T-799-09

Tutelas 2009

    Sentencia  T-799-09   

LEGITIMACION POR ACTIVA EN TUTELA-Alcance y contenido   

PERSONA       JURIDICA-Titularidad de derechos en tutela   

AGENCIA   OFICIOSA   EN  TUTELA-Alcance   

FALTA  DE LEGITIMACION POR ACTIVA-Personas  jurídicas  no  son titulares del derecho al trabajo o al  mínimo vital   

ACCION      DE     TUTELA-Naturaleza subsidiaria   

ACCION      DE     TUTELA-Improcedencia  para  el  amparo del derecho al trabajo y al mínimo  vital de los trabajadores por falta de legitimación por activa   

Referencia:  expediente  T-2.280.325   

Acción de tutela de la Empresa de Vigilancia  y  Seguridad  Privada  911  Ltda.  contra  la  Superintendencia  de Vigilancia y  Seguridad Privada.   

            

Magistrado Ponente:    

Dr.  LUIS  ERNESTO VARGAS  SILVA-   

Bogotá, D.C., cinco (5) de noviembre dos mil  nueve (2009).   

La  Sala  Tercera  de  Revisión  de la Corte  Constitucional,   integrada  por  los  magistrados  Mauricio  González  Cuervo,  Gabriel  Eduardo  Mendoza  Martelo  y Luis Ernesto Vargas Silva, en ejercicio de  sus    competencias    constitucionales    y    legales,    ha    proferido   la  siguiente   

SENTENCIA  

Dentro  del  trámite  de revisión del fallo  proferido  sobre  el  asunto de la referencia por el Juzgado Tercero (3º) Civil  del  Circuito  de  Cartagena de Indias, D.T. y C., el seis (6) de febrero de dos  mil  nueve  (2009),  en  primera instancia, y la Sala de Decisión Civil-Familia  del  Tribunal  Superior  del  Distrito Judicial de Cartagena, el catorce (14) de  abril de dos mil nueve (2009), en segunda instancia.   

I. ANTECEDENTES  

De los hechos y la demanda.  

1.  La empresa Vigilancia y Seguridad Privada  911  Ltda.,  persona jurídica de derecho privado, a través de su representante  legal,  Roger  Antonio  Royet  Sierra,  interpuso  acción  de  tutela contra la  Superintendencia  de  Vigilancia  y  Seguridad  Privada  por  considerar  que la  autoridad  mencionada vulneró los derechos fundamentales al debido proceso y al  trabajo  de  la empresa, al cancelar su licencia de operación o funcionamiento.  A  continuación  se  sintetizan  los  fundamentos  fácticos y jurídicos de la  demanda:1   

1.1.  La  empresa  Vigilancia y Seguridad 911  Ltda.  (en  adelante, Seguridad 911) fue constituida el seis (6) de diciembre de  dos  mil  uno  (2001),  mediante  escritura  pública  otorgada ante la Notaría  Segunda  de  Barranquilla,  fecha  desde  la que ejerce el servicio de seguridad  privada,  de  conformidad  con  licencia  otorgada  por  la  Superintendencia de  Vigilancia   y   Seguridad   Privada   (en   adelante,  la  Superintendencia  de  Vigilancia)2.   

1.2  Seguridad 911 cumplió, en todo momento,  los  requisitos  exigidos  por  la  ley  para  la  prestación  del  servicio de  seguridad,  como  consta  en los distintos contratos de prestación de servicios  suscritos  con entidades públicas y privadas, por lo que la Superintendencia de  Vigilancia   le  prorrogó  la  licencia  por  cinco  años,  a  través  de  la  resolución 000041 de 11 de enero de 2008.   

1.3.  El  24  de  diciembre de 2008, mediante  resolución  número  005657,  la  Superintendencia  de  Vigilancia decidió, de  forma  unilateral,  cancelar la licencia de funcionamiento de Seguridad 911, sin  exponer  las  razones de su decisión y argumentando el ejercicio de la facultad  discrecional  prevista  por  el artículo 3º de la Ley 354 de 1996.3   

2.   Argumentos   jurídicos:   

2.1.   La  Superintendencia  de  Vigilancia  incurrió  en  una  “vía de hecho administrativa”  al  expedir  la resolución 005657 de 2008 mediante la  cual   decidió,  sin  exponer  motivación  alguna,  cancelar  la  licencia  de  funcionamiento  de Seguridad 911, afectando de esa forma el derecho al trabajo y  el  debido  proceso  de  la entidad, y afectando el mínimo vital, es decir, los  medios de subsistencia de aproximadamente 900 personas.   

De  acuerdo  con  la  doctrina constitucional  sobre  la  relación  entre  la  motivación  de  los actos administrativos y el  respeto  por  el  debido  proceso,  se  infiere  que el ejercicio de la facultad  discrecional  prevista por al artículo 3º de la Ley 356 de 1994, no exime a la  Superintendencia  de  Vigilancia  de  manifestar la razón de cancelación de la  licencia,  especialmente,  si  se  tiene  en cuenta que en el año 2008  la  misma autoridad renovó la licencia por un período de cinco años.   

2.2.  Por  otra  parte,  la aplicación de la  sanción  más grave a Seguridad 911, esto es, la cancelación de la licencia de  funcionamiento,  por parte de la Superintendencia de Vigilancia, sin que se haya  adelantado  un procedimiento previamente establecido, es decir, desconociendo el  principio  de  legalidad  y  los  derechos  de  defensa  y contradicción, y sin  atender  criterios  de  proporcionalidad  entre  la  presunta  infracción  y la  sanción,  constituye  una violación autónoma al derecho fundamental al debido  proceso.   

3.  Pretensión: a  partir   de   los   argumentos   expuestos,  Seguridad  911  solicitó  al  juez  constitucional  proferir  una  orden  de  amparo  transitoria,  en el sentido de  suspender  la aplicación de la resolución 005657 de 2008, con el fin de evitar  el  perjuicio irremediable que supone la lesión a los derechos fundamentales al  trabajo y mínimo vital de los empleados de la compañía.   

Intervención     de     la     entidad  accionada.   

4.  La  Superintendencia  de  Vigilancia  y  Seguridad  intervino en el trámite de la primera instancia, solicitando denegar  el amparo invocado, con base en los siguientes argumentos:   

4.1.  La  cancelación  de  la  licencia  de  funcionamiento  de  Seguridad  911 tuvo como fundamento la facultad discrecional  otorgada  por el artículo 3º del Decreto Ley 356 de 1994 a la Superintendencia  de   Vigilancia,   y   no   constituye,   como   supone   el   accionante,   una  sanción.   

4.2.  El  acto  administrativo  controvertido  “esta   (sic)  motivado  de  manera  plena  en  la  discrecionalidad  atribuida  por  ley”, y  tuvo  por  finalidad  el  fortalecimiento  de  la confianza pública en la prestación  del   servicio  de seguridad privada, y la protección del interés general  de la ciudadanía.   

4.3.  La  accionada no vulneró el derecho al  trabajo,  pues  este derecho, si bien es fundamental, no es absoluto, así   que  su  ejercicio  debe  enmarcarse  en  el  respeto por los derechos y deberes  colectivos, y en la prevalencia del interés general.   

4.4.  La  solicitud de amparo es improcedente  pues  existe un mecanismo judicial idóneo para la solución del conflicto, y no  se  comprobó  la  amenaza de un perjuicio irremediable que justifique el amparo  transitorio solicitado por Seguridad 911.   

Del fallo de primera instancia.  

