C-418-14

           C-418-14             

Sentencia   C-418/14    

DEMANDA DE INCONSTITUCIONALIDAD-Competencia   excepcional de la Corte para conocer cargos sobre interpretación de normas    

LIMITE MAXIMO PARA APLICACION DE REGIMEN DE TRANSICION EN MATERIA   PENSIONAL-Inhibición para pronunciarse de   fondo sobre la constitucionalidad de los artículos 33 (parcial), 36 (parcial) y   133 (parcial) de la Ley 100 de 1993    

DEMANDA DE INCONSTITUCIONALIDAD-Requisitos    

ACCION PUBLICA DE INCONSTITUCIONALIDAD-Necesidad de un mínimo de   argumentación    

DEMANDA DE INCONSTITUCIONALIDAD-Razones claras, ciertas, específicas,   pertinentes y suficientes    

DERECHO VIVIENTE EN EL CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD-Alcance/DERECHO   VIVIENTE-Concepto/DERECHO VIVIENTE-Jurisprudencia constitucional    

Referencia: expedientes D-10022    

Demanda de inconstitucionalidad presentada por Brenda   Julieth Martín Moya contra los artículos 33, inciso 2º, numeral 1º (parcial), 36   inciso 1º (parcial) y 133 parágrafo 3º (parcial).    

Magistrada ponente:    

Bogotá, D.C., dos (2) de julio de dos mil catorce (2014)    

La Sala Plena de la Corte Constitucional, en cumplimiento de sus atribuciones   constitucionales y de los requisitos de trámite establecidos en el Decreto 2067   de 1991, ha proferido la siguiente    

SENTENCIA    

I. ANTECEDENTES    

La ciudadana Brenda Julieth Martín Moya presentó   acción de inconstitucionalidad contra los artículos 33, 36 y 133 de la Ley 100   de 1993.    

“LEY 100 DE 1993    

(Diciembre 23)    

Diario Oficial No. 41.148   de 23 de diciembre de 1993    

      

Por la cual se crea el   sistema de seguridad social integral y se dictan otras disposiciones    

EL CONGRESO  DE LA   REPÚBLICA DE COLOMBIA,    

DECRETA:    

(…)    

ARTÍCULO 33. REQUISITOS PARA OBTENER LA   PENSIÓN DE VEJEZ. <Artículo modificado por el artículo 9 de la Ley 797 de 2003. El nuevo texto es el siguiente:> Para tener el   derecho a la Pensión de Vejez, el afiliado deberá reunir las siguientes   condiciones:    

1. <Ver Notas del Editor> Haber cumplido   cincuenta y cinco (55) años de edad si es mujer o sesenta (60) años si es   hombre.    

A partir del 1o. de enero del   año 2014 la edad se incrementará a cincuenta y siete (57) años de edad para la   mujer, y sesenta y dos (62) años para el hombre.    

2. Haber cotizado un mínimo de mil (1000)   semanas en cualquier tiempo.    

A partir del 1o. de enero del año 2005 el   número de semanas se incrementará en 50 y a partir del 1o.de enero de 2006 se   incrementará en 25 cada año hasta llegar a 1.300 semanas en el año 2015.    

(…)    

ARTÍCULO 36. RÉGIMEN DE TRANSICIÓN. La edad para acceder a la pensión de vejez, continuará en cincuenta y   cinco (55) años para las mujeres y sesenta (60) para los hombres, hasta el   año 2014, fecha en la cual la edad se incrementará en dos años, es   decir, será de 57 años para las mujeres y 62 para los hombres.    

La edad para acceder a la pensión de vejez,   el tiempo de servicio o el número de semanas cotizadas, y el monto de la pensión   de vejez de las personas que al momento de entrar en vigencia el Sistema tengan   treinta y cinco (35) o más años de edad si son mujeres o cuarenta (40) o más   años de edad si son hombres, o quince (15) o mas años de servicios cotizados,   será la establecida en el régimen anterior al cual se encuentren afiliados.   Las demás condiciones y requisitos aplicables a estas personas para acceder a la   pensión de vejez, se regirán por las disposiciones contenidas en la presente   Ley.    

(…)    

ARTÍCULO 133. PENSIÓN SANCIÓN. El artículo 267 del Código Sustantivo del Trabajo, subrogado por el artículo 37 de la   Ley 50 de 1990, quedará así:    

El trabajador no afiliado al Sistema General   de Pensiones por omisión del empleador, que sin justa causa sea despedido   después de haber laborado para el mismo empleador durante diez (10) años o más y   menos de quince (15) años, continuos o discontinuos, anteriores o posteriores a   la vigencia de la presente Ley, tendrá derecho a que dicho empleador lo pensione   desde la fecha de su despido, si para entonces tiene cumplidos sesenta (60) años   de edad si es hombre, o cincuenta y cinco (55) años de edad si es mujer, o desde   la fecha en que cumpla esa edad con posterioridad al despido.    

Si el retiro se produce por despido sin justa   causa después de quince (15) años de dichos servicios, la pensión se pagará   cuando el trabajador despedido cumpla cincuenta y cinco (55) años de edad si es   hombre, o cincuenta (50) años de edad si es mujer, o desde la fecha del despido,   si ya los hubiere cumplido.    

La cuantía de la pensión será directamente   proporcional al tiempo de servicios respecto de la que le habría correspondido   al trabajador en caso de reunir todos los requisitos para acceder a la pensión   de vejez en el régimen de prima media con prestación definida y se liquidará con   base en el promedio devengado en los últimos diez (10) años de servicios,   actualizado con base en la variación del Indice de Precios al Consumidor   certificada por el DANE.    

(…)    

PARÁGRAFO 3o. A partir   del 1o. de enero del año 2.014 las edades a que se refiere   el presente artículo, se reajustarán a sesenta y dos (62) años si es hombre y   cincuenta y siete (57) años si es mujer, cuando el despido se produce después de   haber laborado para el mismo empleador durante diez (10) años o más y menos de   quince (15) años, y a sesenta (60) años si es hombre y cincuenta y cinco (55)   años si es mujer, cuando el despido se produce después de quince (15) años de   dichos servicios”.    

II. LA DEMANDA    

En concepto de la demandante, los apartes subrayados   violan el parágrafo 4º del artículo 48 de la Constitución Política que fue   adicionado por el Acto Legislativo 01 de 2005, “Por el cual se adiciona el artículo 48   de la Constitución Política”, el cual dispone que el régimen de   transición se aplicará hasta el 2014 para aquellas personas que, además de   cumplir con los requisitos de edad y tiempo para acceder a la pensión en el    régimen de transición, acumularan un total de 750 semanas cotizadas a la entrada   en vigencia del Acto Legislativo.    

