades  señaladas,  se  entenderá  que  el Estado  colombiano  como  principal  responsable del restablecimiento socioeconómico de  las   víctimas   de   este   flagelo,  habrá  cumplido  con  las  obligaciones  adquiridas.      

Precisamente  en  el  contexto normativo de  protección  trazado  para  los desplazados por la violencia, fue señalado como  medio  para  lograr  esa  reparación,  el acceso a programas de estabilización  socioeconómica  tendientes a “generar condiciones de  sostenibilidad  económica  y  social  para la población desplazada en el marco  del   retorno   voluntario   o  el  reasentamiento  en  otras  zonas  rurales  o  urbanas”11.   

Por su parte, la Corte Constitucional fijó  las  obligaciones  que en materia de acceso a vivienda digna deben facilitar las  autoridades  estatales,  reconociendo  además que siendo para las víctimas del  desplazamiento  interno, este derecho será considerado como fundamental, por lo  tanto,   les  corresponderá  “(i)  reubicar  a  las  personas  desplazadas  que,  debido  al desplazamiento, se han visto obligadas a  asentarse  en  terrenos  de  alto  riesgo;  (ii)  brindar a estas personas   soluciones  de vivienda de carácter temporal y, posteriormente, facilitarles el  acceso  a  otras  de  carácter  permanente. En este sentido, la Corporación ha  precisado  que  no  basta  con  ofrecer  soluciones de vivienda a largo plazo si  mientras   tanto  no  se  provee  a  los  desplazados  alojamiento  temporal  en  condiciones  dignas;  (iii)  proporcionar  asesoría  a las personas desplazadas  sobre  los procedimientos que deben seguir para acceder a los programas; (iv) en  el  diseño  de  los planes y programas de vivienda, tomar en consideración las  especiales  necesidades  de  la  población  desplazada  y  de los subgrupos que  existen  al  interior  de  ésta  -personas de la tercera edad, madres cabeza de  familia,  niños,  personas  discapacitadas,  etc-.; y (v) eliminar las barreras  que  impiden el acceso de las personas desplazadas a los programas de asistencia  social  del  Estado…”. 12   

Cuarta.   Prevalencia   de   derechos  en  controversia,  acción  popular  y  acción  de  tutela:  mecanismos  judiciales  independientes, con propósitos distintos y específicos   

Acción    de  Tutela   

(Decreto Ley 2591 de 1991)            

Acción  Popular   

(Ley 472 de 1998)  

DEFINICIÓN13  

Art. 86 Constitución  Política.  “Toda  persona tendrá acción de tutela  para   reclamar   ante  los  jueces,  en  todo  momento  y  lugar,  mediante  un  procedimiento  preferente  y  sumario,  por  sí  misma  o por quien actúe a su  nombre,  la  protección  inmediata  de  sus derechos  constitucionales   fundamentales,  cuando  quiera  que  éstos  resulten  vulnerados  o  amenazados  por  la  acción  o  la omisión de  cualquier     autoridad     pública.”     

… … …            

Art.   88   ib.  “La  ley  regulará  las  acciones  populares  para  la   protección   de   los   derechos  e  intereses  colectivos,  relacionados  con  el  patrimonio,  el  espacio,  la seguridad y la  salubridad   públicas,   la   moral   administrativa,  el  ambiente,  la  libre  competencia  económica  y  otros  de  similar  naturaleza  que  se  definen  en  ella.   

También  regulará las acciones originadas  en  los daños ocasionados a un número plural de personas, sin perjuicio de las  correspondientes acciones particulares.”   

… … …  

OBJETIVOS  

-Fue concebida como un  mecanismo de protección inmediato de derechos fundamentales.   

-El  numeral  3°  del  artículo  6º  del  Decreto   Ley  2591  de  1991,  establece  que  la  acción  de  tutela  resulta  improcedente  “cuando  se pretenda proteger derechos  colectivos,  tales como la paz y los demás mencionados en el artículo 88 de la  Constitución  Política.  Lo  anterior no obsta para  que  el  titular  solicite  la  tutela  de sus derechos amenazados o violados en  situaciones  que  comprometan  intereses  o  derechos  colectivos siempre que se  trate       de      impedir      un      perjuicio      irremediable”.             

-Fue previsto con el  fin   de   constituir   un   medio   de   defensa   de   derechos   e  intereses  colectivos.    

-El artículo 4º de la Ley 472 de 1998, al  fijar  el  ámbito  de  protección  para  el cual están previstas las acciones  populares,  se  refirió  a  la  necesidad de que el derecho cuya protección se  solicita   tenga   una   naturaleza   colectiva,  tal  y  como  sucede  con  las  prerrogativas  que  de forma enunciativa se enlistan en dicha norma.14  

ALCANCES  

En  cuanto  a  los  alcances  de un derecho de rango fundamental la jurisprudencia constitucional ha  establecido  que  “será  fundamental  todo  derecho  constitucional  que  funcionalmente esté dirigido a lograr la dignidad humana y  sea   traducible   en   un   derecho   subjetivo”.15             

La    Corte  Constitucional,  ha  dicho,  refiriéndose  a  la  acción  popular que ésta se  determina  por el “interés  que  se  encuentra  en  cabeza  de  un  grupo  de  individuos,  lo  que  excluye  motivaciones      meramente      subjetivas      o      particulares”.16  

Innegablemente  el concepto de derechos      fundamentales     resulta  estrechamente  ligado  al  de  los  derechos  humanos,  concebidos  éstos  como  garantías  que  entrañan  en  la individualidad y la dignidad humana, en tanto  que   el   de  los  derechos  colectivos  se    ve   ceñido   al   de   la   protección   de   un   interés  general.   De   ahí   que  claramente  exista  un  marco  constitucional  y  legal  de protección procesal  distinto para unos y otros derechos.   