5. El Juzgado Tercero (3º) Civil del Circuito  de  Cartagena  de  Indias, D.T. y C., en sentencia de seis (6) de febrero de dos  mil  nueve  (2009), decidió conceder el amparo fundamental al debido proceso, a  partir de las siguientes consideraciones:   

5.1. Las personas jurídicas son titulares de  derechos  fundamentales  en  dos  eventos:  cuando  la  naturaleza  del  derecho  vulnerado  o  amenazado  lo  permita; y/o cuando derechos de una persona o de un  grupo  de  personas  naturales puedan verse afectados por la vulneración de los  derechos  de  la  persona jurídica. En consecuencia, Seguridad 911 se encuentra  legitimada  para  perseguir el amparo a su derecho fundamental al debido proceso  de  manera  directa,  y  a requerir la protección del derecho al trabajo de sus  empleados, de forma indirecta.   

5.2.  De  acuerdo  con  el  artículo  36 del  Código  Contencioso Administrativo, una facultad discrecional debe ejercerse de  forma  que sea adecuada a los  fines  y  proporcional a los  hechos,  como también lo ha establecido la jurisprudencia constitucional; está  comprobado  que  la  resolución  005657  de  24  de  diciembre  de  2008  de la  Superintendencia  de  Vigilancia carece de motivación. En consecuencia se trata  de  un  acto  administrativo que no se ajusta al ordenamiento jurídico, pues no  se   invocó  una  razón  legítima,  relacionada  con  el  servicio,  para  la  cancelación de la licencia de funcionamiento de Seguridad 911.   

5.3. No existe, en el marco del caso concreto,  un  medio  de  defensa  judicial  alternativo  idóneo,  pues  si  el demandante  pretende  acudir  a  la jurisdicción contencioso administrativa, se pregunta el  a     quo:  “[¿]cuáles  son  los  argumentos  que va a rebatir la accionante, si no están planteados en  el    acto    que   se   demanda…   [?]”.   

Por las razones expuestas, el juez de primera  instancia:  (i)  consideró  que  la  expedición  de la  resolución   005657  de  2008,  acto  administrativo  carente  de  motivación,  constituye  una  vía  de  hecho  que  vulnera  el  debido proceso de la entidad  accionante;  (ii)  concedió  el  amparo al derecho constitucional mencionado; y  (iii)  ordenó  al  Superintendente de Vigilancia y Seguridad Privada motivar el  acto  administrativo  en  cuestión,  plasmando  las  razones  que lo llevaron a  adoptar tal decisión.   

Impugnación    al   fallo   de   primera  instancia.   

6.    Tanto   Seguridad   911   como   la  Superintendencia  de  Vigilancia  impugnaron  el fallo de primera instancia, con  base en argumentos que se reseñan a continuación:   

6.1.    Impugnación    de    Seguridad  911.   

6.1.1.  La  acción de tutela interpuesta por  Seguridad  911  persigue  un  amparo  constitucional  transitorio, con el fin de  evitar   el   perjuicio   irremediable  y  grave  que  implica  la  aplicación  de la resolución 005657 de  2008,  en  tanto  el cierre de la empresa comporta una amenaza a la subsistencia  de un amplio número de trabajadores, y de sus familias.   

6.1.2.  El  a  quo  “acertó”   al   declarar  que  la  Supervigilancia  vulneró  el  derecho  fundamental  al  debido  proceso  de  Seguridad  911, al proferir la resolución  005657  de  2008  que,  sin  motivación alguna, dispuso el cierre de la entidad  accionante.  Sin  embargo,  las  órdenes  proferidas  en  el  fallo  de primera  instancia  resultan insuficientes para la protección integral y efectiva de los  derechos  a  la  defensa,  el  trabajo  y  el  mínimo vital de las familias que  dependen  económicamente  de  Seguridad  911,  lo que solo se logra mediante la  suspensión   de  la  resolución  05657  de  2008  hasta  que  se  produzca  un  pronunciamiento       definitivo       de      la      justicia      contencioso  administrativa.   

6.2.  Impugnación de la Superintendencia de  Vigilancia y Seguridad Privada.   

La Superintendencia de Vigilancia impugnó la  decisión    de    primera    instancia,    con    base    en   los   siguientes  argumentos:   

6.2.1  La  orden  proferida  por  el  juez de  primera  instancia no es clara, pues la resolución 005657 de 24 de diciembre de  2008  se  encuentra  motivada en el marco de la facultad discrecional otorgada a  la Superintendencia de Vigilancia por el Decreto Ley 356 de 1994.   

En  tal  sentido, el artículo 36 del Código  Contencioso  Administrativo  señala  que una decisión adoptada en ejercicio de  una       facultad       discrecional       debe       ser       “adecuad[a]  a  los  fines  de  la  norma  que  la  autoriza, y proporcional a los hechos que le  sirven  de  causa”; los fines de la facultad prevista  por   el   artículo   3º   del   Decreto   Ley   356   de   1994  “(i)   …   se   dirigen   a  la  protección  de  la  seguridad  ciudadana”,   y  la  proporcionalidad  de  la  misma  consiste  en  la  restricción  de “su aplicación a  otorgar    o   cancelar   la   licencia   de   funcionamiento”,   evitando   excesos   o  desviaciones  por  parte  de  la  autoridad.   

La decisión adoptada por la Superintendencia  de  Vigilancia  mediante  la  resolución  005657  de  2008  se  ajusta al orden  jurídico   superior,   pues   su   finalidad   fue   cancelar  la  licencia  de  funcionamiento   a   un  servicio  en  el  que  no  se  tiene  confianza;  y  es  proporcional, pues se encuentra expresamente autorizada por la Ley.   

6.2.2.  Dadas las características especiales  de  la  actividad de vigilancia y seguridad privada, quienes presten el servicio  tienen  que  ser  personas  idóneas,  sin sombras sobre su reputación. Por esa  razón,  el sentido de la facultad discrecional ejercida por la Superintendencia  de  Vigilancia,  es  el  de  otorgarle  un  margen  amplio  de apreciación para  establecer  si  un  particular  determinado  merece la confianza del Estado para  delegarle  la  prestación  de un servicio que supone el manejo de elementos que  entrañan peligro para los asociados.   

6.2.3. La supuesta vulneración al derecho al  trabajo  de  Seguridad  911 y sus trabajadores, carece de sustento, pues si bien  el  derecho  mencionado  tiene  carácter  de  fundamental,  su  ejercicio  debe  respetar  el  orden  legal,  incluidas  las  decisiones adoptadas mediante actos  administrativos   válidos,   como   la   resolución   005657  de  2008  de  la  Superintendencia.   

6.2.4. La acción de tutela objeto de estudio  es  improcedente,  en virtud del principio de subsidiariedad, y por carencia  actual  de  objeto (hecho  superado), puesto que la accionada,  en  acatamiento  del fallo de primera instancia, profirió la resolución 000829  de  dieciséis  (16)  de febrero de dos mil nueve (2009), motivando la decisión  controvertida.   

Del fallo de segunda instancia.  

7. La Sala Civil-Familia del Tribunal Superior  del  Distrito  Judicial   de  Cartagena, en sentencia de segunda instancia,  proferida  el  catorce (14) de abril de dos mil nueve (2009), decidió confirmar  en  su  integridad  la  decisión  del  a  quo.   El  esquema  argumentativo  del  fallo  se sintetiza a  continuación:   

(i)  La  acción de tutela es un mecanismo de  protección  de  derechos fundamentales de carácter subsidiario; (ii) la actora  cuenta  con  un mecanismo judicial idóneo para cuestionar la resolución 005657  de  2008  ante  la  jurisdicción contencioso administrativa; sin embargo, (iii)  resulta   necesaria   la  intervención  del  juez  de  tutela  para  evitar  la  consumación   de   un   perjuicio   irremediable   de   carácter  iusfundamental,   pues   la   decisión  controvertida  afecta  a todos los empleados de Seguridad 911; (iv) la decisión  adoptada  por  la  superintendencia  violó  el  derecho  fundamental  al debido  proceso  de  la  accionante,  pues  aplicó  la sanción más grave posible a la  entidad,  sin  haber  desarrollado  un  procedimiento previo, con respeto por el  debido  proceso,  tipificación  de  la falta, y atención a la proporcionalidad  entre  esta  y  la sanción impuesta; (v) además de lo expuesto, la revocatoria  de  actos  administrativos  de  carácter  particular  y concreto, sin seguir el  procedimiento  previsto en el Código Contencioso Administrativo, constituye una  transgresión   al   derecho   fundamental   al   debido  proceso  de  Seguridad  911.   