Para la accionante, una lectura armónica de las tres   disposiciones legislativas demandadas demuestra que el Legislador tuvo la   intención de terminar el régimen de transición el 31 de diciembre de 2013,   modificando los requisitos de acceso a la pensión a partir del 1º de enero de   2014. Así lo demuestran los artículos 33 y 133 de la Ley 100 de 1993, que   explícitamente hacen referencia al primer día del 2014 como la fecha en que se   tornan más exigentes las condiciones de acceso a la pensión de vejez y a la   pensión sanción.    

Las normas jurídicas mencionadas deben leerse   además, de conformidad con las prescripciones interpretativas que establece el   artículo 59 de la Ley 4ª de 1913, sobre Régimen Político y Municipal, en   relación con la forma en que deben entenderse los términos utilizados en los   textos legales. De acuerdo con esa normatividad, estos terminan el último día de   la última hora del momento al que hace referencia el plazo (día, mes o año). Por   lo tanto, debe concluirse que el parágrafo 4º del Acto Legislativo 01 de 2005   establece, para las personas que cumplen las exigentes condiciones allí   planteadas, que el régimen termina el 31 de diciembre de 2014.    

En consecuencia, como el conjunto de enunciados   normativos demandados prevén que el régimen de transición no puede aplicarse más   allá del 31 de diciembre de 2013, desconoce la decisión constituyente de   permitir su aplicación hasta el 31 de diciembre de 2014.      

III. INTERVENCIONES    

1. Ministerio de Salud    

En relación con los cargos, indica que estos se   dirigen a solicitar que la Corte aclare la interpretación de las disposiciones   demandadas y que ese propósito no es compatible con la acción pública de   inconstitucionalidad. Sin embargo, plantea también que en caso de asumir el   problema de fondo, la demanda no debe prosperar porque toma como premisa de   análisis el presunto desconocimiento de derechos adquiridos, pero no toma en   cuenta que las modificaciones relacionadas con la vigencia del régimen de   transición solo podrían afectar expectativas y que, por lo tanto, las normas   demandadas no desconocen la Constitución Política.    

2. Ministerio de Hacienda    

El Ministerio de Hacienda presentó concepto técnico   dentro de este trámite, en el cual solicitó la declaratoria de exequibilidad de   las normas demandadas.    

El Ministerio comenzó por explicar que de acuerdo   con la literalidad y los antecedentes de trámite del Acto Legislativo 01 de   2005, debe entenderse que esa norma plantea que el límite máximo para la   aplicación del régimen de transición es el 31 de diciembre de 2013, argumento   que fundamentó en las intervenciones efectuadas por algunos Congresistas durante   el trámite del Acto Legislativo mencionado en el Congreso de la República.    

En segundo término, propuso que el Acto Legislativo   01 de 2005, al igual que los apartes demandados de los artículos 33, 36 y 133 de   la Ley 100 de 1993, deben leerse de manera armónica y sistemática, concluyendo   así que prevén como plazo máximo para aplicar el régimen de transición el 31 de   diciembre de 2013.    

En ese marco, sostuvo que el cambio de   interpretación que propone el actor en el sentido de entender que el régimen de   transición puede aplicarse incluso hasta el 31 de diciembre de 2014, implicaría   “el ingreso anticipado de cerca de 50 mil pensionados que hubieran tenido que   esperar dos años adicionales para cumplir el derecho a la pensión, pagos   adicionales de 355 mil millones en el año 2014, además de 304 mil millones de   los retroactivos pensionales que de otra manera se hubieran reconocido hasta el   año 2016, es decir un total de $650 mil millones en 2014. En el año 2015 el   impacto de los pagos adicionales para este grupo de pensionados están estimados   (sic) en cerca de 710 mil millones y para 2016 en cerca de 355 mil millones,   todo a precios de 2014”.    

En consecuencia, comportaría una seria afectación de   la sostenibilidad fiscal del sistema financiero.    

3. Universidad Santo Tomás de Aquino.    

Esta Institución universitaria recordó que en   sentencia C-126 de 1995, la Corte Constitucional se pronunció sobre la   exequibilidad de los artículos 33 (inciso 1º) y 133 (parágrafo 3º) de la Ley 100   de 1993. El problema jurídico analizado en esa oportunidad consistía en   determinar si esas normas restringían derechos pensionales, haciendo “nugatorio”   el derecho al acceso a la seguridad social integral, especialmente tomando en   cuenta las limitantes impuestas por el conflicto armado para alcanzar una edad   calificada y acceder al derecho pensional.    

En consecuencia, en virtud de esa providencia,   existiría cosa juzgada constitucional en relación con los apartes demandados de   los artículos 33 y 133 de la Ley 100 de 1993; sin embargo, aclara que la Ley 100   desde su texto original, previó el aumento de edad en los artículos 33 y 133,   así que la demandante no tiene razón al señalar que la que operó mediante la   promulgación de la Ley 797 de 2003 es la que genera la inconstitucionalidad de   esa regulación.    

Sostuvo también la Universidad interviniente, que el   artículo 36 (inciso 1º) de la Ley 100 de 1993 reafirma la postura del   Legislador, al aumentar la edad para obtener la pensión de vejez en el año 2014,   aunque no haya señalado día y mes.    

Por su parte, el  Acto Legislativo 01 de 2005   también utilizó la expresión “hasta el 2014”, sin definir el día en que   se extinguiría el derecho a pensionarse bajo el régimen de transición, por lo   que solicita a la Corte interpretar el artículo 36 inciso 1º, con base en la   regla hermenéutica sentada en el artículo 1º de la ley 4 de 1913, sobre   régimen político y municipal,  aclarando que según ese artículo, para poder adquirir el derecho a pensionarse   con las semanas exigidas y las sumas establecidas por el régimen de transición   se exigirá tener 55 años las mujeres y 60 los hombres hasta el 31 de diciembre   de 2014.    

Aclara que, al hacerlo, la Corte no supliría al   Legislador, sino que unificará el sentido y efectos de una norma empleando los   “mandamientos hermenéuticos” del artículo 59 de la Ley 4ª  de 1913, de manera   conjunta con el principio de favorabilidad (C-168 de 2005).    