Así, la Constitución Política reconoce en  el  artículo  5°  “la  primacía  de  los derechos  inalienables  de la persona”, con lo cual se reconoce  la   existencia   de  ciertas  prerrogativas  intangibles  al  ser  humano,  que  per se merecen un instrumento  procesal célere que los convalide en caso de verse conculcados.   

En  tanto, la jurisprudencia constitucional  ha  reconocido  la  procedencia  de  la  acción de tutela, inclusive, cuando la  afectación  de  un  derecho  colectivo  conlleva  la  vulneración o amenaza de  derechos     fundamentales,     siempre    que    se    den    los    siguientes  requisitos:   

“(i)  Que exista conexidad entre la vulneración de un derecho colectivo  y  la  violación o amenaza a un derecho fundamental, de tal suerte que el daño  o  la amenaza del derecho fundamental sea consecuencia inmediata y directa de la  perturbación del derecho colectivo.   

(ii)    El  peticionario  debe  ser  la  persona  directa o realmente afectada en su derecho  fundamental,    dado    que    la   acción   de   tutela   es   de   naturaleza  subjetiva.   

(iii)   La  vulneración  o  amenaza  del derecho fundamental no deben ser hipotéticas sino  que deben aparecer expresamente probadas en el expediente.   

(iv) Finalmente,  la  orden  judicial  deberá  buscar el restablecimiento del derecho fundamental  afectado,     y     no     del     ‘derecho  colectivo  en  sí  mismo  considerado,  pese  a que con su  decisión    resulte    protegido,    igualmente,    un    derecho    de    esta  naturaleza’.17”   

Como se observa la procedencia de la acción  de  tutela  será  legítima cuando esté de por medio de modo concreto y cierto  un   derecho  fundamental.18   

En  este  orden  de  ideas,  un  derecho es  fundamental  y,  por consiguiente, puede ser protegido por vía de tutela cuando  se  demuestre  la  afectación  subjetiva  o  individual del demandante y, será  colectivo,  protegido mediante la acción popular, cuando afecte a una comunidad  general    que   impida   dividirlo   o   materializarlo   en   una   situación  particular.   

Por  ello, cada vez que se suscite tensión  entre     la     prevalencia     de    un    derecho  fundamental  y  un  derecho  colectivo,  el  juez constitucional deberá ponderar y  evaluar  la  connotación de  los  derechos  en  conflicto,  para  así  determinar  con  base  en  las  reglas  anteriormente  expuestas  el  instrumento    procesal   más   idóneo  a  utilizar  para reestablecer el derecho. Así en sentencia T-659  de   agosto   23   de   2007,  M.  P.  Marco  Gerardo  Monroy  Cabra,  la  Corte  dijo:   

“la existencia de un derecho colectivo que  pueda  protegerse  por  vía  de acción popular no excluye la procedencia de la  acción  de tutela cuando se prueba, de manera concreta y cierta, la afectación  de  un  derecho  subjetivo,  puesto  que  ‘en  el proceso de tutela debe probarse  la  existencia  de  un  daño  o  amenaza concreta de derechos fundamentales, la  acción  u  omisión  de  una  autoridad pública o de un particular, que afecta  tanto  los  derechos colectivos como los fundamentales de una persona o grupo de  personas,  y  un  nexo  causal  o vínculo, cierta e indudablemente establecido,  entre  uno  y  otro  elemento,  pues  de  lo  contrario no procede la acción de  tutela’.19”   

Ciertamente, pueden presentarse situaciones  de  especial  urgencia  que no podrían solucionarse con la celeridad requerida,  vulnerándose   así   el  artículo  2º  superior  en  lo  concerniente  a  la  garantía   de  la efectividad  de los derechos.   

Por   ende,   cuando  una  situación  de  vulneración   de  derechos  individuales  requiera  el  rápido  actuar  de  un  mecanismo  judicial  dinámico, el operador jurídico deberá tener en cuenta si  tal   circunstancia   se  configura  en  un  perjuicio  irremediable  (art. 6° Decreto Ley 2591 de 1991), para  así    determinar    la  procedencia o no de la tutela.   

En  sentencia T-225 de junio 15 de 1993, M.  P.  Vladimiro  Naranjo  Mesa,  esta corporación precisó que es irremediable el  perjuicio   en  donde  concurran  cuatro  características,  la  inminencia;  la  urgencia; la gravedad y la impostergabilidad de la situación.   