II. FUNDAMENTOS DE LA DECISIÓN  

Competencia.  

Esta  Corte  es  competente para conocer del  fallo  materia de revisión, de conformidad con lo determinado en los artículos  86  y  241-9  de  la  Constitución  Política  y  en los artículos 31 a 36 del  Decreto  2591  de  1991 y, en cumplimiento del auto de seis (6) de agosto de dos  mil  nueve  (2009),  expedido  por   la  Sala  de  Selección  Número  ocho  (8)  de  esta  Corporación,  que  seleccionó este asunto para revisión.   

Problema jurídico planteado.  

Corresponde a la Sala Tercera de Revisión de  la  Corte  Constitucional  determinar  si  la  Superintendencia  de Vigilancia y  Seguridad  vulneró los derechos constitucionales al debido proceso y el trabajo  de  la  Empresa  Seguridad  911 Ltda. al proferir la resolución 005657 de 2008,  que  dispuso  la  cancelación de funcionamiento de la empresa y que, de acuerdo  con la parte accionante, carece de motivación.   

Antes  de  abordar  el  estudio  de fondo del  problema,  es  preciso  que  la  Sala  se  detenga  en  dos aspectos previos. El  primero,  relacionado  con  la  legitimación por activa de Seguridad 911, en el  presente  proceso;  y  el  segundo,  corresponde al estudio de procedibilidad, a  partir  del principio de subsidiariedad de la acción de tutela. Solo en caso de  concluir  que  la  acción de tutela es procedente, abordará la Sala el estudio  de los argumentos de fondo presentados por la accionante.   

Legitimación   por   activa   en   tutela.  Reiteración de jurisprudencia.   

La  Corte Constitucional se ha referido a la  legitimación  en  la causa como un requisito de procedibilidad de la acción de  tutela, en los siguientes términos:   

“La legitimación  en  la  causa  es  un  presupuesto  de la sentencia de fondo porque otorga a las  partes  el  derecho  a  que  el  juez  se  pronuncie  sobre  el  mérito  de las  pretensiones  del  actor  y  las  razones  de  la  oposición  por el demandado,  mediante  sentencia  favorable  o  desfavorable. Es una calidad subjetiva de las  partes  en  relación  con  el interés sustancial que se discute en el proceso.  Por  tanto,  cuando  una  de  las  partes carece de dicha calidad o atributo, no  puede  el  juez  adoptar  una  decisión  de mérito y debe entonces simplemente  declararse    inhibido    para   fallar   el   caso   de   fondo.”4   

“… la “legitimación por activa” es  …  requisito  de  procedibilidad. Esta exigencia significa que el derecho para  cuya  protección  se interpone la acción sea un derecho fundamental propio del  demandante    y    no    de    otra    persona…5     Adicionalmente,     la  legitimación  en  la  causa como requisito de procedibilidad exige la presencia  de  un  nexo de causalidad entre la vulneración de los derechos del demandante,  y  la acción u omisión de la autoridad o el particular demandado, vínculo sin  el   cual   la  tutela  se  torna  improcedente”.6   

En el marco del problema jurídico planteado,  resultan  relevante  para  la  Sala detenerse en dos aspectos: por una parte, la  legitimación  de  Seguridad  911  para  perseguir la protección de sus propios  derechos;  y  por otra, la legitimación de la empresa para acudir en defensa de  los  derechos  de  sus  trabajadores. Para esclarecer estos aspectos, la Sala se  referirá  a  la  jurisprudencia constitucional sobre los derechos fundamentales  de las personas jurídicas, y sobre la agencia oficiosa.   

Esta  Corporación  se  ha  referido  a  la  titularidad  de  derechos  fundamentales por parte de personas jurídicas y a la  consecuente  legitimación  de  estas  para  perseguir  por  vía  de  tutela la  protección  de  esos  derechos  en  jurisprudencia  uniforme  y  reiterada. Los  elementos  esenciales  de  la  doctrina  sobre  los  derechos  fundamentales  de  personas  jurídicas  fueron  establecidos  en  las  sentencias  T-411 de 1992 y  SU-182  de  19987, en consideraciones que a continuación se resumen.   

Son, principalmente, cuatro los argumentos que  ha  expuesto  la  Corte  en  defensa  de  esta posición, en el margen del orden  jurídico  colombiano.  Es decir, de un Estado Social de Derecho, que tiene como  fin  esencial  la  defensa  y  efectividad de los derechos fundamentales, y cuya  estructura  y  posición  de  las  instituciones  frente  a la persona humana se  encuentran  establecidas  en  una  Constitución  de  carácter normativo (cuyas  normas son vinculantes para las autoridades).   

En tal sentido, este Tribunal ha expresado que  las  personas  jurídicas son titulares de derechos fundamentales, en virtud del  sentido  literal del artículo 86 de la Constitución8  que  prevé la procedencia de  la  acción  de  tutela  para  la  protección  de  los derechos de toda   persona,  sin  exclusión  de  las  jurídicas9   

;  en  todo aquello que sea compatible con su  naturaleza  e  imprescindible para su subsistencia y para el ejercicio de su ser  social;  en  aquello  que  sea necesario para garantizar la eficacia de derechos  fundamentales  de  las personas naturales; y, en sentido similar, en cuanto sean  derechos  dirigidos  al  cumplimiento  de  fines constitucionalmente protegidos.   

En  la  sentencia  T-411  de  1992,  la Corte  expresó  que  la persona jurídica es titular de derechos fundamentales por dos  vías:   

“a) indirectamente: cuando la esencialidad  de  la  protección gira alrededor de la tutela de los derechos constitucionales  fundamentales de las personas naturales asociadas.   

b)   directamente:  cuando  las  personas  jurídicas  son  titulares  de  derechos  fundamentales  no  porque  actúan  en  sustitución  de  sus  miembros,  sino que lo son por sí mismas, siempre, claro  está,  que  esos  derechos  por  su  naturaleza  sean  ejercitables  por  ellas  mismas.”   

Resulta  interesante  señalar  que el primer  elemento  de  diferenciación  utilizado  por la Corte para distinguir entre los  derechos  fundamentales  de las personas naturales, de aquellos cuya titularidad  puede     recaer     en     personas    jurídicas,    fue    la    naturaleza  de  cada  clase  de  sujetos,  entendida  a  partir  de  las  características físicas y/o fisiológicas de la  persona  humana. Así, resultó evidente para la Corte que no podría predicarse  el  derecho  a  la  vida,  la prohibición de tortura, el libre desarrollo de la  personalidad  o  la  protección  a la familia, de entes que no son seres vivos,  carecen  de identidad y personalidad, no constituyen una entidad familiar, salvo  metafóricamente,    o    no   tienen   sentimientos   cuya   integridad   quepa  proteger10.   

Posteriormente,   en   la   sentencia   de  unificación  SU-182  de  1998, la Sala Plena reiteró la jurisprudencia sentada  en  la T-411 de 1992, pero se detuvo en consideraciones especialmente relevantes  para  la comprensión de este tipo de derechos, al reparar en el principio-valor  de  la  dignidad humana, como  eje  de la identificación y diferenciación entre derechos de la persona humana  y derechos de las personas jurídicas:   

“Es en principio la dignidad de la persona  humana,  cuya  protección y promoción constituyen finalidades primordiales del  Estado  y  del  orden  jurídico,  la que sirve de fundamento a la proclamación  constitucional  e  internacional  de  los  derechos fundamentales, motivo por el  cual,  aun  en  el  caso  de  derechos  inherentes a aquélla pero no enunciados  expresamente,  existe  una  garantía  en  el  más alto nivel normativo para su  protección y efectividad (art. 94 C.P.).   