4. Universidad Libre    

El Coordinador del Observatorio de Intervención   Ciudadana y una docente del área de Derecho Laboral de la Universidad Libre,   presentaron intervención con el propósito de solicitar a la Corte que declare la   exequibilidad de las normas acusadas, “condicionándola en el sentido que se debe   aplicar el principio de favorabilidad e in dubio pro operario al momento de   interpretar el texto, y en consecuencia entender la expresión ‘hasta el año   2014’ debe entenderse en el sentido que el régimen de transición irá hasta el 31   de diciembre de 2014 y que quienes reúnan los requisitos de edad 60 años para   hombres y 55 para mujeres y el número de semanas tendrán derecho a la pensión de   vejez”.    

La intervención comienza por señalar que la Corte   aceptó en la sentencia C-426 de 2002 que pueden asumirse en sede de control   abstracto problemas de interpretación, siempre que sean de naturaleza   constitucional. Así, si una disposición puede ser interpretada en más de dos   formas y una de ellas contradice la Constitución, la Corte debe adelantar el   análisis de constitucionalidad para establecer cuál de esas interpretaciones se   ajusta a la Carta Política.    

Después de efectuar una breve exposición sobre   distintas formas de concebir y resolver los conflictos normativos, señaló en   relación con el régimen de transición, que con la Ley 100 de 1993 se inició un   desmonte gradual de los regímenes pensionales especiales y que en ese marco, el   artículo 36 creó el régimen de transición indicando los aspectos que se   respetarían de los regímenes previos y las condiciones para acceder a ellos. En   el inciso 2º del mismo artículo previó que las condiciones de edad, tiempo de   servicios o semanas de cotización, así como el monto de la pensión serían   respetadas, mientras que en el inciso 1º estableció que la edad de acceso a la   pensión continuaría en 55 años para las mujeres y 60 para los hombres hasta el   2014, cuando la edad se incrementaría en 2 años (57 para las mujeres y 62 para   los hombres).    

El Acto Legislativo 01 de 2005, que modificó el   artículo 48 de la Constitución, estableció en su parágrafo 4º que el régimen de   transición “no podrá extenderse más allá del año 2010; excepto para los   trabajadores que estando en dicho régimen, además, tengan cotizadas al menos 750   semanas o su equivalente en tiempo de servicios a la entrada en vigencia del   presente Acto Legislativo, a los cuales se mantendrá dicho régimen hasta el año   2014”.    

En consecuencia, debe la Corte determinar qué   significa la expresión “hasta el año 2014” y para hacerlo, debe valerse   de criterios de razonabilidad y proporcionalidad. Concretamente, corresponde a   la Corporación hacer una integración entre la interpretación legal y la   constitucional, y concluir que en el supuesto del parágrafo 4º del Acto   Legislativo, que el régimen de transición debe mantenerse hasta el 31 de   diciembre de 2014.    

5. Ministerio del Trabajo    

Para el Ministerio del Trabajo, la expresión   “hasta”  es una preposición que denota el término de tiempo, lugar, acción o cantidad. En   el contexto del Acto Legislativo 01 de 2005 esa preposición indica el límite al   que puede llegar el régimen de transición para quienes contaran con 750 semanas   de cotización, (y los demás requisitos) y resulta claro para el Ministerio, que   a partir del día en que comienza ese año se termina el régimen de transición.   Además afirma, si el tenor literal de esa disposición no fuera claro, mediante   una interpretación finalista y la consulta de las gacetas del Congreso, puede   concluirse que el propósito de la reforma constitucional fue el de no aplicar el   régimen más allá del 31 de diciembre de 2013.    

6. Asociación Colombiana de Administradoras de   Fondos de Pensiones y de Cesantía, Asofondos.    

La Asociación intervino con el propósito de   solicitar a la  Corte que se declare inhibida para pronunciarse de fondo   porque la demanda no cumple los requisitos argumentativos mínimos en este tipo   de procesos.    

Primero, porque la demandante   incurre en una confusión al demandar los artículos 33, inciso 2º, numeral 1º   (parcial), 36, inciso 1º (parcial) y 133 parágrafo 3º (parcial) de la Ley 100 de   1993, por violar la regulación constitucional del régimen de transición en   materia pensional definida por el Acto Legislativo 01 de 2005, pues los   artículos 33 y 133 no hacen referencia alguna al régimen de transición, sino que   definen los requisitos para el acceso a la pensión de vejez y la pensión sanción   en el régimen de transición.    

El artículo 36, por su parte, sí habla del régimen   de transición, pero la solicitud de la demanda, en el sentido de que la Corte   declare mediante una sentencia interpretativa cuál es su alcance, es ajena al   proceso de control abstracto de constitucionalidad. La Corte en ocasiones, y   solo después de ejercer el control abstracto de constitucionalidad, encuentra la   necesidad de modular los efectos de sus fallos y excluir del ordenamiento las   interpretaciones semánticamente posibles pero abiertamente incompatibles con la   Constitución Política. Sin embargo, entre las funciones de la Corporación no se   encuentra la de aclarar problemas de interpretación legal.    

Con todo, diversos órganos judiciales han   conceptuado o sentenciado, que la expresión “hasta el 2014” contenida   tanto en el artículo 36 de la Ley 100 como en el parágrafo 4º del Acto   Legislativo 01 de 2005 debe entenderse como un término que se extiende   hasta el 31 de diciembre del año 2014. Cita en ese sentido el proceso radicado   bajo el nro. 2007-0054, fallado por la Sección Segunda del Consejo de Estado; la   Circular 048 de 2010 de la Procuraduría General de la Nación; el concepto   2009049681-001 de 6 de agosto de 2009 de la Superintendencia Financiera, y el   concepto de la Sala de Consulta y Servicio Civil del Consejo de Estado de 10 de   diciembre de 2013.[1]    

El Procurador General de la Nación en ejercicio de   sus funciones constitucionales, emitió el concepto No. 5728, radicado el 21 de   febrero de 2014 en la Secretaría de la Corte Constitucional. Solicitó a la   Corporación declararse inhibida para pronunciarse de fondo por ineptitud de la   demanda.    

Consideró que (i) los argumentos de la demanda no se   dirigen a demostrar por qué las expresiones acusadas desconocen el contenido del   artículo 48 de la Constitución Política, adicionado por el Acto Legislativo 01   de 2005, pues los cargos parten de suponer que la expresión “hasta el año 2014”   debe entenderse de conformidad con el artículo 59 de la Ley 4ª de 1913. Así, la   presunta inconstitucionalidad de la norma no se desprende de una confrontación   entre esta y la Carta Política, sino a partir de la interpretación de preceptos   legales. Por lo tanto, los cargos no cumplen los requisitos de especificidad y   pertinencia, al no tomar como parámetro de control una norma constitucional.    