Posteriormente mediante providencia C-531 de  noviembre  11  de  1993,  M.  P.  Eduardo  Cifuentes  Muñoz,  fue  declarada la  inexequibilidad  del inciso 2°, numeral 1° del citado artículo, al considerar  que  la  noción  de perjuicio irremediable  allí  contemplada,  no  debía  supeditarse a un mero concepto de  indemnización patrimonial.   

Sexta. Caso concreto  

6.1. Como fue expuesto, una comunidad de 34  familias  desplazadas  por  la violencia, entre las cuales veinticuatro de ellas  interpusieron   esta   acción   de   tutela,   fueron   seleccionados  para  la  adjudicación  de  un  predio  situado en Anserma, Caldas, el cual aparentemente  está  desprovisto de las mínimas condiciones de habitabilidad, como lo serían  agua     potable,     alojamiento,     vivienda     básicos    y    saneamiento  esenciales.   

6.2. La Sala encuentra que desde el auto N°  8  de enero 26 de 2009, M. P. Manuel José Cepeda Espinosa, esta Corte ya había  advertido  a  través  del informe presentado por la Procuraduría General de la  Nación  que  el  predio  San Mateo, junto con otros de iguales características  presentaban ciertas falencias, al respecto dijo:   

“A  las  deficiencias  en  el  proceso de  protección   de   tierras,  se  suman  las  fallas  de  los  procedimientos  de  asignación   de   tierras   para   reubicación   de  población  desplazada  y  realización  de  proyectos  productivos.  Según el informe de la Procuraduría  General  de  la  Nación (i) en la gran número de casos se entregan predios que  no  reúnen  las características agroecológicas para su explotación o incluso  para  que los grupos familiares puedan vivir dignamente; (ii) se asignan predios  frente  a  los  cuales existe precariedad en los títulos o en la tenencia de la  tierra;   (iii)   se   desconocen  los  derechos  de  comunidades  indígenas  y  afrodescendientes  sobre determinados predios y se entregan a colonos o familias  desplazadas,  generando  mayores conflictos; (iv) en la asignación de predios y  la  definición  de  los proyectos productivos se desconocen permanentemente los  principios   de  dignidad,  seguridad,  voluntariedad  y  participación  de  la  población  desplazada.  En  su  informe,  la  Procuraduría  señala  24  casos  problemáticos  que  ilustran  las  dificultades  de este tipo de procesos, así  como la responsabilidad del Incoder.”   

En  el  mismo pronunciamiento se evidenció  además  que  “la  política  de  vivienda  para  la  población  desplazada,  tal  como está concebida desde hace una década, no es  idónea  para  lograr  garantizarle  a  los desplazados el derecho a la vivienda  digna”.   

6.3.  Desde  el  artículo  51 superior, se  preceptúa  que “Todos los colombianos tienen derecho  a  vivienda digna…”, derecho que como ya se dijo se  realza  tratándose  de  la  población víctima del desplazamiento,  debe  entenderse  que el disfrute de una  morada  debe estar sujeto a condiciones óptimas de habitabilidad; satisfacción  del  mínimo  vital;  facilidad  de  acceso a los centros de salud y educativos;  ubicación  que  permita el paso fácil de transeúntes y habitantes del sector;  “seguridad jurídica en la tenencia, que implica que  las   distintas   formas   de   tenencia   estén   protegidas   jurídicamente,  principalmente  contra  el  desahucio,  el  hostigamiento,  o cualquier forma de  interferencia     arbitraria     e     ilegal”.20   

Como  se  observa este canon constitucional  constituye   un  mandato  de  optimización,  desde  el  cual  se  reconoce  una  obligación   por  parte  del  Estado  hacia  un  sector  de  la  población  en  riesgo.   

6.4. En el caso sub  judice  advierte la Sala que conforme a los principios  de  dignidad,  voluntariedad  y  seguridad  que protegen a los demandantes en su  derecho  al  retorno y a la reubicación, las entidades encargadas de lograr ese  cometido,   no   garantizaron   su   participación  efectiva  al  exponerlos  a  condiciones  inapropiadas  de  alojamiento  en  el  predio  San Mateo, según lo  manifestado  en  las  actas N° 20 y 21 (fs. 56 y 62 cd. inicial), que dieron fe  de reuniones efectuadas entre el Incoder y los colonos del sector.   

De  esta manera el desplazamiento interno y  todas  sus  consecuencias  no solamente deben ser repudiados por las autoridades  gubernamentales,  sino  que impone de manera correlativa obligaciones al Estado,  requiere  además  de  la solidaridad internacional y con mayor razón la de los  propios colombianos.   

Téngase  en cuenta que varias personas que  concurrieron  a dicha reunión prorrumpieron su inconformidad con la falta de un  centro  médico  que pudiera atender eventuales contingencias a la salud, con la  demora  en  la  ayuda  humanitaria  por  parte  de  Acción  Social  (que  no se  pronunció  al  ser  oficiada  por el a quo),  con  la  difícil  asequibilidad  a  parte del terreno, al largo  tránsito  de  los menores de edad hacia la escuela (se habla de distancias de 1  y  2  horas  caminando),  de cultivos no provechosos y a las constantes amenazas  que recibieron varios de los habitantes.   