Pero,  del  hecho  de que se predique de la  persona  natural  un  conjunto  de  derechos  básicos  e inalienables … no se  desprende  que  ese  ámbito  …agote  por  completo  el  núcleo de vigencia y  validez  de los derechos constitucionales de carácter fundamental, cuando en la  sociedad  actúan  …las  denominadas  personas  jurídicas, surgidas merced al  ejercicio  de la libertad de asociación entre las naturales o por creación que  haga o propicie el Estado.   

Hay derechos de las personas jurídicas, que  ellas  pueden reclamar dentro del Estado Social de Derecho y que las autoridades  se  obligan  a respetar y a hacer que les sean respetados. Y, claro está, entre  la   inmensa   gama   de   derechos  que  les  corresponden,  los  hay  también  fundamentales,  en  cuanto  estrechamente  ligados  a  su existencia misma, a su  actividad,  al  núcleo  de  las garantías que el orden jurídico les ofrece y,  por  supuesto,  al  ejercicio de derechos de las personas naturales afectadas de  manera  transitiva cuando son vulnerados o desconocidos los de aquellos entes en  que tienen interés directo o indirecto.   

La naturaleza propia de las mismas personas  jurídicas,  la  función  específica  que  cumplen  y  los  contenidos  de los  derechos  constitucionales  conducen  necesariamente  a  que no todos los que se  enuncian  o  se  derivan  de la Carta en favor de la persona humana les resulten  aplicables.   

Pero,  de  los  que  sí lo son y deben ser  garantizados  escrupulosamente  por el sistema jurídico en cuanto de una u otra  forma  se  reflejan  en  las  personas  naturales que integran la población, la  Corte   Constitucional  ha  destacado  derechos  fundamentales  como  el  debido  proceso,  la  igualdad,  la inviolabilidad de domicilio y de correspondencia, la  libertad   de  asociación,  la  inviolabilidad  de  los  documentos  y  papeles  privados,  el  acceso  a  la  administración  de  justicia,  el  derecho  a  la  información,     el     habeas    data   y   el   derecho  al  buen  nombre,  entre  otros”.   

Como  es  obvio,  la  principal  consecuencia  jurídica  de la titularidad de derechos fundamentales por parte de las personas  jurídicas,  es  que  por esta vía encuentran legitimación para actuar ante el  juez  de  tutela,  como se desprende del contenido del 86 Superior, que consagra  la acción de tutela para la defensa de los derechos fundamentales.   

b. La agencia oficiosa.  

La  Corte Constitucional se ha referido en un  amplio  número  de  pronunciamientos  a la agencia oficiosa como requisito para  actuar     ante     el     juez     de     tutela11.  La  exposición,  en  esta  oportunidad,  seguirá  en  líneas  generales  lo expresado por esta Sala en el  reciente fallo T-312 de 2009.   

De  acuerdo con el artículo 10º del decreto  2591  de  1991,  la  acción  puede ser interpuesta: (i) directamente, por quien  considere  lesionados  o  amenazados  sus  derechos  fundamentales;  (ii) por su  representante;  (iii)  mediante  la  agencia  de derechos ajenos, siempre que el  interesado  esté  imposibilitado  para  promover  su  defensa;  o  (iv), por el  Defensor  del Pueblo y los personeros municipales. En esta oportunidad interesa,  especialmente,   el  tercer  supuesto,  cuyos  elementos  normativos  y  sentido  constitucional se exponen a continuación.   

La agencia oficiosa es un instrumento procesal  de  origen  constitucional,  pues  busca  la  eficacia  de  principios  como  la  efectividad   de   los   derechos   constitucionales  (artículo      2º      C.P.),      prevalencia   del   derecho   sustancial  (artículo  228  de la Carta Política), y solidaridad  social  (artículos 1º y 95.2 constitucionales), así  como  una  faceta  del derecho fundamental al acceso a  la   administración   de   justicia  (artículos  229  C.P.)12.  Sin  embargo,  la  Corporación  ha establecido que la relevancia  constitucional  de  la agencia oficiosa no implica que su ejercicio no pueda ser  regulado,  cuando esa regulación se dirige a garantizar la eficacia de diversos  principios constitucionales:   

“3.2    La    innegable    relevancia  constitucional  de la agencia oficiosa no implica, sin embargo, que su ejercicio  no  pueda ser sometido a una regulación específica, siempre que esta se dirija  a  garantizar  otros  fines  y principios constitucionales. Dentro de ese marco,  esta  Corporación  ha  sostenido  que  el ejercicio de la agencia oficiosa solo  opera  cuando el titular del derecho no puede asumir su defensa personalmente (o  mediante  apoderado),  debido  a  que  es  la persona que considera amenazado un  derecho  fundamental  quien decide, de manera autónoma y libre, la forma en que  persigue  la  protección  de  sus  derechos  constitucionales,  y  determina la  necesidad  de  acudir ante la jurisdicción. Estas consideraciones se desprenden  directamente  de  la autonomía de la persona (artículo 16, C.P.) y del respeto  por  la  dignidad humana (artículo 1º, C.P.), fundamento y fin de los derechos  humanos”.   

A   partir   de  los  lineamientos  recién  esbozados,  este  Tribunal  ha  señalado,  en reiterada jurisprudencia, que los  elementos   normativos   que   la   informan   son   los  siguientes13:   

“(i)   La   manifestación14 del agente  oficioso  en  el  sentido de actuar como tal. (ii) La circunstancia real, que se  desprenda  del  escrito  de  tutela  ya  por  figurar  expresamente o porque del  contenido        se        pueda       inferir15,  consistente  en  que  el  titular  del  derecho  fundamental  no está en condiciones físicas16    o  mentales17  para  promover  su  propia  defensa.  (iii)  La  existencia de la  agencia             no            implica18      una      relación  formal19  entre  el  agente y los agenciados titulares de los derechos (iv)  La                   ratificación20     oportuna21  por parte  del  agenciado  de los hechos y de las pretensiones consignados en el escrito de  acción    de    tutela    por    el    agente”.22   

Conclusiones preliminares:  

A partir de las consideraciones reiteradas en  esta  oportunidad,  considera la Sala que: el representante legal de Seguridad y  Vigilancia  911 no se encuentra legitimado para  agenciar la  defensa  de  los  derechos  de  los  empleados  de  la  entidad. En tal sentido,  argumentos  como  la  violación al derecho al trabajo o al mínimo vital de los  empleados   de   Seguridad   911   no   pueden   ser  analizados  por  la  Corte  Constitucional,  pues  estos  trabajadores no han acudido a la acción de tutela  persiguiendo  la  protección  de estos derechos, y en la solicitud de tutela no  se  expresó  que  la accionante hubiera asumido la agencia de sus derechos, por  encontrarse   los   afectados   en   incapacidad   de   acudir   ante   el  juez  constitucional.   

Además,  de acuerdo con la jurisprudencia de  la  Corte  Constitucional,  las personas jurídicas no son titulares del derecho  al  trabajo  o  al  mínimo  vital.  Por  lo  tanto,  la Sala se centrará en el  análisis  de  la presunta vulneración al derecho fundamental al debido proceso  de  seguridad  911,  pues  solo  respecto  de  este  derecho,  la  accionante se  encuentra   legitimada  para  actuar  ante  el  juez  constitucional23.   