Además, la demanda no explica por qué existe una   contradicción entre el término “hasta 2014” utilizado en la Constitución   y las expresiones demandadas, “pues bien podría argumentarse que no hay   contradicción entre la fecha establecida en la Constitución y la prevista en los   artículos 33, 36 y 133 parágafo 3º de la Ley 100 de 1993, como quiera que el   término “hasta” podría significar un límite temporal específico, en el sentido   de prever que el régimen de transición perdería su vigencia al iniciar el 2014   y, por lo tanto, existiría plena coincidencia con las expresiones de la Ley 100   de 1993 que establecen, por ejemplo, el aumento de edades a partir del 1º de   enero de 2014”. La demanda, sin embargo, pretende que la Corte resuelva   problemas de aplicación de normas legales, como expresamente lo indica la   accionante.    

Finalmente, el Ministerio Público indica que no   existe una argumentación que permita extender las regulaciones de la Ley 4ª de   1913 a los problemas de interpretación constitucional, pues la norma sobre la   que la accionante construye el cargo, está inserta en el capítulo relativo a la   “promulgación y observancia de las leyes” de donde no se infiere que pueda   aplicarse directamente en relación con las normas constitucionales.    

V. FUNDAMENTOS Y CONSIDERACIONES    

Competencia    

1. De conformidad con lo dispuesto en el artículo 241   numeral 4º de la Constitución Política, la Corte es competente para conocer de   la presente demanda.    

Problema jurídico planteado    

De acuerdo con los antecedentes expuestos,   corresponde a la Sala Plena de la Corte Constitucional determinar si los   artículos 33, inciso 2º, numeral 1º (parcial), 36, inciso 1º (parcial) y 133   parágrafo 3º (parcial) de la Ley 100 de 1993, se encuentran incursos en una   situación de inconstitucionalidad sobreviniente por ser incompatibles con el   parágrafo 4º del artículo 48 de la Constitución Política, modificado por el Acto   Legislativo 01 de 2005.    

La razón de esa incompatibilidad, según la   demandante radica en que las tres normas legales demandadas solo permiten la   aplicación del régimen de transición hasta el 31 de diciembre de 2013, mientras   que el Acto Legislativo ordena que este se extienda hasta 2014, es decir, hasta   el último día del año 2014.    

Antes de resolver ese interrogante, y tomando en   cuenta las intervenciones allegadas a la Corte en este trámite, la Sala deberá   determinar si la demanda cumple los requisitos argumentativos mínimos exigidos   por la jurisprudencia constitucional (C-1052 de 2001) para proferir un fallo de   fondo.    

Cuestión previa.  Sobre la   aptitud de la demanda    

1. De conformidad con el artículo 2º del Decreto   2067 de 1992, las demandas de inconstitucionalidad deben cumplir requisitos   formales mínimos, que se concretan en (i) señalar las normas acusadas y las que   se consideren infringidas, (ii) referirse a la competencia de la Corte para   conocer del acto demandado, (iii) explicar el trámite desconocido en la   expedición del acto, de ser necesario; y (iv) presentar las razones de la   violación.    

2. La última de esas condiciones exige al ciudadano   asumir cargas argumentativas mínimas, con el propósito de evitar que, de una   parte, la Corporación establezca por su cuenta las razones de   inconstitucionalidad, convirtiéndose entonces en juez y parte del trámite, y   generando una intromisión desproporcionada del Tribunal Constitucional en las   funciones propias del Congreso de la República; y de otra parte, que ante la   ausencia de razones comprensibles que cuestionen seriamente la presunción de   corrección de las decisiones adoptadas en el foro democrático, deba proferirse   un fallo inhibitorio, frustrándose así el objetivo de la acción de   inconstitucionalidad.    

3. En ese orden de ideas, las razones de   inconstitucionalidad deben ser “(i) claras, es decir, seguir un curso de   exposición comprensible y presentar un razonamiento inteligible sobre la   presunta inconformidad entre la ley y la Constitución; (ii) ciertas, lo que   significa que no deben basarse en interpretaciones puramente subjetivas,   caprichosas o irrazonables de los textos demandados, sino exponer un contenido   normativo que razonablemente pueda atribuírseles; (iii) específicas, lo que   excluye argumentos genéricos o excesivamente vagos; (iv) pertinentes, de manera   que planteen un problema de constitucionalidad y no de conveniencia o corrección   de las decisiones legislativas, observadas desde parámetros diversos a los   mandatos del Texto Superior; y (v) suficientes; esto es, capaces de generar una   duda inicial sobre la constitucionalidad del enunciado o disposición demandada”.   [2]    

4. En concepto de la Sala, los cargos que se dirigen   contra los artículos 33 (inciso 2º, numeral 1º, parcial) y el parágrafo 3º   (parcial) del artículo 133 de la Ley 100 de 1993 no cumplen los requisitos de   certeza, suficiencia y pertinencia. Por su parte, el cargo presentado   contra el artículo 36 no cumple la carga de suficiencia, como se explica   a continuación:    

4.1. Las razones de inconstitucionalidad expuestas   frente a los artículos 33 (inciso 2º, numeral 1º parcial) y 133 (parágrafo 3º,   parcial) de la Ley 100 de 1993, carecen de certeza, pues la actora supone   que las normas en ellas contenidas comportan una modificación en la vigencia del   régimen de transición.    

Esa interpretación de los artículos citados carece   de razón y resulta subjetiva, pues las disposiciones mencionadas no hacen   referencia alguna al régimen de transición. Se trata por el contrario de   disposiciones orientadas a definir los requisitos para el acceso a dos   prestaciones pensionales previstas en la Ley 100 de 1993: la pensión de vejez y   la pensión sanción. Como esos artículos no hablan del régimen de transición no   resulta plausible afirmar que desconocen la forma en que el constituyente   derivado fijó su alcance mediante el Acto Legislativo 01 de 2005 “Por el cual se adiciona el artículo 48 de la Constitución   Política”.    

Por ese motivo, aunque la demanda se dirige contra   normas vigentes, el contenido que les atribuye no se puede inferir de su tenor   literal, ni a partir de los demás métodos de interpretación. Además de ello, al   dirigir su argumentación contra contenidos normativos hipotéticos, la demandante   no logra cumplir el cargo de suficiencia, pues no es posible generar una   duda de inconstitucionalidad contra esas disposiciones por violar lo dispuesto   en el parágrafo 4º del Acto Legislativo 01 de 2005, en la medida en que esas   normas regulan supuestos diversos a la transición pensional, y asociados   exclusivamente al sistema general de pensiones de la Ley 100 de 1993.    