Dentro  del  expediente  obra  además  una  misiva  dirigida  al  Ministerio  Público  en  agosto de 2008, mediante la cual  algunos   habitantes   del   mencionado   terreno   decidieron  renunciar  a  la  adjudicación  del  predio  San Mateo, al considerar que es inadecuado cohabitar  allí.  Manifestaron  en  ese escrito que  “como  campesinos   sabemos  que  es  un  predio  sin  vocación  de  reforma  agraria,  abandonado,  invadido  por personas no beneficiadas del predio…” (fs. 93 a 95 ib.).   

6.5.  Así,  ante  la  trasgresión  de un  derecho     de     rango    fundamental,  no  se  pensaría en hacer uso de la acción popular (Ley 472 de  1998),  dado  que  la  garantía diseñada para su protección no es otra que la  acción  de  tutela  (Decreto  Ley  2591  de  1991),  en virtud de su idoneidad,  definida   por   la   propia  norma  como  la  manera  de  obtener  la  protección  inmediata de   derechos  constitucionales  fundamentales.   

En  el trámite de la acción de tutela que  hoy  se  revisa,  el  señor Procurador 5° Judicial invocó como vulnerados los  derechos  a  la  vida  en  condiciones  dignas;  a una alimentación mínima; al  mínimo  vital;  a  la estabilización socio económica; a la vivienda digna y a  la igualdad.   

Garantías  que en su esencia se configuran  como  fundamentales  para  la  dignidad  del  ser humano (en particular para las  víctimas  del  desplazamiento  interno).  Por  esta  razón,  cuando exista una  violación  de  derechos  individuales que entrañe un perjuicio irremediable se  hará  viable  el  amparo  a  través  del mecanismo de la tutela, conforme a lo  señalado precitadamente.   

Por    ello,  deviene  para  la Sala que desde  el  instante mismo en que el grupo poblacional situado sobre el predio San Mateo  empezó  a  presenciar  los  problemas  de habitabilidad (cosechas infructuosas,  inadecuado  acceso  a  los servicios de salud y centros educativos, vías en mal  estado,   problemas   de   convivencia),   el  amparo  de  la  tutela  se  hacia  sobresaliente ante la inercia de las autoridades estatales.   

6.6.   Habiéndose   establecido  que  lo  pretendido   por   el  actor  es  el  restablecimiento  socioeconómico,21   de  las  varias  familias  asentadas  en  el predio San Mateo, no cabe duda de que la acción popular, como  instrumento   natural   para   la   defensa  de  los  derechos  colectivos  debe  restringirse  a  lo  concerniente  a la compraventa del predio y a la defensa de  los        derechos        a        “un   ambiente   sano,   la   moralidad  administrativa  y  defensa  del  patrimonio público”  (art. 88 Const.).   

Pues como ya se dijo, la protección de los  intereses colectivos, excluye los particulares e individuales.   

6.7. A partir de los enunciados normativos  incluidos  en  el  texto  de los Principios Rectores de  los      Desplazamientos      Internos     (arriba  señalados),  se  impone  al  Gobierno  Nacional  y local el deber de proteger la vida de quienes han padecido  una de estas situaciones de hostigamiento.   

Esta  obligación constitucional representa  para  las  autoridades la responsabilidad de “adoptar  medidas   a   favor   de   grupos   discriminados   o  marginados”  (art.  13  inciso  2°  Carta), considerándose dentro de tales la  población  desplazada  por  la violencia, en atención a la degradación de sus  condiciones  de  vida y per se  de su dignidad humana.   

Dentro  de  esta óptica, propia del Estado  Social  de  Derecho, la colaboración debe ser armónica entre las entidades del  territorio  nacional,  por  lo  que  deben entender que han sido designadas para  defender a todos los asociados.   

Por   tal   motivo,   los   proyectos  de  restablecimiento    socioeconómico    (Ley  387  de 1997, art. 17), como por ejemplo el de la política de  vivienda   digna   diseñado   para   contrarrestar   este  siniestro,  deberán  desarrollarse  con  completa  colaboración  de  los  entes  territoriales,  las  agencias   de   cooperación   internacional  y  demás  organismos  del  Estado  vinculados22.   

6.8.  En  el caso que nos ocupa, la Sala de  Revisión  debe  resaltar  la  ineludible  protección que ameritan las personas  desplazadas    por   la   violencia   en   Colombia23,  como  las  asentadas en el  predio  San Mateo, teniendo en cuenta que este grupo poblacional merece un trato  digno  por  parte del Estado, en atención a que ellos no eligieron apartarse de  su  idiosincrasia  y  perder además de su identidad cultural, múltiples bienes  que significaban para ellos el arraigo a su herencia.   

“El desplazamiento forzado en Colombia ha  conducido  a  una  violación masiva y sistemática de derechos fundamentales de  miles  de personas que, por distintas causas, han sido obligadas a emigrar de su  entorno  habitual  para  posteriormente,  en  muchos  casos,  verse sometidas al  abandono  de  la  sociedad  y  del  Estado, que debe brindar en forma oportuna y  efectiva  la  atención  necesaria  para que esta población supere su estado de  extrema vulnerabilidad…”   

6.9.  De otra parte, debe señalarse que el  proceso  de  acción  popular  adelantado  desde  octubre  de 2007, se encuentra  actualmente  suspendido  y  en  espera de ser aprobado el pacto de cumplimiento.  Circunstancia  que  hace  aún más gravosa la situación de estas familias, que  demandan  una  actuación  eficaz  y  diligente  por  parte  de  las autoridades  jurisdiccionales.   