El   principio   de   subsidiariedad  como  condición   de   procedibilidad  de  la  acción  de  tutela.  Reiteración  de  Jurisprudencia.   

1.  De  acuerdo  con  reiterada  y  uniforme  jurisprudencia  de  esta  Corporación, y con lo dispuesto por los artículos 86  de  la  Carta Política, y 6º del Decreto 2591 de 1992, la acción de tutela es  un   mecanismo   judicial   para   la  protección  inmediata  de  los  derechos  fundamentales,  de carácter subsidiario. Es  decir,  que  procede siempre que en el ordenamiento jurídico no  exista  otra  acción  idónea  y  eficaz  para  la  tutela  judicial  de  estos  derechos.   

El  principio de subsidiariedad se compone de  tres  reglas  relativamente independientes entre sí: (i) en un primer supuesto,  la  tutela  procede,  como  mecanismo  de protección definitivo de los derechos  constitucionales,  cuando  en  el ordenamiento jurídico no existen otros medios  jurídicos    idóneos   y   eficaces   para  la  protección  del  derecho afectado; (ii) en segundo lugar,  también  es  procedente  la acción cuando a pesar de la existencia de un medio  judicial,  este  no  tiene  la  idoneidad y/o eficacia suficientes, a la luz del  caso   concreto;   (iii)   finalmente,  la  tutela  procede  como  mecanismo  de  protección  transitorio  cuando,  a pesar de la existencia de medios judiciales  idóneos   y   efectivos   para  la  protección  del  derecho,  es  precisa  la  intervención  del  juez  de  tutela para evitar la consumación de un perjuicio  iusfundamental  irremediable24.   

En  el tercer supuesto, el peticionario asume  la  carga  procesal  de interponer la acción de tutela en un término de cuatro  meses,  contados  desde la notificación de la decisión constitucional, y   el  amparo  se  extiende  hasta que se produzca la decisión definitiva sobre la  eventual  vulneración  del  derecho  por  parte  del  juez natural. Dado que el  amparo  transitorio  supone  la  viabilidad  de  acudir ante el juez natural del  proceso,   esta   modalidad  de  protección  no  procede  cuando  las  acciones  ordinarias han caducado al momento de interposición de la tutela.   

2.  En  cuanto  al sentido constitucional del  principio  de  subsidiariedad,  este  Tribunal ha expresado que no constituye un  simple  requisito  formal  para  acceder  a  la  administración  de justicia en  defensa  de  los  derechos  fundamentales,  sino  que  se  trata de un mecanismo  orientado  al  cumplimiento  de  principios constitucionales, tales como: (i) el  principio  democrático  que  faculta al legislador para determinar las vías de  protección  ordinarias  de  cada  derecho  (constitucional  y  legal); (ii) los  principios    del    juez    natural   y     de    legalidad,    consustanciales   al  debido  proceso;  y  (iii)  el  acceso  a  una  administración  de  justicia  que  sea  a  la  vez eficaz y comprometida con el  derecho  sustancial,  pues  el amplio debate jurídico y probatorio que se traba  en  los  procesos  ordinarios  permite  que los jueces naturales resuelvan de la  forma  más  adecuada  los  conflictos,  razones  por las que la Corporación ha  señalado  que  los  procesos  judiciales  son en sí  mismos  escenarios  de  protección  de  los  derechos fundamentales25.   

3. En cuanto a la procedencia de la acción de  tutela    como   mecanismo   transitorio   de   protección   a   los   derechos  constitucionales,   el  presupuesto  esencial  es  la  necesidad  de  evitar  un  perjuicio  iusfundamental  irremediable, concepto  que  ha sido ampliamente desarrollado por la Corporación,  a  partir  de  la sentencia T-225 de 1993, fallo en el que la Corte expresó que  sus  elementos  constitutivos  son  la  urgencia,  la  inminencia  del  daño,  la  gravedad del mismo, y el carácter impostergable de  las  medidas  que  deben  adoptarse  para la protección del derecho26:   

“Para  determinar la irremediabilidad del  perjuicio  hay  que tener en cuenta la presencia concurrente de varios elementos  que  configuran  su  estructura,  como  la  inminencia,   que exige medidas  inmediatas,  la  urgencia  que  tiene  el  sujeto  de  derecho  por salir de ese  perjuicio  inminente,  y  la  gravedad  de  los  hechos,  que  hace  evidente la  impostergabilidad  de  la  tutela  como  mecanismo necesario para la protección  inmediata    de   los   derechos   constitucionales   fundamentales.27   

    

En  relación  con  el  análisis que el juez  efectúe  sobre  la amenaza de un perjuicio irremediable, en la sentencia T-1316  de  2004,  la  Corte  Constitucional  precisó que el análisis de los elementos  constitutivos  del  mismo,  puede  adquirir  cierta  amplitud  frente  a sujetos  vulnerables,  en  condición  de  debilidad manifiesta, o amparados por mandatos  constitucionales     de    especial    protección28.   

Improcedencia  de la acción de tutela en el  caso concreto.   

1. Como se explicó en las conclusiones sobre  la  legitimación  para actuar de Seguridad 911, la Sala ha asumido el análisis  del  caso  desde  la  perspectiva  de  una  eventual  transgresión  al  derecho  fundamental  al  debido  proceso  de  la  entidad  accionante,  por  parte de la  Superintendencia  de  Vigilancia,  y  no  desde  la  perspectiva de una supuesta  violación  al  derecho  al  trabajo  y  al mínimo vital de la entidad o de sus  empleados,  pues  la  parte accionante no es titular del derecho al trabajo y no  está  legitimada para emprender la agencia oficiosa para la protección de esos  derechos,  por  ausencia  de  manifestación expresa,  y  de  imposibilidad  para  actuar por parte de los trabajadores.   

En  segundo  lugar,  la  Sala  reiteró  los  supuestos   de   procedencia   de   la   acción,  a  partir  del  principio  de  subsidiariedad:  (i)  inexistencia  de  acciones  judiciales  alternativas; (ii)  falta  de  idoneidad  o eficacia de tales acciones; o, (iii) necesidad imperiosa  de  intervención  del  juez  constitucional  para  evitar  la  ocurrencia de un  perjuicio irremediable (amparo transitorio).   

2.  En  el presente proceso, la Sala concluye  que  la  acción  no  se  enmarca  dentro  de  los supuestos (i) y (ii), pues la  entidad  accionada  puede  ejercer  la acción de nulidad y restablecimiento del  derecho  ante  la  jurisdicción contencioso administrativa para controvertir la  validez  de  la  resolución  005657  de 2008, de acuerdo con lo previsto por el  artículo  85  (y  demás  disposiciones  concordantes)  del Código Contencioso  Administrativo.   

Además, se trata de una acción idónea para  controlar  una  eventual violación al debido proceso de Seguridad 911 por parte  de  la  Superintendencia  de  Vigilancia  es  indiscutible  pues  su  objeto es,  precisamente,   el   de   efectuar   un   control  de  legalidad  de  los  actos  administrativos  emitidos  por las autoridades públicas; y efectiva, puesto que  prevé   la  posibilidad  de  solicitar  la  suspensión  provisional  del  acto  demandado.   

3.  En  relación  con la solicitud de amparo  transitorio   (iii),   como  se  explicó  en  los  fundamentos  del  fallo,  la  procedencia  del  amparo  se  encuentra  condicionada a que se demuestre que, en  caso  de  no  darse  una  intervención  oportuna y eficaz por parte del juez de  tutela,  se producirá un perjuicio irremediable; es decir, un perjuicio grave e  inminente,     que     requiere    medidas    de    protección    urgentes    e  impostergables.   

En  tal  sentido,  Seguridad  911 orienta sus  principales  argumentos hacia la necesidad de prevenir un perjuicio irremediable  y  sostiene  que la intervención del juez constitucional es imprescindible para  evitar  una   lesión  a los derechos a la subsistencia y el trabajo de sus  empleados.   