Finalmente, esos cargos carecen de pertinencia  en la medida en que persiguen que la Corte interprete el alcance de normas   legales y plantean la existencia de una interpretación hipotética, que en teoría   son incompatibles con el artículo 59 de la Ley 4 de 1913, sobre régimen político   y municipal. La ausencia de pertinencia se origina en que (i) el control de   constitucionalidad no es un escenario para resolver problemas de interpretación   legal; y (ii) la ley 4ª de 1913 no hace parte del parámetro en este tipo de   trámites.    

4.2. En relación con el argumento presentado contra   el artículo 36 de la Ley 100 de 1993, encuentra la Corte que este carece   suficiencia, pues aunque esta disposición sí se refiere al régimen de   transición, lo cierto es que el aparte demandado utiliza la misma expresión que   el parágrafo 4º del artículo 48 de la Constitución Política, modificado por el   Acto Legislativo 01 de 2005, al señalar que determinados requisitos para el   acceso a la pensión de vejez se extienden, máximo, hasta el 2014.    

En principio, la ley no puede contradecir a la   Constitución utilizando las mismas expresiones a las que acudió el   Constituyente. No descarta la Corte la posibilidad completamente excepcional de   que se demuestre una contradicción como esta una vez se emplean los métodos de   interpretación que permiten apartarse de la literalidad de los textos legales,   en busca de su sentido, o de una hermenéutica sistemática del ordenamiento. Sin   embargo, ello requeriría un esfuerzo argumentativo calificado, que no se   evidencia en esta oportunidad.    

Y así las cosas, encuentra la Corte que frente a   este artículo (es decir, el 36 (inciso 1º) de la Ley 100 de 1993), no surge de   las razones dadas por la demandante una duda mínima y razonable sobre la   constitucionalidad de la norma acusada.    

Ahora bien, de conformidad con la jurisprudencia de   la Corte Constitucional, es posible asumir excepcionalmente el control de   constitucionalidad frente a interpretaciones abiertamente contrarias a la   Constitución Política, a través del concepto de derecho viviente.    

Ese concepto se relaciona con la distinción entre   disposición y norma jurídica, y sugiere al juez constitucional tomar en cuenta   la interpretación constante de las disposiciones jurídicas efectuadas por los   órganos encargados de unificar la jurisprudencia en cada jurisdicción y,   eventualmente, por la doctrina autorizada. Siguiendo esa idea, es posible   distinguir el texto que contiene una norma (disposición) de la norma jurídica   contenida en él (mandato). La norma sería, en ese contexto, el significado o el   contenido semántico de las disposiciones o textos jurídicos y para llegar a ella   haría falta un esfuerzo hermenéutico.    

Esta idea se relaciona con el derecho viviente, pues   esta metáfora expresa que frente al derecho de los libros (o de los códigos),   existe otro que surge de las dinámicas sociales y que es el que se aplica a   partir de la interpretación de los órganos autorizados. Esta doctrina   permite a la Corte no basar los análisis de constitucionalidad en   interpretaciones puramente hipotéticas o descontextualizadas de las leyes, sino   tomar como referencia las que han sido depuradas por los órganos de cierre de   cada jurisdicción (y en menor medida por la doctrina). El derecho viviente  así establecido permite a la Corte Constitucional establecer los contenidos   sobre los que realmente debe ejercer el control de constitucionalidad.    

La sentencia más importante en la que se desarrolla   el sentido del derecho viviente es también la primera en la que se expuso el   concepto, y desde entonces, ha sido utilizado ampliamente por la Corte   Constitucional, reiterando lo expresado en esa primera ocasión. Al respecto,   vale la pena recordar los aspectos centrales de esa providencia:    

“5. La interpretación de la norma   demandada: la relevancia del derecho viviente     

5.1. Vista la abundante   jurisprudencia del Consejo de Estado sobre un aspecto crucial de la cuestión   central que plantea la demanda, y su coincidencia con la doctrina autorizada,   corresponde a la Corte hacer algunas precisiones sobre la importancia que tienen   en el juicio de constitucionalidad la jurisprudencia y la doctrina.    

Ante todo, cabe preguntarse cuál es   el valor, para la guarda de la supremacía de la Constitución, de la   interpretación adoptada por la jurisdicción de lo contencioso administrativo   cuando ésta ha precisado el alcance de conceptos e instituciones relevantes para   resolver un problema planteado ante la Corte Constitucional.  El juez   constitucional podría pasar por alto esta pregunta y abstenerse de observar el   desarrollo real por vía de la jurisprudencia ordinaria o contenciosa de la norma   que debe juzgar; sin embargo, ello no parece adecuado como se verá a   continuación.    

En efecto, cuando una norma puede   ser interpretada en más de un sentido y entre las interpretaciones plausibles   hay una incompatible con la Constitución -como sucede en este caso a juicio del   demandante- la interpretación jurisprudencial y doctrinaria del texto normativo   demandado debe ser tenida en cuenta para fijar el sentido, los alcances, los   efectos, o la función de la norma objeto del control constitucional en un   proceso, tal y como ha sido aplicada en la realidad.  Si esta   interpretación jurisprudencial y doctrinaria representa una orientación   dominante bien establecida, el juez constitucional debe, en principio, acogerla   salvo que sea incompatible con la Constitución. Esta doctrina se funda en las   siguientes razones:    

5.2.1. Si bien el control de   constitucionalidad de las normas es un control abstracto porque no surge de su   aplicación en un proceso particular, ello no significa que el juicio de   exequibilidad deba efectuarse sin tener en cuenta el contexto dentro del cual la   norma fue creada (i.e. su nacimiento), y dentro del cual ha sido   interpretada (i.e. ha vivido).  En fin: en buena medida, el sentido   de toda norma jurídica depende del contexto dentro del cual es aplicada.    

Ahora, dentro de las múltiples   dimensiones de ese contexto –bien sea la lingüística, que permite fijar su   sentido natural, o bien la sociológica, que hace posible apreciar sus funciones   reales- se destaca la actividad de los expertos que han interpretado los   conceptos técnicos que ella contiene y que los han aplicado a casos concretos.   Obviamente, esos expertos son los jueces y los doctrinantes especializados en la   materia tratada en la norma; dentro de ellos, una posición preminente la ocupan   los órganos judiciales colegiados que se encuentran en la cima de una   jurisdicción. Así lo ha establecido la Constitución al definir al Consejo de   Estado como “tribunal supremo de lo contencioso administrativo” (art. 237- 1 de   la CP) y a la Corte Suprema de Justicia como “máximo tribunal de la jurisdicción   ordinaria” (art. 234 de la CP). Por lo tanto, la jurisprudencia de ambos órganos   es un referente indispensable para apreciar el significado viviente de las   normas demandadas. Al prestarles la atención que su ubicación institucional   exige, la Corte Constitucional está valorando su labor hermenéutica dentro de un   mismo sistema jurídico. Obviamente, cuando no exista jurisprudencia sobre las   normas objeto del control constitucional, la Corte Constitucional tendrá que   acudir a otras fuentes del derecho para interpretar los artículos demandados.    