Advierte   la  Sala  que  el  proceso  de  selección  y  adjudicación del predio San Mateo estuvo avalado por la Ley 1152  de  2007,  norma  que  fue declarada inexequible por la Corte Constitucional con  efectos  retroactivos,  mediante sentencia C-175 de marzo 18 de 2009, M. P. Luis  Ernesto  Vargas  Silva,  al  considerar  que esta preceptiva no desarrollaba los  procesos  de  consulta previa para los grupos étnicos colombianos, conforme con  la  disposiciones  del  Convenio  169  de  la  Organización  Internacional  del  Trabajo.   

Se   observa   además   una   anotación  descriptiva  del  predio  San  Mateo,  en  la  cual  se señala que “El  plano  proporcionado  por el Incoder y realizado por la Lonja  Colombiano  de  la  Propiedad  Raíz, es un plano incompleto donde se incluyeron  áreas  de  bosque  natural  sin  serlo,  mientras  que  otras  áreas de bosque  presentes  en  el terreno no fueron incluidas, lo que genera desconfianza en los  datos  suministrados  para  tomarlos como base en las determinaciones finales”  (f. 346 cd. ib.).   

Conforme  a  los  documentos obrantes en el  expediente  y la experticia técnica elaborada por funcionarios de Corpocaldas y  del  Incoder,  se  indicó  que  las condiciones del terreno no eran tan nocivas  como  lo  manifestaron los accionantes (campesinos en su mayoría, quienes desde  su  visión  agrológica  han  aprendido  a  identificar  el uso potencial de la  tierra),  por  lo  que  la  supeditó  al  buen uso que se le dé (fs. 346 a 366  ib).   

Sin  embargo, nada dijo en relación con la  adecuación  de  los  caminos,  escuelas centros de atención en salud, acceso a  vivienda  digna y problemas de convivencia sobre aquel terreno, desconociéndose  así  el  derecho  a  un  nivel de vida adecuado, pregonado por los Principios    Rectores    18,    28   y  29,  como  objetivo  principal  de  los  procesos  de  reubicación y retorno de las víctimas del desplazamiento forzado.   

Ahora  bien,  frente  a  la  solicitud  de  exclusión  presentada  por  el  Incoder,  en mayo 12 de 2009, esta Sala deberá  manifestar  que  con  el  fin de hacer valer los derechos de los desplazados, se  ordenará  a Acción Social, por intermedio de su Director, que previamente a la  reubicación  se  miren  las  especiales condiciones en que se encuentran Martha  Lucía  Morales Gallego, Blanca Lucy Zuluaga y Hildebrando Presiga Urrego, junto  con  sus  núcleos familiares, para así determinar finalmente la procedencia de  uno solo de los predios adjudicados a ellos.   

Para lo cual será anulada a través de los  procedimientos  administrativos  que  se  tengan  para  el  efecto  una  de  las  resoluciones   que   reconocieron  a  estas  personas  el  derecho  sobre  ambos  predios.   

Finalmente,  en  el  presente  caso la Sala  advierte  que,  contrario  a  lo  afirmado  por  el  ad  quem,  a  pesar  de  que  la  pretensión  se dirige a  obtener  una  medida  que  afecta a un sujeto plural, compuesto por veinticuatro  familias  de  desplazados  por la violencia, que se ven privados de cohabitar en  un  lugar  con  mínimas  condiciones  de  subsistencia,  lo  cierto  es que los  derechos   que   resultan   comprometidos   no   son  derechos  colectivos  sino  individuales.   

Así,  debe  concluir  la  Sala  que  las  obligaciones  con  la  población  desplazada  por la violencia no se satisfacen  formalmente,  sino  a  través  de  la  responsabilidad  integral y efectiva del  Estado.  En  tal  sentido,  la  entrega  de  una  porción de terreno no se debe  circunscribir  al  simple  hecho  de  realizar la cesión material del inmueble,  sino  a la verificación y satisfacción de las mínimas condiciones de vida que  demanda la dignidad del ser humano.   

Por tales motivos, y conforme a lo expuesto,  la  Sala  de  Revisión  revocará  el  fallo  proferido  por  la Sala Penal del  Tribunal  Superior  de  Manizales  en mayo 12 de 2009. En consecuencia, y con el  propósito  de  amparar  los  derechos  fundamentales  de las 24 familias a cuyo  favor  se  interpuso  esta acción y de las otras 10 familias adjudicatarias del  predio  San  Mateo,  se  ordenará  al Instituto Colombiano de Desarrollo Rural,  Incoder,  por  intermedio  de  su  representante  legal, que en el término de 6  meses  siguientes  a  la comunicación de este fallo, proceda a reubicar bajo la  estricta  observancia  de  los principios rectores del desplazamiento forzado, a  las  34  familias  situadas  en dicho predio que así lo deseen, en otro terreno  que  reúna  las  suficientes  condiciones  que  garanticen  la  estabilización  socioeconómica.   