La  Sala advierte, empero, que este argumento  en  realidad  constituye un nuevo intento por asumir la agencia oficiosa para la  defensa  de  los  intereses de terceros, cuya imposibilidad de acudir al proceso  no  fue  demostrada, y sin una manifestación explícita en el sentido de actuar  en  procura  de  intereses  ajenos.  Como  ya  se expresó, en el caso objeto de  estudio,  Seguridad 911 no se encuentra legitimada para agenciar los derechos de  sus  empleados, así que este argumento, que claramente se dirige a confundir la  solicitud  material  de  amparo con un eventual perjuicio irremediable, debe ser  rechazado por esta Sala de Revisión.   

4.   En   relación  con  el  principio  de  subsidiariedad,  estima la Sala pertinente efectuar una consideración adicional  para  responder, con transparencia y claridad, el principal argumento presentado  por los peticionarios.   

Es  claro  que  la  solicitud  de ampliar las  consecuencias  jurídicas de un supuesto de hecho previamente analizado por esta  Corporación,   a  nuevos  escenarios  fácticos  supone,  por  definición,  la  similitud  entre  las  dos  situaciones  analizadas.  El  asunto que se estudia,  empero,  presenta  una  diferencia  de total relevancia para el examen formal de  procedibilidad   del  amparo.  Esta  se  encuentra,   precisamente,  en  la  naturaleza  diversa  de  la  persona  humana  y  de  la  persona jurídica, y la  consecuente  conexión  que  se puede percibir entre la desvinculación mediante  un  acto inmotivado y los derechos a la estabilidad laboral de los afectados, de  los cuales no son titulares las personas jurídicas, se reitera.   

Por ello, sin adelantar ninguna consideración  de  fondo  en  relación  con  la controversia sustancial planteada por la parte  accionante29,  es preciso expresar que en el caso de una persona jurídica, a no  ser  que  se  trate de organizaciones encargadas de la defensa y acompañamiento  de  población  desplazada, vulnerable, o en condición de debilidad manifiesta,  no  existe  ninguna razón que justifique omitir o reemplazar los procedimientos  ordinarios, ante el juez natural del proceso.   

Síntesis   de   la  decisión:  la  Sala  declarará  improcedente  la  solicitud de amparo a los  derechos  al  trabajo  y  mínimo  vital  de  los  trabajadores  de  la  entidad  accionante,  por  falta  de  legitimación  por  activa,  pues  no se configuran  presupuestos  de  la agencia oficiosa; en relación con la eventual vulneración  al  debido  proceso de Seguridad 911, la Sala revocará los fallos de instancia,  y  en  su  lugar,  declarará  la improcedencia de la acción objeto de estudio,  pues  existe  una  acción  legal alternativa para la protección del derecho al  debido  proceso  de Seguridad 911 Ltda. En efecto, la acción de nulidad no solo  está   establecida   para   controvertir  la  validez-legalidad  de  los  actos  administrativos,  sino  que  además,  prevé  la  posibilidad  de  solicitar la  suspensión   provisional   del   acto,   por   lo   que   resulta  idónea y efectiva.   

Finalmente, la Sala rechazará, así mismo, la  solicitud  de  amparo transitorio, pues el alegado perjuicio irremediable es una  reproducción  de  la  solicitud  de amparo de derechos de terceros, para lo que  Seguridad 911 carece de legitimidad.   

III. DECISIÓN.  

Con   fundamento   en  las  consideraciones  expuestas   en   precedencia,   la   Sala  Tercera  de  Revisión  de  la  Corte  Constitucional,  administrando justicia en nombre del pueblo y por mandato de la  Constitución,   

RESUELVE:  

Primero: REVOCAR las  sentencias  de tutela proferidas por el Juzgado Tercero (3º) Civil del Circuito  de  Cartagena,  D.T.  y  C., en primera instancia, el seis (6) de febrero de dos  mil  nueve  (2009),  y  la Sala de Decisión Civil-Familia del Tribunal Superior  del  Distrito  Judicial   de Cartagena, el catorce (14) de abril de dos mil  nueve  (2009),  en  segunda  instancia,  que  concedieron  el  amparo al derecho  fundamental   al  debido  proceso  de  la  parte  accionante  y,  en  su  lugar,  DECLARAR   IMPROCEDENTE  la  acción  de  tutela  interpuesta  por  la  Empresa de Seguridad y Vigilancia 911  Ltda.   

Segundo:   Por  Secretaría  General  líbrense  las comunicaciones previstas en el artículo 36  del Decreto Ley 2591 de 1991.   

Notifíquese,   comuníquese,  cúmplase  e  insértese en la Gaceta de la Corte Constitucional.   

LUIS ERNESTO VARGAS SILVA  

MAURICIO   GONZÁLEZ  CUERVO   

Magistrado  

GABRIEL EDUARDO MENDOZA MARTELO  

Magistrado  

MARTHA VICTORIA SÁCHICA MÉNDEZ  

Secretaria  

    

1  En  este  aparte  la  Sala sigue la exposición de la parte accionante. La posición  de  la  Superintendencia  de Vigilancia y Seguridad será sintetizada, a su vez,  cuando   se   haga   referencia   a   sus   distintas   intervenciones   en   el  proceso.   

2 En el  expediente  no  obra  copia de la resolución por la cual la Superintendencia de  Vigilancia  autorizó  el  funcionamiento de Seguridad 911.  De acuerdo con  la  resolución  000041  de 2008, emitida por la autoridad referida, la licencia  fue otorgada mediante la resolución 01676 de 2002.   

3     El  artículo  3º  del  Decreto  356  de 1994, “Por  el  cual  se  expide  el Estatuto de Vigilancia y Seguridad  Privada”,  incluido en el Diario Oficial No 41.220,  de  11  de febrero de 1994 establece: “Los servicios  de  vigilancia  y  seguridad  privada,  de  que  trata  el  artículo  anterior,  solamente  podrán  prestarse  mediante  la  obtención de licencia o credencial  expedida  por la Superintendencia de Vigilancia y Seguridad Privada, con base en  potestad discrecional, orientada a proteger la seguridad ciudadana.   

La Superintendencia de Vigilancia y Seguridad  Privada  con base en esa misma potestad, podrá suspender o cancelar la licencia  o credencial expedida.”   

En  lo sucesivo, cuando la Sala se refiera a  la  facultad discrecional ejercida por la Superintendencia, se entenderá que se  hace   alusión   a  la  aplicación  del  segundo  inciso  de  la  disposición  citada.   

4  Sentencia T-416 de 1997, reiterada por la sentencia T-1191 de 2004.   

5 Cf.  sentencias  T-678  de  2001, M. P Eduardo Montealegre, T-100 de 1994, MP. Carlos  Gaviria  Díaz,  T-256  de  199 MP. Antonio Barrera Carbonell, SU-136 de1998 MP.  José  Gregorio  Hernández  Galindo,  y  T-388  de 1998 MP. Fabio Morón Díaz,  entre  otras.  En  la  reiterada  T-1191  de  2004,  añadió la Corporación: .  “Lo  anterior  no  se opone a que la defensa de los  derechos  fundamentales  no  pueda  lograrse  a  través de representante legal,  apoderado  judicial  o  aun  de  agente  oficioso;  ni  que  en  cierto  tipo de  asociaciones,  como  las  de  carácter  sindical, sus representantes legales no  puedan  asumir  la defensa de los intereses colectivos de la persona jurídica y  a   la   vez   la   de   los    derechos  personales  de  los  trabajadores  afiliados.”   