5.2.2. Además, observar el derecho   viviente en las providencias judiciales es necesario para evaluar si el sentido   de una norma que el juez constitucional considera el más plausible, es realmente   el que se acoge o patrocina en las instancias judiciales.  Por ello,   atender el derecho vivo es una garantía de que la norma sometida a su control   realmente tiene el sentido, los alcances, los efectos o la función que el juez   constitucional le atribuye.    

5.2.3. Igualmente, el juicio de   constitucionalidad no debe recaer sobre el sentido normativo de una disposición   cuando éste es diferente al que realmente le confiere la jurisdicción   responsable de aplicarla. El cumplimiento efectivo de la  misión   institucional que le ha sido confiada a la Corte Constitucional como guardián de   la integridad y supremacía de la Constitución, requiere que ésta se pronuncie   sobre el sentido real de las normas controladas, no sobre su significado   hipotético. De lo contrario, podría declarar exequible una norma cuyos alcances   y efectos son incompatibles con la Constitución, lo cual haría inocuo el   control. En el mismo sentido, al suponer un determinado sentido hipotético de la   norma en cuestión, podría declarar inexequibles disposiciones cuyo significado   viviente es compatible con la Carta, lo cual representaría un ejercicio   inadecuado de sus funciones.    

Así, para que de la jurisprudencia   se pueda derivar un derecho viviente al cual haya de referirse el juez   constitucional, no basta con la existencia de una providencia sobre uno de los   conceptos contenidos en la norma demandada. Ello sería insuficiente para   configurar un sentido normativo completo y el juez constitucional estaría ante   una simple aplicación de la ley.  Con el fin de que el derecho viviente en   la jurisprudencia se entienda conformado, se deben cumplir varios requisitos que   muestren la existencia de una orientación jurisprudencial dominante, bien   establecida. Entre ellos, son requisitos sine qua non los siguientes:   (1.) la interpretación judicial debe ser consistente, así no sea idéntica y   uniforme (si existen contradicciones o divergencias significativas, no puede   hablarse de un sentido normativo generalmente acogido sino de controversias   jurisprudenciales); (2.) en segundo lugar, la interpretación judicial debe estar   consolidada: un solo fallo, salvo circunstancias especiales, resultaría   insuficiente para apreciar si una interpretación determinada se ha extendido   dentro de la correspondiente jurisdicción; y, (3.) la interpretación judicial   debe ser relevante para fijar el significado de la norma objeto de control o   para determinar los alcances y efectos de la parte demandada de una norma.    

5.2.4. Pero la doctrina del derecho   viviente no impide que el juez constitucional efectúe un análisis crítico del   sentido normativo, fijado jurisprudencialmente, del artículo demandado. El   derecho viviente surge de un estudio enmarcado por la órbita de competencia   ordinaria de la Corte Suprema de Justicia y del Consejo de Estado y, por ello,   se desenvuelve en el plano de la interpretación de la ley, no de la   Constitución, y es esencialmente una concreción del principio de legalidad, no   del principio de constitucionalidad. De tal manera que el valor del derecho   viviente es relativo a la interpretación de la ley demandada, lo cual no   le resta trascendencia, sino que define el ámbito del mismo. Le corresponde a la   Corte Constitucional decidir si recibe y adopta dicha interpretación. Y en caso   de que la acoja proceder a ejercer de manera autónoma sus competencias como juez   en el ámbito de lo constitucional”.[3]    

Pues bien, podría plantearse que la demandante   estructuró su cargo teniendo en mente el concepto de derecho viviente.   Desde ese punto de vista, el problema de constitucionalidad consistiría en   plantear que el artículo 36 de la Ley 100 de 1993 suele leerse de manera   armónica con el artículo 33 ibídem (e incluso con el 133), de manera que los   intérpretes auténticos de la ley entienden la expresión “hasta el 2014” como   “hasta el 1º de enero de 2014”.    

Esta propuesta de análisis requeriría demostrar la   existencia de ese “derecho viviente”, representado en las decisiones de   los órganos de cierre del orden jurídico. Sin embargo, ello no es lo que ocurre   en la práctica social. Distintos órganos asociados a la interpretación del   derecho pensional coinciden en acoger una interpretación de la expresión “hasta   2014”,   según la cual se trata de un término que termina el 31 de diciembre de 2014, y   no el 31 de diciembre de 2013.    

En tal sentido, es importante indicar que la   Superintendencia Financiera, la Sala de Consulta y Servicio Civil del Consejo de   Estado, la Sección Segunda, sub-sección B, de la misma Corporación, la Sala   Laboral de la Corte Suprema de Justicia y la Procuraduría General de la Nación,   han coincidido en considerar que “hasta 2014”   significa “hasta el 31 de diciembre de 2014”, en lo atinente a la   aplicación del régimen de transición, de conformidad con el Acto Legislativo 01   de 2005[4].    

También la Corte Constitucional ha sostenido esa   interpretación cuando ha hecho referencia al contenido del Acto Legislativo 01   de 2005, entre otras, en la sentencia C-258 de 2013.[5]  Aunque los problemas estudiados en esas ocasiones van más allá de la pregunta   acerca de cómo debe entenderse el parágrafo 4º del Acto Legislativo 01 de 2005,   para esta Corporación ha sido claro, en ambas ocasiones, que la expresión “hasta”   incluye todo el tiempo que comprende el momento utilizado como término[6].    

5. Así las cosas, tampoco a la luz del derecho   viviente puede la Corte decidir sobre el problema jurídico planteado por la   demanda, ya que como se afirmó anteriormente, la interpretación de las normas   demandadas carece de razonabilidad, resulta subjetiva y no coincide con el   derecho viviente en la materia.    

Se reitera que si bien la demanda propone un   problema de interpretación legal que no le corresponde resolver en sede de   control abstracto de constitucionalidad, ya existe un derecho viviente en   la materia, que será el que guíe las discusiones legales ulteriores que se   presenten sobre la manera en que debe aplicarse el régimen de transición.    