Hasta que se reubique a estas familias y se  logre  su  restablecimiento socioeconómico, dentro de las 48 horas siguientes a  la  comunicación  de  la  presente  sentencia,  el  Director  de Acción Social  deberá  coordinar  con  las  autoridades nacionales y locales responsables, las  acciones  pertinentes,  oportunas  y  efectivas  que aseguren que estas familias  reciban,  la  provisión  adecuada  y  suficiente  de  agua  potable, alimentos,  vestuario  y demás componentes de la ayuda humanitaria de emergencia, así como  para  asegurar  el  goce  efectivo  de  sus  derechos  a  la  educación  y a la  salud.   

El  Director  de  Acción  Social, también  deberá  coordinar  con  las  autoridades pertinentes la entrega de las ayudas o  auxilios  necesarios  que  aseguren  a cada familia una vivienda que cumplan con  condiciones  de  dignidad  y  salubridad  suficientes,  así esta última sea de  carácter   temporal.  Deberá  constatar  además  que  las  autoridades  hayan  provisto  efectivamente  las ayudas aquí señaladas e informar al Juzgado Penal  del  Circuito  de  Anserma  la  forma como se ha dado cumplimiento a la presente  sentencia.   

Por último, sin desconocer los   trámites   procesales   tendientes  a  legitimar  la  compraventa  del  Predio  San  Mateo y la defensa de los derechos  a     “un   ambiente  sano,  la  moralidad  administrativa  y  defensa  del  patrimonio  público”, que están siendo adelantados  mediante  una  acción  popular  que  cursa  en el Juzgado 12 Administrativo del  Circuito  de  Bogotá,  por Secretaría General de esta corporación se enviará  copia   de   esta   providencia,   para   los   efectos  que  allá  se  estimen  pertinentes.   

IV.- DECISIÓN.  

En mérito de lo expuesto, la Sala Séptima  de  Revisión  de  la Corte Constitucional, administrando justicia en nombre del  pueblo y por  mandato de la Constitución,   

RESUELVE  

Primero: REVOCAR el  fallo  proferido  por la Sala  Penal  del  Tribunal  Superior de Manizales en mayo 12 de 2009, mediante el cual  había  revocado  el  proferido  por el Juzgado Penal del Circuito de Anserma en  marzo  25  del  mismo  año.  En  consecuencia,  se dispone TUTELAR los derechos  fundamentales  invocados  por  el Procurador 5° Judicial II Ambiental y Agrario  del  Eje  Cafetero General en favor de las familias de Carlos Enrique Rodríguez  López,  José  Ernesto  Rodríguez  Velasco,  Gregorio  Avilés  López, Carlos  Alberto  Torres  Marín,  Rosa  Elva  Buriticá  González, Carlos Antonio Ríos  Muñoz,  Blanca  Zuluaga N., Hildebrando Presiga Urrego, Abel de Jesús Restrepo  Arenas,  César  Robeiro  Ospina  Rendón,  Gilberto  Chimbaco Trujillo, Claudia  Liliana  Agudelo,  Duván  de  Jesús Salazar Pérez, Juvenal Calderón Raigosa,  María   Luz  Dary  Ocampo  Cifuentes,  Efrén  Castro  Viveros,  Henry  Gaviria  Bolaños,  María  Esperanza  Montoya  Rivera,  Luz  Enel  Guarín Patiño, Ciro  Zabala  Alvis,  Luz  Edid  Cucaita  Cifuentes, Jaime Montoya Montoya, Jhon Eider  Giraldo  Rivera,   Carolina Villa Candamil y Martha Lucía Morales Gallego,  y  de  las  otras 10 familias restantes que cohabitan en el predio San Mateo, se  ordenará  al  Instituto Colombiano de Desarrollo Rural, Incoder, por intermedio  de  su  representante  legal  que  en  el  término  de  6 meses siguientes a la  comunicación  de  este  fallo, proceda a reubicar a las 34 familias situadas en  aquel  predio  en  otro  terreno  que  reúna  las  suficientes  condiciones que  garanticen la estabilización socioeconómica.   

Segundo: ORDENAR al  Director  de  la  Agencia  Presidencial para la Acción Social y la Cooperación  Internacional,  Acción Social, que mientras se reubica a estas familias y hasta  tanto  se  logre  su  restablecimiento  socioeconómico,  dentro de las 48 horas  siguientes  a  la  comunicación  de  la  presente  sentencia,  coordine con las  autoridades   nacionales  y  locales  responsables,  las  acciones  pertinentes,  oportunas  y  efectivas  que  aseguren  que estas familias reciban la provisión  adecuada   y   suficiente   de  agua  potable,  alimentos,  vestuario  y  demás  componentes  de  la  ayuda  humanitaria  de  emergencia.  El Director de Acción  Social  también deberá coordinar con las autoridades pertinentes la entrega de  las  ayudas  o  auxilios  necesarios,  que  aseguren a los beneficiarios de esta  tutela  una  vivienda  que cumpla con condiciones de dignidad y salubridad, así  esta  sea  de carácter temporal. También deberá constatar que las autoridades  hayan  provisto  efectivamente las ayudas aquí señaladas e informar al Juzgado  Penal  del  Circuito  de  Anserma  la  forma  como  esta  sentencia esté siendo  cumplida.   