6 Cfr.  Sentencia T-278 de 1998.   

7 Ver,  en  tal  sentido, las sentencias SU-1193 de 2000, T-1237 de 2004, T-300 de 2000,  T-1179  de  2000,  T-079  de  2001, T-794 de 2004, T-924 de 2002, C-030 de 2006,  C-019 de 2007.   

8En la  sentencia  T-749  de  2004,  expresó  la Corte: “4-  Desde  los inicios de esta Corporación, acorde con el querer del Constituyente,  la  jurisprudencia  constitucional  ha señalado que las personas jurídicas son  titulares  de  algunos derechos fundamentales acorde con su naturaleza, como son  los  relativos  a  la  igualdad,  debido proceso, buen nombre, etc., teniendo en  cuenta  que  la  propia asamblea constituyente no hizo ninguna distinción en la  expresión  del  artículo  86  de  la  Carta  cuando  señaló  que  “toda  persona”  podía ser titular de la acción de tutela, como sí ocurre claramente  en  otras  Constituciones,  si se verifican previsiones de derecho comparado”.   

9  Constitución    Política.    Artículo   86.   Inciso   1º.   “Toda  persona  tenderá  acción  de  tutela para reclamar ante los  jueces,  y  en  todo  momento  y  lugar,  mediante un procedimiento preferente y  sumario,  por sí misma o por quien actúe a su nombre, la protección inmediata  de  sus  derechos  constitucionales  fundamentales,  cuando  quiera  que  éstos  resulten  vulnerados  o  amenazados  por  la  acción  y  omisión  de cualquier  autoridad pública.”   

En  el mismo sentido, el artículo 10º del  Decreto  2591  que  regula  el  trámite  de la acción, prescribe: “La  acción  de  tutela  podrá  ser  ejercida,  en todo momento y  lugar,  por  cualquier  persona  vulnerada  o  amenazada  en uno de sus derechos  fundamentales,    quien    actuará    por    sí   misma   o   a   través   de  representante…”.   

10  “Para  los  efectos relacionados con la titularidad de la acción de tutela se  debe  entender que existen derechos fundamentales que se predican exclusivamente  de  la  persona  humana, como el derecho a la vida y la exclusión de la pena de  muerte  (artículo  11); prohibición de desaparición forzada, torturas, tratos  o  penas  crueles,  inhumanos  o  degradantes  (artículo  12);  el derecho a la  intimidad familiar (artículo 15); entre otros.   

Pero otros derechos ya no son exclusivos de  los  individuos aisladamente considerados, sino también en cuanto se encuentran  insertos  en  grupos y organizaciones, cuya finalidad sea específicamente la de  defender   determinados   ámbitos   de   libertad   o  realizar  los  intereses  comunes”.   

11  Aunque  el  número  de pronunciamientos en los que la Corte se ha referido a la  agencia  oficiosa  es  muy  amplio,  los  principales  son: T-044 de 1996, T-555                     de  1996,  SU  707 de 1996, T-315 de 2000, T-1012 de 2000, T-451 de  2001, T-531 de 2002, T-301 de 2003 y T-898 de 2003.   

12  Como  se  ha expresado, la Sala sigue la exposición propuesta en el fallo T-312  de 2009.   

13 A  continuación,  se  reiterará  la  jurisprudencia  sistematizada  por  la Corte  Constitucional   en   la  sentencia  T-531  de  2002.  Se  conservan  todas  las  referencias  al  pie  de páginas incorporadas por la Sala Séptima de Revisión  en   esa   oportunidad,  por  considerarlas  de  absoluta  pertinencia  para  la  comprensión  del  régimen  constitucional  de  la  agencia oficiosa en tutela.   

14  Sobre  el  requisito  de  manifestar  que se actúa bajo tal condición y que el  agenciado   se  encuentra en imposibilidad de promover su defensa, la Corte  ha   realizado   interpretaciones   dirigidas  a  restarle  rigidez  según  las  circunstancias  del  caso.   Por  ejemplo  en la Sentencia T-555 de 1996 la  Corte  resolvió  el  caso  de  un  agente  oficioso  (estudiante de consultorio  jurídico)  que  promovió tutela a favor de una persona para lograr protección  de  su derecho a la no reformatio in pejus,  y no manifestó la circunstancia de imposibilidad de promover su  propia  defensa  en  la  cual  aquel se encontraba. En esta oportunidad la Corte  concedió  la  tutela  bajo  la  idea  según  la cual los derechos involucrados  tenían  además  una  dimensión  objetiva que hacía imperiosa su protección,  por  lo  cual  “en aquellos casos en que, como en el presente, se encuentra de  por  medio la efectividad de un derecho fundamental con dimensiones de carácter  objetivo   y   la   violación  a  este  derecho  es  manifiesta  y  constatable  prima  facie,  el  agente  oficioso  – en razón de la naturaleza del derecho fundamental cuya vulneración  se  debate  –  actúa,  adicionalmente,  en  nombre  de un interés general, que  supera   el  interés  individual  de  la  persona  cuyos  derechos  agencia.”   

15  Sobre  la  posibilidad  de inferir la situación de imposibilidad de promover la  propia  defensa, la Corte se pronunció en sentencia T-452 de 2001. En este caso  la  Corte revisó la sentencia de un juez que negó la tutela de los derechos de  un  agenciado  bajo  el  argumento  de que el agente no señaló expresamente la  situación  en  que  aquel  se  encontraba  y que le impedía promover su propia  defensa,  no  obstante  que  en  del  escrito  tal  situación  se mostraba como  evidente.   En  esta  oportunidad  la  Corte  consideró  la posibilidad de  pronunciarse  de  fondo  tras  aceptar  la existencia de una “agencia oficiosa  tácita”  ya  que  según  la  Corte  “la  exigencia de estos requisitos (la  manifestación   de   la  imposibilidad)  no  puede  interpretarse  formalmente,  es  decir, su cumplimiento  no  está  supeditado  a  la  existencia,  dentro  de la petición de tutela, de  frases  sacramentales  o  declaraciones  expresas  que  den cuenta de la agencia  oficiosa,  pues  bien puede ocurrir -como en el caso que es objeto de estudio en  esta  oportunidad  por parte de la Corte- que las circunstancias que impiden que  una  persona  actúe  a nombre propio, justificando la intervención oficiosa de  otro,  sean  hechos que se desprenden naturalmente de la narración hecha por el  petente…”  Además   esto  fue  posible  porque  la Corte constató que  el   agenciado  no corría riego alguno por el acto de  la agencia, lo  cual  para  la  Corte  sólo  es  posible   “siempre  que exista  un  respaldo     fáctico     del     cual    se    pueda    deducir    –no simplemente presumir- que se está  realizando un acto a favor de otro.”   

17 En  la  sentencia  T-414 de 1999 el padre de  una persona mayor de edad enferma  mental,  actuando  como agente oficioso presenta acción de tutela con el fin de  lograr  la  protección de los derechos a la salud  y a la seguridad social  de  su hija.  La Corte frente al requisito de  “las condiciones para  promover  su  propia defensa” en el presente caso afirmó que  “…para  la  procedencia  de  la agencia oficiosa es indispensable no sólo que el agente  oficioso  afirme  actuar como tal, sino que además demuestre que el titular del  derecho  amenazado  o  vulnerado  se  encuentra  en imposibilidad de promover su  propia  defensa, bien sea por circunstancias físicas, como la enfermedad, o por  razones   síquicas  que  pudieren  haber  afectado  su  estado  mental,  o  en  presencia de un estado de  indefensión  que  le  impida  acudir  a  la  justicia.”  (subrayas  fuera  de  texto)   

18 En  la  sentencia T-422 de 1993 según la Corte “No corresponde a la esencia de la  agencia  oficiosa  y tampoco se aviene a su naturaleza, exigir la configuración  de  una  relación formal entre el agente y los titulares de los derechos que no  están  en condiciones de promover su propia defensa. Por el contrario, se trata  de  una  relación  de  hecho  que  puede reclamar efectos jurídicos válidos y  desplegar  eficacia  representativa si se cumplen los requisitos previstos en la  ley.” Reiterada en Sentencia T-421 de 2001.   