En atención a las consideraciones expuestas, la Sala   Plena de la Corte Constitucional    

VI. DECISIÓN    

En mérito de lo expuesto, la Sala Plena de la Corte Constitucional,   administrando justicia en nombre del pueblo y por mandato de la Constitución,    

RESUELVE    

Declararse INHIBIDA para pronunciarse de   fondo sobre la constitucionalidad de los artículos 33 (parcial), 36 (parcial) y   133 (parcial) de la Ley 100 de 1993.    

Notifíquese, comuníquese,   publíquese, insértese en la Gaceta de la Corte Constitucional y archívese el   expediente.    

LUIS ERNESTO   VARGAS SILVA    

Presidente    

Ausente en   comisión    

MARÍA VICTORIA   CALLE CORREA    

Magistrada    

MAURICIO GONZÁLEZ   CUERVO    

Magistrado    

Ausente con   excusa    

LUIS GUILLERMO GUERRERO PÉREZ    

Magistrado    

GABRIEL EDUARDO   MENDOZA MARTELO    

Magistrado    

ANDRES MUTIS   VANEGAS    

Magistrado (E)    

JORGE IVÁN   PALACIO PALACIO    

Magistrado    

JORGE IGNACIO   PRETELT CHALJUB    

ALBERTO ROJAS   RÍOS    

Magistrado    

MARTHA VICTORIA   SÁCHICA MÉNDEZ    

Secretaria General    

[1] Radicado 2194, Consejero Ponente William Zambrano   Cetina.    

[2] Estas condiciones fueron ampliamente desarrolladas en   la sentencia C-1052 de 2001 (MP. Manuel José Cepeda Espinosa) y, desde entonces,   han sido reiteradas de manera constante por este Tribunal.    

[3] Sentencia C-557 de 2001 (MP. Manuel José Cepeda   Espinosa). Reiterada, entre muchas otras, en las sentencias C-426 de 2002 (MP.   Rodrigo Escobar Gil), C-569 de 2004 (MP. Rodrigo Uprimny Yepes), C-987 de 2005   (MP. Humberto Sierra Porto) y C-258 de 2013 (MP. Jorge Ignacio Pretelt Chaljub.   SV. Gabriel Eduardo Mendoza. SPV. Jorge Ignacio Pretelt Chaljub).    

[4] La Procuraduría General de la Nación profirió la   Circular 048 de 2010 el 29 de septiembre de 2010, con el objetivo específico de   explicar el alcance del parágrafo 4º del acto legislativo 01 de 2005, tomando en   cuenta que en algunos conceptos administrativos oficio 177868 de 2010 y 12310 de   2010, proferidos conjuntamente por la Dirección General de la Seguridad   Económica y Pensiones del Ministerio de la Protección Social y Dirección General   de Seguridad Económica y Pensiones del ministerio de Hacienda y Crédito   Público), el Ministerio del Trabajo venía indicando que la expresión “hasta   el 2014” contenida en esa disposición jurídica implicaba que el término   máximo para aplicar el régimen de transición, en las especiales condiciones allí   descritas, se extendía hasta el 31 de diciembre de 2013. Con base en el artículo   59 de la Ley 4ª de 1913 (Régimen Político y Municipal) y jurisprudencia de las   altas Cortes, coincidente; así como un análisis del trámite legislativo del AL   01 de 2005, expresó: “En virtud de lo anteriormente expuesto, el Ministerio   Público solicita acatar la presente circular y adoptar de inmediato las medidas   de corrección de criterios, frente al parágrafo transitorio 4º del Acto   Legislativo 01 de 2005, toda vez que de aplicarse el término conforme a los   conceptos arriba citados, se estaría frente a una interpretación irregular del   mismo y por consiguiente, se violarían derechos fundamentales de los afiliados a   regímenes pensionales cobijador por dicha transición; el parágrafo 4º del acto   legislativo 01 de 2005 indica, según los citados antecedentes, que el régimen de   transición se extiende hasta el 31 de diciembre de 2014” (Subrayado del   original)”    

De igual manera, la   Superintendencia Financiera ha explicado que: “… la expresión ‘hasta el año   2014’, tomando en cuenta lo señalado en el artículo 59 de la ley 4ª de 1913   (Sobre Régimen Político y Municipal) según el cual ‘Todos los plazos de días,   meses o años, de que se haga mención legal se entenderá que terminan a la   medianoche del último día de plazo’.” Explicó la Superintendencia que   ‘Por año y mes se entenderán los del calendario común, y por día el espacio de   veinticuatro horas, pero en la ejecución… debe entenderse que este beneficio   se extiende hasta el 31 de diciembre de 2014” (Concepto 2009049681-001, reiterado   por el Concepto 2010082346-001 del 30 de diciembre de 2010).    