Tercero.-   Por  Secretaría  General, LÍBRESE  la  comunicación  a  que  se  refiere  el  artículo  36  del  Decreto  2591 de  1991.   

Notifíquese, comuníquese y publíquese en  la Gaceta de la Corte Constitucional. Cúmplase.   

NILSON PINILLA PINILLA  

Magistrado  

HUMBERTO ANTONIO SIERRA PORTO  

Magistrado  

JORGE   IVÁN   PALACIO   PALACIO    

Magistrado  

MARTHA SÁCHICA DE MONCALEANO  

Secretaria General    

1  Según  lo expuesto por el Procurador, el motivo de esta solicitud radica en que  a  la  peticionaria  inicialmente  se  le  reconoció  la  adjudicación de otro  predio,    pero    debido    a    un    problema    de    salud,    “operación  de  cadera”,  éste era  inaccesible  para  ella,  por  ello ahora pretende regresar al predio denominado  San Mateo (f. 189 ib.).        

2 Cfr.  SU-1150 de agosto 30 de 2000, M. P. Eduardo Cifuentes Muñoz.   

3  T-1094  de  noviembre  4  de 2004, M. P. Manuel José Cepeda Espinosa; T-1144 de  noviembre  10  de  2005, M. P. Álvaro Tafur Galvis; y T-468 de junio 9 de 2006,  M.   P.   Humberto   Antonio   Sierra   Porto,   entre  otras.      

4  T-1346  de  diciembre 12 de 2001, M. P. Rodrigo Escobar Gil; T-1094 de noviembre  4  de  2004, M. P. Manuel José Cepeda Espinosa; T-175 de febrero 28 de 2005, M.  P.  Jaime  Araújo  Rentería;  T-563  de  mayo  26 de 2005, M. P. Marco Gerardo  Monroy  Cabra;  T-882 de agosto 25 de 2005, M. P. Álvaro Tafur Galvis; T-468 de  junio  9 de 2006, M. P. Humberto Antonio Sierra Porto; T-506 de mayo 22 de 2008,  M.  P.  Nilson  Pinilla  Pinilla;  y  T-319 de mayo 9 de 2009, M. P. Jorge Iván  Palacio Palacio, entre otras.   

5  “Toda  persona  tendrá  acción  de  tutela  para  reclamar  ante  los  jueces,  en todo momento y lugar, mediante un procedimiento  preferente  y  sumario,  por  sí  misma  o  por  quien  actúe  a su nombre, la  protección       inmediata      de      sus      derechos      constitucionales  fundamentales…”          (arts. 86 Const. y 1° D. 2591 de 1991).   

6 Art.  10° D. 2591 de 1991, inciso 2°.   

7 Cfr.  inciso  final  art.  10° D. 2591 de 1991, en lo relacionado con el Defensor del  Pueblo  y  los  personeros municipales. Para el caso de la Procuraduría General  de la Nación, cfr. D. 262 de 2000, artículo 38-1).   

8  Formulados  en  1998 por el representante del Secretario General de las Naciones  Unidas  sobre  el  desplazamiento  interno,  Francis  M. Deng, a solicitud de la  Asamblea  General  de  las  Naciones  Unidas y su Comisión de Derechos Humanos.  “Obedecen  a  las  necesidades  específicas de los  desplazados  internos  de  todo  el  mundo.  Definen  los  derechos y garantías  pertinentes  para  la  protección  de  las  personas  contra  el desplazamiento  forzado  y  para su protección y asistencia durante el desplazamiento y durante  el   retorno   o   el   reasentamiento   y  la  reintegración.”  (Cfr.            http://www.reliefweb.int/ocha_ol/pub/idp_gp/idp_spa.htm).   

9  El  Estado  como  garante  de  la  vida  de  sus  asociados  ha  ratificado diversos  instrumentos  internacionales sobre Derechos Humanos, adquiriendo así una serie  de  obligaciones  generales,  cuyo  incumplimiento  ha generado en algunos casos  responsabilidad    internacional,    por    ejemplo    ante    la   Corte  Interamericana  de  Derechos  Humanos, caso Gutiérrez Soler  vs.  Colombia, sentencia de  septiembre  12  de  2005;  caso  de  la  Masacre  de  Pueblo Bello vs. Colombia,  sentencia   de  noviembre  25  de  2006;  caso  de  la  Masacre  de  La  Rochela  vs.  Colombia, sentencia de  mayo  11  de  2007;  y, caso Escué Zapata vs. Colombia, sentencia de julio 4 de  2007, entre otros.   

10 Esta  noción  fue plasmada en sentencia T-025 de enero 22 de 2004, M. P. Manuel José  Cepeda  Espinosa.  al reconocer que “existen ciertos  derechos  mínimos  de  la  población  desplazada  que deben ser satisfechos en  cualquier  circunstancia  por  las  autoridades a los desplazados, puesto que en  ello    se   juega   la   subsistencia   digna   de   las   personas   en   esta  situación”.   