19 En  este  predicado,  propio  de  la  agencia  oficiosa,   se  concreta el  principio  constitucional  de  solidaridad  de tal forma que la posibilidad  de  agenciar  derechos  ajenos  está  abierta para cualquiera persona,  en  este  sentido no se requiere la existencia de relación  alguna, ya sea con  fundamento  en  la  filiación,  el  parentesco  o  en  relaciones contractuales  específicas.  Así  por  ejemplo  en  el  caso  de agencia oficiosa de derechos  fundamentales  de  menores  en  la  sentencia  T-408 de 1995 La Corte   concedió  la  tutela  en  un proceso promovido por la abuela de una menor quien  actuaba  como agente oficiosa de su nieta para proteger su derecho fundamental a  no  ser  separada de su madre, debido a que el padre se negaba a permitirle a su  hija  visitar  a su madre por encontrarse privada de la libertad.  Frente a  la  posibilidad   de  presentar  acción  de tutela como agente oficioso de  menores  afirmó:  “…cualquiera  persona  está  legitimada  para interponer  acción  de  tutela  en  nombre  de  un  menor, siempre y cuando en el escrito o  petición   verbal  conste  la  inminencia  de  la  violación  a  los  derechos  fundamentales   del  niño,  o  la  ausencia  de  representante  legal.”   Igualmente  ver  la  sentencia  T-029  de 1993  caso de agencia oficiosa de  derechos  fundamentales  del  indigente,  o la sentencia T-422 de 1993 caso  de la agencia oficiosa de los derechos de los vecinos.   

20 El  requisito   de   ratificación  se  introduce  de  una  manera  incipiente  pero  determinante  en la Sentencia T-044 de 1996 En este caso no se concede la tutela  pretendida  por  un falso agente debido a que la agenciada no  ratificó ni  los  hechos  ni las pretensiones de la acción incoada. En la Sentencia T-277 de  1997  el  agente oficioso esposo de la titular del derecho a la salud, interpone  acción  de  tutela con el fin de que se ordenara una intervención quirúrgica,  la   titular  con  posterioridad  se  dirigió  al  juzgado y ratificó los  hechos  y  las  pretensiones, por lo cual la Corte consideró que se configuraba  en  el caso la legitimación en la causa, por consiguiente consideró procedente  entrar  al  examen  de fondo sobre los hechos.   Para la Corte en este  caso  el  requisito  de ratificación se encuentra implícito en el requisito de  “imposibilidad  de  promover  la  propia  defensa”   reforzado  con los  argumentos  del  respeto  tanto  a la autonomía personal  (art., 16)   como  a  la  dignidad  humana  (art.  1,  C.P.)  sobre estas consideraciones ver  sentencia T-503 de 1998   

21 En  la  sentencia  T-088  de 1999 la Corte, reiterando jurisprudencia, concluyó que  el   abogado,   quien   actuaba   como    apoderado   del  interesado  para  obtener   cumplimiento  de  un  fallo de tutela anterior,  carecía de  poder  especial  para  el  caso y  no actúo como agente oficioso,  En  esta  ocasión resolvió la Corte  que no vale el poder otorgado para   tutela  anterior por lo cual negó el amparo.  Igualmente frente al tema de  la  ratificación  afirmó  que  por  haberse  presentado  en sede de revisión,  además de ser improcedente en el caso, la misma era inoportuna.   

22  Cfr.  Sentencias  T-531  de 2002 y T-452 de 2001. En la sentencia T-312 de 2009,  agregó  la Sala Tercera : 5.2 En cuanto al segundo elemento, este Tribunal ha  precisado    que    la    imposibilidad  para  actuar  a  la  que  se  refiere  la  disposición normativa  aludida,  puede  ser  tanto  de  tipo  físico como mental; o bien, derivarse de  especiales   circunstancias   socioeconómicas,   tales   como   el  aislamiento  geográfico  o  la  situación de especial marginación o indefensión en que se  encuentre  el  afectado  para asumir la defensa de sus derechos. Por ello, es un  deber   del   juez   de  tutela  efectuar  la  evaluación  de  la  imposibilidad    a   partir   de   los  antecedentes del caso concreto.   

23 La  Sala  advierte  que,  en  el  trámite de la segunda instancia, algunas personas  allegaron  un  oficio  en el que afirman ser trabajadores, o ex trabajadores, de  Seguridad  911,  y  solicitan  al  juez  tomar  en cuenta la difícil situación  económica  en que se encuentran a raíz de la decisión de la Superintendencia.  El  alcance  de este documento no es otro que el de ser un medio de prueba sobre  algunos  de  los hechos expuestos por la demanda. No puede considerarse como una  ratificación  del  agente  oficioso, pues ello supone que hubo imposibilidad de  los directos afectados para acudir ante el juez de tutela.   

24  Ver,  por  todas,  las  sentencias  T-595 de 2007, T-580 de 2006, T-972 de 2005,  C-543 de 1992.   

25  Ibídem.   

26  SU-544  de  2001  M.P.  Eduardo  Montealegre Lynett, T-1316 de 2004 M.P. Rodrigo  Uprimny Yepes y T-972 de 2005 M.P. Jaime Córdoba Triviño.   

27  Corte   Constitucional.   Sentencia   T-225   de  1993.  MP.  Vladimiro  Naranjo  Mesa.   

28 …  (C)onviene  precisar  que  la  configuración  de  un  perjuicio  irremediable  debe ser analizada dependiendo de las circunstancias de  cada  caso  concreto,  de  manera  análoga  a  como ocurre cuando existen otros  mecanismos  judiciales  de defensa. Se trata de una regla general que se explica  en  sí  misma,  por  cuanto,  como  fue  señalado, no todo daño se convierte,  autónomamente,    en    irreparable…Sin    embargo,    algunos   grupos   con  características  particulares … pueden llegar a sufrir daños o amenazas que,  aún  cuando  para  la  generalidad  de  la  sociedad  no  constituyen perjuicio  irremediable,  sí  lo son para ellos, pues por encontrarse en otras condiciones  de   debilidad   o   vulnerabilidad,   pueden   tener   repercusiones  de  mayor  trascendencia  que justifican un “tratamiento diferencial positivo”, y que amplia a su vez el ámbito de  los  derechos  fundamentales  susceptibles  de  protección  por vía de tutela.   

(…)  tratándose  de  sujetos de especial  protección,  el  concepto  de  perjuicio  irremediable debe ser interpretado en  forma  mucho  más  amplia  y  desde una doble perspectiva.  De un lado, es  preciso  tomar  en  consideración  las  características globales del grupo, es  decir,   los  elementos  que  los  convierten  en  titulares  de  esa  garantía  privilegiada.  Pero  además,  es  necesario  atender las particularidades de la  persona  individualmente  considerada,  esto  es,  en  el caso concreto (…) De  cualquier  manera,  los  criterios que definen si un perjuicio es irremediable o  no,  tienen que guardar estrecha relación con los aspectos sustanciales por los  cuales   se   les  concede  genéricamente  esa  especial  protección  (…)”  [Sentencia T-1316 de 2004]   

29 Se  impone  abstenerse  de  cualquier  consideración  sobre  el fondo, pues la Sala  acaba   de   señalar   que   existe   una  acción  idónea,  con  sus  propios  procedimientos,   y   cuya   competencia   radica   en   cabeza  de  los  jueces  administrativos  (en  sentido amplio), así que cualquier comentario de la Corte  sobre   el  fondo  del  asunto  constituiría  una  invasión  de  competencias.     

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