Por su parte, la Sala   de Consulta y Servicio Civil, en concepto de diez (10) de diciembre de dos mil   trece (2013), con ponencia del Consejero William Zambrano Cetina, de radicado   número 11001-03-06-000-2013-00540-00  explicó que potencialmente existen   dos interpretaciones del parágrafo transitorio 4º del artículo 48 de la   Constitución Política, precisamente, en relación con la expresión “hasta el año   2014”. La primera considera que se extiende hasta el 31 de diciembre de 2014 y   se apoya en el tenor literal de la norma, en las reglas legales sobre   interpretación de plazos y en un concepto de la Superintendencia Financiera. La   segunda, considera que se extingue el 31 de diciembre de 2013 y se basa en un   análisis de los antecedentes legislativos del acto de reforma constitucional, y   en el cambio de requisitos para la pensión de vejez, previsto en el artículo 33   de la Ley 100 de 1993 y el artículo 9º de la Ley 797 de 2003.  Nuevamente,   haciendo alusión a las reglas del artículo 59 de la Ley 4ª de 1913 (Sobre   Régimen Político y Municipal) para concluir: “De lo anterior se desprende   entonces que cuando en una norma se dice que un término o plazo va hasta un   determinado año, mes o día, se entiende que dicho año, mes o día quedan   comprendidos dentro de dicho plazo o término; en otras palabras, el plazo o   término no se extingue el día, mes o año anterior o posterior, sino aquél   expresamente señalado en la norma”. Consideró además que ese es el uso normal de   las palabras donde “la expresión ‘hasta’ es una preposición de tiempo que   significa, como lo define la Real Academia de la Lengua “no antes de”, y el   artículo 28 del Código Civil plantea que “las palabras de la ley se entenderán   en su sentido natural y obvio, según el uso genera de las mismas palabras (…)” y   así estableció la Sala “Conforme a estas reglas de interpretación de los plazos   legales y al uso común del lenguaje, se puede concluir entonces prima facie   que la expresión ‘hasta el año 2014’ del parágrafo transitorio 4º arriba citado,   es comprensiva y no excluyente del año allí referido; además, al no señalarse un   día o mes de ese año, se debe entender que la aplicación del régimen de   transición se puede hacer efectivo (sic) hasta el último día de dicho año 2014.   De no ser así, agrega, debió utilizarse una expresión inequívoca como, por   ejemplo, “hasta el 31 de diciembre de 2013”. Acto seguido, evaluó la viabilidad   de “hacer prevalecer una interpretación distinta”, basada en la interpretación   histórica y sistemática de la norma. La primera, a partir de las intervenciones   de algunos congresistas durante el trámite legislativo que dio lugar al acto   legislativo 01 de 2005; la segunda, tomando en cuenta que sería armónico con la   modificación de los requisitos para acceder a la pensión de vejez establecidos   en el artículo 33 de la Ley 100 de 1993. En atención a la claridad de la   disposición, al principio de seguridad jurídica y al principio de favorabilidad   aplicable en derecho laboral, concluyó la Sala de Consulta, que esa alternativa   no resultaba posible en este caso. “Por esto, aun verificando que   efectivamente algunas intervenciones parlamentarias permitirían decir que   posiblemente la intención del constituyente era referirse al 31 de diciembre de   2013 para la terminación definitiva del régimen de transición, lo cierto es que   ese entendimiento debe ceder, por mandato constitucional, frente al que se   deriva de lo que finalmente quedó contenido en la norma constitucional, por ser   esta última una interpretación más favorable a los derechos de las personas en   régimen de transición. Cabe resaltar incluso que mientras que en la primera   vuelta de la discusión del acto legislativo la Cámara de Representantes aprobó   durante todos los debates un texto con la expresión ‘hasta el 31 de diciembre de   2013’, lo cual era inequívoco respecto de esa fecha como límite de aplicación   del régimen de transición, posteriormente la misma Cámara de Representantes   adoptó en la segunda vuelta la expresión ‘hasta el año 2014’ lo que sin duda   implicaba un cambio en el alcance de la norma  (…)”.    

En la sentencia   radicada bajo el número 110010325000200700054-00 de la Sección Segunda,   sub-sección B, del Consejo de Estado, proferida el seis (6) de abril de dos mil   once (2011) con ponencia del Consejero Gerardo Arenas Monsalve, expresó el alto   Tribunal: “Adicionalmente, el Acto Legislativo No. 1 de 2005 en su parágrafo   transitorio No. 4 determinó que el régimen de transición no podrá extenderse más   allá del 31 de julio de 2010, excepto para los trabajadores que estando en dicho   régimen, tengan cotizadas al menos 750 semanas o su equivalente de 15 años de   servicios al 25 de julio de 2005 –fecha de entrada en vigencia del acto- quienes   podrán seguir amparados con la transición hasta el 31 de diciembre de 2014   efectuando de esta manera un desmonte de la transición pensional prevista en la   Ley 100 de 1993”. Si bien el problema jurídico consistía en determinar si al   dictar el Decreto 3800 de 2003 (artículo 3, literal b), el Gobierno Nacional   excedió la potestad reglamentaria, en lo atinente a los requisitos para   trasladarse del régimen de ahorro individual con solidaridad al régimen de prima   media, y no la cuestión de si el régimen de transición se extiende hasta al 31   de diciembre de 2013 o hasta la misma fecha del 2014, la exposición de la   Sección Segunda, recién trascrita, resulta ilustrativa sobre la manera en que   los altos órganos de justicia interpretan ese enunciado.    

Finalmente, resulta   oportuno citar la Sentencia de Radicado No. 42839 de la Sala de Casación Penal   de la Corte Suprema de Justicia. Magistrado Ponente Francisco Javier Ricaurte   Gómez. Veintinueve (29) de noviembre de dos mil once (2011), al resolver el   recurso de casación interpuesto por María del Carmen Castaño de Gómez contra la   sentencia proferida por la Sala Décima de Decisión Laboral del Tribunal Superior   del Distrito Judicial de Medellín en juicio iniciado contra el Instituto de   Seguros Sociales. El objeto del proceso era el reconocimiento de la pensión de   vejez, solicitud concedida en primera instancia, y revocada por el Tribunal   Superior citado. Al explicar el alcance del parágrafo 4º del artículo 1º del   Acto Legislativo 01 de 2005, la Sala de Casación Penal explicó: “El texto   reproducido indica que si a la vigencia del Acto Legislativo, esto es, el 29 de   julio de 2005, tenía al menos 750 semanas cotizadas, el régimen de transición   para pensionarse, en lo términos del Acuerdo 049 de 1990, aplicable a la   demandante, no termina el 31 de julio de 2010 sino que se extiende o se mantiene   hasta el 31 de julio de 2010 sino que se extiende o se mantiene hasta el año   2014, desde luego, previo cumplimiento de la totalidad de los requisitos   establecidos en el precepto que lo favorece”.  Si bien el caso no suponía una discusión acerca de si el régimen de transición   se extiende hasta el 31 de diciembre de 2013 o hasta el 31 de diciembre de 2014,   sí debía pronunciarse el alto tribunal acerca de la aplicación del parágrafo 4º   del artículo 1º del acto legislativo 01 de 2005 a la situación de la actora,   aspecto que consideró acreditado en el caso concreto, pues a la entrada en   vigencia de ese acto reformatorio de la Carta, la accionante tenía 750 semanas   cotizadas, de manera que podía solicitar la aplicación del régimen de transición   para resolver su situación pensional.    

Estas referencias no   pretenden resolver el problema jurídico planteado por el actor, tarea que no   corresponde a la Sala, en tanto se declarará la inhibición para pronunciarse de   fondo sobre los cargos de la demanda. Solo demuestran que existe una tendencia   definida sobre cómo debe entenderse la frase “hasta el año 2014”, utilizada   tanto en la Constitución Política, como en el artículo 36 de la Ley 100 de 1993.   Y que, por lo tanto, la demanda ni siquiera se aproximó a demostrar la   existencia de un derecho viviente, que lleve a considerar que la misma expresión   debe entenderse, al momento de aplicar el artículo 36 de la Ley 100 de 1993 de   forma distinta a la ya explicada.     

[5] MP. Jorge Ignacio Pretelt Chaljub (SV. Gabriel Eduardo   Mendoza. SPV. Jorge Ignacio Pretelt Chaljub).    

[6] Es decir, todo el día, el mes y el año según el texto   normativo.

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