11 El  artículo  17  de la Ley 387 de 1997 indicó: “De la  consolidación   y   estabilización   socioeconómica.   El  Gobierno  Nacional  promoverá  acciones  y  medidas  de  mediano y largo plazo con el propósito de  generar  condiciones  de  sostenibilidad  económica y social para la población  desplazada  en  el  marco  del  retorno  voluntario o el reasentamiento en otras  zonas  rurales  o  urbanas. Estas medidas deberán permitir el acceso directo de  la  población  desplazada  a la oferta social del gobierno, en particular a los  programas  relacionados  con:  1.  Proyectos productivos. 2. Sistema Nacional de  Reforma  Agraria y de Desarrollo Rural Campesino. 3. Fomento de la microempresa.  4.   Capacitación  y  organización  social.  5  .Atención  social  en  salud,  educación  y  vivienda urbana y rural, la niñez, la mujer y las personas de la  tercera  edad,  y  6.  Planes  de empleo urbano y rural de la Red de Solidaridad  Social.”   

12  Cfr.  T-585  de  julio  27  de 2006, M. P. Marco Gerardo Monroy Cabra y T-725 de  julio 22 de 2008, M. P. Jaime Córdoba Triviño, entre otras.   

13  Resaltados no están en negrilla en el texto original.   

14     Dice:  “Derechos  e  Intereses  Colectivos.  Son  derechos e intereses colectivos, entre otros, los relacionados  con:   

a)  El  goce  de  un  ambiente  sano,  de  conformidad  con  lo establecido en la Constitución, la ley y las disposiciones  reglamentarias;  b) La moralidad administrativa; c) La existencia del equilibrio  ecológico  y  el  manejo  y  aprovechamiento racional de los recursos naturales  para  garantizar  su  desarrollo  sostenible,  su conservación, restauración o  sustitución.  La  conservación  de  las  especies  animales  y  vegetales,  la  protección  de  áreas  de  especial importancia ecológica, de los ecosistemas  situados  en  las  zonas  fronterizas,  así  como  los  demás  intereses de la  comunidad  relacionados con la preservación y restauración del medio ambiente;  d)  El  goce  del  espacio público y la utilización y defensa de los bienes de  uso  público;  e)  La  defensa  del  patrimonio  público;  f)  La  defensa del  patrimonio  cultural  de  la Nación; g) La seguridad y salubridad públicas; h)  El  acceso  a  una  infraestructura  de  servicios  que  garantice la salubridad  pública;  i)  La  libre  competencia  económica;  j) El acceso a los servicios  públicos  y  a  que su prestación sea eficiente y oportuna; k) La prohibición  de   la   fabricación,   importación,   posesión,  uso  de  armas  químicas,  biológicas  y  nucleares,  así como la introducción al territorio nacional de  residuos  nucleares  o  tóxicos;  l) El derecho a la seguridad y prevención de  desastres  previsibles  técnicamente; m) La realización de las construcciones,  edificaciones  y desarrollos urbanos respetando las disposiciones jurídicas, de  manera  ordenada,  y dando prevalencia al beneficio de la calidad de vida de los  habitantes; n) Los derechos de los consumidores y usuarios.   

Igualmente   son  derechos  e  intereses  colectivos  los definidos como tales en la Constitución, las leyes ordinarias y  los tratados de Derecho Internacional celebrados por Colombia.   

PARAGRAFO.   Los  derechos  e  intereses  enunciados  en  el  presente  artículo  estarán  definidos y regulados por las  normas  actualmente  vigentes  o  las  que  se  expidan  con  posterioridad a la  vigencia de la presente ley”.   

15  T-227 de marzo 17 de 2003, M. P. Eduardo Montealegre Lynett.   

16  C-215  de  abril  14  de  1999, M. P. Martha Victoria  Sáchica de Moncaleano.   

17  T-1451  de  octubre 26 de 2000, M. P. Martha Victoria Sáchica Méndez y SU-1116  de 2001, M. P. Eduardo Montealegre Lynett, entre otras.   

18  T-391 de  mayo             22             de             2007, M. P. Manuel José Cepeda Espinosa.    

19  T-1205   de  noviembre  16  de  2001,  M.  P.  Clara  Inés  Vargas  Hernández.   

20  Cfr. T-585 de 2006, ya citada.   

22 En  declaración  hecha  en  Viena  en 1994, por la Alta Comisionada de las Naciones  Unidas   para  los  Refugiados,  se  dijo  que  “La  magnitud  del  problema” del desplazamiento interno  en  varios países del mundo “excede con mucho de la  capacidad  y  los  recursos  de  un único organismo. Exige un esfuerzo global y  concertado     de     las     Naciones    Unidas    y    otras    organizaciones  humanitarias.”   

23 En  sentencia  T-227 de mayo 5 de 1997, M. P. Alejandro Martínez Caballero, se dijo  “Cuando   mujeres,   niños   y  ancianos  se  ven  precisados  a  dejar  sus  hogares y recorrer grandes distancias desafiando toda  clase  de  peligros,  viendo  sufrir y aún morir a sus compañeros, como les ha  ocurrido  a  los  colonos de la hacienda Bellacruz, la explicable huida no es un  problema  de  orden  público propiciado por quienes desean seguir viviendo sino  un  problema  de  humanidad  que debe ser afrontado solidariamente por todas las  personas,   principiando,   como   es   lógico,   por   los   funcionarios  del  Estado.”     

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